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Capítulo 25


Nunca, por nada en el mundo, podía uno desear que su dolor aumentara. Del dolor solo puede desearse una cosa: que cese. No hay nada peor que el dolor físico. Ante el dolor no hay héroes. 

— George Orwell, libro 1984


Jooheon sentado en su típico lugar, estaba furioso, aún le picaba mucho la mano por las ganas que tenía de golpear más a Park, pero tenía mucho en contra suyo, sabía que fuera cual fuera el caso, golpearlo no ayudaba de nada, porque Jimin siempre se saldría con la suya, ya que entre los dos, la oveja negra era él, lo único que podía hacer era jugar bien para que la próxima notasen que el lobo era el contrario.

Pero era difícil, porque todos parecían estar encantados por el hechizo del mismo. Si le decía algo a Jungkook este solo lo voltearía a mejor posición de Jimin lo mismo con Jinsoul, y ni hablar de Taehyung quien parecía tan bien adiestrado al punto que la ceguera que tenían por Park era imposible de eliminar y eso incluía a Jungkook. Quién extrañamente no veía en el salón y tampoco había visto todo el fin de semana y era raro, no solía saltarse clases, ya que sabía que su padre era muy riguroso con él y siempre acababa castigado.

Toma su celular y le envía un mensaje, el cual nota que le llega pero conociéndolo no respondería al instante, él era así pero al menos ahora si le llegaban sus textos y no como en esos últimos días en los cuales no podía recibir ni una de sus llamadas ya que los mandaba a buzón o daba directamente apagado, y Jungkook más teléfono apagado no le parecía algo muy normal.

Comienza a pensar en que apreciaba a Jungkook, bastante, la verdad que era uno de sus mejores amigos, lo seguiría donde sea y haría lo que fuese por él y sabía que hasta un punto era recíproco, aunque no hasta la línea llamada Park Jimin.

Para Jooheon era notoria la lengua reptil, venenosa y manipuladora que poseía el joven pero los demás no, profesores, adultos, jóvenes todos caían por sus mentiras y falsas ideas que él lograba proyectar en ellos, excepto en su persona y sabía que eso era una ventaja como desventaja, a veces le parecía tonto ponerse a pensar en eso, ya que en algunos años no importaría, todos se graduarían y aquellos días de colegio no importarían, pero también estaba que el realmente se preocupaba por sus amigos y claro su pareja. Quien cabe recalcar estaba delante suyo.

Estaba esperando, ansioso que el reloj diera las tres en punto para al fin salir y hablar con Minhyuk, debía hacerlo, sabía que lo suyo estaba mal, lo estuvo por mucho tiempo, ellos llevaban más de un año de relación y era genial. Minhyuk y el congeniaban bastante, eran muy buenos como pareja, ambos, Minhyuk era todo lo que podía pedir de relación, podría incluso contar las veces que peleaban de lo poco que era, pero al final del mes pasado todo fue decayendo, y fue a culpa suya y lo sabía.

Jooheon lo amaba pero también era un hombre, tenía necesidades básicas y era una persona con hormonas revueltas, en todo el tiempo en que estuvieron juntos nunca tuvieron sexo, siempre fueron mamadas, toqueteos hacia su persona pero Minhyuk nunca dejaba que él lo tocara y él lo entendía, no pedía mucho, pensaba que eso pasaría pero al final del día no lo hacía, un año y medio y aun no habían hecho nada intimo que requiriera sacarse la ropa. A veces pensaba que Minhyuk era tímido, y lo comprendía, pero lo intentó de todas las formas y aun así no funciono, parecía que aquella corteza no la podía derrumbar, él no tenía miedo de nada y aceptaría cada cicatriz de su pareja y lo amaría, porque de verdad lo quería de una manera muy pura y simple, pero Minhyuk no lo dejaba tocarlo más que las piernas o el abdomen, y su pareja tenía un buen cuerpo, no lo tenía marcado ni nada y tampoco era demasiado delgado, era un poco rellenito y eso le parecía muy lindo e incluso si tuviese más kilos lo amaría, pero no entendía el porqué de su forma de actuar.

Él falló y bien lo supo cuándo aceptó acostarse con Chang, fue un día en que Minhyuk y él habían discutido, porque su pareja no quería que lo tocara y no podía hacerle ver su punto, solo supo que se pasó de copas, de sustancias y despertó al siguiente día con un chico sumamente hermoso a su lado, una cosa llevo a otra y simplemente habían empezado a verse cada vez que alguno deseaba sacar tensión o estrés, no podía negar que le encantaba tener relaciones con Changkyun, además su personalidad era muy llevadera y divertida, para completar era alguien muy interesante y no lo veía solo como alguien a quien follar, sino de verdad era un buen soporte, porque amigo no era, no quería caer en el cliché de decir que era eso y al final acabar siendo una pareja, le gustaba pero no más que Minhyuk, lo sabía pero no sabía cómo llevar a su pareja, no más.

Sonríe cuando al fin oye el sonido de la finalización de las clases y no duda un minuto en decirle a Minhyuk que por favor lo escuche, realmente necesitaba hablarle y esperaba que no lo rechazase.

Las clases habían acabado para Minho también, por lo que él estaba solamente esperando a que su hermano viniese por él, fue hasta los sanitarios ya convencido de que nadie más se encontraba por ese lugar, sabía que habían alumnos por las aulas limpiando todo como castigo u obligación normal, así que decidió ir a ese sanitario del lado oeste, caminaba lento con sus cabellos avellanos sobrevolando por el leve viento, sus curiosos ojitos buscaban todo cuanto llamase su atención, pero antes de girar el pomo de la puerta, escucha sollozos y se detiene, no duda mucho para entrar con rapidez encontrando a dos chicos, uno gritando y al otro sollozando. No pasan ni dos segundos cuándo decide dar un golpe en la mejilla de quién notó, era el que estaba acorralando al otro.

— ¡¿Qué mierda piensas que estás haciendo?!— exclamó y tomó con fuerza la camisa del agresor para separarlo y dejarlo contra la pared empujándolo con fuerza, mira al chico que estaba sollozando, sorprendido — Vete de aquí, vamos —habla con rapidez.

El chico de ojitos llorosos no duda y lo hace tomando su mochila del piso, para luego ir de prisa a la salida sin mirar para atrás.

— ¿Pero quién mierda te crees que eres?—el enfado era palpable en la voz del agresor, tocarlo de esa forma no le parecía que sea posible de hacerlo a menos que no se estuviese en sano juicio de esa forma, nadie tocaba así a Jeon Jungkook, mucho menos en ese lugar, todos en el instituto lo conocían, y de una u otra manera lo respetaban, el enojo que tomaba su cuerpo en ese momento no era sana, por lo que en menos de un minuto, su puño había impactado contra la mejilla del contrario, haciendo que el mismo se desestabilizara.

— ¡¿Estás loco hijo de puta?! —la furia imposible de detener en el joven— ¡Yo trabajo con mi rostro! ¡¿Qué mierda tienes en tu cabeza, pedazo de idiota?! —y no mentía sobre lo de su cara, por lo que se acerca y lo toma de la camisa, sin dar espacio para hablar— Me importa muy poco si crees que tienes una excusa o razón que valga la pena para justificar lo que haces, mas te vale que pienses bien en la porquería que estás haciendo y si quieres golpearme de nuevo, hazlo, pero no dudaré en hacer que se sepa y ahí nadie te salvara imbécil, creo que nadie a sabido ponerte un puto alto, pero te lo diré una vez, de forma clara, para que ese pequeño cerebro tuyo logre procesarlo, conmigo no te equivoques.

Jungkook gruñó porque no recordaba verlo en por las fiestas, en los juegos de baloncesto y mucho menos por los complejos estudiantiles, si había algo que Jeon podía jactarse era de su mente, bastante buena para recordar ciertas cosas, como rostros, pero en ese instante trataba de ver de dónde lo conocía, y nada, no era nadie al que anteriormente hubiera visto, toma su muñeca y con brusquedad hace que lo suelte, realmente lo había tomado en un mal día, no estaba haciendo nada más que gritarle a Hoseok y no era por nada más de lo que él sabía que estaba mal, estaba demasiado enojado, necesitaba sacar esa rabia de alguna manera y aun teniendo dentro suyo algo le decía que esa no era la forma, pero no podía encontrar otra manera, no por el momento.

El chico nuevo lo observó por unos instantes para luego suspirar, podía notar en aquellos ojos algo que reconocía, no necesitaba mucho para poder notar que se trataba de alguien tan desorientado, estaba viendo nuevamente a un chico perdido, conocía de ciertos tipos de maldades, podía distinguir que aquello que el joven guardaba más enojo que otra cosa, no lo hacía por mero placer y hasta podía suponer para sí que quizás no era consciente del daño que causaba, lo cual lo llevaba a pensar que quizá en algún punto ese chico tenía algo bueno que rescatar, aunque no le agradaba en lo más mínimo, no podía dejar de tener presente su crianza y sabía que todos merecían otra oportunidad.

Creció teniendo de ejemplo a alguien que le enseñó que era siempre mejor ser un niño curioso a un severo juez, cosa que lo incitaba a querer entender por qué todos los que conocía hacían todo, porque según su hermano todo lo que hacemos era por un reflejo de lo aprendido, consecuencia de algún tipo de dolor o carencia, basándose en eso, pasa su mano por su mejilla que seguramente estaría rosa para ese momento, comprobando que recibiría una reprimenda de parte de su hermano por haberse peleado apenas el primer día en el instituto, vaya día.

—Realmente no se que pasa contigo— dice de pronto Minho, tomando aire, sabía que el contrario deseaba pelea pero él no se la daría—, no sé si solo lo haces por querer verte como una mierda de chico malo de esas historias estúpidas de adolescentes o si solo te metieron ese tipo de basura en la cabeza, pero sé una cosa, y es que tu no volverás a tocar a ese pobre chico, te ayudare para que vuelvas a tener algo más en tu cabeza que solo un cerebro de primitivo descontrolado —su voz era más calmada, cosa que era sumamente extraña para Jeon, porque nadie sería así con lo presenciado y menos con lo que le había acabado de hacer, el joven extiende la mano—. Soy Kim Minho ¿Cuál es tu nombre?

— ¿Por qué haces esto luego de lo que te hice y además viste? —Jungkook creía que estaba siendo una mala broma de la vida, observando la palma del contrario con incredulidad, más por su supuesta amabilidad que otra cosa, ya que para él, muy pocos que en su vida habían llegado a mostrar amabilidad resultó ser realmente bondadoso, por eso su desconfianza estaba a mil— ¿Acaso te envío mi padre? —exhala una risa, hasta le pareció cómico, no seria extraño a su persona si realmente lo hizo su progenitor— metete en tus putos asuntos y déjame en paz, lo que te este pagando mi padre te daré el doble, solo dile lo que quiere oír, así que sal de mi camino y déjame en paz, idiota.

Recordaba las palabras de su papá, diciéndole que lo tendría bien vigilado y que no se le ocurriera volver a joder con alguna imprudencia, además sabia que sus guardias personales no podrían ingresar en los recintos del instituto por las reglas de las mismas, debía admitir que esta vez se lucio en mantenerlo vigilado.

— Ey, ey, ey —responde Minho, tocando su rostro nuevamente, ahora si sentía como el dolor iba propagándose— ustedes los ricos son realmente extraños, pero lamentablemente para mi, todos merecen una segunda oportunidad, hasta los que fallaron y hoy amanecí de buen humor por lo que te daré solo esta oportunidad, además me debo de asegurar de que no vuelvas a lastimar a ese chico— su tono vocal era más ligero, intentando que la tensión fuese más sustentable—. Sé que la vida puede ser una mierda pero siempre...

— ¿Estás loco? —responde el pelinegro suspirando, sin dejarle completar la oración al chico nuevo, mientras se cruza de brazos para mirarlo— ¿Acaso eres uno de esos locos fanáticos de la religión? —y ahí estaba el Jungkook que era conocido por soltar veneno contra todo lo que se movía cuando algo no le salía bien— Te hago un spoiler —su mirada lo repasa de pies a cabeza con claro desprecio— iré al infierno de cualquier manera, así que no andes jodiendome la vida, porque no sabes de que soy capaz, Kim Minho —acentúa su nombre, mientras su palma pasea por su cabello y deja su frente expuesta. Jeon iba de forma casi involuntaria saliendo del sanitario, simplemente deseando alejar al desconocido que era aún más extraño de lo normal, pero el contrario insistía en ir tras suyo, evitando que pueda hacerlo.

— Realmente ustedes los ricos se creen el ombligo del mundo, adivino eres Aries ¿No? —se cruza de brazos y levanta la ceja, tanto tiempo conviviendo con una persona similar o incluso peor que ese chico le había enseñado ciertas cosas a Minho— bájate de tu puta nube de niño rico, no quieras hacerme sentir inferior y menos vas a proyectar en mi la mierda que tienes por tus inseguridades, me da igual quién seas o quién crees que eres, ya te lo dije, te vigilaré muy de cerca.

Y ahí es cuando por primera vez alguien desafía con tanto afán a Jeon Jungkook, nunca se habían atrevido, no desde Jimin pero con él tenía un lazo más profundo por lo que se lo permitía, pero este chico realmente no sabía en lo que se estaba metiendo y mucho menos parecía dimensionar quien era el.

— ¿De verdad no sabes quién soy? —exhala la segunda risa, y se cruza de brazos— Soy Jeon Jungkook —prosigue sonriéndole completamente, no había manera de que no le sonase su nombre, pero algo ocurrió y el chico ni siquiera se inmuto.

— Wow ¿Quieres que te aplauda por tener un nombre tan común como la mayoría de personas? Mira Jongkook, realmente no quiero tener migraña justo después de mi primer día de clases, debo incluso hacer cosas importantes hoy que están jodidas por tu culpa, pero a lo que voy es que no puedes andar golpeando a todos solo porque tuviste un día de mierda o una vida jodidamente mala, no sé de tu vida, claro, pero sé que algo mal debe tener para que hagas eso, porque no es bueno, dañar deliberadamente a las personas no lo es ¿Eso te entra en tu cabeza de Aries narcisista y arrogante? —sus facciones demostraban su cansancio.

Él le había dicho a su hermano que no quería ingresar en ese instituto, él sabía que solo traería problemas, pero nunca nadie hacía caso a lo que Minho decía, según él, cosa que se repetía de forma constante en su mente.

Jungkook lo miró fijamente algo sorprendido, nadie había tenido la valentía de decirle aquello, estaba listo para responder pero la voz de Jimin llamándolo lo detiene, gira la vista para chasquear la lengua al verlo acompañado de Tae, se había pasado toda la mañana tratando de evitarlos, consiguiente escucha una bocina, para lo que Minho mira a su espalda viendo a su hermano.

Jungkook sabe que en esos momentos lo último que quería era encontrarse con sus amigos y Minho que su hermano volviese a bocinar.

— No tengo tiempo para esto —pronuncia Jeon para de esa manera colocarse la capucha, determinado en irse.

Minho amaga para detenerlo pero la segunda vez que suena la bocina le indica que realmente no tenía tiempo que perder, por lo que gruñe y deja al contrario irse.

— ¡Esto no se quedará así, ariano! —exclama antes de aferrarse mejor a su mochila, dirigiéndose a la derecha, en dirección a la salida y al automóvil que lo estaba esperando, al cual sube sin decir mucho.

Jungkook por su parte solo lo ignora y camina con prisa hasta unos metros, nota que el molesto chico se había ido y sigue por el mismo lado, había dejado su automóvil en esa área ya que Jimin siempre estacionaba el suyo del lado izquierdo, donde estaban los de los estudios superiores, en su trayecto escucha los insistentes gritos de su amigo y decide solo hacer como que no lo oía, causando algo de curiosidad como también molestia ante su actitud en especial a Jimin.

Definitivamente Jeon estaba saliendo de su control y eso no podía permitirlo.

Jimin toma rápidamente su celular y como nota que Jungkook no dura mucho en su campo visual porque pasa rápidamente a subir en su automóvil, suspira, realmente estaba siendo un día sumamente odioso y no se podía aún resolver la pregunta de porque el menor huía de él.

— ¿Pasó algo entre Jungkook y tú? —cuestiona de pronto Taehyung, ya que la situación incluso para él era extraña, su mirada tampoco se había despegado del contrario.

— ¿Qué haces aún aquí? ¿Necesitas que te lleve a casa o que, acaso no ha venido tu chofer por ti? —es todo lo que suelta Park, realmente se podía palpar lo agrio en su voz.

— Y-yo... solo te esperé, no sé, para que no fueras solo a casa, pensé que podríamos pasar la tarde juntos, ya sabes hoy es un día agradable... —suspira Taehyung, apretando la correa de su mochila.

— No tengo tiempo para esto ahora mismo Taehyung —interrumpe Jimin, masajeando el puente de la nariz, con notoria molestia—, busca entre algunas de tus conquistas para que te hagan el favor de acompañarte para no pasar el tiempo solo, yo tengo muchos problemas ahora mismo —acaba y gira a mirarlo para que entendiese de una vez que no necesitaba su presencia— ahora vete.

Taehyung asiente, tragando duro para sentir cómo su pecho se comprimía y el aire comenzaba a ser como trozos de vidrio, insertándose cada vez más profundo en él.

¿Acaso no había una sola cosa que podría salirle bien?

No responde al mayor y sus hombros se encogen, sentía muchas cosas y no tenía la manera de cómo lidiar con ellas sin la ayuda de Jimin, pero el mismo en vez de tenderle la mano, se la estaba arrebatando, por lo que con la nula dignidad que le quedaba, contiene las lágrimas, comenzando a alejarse de él.

Realmente estaba sensible, pero no podía definir de dónde venía o más bien no deseaba averiguarlo, porque se sentía como un grifo que no soportaba ya la presión y acaba por soltar gotas de ácido, porque así se sentían sus lágrimas y cuando esta lo suficientemente lejos de Jimin, comienza a correr a sabiendas que debía llegar al baño, limpiarse la cara y luego ir a su casa, lo último que necesitaba era que una de sus mucamas hablase de eso.

En la rapidez de sus pasos ni siquiera noto que había alguien más en el sanitario, solo azota la puerta y va en dirección a uno de los cubículos pero es detenido por una voz preocupada.

— Taehyung... ¿Taehyung que paso?

— Hos... Hoseokie —solloza, y luego todo se vuelve negro para Taehyung de nuevo, dando inicio una vez mas a un tormentoso ciclo caótico.

De la misma forma que Jungkook, quien había logrado llegar al fin a su casa, se dirigió al estacionamiento, todo estaba muy silencioso, además la cochera estaba vacía, por lo que dedujo que su padre ya no estaba en la casa.

Suspira una vez baja de su automóvil, tomando su mochila, camina hasta la puerta trasera de la mansión, no quería cruzarse con los empleados, tener que ver sus rostros le causaba demasiada molestia en ese instante, una vez dentro de la casa va hasta la cocina, y nota que no había comida lista ya que normalmente él no iba a comer ahí nunca, por lo que solo camina hasta el refrigerador, donde toma una botella de jugo de manzana, la cierra para caminar hasta una de las repisas, de donde quita unos dulces.

Una vez tomó lo necesario se dirige hasta las escaleras, camino al segundo piso, va hasta su cuarto y ni bien llega deja las cosas en la mesa, se apresura en ir hasta la puerta y ponerle los dos cerrojos, se quita la sudadera y también la remera del instituto, toma la botella y le saca la tapa para beberla así, agarra la bolsita de dulces y camina por su enorme habitación en dirección al sanitario, de donde toma una caja de primeros auxilios, deja sus alimentos en la mesa y por primera vez, después de ese fin de semana infernal se atreve a mirar su cuerpo.

Habían muchas marcas, mas de las necesarias, nuevamente se habían pasado de la raya con su dermis, se daba asco, el mirarse y ver cómo estaba completamente pintado de constelaciones le resultaba horrible, además su rostro se veía muy demacrado, la falta de sueño le pasaría factura al igual que el dolor muscular, por lo que se apresura a darse una ducha, intentaría quitarse la sensación de suciedad, y así aceleraría el proceso de volver a retocar y curar sus heridas más profundas, limpiandolas y cambiando sus gasas, ingiriendo las píldoras para el escozor, entre otras que eran para conciliar el sueño.

Así que se limita a cumplir aquel pequeño plan.

Sintiendo el agua recorrerlo, como si fuese un manto, la escurridiza materia traslúcida cumplía con su sagrada misión, proveer un momento de resguardo, dándole la oportunidad de sostener su cuerpo, se abraza, como lo había hecho toda su vida en un intento de mantenerse de pie, toda la fuerza que le quedaba estaba puesta en un solo objetivo, mantener todas sus piezas juntas.

Debía de hacerlo, él lo sabía, pero eso no ayudaba a que doliera menos, nada estaba ayudando, en ese momento estaba solo él, las grietas en su interior y la desolación que se alzaba como si fuese una vigorosa ave, que levantaba su vuelo sobre él.

Se recordaba a sí mismo que eran mejores los tiempos en los que las lágrimas brotaban, cuando aún sentía que podía limpiarse por dentro, cuando mantenía un mayor porcentaje de sensibilidad. Para ese momento ya las gotas saladas no aparecían por el umbral de sus desteñidos ojos, aunque lo deseaba no descendían ya cálidas por sus mejillas, lo único que lograba sentir era lo duro de su cuerpo, el mismo que comenzaba a contraerse, como si se tratase de una acción provocada por el rechazo a seguir siendo herido, sus músculos se tensaban hasta que todo su cuerpo palpitaba por el dolor y sus pulmones suplicaban por oxígeno, solo en ese momento afloja su cuerpo, lo deja ser, permite que el agua arrastre todo consigo y decide salir de allí.

Lo último que espero ver fue a Jimin sentado sobre su cama, con los codos sobre las rodillas y las manos cubriendo su rostro, pudo verlo palidecer en cuanto esos iris cayeron sobre su cuerpo, no se sorprendió ante ello, pues solo tenia la toalla cubriéndolo de cintura para abajo y todo lo que intento guardar durante todo el dia se habia terminado por exponer, se lograba apreciar lo magullado de su cuerpo, pero pronto eso pasó a ser algo secundario en su mente.

Su mirada va hasta su puerta, él recordaba perfectamente que había puesto todos los seguros, pero el ver a Jimin sentado dentro de su habitación daba a entender que de eso no fue así y ese hecho logró que todo su cuerpo se sintiera sobresaltado, era imposible, el nudo crece en su garganta y no puede hacer nada para evitarlo.

Dicen que el miedo se define como la perturbación angustiosa del ánimo, normalmente este puede ser causado por un riesgo real o imaginario, cuando este supera los controles cerebrales uno puede comenzar a pensar de forma irracional, impulsiva, agresiva, es decir de forma errática, este resultado se da cuando el miedo pasa a ser desbordado y da paso al terror.

Terror, eso era exactamente lo que Jeon estaba comenzando a experimentar, uno de sus más grandes miedos parece presentarse ante sus ojos y no sabía como reaccionar al respecto, alguien había logrado entrar a su habitación, aún cuando él pensaba que era seguro.

—¿Cómo entraste?— cuestiona de pronto, si nos ponemos a enumerar, uno de los síntomas del terror puede ser la generación de sudoración fría, que era precisamente lo que estaba teniendo en su nuca— ¿Cómo conseguiste entrar?

El tono con el que hablaba, hacía que Jimin se sienta sorprendido, podía notar el susto en el rostro de su amigo y eso era algo muy poco usual. Levanta las manos para demostrar que venía en son de paz

—¿Qué te pasó?— pregunta a su vez, Jimin conforme se levanta, sus manos se contraen, apretandose entre sí, no dejando lugar que siquiera el aire pudiese alivianar la presión en sus palmas, las mismas que deja puestas a sus costados y su semblante pasa a ser uno mucho más duro mientras sentía como la temperatura aumentaba en su cuerpo, ya que no podía creer que pasó eso sin que él estuviese enterado, y más que preocupación — ¿Quién te golpeó así? ¿Cuándo? ¿Cómo?

Jimin comenzaba a entrar a una zona de mucho riesgo, y realmente no lo estaba pudiendo descifrar, no podía ver en las facciones de Jeon que en ese punto comenzaba a ver rojo, tampoco pudo bajar la vista para que las manos del menor, que a ese punto estaban formando puños, unos listos para estrellarse contra su rostro, le advirtieran que ya no debía de seguir tirando de un hilo que posiblemente estuviese roto a ese momento.

—Te pregunte como mierdas entraste en mi habitación, Jimin — pregunta de nuevo Jungkook entre dientes, con su mirada eras aún más feroz, dando un paso hacia él, su respiración era mucho más agitada, no estaba teniendo la respuesta que deseaba y aquello comenzaba a jugar con sus nervios — responde de una puta vez — agrega y su mandíbula se tensa a tal punto que juraba que sus dientes se romperían entre sí.

Y solo en ese momento Park se da cuenta, con ese pequeñísimo gesto que lo vio hacer una sola vez en todos los años qué se conocían, que Jeon estaba muy lejos de ser el amigo agradable que solía ser, y con aquello su panorama se extendió, y ya pudo divisar sus manos que temblaban, la forma en la que sus hombros desnudos subían y bajaban.

Segundos, eso era lo que tenía para poder responderle de una manera en que no acabase con él y su rostro marcado por el puño de su mejor amigo, por lo que de todas las opciones que aparecieron en su mente, acaba por optar por la menos intensa, girar su rostro, intentando que la atención de Jeon vaya a la par de su mirada, sabía que el mínimo mal movimiento sería malo para sí, cuándo ambas miradas se posan por esa dirección indicada con el silencio, puede apreciar el balcón que correspondía a la habitación del menor, las mismas que tenían las suaves telas que conformaban su cortina, meciéndose al ritmo suave de la briza, como testigos de un crimen que buscaba coartadas de los sospechosos.

—Salté desde la habitación contigua— habla por fin Park cuando ya la respiración de Jeon pareciese ser menos intensa—, toque y espere a que abras pero no lo hacías, solo estaba preocupado por ti— prosigue, ya mirándolo y viendo que si podía introducirse de manera más segura de nuevo por los oídos del chico, con la voz casi dolida, como si de alguna manera estuviera ofendido prosigue —, Solo quería asegurarme de que estabas bien, no creía que ibas a molestarte de esta manera.

Jeon ve la puerta de cristal abierta y siente como si por un segundo no pudiese sostenerse sobre sus propios pies, estaba bien, no había manera de que hubiese pasado por su puerta u otro lugar plausible para ingresar a su cuarto, entonces ahí vuelve a repetirse aquella frase.

Todo está bien, todo está bien— se repite mentalmente eso tantas veces en tan poco tiempo que logra destensar sus músculos, llenando de aire sus pulmones, girando para dirigirse hacia su vestidor, dejando al contrario con la palabra en la boca.

— Jeon — insiste Park al ser ignorado — ¿Podrías decirme que mierda pasa contigo? De repente haces como si no nos conocieramos y luego eso de que tu cuerpo parezca un saco de boxeo? — el pelinegro intenta dar vuelta la situación a su favor y tener sus respuestas, pero realmente no sabía que Jungkook no estaba en un momento dónde su mente fuese débil ante sus costumbres.

Jeon por su parte, hace tronar su cuello, aun cuando el dolor era latente, solo ingresa a su vestidor, cerrando la puerta, intentando que ese sea una clara señal de un límite entre las preguntas de su amigo y las respuestas que él no quería dar, pasa sus manos por su rostro, agradeciendo que su vestidor careciese de espejos y escoge un conjunto cómodo, lo suficiente como para disimular y también para qué no lastimase su delicada piel en el proceso de moverse mucho, cuando esta por salir suspira y tapa sus oídos, fuerte, tan fuerte como le es posible, como si intentase callar sus pensamientos, tratando de volver tanto como le era posible a su usual cabal.

Cuándo siente que ya el aire no era muy pesado y que podría mantenerse sin golpear o intentar a Jimin, abre las puertas de su armario-vestidor y sale, encontrándose con Park de brazos cruzados y volviendo a repetir la misma pregunta.

— ¿Podrías decirme qué mierda pasa contigo?— insiste su amigo y Jungkook solo alcanza a suspirar de cansancio.

—Si no te he dicho nada es porque no necesitas saberlo — responde luego de varios minutos, su semblante se mantenía firme como una roca y se notaba que con cada palabra iba escaseando aún más su paciencia.

No hablaría al respecto, Jimin lo supo en ese momento, pero una parte suya no deseaba conformarse con lo poco que sabía. No podía ser que estuviese fallando tanto en la deducción del comportamiento de Jungkook como para no poder controlar lo que estuviese sucediendo en ese instante. Presiona la cuenca de su nariz con su dedo índice y pulgar, suspirando con los ojos cerrados por solo un par de segundos. No podía quedarse así, no debía quedar todo así.

Jimin era una persona extremadamente inteligente, pero tenía una debilidad, él se regía por conocimientos previos, por pruebas y error, él aprendía de las reacciones que daban las personas ante su estímulo, pero esto se le estaba yendo de las manos, lo supo desde que Jungkook lo evitó en el instituto, no podía quedarse a medias, ya que si esto volvía a suceder, de a poco se iría perdiendo del lugar que él mismo se proclamó dueño, y eso no pasaría, eso no podía pasar.

Por lo que volvió a optar por inquirir, pero quizá lo debía de hacer de una manera más tranquila, menos agresiva o autoritaria, por lo que juntó el aire y sostuvo su voz en una tonada qué sabía que no sería percibida como amenaza — Kookie...— aquello fue lo único que alcanzó a pronunciar.

—¡Basta, carajo!—lo detuvo Jungkook — Dije que no necesitas saberlo ¿Eso no es lo suficientemente claro? No es tu maldito problema— prosigue, pasando por el costado de su cuerpo, con su hombro casi chocando contra el de Jimin, cuyo rostro pasó a ser completamente inexpresivo, nada le estaba resultando — No es de tu maldita incumbencia, es solo problema mío con mi familia ¿Bien? ¿Está claro ahora, fue suficiente o debo de dibujarlo también?

Jeon abre una de las cajas de su escritorio y saca del mismo su cigarro electronico, ya que no tenía más de sus pabilos y no podía pedírselo a Jooheon, ya que no quería escenas como la que estaba viviendo con Park en ese momento, le da una calada y termina saliendo al balcón, mientras Jimin mantiene la vista sobre la pared que quedaba frente suyo, pero en realidad no lo miraba, pensaba en que tenía lo que necesitaba para hacerse una idea base de lo que ocurría, así que se recompone y sacude su cabello para girar e ir junto a su malhumorado amigo.

Viendo como el espeso humo era expulsado entre sus labios, se recuesta al igual que el menor contra el barandal, muchas veces aprendió que al menos con jungkook, el silencio era mejor plática que las palabras, más cuándo sus nervios florecían como aquellas eglantinas de diversos tonos, que daban la bienvenida a ese jardín que escondía muchos secretos al igual que su joven amigo.

Luego de largos minutos, Jungkook le pasa el cigarro y Jimin la toma, inhalando de forma profunda.

— Yo...— Jimin pensaba que darle una que otra palabra de disculpa sería lo indicado, pero cambia de opinión, en cuanto el sonido del cuello del menor se interfiere en medio de su voz— Yo creo que tengo una idea de lo que podría ayudar a que te sientas más relajado.

—¿De verdad?— dice Jeon, luego de aquel extenso tiempo guardando su voz, por la paz, por si mismo, solo alcanza a exhalar una risa cansada— ¿Qué piensas?

— Tu y yo iremos al Günah— responde Park y le da una sonrisa, tratando de verse lo más optimista posible.

Lleva su mano hasta el hombro del menor y da dos pequeñas y suaves palmadas para así dejar la noche al destino, que siempre fue fatídico para ellos.

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