Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

„El cerebro forma la imagen de la realidad tal y como ha sido entrenado para hacerlo."

-Deepak Chopra

Mientras Jeon acelera, Yoongi se encontraba al otro lado de la ciudad aparcando el vehículo frente al edificio en el que su padre y él se hospedaban por los días en el que él seguía con su torneo y su padre terminaba con unos papeleos. A veces usaban ese piso debido a que el mismo viajaba bastante por los negocios, era abogado sí, pero muchas veces cómo era esa situación le gustaba bastante mantenerse cerca del perímetro y así hacer mejor su trabajo, coincidiendo con que su hijo iría al torneo decidió usar de nuevo ese sitio.

En el momento en que Yoongi entró en la casa y cerró dando un portazo, lanzó su bolsa sobre uno de los sofás conforme fue caminando y adentrándose al oscuro apartamento, cuyas luces se hallaban ya apagadas. Camina aún más ingresando mientras iba haciéndose la idea de ir a la ducha, luego terminaría tumbado en la cama descansando tanto como podía, faltaban horas para que comenzase el partido, el que claramente iba a ganar a como dé lugar y luego haría a Jimin pagar por haberlo dejado a media mamada. Siguió hasta pasar frente a la puerta del despacho de su padre, pensaba que ya se encontraba reposando en su habitación, pero se dio cuenta de su error en cuánto por debajo del umbral del estudio se observaba la tenue luz filtrándose, con pesados pasos se dirige hacia ésta.

Su padre se encontraba ya exhausto tras la larga noche sin dormir a causa del trabajo, luego de mucho tiempo invertido y sacrificio había logrado culminar una de las defensas más difíciles que le había tocado litigar y no se le había ocurrido la mejor forma de celebrarlo que deleitarse con una de sus botellas favoritas de ron. En cuanto ve la puerta abrirse se apresura a esconder la copa, dejándolo lejos de él, asustado, como si se tratase de un niño que se había portado mal. Debido a que él no acostumbraba a beber y había sido tiempo desde que había probado algo así.

Dando un respingo sutil se acomoda sobre la silla, su vista era extrañamente ralentizada. Nunca fue ni remotamente bueno con el alcohol, puesto que lo relajaba a tal punto que no podía medir sus acciones.

— ¿Papá? — pregunta Yoongi, con una voz mucho más suave, baja, rozando incluso la ternura, siempre que se tratara del mayor, incluso se oía algo preocupado de que de nuevo se haya quedado hasta altas horas trabajando. El contrario, al oír esa voz se frota el rostro tratando de retomar inútilmente el sosiego.

— Yoongi, llegas temprano — murmura chistoso y suelta una corta risa, provocado por la ironía de la situación, el amanecer ya estaba dejando su apertura al nuevo día, sabía que su hijo se quedaba allí por las cosas de la universidad, pero era inusual que a esas horas haya vuelto, pensaba que lo más probable sería que no apareciera hasta el momento en el que debían volver —. No te quedes ahí, pasa. — arrastra las palabras a duras penas, todos sus sentidos estaban demasiado adormecidos, sus torpes movimientos hacían aún más evidente su estado etílico, muy a diferencia de su hijo que ya se encontraba en mejor estado.

Yoongi va aproximándose al escritorio con cautela, con su completa atención puesta en su padre fijándose en cada detalle, pudiendo apreciar de entrada que tenía la camisa remangada, pensando que fue por las ansias de acabar el trabajo y sus botones desprendidos posiblemente a causa del calor que podría sentir por estar tomando, no siempre podía suceder pero si era algo que sin duda ocurría con personas que no están muy acostumbradas a esa cantidad de alcohol en su sistema, luego vuelve a fijarse en su rostro, el mismo se pintaba de un mísero carmín, abarcando mayormente sus mejillas, sus ojos brillaban y su cabello que siempre iba perfectamente peinado, dejando solo unos cuantos mechones caer, ahora tenía todo un rio de hebras que se escapaban de forma rebelde y dejándolo ver menos tenso, incluso más sexy, Yoongi contiene la respiración, y va bajando la mirada conforme se acercaba, tratando de cortar con su escaneo.

El menor se muerde el labio por unos segundos — Estás ebrio, papá ¿Has bebido durante toda la noche? — su pregunta parece ser una afirmación más que nada y trata de suprimir la sonrisa que se origina en sus labios, era demasiado inusual verlo en ese estado, a grandes rasgos podría decir que las veces que llegó a contemplarlo de esa manera fueron una o máximo dos copas de vino, lo podía llegar a incluso contar con los dedos de una mano.

— Por supuesto que no — exclamó su padre, levantando las manos, haciendo un ademán de negación, cerrando sus ojos del mundo para ese segundo donde en las cuales la pluma que tenía en su palma acaba por resbalarse de la misma y terminara cayendo sobre el suelo justo a su lado, el nota lo que había pasado y solo deja salir otra risa atontada por aquella situación —, fue solo un error de la gravedad, no mía — se excusa sin dejar que su risa cese.

Yoongi al ver aquello por inercia se apresura a recogerlo por él, sabiendo perfectamente bien que era el preferido de su padre y al verlo en ese estado deseaba de forma inconsciente, quizás, servirle.

En cuánto se inclinó su padre hizo lo mismo.

Tal vez todo fue una mala jugada del destino, pero solo se necesita un segundo para liberar aquellas secuencias caóticas, Yoongi toma el objeto metálico con las puntas de sus dedos por su obvia ventaja de control en movimientos que no poseía el mayor y ladea el rostro de forma mínima, termina encontrándose con el rostro del contrario a centímetros de los suyos, su aliento cálido choca sobre la piel pálida de su mejilla. Observando esas filosas facciones, levemente danzantes con el carmín, sí, claramente Yoongi aunque tenía alcohol y sustancias alucinógenas en su sistema, las mismas estaban actuando pero a menor escala, claro, pero aun así sus sentidos parecían estarse volviendo un poco, muy, atontados.

El aroma a alcohol nunca le pareció tan extravagantemente deleitable por ejemplo, pero había algo más en su fragancia que lo estaba mareando, intermitente bailaba en un giro de sensaciones, su lengua pasea sobre sus belfos, para mantener húmedos sus labios algo resecos y su piel picaba en la necesidad de más cercanía. Para ese momento la moral y conciencia racional se fueron de aquella partida minutos atrás, ya no le importaba en absoluto a Yoongi, puesto que sus instintos más oscuros y ocultos estaban ganando.

Sintiendo su corazón dar un vuelco suspira, de forma casi dolorosa. Sus sentidos, todos ellos, los pensamientos, respiración, cada maldita molécula de su cuerpo, todo por completo se encontraban siendo maldecidos en ese momento por una parte de su mente. Pero la otra se encontraba nuevamente aturdido por tal cercanía, palpitante por más. Yoongi sabía que en la vida había oportunidades que debían de ser arrebatadas y no tomadas, como ese era instante espero, no por decirlo toda su vida, por una brecha donde colarse, ese era el momento y no lo desaprovecharía.

En cuánto el mayor cierra sus ojos, por el mismo reflejo de solo dejar que le pase aquel pedazo de metal, lo instintos primitivos de Yoongi terminan por ganar la lucha en la que se encontraba, cuando por un mínimo de segundo imita aquella que creía que era la puerta que tanto tempo espero dejar que se abriera, todo fue a merced de pensamientos que eran todo menos sensatas, cierra sus ojos y elimina la distancia entre sus labios y las de Jaehyun con un suave roce, casi tímido, con los nervios a flor de piel como cuando el primer beso se aproxima y no sabes quién debería de tomar la iniciativa, pero cuando los segundos pasaron entre ellos, y no hubo negativa ante su acción, se afianzó, siendo ese el instante en el que inició todo, pasando a tomar la parte posterior del contrario con más propiedad, llevando sus dedos hasta su nuca, levantando con lentitud su cuerpo, guiándolo hasta terminar contra el sillón, su propio ser se movía por propia decisión, siendo imposible detenerse para ese momento.

Todo fue subiendo de tono a los pocos segundos, las manos de Yoongi fueron acariciando el cuello y los hombros de su padre, deleitándose de cada pequeño contacto con esa piel que era levemente más fría que la suya, tomando la batuta de la situación, era su momento su sueño hecho realidad y por nada dejaría que se marchase tan deprisa, por lo que no duda y queda en segundos a horcajadas sobre él, con los dedos de Jaehyun sobre su cintura, palpando su dermis, haciendo que a cada instante el calor aumentase y su cuerpo reaccionase instintivamente, jadeos muy bajos escapaban para ese momento, donde ninguno abría sus ojos, hundidos en su propio éxtasis personal, las yemas de su padre transitaban por debajo de su musculosa descendiendo hasta sostener sus caderas con seguridad.

El paraíso, eso era lo que Yoongi pensaba en ese momento, era lo que ese transcurso de tiempo significaba. Todo el tiempo, todos los pensamientos que llegó a tener, aquellas situaciones que solía imaginar, de tantas formas distintas se estaba realizando en ese preciso momento. Sus caderas se movían según el curso que las olas del placer lo abordaban, su miembro dolía de lo excitado que se encontraba, de lo mucho que lo estimulaba sin llegar a tocarlo realmente, su espalda se arquea, sintiéndose mareado, el mayor estaba tocándolo de una manera en que en ese momento le parecía celestial.

Yoongi no era estúpido, claro que por la parte racional sabía que el simple hecho de ver a su padre como hombre y desearlo de esa manera estaba más que mal visto, aunque se encontraba, como se diría de manera coloquial, caliente y ansioso por probar más, esa noche estuvo a dos ocasiones de correrse y no pudo hacerlo de manera que las ganas le sobraban y siendo el impulso en persona, detenerse no estaba en sus planes. Además, por un largo tiempo había deseado experimentar el sabor de los labios de su padre, aunque en ningún momento lo había llegado a aceptar, de todas formas se conocía al punto de saber que en un momento terminaría por evidenciarse y ya estando allí, no creía que podía llegar a necesitar nada más que lo que tenía en ese momento.

Sus labios tenían ese sabor a alcohol, mezclado con lo dulce que no sabía identificar, mientras el calor iba aumentando al igual que el movimiento de sus labios y cuerpos, propios de esa excitación que lo estaba absorbiendo en ese instante, sus belfos se reñían en una batalla de poder y que pasaba a ser hambrienta, posesiva con Yoongi sujetando las mejillas de su padre y a la vez, comenzando a moverse aún más.

Podía haber asegurado, que todo acabaría así, incluso se había dicho que era por las sustancias y que era un sueño, hasta que siente las manos de su padre yendo aún más bajo, tomando su trasero con fuerza, provocando en él un torbellino de sensaciones excitantes, lo siente masajear los mismos, en cuanto comienza con eso hace que éste caiga por completo a su merced, sintiendo las gotas de su sudor ya formándose, porque aunque sus movimientos no eran bruscos como el acostumbraba, más bien eran lentas, provocativas, eran demasiado para sí, en cuánto siente como se iba formando la erección del mayor bajo suyo, él ya se encontraba delirando, eufórico. Sus labios se separan y sus dedos se entierran en sus hombros, dejando salir un leve quejido que sonó más como a gemido, casi rozando lo ronco.

Se encontraba tan excitado que podía sentir la punta de su miembro erecto, frotándose contra el bajo vientre de su padre, no queriendo parar tampoco. Perdido en ello, sintiendo como el mayor hacía que se mueva sobre él, simulando embestidas, haciendo que ni siquiera se sintiera en su cuerpo, sigue aún más, sabiendo que mucho no podía tolerar y que ante cualquier otro estímulo, tenía el riesgo de correrse, aunque en él no era común, el anhelo guardado por tanto tiempo le jugaba en contra. Con sutileza su padre baja sus labios hasta llegar a su cuello, haciendo que Yoongi ladee el mismo dándole más espacio y hasta esa instancia se podría decir que casi su toque era dulce y que la forma en la que se desplazaba sobre su cuerpo en ese momento era lo más cercano que estuvo a lo que la gente llamaba hacer el amor.

Pa-papi~ mgh — su voz salía quebrada debido a lo extasiado que se encontraba, a la par que se estremecía suavemente sobre el robusto cuerpo del mayor. Con la ironía de la palabra jamás mejor usada, normalmente era por morbo puro, pero en esta ocasión era aún más peligrosa de pronunciar.

Cariño...— gimió Jaehyun perdido en el placer de ese contacto tan cálido, su propio cuerpo no lograba contenerse más, no podía negar que necesitaba una buena follada.

Yoongi mordió su labio sin procesar aquel adjetivo siendo para sí mismo, ya que fuera de esa situación nunca dejaría que nadie ni lo llamase así, y menos ser el que recibiera, pero simplemente no podía negarse ante ese varonil hombre que se encontraba besando su pecho y desabrochando su camisa, porque para ese momento no importaba todo en él se estremecía, no podía evitarlo, intenta cerrar las piernas por inercia, pero siente como el mayor tomaba control de todo, por lo que sentía como se derretía, estaba tan absorto de todo menos de su rápida respiración, no le daba tiempo a reaccionar bien.

Todo iba tortuosamente lento, demasiado para Yoongi, pero no lograba articular más palabras, simplemente ayuda al mayor a quitarle la camisa, luego suavemente mueve su cadera en círculos, con las manos de su padre recorriendo su espina dorsal haciendo que le fuese inevitable gemir, estaba muy al borde de su mayor fantasía.

Taeyong...— murmura por lo bajo Jaehyun recorriendo aquel cuerpo, pero algo estaba fallando, no era la temperatura, menos los gemidos, el cuerpo de su acompañante era un poco más fornido de lo que él recordaba, por lo que abre sus ojos buscando encontrar aquellos avellanas y esa boquita abierta y ansiosa que siempre amó tentar, pero una vez que lo hizo todo fue muy al contrario de lo que él esperaba.

Algo en sí parece hacer "click" y de manera abrupta se separó de Min jadeando y completamente rojo, avergonzado y más duro que nunca.

— ¡Vete! — ordena Jaehyun al menor, quien lo miraba con total confusión dándose cuenta del enorme desastre que acababa de ocurrir — ¡Vete de una maldita vez, Yoongi! — exclama y le apunta la puerta, mareado en ira y más vergüenza, también.

Yoongi gruñe completamente colérico y sale de allí, inundado de la frustración demasiado notoria y de la ira acumulada, tomó su bolso y móvil, marcando el número de Changkyun mientras sale del edificio y sube al automóvil sin un rumbo específico, esperando que el menor conteste, y apenas lo hace suelta todo de una casi escupiendo su estado actual de suma furia.

— Te quiero en diez minutos en el mismo lugar de siempre — con la voz alternada por lo ronco de la irritación, ya no tenía ganas ni paciencia para estar dando vueltas.

— ¡Hey! Min, bueno saber de ti — esa voz no era la que él conocía y mira su pantalla como cerciorándose de que había discado correctamente todos los dígitos y sí, lo había hecho. Para ese punto tenía los labios vueltas en una fina línea y sus cejas tan fruncidas que un poco más y podrían tocarse uno con otro — Channie está conmigo ahora y bastante ocupado, así que no irá contigo Min, buenas noches, adiós — y la llamada acabó dejando a Min desorientado y con el enfado aún latente.

Yoongi estaba hecho un cúmulo de tantas malas sensaciones, que no le ocurrió mejor idea que la que ejecutaría en unos momentos, pero por impulsos como los que le nacían siempre se cometen los más grandes errores.

Al igual que Jeon cuando decidió volver a la habitación, lo último que esperaba era encontrar a Tae de esa forma, tan tranquilo y campante. Él estaba sentado con una taza humeante de café en sus manos, tenía puesta una bata blanca, con los mechones aún mojados y se hallaba sentado sobre el sofá, que se encontraba frente a la cama ya perfectamente tendida.

¿Qué diablos? pensó, Tae ni siquiera levantó la vista hacia Jeon, aún cuando él dejó las bolsas con todos los medicamentos sobre la mesilla de luz y el paquete que dentro traía un cambio de ropa, ya que sabía que lo necesitaba. Verlo así de calmado le daba un cierto pique de ansiedad, eso no era nada de lo que se esperaría en una situación de ese tipo de estrés.

— Bambi — dice en el tono bajo y calmado, caminando con delicadeza hasta quedar frente suyo, tomando asiento justo al borde de la cama. Sus ojos oscuros se posaron sobre los mieles del mayor y recorrió sus facciones con mucho cuidado, para ver si encontraba algo fuera del sitio.

— ¿Me acosté contigo? — suelta Tae de repente, haciendo como si no le diese tanta importancia, sin pararse a pensar nada más que esa pregunta, pero en su voz no se notaba emoción alguna y eso era peligroso, bien lo sabía el menor, que con cuidado iba tomando todos los detalles de su comportamiento.

Lo que le había preguntado terminó de darle la certeza que necesitaba sobre que él, no había dado su consentimiento estando todos sus sentidos despiertos, ni siquiera él sabía lo que había pasado la noche anterior con seguridad.

— ¿Qué? — masculla el pelinegro presionando la lengua contra su mejilla, perdiendo nuevamente la poca calma que había podido tomar en el tiempo en el que se mantuvo fuera.

— ¿Y ahora resulta ser que también eres sordo? — y ahí se encontraba de nuevo ese tono sarcástico, agresivo y a la defensiva que era propio de Kim, con esa mirada tan dura — Te he preguntado que si me revolqué contigo Jungkook — agrega, sin una pizca de sentimiento en sus palabras.

Jungkook suspira y trata de tomar sus manos, aún sabiendo que Taehyung las separaría.

— Perdón, por lo que hice...— comienza sintiendo un ardor en aquellos recuerdos que no deseaba revolver — para que tengas ese concepto de mí. Creí que guardarías algo de cuándo éramos niños, supongo que me equivoqué y no es así. Además diga lo que diga, no podré cambiar lo que piensas, pero, jamás tomaría a nadie sin su consentimiento, seré todo lo hijo de puta que quieras...— prosigue y lo observa justo a los ojos con una pequeña ilusión de que las cosas no empeoraran— pero no tocaría a nadie sin que me lo permita y menos a ti — dice y ve como los ojos del mayor vuelven a perder ese brillo.

Solo fueron unos segundos, segundos en dónde algo en Taehyung se tuerce hasta sentir cómo se resquebraja en su interior, él hubiera preferido creer que había sido Jeon con quién pasó la noche anterior, pero ahora lo tenía claro, el hombre con quien forcejeó no era él, entonces otra era la situación. Su vista se desvía de los ojos de su menor y mira su mano tomando la suya, su pecho se siente oprimido y un rotundo —no— crece en su interior, era imposible que haya sido lo que él pensaba, jamás le harían algo así a alguien como el, Taehyung confiaba en eso, siempre se sintió resguardado, sus amigos y su posición siempre le habían otorgado una gran seguridad. Pero el malestar que sentía en ese momento estaba logrando hacerle sentir náuseas y amenazaba con que terminara siendo expulsado de su cuerpo.

— Bien, tomaré eso como un no — inhala y rueda los ojos, mientras termina hacer lo que Jeon esperaba, apartar sus manos de las de él, discretamente pero aún así con un toque brusco, volviendo su mirada hasta él con severidad —. Y por cierto, en ti ya no queda nada de aquel niño que pensé que eras — suelta cuál picadura de un escorpión, las palabras crueles y ponzoñosas se clavan dentro de Jeon, una vez más.

Taehyung volvía a ser aquel que Jeon ya conocía a la perfección por el pasar de los años. Él volvía a ser la pólvora que al encontrar una excusa se revestía de ella, volviéndolo su casquilla para terminar transformándose en una bala que iba directo a su diana predilecta, el corazón de Jungkook. Como si la única manera de saciar su dolor fuese el de causar uno mayor a otro, predilecto plato suyo además del de evitar sentir lo que en esos instantes, eran el odio de sus letras. Volvía una y otra vez a levantar muros, no alrededor de sí, sino que las levantaba alrededor de Jeon, apresándolo, como aquél hombre que por falta de testigos terminaba injustamente sentenciado, aún siendo inocente, puesto que solo tenía su palabra contra los hechos. Y claro entre ambos quién ganaría sería Taehyung, el que siempre mantenía esa falsa pureza que era su fachada.

El pelinegro se muerde los labios con fuerza, luchando internamente, debatiendo si decir o no algo a su favor, pero termina prefiriendo, como siempre, el que él piense lo que desee sobre su persona, puesto a que tenía en mente que las palabras nunca serían suficientes como para que termine por creerle. De nuevo y sin causas vuelve con el silencio aceptando aquella culpa que no le pertenecía, como lo solía hacer siempre, ya que bien sabía que hablar con Tae era una guerra sin fin, su sentencia estaba dictada, opta por levantarse y silenciar su voz dirigiéndose a la salida.

Tae lo ve irse y solo suelta un — Te odio — solo para que él lo oiga y el portazo lo sigue para perder por completo a Jeon de su vista.

Se tira en el colchón una vez sabe que está completamente solo, para por fin dejar unas pequeñas lágrimas rodar por sus mejillas, los cuáles limpia con la misma rápidez con la que salieron, se reprocha y se levanta, y esparce todo lo que se encontraba dentro de la bolsa que había dejado Jungkook, toma las pastillas y las ingiere, intentando que eso cese el dolor en su baja coxis, luego ve la ropa y decide ponérsela. Sin perder mucho tiempo sale de la habitación, para ir por los pasillos, observando todo lo del hotel, disca a un taxi para que lo lleve hasta su debido edificio, mientras su mente corretea entre tantas cosas que lo mareaban y dejaban en la deriva de la desesperación.

Una vez que ya está completamente fuera del sitio, su vista se posa en la acera, donde ve el característico color del taxi y sus pasos van con rapidez, lo último que necesitaba era perder más tiempo, pero antes de ingresar al vehículo es detenido por Jungkook, a quien no vio siquiera venir, pero que ya estaba estacionado al lado del otro automóvil.

— Te llevaré yo — habla Jeon al bajar su ventanilla —, sube — pide, sin esperar a que sonase tan brusco, ya que sabía que eso sería más que contraproducente.

Taehyung, Quién por inercia iba a negarse ante todo lo qué le sucedía asintió. Se acerca y se disculpa con el taxista, para ir a abrir la puerta, sabía que era mejor llegar con Jungkook, así no debería dar tantas explicaciones por lo que sube al lado, en el copiloto y ninguno habla. Ninguno siquiera piensa en perturbar aquel pitido mudo. Ninguno quería destrozar más la realidad. Ignorando qué eso ya estaba ocurriendo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro