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La semana anterior, el itinerario de KyungSoo había cambiado drásticamente. SeungHoon le informó que debía cubrir a uno de los guardias del H9, el cual se encontraba por fuera debido a una incapacidad. KyungSoo no tuvo de otra que acatar las órdenes por esos días. Más de un mes atrás se hubiese sentido encantado de alejarse del pabellón D7, pero ¡no ahora! No cuando estaba tan cerca de que Kai le revelara lo que sucedía allí.

Por suerte, para ese primer día de la semana, KyungSoo ha retomado sus actividades de vigilancia en el pabellón D7, lo que implica estar de un humor menos pesado durante el turno, ya que finalmente se pondrá al día con el de cabello rosado... en más de un sentido. Probablemente, nunca lo diga en voz alta, pero KyungSoo no se ha metido con alguien más luego de su encuentro con Kai, y eso lo descoloca; el hecho de que con una miserable cogida no se sienta a gusto con la idea de follar a otras personas, y tampoco es que Kai tenga un culo mágico.

A punto de terminar su extensa jornada laboral, KyungSoo pasa una mano por su frente, eliminando algunas gotas de sudor. Está agotado del ajetreo de las últimas horas, luego que se presentara una riña en el pabellón B y fuera llamado como refuerzo, lo que solo prolongó por tres horas más su turno. A escasos minutos de finalmente terminarlo y con el cielo oscurecido, tendrá que ocurrírsele un lugar de encuentro con el preso 1488. Tras revisar la lista de actividades pendientes, encuentra una sin asignación y eso le da una idea.

Una sonrisa traviesa se forma en sus pomposos labios acompañado de un brillo divertido en sus ojos, a pesar del cansancio consumiendo su cuerpo, el solo pensar que tendrá al otro hombre dispuesto a ser follado por él, parece renovarlo de energía.

Le informa al guardia que lo relevará en su turno, acerca de una última actividad en la que deberá escoltar a uno de los reos. Lee HongKi, el guardia que parece bastante amable, le mira por un par de segundos intentando hallar en su rostro algo que indique una incongruencia en lo mencionado y, como es de esperarse, no encuentra nada. Su rostro impasible no revela sus verdaderos planes, así que continúa tranquilamente su camino hacia aquella celda.

—Reo 1488, debe acompañarme, se le ha solicitado para una actividad —informa manteniendo un aire formal.

Kai, que ha estado leyendo un libro, se quita sus gafas y arquea una de sus cejas. No luce sorprendido de verlo allí, es más, hasta se ve como si lo hubiese estado esperando.

—¿Actividad a esta hora, guardia Do? —cuestiona intrigado y muy poco presto a colaborar.

KyungSoo parece irritarse y aprieta los dientes, sabe que Kai lo está haciendo adrede. Se acerca hacia los barrotes y susurra:

—Apúrate, idiota, que no tenemos toda la noche.

El criminal sonríe de medio lado, dejando el libro sobre la mesa. Se pone de pie y empieza a estirar su cuerpo.

—¿Qué crees que estás haciendo? ¡Mueve tu culo de aquí! —le reprende.

—¿Por qué tan molesto, Do? —inquiere relajadamente, cuando le está colocando las esposas—. La semana pasada, si mal no recuerdo, me besaste, ¿ya no hay besitos? —pregunta con sorna haciendo pucheros con sus labios acercándose a su rostro.

—Cállate, imbécil —contesta malhumorado, esquivando sus labios con un sonrojo que se extiende en sus mejillas.

Kai ríe ante su reacción, en seguida KyungSoo lo empuja bruscamente hacia la salida, intentado alejar esa sensación de verguenza que le invade al pensar en ese estúpido beso que le dio cuando no estaban follando. ¿En qué había estado pensando?, se pregunta mentalemtne.

Caminan en silencio hacia la entrada del patio, donde un carro de lavandería repleto de sábanas y uniformes por lavar los espera.

—Esta es tu nueva asignación en la sala de lavandería —dice sonriendo prepotente, al tiempo que le quita las esposas para que empiece a mover el carro.

Kai arruga el entrecejo y se cruza los brazos sobre su pecho.

—¡Qué mierda, Do! Yo solo lavo dinero, ¡no ropa! —exclama visiblemente disgustado.

KyungSoo baja la mirada por un segundo, apretando sus labios para evitar reír.

—¿Y tú crees que me importa? —espeta intentando mantener una expresión imperturbable—. Muévete.

La sala de lavandería se encuentra vacía a esa hora. Es una habitación de paredes altas, en cuya parte superior hay un par de ventanas abiertas para mantener la ventilación del lugar. KyungSoo nota un par de mesas largas organizadas en dos filas con sábanas y uniformes apilados, y sobre las paredes se encuentran las lavadoras industriales con dos puertas, una sobre la otra; estas son más altas que el mismo KyungSoo.

—Quisiera montarte encima de esas lavadoras, pero me temo que no alcanzarías. —Su comentario picante es una clara burla a su estatura.

KyungSoo gruñe ante la provocación, sus manos se cierran fuertemente e intenta dejarlo allí, así que mira a los alrededores y encuentra la única cámara del sitio en todo el centro. No sabe si realmente está funcionando a esa hora, pero no puede arriesgarse.

—Tienes que lavar todo esto. ¡Empieza!

Con un sutil movimiento de manos, señala directamente hacia la cámara. Kai parece notarla y rueda los ojos en su dirección, antes de mover el carro hacia las lavadoras.

—Ni siquiera sé cómo se enciende esta máquina. —Kai parece desesperado al presionar varios botones aleatoriamente.

KyungSoo bufa y se acerca a la lavadora de al lado, indicándole lo que debe hacer junto con el detergente líquido.

—Por supuesto que tú sí sabes encender una máquina —comenta Kai divertido, apoyado sobre la lavadora, con el doble sentido implícito.

KyungSoo mantiene su rostro indiferente cuando lo barre con la mirada.

—Por lo visto, tú no.

—Por supuesto que puedo —dice Kai mientras sus manos se dirigen nuevamente sobre el cierre de su chaleco, jugando con este.

—Empieza a trabajar, necesitamos hablar. —Le recuerda.

—Eres un mandón de mierda —comenta fastidiado, dirigiéndose hacia uno de los electrodomésticos.

KyungSoo evita reír y, entre quejas, Kai empieza a hacer lo que le corresponde, en tanto él se sienta sobre el borde de una de las mesas, vigilando atentamente, dándole alguna indicación de vez en cuando.

Sus ojos en más de una ocasión se posan sobre su culo o su ancha espalda, muerde su labio inferior cuando su mano desciende hasta adentrarse al interior de su pantalón privilegiado con la buena vista y el deseo emergiendo desde su interior. Pero el momento apenas dura escasos segundos.

—No volveré a hacer esta mierda de nuevo, la próxima vez... —La protesta de Kai muere en sus labios, cuando al dar media vuelta, lo encuentra infraganti—. Maldita sea, Do, estás jugando solo.

KyungSoo sonríe de medio lado y perezosamente aleja su mano de su entrepierna, se pone de pie siendo un total descarado ante la hambrienta mirada del otro hombre que sigue en su lugar, observándolo detenidamente.

—Comencemos esto, ¿quieres? —indica firmemente una vez que está frente a él.

El ruido de las lavadoras trabajando en ese momento, proporciona cierta privacidad a la hora de hablar, aunque no puede olvidarse de la cámara, por lo que tienen que ser cuidadosos.

—KyungSoo... —Kai lo mira directamente a los ojos, luce serio y lo hace ver mayor—. Aquella vez dijiste que querías ayudarme. ¿Hablabas en serio? —Arquea una ceja en su dirección a la espera de una respuesta.

El ambiente formándose entre ellos dos se vuelve tenso, desea negarse. ¿Por qué tendría que ayudar a un criminal?, ¿en qué lo beneficiaría? Pero luego recuerda la mirada atemorizada de ese reo, quiere saber si hay algo turbio bajo sus narices, él desea detenerlo.

—No quiero ayudarte a ti —le asegura.

El ceño de Kai se frunce de inmediato.

—Quiero ayudar a poner la basura en su lugar —añade con firmeza.

Eso parece relajar al pelirrosa, quien le muestra una peculiar sonrisa y se acerca hacia él.

—Está bien, KyungSoo. Créeme, yo también quiero lo mismo —murmura inclinándose hasta que sus labios apenas rozan su oreja.

No admitiría que, con ese simple gesto, su piel se erizó y, por un momento, quiso follarlo allí mismo, pero se contuvo al final.

—Primero, tienes que saber que más de uno de tus queridos colegas están al tanto de lo que pasa aquí —afirma bajo un tono confidencial—. Este lugar es un tráfico constante de drogas, armas y personas.

KyungSoo asiente en silencio, él ya lo ha supuesto, no puede confiar en sus colegas, y sabe que entre los mismos presos hay un intercambio de todo lo que no está permitido. Él intenta evitarlos, pero eso no cambiará las cosas si otros guardias lo permiten. Algo en la última frase llama tardíamente su atención.

—Dijiste personas, ¿te refieres a favores sexuales entre los mismos reos? —Su frente se arruga al preguntar e inconscientemente su cuerpo se acerca al del otro hombre.

—No —Kai niega de inmediato—. Es mucho más grave que eso y esa es la razón por la que estoy aquí.

»Algunos reos de esta penitenciaría son seleccionados y llevados contra su voluntad a reuniones clandestinas con clientes, llamémoslo "selectos", clientes V.I.P. Son prostituidos, sus cuerpos son vendidos como mercancía en una especie de subasta por uno o dos días para cualquier propósito retorcido de su comprador, no hay reglas para esto. Luego, algunos de esos presos regresan, pero no recuerdan nada, ¡absolutamente nada!, y su condición es deplorable, tú mismo te diste cuenta de esto, KyungSoo. Es toda una red de trata de personas que ha estado sucediendo desde hace un par de años con la complicidad de más de un funcionario.

KyungSoo intenta entender la información que ha soltado Kai sin titubear, tan directo y contundente. Lastimosamente no le es difícil imaginar que algo como lo que le acaba de comentar esté sucediendo. Tiene varias preguntas, pero la imagen del reo convulsionando llega una vez más a su mente, recuerda que él no quería que ningún médico lo viera.

—¿Acaso los drogan para que sean dóciles? —pregunta. No se imagina lo que podría hacer un preso en sus cinco sentidos si es retenido en contra de su voluntad—. El reo al que estabas... interrogando, debió sufrir de una sobredosis.

Sus brazos están cruzados sobre su pecho y su mirada sigue sobre Kai.

—Tienes razón —contesta suavizando su expresión—, pero no es cualquier droga. Es un compuesto especial... Yo aún no sé qué tipo de droga usan. —Baja la cabeza como si le avergonzara no tener una respuesta aún.

Ciertamente, desconcierta a KyungSoo, no espera ver avergonzado a Kai, quien parece nunca tener pudor de absolutamente nada.

—¿Cómo es que sabes todo esto?, ¿también hiciste parte? —cuestiona tras unos segundos en los que se detiene pensando en lo que le ha dicho.

Kai no luce ofendido, ni mucho menos irritado.

—Lo sé porque desde hace dos años estoy tras su pista recolectando información —responde mirándolo nuevamente. Hay un brillo peligroso que no se aparta de sus ojos—. Y aunque te parezca increíble de creer, un criminal como yo también tiene sus límites y nunca haría ni sería cómplice de algo como esto... No forzaría a nadie, ni me lucraría.

KyungSoo ríe débilmente mirando hacia otro lado, de repente su mirada es demasiado intimidante y parece sofocarlo.

—Quién diría que tienes algo moral. —Se burla KyungSoo.

—Llámalo como quieras —comenta sin inmutarse—. Ahora dime quién era ese-

—¿Por qué haces todo esto? —le interrumpe—. ¿Qué ganas?

—Porque tengo un buen corazón —responde encogiéndose de hombros.

KyungSoo ríe con ganas, negando con la cabeza.

—Tengo mis razones y eso no viene al caso —agrega el más alto.

—¿Quién está detrás de esto?

Kai se rasca la frente, sus mejillas parecen acalorarse.

—Eso no interesa ahora —El desagrado es evidente en la voz de Kai.

Por alguna razón desconocida para KyungSoo, no insiste por el momento. Respira profundamente, las lavadoras siguen trabajando y es el único sonido en esa habitación.

—Y necesitas mi ayuda —afirma, siendo consciente de su agotamiento de ese día, así que termina apoyando su peso en un solo pie—, necesitas a alguien que pueda proporcionarte información.

—No serás un soplón, si eso te preocupa.

—No me preocupa. —KyungSoo sacude la cabeza, antes de aclarar su garganta y revelar lo que Kai estaba por preguntarle.

»Ese día, después que aquel guardia abandonara al reo, regresó quince minutos después con un segundo preso, aunque su condición no era tan lamentable como el primero. Alguien, probablemente su compañero de celda, lo reconoció y se enfrentó con aquel guardia... Creo que ni siquiera trabaja aquí.

—No trabaja para esta penitenciaría, eso te lo puedo asegurar —comenta Kai tras escucharlo—. ¿Tienes alguna forma de identificar a ese reo?

KyungSoo muerde el labio inferior, notándose inseguro por primera vez.

—Lo siento... No.

Kai abre los ojos sorprendido. KyungSoo no entiende su reacción.

—No esperé que alguna vez te disculparas.

Las mejillas del más bajo se ruborizan; sin embargo, se recompone rápidamente.

—Intentaré averiguarlo.

—Gracias, KyungSoo.

Ríe débilmente negando con la cabeza, antes de contestar en el mismo tono:

—Ni yo que agradecieras.

El idiota sonríe con esas ínfulas de superioridad que tanto le desagradan. De repente, se da cuenta de la proximidad de sus cuerpos y sus respiraciones parecen acelerarse. KyungSoo pasa saliva con dificultad bajo la atenta mirada del otro hombre que se ha traslado hacia sus labios. El ambiente entre ellos ha cambiado, el más bajo lo siente, pero no se atreve a hacer un primer movimiento siendo muy consciente de la cámara, y parece que Kai ha pensado lo mismo.

En eso las lavadoras, una a una, empiezan a detenerse, Kai se percata de esto. Eso parece aliviar momentáneamente la atmósfera entre ellos.

Ante la expresión confusa del criminal, le indica lo que tiene que hacer:

—Debes iniciar el ciclo de secado —expresa bajo un tono neutral.

Kai asiente concentrado en su labor.

Entretanto, KyungSoo recorre la habitación en busca de un lugar que sea un punto ciego para la cámara. Cuando cree encontrarlo sonríe al instante.

Entre dos lavadoras industriales hay un espacio de aproximadamente dos metros, ocupado en parte por una lavadora de la mitad del tamaño. El lugar es estrecho y ofrece un escondite ideal en medio de los electrodomésticos. ¿Qué tan arriesgado puede ser? KyungSoo se adentra y deja caer deliberadamente una mano sobre la superficie de la lavadora.

—Así que, aquí te escondías.

Kai sigilosamente aparece desde atrás y susurra en su oído, provocando que se sobresalte. En seguida, escucha la risa del pelirrosa vibrando desde su pecho.

—Estás muy tenso, deja, yo me encargo —murmura seductoramente apretando entre sus dientes el lóbulo de su oreja.

Sus manos terminan aferradas sobre el borde de la lavadora, mientras ágilmente Kai le quita el cinturón junto a su porra y el taser, y los deja caer descuidadamente. KyungSoo queda completamente desarmado, en más de un sentido, ante las intenciones del criminal. Su cuello níveo se extiende hacia atrás dándole pleno acceso a su piel.

Kai percibe una sutil fragancia a jazmines que proviene de la piel del cuello de KyungSoo, siempre huele bastante bien; aspira su aroma para luego deleitarse al probar su piel. El cuerpo delante de él se amolda perfectamente entre sus manos dispuestas sobre sus caderas. Su entrepierna se acomoda en medio de su redondo culo. Do sabe muy bien entre sus labios y lengua, y esa noche es todo un manjar de delicias que desea probar hasta quedar borracho de lujuria.

Kai lo escucha emitir gemidos bajos, evidentemente disfrutando del buen trato que le da a su cuello y clavícula, eso genera que su sangre se dirija directamente hacia su verga. Una de sus manos empieza a desabotonar la camisa del uniforme del más bajo y cuando tiene acceso a su pecho, sus dedos juguetean con sus pezones erectos; al instante, Do gime ruidosamente, luego que su otra mano se adentrara entre su ropa interior y tomara su pene para bombearlo. Su espalda se pega más sobre su pecho y el sudor empieza a formarse en su frente.

Kai voltea ligeramente su cara y puede apreciar el rostro de KyungSoo que se ha mantenido con sus ojos cerrados, labios entreabiertos y mejillas completamente enrojecidas bajo la pálida piel. Deja sus pezones y lo toma de su mentón suavemente, girando su rostro para que sus labios se toquen. Kai lo besa con fuerza, introduce su lengua entre sus labios abiertos, ahogando sus gemidos. La sensación de sus suaves belfos y la forma en que los mueve sobre los suyos, sacude su interior y las sensaciones solo se intensifican.

Mueve sus caderas en simuladas embestidas, sus labios no sueltan los del otro hombre, convirtiendo el beso en uno descuidado donde sus dientes chocan al intentar encontrar el ángulo ideal para mantener unidas sus bocas.

Por un momento, Kai se ve doblando el cuerpo de KyungSoo para perforar su culo allí mismo, o tal vez encima de una de las lavadoras, escuchándolo rogar por más con la imagen de su propia polla entrando y saliendo de su orificio. Gruñe entre sus labios conectados mordiendo al final su labio inferior.

KyungSoo gime con más fuerza, el muy maldito es un masoquista.

—Suficiente de juegos —dice KyungSoo en medio de jadeos.

Da media vuelta y se enfrenta a su mirada intensa y lujuriosa, sus respiraciones salen entrecortadas.

No sabe quién toma la delantera cuando sus labios se vuelven a encontrar. Las manos de KyungSoo intentan desabotonar su camisa, en tanto Kai lo empuja hasta que su cuerpo termina aprisionado entre el suyo y la lavadora más pequeña.

—Sé lo que intentas hacer y estás demente si crees que te dejaré. —KyungSoo dice sonriendo, al tiempo que le quita su overol.

—¿No hay oportunidad? —Kai vuelve a empujarlo sugestivamente—. Soy bastante bueno —insiste.

—Qué modesto. —KyungSoo amplía su sonrisa y enrolla sus brazos entre su cuello y vuelve a besarlo con fuerza, aunque esta vez es algo más corto.

Le quita el pantalón fácilmente y Kai se deshace de sus boxers hasta quedar desnudo en el estrecho espacio y ante la vista hambrienta del otro hombre, cuyos ojos se agrandan al ver su polla venosa goteando líquido pre-seminal.

Sabe que la vista es tentadora y eso infla su ego. Lleva su cabeza hacia atrás, pasando una mano por su cabello rosado y la otra mano sosteniendo su pene.

Cuando le dirige una mirada a KyungSoo, le sorprende gratamente al encontrarlo complemente desnudo sentado encima de la lavadora, sus blanquecinas piernas estiradas caen hacia los lados y su espalda erguida está apoyada sobre la lavadora de atrás.

—Prepara tu culo —le ordena con ese aire prepotente.

La mano de KyungSoo se encuentra sobre su propia verga, frotándola, completamente excitado al verlo, y eso hace que su polla se sacuda. Kai asiente en silencio y encuentra a un lado de KyungSoo el lubricante y un par de condones.

Muerde su labio inferior, no admitirá que la cercanía con Do lo ha puesto tenso. Kai alza su pierna izquierda de tal manera que la planta de su pie termina sobre la superficie plana muy cerca de la polla erecta del otro hombre.

Con solo una pierna apoyada en el piso y ante el par de ojos que destilan lujuria, procede a untar uno de sus dedos con abundante lubricante, estira su espalda, respira profundo y se introduce un primer dedo.

Arde ante la intromisión y su esfínter se cierra involuntariamente; de sus ojos se desprenden un par de lágrimas que se mezclan con las gotas de sudor que caen de su rostro debido a su esfuerzo. Respira intentando calmarse, su cabeza se inclina y termina pegada junto a la de KyungSoo.

—Maldita sea. —Se queja con el dolor reflejado en su rostro.

Nunca ha debido introducirse sus propios dedos para dilatarse y no sabe por qué aceptó sin siquiera protestar. Culpa al otro hombre.

Se mete un segundo dedo y duele como el mísmisino infierno.

—No creo que pueda seguir haciendo esto. Solo métela así —añade visiblemente desesperado.

En reacción, KyungSoo toma su rostro entre sus manos y lo besa chupando sus labios, cual desesperado.

—Solo un dedo más, lo estás haciendo bien. —Lo anima. Sus alientos combinándose, y su voz más profunda ahora.

Kai quiere bufar, pero sale como un quejido. La mano del otro hombre desciende y toma presa a su polla erecta, empezando a masajearla.

—Continúa.

Ante el cóctel de sensaciones, entre dolorosas y placenteras, Kai consigue preparar su culo. Baja su pierna jadeando, sus manos buscan las caderas de KyungSoo para estabilizarse y se aferra a estas, enterrando sus uñas en su piel. Se inclina y deja un húmedo beso en su cuello.

—Móntame, Kai. —KyungSoo le pide en un tono suplicante, cuando sus manos se entierran sobre su cabello rosado.

Se aleja de su cuello y observa el rostro del más bajo, pupilas dilatadas y su cara bañada en sudor.

—Como ordene.

Desciende la mirada hacia su verga necesitada y en seguida desliza un condón sobre su falo. Kai sonríe de medio lado y, bajo una destreza envidiable, se sienta sobre su regazo, acomodando sus piernas hacia los lados. Los dos jadean fuertemente ante la presión entre sus pelvis.

Aprovechando su nuevo conocimiento, Kai estira su mano y enciende la lavadora y esta empieza un ciclo de lavado, generando pequeñas vibraciones bajo ellos. El primero en notarlo es KyungSoo, que gime con fuerza.

El más alto toma con una de sus manos su falo y la ubica sobre su entrada, mientras la otra se apoya sobre la lavadora. Eleva su pelvis y cuidadosamente desciende, empalándose lentamente el pene del más bajo dentro de su cavidad.

Los dos son un manojo de jadeos y respiraciones entrecortadas.

—Maldición, Kai.

Saca el aire de sus pulmones cuando finalmente su culo se traga la polla y la siente abriéndose paso dolorosamente entre sus paredes, en una sensación caliente y palpitante que lo deja al borde del delirio.

Entierra su rostro entre el cuello y hombro de KyungSoo, chupando la piel a la que tiene acceso, mientras intenta recuperarse debido a la abrupta intromisión. Escucha su respiración agitada y siente sus manos posarse sobre la parte baja de su espalda.

Ahora que el dolor inicial ha disminuido, Kai sale de su escondite y observa el rostro de KyungSoo, quien le mira con ferocidad, sus labios vuelven a conectarse ahogando pequeños gemidos; su piel parece arder bajo el rastro que dejan sus manos sobre su espalda. El más alto sonríe de medio lado antes de rotar su pelvis en movimientos circulares; en seguida, KyungSoo empieza a gemir intentando también mover sus caderas a su encuentro.

Kai gime con fuerza cuando sus caderas se levantan y vuelven a descender sobre el eje de Do, encontrando un ritmo que le satisface, cuando el falo en su interior halla su punto dulce y su pene es estimulado entre sus abdómenes al rebotar. Se apoya sobre los hombros de KyungSoo, sus bocas intentan conectarse, pero son un lío entre choques de dientes y mordidas.

Sus caderas frotándose es casi enloquecedor y no desea detenerse cuando sus manos se enrollan sobre el cuello blanquecino; sin embargo, la fantasía de vaquero de Kai no dura demasiado, debido a sus pieles sudorosas que resbalan sobre la lavadora y la posición le empieza a incomodar al no tener demasiada libertad para moverse a gusto.

KyungSoo frunce el ceño apretando su agarre sobre sus nalgas, el sudor gotea desde su frente; la imagen es devastadoramente atractiva, Kai se encuentra a punto de explotar de placer. Pero el gilipollas calienta pollas tiene otros planes, se impulsa hacia adelante, sosteniéndolo de sus caderas y, sin perder la conexión de su culo y su pene, lo levanta y estampa su espalda sobre la lavadora más grande detrás de Kai.

Tarda unos segundos en que su vista vuelva a enfocarse, en tanto los brazos de KyungSoo parecen ser lo suficientemente fuertes para sostenerlo en esta nueva posición.

—Podrías haber avisado —se queja Kai entre jadeos.

Sus piernas se flexionan y con la planta de sus pies se aferra al borde de la lavadora frente a él. Do está en medio de sus piernas, sonriéndole maliciosamente.

—Parecías a punto de desvanecerte. —Su voz es ronca al contestarle—. Me lo agradecerás.

Suelta un gemido agudo, estirando su cuello hacia atrás cuando es penetrado profunda y placenteramente. En algún punto, en el lugar solo se escucha sus jadeos y sus pieles chocando cada que KyungSoo lo empala con su falo; las manos fuertes siguen aferrándose sobre su trasero mientras lo empuja.

Kai termina cerrando los ojos fuertemente, cuando los hilos de placer salen de su pene y terminan sobre ellos; su cuerpo se vuelve laxo a punto de desfallecer de no ser por las manos que lo sostienen. Unos segundos después, KyungSoo culmina su carrera gruñendo sobre su cuello, cuando su orgasmo se libera.

No emiten palabra alguna, aún recuperándose de ese arrasador orgasmo. La mente de Kai sigue en blanco cuando sus pies tocan el suelo e intenta ubicar su ropa.

—¿Estás bien? —pregunta KyungSoo, tomándolo de su mentón para mirarlo a los ojos. Si no se tratara de Do, pensaría que está preocupado.

—No es como que me hayas dejado totalmente seco —dice intentando mantener una mirada firme.

KyungSoo eleva sus comisuras y encuentra un brillo divertido en sus ojos como la obsidiana.

—Claro. —Es todo lo que responde.

El gilipollas termina de vestirse primero, luce tan fresco y casual como si no hubiese perforado su culo minutos atrás.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así? —pregunta desconfiado.

De un momento a otro se siente molesto con el hombre frente a él.

—Nada en especial —agrega Kai secamente.

No vuelven a cruzar palabras, el más alto aún tiene que terminar de sacar de la lavadora las sábanas y dejarlas sobre una de las mesas.

—Estuvo bien —comenta Do.

Kai arquea una ceja en su dirección, KyungSoo está nuevamente sentado sobre una de las mesas con sus palmas apoyadas sobre esta.

—Parece que eres bastante flexible —añade como un cumplido.

—Y tú parece que eres lo suficientemente fuerte —agrega aunque por alguna razón que desconoce, su humor se ha agrietado.

—Yo... intentaré custodiarte para que hagas tus actividades aquí durante toda la semana —le informa sin atreverse a mirarlo a los ojos—. Y estaba pensando...

—¿Sobre la mesa? —interrumpe adivinando sus intenciones.

—Así es. —KyungSoo vuelve a mirarlo y le sonríe con todos los dientes.

Es extraño para Kai ver su reacción entusiasta y esa infantil sonrisa, parece un mocoso emocionado con un nuevo regalo.

—Está bien —dice en un tono neutro sin demasiada emoción.

Do parece notar su cambio y su sonrisa se borra por su habitual ceño fruncido.

—Bien, salgamos de aquí.

Unas horas después, Kai no ha podido conciliar el sueño y no tiene que ver con el dolor sobre su espalda o trasero. Sigue pensando en sus planes y lo que significa tener a Do de su lado, se pregunta en más de una ocasión si debe confiar en él. La respuesta llega fácilmente a su mente, y eso es lo que más le molesta, no puede confiar en nadie; sin embargo, KyungSoo es una de las excepciones.


.

Feliz KaiSoo day 💜

En este cap se revelaron varias cosas, esperamos que KyungSoo las recuerde después de lo acontecido.

Hoy les traje más SooKai para su consumo 7u7

Espero estén disfrutando de esta historia. 

Gracias por el apoyo.


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