Capítulo 23.
Muchas preguntas y papeleo después...quedo en libertad.
Aunque en las cámaras de seguridad vieron cómo entré con Jasper, saben perfectamente que no colaboraría con un atentado como este. De igual manera, seguirán vigilándome. Es increíble que siempre la vida encuentra la manera de devolverme a este edificio, donde todo comenzó.
Me duele todo el cuerpo. Ya quiero irme a casa, así que estoy esperando a que Martha me venga a buscar.
— ¿Un café? — me ofrece Eric con una amigable sonrisa.
— ¡Eric! — le doy un abrazo. Tenía mucho tiempo sin verlo y ya lo extrañaba.
— ¿Cómo has estado? Cuéntame. — sigue exactamente igual.
—Pues ya ves. Los problemas no dejan de perseguirme. — acepto el café y hace que recuerde nuestros primeros momentos, cuando nos conocimos.
—Tal vez deberías intentar alejarte de ellos.
—Eso intento. — miro por encima de su hombro. Jack está en su oficina. La más grande al final del pasillo. Le han dado nuevos toques en azul oscuro y ciertos detalles en plateado.
Está en una llamada.
—Decían que estaba fuera de la ciudad. — Eric sigue mi mirada y sabe que hablo de Jack.
—Sí, y regresó. — bajo la mirada. No quiero que se note mucho que aún me preocupo por él. — La está pasando mal, Melanie.
Frunzo el ceño.
— Cada vez que regresa de Filadelfia, una parte buena de él se queda en esa ciudad. — lo vuelvo a mirar. Se ve muy angustiado mientras habla con alguien por teléfono.
— ¿Qué ha pasado?
—Creo que deberías preguntárselo tu misma, ¿no crees?
—No creo que después de todo podamos entablar una conversación civilizada. Me alejé de ustedes de la peor manera posible y aunque los extraño un montón, no puedo sentirme mal al respecto.
—Estamos hechos de decisiones. Malas o buenas, no tienes porqué avergonzarte de ellas. — y una vez más tiene razón, pero no sé qué decir al respecto. — Solo me gustaría que estuvieras ahí para él como lo ha estado para ti todo este tiempo. — para decirme algo así, es porque algo grave debe de estar pasándole y me preocupa mucho, en realidad.
Me da una palmada en el hombro y recoge sus cosas para irse a casa, supongo.
— ¿Alguien vendrá a buscarte? — pregunta antes de salir.
—Sí, mi madre. No te preocupes. — le doy una sonrisa, me la devuelve y se marcha.
Me siento en las sillas de espera deseando que Martha llegue pronto.
A veces, miro de reojo a Jack, pero me ha estado ignorando. Quizás es lo mejor. Estoy muy nerviosa, no sé si hablarle o no. El movimiento de mis piernas lo demuestra. Pero me armo de valor, me pongo de pie y camino hasta él.
Aún sigue viendo y acomodando algunos papeles en el escritorio.
— ¿Podemos hablar? — actúo lo más normal que puedo.
—Ya lo estás haciendo. — sigue muy enfocado en los papeles y ni siquiera me mira.
—No hace falta ser grosero. — cruzo los brazos y alza la mirada hacia mí. Esa conexión vuelve. Siempre ha seguido ahí, como la primera noche que nos conocimos.
— ¿Y qué esperas? ¿Qué te reciba con flores y serenata? — suena muy molesto pero no sé si realmente es por mí.
—Solo quiero hablar.
— ¿Hablar de qué? ¿De cómo nos dejaste en ridículo frente a tantas personas prefiriendo a tu bando de delincuentes? ¿De cómo quisiste estar con el imbécil ese antes que conmigo? ¿O de cómo la chica buena de la que me enamoré se transformó en una roba bancos, que viste así y que encima tiene un piercing en su nariz? — lanza un folder sobre el escritorio, se levanta apoyando las manos en su escritorio y me mira. Está molesto.
—Estás molesto conmigo. Lo entiendo. — ignoro sus comentarios sobre mi nuevo look.
— ¿Lo entiendes? ¿Qué es lo que entiendes? — se acerca.
—Que odies esta nueva versión de mí. Justo ahora soy todo lo opuesto de lo que te gusta en una mujer, ¿cierto? — frunce levemente el ceño y sonríe, incrédulo.
—Lo único que repudio es la forma en la que actúas cuando tratas de ser alguien que no eres. Te haces daño. — su tono de voz cambia. Ahora es más suave y dulce.
—Me lo han dicho muchas veces. Aparentemente todos tienen el don de saber lo que es bueno o no para mí.
— ¿Dónde está? — cambia de tema rotundamente.
— ¿Quién?
—Tu noviecito.
—Jasper. — aclaro. — Y no, no sé dónde está y... no es mi novio.
— ¿Ah, no es tu novio? ¿Entonces qué son? ¿Por qué estabas de su lado?
—Tuve muchas aventuras con él pero el propósito nunca fue molestarte. Esa noche, todos ustedes, de una forma u otra querían controlarme. Tenía mucho coraje y tomé esa decisión, de la que no me arrepiento. Después de eso, las cosas entre Martha y yo, han mejorado muchísimo. Hoy día tenemos esa relación de madre e hija que jamás pensé que tendríamos. Junior está mejorando y sus terapias van muy bien, no tienes idea de las veces que me he arrodillado en las madrugadas rezando por él. Y Jasper ha sido como un... no sé ni cómo llamarle. Ha sido muy bueno conmigo. Ha estado aquí todos estos meses, aunque siempre dice que no necesito la ayuda de nadie para solucionar mis problemas, y eso es algo que me encanta de él, me deja ser. — me desahogo.
—Nadie quería controlarte, Melanie. Solo nos preocupábamos por ti. Y a cambio solo recibimos desprecio.
—Martha es mi madre Jack. Y muchas veces a ustedes se les olvida eso. Cuando le faltan al respeto me duele a mí más que a ella.
—Ella no te merece. Todo lo que haces por ella, no valdrá la pena.
—Ves, justo por esto tomé la decisión que tomé. Mi familia, mereciéndoselo o no, siempre estarán primero. — estoy segura de mis palabras. Se aparta y cierra todos los cajones. Esta vez, ya se irá de verdad. Recuerdo lo que Eric me dijo hace unos minutos y la preocupación entra en mi nuevamente.
— ¿Qué pasó en Filadelfia? ¿Qué ha pasado con Jacob? — comienzo una nueva conversación.
—Después de decirme claramente que estás mejor sin mí ¿quieres saber qué pasa en mi vida?
—Siempre me has importado, Jack. No podemos simplemente olvidar todo lo que hemos vivido. — toco su torso para evitar que dé un paso más. Mira mis manos en él, pero no las aparta.
—Yo sí lo hice. — sus palabras me queman por dentro. Más de lo que pensé.
¿Qué estoy esperando? ¿Qué siempre esté enamorado de mí?
— ¿Por qué? ¿Hay alguien más en tu vida? — indago.
—Es lo que más deseo en la vida, pero ¿sabes qué pasa? — se acerca más. — Que no puedo sacarte de mí maldito corazón. No sales de mi cabeza, no puedo dejar de pensar en ti. Debería odiarte, quiero odiarte, pero no puedo. Jamás podré. Solo te necesito lejos de mí. Como lo has estado en todos estos meses. — tenerlo tan cerca después de tanto despierta la diosa que llevo dentro.
— ¿Por qué fuiste? ¿Sabías que estaba ahí? — me refiero al banco.
— ¿Tú qué crees? — nos quedamos en silencio.
El sonido de las bocinas de un auto rompe la tensión. Debe ser Martha. Le doy una última mirada y camino hasta llegar al auto.
— ¿Por qué tardaste tanto? — pregunto mientras intento abrir la puerta.
—Esta chatarra se me averió en pleno camino. Funciona de milagro. — invirtió todos sus ahorros en este coche y no hay día que no lo desprecie por todo. Antes de que pueda subirme, su extraña mirada hacia una esquina oscura cerca de la zona en la que estamos atrae mi atención.
Frunzo el ceño y sigo su mirada.
— ¿Quién es ese? — pregunta. Solo puedo ver la silueta de un hombre cojeando con algo que parece ser una pistola en manos. — ¡Melanie, entra! ¡Entra! — me grita y eso intento, pero la puerta no quiere abrir.
El sonido de un disparo que roza cerca de mí me deja sorda.
Cuando recobro los sentidos, me examino todo el cuerpo verificando que no me haya dado. En pánico, observo a mi madre y también está bien. Miro a la dirección del hombre armado y está en el suelo, sangrando abundantemente por el disparo que le han dado en la cabeza.
¿Quién le ha disparado?
Miro detrás de mí y ver a Jack acercándose con un arma en su mano derecha, responde todas mis preguntas.
¿Y ahora qué?
—Vendrán conmigo. — dice autoritariamente.
—No iremos a ninguna parte contigo. — protesta mi madre.
—Entonces las obligaré. — le responde y supongo que, teniendo en cuenta lo que acaba de pasar, tenemos que hacerle caso.
— ¿Perdón? ¿Quién te crees que eres? No haremos lo que se te dé la gana solo porque has hecho tu trabajo.
— ¿Ves a ese de ahí? Hay muchos más ahí afuera y en cualquier momento las pueden atacar otra vez.
— ¿Sabes quiénes son? — pregunto.
—No tiene nada que ver directamente con ustedes, pero supongo que ya estás implicada.
— ¿Qué?
—Si vienes conmigo puedo explicártelo.
— ¡Oh, no! ¡Eso no pasará! Mi auto está lo suficientemente bueno para largarnos de aquí. Ahórrate tus tantas tácticas para hacerla caer nuevamente en tus mentiras. — Jack esboza una sonrisa y dispara a dos de los neumáticos del auto.
— ¿Qué demonios haces? — lo empujo fuertemente.
Martha salta del susto y sale del coche. Cuando intenta golpearlo, la detiene sin lastimarla, la esposa y la hace enojar aún más.
— ¡Esto me lo vas a pagar hijo de perra! — lo insulta. Antes de que venga sobre mí, le quito su arma ágilmente y le apunto.
Se detiene y levanta las manos.
—No entiendo qué está pasando, pero quiero que le quites las esposas ahora mismo. — le apunto en la cabeza.
—Ok, lo haré, con una condición. — levanta las manos al aire. Está tan impresionado como yo.
—No estás en posición de pedir condiciones. ¡Suéltala!
—No hagas esto más difícil, tienen que venir conmigo quieran o no.
— ¿Para qué? — la mirada de sinceridad que pone me convence. Sé que, para armar todo este show, es porque algo importante tiene para decirme. No empeoraré las cosas. Iré con él. Y ya que arruinó el auto de Martha, supongo que también tendrá que venir con nosotros. No está nada de acuerdo, pero sabe que no me hará cambiar de opinión. Así que estar en silencio, es su única opción.
¿Y Jasper? ¿Habrá podido escapar completamente? Todo este lío me tiene muy tensa.
Nos subimos en su Cherokee y conduce. No sé a dónde vamos, pero me fio de él. Siempre, de una forma u otra, lo haré.
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