Capítulo 34.
—Dime que estás bien por favor. — me susurra al oído.
— Lo estoy. — le respondo. Se aparta un poco más, con sus manos en mi cintura todavía.
—Escucha... sé que estás molesta, o al menos algo decepcionada por lo que hice, pero...
—No dejaré que te sientas culpable por salvar a tu mejor amigo. Sería muy egoísta de mi parte. Hiciste lo que tenías que hacer. Eso es todo. — lo interrumpo. — Además, Jacob llegó a tiempo, no hay de qué preocuparse. Mejor dime cómo estás tú con todo esto. —frunce el ceño. — Ya sé que mataron a Williams. Quiero saber cómo te sientes. — aclaro.
—Si digo que me arrepiento y me siento mal por ello, mentiría. La verdad es que, es la mejor decisión que he tomado en años: matarlo. — responde.
Aparta sus manos de mi cintura.
—¿Y qué pasará con sus sentencias?
—Jacob negoció con el presidente para dejarme libre de todos los cargos. Si tiene palabra, lo cumplirá, pero no es que me importe. Solo quería matar a Williams y lo hice, ya no hay nada de lo que me pueda preocupar.
—¿Y Charles? Dicen que escapó del hospital.
—La policía sigue buscándolo. Darán con él tarde o temprano.
—Eso espero. Ya nadie se atreverá a meterse con ustedes teniendo el respaldo del presidente.
—Sigo siendo un sujeto peligroso para todo el estado. No creo que me dejen en paz, pero al menos no tendremos un mal final. Jacob y yo, estábamos preparados para aceptar las consecuencias, sean cuales sean. Pero ahora él parece estar perdiendo más que yo.
—Ayúdalo. Pide que le quiten todos sus cargos también. Él hizo todo lo que estuvo en sus manos para salvarnos.
—No es tan sencillo, menos con la posición que tengo ahora, pero encontraré una manera. — hace una pausa.
—¿Te quitarán de director?
—Es posible. Pero esperemos que solo una suspensión sea mi...sanción. Lo peor ya está resuelto, gracias a Jacob. Y todo esto lo hizo por una persona que aún no conocemos. — su vista se pierde en el suelo, como si estuviera pensando en quién podría ser. — Si tan solo supiera de quién se trata, quizás me ayudaría a entender su cambio con nosotros.
—De hecho, antes de irse lo convencí de dejarme acompañarlo. Con lo muy intrigada que estoy, me encantaría verlo o verla con mis propios ojos y así poder entender el misterio. Deberías venir.
—Yo creo saber de qué se trata. — frunzo el ceño. — De una novia. No sería la primera vez que pasa en un Connor. — sé que se refiere a nosotros.
Sonrío.
—Por más que intente no puedo imaginarme a Jacob de novio con alguien. ¿Quién tendría tanta paciencia? — reímos.
—Eso lo descubriremos mañana.
—¿Vendrás?
—¿Por qué no? Terminaremos de arreglar algunas cosas e iré con ustedes. Tengo que hablar con él antes de todos modos.
—Ok. Mejor entonces. Me da gusto que ya no se odien.
—Lo detesto por muchas cosas todavía, pero...ya estamos muy grandes ¿no? Debemos afrontar los problemas con madurez. Aunque mis ganas de golpearlo jamás desaparezcan.
—Incluso cualquiera que no lo conozca querrá golpearlo. Es normal. — nos quedamos en silencio algunos segundos. — Mi hermano ya está en casa. Se ve mucho mejor y....no tengo cómo agradecerles tanto. A ti y a Eric.
—Me da mucho gusto. Después tendré una buena plática con él.
—¿Y Eric? ¿Cómo está?
—Muy golpeado, pero se recuperará pronto. ¿Y tú? ¿Qué te hicieron? ¿Fuiste al doctor? — acaricia mi cabello. Aún tengo la herida en la cabeza.
—Sí, Jacob me llevó al doctor primero. Estoy bien, no te preocupes.
—Todo mejorará. Hicimos una promesa, ¿lo recuerdas? — ahora que lo recuerdo, no creo seguir pensando lo mismo. — ¿Qué sucede? ¿Ya te arrepentiste?
—Es que han pasado tantas cosas.
—Sí, yo también las estoy pasando, pero parece que nunca te das cuenta. Todo lo que nos afecta también me duele, Melanie.
—Tú eres el que deja que nos afecten.
—No fui yo quien te dejó en el baile. No fui el que tuvo más aventuras mientras sabía que estaba rompiendo el corazón de alguien más.
—¿Qué? ¿De qué hablas?
—Melanie, no soy tonto. ¿Crees que no estoy al tanto de tu relación con Jasper? Esa repentina cercanía entre ustedes solo tiene una razón. — ahora parece estar muy molesto.
—¡Estaba pasando por un momento difícil!
—¡Yo también y no estuviste ahí! — más que sentirme mal por lo que acaba de decir, me impacta. Más porque quizás tiene razón.
—Hicimos cosas que nos obligaron a tomar decisiones. No quieras culparme de todo ahora.
—Sí, lo sé. Querías tomar tu propio camino, lo hiciste. Querías alejarte y respirar aire nuevo, lo hiciste. Y yo simplemente respeté tu decisión sin importar lo roto que estuviera. Y a pesar de todo eso, de lo mal parado que me dejaste delante de todos, me seguí preocupando por ti. Fui a ese banco, solo porque estabas ahí. — está sacando todo lo que lleva dentro.
—Lo siento. — seco mi lágrima en cuanto sale.
—No hagas eso. — me levanta el rostro y mis ojos vuelven a encontrar los suyos. — ¿No te sientes feliz conmigo?
—No es eso, es que...
—¿Sí o no? — me interrumpe.
—Sí.
—¿Crees que debamos darnos otra oportunidad para hacer las cosas bien esta vez?
—Es lo que siempre he querido.
—Entonces no huyas de esto. No huyas de mí. — mis ojos se llenan de lágrimas y asiento con la cabeza. — Te amo. — lo dice en un tono tan suave y delicado que eriza mi piel. Me ha dicho te amo por primera vez. Mi cara de asombro debe ser evidente.
Lo miro a los ojos y también tiene lágrimas acumuladas en ellos. Jamás lo había visto así.
—Jack. — pronuncio su nombre con tanta conmoción. Toco su mejilla y, sin pensarlo, nos besamos. Me estremece sentir su cuerpo junto al mío. Sus labios en contra de los míos nunca pierden su esencia. Me aferro de su cuello sin lastimar sus heridas al igual que él a las mías.
Separamos nuestros labios para recuperar el aliento y toca mis manos con suavidad.
—Veo que aún conservas el anillo de promesa que te di. — mira los dedos de mis manos.
—Sí. Jamás me lo he quitado. — sonrío. Se ve muy lindo en mi mano.
—Espero que nunca lo hagas. — me mira a los ojos. — Porque si eso pasa...entenderé que ya no queda nada más entre nosotros.
—Lo sé.
—Bien. — vuelve a besarme. — Tengo que buscar a mi madre. Tuve que encerrarla en una casa más segura hasta que todo esto pasara.
—Hiciste bien. Salúdala de mi parte. Espero reunirme con ella pronto.
—Mañana puedo llevarte a mi casa, si quieres. Nos hará bien que estés con nosotros.
—¿No irán al funeral de... Williams?
—No creo que sea lo adecuado. Además, se quedó en Filadelfia. Le harán una lápida conmemorativa en Washington, pero su cuerpo permanecerá allá. Y honestamente, no pienso volver. — puedo entenderlo perfectamente.
—Está bien. — acaricio sus mejillas.
—Ya me voy.
—Mañana vamos con Jacob, recuérdalo.
—Por supuesto. — me da otro beso. — Descansa. Ha sido una noche muy larga. — miro el reloj y son las 4 de la mañana ya.
—Tú también. Descansa.
Día siguiente, 8am.
Nos despertamos con la noticia de que el restaurante de Dexter se cerrará definitivamente. ¿Por qué? Pues porque aparentemente han encontrado pruebas de lo que hacían a medianoche. Cosa que es muy sancionable. Ahora todos nos quedamos sin trabajo y me apena verlos tan tristes. Sobre todo, a Dexter. No lo llevarán a prisión solo porque al parecer, ha decidido cerrar el negocio por las buenas.
Cuando Martha despertó, me alcanzó a la cocina para servirse café.
—¿De quién están hablando? — pregunta. No llegó a ver las noticias.
—De mi jefe. Cerraron su restaurante.
—No sé porqué se me hace muy familiar. Siento que lo he visto en alguna parte, pero no lo recuerdo. — dice Junior, uniéndose a nosotras. Se ve muchísimo mejor. Volvió a ser el de antes, eso me alegra bastante.
—¿Dexter? Posiblemente lo hayas visto en muchas revistas, noticias y demás. Es muy reconocido. Recalcando que es un expolítico y muy amigo del presidente. — contesto.
—¿Cómo dijiste que se llamaba? — pregunta Martha.
—Dexter. Creí habértelo dicho antes.
—Nunca me dijiste eso. ¡Tenías que habérmelo dicho! — parece asustada.
—Madre, ¿por qué te pones así? — Junior me mira brevemente mientras le pregunta.
No entendemos su actitud.
—No es nada. Solo...es un viejo amigo. — hay algo extraño aquí. — No quiero que se acerquen a él otra vez, ¿lo entienden? — está muy nerviosa.
—La que trabaja con él es Melanie. Jamás lo he visto en persona, pero no entiendo porqué te pones así.
—¿Qué está pasando Martha? ¿De dónde lo conoces? — cruzo los brazos.
—Solo es alguien de mi pasado. — responde. La punzada de decepción que cruza mi pecho es incómoda, y sé que Junior también lo está experimentando. Ahora que lo recuerdo bien, la primera vez que Dexter me entrevistó, al decirle mi apellido, tuvo una reacción parecida. Así que todo comienza a encajar. Quizás por ello, me dio más oportunidades de trabajo en su negocio.
—Fue uno de tus amantes, ¿verdad?
—Sí. — confirma sin más. No quisiera verla con decepción, pero es inevitable. No sé con cuántos hombres más tendré que trabajar o socializar que se hayan acostado con mi propia madre.
—¿Esto tiene que ver con cual de tus personalidades? — quiero aclarar mis dudas.
— No hagas esto. No las menciones, no las dejaré tomar el cuerpo. — sus nervios estallan. — Por primera vez tengo todo el control, no quiero retroceder de nuevo.
—Tranquila, está bien.
—¿Me perdí de algo? — Junior está confundido. No sabe mucho del tema aún.
—Recuerda que no son tus enemigas ¿ok? ¿Por qué les tienes tanto miedo? — acaricio sus hombros para tranquilizarla.
—Porque están muy molestas. Me susurran cosas todo el tiempo, quieren armar otro caos y no puedo permitirlo. — creo que está recayendo de nuevo. Tendré que ir mañana mismo con ella a sus sesiones con el doctor y de paso explicarnos, a Junior y a mí lo que está pasando.
—¿Quieres decirme de qué hablan, por favor?
—Lo sabrás mañana, iremos con Martha a su sesión. — al menos ya está más tranquila. — Ve a descansar un poco más. — la acompaño hasta las escaleras para que suba.
Tengo que hablar con Dexter seriamente y ver qué tiene que decirme al respecto. Al fin al cabo, tampoco tuvo el valor de decirme nada.
Tomo mi bolso, las llaves del coche y salgo en su dirección.
—Espera, voy contigo. — Junior me alcanza.
—¿Sabes a dónde voy?
—A hablar con él, lo sé. Te conozco.
—Entonces, ¿por qué quieres venir?
—Porque no quiero dejarte sola, nunca más. Ayer fuiste secuestrada y es peligroso que andes por ahí así. — al menos me alegra que se preocupe por mí después de todo. Es una muestra más de su cambio.
—Muy bien. Ven entonces. — nos subimos al coche y arranco.
Todas las calles están cerradas y los desempleados, entre ellos yo, están sacando numerosas cajas. No puedo evitar sentirme triste por esto. Me dirijo inmediatamente a la oficina de Dexter. Afortunadamente, está presente.
Junior me espera en la puerta.
—¡Melanie! ¡Por Dios! ¿Cómo estás? Supe lo de ayer. Lo lamento mucho. — se preocupa.
—¿Por qué no me dijo nada? — soy directa.
—No entiendo. — frunce el ceño.
—¿Por qué nunca me dijo que tuvo una aventura con mi madre?
—No sé quién es tu madre.
—¡Oh, sí! Sí que lo sabe muy bien. Martha Cross. Por eso se le hizo "familiar" mi apellido, ¿verdad? No lo niegue. Ella misma me lo confesó. — noto sus nervios cuando agacha la cabeza.
Respira hondo.
—Le correspondía a ella decírtelo, no a mí.
—¿Por eso me dio tan rápido el trabajo? ¿Se conmovió por la hija de su examante? ¿Sabe lo mal que me siento con esto? Por un momento llegué a pensar que de verdad veía algo bueno en mí, que apreciaba mi trabajo y no a mi madre.
—Mi aventura con tu madre fue hace muchísimos años. Aunque quisiera olvidarla es imposible. Quedó algo que nos unirá por siempre. — se acerca y me alejo. — Tú, tienes mucho talento. Eres muy inteligente y madura para entender estas cosas. He visto cómo te has empeñado día tras día en encajar en este lugar. Te gusta aprender, te gusta experimentar cosas nuevas, te gusta conocer y entender a las personas, pero todo eso solo te ha traído problemas.
¿Y ahora qué me quiere decir con eso? ¿Quiere cambiar de tema?
—Pero ¿quieres saber qué es lo que realmente pienso? — me mira a los ojos y aunque no quiera, le presto atención. — Que estás perdiendo el tiempo. Que estás desperdiciando mejores oportunidades. Que estás malgastando tus años de juventud tratando de encajar en todo menos en lo que realmente sabes a lo que perteneces. No estás perdida, quieres perderte. Estudiaste tantos años una carrera que hoy no ejerces. Niña, trabajar de mesera no es tu lugar. Mereces más. Solo tienes que aprender a darle el valor que todo tu esfuerzo merece. — al final, tiene razón. Pero ese no es el tema central aquí.
—No estás en posición de aconsejarme nada y no evadas el tema que realmente importa aquí. — no le daré el gusto de desviar sus problemas con los míos. — Dijiste que algo los unía para siempre, ¿a qué te refieres? — cruzo los brazos.
Mira a su alrededor. Como si algo lo carcomiera por dentro.
—Tenemos un hijo. — mi estómago se revuelve cuando lo dice. Junior entra antes de que pueda decirle algo. La cara de pasmo que Dexter pone al verlo me deja todo claro. —¿Junior? — apenas le sale la voz. Sus ojos se llenan de lágrimas y simplemente no me sale una sola palabra.
—No. ¡Aléjese de mí! — le grita.
—Puedo explicarlo, yo...tu madre y yo... — y antes de que siga, Junior lo tumba de un fuerte puñetazo. Cae sobre su escritorio y algunas cosas se rompen en el suelo.
—¡Tú jamás fuiste ni serás mi padre! ¡No lo acepto! Así que puede seguir con su vida ocultándome de la prensa y de todo lo demás. No me interesa. Solo déjenos en paz. — le dice. Tiene mucha rabia y lo entiendo perfectamente.
No puedo creer que Dexter sea ese hombre que solo le pagaba una fuerte cantidad de dinero a Martha para mantener a mi hermano en la oscuridad. Y qué mejor momento que saber la verdad ahora que todo se le está cayendo a pedazos. Cerraron el único negocio que le quedaba y ahora me siento feliz por ello.
—Vámonos. No tenemos nada que hacer aquí. — lo tomo del brazo y salimos. Veo a Jasper en la puerta, pero por la cara que llevo sabe que algo pasa. No pregunta nada y solo me deja ir.
Mientras voy conduciendo, Junior va en silencio.
—¿Qué quieres hacer? Sabes que puedes confiar en mí. — le pregunto. Quiero que se abra conmigo y que no intente siquiera hacerse el fuerte. No le hará nada bien.
—Estoy bien, Melanie. Ya no soy el mismo niño tonto de antes. Siempre supe que este momento llegaría, solo no esperaba que fuera tu jefe.
—Exjefe. Ya se acabó.
—Tengo una vida que retomar. Nunca tuve una figura paterna, me acostumbré a ello y ahora ya no la necesito. Estaremos bien. Ustedes dos son mi única familia ahora. — es inevitable sonreír después de darme cuenta de que finalmente tengo el hermano que siempre quise. No solo ha superado las drogas, sino que ahora es un hombre totalmente nuevo.
—Llevo años soñando con que entiendas eso.
—Pues ya ves, tu sueño se hizo realidad. Las voy a proteger como debí hacerlo hace muchos años. Buscaré trabajo, ahorraré y construiré un imperio, ya verás. — sonríe. Algo que pocas veces hace. — Nada les faltará y te devolveré con creces todo lo que has hecho por mí.
—Eso espero. — nos reímos. Estamos madurando. Y esto, es una muestra de ello.
Horas después.
—¿Nervioso? — le pregunto a Jacob. Está constantemente jugando con sus uñas. Estamos frente a la puerta del lugar donde está esa persona a la que tanto ama y protege. Justo como lo acordamos ayer.
—Estoy asustado.
—¿Por qué? — no responde. — Escucha, ya no hay nada de qué asustarse. Llegaste hasta aquí con vida. Teniendo en cuenta las cosas a las que te enfrentaste es mucho decir. —intento ayudarlo.
Respira profundo y se calma.
—No cruzarán esa puerta sin mí. — suena la voz de Jack detrás de nosotros. Lleva una hermosa camisa blanca con jeans elegantes azul oscuro y tenis blancos.
—¿Qué haces aquí? — le pregunta Jacob.
—También quiero entender y creerte, sobre todo.
—Muy bien. Me alegra que hayas venido.
—Bien. Ahora abre esa puerta. — lo presiona. Jacob saca la llave de sus bolsillos y abre. Creo que más que consejos, necesitaba a su hermano para hacer esto.
Es una casa pequeña, coqueta y muy sencilla. Está decorada con colores pastel. Nada a su estilo, por lo que estoy un poco confundida. Caminamos por todo el interior hasta llegar al enorme jardín de atrás. Suenan las voces de dos mujeres hablando tranquilamente.
¿Qué está pasando? ¿Quiénes son?
Jacob va delante de nosotros y se detiene.
—¿Lía? — su voz tiembla. ¿Quién es Lía?
—¿Papi? — suena la dulce voz de una niña. Cuando miro bien al frente, veo a una niña hermosa de algunos 5 años correr hasta Jacob.
¿Qué?
Jacob se agacha abriendo los brazos, hasta que ella lo alcanza y salta sobre él. Miro a Jack buscando una respuesta, pero está igual de confundido que yo. Hay dos mujeres sentadas más adelante mientras tejen algunas telas. Una señora mayor y otra más joven.
Se levantan al vernos.
—Lía, te presento al tío Jack. Jack, hermano, te presento a....mi hija. — revela Jacob. Definitivamente valió la pena venir, porque de lo contrario jamás creería que Jacob, el hombre más sarcástico e irritante del mundo, tendría una hermosa hija.
La razón por la cual ha hecho todo esto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro