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Capítulo 24

"La esencia del pensamiento, no es el conocimiento, sino el que distingue entre el mal y el bien, entre lo bello y lo feo; y lo que yo busco es que el pensar dé fuerza a las personas para que puedan evitar los desastres en aquellos momentos en los que todo parece perdido."

—Hannah Arendt

Todos o bien la gran parte de la población humana, odian los lunes, cada uno posee su propia base para tales palabras, el porqué odiar ese día en específico, para algunos, porque significaba el fin de la felicidad momentánea de los últimos días sin trabajo, para otros era el inicio de clases que detestaban, pero sea cual sea la razón la gran mayoría aborrecía ese día.

Él no era la excepción, en realidad no había pensado en cuanto le desagradaba esa jornada, hasta que en ese fin de semana haya sucedido un imprevisto y justamente ese lunes todo le haya salido mal.

Jimin no toleraba los lunes, por razones simples, no compartía clases con Jungkook, ninguna, y se debía a su beca, ya que Jeon no necesitaba de clases más intensas, porque él se graduaría ya teniendo su propio lugar en las mejores universidades, no como Park que debía de ganárselo, clases de apoyo que no le eran necesarias a Jungkook, solo necesitaba pasar con un promedio normal, en cambio Jimin debía de tener sus mejores notas, ya que de eso dependía su futuro.

En todo el día no se cruzaría con Jungkook y al tener también gran parte de su horario repleto solo podrían hablar al término de las clases por lo que esperar hasta las cuatro de la tarde le parecía siempre tedioso, tampoco tenían entrenamiento, ya que por sus horarios, siendo él capitán y uno de los miembros más importantes hicieron tal excepción. Pero significaba, nada de contacto con Kook.

Jimin era buen amigo, o eso decían por todos lados, siempre salvando al revoltoso y problemático de Jungkook, Park el estudiante modelo, que logró todo por su carisma como por sus capacidades, alguien que era admirable y que llevaba a su amigo por un lugar mejor, un camino más correcto, si tan solo supieran que la verdad era otra. Jimin tenía cierto aprecio por Jungkook, pero más le gustaba tenerlo cerca para controlarlo, su manera tan desapercibida de tener ese manejo de su vida era tan minucioso como también bien elaborado. Era difícil el poder comprender sin extenderse a todos los sitios más extraños de las palabras, debido que el tipo de relación era unilateral, las percepciones de esa amistad eran distintas y tomadas de esa manera por ambos chicos.

Jimin, cuando se da cuenta, ya estaba sentado en su mesa, con la bandeja de comida frente suyo, al igual que su soda y observando todo el comedor, esperaba ver a Jeon allí, para poder porfin pedirle explicaciones, del porque no le habló en todo el fin de semana y aún más que eso, por qué desapareció de la entrega de premios, siendo que estaba tan alegre como la mayoría, simplemente quería verlo y así comenzar a llenar de respuestas su jarra de preguntas, pero le fue impedido por el hecho de que su amigo no se encontraba ahí, ni por ningún sitio al cual concurría habitualmente, maldijo por lo bajo, el probar enviarle mensajes, y las llamadas le parecían inútiles por que el menor los ignoraba, lo que lo llevaba a pensar que algo más había sucedido y él no estaba al tanto de eso, pero era imposible, Jungkook siempre le contaba todo o de últimas él lo descifraba por lo que realmente estaba en un limbo del cual solo podía sacar más y más interrogantes.

Todas las llamadas iban al buzón, pensó en si llamar al padre de Jeon o no, pero optó por simplemente seguir intentando con su celular, sabía que solo en instancias muy nefastas o de desesperación se lo debía de llamar.

Suspira frustrado, algo que nota de inmediato Taehyung, quien había ido a sentarse a su lado, y enfrente estaba Jooheon con Minhyuk, quienes conversaban alegres y casi sin preguntarse lo que él.

Jimin no había tocado su almuerzo y por el contrario alcanzaba a solo mirar a un punto, la puerta del comedor, esperando ver entrar allí al menor, estando Jimin completamente sumergido en el remolino de su mente, gran parte suya le decía que se estaba simplemente llenando de cosas tontas, pero al tratarse de Jeon cualquier cosa era posible y no le gustaba no saber, no entender, no tener el control de todo.

— ¿Jimin? —dice con sigilo Tae, tratando de alguna manera de que lo escuche, estaba hace más de cinco minutos tratando de llamar su atención — Jimin... — insiste con su voz siendo un poco más fuerte, a la par que toca su hombro, tratando de que el mayor le hiciera caso de una vez.

Park mueve su cabeza y sus ojos recorren sin mucha expresión la mano hasta el rostro de su amigo, como en parte de molestia de haberlo sacado de sus laberintos.

— ¿Qué? —replica seco y casi al instante nota su tono, pero en vez de recubrirlo solo carraspea, mirando como Jooheon y Minhyuk habían centrado su atención en él.

— Y-yo solo quería saber qué sucedía, se te nota distraído, ni siquiera has hablado, comido o nada... —la voz de Tae iba reduciéndose niveladamente, como intentando ser una especie de acolchado sitio donde no le llegase lo amargo de todo lo que era Park en esos instantes.

Jooheon carcajea y se cruza de brazos, cuando nota aquello, siéndole cómico y a sabiendas de que no perdería su oportunidad de poder escabullirse un poco debajo de aquella corteza que Park ahora mismo dejaba raspar, pudiendo hacer notar a más vivas miradas que el señor perfecto no lo era tanto como parecía.

— ¿No tenerlo como perrito faldero te pone de malhumor Parkie? —suelta Jooheon, sabiendo que su persona y tono eran sumamente molestos para Jimin en esos momentos, pero claro, él no desaprovechaba los instantes para tratar de sacarlo de quicio— ¿O tu conquista de fin de semana andaba comiéndote algo más que la polla, como tu lengua, por ejemplo, para que no pudieras hablar ahora?

Taehyung mira a los costados, como cerciorándose de que todos estén en sus asuntos, había demasiados rumores corriendo por los pasillos, como para ahora tener que pensar en otros más.

— Lo que me saca de quicio es oírte hablar— responde Park y se apoya en su mano, extendiendo su palma contraria, hasta la mano de Minhuyk, al cual mira de manera dulce —y yo pienso que tu puta de fin de semana debería comerte algo más que la polla, así dejas de meterte en asuntos que no son tuyos— y sus ojos observan a Jooheon, con su ceja levantada, notando como por lo bajo gruñía al ver a Minhuyk soltar pequeñas sílabas.

— ¿Era verdad? —irrumpe Minhuyk, quien estuvo al margen de todo anteriormente, pero ahora ya estaba de pie y mirando con los ojos acuosos a Jooheon, el cual apretaba sus dientes con fuerza— ¿Quién fue esta vez? —cuestionó el rubio, no lo quería saber en realidad, pero debía preguntárselo.

No era nada nuevo para nadie que Jooheon engañaba a su novio, posiblemente todo el instituto lo sabía, pero aunque Minhyuk tuviera las vendas en sus ojos y Jooheon hiciese que todos mantuvieran la boca cerrada, siempre se sabía, solo que esta vez no pensó que sería Park quien lo dijese, hubiera esperado que fuera su misma pareja quién lo dedujese. Como tampoco era algo nuevo del porqué era que lo hacía.

— Minhyuk... yo puedo explicarlo —agrega Jooheon, de manera inútil a sabiendas que eso era como lanzar a un pozo sin fondo unas palabras que no podría cumplir, porque no tenía ni una idea de cómo podría solucionarlo, no de nuevo.

— ¿Tanto así necesitas un puto culo donde poner tu polla que haces que yo sea el hazmerreír de todos Jooheon? —espeta Minhyuk furioso y llorando, para así tomar sus cosas, sin esperar mucho irse de allí.

La impotencia era palpable en Jooheon, toma aire y golpea con fuerza la mesa, agachándose a mirar a Jimin, este tenía una sonrisa burlona, la confianza de que nada pasaría fue demasiada, ya que cuando lo notó el silencio absorbió ese sitio, con su mejilla doliendo y su cuerpo postrado en el suelo, puesto que Jooheon lo había golpeado, dejándolo allí, cuando ya era posible para la mente de Jimin calcular lo que estaba sucediendo, Jooheon se acerca a él, situándose muy cerca de su rostro, con sus ojos completamente clavados en los suyos.

— Un día ya Jungkook no podrá evitar que te rompa la puta boca —afirma, agarrando la camisa de Park, el cual en todo momento, mantuvo su rostro impasible ante todo, aun cuando su mejilla estaba rojiza por el puñetazo que había recibido—. Y esto no se quedará así Park Jimin, tú tienes demasiados secretos, no olvides de que se cuales puedo y no contar —en esa última oración, lo empuja, haciendo que caiga y él se pone de pie, tomando su mochila y observa a Taehyung, no dura más para irse detrás de su novio, quien había desaparecido entre el gentío.

Tae quien se había mantenido alejado de palabras ante la situación, se acerca a Jimin, y lo ayuda a levantarse, mientras llena sus pulmones de aire, notando como todos los miraban, sabía que de alguna manera deberá luego encargarse de los rumores que correrían del como Jooheon había golpeado al perfecto Park sin que o para que, cuando ya ambos estaban de nuevo de pie, Kim toma ambas mochilas, dejando que cuelguen en su hombro y ayuda a Jimin, para hacer que camine, en dirección a los sanitarios.

— ¿Ahora qué? —pronuncia Jimin, siguiéndolo de mala gana.

Tenía el mal sabor de no haber previsto aquel golpe de parte del contrario, lo que lo hacía enfadar aún más que el mismo puñetazo, ya que él siempre se caracterizó por estar un paso adelante, pero quizá su mente se nublo tanto en Jungkook y en que tenía bajo control el temperamento de Jooheon cuando él estaba con ellos, que no previno que en la mínima de estar sin la supervisión de Jeon eso pasaría.

Mucho alboroto innecesario.

Taehyung mantiene silencio, cualquier respuesta en esos momentos de tensión obvia, no parecían ser plausibles, conocía de sobremanera a Jimin, como para saber cuándo, cómo y con qué tono decir cada cosa, por lo que se mantiene nulo de su hablar, en el ínterin que llegaban al sanitario, donde saca a cualquiera que estuviese allí, cierra la puerta y de esa manera hace que Jimin se recueste por el lavamanos, el deja las mochilas en el piso y va por el suyo, del cual saca una pomada y maquillaje, se movía con suma calma, sabía que en ese lapso de tiempo era mejor el simplemente tratar de arreglar lo rojizo del rostro del pelinegro que otra cosa, el silencio siempre había sido enemigo de Tae, pero ahí, en ese preciso minuto parecía ser su mejor aliado.

— Debes cuidar más lo que dices, un día de estos si a Jooheon se le va la lengua podría jodernos mucho, lo sabes —habla al fin Tae, arreglando la camisa del mayor, lo mira a los ojos y suspira, la crema va a su mejilla, Jimin se queja apenas y solo asiente, aprieta con tanta fuerza la cerámica que sus nudillos quedan casi tan blancos como ellos.

Jimin podía ver la manera en que simplemente Taehyung acababa y se ponía frente suyo, su mano está en su cadera y alcanza a ver como trataba de hablar pero calla, como no lo haría con nadie más que con el.

— Necesito que averigües unas cosas — suelta Park, mientras sus ojos marrones van por todo el cuerpo del contrario, este se nota agotado.

Muchas cosas en la cabeza de Tae, muchas que luego debería solucionar.

— Claro, dime qué quieres —responde, para así mirarlo esperando escuchar lo que le pediría.

En el entretanto que ambos chicos conversaban estaba Jinsoul, quien se dirigía a los sanitarios, había salido un poco más tarde de su clase de química, por lo que al llegar al comedor no pudo encontrar a su novio y sus amigos, pero como todo pasaba con prisa, no dudaron en comentarle a ella lo sucedido.

— Jinsi, hey —llama su atención Soojin, quien curiosa y sabroseando cada pizca de chisme, noto a Jinsoul sin idea de lo que había ocurrido —. Dime ¿Jimin está bien?

La rubia hace una pequeña mueca— ¿Estar bien? ¿Sucedió algo? — inquiere buscando que la pelirroja suelte más información.

—Pues, Jooheon golpeó a Jimin y vi hace unos minutos que Tae lo llevó al sanitario ¿No lo supiste? ¿Dónde estabas que no lo viste? Nos tomó a todos por sorpresa, además Minhyuk salió corriendo de donde estaban ¿Qué habrá pasado? —el tono de Soojin era palpable en veneno, esa falsa empatía, como preocupación genuinamente inexistente.

— Ya veo, pues hasta luego Soojin, nos vemos en las prácticas de hoy— responde Jinsoul no queriendo seguirle el juego a Soojin, a sabiendas de que solo quería tirar de su lengua y la verdad ella no sabía muy bien que había pasado.

A preguntas llega hasta el sanitario donde sabía estaban ambos chicos, suelta el aire acumulado en sus pulmones y para lo siguiente toca la puerta, esperando a que alguno abra y efectivamente luego de unos segundos con la puerta abierta deja ver a Taehyung quien le da su mejor sonrisa.

— Tae —la melodiosa voz de la chica hace que el nombrado le de su mejor curvatura de labios, más que nada por los ojos que los tenían en mira— ¿Está Jimin ahí? Me contaron lo que sucedió dime ¿Él está bien?

Él suelta una risita— No pasó mucho —responde y deja que vea a Park y este avanza hacia ella, para que Tae a su vez salga, mirando su reloj, antes siquiera de que la rubia pueda decir algo más el habla de nuevo—. Los dejo chicos, debo irme, tengo clase en unos minutos y como no estudié casi nada y estoy seguro de que el maestro nos dará una prueba sorpresa, entonces prefiero adelantarme, ahora me voy, hasta luego.

Cuando acaba aquella oración, simplemente se retira, dejando a la chica algo extrañada a sus espaldas, mientras gira un poco y nota como Jinsoul se había inclinado a besar a Jimin y a él solo le da malestar, pero simplemente le resta importancia, a lo que sigue el camino, en realidad su pequeña mentira no era del todo falsa, si debía de pasar a su clase más temprano, a la par que sus pasos lo van guiando a su salón, suspirando de que debía de ir al pabellón contrario para eso, por lo que debía de pasar por la entrada del instituto, mientras camina comienza a escuchar ciertos murmullos detrás suyo, voltea siéndole sumamente raro, desde los juegos que todos al mirarlo cuchicheaban cosas que él no entendía, por lo que simplemente los ignora, no estaba de ánimos para aguantar lo que sea que decían sobre él y menos si estaba relacionado con lo del fin de semana.

En cuanto avanza, baja la mirada a su móvil, encontrando mensajes de Soojin diciéndole que debían de verse antes de que los rumores fueran más infundados y eso lleva a pensar a Tae, que esos cuchicheos le darían dolor de cabeza luego, tanto se sumía en eso que no nota como el estaba interfiriendo el camino de una persona y de él siente como lo acaba por rozar con fuerza por el hombro, casi desequilibrándolo, pero cuando gira para gritarle, solo llega a ver su capucha pero también unas facciones muy similares a Jungkook, aunque el tiempo no le da solo le alcanza para gruñir y meterse a su salón maldiciendo por lo bajo a quien le había chocado.

Por su parte el dueño de aquella sudadera, que si era Jungkook va a pasos apresurados, como si quisiera eludir a alguien, agradece que su capucha ayudaba a que las miradas hacia su persona disminuyeran a comparación de lo normal. Ni siquiera había notado que fue Taehyung a quien chocó, porque su mente solo estaba puesta en una cosa, evitar a todos. Se encontraba a tan poco de alcanzar su objetivo, atravesar el pasillo en dirección al estacionamiento por haberse equivocado de libro y volver a su respectiva clase antes de toparse con alguno de sus amigos, de quienes con afán trataba de esconderse, él sabía que le harían preguntas y en aquel momento se encontraba escaso de respuestas. 

Si mentía y decía que se cruzó con algún idiota con quien terminó peleando estaba seguro de que Jimin insistiría en encontrarlo y ajustar cuentas, esa sería la primera alternativa indeseada. La segunda, sería decir la verdad, que era aún más difícil ¿Cómo podría explicar toda la locura con la que tuvo que lidiar los últimos días?

No había manera o si la había realmente no podía verla, y no solo porque su ojo izquierdo estaba tan hinchado que apenas podía abrirlo y que por eso se vio obligado a usar un parche, sino que el miedo lograba que todo en su mente se mantuviera borroso. Sin contar en cómo explicaría lo rojizo de su piel, su mente estaba tan nula de ideas, que la más rápida opción en ese momento era la de evitar cualquier tipo de cuestionamientos sobre su desaparición el día de la entrega de premios en aquella ciudad.

Por más de haber pasado horas analizando la situación, su única conclusión fue que ninguna de las alternativas le atraía, no deseaba mentir sobre lo ocurrido, pero tampoco deseaba decir la verdad. Nadie lo entendería, terminarían pidiendo más explicaciones que desenroscaría la necesidad de cavar más profundo en los hechos, las mismas que no podría dárselas.

Suspiraba con molestia, continuó sus pasos estando a poco de terminar por cruzar el aparcamiento de autos, por haber dejado el suyo a una considerable distancia de los demás. Se encontraba volviendo en dirección a la entrada cuando sus ojos divisaron un bello automóvil aparcado en el lugar, dónde podía distinguir de cuál se trataba, el año y tipo de motor. Un resplandeciente y exquisito Ford Mustang, convertible, color negro, estaba estacionado ahí, a metros suyo y discretamente pasó su mirada por todo el auto, brillaba, desde su posición podía ver lo cuidado que estaba su interior, su corazón latía con emoción mientras observaba, porque aún siendo clara la preferencia que tenía por los deportivos última gama, no negaba su adoración y respeto hacia los clásicos.

Le resultaba increíble haber encontrado uno, nunca antes vio de esos en la ciudad, y tampoco a quienes bajaban del auto. Ambos eran desconocidos para él, chicos jóvenes que terminaban por cerrar sus respectivas puertas para terminar por encontrarse frente a el automóvil, intercambiaban palabras, en su curiosidad notó que uno era más joven que el otro.

El menor de ambos traía, al igual que él, una mochila a cuesta, así que podía apostar que se trataba de algún alumno nuevo, estaba vestido más casual de lo que los alumnos solían hacerlo, remera del instituto, jeans rasgados y un abrigo atado a la cintura, su aspecto le daba el parecer de no querer lucirse, mientras que el otro chico, iba completamente de negro, casi del mismo estilo a diferencia a su remera, más ajustada, pudiéndose así apreciar su cuerpo aun con la chaqueta de cuero que tenía puesta.

Jeon ni siquiera cayó en cuenta que quedó parado, quieto, observando a los jóvenes reír en medio del aparcamiento, ni siquiera una sola persona estaba ya para esa hora en el lugar, aparte de los dos chicos frente aquel automóvil clásico y él observándolos. En cuánto ve que el mayor sacude los mechones del chico de cabellos avellana riendo mientras se despide, se da cuenta de que debía apresurar su paso para no ser pillado in fraganti, pero, era tarde para cuando desvió su mirada, el chico vestido de negro había girado dando exactamente a su dirección y Jeon se encontró en aquellos ojos tan ajenos notando que eran de color verde.

Nada común en ese país, tampoco eran demasiado bellos a distancia, pero tenían un cierto, algo, la mirada de Jungkook repasó en aquel encuentro aquel rostro, tratando de recordar si lo había visto ya, si era extranjero, quizá para poseer aquella pigmentación ocular, si es que era de rasgos fuertes para decir que era aún un estudiante, quizá universitario o ya el padre, pero era muy joven para la paternidad y algo mayor para los estudios secundarios, quizá y era estudiante superior, pero claramente no lo era de ese complejo.

Sus piernas continuaron andando sin cortar el contacto visual con aquel hombre, hasta que su contrario, una vez llegando a la puerta del piloto se ve obligado a entrar dentro y así finalizar la línea de miradas que los unían.

Segundos después, cuándo ya había rebasado el coche, oye el rugir del motor y siente una extraña sensación, que podía comparar a las del deja vú, pero lo deja de lado apenas entra en los pasillos del instituto, agradecido de que nadie más se encontrase en ellos. Frota su frente con la mano, dándose cuenta de que si nadie más estaba ahí significaba solo una cosa, llegaba realmente tarde a clases, maldiciendo en su interior termina por entrar en la que le correspondía, agradecido de que no compartía el horario con nadie cercano.

La maestra abre la boca, preparando lo que él pensaba sería el sermón del año, pero cuando la superior nota el estado de su rostro, sus ojos se abren en expresión de sorpresa y simplemente se hace a un lado dejándolo pasar, por unos segundos le surge el pensamiento de que en ciertas circunstancias, llevar sobre la piel moretones podría terminar resultando conveniente, como en aquel momento.

La mujer ni siquiera trató de llamar su atención ni una sola vez, cosa que realmente le hacía sentir agradecido, aún más por el hecho de que le había dado la oportunidad de sacar su cuaderno y colores, cosa que ya hacía demasiado tiempo no hacía, comenzó a dibujar y pintar sobre la hoja blanca, sin siquiera ponerse a pensar en lo que estaba trazando realmente, fingiendo cada tanto que prestaba atención a lo que la superior decía. 

Las horas habían pasado rápidas y la primera asignatura concluía horas más tarde, pero que el tiempo haya ido más veloz de lo que esperaba no es lo que le provoca el fruncir su ceño, la mueca nació cuando cayó en cuenta de haber de terminado de pintar al Mustang negro que había visto a primera hora y también al hombre que iba vestido del mismo color, con aquel tono verde en las pupilas, que le resultaron tan extraños.

Por su parte Jinsoul mantenía sus ojos sobre Jimin, era notoria para su mirada tan experta, la manera en que aquel maquillaje trataba de esconder algo y no específicamente alguna imperfección, podía ver el leve color rojizo que aún podía apreciarse debajo de aquel polvo casi similar a su tono de piel, simplemente deja salir un pequeño suspiro.

— ¿Cuándo saldremos?

Park soltó e hizo que Jinsi mantuviera su mirada por debajo del contorno de los labios del muchacho, los cuales estaban extrañamente pintados con un suave color cereza, como el de algún tipo de labial suave, baja la vista mientras muerde sus labios, los mismos que tenían un tono de labial de color carmín, el nudo crece y le duele en su garganta, haciendo que no pueda siquiera tragar por unos segundos, pero apenas logra recomponerse, tras llenar sus pulmones de aire, estira el brazo y así pasa su pulgar por sobre sus labios, borrando todo rastro de aquel maquillaje.

— Mi fiesta de cumpleaños es en ciertos días— responde, actuando como si no hubiese ocurrido nada en absoluto, aunque ambos sabían que no era ese el caso, más Jinsoul sabía que el estrés por muchas otras cosas estaban a nada de obtener la mayor parte de su tiempo ya que habría mucho con lo que cumplir—, este miércoles tengo un poco de tiempo libre, vamos al sitio de siempre. Puedo simplemente saltarme la práctica y tú puedes hacer lo mismo — cuando ya sus palabras habían perdido el impacto fuera de su cuerpo, sus ahora opacos ojos azules van de nuevo recorriendo, además de la anatomía de su novio, el pasillo infestado de alumnos que salían del almuerzo a sus respectivos salones pero parecían detenerse a mirarlos por pequeños segundos, miradas curiosas, furtivas y maliciosas de los típicos adolescentes sedientos por el nuevo chisme de la semana.

Jimin asiente— Me parece bien —gira un poco su rostro, cuando la mirada de su novia no está puesta en él, y así puede notar a todos los que pasaban, mirándolos— ¿Te acompaño a tu clase? —inquiere el pelinegro, mientras destensaba su cuerpo, tratando de parecer relajado, debido a que podía escuchar esos susurros, algunos más claros que otros y nada más que referentes a lo del altercado de unos minutos atrás, tendría que arreglar ese pequeño error producido por el golpe de Jooheon por su reputación antes que nada.

Jinsoul estaba por aceptar, pero una pequeña parte de su mente, entre la enredadera que era, hizo que recordase el pequeño gran favor que le había aceptado al director.

— Será luego —habla y se acerca a poner bien la corbata de su pareja, tratando de que nada en Jimin esté fuera de sintonía—, debo irme, me toca mostrarle las instalaciones al chico nuevo— dice y su mano toma su reloj de la muñeca contraria y de esa manera su lenguaje corporal indicaba su prisa.

— ¿Chico nuevo, en mitad de año escolar? —cuestiona sin dudarlo Park, frunciendo el ceño.

— Lo sé, es raro, pero bueno ya debo irme, hablamos luego Jimin —replica la rubia, deja un beso en los labios del chico.

Jimin solo va observando como su novia se había ido de su lado, para así cargar sus pulmones de aire, de esa manera se encamina a su clase de cálculo, para volver a tener en su mente todo aquello que cuales pájaros sobrevolaban sus pensamientos.

Jinsoul, va con prisa hasta la entrada del instituto para aguardar al chico, sobrepasando a quién estuviese frente suyo, no podía negar el hecho de que debía ser rápido, tenía demasiado como para que eso durase mucho, solo debía mostrarle algunas de las instalaciones más importantes, además de que por lo que decía la pantalla de su celular, el cual en ese momento levantó, para poder observar la foto y datos básicos del chico, como su nombre y edad, mientras piensa en los caminos que creía eran necesarios de enseñarle, el instituto era grande, bastante a decir verdad.

Luego de unos minutos más de espera y alumnos ya escasos en los pasillos, nota una cabellera clara y ojos verdosos curiosos, alegres y una sonrisa bastante amigable, su contextura y lenguaje expresado por su caminar parecía cuál risa en medio de mucho silencio pesado, vuelve a mirar la foto que poseía en su teléfono y constata que es quién ella esperaba. Baja por los escalones, recorridos por tantas ocasiones, para quedar frente de aquel chico, el cual en cuanto la nota, agranda su sonrisa y Jinsoul puede dejar a lo cierto que se trataba de algo muy inusual, demasiado en su vida. Una sonrisa amigable, sin un porqué o de favores de por medio.

Su contextura era delgada, y era bajo, un poco más que Jungkook, sus ojos brillaban en un claro tono verde, podía ver como sus pestañas era de gracia largas, haciendo que su mirada fuese levemente más bondadosa, su rostro no era sin embargo el de un joven que normalmente se encontraría por la calle, además se le hacía conocido, no sabía bien porqué pero desde que el director le envió su fotografía había una luz que se encendió en ella, además estaba bastante arreglado, pero ni tanto como para decir que tenía padres muy estrictos, pero sí correctos, su cabello claro de un avellano sutil estaba bien peinado, no tenía nada fuera de lugar y eso causaba en Jinsoul unos juegos deductivos bastante entretenidos para ser de pasada. Cuando ya estaba a tres pasos de él, habla.

— Hola —saluda, extendiendo la mano—. Soy Jung Jinsoul, alumna de último año y también integrante del consejo estudiantil y estoy aquí para enseñarte las instalaciones, espero te hayan avisado— como siempre su voz era acaramelada y sumamente acogedora.

El chico la mira, con el esplendor de cuando conoces algo nuevo, con sumo interés y le estrecha la mano, haciendo una pequeña reverencia— Es un placer conocerla señorita Jinsoul, yo soy Kim Minho y le agradezco el tiempo que se toma en enseñarme las instalaciones —completa el joven, y nota cómo su voz era jovial, se palpaba el entusiasmo como también tintes de cortesía en él y la muchacha solo puede sonreír, asintiendo.

Todo era nuevo, eso pensaba Minho, no conocía a nadie y mucho menos el complejo, si había venido fue porque opción, no tuvo. Tampoco se quejaba, porque sabía que hacerlo era perder el tiempo, además era bueno, si lo pensaba mejor, ya que al acabar todo podía pasar directamente a la universidad sin necesidad de hacer el papeleo eterno y dura espera por ver si fue o no aceptado, por eso quizá le gustaba, además le parecía singular y bastante interesante.

—Ahora que nos conocemos, procedamos a hacerlo con el instituto ¿Te parece?

Para cuando asiente, y los segundos corren ya ambos se encontraban por los corredores y la introducción, la misma que siempre Jinsoul recitaba en esos momentos era exclamado y cada salón y sitio era mostrado con lujo de detalle y también anotado, para que al chico le fuese un poco más fácil de recordar.

El día pasó a tanta prisa, para cuando lo notó se encontraba frente al que sería su salón, sabía que aún tenía una hora para poder prepararse e ingresar al mismo, pero se sentía bastante bien, el trato por parte de la muchacha fue muy bueno y también le dio la confianza de preguntar lo que sea que se le venía a la mente, por lo que al menos no se quedó con la duda de ciertas cosas, y de esa manera ambos estaban en una pequeña plática donde Jinsoul ultimaba detalles.

— Creo que eso es todo, puedes ir pasando a tu salón y si tienes dudas puedes consultarlas con algún representante del consejo o incluso conmigo, mi salón queda justo un piso por arriba, y como te dije, en cada ala puedes encontrar a los maestros y también a los guardias a los que puedes pedir indicaciones, al principio parecen pasillos hechos laberintos pero luego te acostumbras —y de nuevo Jinsoul encanta con su voz, para luego mirar la hora en el reloj que poseía ese pasillo—. Bien te deseo mucha suerte Minho, nos veremos pronto y espero que cuiden bien de ti ¡Nos vemos! —se despide Jinsoul y de esa manera desaparece.

Minho suspira observando a los lados, luego de haberse despedido de la muchacha con un ademán, el ingresa al salón, notando como no había casi nadie, solo algunas mochilas, por lo que se dirige a la parte trasera, viendo como allí había un sitio donde no descansaba una mochila y así se sienta, para dejar que el día pase como se supone debía.

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