Capítulo 31.
Narradora Omnisciente.
La noche del mañana, llegó.
La calle alrededor del restaurante de Dexter está llena de personas que esperan que el presidente llegue. En su condición de expolítico, entregó su restaurante al estado para que el presidente pudiera informar al pueblo sobre las dificultades que enfrenta la ciudad debido a la muerte de varios funcionarios importantes. Por lo tanto, sus trabajadores (dentro de ellos: Melanie, Javi, Jasper y los demás) tendrían mucho trabajo, ya que son los meseros principales del evento. Melanie lleva consigo la radio que Jack le había dado por seguridad, pero no está segura de llegar a usarla.
Después de ayudarlos con la noche de Halloween, Jasper pudo volver a trabajar sin problemas, aunque todavía estaba bajo supervisión. Aunque Melanie no le ha informado de lo que ocurrirá para evitar que se preocupe, pero es un chico muy astuto. Sabe que será capaz de actuar si algo sucede.
—Deséame suerte. — Javi le dice a Melanie mientras se preparan para trabajar.
—¿Para qué?
—Posiblemente hoy encuentre al amor de mi vida entre tantos funcionarios millonarios y trajeados. — se mira en el espejo y se arregla el pelo.
—¿Es enserio? — ella se ríe. — No puedo creer que tengas cabeza para eso mientras la ciudad está en crisis.
—Bien lo dijiste: la ciudad, no yo. ¿Es malo querer salir de la pobreza?
—No estás en la pobreza. Estás aquí porque quieres. Eres mánager y tienes mucho talento con el maquillaje. Puedes trabajar con alguien más que no sea conmigo. No tienes que detenerte por mí.
—Hicimos una promesa y no la romperé. Seré tu mánager o no seré el de nadie. Tú también estás aquí porque quieres. Podrías estar diseñando y sin embargo te quedas aquí, sirviendo mesas. Además, yo tenía este trabajo primero que tú.
—Servir mesas es un trabajo decente y me gusta. Es otro ambiente y me estoy acostumbrado a este lugar. Quizás me quede aquí para siempre.
—Eso jamás. Solo te estás tomando unas vacaciones del diseño, pero tienes que volver algún día. ¡Piensa en grande chica! No te encasilles aquí, sabes que tienes mucho potencial. No lo desperdicies.
—Eres el mejor, ¿lo sabías? — le sonríe y le da un beso en las mejillas.
—Por supuesto que lo sé. — vuelven a reír. Ya está acostumbrada al alto ego de Javi.
Frente al restaurante, hay montones de periodistas, fotógrafos, policías de todas las organizaciones y civiles curiosos. Por las fechas de Halloween, las calles siguen decoradas con arañas, calabazas y demás.
Muchos minutos de espera después, el presidente finalmente llega.
Tiene cientos de guardaespaldas a su alrededor por seguridad. La multitud enloquece al verlo. Los periodistas hacen sus preguntas (sin que les responda) y toman fotografías. Dexter lo recibe con una agradable sonrisa (ya se conocían con anterioridad) y acomodan a todos en sus respectivas mesas. La tarima donde normalmente van artistas especiales para hacer ambiente en el restaurante ahora está transformada en un escenario formal desde donde el presidente le hablará a la ciudad.
Dexter da sus palabras de bienvenida y poco después el presidente toma el control colocándose detrás del podio.
—Como ya todos saben, hemos enfrentado un sinnúmero de pérdidas en la ciudad. Muchas personas inocentes han muerto tras los incidentes recientes. La resurrección de uno de los exmilitares más admirado del país, especialmente de la ciudad de Filadelfia, ha puesto todo patas arriba. Se ha llevado la vida de muchos de mis amigos; porque más que ser colegas en el oficio, fueron mis amigos. Todavía desconocemos la razón o el motivo de la sed de venganza de este señor quien incluso, fingió su muerte durante tantos años sin importarle el bienestar de su propia familia y de sus hijos. Los cuales, también están siendo trasladados a prisión en este instante por múltiples cargos en su contra puestos por su propio padre. —hace una pausa.
Todos los presentes están muy concentrados en sus palabras mientras lo graban, le hacen fotos y los meseros les colocan agua, servilletas y demás a los funcionarios que están sentados en la fila del frente.
—Por eso y más quiero asegurarles que... — su vista confusa se pierde hacia la puerta al notar que hay un grupo de mimos sin moverse, abarcando casi toda la calle. Los demás invitados siguen su mirada y también lo notan. Los que están afuera se alejan porque saben que esto es muy extraño, excepto los reporteros que insisten en seguir tomando fotos y transmitir los sucesos en canales de televisión.
Los guardaespaldas del presidente toman sus armas y se preparan por cualquier atentado. ¿Qué está pasando? Es lo que todos se están pregunto. ¿Será parte de la matanza de Williams o algo más? Antes de que el presidente diga algo al respecto, la electricidad se va, pero regresa instantáneamente con menos potencia.
Los guardias intentan llevarse al presidente, pero este se detiene cuando nota que la pantalla grande que tenían detrás se enciende. La gente no sabe si correr o quedarse a entender qué está sucediendo.
Mientras todo esto pasa, los soldados de Williams también se acercan, pero los mimos los confunden. Efectivamente esto no es obra de él, pero ¿de quién entonces?
—Jefe, hay muchos mimos completamente quietos afuera del restaurante. ¿Los eliminamos? — le comunica uno de ellos a través de los auriculares a Williams.
—¿Mimos? Esto me suena de algo. ¿Ves a mis hijos por alguna parte? — responde Williams desde su escondite.
—No, señor. — responde el de los binoculares. — ¿Qué quiere que hagamos?
—Esto solo debe ser obra de una persona: Jacob Connor. Tiene una especie de obsesión por payasos y estas cosas.
—¿Pero no lo estaban llevando a la cárcel?
—De mis hijos se puede esperar cualquier cosa. Estén atentos. Cuando estén dentro denme la señal y me uniré al espectáculo.
—Copiado señor. — responden y sigilosamente, se mezclan con las demás personas hasta entrar por las alcantarillas que conducirán hasta el interior del restaurante. Tienen todo muy calculado.
Mientras todo esto pasa, los hermanos Connor van en el camión blindando de camino a la cárcel y casualmente, la calle por la que tienen que transitar está completamente bloqueada por personas, autos y demás. La única ruta segura será la calle del restaurante, donde todos los policías están. Los conductores no piensan que sea lo correcto pero no tienen de otra.
— ¿Qué está pasando? ¿Qué es todo esto? — dice el conductor.
—¿Qué ves? — pregunta un agente desde otra base a través de la radio.
—Hay muchas personas vestidas de mimos en frente. — responde.
— Tócales bocina, diles que se muevan. — los demás policías se acercan e intentan moverlos civilizadamente pero no hacen caso. Saben que si usan la fuerza innecesariamente mientras millones de ciudadanos los ven complicaría las cosas.
— No lo hacen. Cada vez salen más. — informa el conductor.
Cuando Jack nota la sonrisa de Jacob, es suficiente para saber que todo esto es obra suya. Los agentes se bajan, pero por más que les apunten no se apartan del camino. En vez de eso llegan más y más. ¿Qué están tramando?
Los helicópteros y las sirenas de las patrullas policiales retumban las calles con los ruidos.
—¡Retírense de las calles o usarán la fuerza! — les avisa un policía desde el helicóptero con un megáfono. Solo los miran y cuando los policías se acercan, sacan sus armas y les apuntan. La cantidad de mimos iguala a la cantidad de policías que hay en las calles y vuelve la situación aún más tensa.
—¡Todos suelten sus armas y levanten las manos! — no lo hacen.
—Nosotros no somos el enemigo aquí pero dependiendo de lo que ustedes hagan con esas armas definiremos su destino. — responde uno de los mimos finalmente.
Entre tanto caos, los hombres de Williams logran entrar y matan a todos los guardias del presidente después de un extenso tiroteo. Los pocos que quedan, se lo llevan junto con Dexter, Melanie, Jasper y algunos más a un escondite seguro que tenía dentro del restaurante.
Los civiles salen corriendo, chocando con los mimos que aún no se mueven pero una gran parte se queda encerrada como rehenes de los peones de Williams. Saben perfectamente dónde está el presidente, así que le envían la señal a su jefe para que entre directamente en el escondite mientras mantienen a los demás agentes de seguridad de afuera distraídos.
—¿Quiénes son estos hombres? — pregunta el presidente a Dexter.
—No lo sé. No tengo idea. — está tan preocupado como todos. Su restaurante está siendo el centro de todo el caos. Melanie recuerda que tiene la radio que Jack le dio y la usa para contactar a Eric. Le informa dónde están y le asegura que irá hasta allá para sacarla del lugar. Cosa que la deja más tranquila.
Los agentes que van con los hermanos Connor se bajan para empezar a disparar mientras los conductores intentan seguir su camino. Jack y Jacob se quedan completamente tranquilos viendo cómo los demás intentan resolver las cosas con los nervios de punta. No los están atacando a ellos, pero sienten que deben hacer algo para proteger a los demás civiles y al presidente. Principalmente, quitar del camino a los cientos de mimos inmovilizados que están en medio de las calles.
Sabían que al liberar a Williams ocurriría todo este caos y cuentan con ello para negociar su libertad a cambio de ayudarlos. Pero al parecer Jacob también tiene algo más en mente y Jack no está enterado de ello.
El conductor está muy nervioso y en la mínima que se descentraliza, colisiona con otros autos. El impulso casi los hace caer, pero logran estabilizarse.
Solo se pueden oír los disparos, personas gritando y a los federales pidiendo refuerzos. La guardia ignora a los mimos (de momento) y se concentran en eliminar a los hombres de Williams y salvar al presidente.
— ¿Sabes qué es lo único que les quita el orgullo y la prepotencia a las personas? El miedo. Y es justo lo que están sintiendo ahora con alguien como él ahí afuera, en su contra. El hombre al que más veneraron y respetaron está mostrando su verdadera cara y ya no tienen a su mejor protector. — Jacob empieza a hablarle.
—¿Quién?
—Tú. Ese protector eres tú. Si estuvieras ahí afuera, nada de esto estuviera pasando. — contesta.
—Empiezo a creer que cometimos un grave error al dejarlo ir.
—Tengo todo bajo control, tú tranquilo. — pensar que Melanie está en medio de todo ese caos lo inquieta, pero sabe controlar sus emociones.
— ¡Solicitamos refuerzos! ¡Todos están muriendo! ¡Es una rebelión de exmilitares contra el gobierno!¡Necesitamos ayuda! — se escuchan diferentes voces a través de la radio en altavoz.
El conductor golpea el volante varias veces sin saber qué hacer.
—Aquí el sargento Josh. Repito: aquí el sargento Josh. Llevo a dos sujetos sumamente peligrosos: Jack y Jacob Connor, en un camión blindado que ha sido obstaculizado. No tengo otra vía de escape y todos mis hombres han sido abatidos. Solicito más refuerzos para llevar a los sujetos a su destino. La calle donde está el presidente está en llamas. — se comunica por la radio mientras se aleja de la zona. E
—Nosotros podemos ayudarte si nos liberas. — Jacob le propone.
—Eso jamás pasará. — se miran por el pequeño espejo delantero.
—Sargento Josh. Habla con el ministro de defensa. — Jack cambia su expresión. Lo conoce y sabe que es buena señal. — Hemos recibido su mensaje y necesito que me informe de la situación. — suena la voz en la radio.
—¡Sí, aquí el sargento Josh! Un grupo de exmilitares, dentro de ellos Williams Connor, han atacado al presidente.
Los soldados de Williams siguen distrayendo a la policía mientras amenazan a los rehenes, dentro de ellos, algunos funcionarios importantes dentro del restaurante también. Toda la zona está rodeada de agentes de todas las organizaciones.
Los mimos se mueven un poco a la vez.
La zona queda en completa oscuridad por unos segundos hasta que vuelve, esta vez, mostrando imágenes en todas las pantallas de la ciudad. Suena una melodía mientras muestran siluetas de una familia. La familia Connor. Están contando su historia. De fondo suenan las voces de los periodistas describiendo a dicha familia como las más honorable y respetada de Filadelfia. En el video salen fotografías reales de Williams, Karol, Jack y Jacob juntos ante las cámaras. Todo parece ser felicidad, pero las siluetas siguen demostrando que detrás de las puertas de la mansión, era todo lo contrario.
Todos, incluso los soldados de Williams han quedado muy concentrados viendo el minidocumental. Y todo esto, ha sido obra y creatividad de Jacob. Solo él es capaz de mostrarles a todos la verdadera historia de su familia de una manera peculiar como esta. Williams también lo está viendo y una pesada lágrima se desliza sobre su mejilla. ¿Qué parte del video fue la que lo conmovió? Pues ninguna. Solamente el hecho de que ya todos saben que nada de eso fue real. Siempre vivió y murió por salvar su reputación, pero esta noche, todo eso acaba de espumarse.
Esto para él ha sido solo un detonante más para estallar toda su irá, haciendo que la muerte del presidente ya no sea su prioridad. Su objetivo acaba de cambiar.
—¿Ven a todas esas personas vestidas de mimos? Es una representación de lo que los hermanos Connor tuvieron que vivir siendo hijos de Williams Connor. Obligados a ser adultos con menos de 11 años, a guardar silencio sin importar nada y fingir ser personas que no somos y que nunca fuimos. — sale un video de Jacob. Definitivamente ya lo tenía todo fríamente calculado.
—Miren a su alrededor. ¿Quiénes tienen las armas? ¿Quiénes están atacando a la ciudad? ¿Nosotros, nuestro padre o la corrupción en general? La respuesta ya no importa. Porque a pesar de que mis mimos están bien armados y tienen la preparación para pelear contra todos ustedes, no harán absolutamente nada. ¿Por qué? Porque en este momento mi hermano, Jack Connor, el que le ha salvado el trasero a media ciudad y yo, estamos siendo trasladados a prisión. O quizás no. Tal vez los conductores son tan incompetentes que ni siquiera han podido salir de la calle por los cientos de obstáculos que les tenía preparados. Son tan predecibles. — dice sarcásticamente a través de la pantalla.
El presidente, Dexter y todos los demás, están muy atentos a sus palabras.
—Así que esto es lo siguiente: Williams está cerca, los hombres que están con ustedes son sus soldados y solo le están ganando tiempo para ir por su verdadera presa, que es nuestro querido presidente. La policía no puede negociar por la libertad de los rehenes y aunque quieran hacerlo, saben perfectamente que sin Jack no lo lograrán. — sigue diciendo. —¿Pero y los mimos? ¿Cuál es su verdadera función aquí? — en cuanto lo oyen, sacan sus armas y les apuntan a cada uno de los agentes que hay afuera para resolver el asalto. Al ser tantos, abarcan inmovilizar a la mayoría de los policías de la zona.
—¿Y ahora qué pasará? ¿A quiénes dispararán? ¿Con quién decidirán tener la guerra? Solo nosotros podremos parar a nuestro propio padre, el que hoy está por ahí porque así lo quisimos. En sus manos dejo la responsabilidad de escoger con quién pelear. ¿Contra los soldados? ¿Contra los mimos? ¿Contra los protestantes? ¿Contra la policía? ¿Contra los hermanos Connor? Ustedes sabrán. — el video termina.
El pánico, la melancolía y la adrenalina dominan a la mayoría y comienzan a dispararse entre sí. Policías a funcionarios, funcionarios a civiles, civiles a policías, mimos a los soldados de Williams y a todo el que se interponga en sus caminos. Los pocos de corazón inocente, prefieren huir.
El presidente no evita soltar algunas lágrimas de dolor ante tanta guerra. ¿En qué momento la ciudad de Washington se llenó de tanto odio? Quizás porque deberían pensar mil veces antes de tomar una decisión. La mente humana es muy compleja y su fuerte, es el rencor.
"Solo nosotros podremos parar a nuestro propio padre".
Estas palabras se repiten en la cabeza del presidente una y otra vez. Lo que lo hace tomar un teléfono y llamar al camión blindando en el que trasladan a los hermanos Connor.
—Escuadrón de traslado, ¿en qué podemos ayudar? — responde el conductor.
—Soy el presidente de los Estados Unidos. ¿Estoy llamando al camión correcto? ¿A quiénes está trasladando?
—¡Señor presidente! Aquí el sargento Josh. Estoy trasladando a Jack Connor: un inspector y agente de seguridad nacional y a su hermano, Jacob Connor: un psicópata que se hace pasar por cazarrecompensas. — responde de inmediato.
—Sargento Josh, tiene usted la salvación en sus manos. Tiene que liberar a los hermanos Connor ahora. — vuelve a decirle por la radio.
— ¿Qué? Pero señor, eso es imposible. Son criminales. — contradice.
Una explosión estalla y los disparos se pueden escuchar.
— ¡Libere a los hermanos Connor, ahora! ¡Es una orden! — le grita.
Aún sin entender la orden, obedece. Detiene el camión, baja y abre las puertas para liberar a los hermanos. Se miran entre sí y sus caras de victoria al saber que todo su plan ha dado resultado es satisfactoria.
—Esperen. — le da dos pistolas a cada uno. — las necesitarán. — Josh no es una mala persona después de todo. Solo hace su trabajo. — Salven a la ciudad de su padre, por favor. No quiero que mi hija crezca en un mundo donde él siga existiendo. — Jacob no se inmuta, pero Jack logra sentir algo de culpa por la situación.
—Cuente con ello. — le asegura.
Se dan una última mirada, roban un coche abandonado que había cerca y conducen hasta regresar al restaurante.
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