Capítulo 2: Gabriel
Cuando decidí estudiar psicología no creí que fuera tan complejo, es difícil de entender pero cuando lo logras impresiona; como cada experiencia humana puede influenciar en la personalidad de cada individuo, es maravillosamente asombroso, por eso no hay que juzgar tan rápidamente a las personas, ni siquiera por su físico, a lo mejor aquella persona puede estar librando una batalla interna. Siempre hay que escucharlas por que a lo mejor tienen una historia que contar.
El timbre del receso me impidió seguir escribiendo, era hora de comer. Cogí mis cosas y fui directamente a la taquilla a dejar todos mis libros e intente llegar al comedor, cuando se trata de comer todos corren es ley. Yo solo podía pensar en una rica rebana de pizza con queso derretido.
Llegue al comedor y todo el mundo ya estaba allí. No es nada diferente al instituto sigue habiendo los típicos grupitos, los populares, los frikies... Creí que eso solo pasaba en el instituto.
Fui a buscar mi tan esperada pizza con bandeja en mano. Cuando lo conseguí, mire por todos lados haber si encontraba a mi rubio amigo pero nada, no estaba. Busque mesas pero todas estaban llenas excepto uno que solo se encontraba una chica castaña comiendo sola. Cuando me acerque a la mesa ella subió la mirada, observándome asustada y confundida como si hubiera visto un fantasma.
- ¿Puedo sentarme aquí?. Le pregunte amablemente, ella dudo un poco pero asintió. Cuando estaba a punto de sentarme me di cuenta que todo el mundo me miraba y susurraban cosas como "esta loca", "¿Qué hace ahí?", era muy extraño.
- ¿Eres nueva cierto?. Dijo la chica.
- Si, acabo de empezar hoy junto con mi hermano. Dije sonriendo y comiendo mi pizza ignorando a la gente. Soy Lidia, Lidia Mccan.
- Yo Ana, Ana Balzaretti. Se quedo callada por unos segundos, se le veía nerviosa miraba por todas partes como buscando a alguien. Oye...no deberías de sentarte aquí. Me quede confundida, si no quería que me sentara me lo hubiera dicho desde un principio. No es por ser maleducada ni nada de eso, puedes sentarte aquí, es solo que...
- Lo siento por molestarte...La interrumpí enfadada a punto de levantarme.
- ¡No! ¡No! no me mal interpretes Lidia. Dijo cogiéndome del brazo para que no me fuera, haciendo que atrajéramos mas miradas. Lo siento es que yo...
- ¡Ana!. Grito una voz gruesa y varonil cerca de nuestra mesa, mas concretamente detrás de Ana. Ella se levanto de su silla tan rápido que me impresiono. Mire alrededor y todos tenían cara de terror, como si hubieran visto al mismísimo demonio.
Pero que les pasa a esta gente parece que estuviera rodeada de malditos chihuahuas. Pensé.
Mire al chico que le había gritado a Ana y OH.POR.DIOS. Estaba lleno de tatuajes y con un piercing en la ceja, su sola presencia daba muchísimo miedo, esos ojos de dos colores distintos te penetraban profundamente, tenia un aire misterioso que lo hacia muy atractivo. Estaba acompañado de otro chico que también estaba lleno de tatuajes pero tenia muchos piercings, en las dos cejas, en la boca y uno en la nariz como un toro, no entiendo como alguien puede agujerearse tanto la cara parece un colador.
- ¿Que pasa Gabriel?. Le pregunto ella nerviosa. ¿Pero quien es este chico para que ella y todos reaccionen así? ¿Y donde mierda se ha metido Diego?.
- Hoy salimos antes, Carlos necesita hablar con nosotros. Dijo el chico misterioso que ahora se que se llama Gabriel.
- De acuerdo... Dijo en un susurro. Gabriel y su amigo se iban a ir pero no antes sin mirarme con ojos amenazantes pero con curiosidad, su sola mirada me puso la piel de gallina, me miro y luego a Ana y se fue.
Suspire, no sabia que estaba conteniendo la respiración todo este tiempo. Escuche a Ana suspirar también para después sentarnos en la mesa en silencio.
- ¿Quién es el?. Pregunte cortando el silencio incomodo. Ella me miro y luego fijo su vista hacia atrás de mi y luego me volvió a mirar, alce una ceja y mire hacia atrás de mi, era Gabriel mirándonos con el ceño fruncido. Volví a mirar a Ana que tenia la cabeza agachada mirando a su plato. Ana..
- Es mi hermano. Lo siento... debo irme. Cogió su bandeja de comida, la tiro a la basura y se fue del comedor. Mire hacia atrás otra vez y él me miraba mientras se levantaba de su silla y se iba con el chico rubio también del comedor.
Después de un rato alguien se sentaba frente a mi, era Diego con su bandeja que contenía una hamburguesa y patatas fritas.
- ¿Qué tal chica? ¿Y esa cara pálida?. Pregunto metiéndose una patata a la boca.
- ¿Dónde estabas?. Le pregunte enfadada, ya que había tardada mucho, MUCHÍSIMO.
- Mi profesor de psicología criminal no paraba de hablar y eso que le decían que ya era la hora, que pesado. Diego estudiaba criminología, era su pasión desde que era pequeño, se pasaba horas y horas viendo películas y series policíacas. Judith siempre le decía que se iba a volver loco de tanto ver eso. ¿Ha pasado algo interesante mientras no estuve?. Le empece a contar lo que había sucedido escuchándome atentamente, seguía comiendo pero sin apartar la mirada de mi.
- Y eso fue lo que paso, y tu no aparecías. Le dije fulminándolo con la mirada.
- Lo siento... así que tuviste una mañana interesante no?. Sonríe de lado y yo rodee los ojos. Después de unos minutos sonó el timbre de vuelta a clases.
- ¿Qué tienes ahora?. Me pregunto levantándose de su silla al igual que yo.
- Historia de la psicología, ¿y tu?. Eche los restos de pizza a la basura y salimos en dirección a nuestras respectivas aulas.
- Victimología, ¿nos vemos a la salida?. Me pregunto antes de irse por el pasillo que conducía a su clase.
- Si, allí nos vemos. Sonreí y entre a mi clase, sentándome en el primer asiento.
Algunas personas ya estaban dentro hasta que poco a poco fueron llegando mas alumnos y por ultimo llego el profesor.
El resto del día fue normal, no vi a Ana, ni a Gabriel, supongo que ya se habrán ido a no se donde, solo vi al chico rubio que me ignoraba completamente, ese chico era muy raro andaba serio todo el rato como si estuviera a punto de golpear a alguien.
Al fin sonó el timbre de salida, recogí mis cosas y salí afuera, donde me estaba esperando Diego, al verme sonrió y nos fuimos a casa caminando, teníamos que caminar unas cuantas calles según Google maps. Parecía que no estaba tan lejos. Estuvimos hablando todo el camino de tonterías hasta que por fin llegamos. Al entrar nos dimos cuenta que no estaba Judith, suponía que aun estaba trabajando, así que prepare la comida para nosotros y después nos pusimos a ver la tele
No podía parar de pensar en lo que había ocurrido en el comedor con Ana y su hermano, en como todos nos miraban como si fuera a matar a alguien, era escalofriante, aunque no me sorprendería yo también pensaría lo mismo al ver a Gabriel, en serio imponía, era un chico alto y grande, daba cierto respeto y mas con esos penetrantes ojos que pareciera que te estuviera viendo el alma.
- Estaba pensando...Comenzó a decir Diego. ¿Y si trabajamos?. Lo mire con una ceja alzada.
- ¿En serio? ¿Para qué?. Le pregunte confundida.
- No se...para tener nuestro propio dinero...y para ayudar a mam...mi madre. Estuvo a punto de decir "mamá" pero se corrigió, el sabía que aún no estaba preparada para decirle mamá a Judith, no podía hacerlo...sentía que si lo hacía estaba deshonrando a mi verdadera madre y simplemente no podía hacerlo, se que Judith ha estado deseando que algún día se lo diga pero no puedo, sé que me comprende ya que habíamos hablado de esto una vez... la llamo Judith o nana con eso me siento más cómoda.
- Podría ser...Sonreí, tenía razón podíamos conseguir un trabajo por la tarde algunas horas para así ganar dinero y poder ayudar a Judith con los gastos de la casa y con lo que nosotros necesitemos, me parecía una buena idea.
- ¡Pues esta tarde vamos a buscar!. Sonrió.
Eran las cinco de la tarde cuando escuchamos la puerta de entrada abrirse, dando paso a una Judith cansada, la ayudamos con un par de bolsas que cargaba, parece que había pasado por el supermercado. Le ayudamos a colocar lo que había traído; luego Diego y yo le dijimos que íbamos a recorrer la ciudad, no queríamos decirle nada aun sobre encontrar trabajo, mejor que fuera una sorpresa.
No conocíamos muy bien Roma pero Diego tenía un mapa donde nos guiábamos perfectamente, decidimos entrar a una cafetería llamada Caffè Greco para probar si hay suerte como camarero o cualquier otra cosa. Al entrar el olor a café y bollos nos inundo, había muy poca gente, solo una pareja y un grupo de ancianas tomando café. Nos acercamos a la barra donde había una chica pelirroja limpiando la encimera.
- Hola, disculpa. Le hablo Diego. cuando ella levanto la cabeza hacia Diego sus grandes ojos azules casi salen de sus órbitas me tuve que aguantar la carcajada y mirar hacia otro lado para no ser indiscreta.
- Hola..Tartamudeó ella, sus mejillas tornaron de un calor carmesí intenso, casi se parecía a su pelo.
- Quisiera hablar con el dueño por favor. Dijo él amablemente.
- Si soy yo...¿que necesitan?. Vi que Diego sonrió de medio lado.
Oh ahí sale el Don Juan...pensé
- Oh...perfecto, pues queríamos saber si necesitaban unos camareros o limpiadores estamos buscando trabajo, somos personas responsables y con experiencia. Recalco Diego apoyándose en la barra acercándose más a ella, la pobre se puso más colorada aun, Diego era conocido en nuestra ciudad por coquetear para conseguir lo que quería, no importaba si era chica o chico.
- Pues...si la verdad es que si...eh...Se detuvo un momento suspiro y siguió hablando. Camareros...necesitamos camareros por la tarde. Ella sonrió sin dejar de mirarlo, sus ojos brillaban de ilusión, ya me daba hasta pena y todo.
- Perfecto, nos viene bien en la tarde somos estudiantes.
- ¡Bien! Pues...si quieren empiezan mañana mismo. Dijo ella ilusionada, más bien por que iba a ver a Diego.
- ¡Gracias!. Grito Diego. Oh dios mío...se le salió el no-macho. Mire la cara de la dueña, esa cara de desilusión que se te marca en el rostro cuando vez al chico que te gusta y es gay a eso me refería. Ya tenemos trabajo herrrrmana. Dijo pronunciando mas la "r"; nos despedimos de la chica y salimos de ahí.
- ¡Oh por dios estás loco!. Le dije riéndome, estaba conteniendo mucho la risa allí adentro. Pobre chica.
- Nadie puede resistirse a este bombón. Me guiño el ojo y yo me reí si parar.
- La pobre se quedo tan desilusionada.
- Se le pasara. Dijo sonriendo desinteresado. ¿Vamos a tomar un café?. Yo asentí y fuimos a otra cafetería. Pedimos nuestros cafés mientras charlábamos de varias cosas. Y en un momento dado me acorde de mis hermanos, lo admito...los extraño, me acuerdo cuando Logan jugaba conmigo a las muñecas, yo era Barbie y el Ken; cuando Ángel me cargaba en el aire haciéndome el avioncito o cuando Alex me daba chuches a escondidas para que nuestros padres no nos vieran y nos lo comíamos. ¿Dónde estarán ahora?¿Que estarán haciendo?. Casi no me acuerdo de sus rostros, los veo muy borrosos...
A veces desearía volver atrás el pasado y tener a mi familia junta de nuevo, una familia feliz como éramos antes mi padre, mi madre y mis hermanos. Me pregunto si me extrañan, si piensan a veces en mí...pero no puedo olvidar lo que mi padre le hizo a mamá, por culpa de él me la paso noches llorando y gritando por las pesadillas de aquella fatal noche; por culpa de él perdí a mi madre...Cuando tenía pesadillas me sentaba en mi cama a media noche sin poder dormir, mirando el colgante que me había regalado mi padre que se abría y adentro estaban las fotos de todos cuando éramos felices hasta que ocurrió lo que ocurrió, aun no puedo entender porque mi padre hizo lo que hizo... Pero en el fondo de mi corazón estoy feliz, feliz por que se que tengo a personas que me quieren de verdad, Judith...Diego...
- ¡Ey! Lidi, ¿estas bien?. Escuche a Diego hablarme interrumpiendo mis pensamientos.
- Si. Estoy bien, lo siento ¿Qué decías?. Le dije desorientada. El me miro con cara de tristeza, mirándome a los ojos.
- ¿Qué ocurre?. Yo agache la mirada, no sabía si decirle o no lo que ocurría, él se preocupa y mucho. Suspire y lo mire, esos ojos azules me miraban tristemente, pero no por lastima sino por querer ayudarme y no saber como.
- Estaba pensando en ellos...El suspiro sabiendo a quienes me refería.
- Tienes que dejarlos atrás Lidi...no sé si es lo correcto decírtelo pero...odio verte mal, odio ver esa mirada en tus ojos, esa mirada de dolor cada vez que piensas en ellos y no te culpo. Sentí una lagrima correr por mi mejilla pero me la seque rápido.
- Vayámonos, es tarde...Diego asintió y nos fuimos de la cafetería para luego ir a la casa, en todo el camino no dijimos ni hablamos nada hasta que llegamos, allí estaba Judith haciendo la cena de esta noche, nos saludo con una sonrisa y Diego se quedo allí con ella ayudándola en la cena, yo subí a mi habitación a hacer deberes que me habían mandado en la universidad y pensando en mis cosas.
Después de una hora termine de hacerlos todos, me puse a acomodar mi habitación y a colocar otras cosas que no había guardado ayer, aun me faltaban cosas que colocar. Después de 10 minutos oí la puerta de mi habitación abrirse y vi entrar a Judith con una sonrisa en el rostro.
- Hola cariño. Dijo acercándose a mí y ayudándome de terminar de colocar mis cosas.
- Hola Judi ¿Qué pasa?.
- No me has contado, ¿Cómo te ha ido en clase?. Me pregunto. Diego ya me contó solo faltas tú. Sonrió. Judith era muy maternal, era como mi madre, humilde y comprensiva.
- Muy bien, conocí a una chica es amable...pero un poco rara. Dije recordando lo que había pasado en la cafetería.
- Rara ¿porque?, Dijo riéndose.
- Es tímida. Tengo hambre, ¿ya esta lista la comida?. Pregunte cambiando de tema no quería decirle lo que paso con el hermano de Ana, a ella estas cosas le dan miedo, es muy sobre protectora con nosotros.
Ella rió y nos fuimos a la cocina donde se encontraba Diego con un delantal que decía "soy una sexy cocinera", me reí al recordar que Diego había obligado a Judith a comprarla, la había perseguido por toda la tienda como un niño pequeño y al final ella lo compro para callarlo.
El estaba terminando de hacer la cena así que lo ayudamos a poner la mesa para poder sentarnos a comer.
- ¡No te he preguntado!. Hable con la boca llena dirigiéndome a Judith.
- No comas con la boca llena Lidi. Dijo tratando de ser seria pero no lo consigue y se ríe.
- ¡Cerda!. Dijo Diego lanzándome un pedazo de huevo revuelto a la cara dándome directo en un ojo el se rió a carcajadas y yo lo fulmine con la mirada.
- Basta Diego deja de tirar la comida. Dijo regañándolo. ¿Qué me ibas a preguntar?. Me pregunto.
- ¿Cómo te fue en tu primer día de trabajo?. Le dije acordándome que no le había preguntado antes sobre cómo le había ido ya que era su primer día de trabajo.
- Cierto, no te preguntamos mamá. Dijo Diego tragando lo que tenía en la boca.
- Muy bien, las personas son muy amables aquí. Sonrió y me acorde de lo del hermano de Ana.
Si...amables. Pensé sarcásticamente.
-Mi jefe es muy simpático y paga bien, no me puedo quejar. Judith trabaja limpiando en una empresa muy famosa en Italia de electrodomésticos el tío Teo se lo había conseguido. Creo que...aquí estaremos bien. Sonrió y nosotros sonreímos con ella.
Creo que si puede que aquí estemos bien, por un tiempo...
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