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Capítulo 9: Otra pesadilla mas

Hace 10 años

- ¡¡Papi!!. - Corrió la pequeña morena a los brazos de su padre cuando lo vio entrar por la puerta de su casa, como todos los días. El hombre se iba a trabajar temprano y volvía antes de que sus hijos se fueran a dormir, así era siempre, una rutina. Apenas lo veían.

- ¡Hola conejita!. - Levanto a su pequeña hija de 8 años del suelo que se aferraba a su peluche de conejo que le había regalado el, era su niña consentida, siempre esperándolo con una sonrisa; le dio un pequeño beso en la mejilla para luego ponerla otra vez en el suelo y saludar a su querida esposa que preparaba la cena en la cocina.

- Hola cariño, ¿Cómo te ha ido?. - Pregunto ella con una pequeña sonrisa. El le dio un beso en los labios como símbolo del amor que se tenían mutuamente, 17 preciosos años de casados tenían la encantadora pareja.

- Bueno... - Fue interrumpido por sus dos revoltosos hijos gemelos de doce años que venían a saludarle. - ¡Hola chicos!. - Les dio un gran abrazo a los dos. - ¿Y Ángel?. - Les pregunto curioso.

- En su habitación. - Hablo Alex. El hombre subió las escaleras para llegar a la habitación del mayor de sus hijos. Toco dos veces hasta que oyó un ligero "pasa". Entro y encontró a su hijo leyendo, como siempre hacia. El oji-azul lo miro y le sonrió a su padre.

- Hola papá.

- Hola campeón, la cena ya va a estar lista, baja. - El chico asintió y cerro el libro dejándolo en su mesa de al lado de su cama para después levantarse y bajar a la cocina junto con su padre.

- He invitado a Judith y Diego a cenar. - Dijo su esposa. Judith y su hijo, los conocía desde hace mucho tiempo, la mujer era amiga de su esposa en el instituto, eran muy amigas, desde siempre, inseparables.

- Esta bien. - Respondió él en aprobación, tenia una deuda muy grande con la amiga de su esposa, siempre estuvo ahí cuando la necesitaban, cuidaba de sus hijos hasta el punto de que ya los pequeños le decían nana, le tenían mucho cariño.

Ángel cogió a su pequeña hermana en brazos llevándola a su silla especial en la mesa, donde su madre ya estaba colocando la comida para empezar a cenar.

- Tengo un viaje de negocios, me voy mañana y regreso dentro de tres días. - Soltó el de repente. Su mujer le sonrió emocionada. Esa era una gran oportunidad para su querido esposo.

- Nunca te envían a viajes de negocio... ¿y ese cambio?. - Pregunto Ángel interesado. Su padre solo se encogió de hombro y solo se limito a decir: -Habrán cambiado de opinión.

*****

Yo no sabia si llorar, reír, pegarle a alguien... pero todo me caía como un balde de agua fría, me sentía vulnerable, débil, no se ni como expresar lo que siento en este momento de mi vida; me había convencido que nunca, jamás esto iba a suceder.

Unos años después de lo ocurrido estaba convencida de que mis hermanos iban a cumplir su promesa de encontrarme, pero ya con el tiempo esa esperanza se desvaneció hasta ya no quedar nada sino solo un mísero y oscuro recuerdo que solo me atormentaba, llegue hasta odiarlos por no cumplir su promesa. Me la pasaba noches llorando en mi habitación, en la oscuridad, sin querer ver a nadie.

Y ahora ellos estaban aquí, ¿Cómo debía sentirme?. ¿Feliz por tenerlo de nuevo? ¿de haberlos encontrado?, ¿triste por que me abandonaron?, ¿o debería estar asustada? por que seguro que donde estuvieran ellos... ÉL estaría cerca, y no lo soportaría.

Ángel se aparto de mi y me cogió con sus dos manos mi cara, observándome detenidamente, de arriba a abajo. Yo seguía sin reaccionar.

- Dios... Lidia, ¡estas aquí!. - Dijo emocionado, no paraba de sonreír. Yo no podía gesticular ni una sola palabra.

Ángel... déjala. Necesita digerir esto. - Le agradecí interiormente a Diego. Ángel lo miro, luego me miro a mi de nuevo y con cuidado fue soltando su agarre de mi, como si fuera una copa de cristal a punto de romperse.

Me aleje de el unos cuantos pasos me salió una lagrima, luego otra y otra y ya no pude parar. Lo único que pude hacer fue salir de ahí desesperadamente, tenia que salir de aquí esto se estaba convirtiendo en una locura, una pesadilla en la que no podía despertar.

Entre en la primera puerta que vi, no sabia donde estaba pero en estos momentos no me importaba solo quería desaparecer. No podía creer lo que estaba pasando estaban todos aquí, ¿Cómo era posible? Nunca se me habría pasado por la cabeza que ellos estuvieran aquí, nunca creí que los volvería a ver...

De repente escuche la puerta que se abría, me tense. ¿Quién era?, ¿Y si eran ellos?

- ¿Lidia?. - Esa voz... Gabriel.

-¿Que quieres? vete. Déjame en paz... por favor. - Mi voz salía ahogada, no quería que me viera así, no había levantado la cabeza de entre mis piernas.

-Estas en el baño de hombre. - Mierda... apreté mis puños de la rabia, que tonta era ¡joder!. ¿Qué tenía yo con los baños de hombres?. Me levante para irme, pasando al lado de él sin decir ni una palabra, pero no me dejo, me cogió del brazo reteniéndome, lo mire asustada; no quería mas problemas, no quería esto, quiero irme a casa. Solo me salían lagrimas y mas lagrimas, era una cascada andante, debía de verme patética. 

-Por favor déjame ir... yo... necesito estar sola. - Le dije queriendo que me soltara pero no lo hizo.  

- No vas a conseguir nada huyendo. - Me dijo soltándome por fin. 

- ¿Y que quieres que haga?. No quiero verlos Gabriel, fueron mi mas grande dolor todos estos años, no quiero verlo a él... no puedo verlo, no lo soportaría... - No se porque le estaba contando esto a él pero por muy raro que parezca y por todo lo acontecido... me sentía muy cómoda con él. 

- No sabía que eras su hija desaparecida, y ahora que te veo... el parecido es asombroso. 

- Gracias... eso me hace sentir mucho mejor. - Le dije sarcásticamente. -¿El esta aquí?. - Le pregunte directamente. Me miro, analizando mi rostro.

-Esta en un viaje de negocios, el y mi padre, regresan mañana.- Comencé a temblar, me restregué el rostro nerviosa caminando de un lado para otro. -Tranquila no sabe todavía.

-¡Ni quiero que lo sepa!. - Le grite. - Por favor diles que no se lo digan, ¡por favor!. - Me acerque a el cogiéndolo de los brazos. - No quiero que se me acerque. - Me aleje bruscamente, me estaba entrando un ataque.

-¡Oye! ¡tranquila, tranquila!. - Me cogió de los hombros. Yo lo abrace fundiéndome entre sus brazos, apoyada en su pecho y escuchando su corazón que latía rápidamente

-Por favor... Por favor... No dejes que me encuentre, no dejes que me haga mas daño del que ya me ha echo...  

Narra Diego

Lidia se dio la vuelta y se fue sin decir ni una sola palabra, vi a Ángel que la iba a intentar seguir pero lo detuve antes de que fuera a buscarla, poniendo las manos en su pecho y colocándome frente a el impidiéndole el paso. El vio mi mano en su pecho y luego nuestros ojos se encontraron... otra vez. Miles de sentimientos se apoderaron de mi con solo verlo.

Respire hondo y le mire advirtiéndole que no la siguiera, mire a los demás que estaban detrás de Ángel por unos segundo y me fui de ahí, siguiendo a mi amiga que me necesitaba en estos momentos.

Esto es demasiado para ella, después de todo lo que ha pasado, los gritos por las pesadillas que tenia, las terapias con el psicólogo... la muerte de su madre. Esto ya era demasiado, volver a encontrarse con su pasado implica muchas cosas. Después de que se había recuperado y había seguido con su vida...

Camine por los pasillos de la universidad buscándola por todas partes hasta que escuche a alguien gritando en el baño de hombres

-¡Ni quiero que lo sepa!.  - Escuche a Lidia gritando echa un manojo de nervios. - Por favor diles que no se lo digan, ¡por favor!.-  ¿Con quien estará hablando?. - No quiero que se me acerque.

  -¡Oye! ¡tranquila, tranquila!.  - ¿Gabriel?

  -Por favor...Por favor... No dejes que me encuentreNo dejes que me haga mas daño del que ya me ha echo... - Después de escuchar eso entre al baño como fiera, y los vi a los dos abrazados, el enojo se me subió de pies a cabeza. Tire de Lidia alejándola lo mas posible de ese asesino. 

-¿¡Que significa esto!?. - Grite. - ¿Qué haces con el Lidia? ¿Qué hacías abrazándolo?. - Estaba histérico, no podía parar. Puede ser por el disparo de emociones por todo lo que esta pasando, por los hermanos de Lidia, el saber que están aquí, volver a ver a Ángel; todo se acumulo de una vez, no aguantaba mas. Y explote. 

-¡Diego! Cálmate. - Me dijo Lidia.

-Vayámonos de aquí, tengo... tengo que salir de aquí.- La cogí del brazo y salimos del baño de hombres, casi que corría, tenia que salir de aquí, me estaba volviendo loco. 

Al salir de la universidad nos encontramos a los tres hermanos que estaban ahí frente a un coche hablando. Y esta vez si que corrí, sabia que nos iban a ver pero no me importaba, cuando Lidia se dio cuenta que estaban ahí, siguió mis pasos y corrió, todavía la tenia cogida de la mano. Ellos se dieron cuenta que estábamos ahí y nos siguieron y para nuestra desgracia nos alcanzaron.

-Esperen por favor. - Ángel... Iba a llorar, iba a llorar aquí mismo joder. ¡No! ¡No!

- ¡Mierda!. - Me derrumbe. No aguantaba mas, eran muchas emociones al mismo tiempo, no aguantaba mas.

-Diego... - Escuche a Ángel. 

-Cállate... ¡Cállate!. Me cogí del pelo frustrado. 

-No me voy a callar... - Y me beso. Me estaba besando después de 10 años que desapareció, me dejo, me abandono. Abandono a su hermana pequeña... Joder esos labios... vuelvo a tocarlos después de mucho tiempo, y las mariposas que habían estado dormidas revoloteaban de nuevo pero esta ver con fuegos artificiales.

Escuche el asombro de Lidia, por un momento olvide que ella estaba allí parada mirándonos. Nunca le había dicho mi relación con Ángel. Me sentía culpable por ello, por que nos lo contábamos todo, y esto es algo que debí decirle desde hace mucho tiempo pero no pude.

Poco a poco se fue alejando y me miro para ver cual era mi reacción. Mire a sus hermanos que no se les veían tan sorprendido, supongo que el les habrá contado. 

-¿Pretendes que con esto te perdone y volvamos a tener un relación hermosa y feliz, después de todos estos años?. - Le pregunte sarcásticamente.

-Mis sentimientos no han cambiado Diego. - Lo mire buscando cualquier rastro de mentira, pero no, tenia la mirada mas sincera que conozco, esa mirada que me enamoro la primera vez que lo vi, esos ojos azules tan brillantes cuando me miran.

Los míos tampoco. Pensé. 

Su mirada se fijo ahora en Lidia, que nos veía estupefactos, sin poder creerlo. 

-Nunca hemos dejado de buscarte Lidia. Volvimos a la casa donde nos criamos pero estaba desierta, buscamos en la casa de Judith y Diego pero nada... Simplemente desapareciste. 

-Ese era el plan... tu padre no debía de encontrarla. - Dije yo. Me miro y luego volvió a mirar a Lidia, esperando por una respuesta

-Necesito digerir todo esto... yo... ahora no puedo hablar con ustedes... - Dijo temblando

-Te entiendo... - Le sonrió y ella aparto la mirada. El volvió a mirarme, analizando cual era mi estado en este momento y suspiro. Te he extrañado... aunque no lo creas, espero que algún día puedas perdonarme, quisiera volver a retomar lo que tuvimos. - Se acerco a mi y beso la frente haciendo que yo cerrara los ojos. Mi cuerpo temblaba y sentía mariposas en el estomago. Lo extrañaba y mucho... -Vamos. - Le dijo a Logan y a Alex, para después montarse en un mercedes negro. Lidia y yo veíamos como el coche se hacia mas y mas pequeño a medida que se alejaba. Ninguno decía nada, solo veíamos el camino ya desierto. De repente siento un golpe fuerte en mi hombro. 

-¡Imbécil! ¡Eras novio de mi hermano! ¡y nunca me lo contaste!. - Se fue caminando en dirección a nuestra casa. 

-¡Espera! ¡Lidia! ¡Puedo explicártelo!. - Salí corriendo detrás de ella. 

Narra Lidia

Llegamos al departamento y fui directo hacia mi habitación, estaba enfadadísima, después de estos años nunca me contó que era pareja de mi hermano, creí que no teníamos secretos pero me equivocaba. Di un portazo cerrando la puerta, que hasta retumbo la casa. Me tire a mi cama y grite en mi almohada desahogándome.

- Lidia... - Escuche a Diego detrás de la puerta. Lidia por favor vamos a hablar. Me senté en la cama mirando hacia la puerta. - Oye lo siento, debí contarte pero no sabia como...

- Quiero estar sola. - Le dije muy enfada. Lo escuche suspirar.

-Lo siento... Por favor abre la puerta... no estoy bien, ni tu tampoco. No es fácil esto... Te necesito... -Lo escuche quebrarse

Me rompió el corazón, me lo hizo pedacitos. Me levante de la cama y abrí la puerta un poco y mire hacia fuera, y allí estaba el con lagrimas en los ojos. Abrí la puerta completamente y lo abrace y lloramos los dos sin parar, desahogándonos de todo lo que teníamos acumulado por dentro. 

Después de un rato abrazados nos separamos y lo deja pasar a la habitación, sentándonos en la cama en silencio.

-¿Por que no me lo dijiste?. - Le pregunte intrigada.

-No sabia como ibas a reaccionar... además hablar de él significaba recordártelo todo y no quería... ya tenias suficiente.

-Debiste haber sufrido mucho también... yo los tenía a ustedes pero tu... - lo mire. - Por eso nunca tenías una relación seria con nadie.

- En el fondo lo estaba esperando, que apareciera un día... -Suspiro. 

Se quedo en silencio sin decir ni una palabra tenia su vista fija en mi portarretrato. Lo cogió y lo observo.

-El día anterior a esta foto me pidió salir. - Dijo con un nudo en la garganta. - Un año después... dejo salir las lagrimas. No le digamos nada a mamá. Todavía no. - Yo asentí estando de acuerdo, el dejo el portarretrato en su sitio y se levanto de la cama, me dio un beso en la frente y se fue cerrando la puerta tras de si.

Esto era muy duro...




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