Capítulo 35.
—¡Tío Jack! — la niña baja de los brazos de Jacob para abrazarlo. Apenas le llega hasta la cintura.
Se agacha para estar a su altura.
—Lía. — repite su nombre como si no lo creyera. — Eres muy hermosa. — tiene dos coletas rubias y los mismos ojos de su padre.
—Papi me ha hablado mucho de ti, tío Jack. Siempre veíamos tus noticias. — dice con su dulce voz.
Jack mira a Jacob.
—Me da gusto estar aquí. — está intentando ser lindo para que no se dé cuenta de todo lo malo que ha pasado a nuestro alrededor. Lo sé. Y está bien, apenas es una niña.
—Ella es una ex militar y su hija. Me ayudaron a proteger a Lía durante todo este tiempo en la ciudad. Les debo mucho. — nos saludan con una sonrisa.
—Un placer. — Jack les sonríe con respeto.
—Lía, amor. Ve a recoger tus cosas. Ya nos tenemos que ir. — Jacob le ordena y las mujeres la acompañan para ayudarla.
—¿Qué es todo esto? ¿En qué momento te convertiste en padre? — Jack lo cuestiona en cuanto nos quedamos a solas.
—Como puedes notar, hace cinco años. Era muy joven y tonto. Fue simplemente una noche de diversión. Siempre me mantuve cerca a pesar de que su madre quiso alejarme. — explica.
—¿Y dónde está ella ahora? — indago.
—Murió en el parto. Tenía problemas de salud y....no lo resistió. Me llevé a Lía conmigo antes de que su familia me la quitara y desde entonces he tratado de ser un buen padre. Casi nunca estoy en casa, pero ella ya lo entiende. — es triste todo lo que ha tenido que pasar. Es solo una niña. — Solo tengo... una última cosa que pedirles. Me gustaría que se quedara en tu casa hasta que cumpla mi condena. Sé que entre ustedes podrán darle ese calor de familia que yo jamás he podido darle. Sé que tienen cosas que hacer, pero si no se tratara de mi hija no me humillaría pidiéndoles esto.
—Por supuesto que se quedará en mi casa. No iba a dejar que la lleves a ninguna otra parte de todos modos.
Jacob agacha la cabeza y sonríe.
—Le prometí que conocería a su abuela mientras iba a trabajar en el espacio. Es lo único que puedo decirle para que no sepa la verdad. Tengo muchos enemigos y saben que tengo una hija. Sé que, con ustedes, en tu casa y bajo tu protección... — mira a Jack. — ... estará segura.
—Está bien. Pero que conste que lo hago por ella, no por ti. Todavía no olvido las cosas que nos hiciste, ¿te queda claro? — a veces siento que dice esto no porque sea verdad, sino para que Jacob no sienta que ya lo tiene de su lado por completo. Se hace el duro, pero sé que lo ama. Sé que ama a su hermano.
—Estaremos ahí para ella. Puedes estar tranquilo. — le aseguro.
—Muchas gracias, enserio. — ahora no veo a un hombre irritante, pero sé que lo arrogante siempre será su verdadera esencia. Cuando se trata de su hija, se convierte en todo lo opuesto.
—¡Ya estoy lista! ¿Nos vamos? — dice Lía, saltando con su linda mochila en la espalda.
—No podré ir esta vez, tengo un viaje que hacer. Pero, tu tío y Melanie... — me señala. —... te cuidarán una temporada.
—¿Me llevarán con la abuela?
—Por supuesto. Estoy seguro de que te adorará y te hará muchas galletas deliciosas. — Jack le dice, sosteniendo sus diminutas manos.
Salta de felicidad y lo vuelve a abrazar.
—Vámonos. — nos despedimos de todos y nos subimos en su Cherokee.
Coloca sus dos diminutas maletas en el maletero mientras me aseguro de ponerle el cinturón.
Vamos en camino.
—¿Tienes hambre, Lía? — le pregunto. No quiero que se aburra. El camino parece ser un poco extenso.
—Un poquito. — responde.
—¿Un poquito? ¿Qué quieres comer? ¿Qué es lo primero que pasa por tu cabeza ahora?
—¡Helado!
—¡Helado! ¿De qué sabor?
—¡Chocolate!
—¡Muy bien! Excelente elección. Es mi favorito también. — miro a Jack. — Entonces el tío Jack nos llevará a comer helado. — frunce el ceño. Sé que no estaba en sus planes y es justamente por eso que lo hago. Acaba de conocer a su sobrina, tiene que ser su prioridad ahora.
Suena su teléfono y antes de que abra la llamada, lo agarro y cuelgo.
—¿Qué haces?
—Helado de chocolate. — le recuerdo con una mirada que viene una niña con nosotros, no es momento de discutir. — Podrás resolver lo que sea en otro momento. — sabe que no tiene escapatoria, así que respira hondo y nos lleva a una heladería de camino.
Jack la carga en sus brazos mientras los compro con su tarjeta. Escogemos una mesa al aire libre y nos sentamos. Poco después, se va a juguetear a unos columpios infantiles que hay cerca y no le quitamos los ojos de encima.
Su celular no deja de vibrar.
—¿Puedes devolverme el teléfono? — lo nota.
—Sea lo que sea, puede esperar.
—¿Estás consciente de que todavía tengo cosas que resolver?
—¿Estás consciente de que acabas de conocer a la hija de tu hermano, tu sobrina, una niña de apenas 5 años que se nos ha confiado?
—No me iré a ninguna parte sin antes dejarlas en casa, pero necesito el teléfono. — lo miro a los ojos y logra convencerme. Sé cuándo miente y esta no es una de ellas. Algo todavía le preocupa.
Saco el teléfono de los bolsillos y hay una llamada entrante de una tal "Sarah".
—¿Quién es Sarah? — investigo.
—Mi abogada.
—¿Tu abogada? ¿Por qué te llama todavía?
—Tenemos una pequeña reunión en los tribunales esta noche para determinar nuestras sentencias. Aunque sé que no estaré encarcelado tendré muchas limitaciones, al igual que Jacob. Hablé con los superiores para que le dieran una nueva dirección. — explica. — Sarah ha sido la persona que nos ha brindado asistencia en todo esto y más. Si pudieras conocerla, estaría encantado.
—Hablas como si la conocieras muy bien. — aunque no entiendo por qué esto me molesta, lo hago por inercia. Quizás estoy celosa.
—La conocí hace un tiempo.
—¿Cuánto?
—No lo sé. No acostumbro a contar el tiempo que tengo conociendo a una persona. Solo la vi una mañana cuanto fue hasta mi puerta para llevarme un testamento de mi padre no muerto.
—¿Y por qué hizo eso?
—Su padre fue el abogado de mi familia durante años. En ese entonces estaba estudiando y lo ayudaba en sus casos. Uno de esos, fue llevarme ese testamento.
—¿Solamente llevarte un testamento?
—No. También convencerme de firmarlo.
—¿Y lo hizo?
—Quería quitármela de encima. Era muy irritante. Al menos, ahora, ha madurado un poco. Tiene más o menos tu edad. — lo último me molesta aún más. Me estaba haciendo la idea de que era una mujer mayor o con sus buenos años, pero si tiene mi edad, me da mucho malestar.
—¿Podemos irnos? — le pregunto. Nota mi cara de disgusto, pero no me hace preguntas al respecto.
—Ok, nos vamos. — nos levantamos, recogemos a Lía y vamos hasta su casa.
Minutos después.
—¿Lista para conocer a la abuela? — le pregunta Jack.
—¡Sí! — contesta Lía. Está muy emocionada.
La ayudamos a bajarse del coche y a entrar.
En cuanto veo a Karol, la abrazo fuertemente. La extrañaba mucho y sé que ella también a mí. Seguramente ya sabe todo lo que hemos pasado en estas semanas. Me alegra mucho verla bien.
—¿Y esta hermosa niña quién es? — pregunta mirando a Lía.
—Es tu nieta. Lía. La hija de Jacob. — Jack la presenta. Su cara de sorpresa es muy evidente.
—¿Mi nieta? — su voz se quiebra. Lágrimas salen de sus ojos y abraza a la niña con mucha fuerza y ternura. — Ya sabía que esos ojos me eran familiar. — vuelve a decir mientras se abrazan.
—Tenía muchas ganas de conocerte. Papi me ha hablado mucho de ti. Dice que eres el ser más dulce y sano del universo. — dice Lía.
—¿Jacob? ¿Dónde está? — nos mira. Está preocupada.
—Está encargándose de algunas cosas. Estará bien. — le contesta Jack, guiñándole el ojo para que entienda que es una pantalla para que Lía no se preocupe. Karol entiende la referencia y sigue el juego.
8pm.
—Que linda tu mamá. — miro a través del cristal a Karol jugando y riéndose con Lía en la sala. Me he pasado todo el día aquí con ellos mientras Jack resolvía muchas cosas que quedaron pendientes después de la muerte de Williams.
—¿Qué? — inquiere Jack. Está arreglándose el traje con el que irá al tribunal.
—No la había visto tan feliz como ahora. Lía le hace bien. — se pone a mi lado para observarlas también.
—Sí. De saber que una nieta era lo que necesitaba, se la hubiéramos dado desde hace tiempo. —bromea.
Nos reímos y le doy un leve empujón con mis codos.
—Tú... ¿quieres tener hijos algún día? — me pregunta. Suena algo tímido.
—No puedo negar que tengo un fuerte lado maternal, pero no estoy lista para tenerlos ahora. Quizás en unos años más. Quién sabe.
—Lo entiendo.
—¿Y tú, quieres tenerlos? — tengo curiosidad.
—Nunca he tenido una diminuta persona en mi vida. Lía será la primera. Así que podré responderte si tengo un lado paternal con el tiempo que se quede.
—No estás contestando mi pregunta. — lo veo a los ojos. — ¿Quieres... tener hijos propios? — le soy más directa.
—Todos quieren tenerlos, ¿no?
—No. Muchos deciden no ser padres por diversas razones. Es una decisión muy personal. Pero, tú... ¿sientes que quieres tenerlos algún día corriendo por toda la casa, que cuando llegues de trabajar te abracen con todas sus fuerzas y te llamen "papi"? — sus pupilas se dilatan mientras le detallo el escenario.
Sonríe y agacha la cabeza.
—Sí. Quiero ser padre. Pero quiero ser el padre de tus hijos. — me toma de las manos. — Cuando estés lista. Cuando acomodemos todo a nuestro alrededor. Me encantaría tener hijos contigo. — no me esperaba esta respuesta. Le doy un sentimental beso y lo abrazo fuertemente. Lo que acaba de decir significa todo para mí.
Cortamos el abrazo y le acomodo la corbata.
—¿Estás segura de que quieres ir? Es muy aburrido.
—Si se trata de Jacob y tú, por supuesto que estaré ahí. Además, no es la única razón por la que iré.
—¿Ah, sí? ¿Y cuáles son las demás?
—Quiero conocer a tu abogada. — se ríe. — ¿Qué es lo gracioso?
—Nada. Solo se me hace extraño.
—¿Qué? ¿Qué quiera conocer a la agradable persona que es tu abogada? — sigue riéndose silenciosamente.
Levanto las cejas.
—No hay ningún interés entre ella y yo más que trabajo y problemas. No tienes nada de que preocuparte amor.
—Eso lo decidiré yo cuando la vea en persona. — me acomodo el cabello y el lindo vestido elegante y simple que llevo puesto. Adecuado para la ocasión. —¿Nos vamos? — tomo mi bolso y al ver que solo sigue sonriendo como tonto, salgo primero.
—¡Celosa! — lo escucho decirme mientras viene detrás de mí.
—¡Miren quién lo dice! — sigo caminando.
Poco después, llegamos al juzgado.
Nos sentamos de inmediato y ver a Eric bien (con algunos leves moretones y rasguños todavía) me pone muy feliz. No puedo acercarme por ahora, ya que han comenzado. Las cosas que se determinaron en este pequeño y rápido juicio fueron los siguientes:
Jack no podrá salir de la ciudad durante un año ni portar ni usar armas. El tema de las armas lo ha afectado más que cualquier otra cosa, pero no tiene otra alternativa. Estará prestando servicios humanitarios, como brindar entrenamiento a los estudiantes de la fuerza armada y liderar algunas operaciones desde su oficina, pero bajo supervisión. Solo dará órdenes y sus agentes realizarán el resto de las tareas. Eso está bien, al menos porque era lo que hacía antes.
Jacob tiene la situación más complicada. Aunque muchas personas elogiaron su actuación en defensa de su propio padre, debió soportar ciertas consecuencias, que son las siguientes: Regresará a Filadelfia durante un período de tres meses hasta lograr capturar a las personas que ayudaron a su difunto padre a falsificar documentos durante muchos años, lo cual será muy fácil para él, ya que a la policía les está costando hacerlo por sí solos. ¿Cómo conseguirá su objetivo después de que sea conocido por medio mundo su estado actual? Pues, Jacob es Jacob.
Además, tendrá el apoyo de todo Washington. Después de esos meses, regresará para proteger al presidente y a toda su familia. Era la única forma de regresar y permanecer en la ciudad sin ser detenido. Supongo que esto fue posible gracias a la ayuda de Jack, quien prefirió someterlo a eso en lugar de encarcelarlo. Me alegra saber que, al menos, su destino será mejor que el que él mismo se condenó a tener después de aceptar sus errores. Aunque siga bajo nuestro cuidado, tendrá suficiente tiempo para disfrutar de su hija.
Con el testimonio de Eric fue más que suficiente para reducir sus cargos. No quisieron involucrarme para no someterme a esta tortura mental de tener más casos con los tribunales, juicios, abogados y demás. Demasiado he tenido ya.
Muchas palabras después, ha terminado.
Abrazo fuertemente a Eric al salir.
—Me alegra mucho que estés bien. — le digo de todo corazón.
—Yo también. — contesta. — Melanie, yo, Jack...
—Ni siquiera lo intentes. Ya no hablemos más del tema. Lo importante es que estás bien, que estamos bien. — lo interrumpo.
—Tienes razón. Lamento mucho todo esto.
—¿Lisa cómo está?
—Muy ocupada con el bar. Charles voló la puerta trasera del bar para perseguir a Martha y ahora tiene más responsabilidades en la ausencia de Judith.
—Comprendo. Espero poder pasar por allí pronto. — cuando Jack se nos acerca, Eric se despide y se marcha.
Jack coloca su mano en mi cintura.
—¿Ya podemos irnos? Estoy muy cansada. — esto de juicios es más estresante de lo que pensé.
—Por supuesto. Vámonos. — caminamos hacia las salidas.
—¡Jack! Qué bueno que aún sigas por aquí. — dice una chica elegante acercándose a nosotros. Tardo en darme cuenta de que se trata de "Sarah", su abogada.
En cuanto me ve, cambia de expresión.
—Sarah, te presento a mi novia: Melanie. Amor, te presento a Sarah, mi abogada. — nos presenta. Cada una de sus expresiones me hace pensar que no le agrada mucho mi presencia.
—Mucho gusto. Es un placer conocerte en persona finalmente. — dice con una falsa sonrisa. Lo noto.
—Seguramente ya sabías sobre mí, ¿cierto?
—Como abogada de Jack tuve que investigar todo acerca de su vida para poder ayudarlo.
—Ah, entiendo. No quiero imaginar las cosas que encontraste sobre mí.
—Bueno, no es muy común que un agente federal de alto prestigio se enamore de una refugiada del estado. Fuera de eso, es cierto que ya eres una parte muy fundamental en su vida. — está provocándome, puedo notarlo. Siento que la sangre me hierbe y lo único que quiero es arrastrarla por todo el edificio, pero respiro profundo y me calmo.
—No sé qué intentas decir con eso, pero mi historia no me avergüenza. Al contrario, soy muy afortunada de haber pasado por tanto y aún seguir aquí. Y si el señor Connor me lleva de su mano ahora es porque yo así lo quiero, no por ser la refugiada de nadie. — me acerco. — ¿Y tú? ¿Tienes algo más interesante que solo llevar el título de abogada? — la miro directamente a los ojos mientras traga hondo y me mira con rabia.
Jack tose y se acerca a mí.
—¿Amor? Creo que ya tenemos que regresar a casa. Nos están esperando. — no puedo dejar de mirarla con ira mientras nos alejamos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro