
Capítulo 2
"Cotidie damnatur qui semper timet"
(El hombre que vive constantemente en el miedo es cada día condenado)
-Publius Syrus
Su cabeza lo martillaba.
La manera en que la maestra explicaba todo lo que iba apareciendo en la pizarra digital, con su luz tan llamativa junto con su voz le resultaba exasperante y no lo ayudaban en absoluto.
Sentía todo su cuerpo palpitar y temblar, en especial sus extremidades, apenas si podía abrir correctamente sus orbes café sin que involuntariamente los volviera a cerrar. Realmente odiaba la sensación catastrófica que le provocaban las resacas.
Ocultó su rostro con su libro de economia avanzada tratando de no ser descubierto, no debía dejar que nadie lo viera en tal estado mucho menos la joven profesora, pero no estaba logrando disimularlo muy bien. Suspiró pesadamente y observó el reloj que daba un tic tac inconmensurablemente tortuoso, anunciando que faltaban pocos minutos para abandonar el salón.
El silencio de pronto reinó en el aula en cuanto la maestra se dedicaba a pasar lista. El tic tac lo estaba aturdiendo. Oía la voz de la mujer en algún lugar ya lejano, pero ese ruidito lo estaba sacando de quicio. El tic tac, tic tac repetitivo y constante que parecían ser como balas acribillándolo lentamente. La tortura llegaba casi a lo insostenible y pareciera que esos añorados últimos segundos jamás llegarían. Se sostuvo la cabeza y sintió que el aire que expulsaba por sus fosas nasales eran más calientes que de costumbre, su boca pareciera arder al igual que su garganta. Pasó su lengua por sus labios para comprobar la temperatura y efectivamente tenía un nivel elevado. Se llevó los dedos hasta el puente de su nariz. Maldecía en sus entrañas que ese timbre jamás sonara.
Debía de ir a la enfermería, no podría sobrevivir la siguiente clase en ese estado, ni siquiera era un deseo, era ya una necesidad. Un chirrido completamente asesino llegó a sus oídos dándole esa libertad que tanto necesitaba, sin perder tiempo tomó sus cosas presuroso, necesitaba ir junto a la enfermera y que lo dejara reposar, librandolo ya sea unas horas.
— Joven Park ¿podría darme unos minutos? — oyó a sus espaldas, paró su andar justo en el momento que iba a cruzar el umbral del salón. Suspiró y forzó una leve sonrisa en su rostro. Al menos agradecía que su maquillaje ocultara parte de sus ojeras.
— Dígame maestra — respondió tratando de que su voz no sonase chocante.
— Quería hablarte del trabajo que se suponía debías de entregar hoy, Jimin — el joven abrió sus ojos sorprendido —, estoy al tanto de que estás en temporada de mucho entrenamiento, con lo del baloncesto además con el asunto de tu beca, se que no es sencillo llevar tanta carga horaria además de la vida fuera del instituto, por eso quería decirte que me lo entregaras la otra semana y no te preocupes aún mantendrán los mismos puntos — la mujer sonrió mostrando amabilidad, dejando unos hoyuelos sobresalir sobre su pálida pero bella piel.
— Se lo agradezco de verdad maestra Moonbyul — respondió Jimin haciendo una reverencia — prometo entregarlo la semana próxima y perdón, realmente se me pasó. Estos días han sido muy exhaustivos yo...— su sonrisa demostraba cansancio y sus ojos ocultaban excepcionalmente su mentira, atacando directamente a la adorable empatía que sabía que la mujer poseía.
— Lo entiendo, mi hermano también pertenece al equipo de baloncesto y comprendo que los horarios a veces no ayudan — la mujer suspiró — pero eres uno de los alumnos más aplicados del instituto Park, sólo por eso te doy otra oportunidad, perder lo que conseguiste no sería bueno, sé que puedes, no lo olvides — agregó dejando al chico marcharse.
Jimin apretaba su mochila con fiereza, estaba entre un dolor y un mal humor punzante. Lo de la resaca hubiese sido tolerable, puesto que aunque lo afectase no era un problema más que consigo mismo, pero lo de su trabajo, ese era otro tema, uno completamente distinto.
Agradecía inmensamente que su maestra fuera ingenua y le diera los mismos puntos e incluso aplazara la fecha de entrega, pero aquello fue lo ultimo que termino por colmarlo. Sintió un martillazo instalarse en su corteza cerebral y el mismo golpe se repetía por cada paso que daba. Debía llegar a la enfermería rápidamente o terminaría pateando lo primero que se le pusiera enfrente.
— ¡Jimin! — oyó, provocando que sus ojos rueden completamente — ¡Espera! — giró su cuerpo hasta toparse con un conocido chico de cabellos negros y ojos oscuros frente a el regalándole una sonrisa — Jimin ¿qué pasó que no me contestaste ayer? Oí que saliste con Jinsoul.
— Jungkook... — susurró el pelinegro — sí, salí con Jinsoul, perdón que no te respondí los mensajes, es que no he cargado mi celular y pues la batería murió, ya sabes, siempre se me pasa.
— Ya veo — el joven pasó sus brazos sobre los hombros de Jimin, restándole seriedad al asunto — no importa, la verdad quería decirte que Hyungwon te necesitaba para este fin de semana, así para... ya sabes, no hacer planes.
— Oh ¿Si? gracias por avisar — Jimin prosiguió a caminar lentamente y en lo único que podía pensar era en su prolongada dolencia — Kookie perdón pero no me siento bien, quiero ir a ver a la enfermera creo que tengo fiebre.
— ¿Fiebre o resaca? — Jungkook exhaló una risa sacando su brazo de su antiguo lugar y pasó su lengua por la cara interna de su mejilla, levantando sus cejas — ¿Te pasaste de nuevo Jimin? — lo miró con reproche, pero terminó por encogerse de hombros — debes cuidarte más Diminnie.
Jimin sólo asintió masajeando su sien en un intento fallido de calmar esos tortuosos palpitares. Jungkook decidió no decir nada y acompañar a su amigo hasta la enfermería. Cuándo llegaron la mujer que estaba allí procedió a hacer las verificaciones correspondientes, y aunque sospechaba la verdad de lo que pasaba y que todo se trataba de una dura resaca le dio reposo a Jimin y unas pastillas.
— Señor Park, no se mueva de aquí, le enviaré una nota al maestro Lee informando que usted no podrá asistir a las prácticas — dijo la joven anotando ciertas cosas en la planilla —. Y usted joven Jeon... — observó al chico de cabeza a pies — puede acompañarlo un poco y luego dejarlo descansar.
— Claro — habló Jungkook sonriente —, gracias — agregó observando a la mujer marcharse — hombre, a veces quisiera saber tu receta mágica para que todo el instituto esté a tus pies — dijo mirando a su amigo quien claramente estaba durmiendo.
Park Jimin era uno de los alumnos más sobresalientes de todos, pero no cumplía con el estereotipo de nerd callado e introvertido. No, Park Jimin además de ser un excelente jugador era también reconocido por su gran intelecto y carisma, el joven deslumbraba deseo e inocencia a la vez, hechizando a todos con su perfección.
Ya que era impecable por dónde lo observaras, resultaba ser un acto sencillo el embaucar a cualquiera. Tenía un rostro angelical, con unos labios rosas apetitosos y ojos cafés de infarto en contraste a su cuerpo, él mismo poseía proporciones envidiables, aunque fuera un poco más bajo que los demás jugadores, incluso logró hacer que eso lo ayudará a ser aún más ágil, siendo en el juego muy productivo. Por ello era adorado entre las chicas quienes esperaban por una palabra del amable y delicado chico, los maestros decían que era el ejemplo a seguir entre los estudiantes. Y claro Jungkook no negaría eso jamás aunque le resultaba gracioso pensar en que nadie es tan perfecto cómo piensan y eso el bien lo sabía, permaneció unos minutos más en aquella habitación, luego de conectar el móvil de Jimin y dejarlo en la mesilla al lado suyo y terminó por marcharse, al ver cómo permanecía inmutablemente dormido.
Los pasillos estaban llenos de estudiantes quiénes se dirigen a sus casilleros, para tomar sus cosas y descansar durante esos veinte minutos que siempre se les otorgaban cuando ya habían precedido ciertas horas de clases, él caminó un poco más hasta llegar al suyo, ingresa su contraseña, tomando lo necesario para su próxima clase, que compartía con sus amigos, el de baloncesto, entre eso gira para toparse con una figura muy conocida.
— ¡Jungkook! — escuchó para así ir cerrando su casillero mientras le daba su atención a aquella muchacha de hebras similares al sol — al fin te encuentro ¿Sabes algo de Jimin? No me contesta el celular y quería saber si almorsariamos juntos — agrega, bajando su exaltación.
El observa las facciones de aquella chica, con sus brillantes ojos mirándolo como si todas las respuestas las tuviese él y aunque eso era cierto, no siempre le gustaba.
— Jinsoul, verás, que el celular de Jimin se quedó sin batería y por eso no te respondió y ahora mismo él está durmiendo en la enfermería— contestó, para dejar que el rostro de la chica se endureciera en la preocupación.
— ¿¡Qué!? ¿Le pasó algo malo?— agregó con suma rapidez, realmente no estar al tanto de lo que le pasaba a su novio no le agradaba en lo más mínimo.
— No, no — trató de calmarla Jungkook, tomando sus manos entre las suyas, acariciándolas intentando darle cierta calma — Creo que es por el cansancio. Ya sabes cómo es Jimin con los estudios, con la salida de ayer quedo noqueado— su bellísima sonrisa va en desafío contra la mueca de la muchacha, sabía mentir y en su contrato mudo con Jimin expresaba el nunca dejar que Jinsoul se inquietara demasiado.
La menor lo observó por unos segundos, analizando su rostro — Gracias Jungkookie, creo que es mejor que descanse, luego iré a llevarle algo de comer, si es que puede digerirlo, porque gran parte de él seguro no esta aceptando comida, sabemos como es — expresa riendo un poco, viendo las expresiones del contrario, deduciendo de que se trataba —, creo que en estos años que nos conocemos sabemos cuando uno de los dos intenta ocultar cosas para salvar a Jimin ¿No Kookie?
— Sí — se rinde Jungkook para mirarla —, a veces olvido lo mucho que nos conocemos, pero volviendo a lo de hacerlo comer algo, hazlo porque seguro no comió nada aun, pero tú lo has de convencer — sonrió despeinando un poco su fino cabello —, no te saltes ninguna clase, Jimin estará bien. La enfermera dijo que sólo necesitaba descansar y que mañana estaría mejor — la joven apretó sus labios rojos sin dejar escapar ninguna palabra, sabía cómo era Jimin cuando se trataba de beber —. Bueno, nos vemos luego pequeña, creo que ya comenzarán las clases para ti y el calentamiento para mí y alguien tiene que ir a entrenar para ponerse aún más sexy — agregó Jungkook llenando el ambiente de calidez para la muchacha, encogiendo sus hombros —. Si algo pasa te digo, ve tranquila — besó su frente para separarse, viendo la sonrisa dulce de la menor antes de que la misma se marchara.
Jungkook se quedó unos segundos viendo como la figura de la contraria iba fundiéndose con los demás estudiantes, luego sus profundos ojos se deslizan por la ventana dejándose embriagar por el sonido de los pájaros y la brisa que mecía las hojas en los árboles. Pensó en la suerte que tenía Jimin de tener a Jinsoul a su lado, esa chica era no sólo bonita, sino atenta y amorosa.
Jung Jinsoul era su novia de años, había oído muchas veces también de los labios de la misma que Jimin y ella tenían planes de viajar juntos a algún punto de Europa para culminar sus estudios, casarse y tener la vida perfecta. Algo que no era de extrañar, la chica era sacada de esas historias de hadas, era majestuosamente preciosa, con una mirada risueña, amable, una voz suave y una personalidad amena, a pesar de todo también él pensaba en su suerte de tener una amiga como ella.
Al comenzar a pasar por aquel poblado pasillo los estudiantes comenzaron a abrirle el paso como era ya costumbre. Jungkook mantenía una mirada adelante, con el brillo pícaro que lo caracterizaba, su quijada filosa se lanzaba contra la gravedad a la par de su elegante porte, sus manos en sus bolsillos daba la imagen que se había impuesto hace ya años en aquel instituto.
Él no era solo un alumno, Jeon Jungkook, uno de los mejores jugadores del equipo de baloncesto y mejor amigo del capitán Park Jimin. El segundo entre los chicos más populares, los más apuestos, codiciados. Los mejores en todo, imposible de no conocer entre las redes, entre los estudiantes, que siempre se mantenían al tanto de los rumores, todo lo que importaba era el estatus y la fachada, posicionándose en el primer eslabón en ambas, nadie podría, incluso en el país, decir que no conocía al gran Jungkook debido a la posición de su familia.
Segundo hijo, del que probablemente pasaria a ser el presidente en el pais en los siguientes meses luego de las ya aproximadas elecciones, siendo el primer hijo varon del mismo se esperaba mucho de él y no decepcionaba en lo absoluto, famoso por ser como una monedita de oro, que aunque sea solo una falsa imagen, era suficiente como para acallar a quienes trataban de ver un lado menos amable.
Mordió lentamente su labio al observar a un grupo de chicas que claramente estaban más que inquietas por él, al notarlo las muchachas con las hormonas revueltas comenzaron a reír y chillar levemente. El apodo de galán no se lo había ganado por nada después de todo. Adoraba crear revoltijos en las muchachas, puesto que le divertía bastante, no es cómo que lo hiciese todo el tiempo de forma intencional, en ocasiones ni siquiera se daba cuenta, pero en ese momento sí, porque él era la picardía en persona, era ese chico que sin notarlo te seducía con sólo permanecer a tu lado, siempre tuvo algo que le hacía tan fácil la tarea de controlar de manera ágil las sensaciones que podía causar en los demás y disfrutaba tomar pequeñas dosis de esa placentera sensación cada tanto.
Pero no todo era inalterablemente excelente, porque en la vida siempre existen fugas, fisuras por donde la maldad enhebra sus hilos, atrapando y llevando a la bondad muy dentro. A veces todo son apariencias, puesto que nadie sabe realmente qué clase de lienzo es el cual recubre dentro de uno. Los aires cambiantes, los reflejos falsos de máscaras perfectamente hechas para cada ocasión es la cuál hace dudar si realmente todo lo que vemos en las personas es lo que son de verdad.
Las personas son rompecabezas imposibles de comprender en toda su extensión.
Eso bien lo sabía Jungkook y él más que nadie conocía eso. El ego del pequeño demonio que se escondía detrás de esa sonrisa perlada, de ese chico de dieciocho años, de buena posición, cuerpo de infarto y rostro envidiable, de ese chico que no daba nada más que aquello que dejaba ver. Suspiró observando cómo el salón estaba ligeramente poblado, pero para cuando lo ven comienzan a abrirse, él solo saluda con su cuerpo, un pequeño ademán con su palma, yendo directamente a los casilleros del sitio, para sacar su uniforme de entrenamiento, comenzando a desvestirse y colocarse las prendas, realmente era extraño que él estuviese solo, pero sabía que los demás estarían ya en el campo haciendo el precalentamiento, no se detuvo a mucho más, para así estar completamente vestido y gira, viendo como su amigo ingresaba también para realizar la misma acción, como siempre un poco tarde.
— Hola Jungkook — saludó el chico, acercándose para así posicionar sus cosas en los espacios para el mismo, sin perder tiempo comienza a cambiarse, sabiendo que faltaban pocos minutos para la práctica — ¿Algo nuevo? — su pregunta sobrevuela el sitio, cuando iba poniéndose sus tenis, ve cómo su celular titila, y lo toma para leer aquel mensaje que le había llegado.
— Oh, hola Jooheon — saludó a la par que rápidamente su atención se detuvo en aquel chico, paseando por sus facciones para así regalarle una sonrisa, caminó hasta recostarse por el marco de la puerta del sitio — ¿Qué paso de ti? El viernes no apareciste por la práctica y nos preocupamos, y no, nada nuevo o fuera de lo común.
— Oh si, es que estaba ocupándome de ciertos asuntos — sonrió en respuesta el joven, mientras suspiraba y dejaba su movil boca abajo, para pasar a mirarlo con esos ojos negros, colocando bien su ropa y asi se pone a su lado para dirigirse al campo.
— Ya veo — agrega Jungkook, estando a su par, viendo como su amigo no dejaba de mirar su pantalla — ¿Todo bien entre Minhyuk y tú?— él curioseaba, aprovechando que el maestro no se divisaba de lejos — y que bueno que hayas vuelto, el entrenador el viernes nos hizo quedarnos más por culpa tuya, espero que estés preparado para que te haga pasar vergüenza por eso.
— Si, bueno esta bien, no sería la primera vez — lo mira con esa sonrisa donde sus hoyuelos resaltan — y si, lo de Minhyuk... esta todo bien — hasta Jooheon mismo dudaba de su respuesta —, en realidad ayer nos vimos y como de costumbre me detuvo y no es como que me moleste pero ya tiene rato y joder, estos días estuvo mas sensible, irritable... mierda salgo con chicos porque no tienen la regla pero parece que Minhyuk si la tiene — sonríe viendo como Jeon le prestaba mucha atención, sabiendo que él comprendia que no era un insulto, solo estaba realmente frustrado.
— Joder — Jungkook comienza a reír contagiando al contrario aun con la colera y prosigue —. A veces me pregunto cómo es que sigues con él, es lindo y todo pero mierda, un año de relación y no haber follado ni una vez... bueno cada quién con sus cosas pero si ni siquiera tocan el tema— el pelinegro iba hablando hasta que noto la mirada filosa de Jooheon sobre sí y se detuvo — Ya, ya me callo, tu relación, tu problema entendido — sus palmas estaban arriba en modo de paz.
Jooheon solo desvió la mirada, para así cambiar de tema — Oye, escuché que Jimin terminó en la enfermería, de nuevo se pasó ¿No? — Jungkook asintió como respuesta —, si los rumores son como plagas por aquí lo sabemos y además me encontré con Jinsoul, me preguntó si sabía algo del trabajo que Jimin no entregó.
— ¿Qué? — Jeon se sorprendió, era prácticamente imposible que no hubiese entregado algún trabajo — ¿Jimin no lo entregó? — repite y luego suelta una risa creyendo que era una broma, pero al ver que la expresión de su amigo se mantuvo igual mientras se encogia de hombros supo que lo que decía era cierto y no pudo evitar suspirar, negando levemente — entonces creo que tendremos que ocuparnos de ciertos asuntos luego de los entrenamientos.
— Sí, pero no podemos hacerlo sin Jimin, ya sabes se enfadaría si hacemos algo sin él — expresa Jooheon rodando los ojos, saludando a sus compañeros mientras los veía de lejos, Jungkook solo se reservó sus palabras, sus pasos se apresuraban con cada segundo, intentando acoplarse a los demás en los movimientos.
Ambos ya estaban en la cancha, haciendo sus estiramientos, mientras escuchan cierto sonido fuerte y en ese momento un chico de cabellos rojos entraba tropezando con las personas y disculpándose con una sonrisa deslumbrante, la cual captó la atención de Jungkook quién se relamió los labios juguetonamente.
— Sí —respondió distraído, su vista siguió al chico hasta que este se posicionó en el último sitio del lineamiento —, sería menos divertido si Jimin no está con nosotros — sus ojos se cruzaron con los del chico quien al instante de verlo se achicó y escondió completamente su rostro — creo que nos divertiremos mucho mañana Jooheon.
El chico de cabellos obscuros observó por sobre su hombro también a quién su amigo miraba con demasía, el que estaba en la mira de Jungkook y sólo atinó a reír.
Muchísimas gracias por seguir leyendo, significa muchísimo 🤍
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro