Capítulo 8: Sentimientos encontrados
- La encontramos, es ella. - Dije cuando contestaron el teléfono al otro lado de la línea.
- ¿Quien?. - Pregunto con voz seria, típica de él.
- Lidia... - Cuando pronuncié su nombre un silencio sepulcral apareció entre nosotros. Vi a Alex que estaba sentado en el sofá, estaba pensativo, desde que llegamos del almacén no se ha movido de ahí, las lagrimas le caían solas de los ojos. Y yo estaba igual. Jamás habíamos llorado, no desde hace 10 años.
-¿Dónde esta?. - Volvió a preguntar, su voz se oía extraña.
- Estudia en nuestra misma universidad.... esta con Diego. - Le dije, el no decía nada, incitando a que continuara hablando. - Los dos vieron a Gabriel asesinando al bastardo de Richard, y los llevaron al almacén del sur. - Hice una pausa recordando lo que había pasado y continué con voz ahogada. - No nos quiere ver... Se me hizo un nudo en la garganta, no podía hablar, al recordar la imagen de Lidia en ese estado se me cae el mundo al suelo.
- ¿Diego dices?. - Susurro.
- Si, trabajan en el Caffè Grace, Ang...
- Mañana llego a Roma, tengo que verla, ni una palabra de esto a Christian ¿me has escuchado?. - Colgó. Mire a Alex que me miraba esperando una respuesta.
- Viene mañana... - Le dije guardando mi teléfono en mi bolsillo y él volvió a su postura de antes sin decir ni una palabra.
******
Me desperté jadeando, quede sentada en la cama, las gotas de sudor me recorrían por toda la frente y las lagrimas se derramaban por mi rostro, estaba temblando, todo mi cuerpo temblaba. La misma pesadilla había vuelto pero con mas intensidad.
Ahora sabia que ellos estaban aquí, los había visto.
Los había visto...
Eran ellos...
Los tenia enfrente de mis ojos todo el tiempo y no los reconocí. En la universidad, en la cafetería... joder los tenia tan cerca.
Me levante de la cama con dificultad, vi la hora, hora de prepararse para la universidad, no quería ir, no soportaría verlos otra vez, pero tenia que hacerlo, no puedo ser débil, no puedo... si tenia que encararlos lo haría, no podía correr como una niña asustadiza, en eso salí a mi padre, siempre con valor y no dejar que te destruyan... pero esto estaba por encima de mis limites, no sabia que haría si lo veía de nuevo.
Mi mirada se desvió a la fotografía de mi familia, la cogí y una lagrima salió de mis ojos, me las quite rápido y coloque la foto en su sitio me levante de la cama y fui al baño y al entrar me vi en el espejo, parecía un zombie, los ojos los tenia hinchados de tanto llorar, las ojeras estaban muy pronunciadas de un color morado oscuro, estaba pálida, mi cabello hecho un desastre. No parecía yo, no era yo.
Encendí el agua de la ducha, me quite mi ropa y me metí en el agua caliente, tan relajante como siempre. Por fin era viernes, mañana podría descansar. Me quedaría en casa todo el día, no saldría. La cara de mis hermanos se aparecieron en mis pensamientos. Sus caras sorprendidos al verme y de confusión y de tristeza cuando los rechazaba, ellos no tenían la culpa de nada, pero... no puedo.
Logan...
Alex...
Di un brinco asustada cuando tocaron la puerta de mi baño interrumpiendo mis pensamiento.
- ¿Lidi?. - Era Diego.
- Dime. - Dije saliendo de la ducha, colocándome una toalla alrededor de mi cuerpo.
- ¿Estas bien?. - Suspire y le abrí la puerta, allí estaba con ojos preocupados, mirándome detenidamente la cara al ver como estaba.
- No lo hagas. - Frunció el ceño.
- ¿El que?. - Preguntó confundido.
- No me mires con lastima, no lo hagas.
- Lidi yo no... - Suspiro. - Lo siento... no soporto verte así. - Dijo aguantando las lagrimas para no llorar.
- Estoy bien, me voy a vestir ¿si?. Nos vemos abajo. No le digas nada a Judith, por favor. Se volvería loca. - El asintió sin decir nada mas y se fue, cerrando la puerta de mi habitación.
Suspire sintiéndome agotada emocionalmente. Salí del baño y busque mi ropa, un pantalón corto de color rojo y una camisa blanca suelta con la bandera de estados unidos y unos botines de tacón negros. Me seque el cabello rápido y me hice una coleta, me maquille y para finalizar me puse un labial rojo. Me mire en el espejo, ya estaba lista. No se veía ningún rastro de ojeras y mi cara ya tenia color, era yo de nuevo.
Cogí mi bolso de la uni y fui a la puerta para salir pero me detuve antes de girar la manilla.
Judith no puede enterarse de lo que paso, ayer cuando llegamos Judith estaba en el sofá casi dormida esperándonos, intente disimular pero era imposible, tuvimos que mentirle diciéndole que una compañera de la cafetería nos había invitado a comer y se nos hizo tarde, y yo estaba muy cansada, se lo creyó, pero no nos gustaba mentirle. Siempre le contábamos todo pero no podía decirle la verdad, por ahora no, no quería preocuparle. Suspire y me di el valor para salir, cerré la puerta detrás de mi y fui a la cocina donde estaban Judith y Diego desayunando.
- ¡Buenos días!. - Dije aparentando felicidad. Me senté en frente de los dos dejando mi bolso a un lado.
- ¿Cómo has dormido cariño?. - Me sonrió Judith, Diego me miraba atento.
- Bien. - Sonreí, bueno... un intento de sonrisa. Mire mi plato, tostada con mermelada, delicioso.
Terminamos de desayunar y nos fuimos a la uni y Judith a su trabajo, la misma rutina de siempre.
Nos detuvimos en la entrada, mirando el gran edificio en frente de mi, dudaba en entrar no quería toparme con ellos y después de lo que vimos ayer, tampoco quería ver a Gabriel. Quería estar muchos metros lejos de ellos.
- ¿Estas segura de entrar?. - Me pregunto Diego. Yo suspire y lo mire.
- Vamos. - Camine entrando a la gran universidad y Diego me siguió, estuve mirando a todos lados por si los encontraba, pero no estaban por ninguna parte y eso me calmo. Tampoco vimos a Ana en ningún sitio.
Toco el timbre y nos fuimos a nuestras respectivas aulas. Al entrar a mi clase, como siempre Ryan estaba ahí, me miro al entrar, me seguía con su mirada fría y calculadora, pero ya no era esa cara de asco y de odio, eso había cambiado, era una de curiosidad. Me puse nerviosa y seguí caminando a mi asiento, pase por su lado pero su mano, bruscamente cogió mi muñeca impidiendo que siguiera mi camino.
- Siéntate. - Dijo señalando el asiento al lado de el. Yo lo mire confusa sin saber que hacer, me estaba haciendo daño en el brazo. Le hice caso y me senté al lado, no quería problemas.
Cuando me senté el me soltó y siguió con su postura de brazos cruzados. Yo no entendía por que quería que me sentara a su lado, lo mire confundida pero el solo miraba al frente ya que el profesor había llegado y yo ni cuenta me había dado hasta que hablo.
******
Salí pitando de clases con Ryan siguiendo mis pasos cuando había sonado el timbre del recreo, me estaba comenzando a poner nerviosa, ¿Por qué me seguía?, ¿Qué se creía este imbécil?. Prácticamente estaba corriendo para llegar al comedor. Dos horas, dos horas aguantando la mirada penetrante de Ryan, vigilaba todos mis pasos, vigilaba cada movimiento que hacia y eso me desconcertaba.
El pasillo se fue quedando vació y yo aun no llegaba al comedor, miraba hacia atrás de vez en cuando y el seguía detrás de mi, caminando rápido con las manos en los bolsillos siguiendo mis pasos. Corría mas rápido pero choque con alguien y casi caigo al suelo por el impacto pero una mano grande me sujeto de la cadera para que no cayera he hiciera el ridículo. Al ver quien me había salvado me quede helada, mi cara palideció al verlo ahí tan cerca de mi.
Alex...
Su mirada preocupada me estremeció, conseguí acomodarme y me aleje de el dando dos pasos hacia atrás, quitando sus manos de mi.
- ¿Estas bien?. - Me pregunto, pero no le respondí, las palabras no me salían de la boca, solo lo miraba sin poder creerlo, mis manos temblaban, pero las hice puño para que no lo hicieran.
Sus ojos eran una revuelta de emociones, estaba dudando en si se acercaba o no.
- Alex. - Le llamo Ryan que estaba detrás de mi, fruncí el ceño y me voltee a encararlo.
-¡Deja de seguirme!. ¡Eres un maldito acosador!. Le grite. Ryan me miro furioso pero no dijo nada, relajo sus facciones y miro detrás de mi donde estaba Alex.
- ¿La estas siguiendo?. - Le pregunto Alex con una ceja alzada.
- Gabriel quiere vigilarla por si dice algo. - Dijo mirándome de arriba abajo, me hizo sentir incomoda.
- ¡No diré nada!. - Grite. No se porque le gritaba, era igual que Gabriel, un asesino, y yo estaba gritándole. - ¡Déjenme en paz, a mi y a Diego!. - Mire a Alex que me miraba con tristeza, los ojos se me aguaron, el me iba a tocar pero me aleje.
Al diablo la valentía!
- Lidia... ¿podemos hablar?. Me pregunto dudoso, mirándome con ojos suplicantes. - Por favor... - Susurro.
Mis lagrimas salieron, no aguante mas. Intentaba pararlas pero lo que salían eran sollozos sonoros y un intento de respiración. Vi como Alex se iba acercando a mi pero lo detuve intentando que parara, salí de ahí corriendo, gire en la esquina del pasillo perdiéndolos de vista.
Respire hondo, inhale y exhale pero las lagrimas no paraban. Me tape la boca para no hacer ruido llorando, me apoye en la pared y me deslice hasta caer en el suelo, llore y llore sin parar. Abrace mis piernas y oculte mi cabeza entre mis brazos. No podía estar pasándome esto, creí que nunca los volvería a ver y ahora estaban aquí... ¿coincidencia?, ¿destino?, no se lo que era pero lo que si sé, es que es una mierda. Todo esto era una mierda, no podía estar pasándome esto y lo peor de todo es que había presenciado un asesinato... y mis hermanos estaban involucrados.
Están metidos en algo muy malo...
- ¿Lidi?... - Susurro una voz que reconocí como Diego. Levante mi cabeza y allí estaba arrodillado a mi lado mirándome preocupado, y a su lado estaba Ana, también preocupada y nerviosa. - ¿Ha ocurrido algo?. - Pregunto con miedo. Negué con la cabeza y me limpie las lagrimas, me levante del suelo con ayuda de Diego, el me abrazo y hundí mi cabeza en su cuello. Necesitaba un abrazo y que mejor que un abrazo de Diego, esos eran los mejores, siempre lo he dicho. Me estaba relajando un poco ya no lloraba tanto como antes.
- ¿Que ha pasado?. - Se separo de mi, y me observo esperando mi respuesta.
- Yo... - Mire a Ana, que me miraba con tristeza.
- Mi hermano me lo contó... - Puedo explicártelo lidi... - Empezó a decir ella pero la interrumpí.
- No quiero saberlo. Son cosas de ustedes. - Le conteste no queriendo saber nada de lo que era su hermano.
- Y tuya. - Fruncí el ceño confundida cuando me dijo eso.
- No quiero meterme en eso Ana, no es mi problema.
- Ya estas metida Lidia, eres una Stone, estas en peligro si se enteran...
- Basta!. - Le grite. - No lo digas....
- Lo siento yo... - Suspiro. - Lo siento.
- Déjalo... ¿nos vamos?. - Susurre y mire a Diego. El asintió me coloco su brazo encima de mis hombros. Nos despedimos de Ana. No quería estar mas aquí, no se había acabado las clases pero quería irme.
Dimos la vuelta en uno pasillo y nos chocamos con alguien haciendo que diéramos algunos pasos hacia atrás, era Logan y Alex. Diego se tenso y yo me aguantaba para no llorar otra vez.
Diego suspiro de asombro cuando otra persona salió detrás de mis hermanos, estaba vestido de traje sin corbata, con unos botones desabrochados, su cabello era negro y sus ojos ojos azules igual que...
No...
El solo miraba a Diego con tristeza, como si quisiera decirle algo pero no podía.
Un sollozo salió de mis labios llamando la atención de el.
- Ángel... - Susurre. El me miro con el ceño fruncido y me miro de arriba a abajo para que por ultimo mirarme a los ojos.
- Es ella. - Le dijo Logan, Ángel lo miro y luego me miro a mi con los ojos como platos.
- ¡Lidia!. - Corrió hasta mi y me abrazo de sorpresa sin ni siquiera darme tiempo a reaccionar, me tenia rodeada con sus brazos en mi cuello, mis brazos estaban cada uno a mi lado sin moverse. De mis ojos ya no salían lagrimas, se habían secado por completo. Ángel estaba sollozando y yo ahí, sin poder creer lo que me estaba pasando en tan poco tiempo que llevaba en Roma.
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