Capítulo 17
Derrollo inicial: son atributos de la juventud del corazón, y tonto sería para quién pensara que han de inquietarle toda la vida: muchos ríos tranquilos nacen como cascadas tumultuosas, pero ninguno llega hasta el mar turbulento y coronado de espuma.
— Mikhail Lermontov
Jimin había al fin respirado sin demasiada pesadez, apenas Jeon lo llamó para decirle que había encontrado a Taehyung sus pulmones se llenaron de un aire más atenuado, miró a su costado y Yoongi a su vez había colgado su teléfono. Observó la hora y respiró hondo, ya sin tanto alcohol en sí como para tratar de desviar su centro, el haber vomitado en aquel lugar lo ayudó a deshacerse de ese estado de risas y fluctuación que era estar tan lleno de alcohol y sustancias.
— Im me dijo que lo encontraron — soltó de repente Yoongi, sacándolo de su ensimismamiento latente — al menos ya no tienen ese peso sobre ustedes, deberías hablar con tu amigo luego, lo que hizo fue imprudente.
— Lo haré, lo fue y demasiado — responde Park al mirarlo y tratar de controlar sus manos, algo lo tenia con cierta ansiedad —, además de que salió bajo mi cuidado — agrega mientras negaba, sabía que si alguien de la prensa capturó esa situación, la madre del menor no se lo dejaría pasar por nada del mundo y bien sabía de eso.
— Claro, pero lo estabas cuidando muy bien, con tu lengua en mi boca y tus manos en mi cuerpo — Yoongi exhala una risa, lo cual es como un pequeño interruptor para el ego de Jimin.
Un suspiro escapa de Park y se hunde aún más en su asiento, el calor estaba disminuyendo pero aún tenía esa dolorosa erección bajo sus pantalones. Al oír a Yoongi, el solo dejó salir un gruñido, la situación y el leve in-raciocinio aún estaban en su torrente, lo observó en represalia.
— Imbécil — alcanzó a decir, no era el momento para discusiones, pero claro que sí tenía ganas de algo más, muy a su pesar, porque no podía negar que esa sonrisa lo ponía y mucho, pero ese ego lo estaba hartando, le gustaban los retos pero ese tipo lo estaba dejando en un sin fin de vueltas, ese hombre no contaba con una grieta visible para poder colarse y envenenarlo de sí, eso no podía permitirlo, claro que no, él era el mejor en el arte de controlar a las personas a su antojo del placer, claro en eso aún más, así que si trataba de razonar un poco qué más daba, si al final acabaría el torneo y posiblemente no se verían en meses, además ese problema, ahí abajo, no se resolvería solo, no estaba pensando con certeza, pero ya no importaba, el ardor en ese punto de su cuerpo lo apresuraba —. Bien que no te quejabas — dice sabiendo que eso encendería la luz en esos profundos ojos .
— Quién lo haría ante un polvo, nadie en su sano juicio — ríe Yoongi mirándolo de reojo, sabía lo que el otro deseaba en su pequeño intento de no dejar que su ego quedase maniatado por los suelos, pero no se la dejaría fácil.
— No soy solo un polvo más — lo observa relamiéndose los labios, ya estaba en el juego y no se retiraría, mejor comenzar a mover sus cartas que quedarse inmóvil en una partida sin emoción —soy el polvo — enfatiza con sus dedos recorriendo sus rojizos y remojados belfos, con su mirada subiendo y estudiando la anatomía del mayor con precisión, cual guepardo en la rapidez de plena caza —porque sé que nadie te haría sentir como podría hacerlo yo — su risa sonó en el pequeño recinto , de manera seductora, sutil y sin apartar la mirada de lo que quería como presa.
Yoongi trago de manera disimulada, debido a que no dejaría su puesto ante ese ataque, pero estaba en desventaja, el conduciendo y el menor como copiloto, siente la mano de Jimin posarse sobre su muslo y de ahí podría decirse que todo iría cual brisa en el caluroso verano, de una y con necesidad, o al menos eso podía asegurarlo.
— Muchas palabras, pocas acciones — contesta el mayor sintiendo un cosquilleo en su piel, relame sus labios intentando no desviarse del camino, debido a que él sí tenía aún sustancias y alcohol en su torrente sanguíneo. Sus ojos se posaron en los del menor por un milisegundo para volver a mirar la carretera — pero no creo que te atrevas a hacer algo, eres un cobarde Park — la voz juguetona y retadora creó un leve hormigueo en el menor.
— ¿Tu crees Yoongi? Eres bueno con las palabras, utilizas esa afilada lengua para ello mientras yo la uso en otras cosas y estoy seguro que son mucho mejores, más interesantes — refuta Jimin con un tono más sutil, melodioso, rozando lo inocente, sus ojos parpadeaban ante su idea puesta en acción, no habría marcha atrás, su mano ya iba subiendo desde los muslos hasta la entrepierna del mayor, sabía perfectamente qué hacer, para tentar e inducir sus planes a las mentes —. Si te muestro que tan interesante puede ser lo que hago con mi lengua ¿Cerrarías tu boca?
Los dedos de Jimin eran los que marcaban la batuta, ya que sabía qué palabras usar, de qué manera, en qué situación, todo, el control, ser la corriente más densa en la electricidad, ser aquel interruptor, todo lo manejaba su mente tan llena de ideas de cómo mantener ese fino camino a sus gustos. Sus dedos serpenteaban entre el pantalón y el deseo del mayor. Su cuerpo se inclinó aún más, sin despegar la mirada de su objetivo, su lengua repasaba sus labios, remojándolos con ese brillo natural, Yoongi solo se queda ante él, sus uñas se incrustan contra el volante, tratando de no desviarse de la carretera.
Suelta un leve jadeo apenas siente como Jimin baja su cremallera y sus manos toman sobre la tela su miembro, ansioso, su respiración comienza a ascender nuevamente, no creía que realmente él lo haría. Yoongi supo que Jimin no había tenido a nadie más que su novia, no obstante la manera en cómo se movía con fuerza y seguridad contra su cuerpo no le cuadraba, no comprendía muy bien cómo es que su historial estaba perfectamente limpio, siquiera aparecía el hecho de que él corría en el Günah, la verdad no lo comprendía y sabía que Changkyun siempre encontraba todo, pero en Park Jimin las cosas se complicaron y mucho, aunque en ese instante no importaba, realmente solo deseaba que el sentirse tan caliente no lo desviase, que al menos pudiese llegar al complejo de cuartos del menor, el cual parecía soltar leves gruñidos, hasta que se atrevió a lamer sobre la tela el miembro del mayor, haciendo que Yoongi dejase salir otro jadeo pero aún más grave, e inconscientemente sus piernas se separan aún más.
Jimin al notar su efecto ríe — Tanto quieres follar mi boca... caliente y pequeña Yoonie — cuestiona con falsa inocencia y lo mira, sabiendo que él no podría devolverle el acto debido a su situación, suelta risitas bajas y se aproxima aún más, saca el miembro del contrario de esas molestas telas, y su lengua rodea su glande para luego acercarse y soplar — parece delicioso... ¿Puedo probar un poco?— agrega, para por fin ingresar por completo el falo, hasta que llega a tocar su campanilla causándole leves arcadas, las cuales solo logran dar más placer al mayor.
— Mierda... Jimin — gime el mayor, ronco y con su mano derecha hace que el chico llegase hasta que sus labios tocaron su base, deleitándose de la humedad y de la calidez de la boca del menor. Siente como él lo saca y comienza a masturbarlo con velocidad, mientras chupaba su extensión, Yoongi no sabía si se debía al alcohol o al hecho de que había esperado mucho ese instante, pero su mente volaba y las sensaciones que experimentaba eran desorbitantes, la manera en que tragaba todo su miembro lo estaba volviendo loco y gran parte se debía a que Jimin lo estaba disfrutando, disfrutaba como su erección ocupaba todo el espacio de su boca y eso él podía notarlo. Su vista no se desvía del camino, sabiendo que quedaba cada vez menos para al fin llegar a donde el menor y sus compañeros se hospedaban.
— Si te corres antes de llegar a los dormitorios, no dejaré que me toques — habla Jimin intercalando el vaivén con sus manos sin desviar la vista de aquel palpitante miembro, acercándose para degustarlo cual caramelo, subiendo y bajando, repasando su falo con su lengua, sintiendo las venas marcarse, besándolo, sus dedos jugaban con sus testículos. La saliva caía cual emblema de escena de las películas para adultos más eróticas, en sus mejillas se marcaban lo rojizo del carmín y sus labios más que remojados, sus manos ya tomando la contextura de su pene con más firmeza, estimulando aún más, Yoongi sentía que se correría en casi nada si seguía así, sin contar con los gemidos ahogados y agudos que salían del menor, era realmente algo que le encantaría probar de nuevo, se sentía como si fuese un dulce que claramente le gustaría disfrutar por mucho tiempo. Jimin siente el pre-semen descender por su cavidad bucal, previendo el clímax del mayor, una sonrisa autosuficiente se dibuja en sí.
— A la mierda, muéstrame de una puta vez que tan bueno eres entonces — dice Yoongi y toma con la mano libre los cabellos del menor y lo hace descender hasta tragar por completo su polla, haciendo que su ahogo mandase vibraciones placenteras a sí, sus succiones eran rápidas, casi sin quebrajos de pausas, gemidos y jadeos se mezclaban con el calor que expedían ambos cuerpos y más aún el mayor.
El menor seguía, sintiendo cómo se comenzaba a contraer levemente y su dolor en los pantalones se acrecentaba, Jimin sabiendo que nada quedaba para que Yoongi se corriese, regula la presión de la succión, sentía sus mejillas aun mas ardientes, el parar del automóvil le advierte que ya habían llegado y como siempre su alma competitiva y su sed por los retos lo orillaron a otro desenlace de la historia, con fuerza se desliga del chico, de manera abrupta, sacando el miembro de su boca y sabiendo que eso provocaría su enfado cosa que él aguardaba con ansias.
— ¿Pero que mier...— Pronuncia en un gruñido Yoongi al ver como Jimin se incorporaba y abría la puerta del carro saliendo y cerrándola, metiendo la cabeza por la ventanilla, para pronunciar algo. Su rostro estaba rojo de ira y frustración.
— ¿Creíste que te mostraría todo lo que puedo hacer Yoonie? Lamento decirte que deberás ganártelo, nos vemos mañana — la mirada y sonrisa juguetona de Jimin dejó un picor indescriptible en Yoongi.
Mordió su labio inferior, furioso golpeó el volante al ver al menor irse hasta desaparecer, sus dientes se juntan de manera que los mismos rechinan de la furia — Maldición — dice, para empuñar de nuevo lo sólido entre sus manos, acomodar su ropa e irse de allí.
Por su parte, Jeon seguía sin poder apaciguar su angustia, aún cuando horas más tarde el sol ya extendía sus brillos hacia el horizonte. Observaba a Tae, que tenía los ojos plácidamente cerrados, con los labios entreabiertos y un pequeño corte a lo largo de su belfo inferior. Había estudiado todo lo que podía sobre su piel expuesta, decide sacarle la camisa, ya que había quedado inutilizable, de la forma más sutil posible limpia su piel con toallas que había humedecido, logrando de esa manera notar que los chupones se centraban en su hombro y en su espalda además de su nuca, en sus muñecas, brazos y cadera se encontraban la mayoría de hematomas y conforme lo recordaba sus manos temblaban con más ferocidad, cuando veía los moretones que iban marcándose aun más en ambos brazos, no podía decidir si echarse a llorar o a gritar, en realidad sentía las inmensas ganas de hacer ambas cosas al mismo tiempo.
Se sentía culpable por no haberlo protegido como debía, el hecho de no haberse quedado a reducir el tipo de circunstancia le hacía sentir un peso en su ser, no por el hecho mismo de ser Tae o que sea un conocido, sino por su sospecha, no podía creer que estuvo a dos pasos de representar un tumulto de -justicia- para él y no pudo, sino que también lo que ocurría es que su mente podía constatar el patrón y le daba arcadas el solo imaginar que Tae hubiese pasado por eso.
Ahora que había pasado más tiempo intentaría recordar mejor todo lo sucedido en esa madrugada, ya que desde que notó la ausencia de Tae y que hayan reconocido al hombre habían pasado aproximadamente una hora, luego le había tomado más de treinta minutos llegar a la zona en donde dijeron se encontraría el departamento de aquel hombre, le costó como diez el ubicarlo de forma exacta y llegar a estar frente a su puerta, cuando lo había pateado y abierto luego de haber intentado llamar sin recibir respuesta alguna, pudo ver a Taehyung dormido a lado del desconocido, que se encontraba fumando un cigarrillo a medio terminar, como si se encontrase completamente relajado, calando lo más profundo de sus nervios. Oyó la risa divertida del hombre, y camino hasta llegar a la cama, sacando las sabanas de encima de Tae, jadeando ante la sorpresa de verlo dormido.
— Tu hijo de puta...— Jeon escupió las palabras como si fuesen veneno, todos los sentimientos angustiosos que había experimentado en cuestión de pocas horas hacían que su mente se nublara. Además el no era de los que dejaba la ira dentro de su ser o de los que pudieran controlarlo, si la ira lo tomaba por completo no podía ni él ni nadie pararlo.
— Eh, eh, eh — lo detiene el mayor, dejando el cigarro dentro del cenicero, levantando las manos —. A mí no me vengas con escenas de celos, él está aquí porque así lo quiso, llévatelo si quieres o puedes dejarlo y yo le daré otra ronda cuando despierte.
La manera en que la cólera subía por la faringe de Jungkook era presurosa, feroz y peligrosa.
''El está aquí porque quiso'' repite la oración en su mente y un nudo se origina en su garganta. No había dicho nada más, se limitó a tomar al inconsciente chico en sus brazos y salir del recinto, en ese momento solo necesitaba asegurarse completamente de que Taehyung se encontraba bien y ese era el único motivo por el que dejaría pasar de largo la risa que resonaba a sus espaldas, el tono burlón y aquella última expresión de autosuficiencia del hombre, se había repetido internamente que sólo le importaba Tae y sacarlo de ahí.
Luego de haber salido del lugar, subió al mayor al auto, acomodándolo de la mejor manera posible, cubriéndolo con la manta que solía guardar en el maletero, pasando al ocupar el lugar del piloto y dar marcha al automóvil.
Aquellas palabras lo dejaron pensando en ciertas cosas, podía lidiar con ello, podía aceptar que Kim haya accedido a estar con aquél hombre, con que haya decidido ir con otra persona, aun siendo un completo desconocido, porque cualquier alternativa era más aceptable que la remota posibilidad de que haya estado en esa situación sin que lo desease, para estar más tranquilo necesitaba esperar a que el mayor despertase, aunque parte de sí, muy en el fondo de su mente le decía que en ese momento solo tenía la calma que se tiene antes de la tormenta.
Conocía demasiado a Tae, o eso pensaba, la piel de Bambi era para sí como su mayor tesoro, lo cuidaba tanto como podía, pues era más que solo su deseo de ser impecable, era su trabajo, su cuerpo entero lo era y no le entraba en la cabeza la idea de que el haya accedido a semejante maltrato, aunque se tratase de sexo experimental. Por lo que se rehusaba a imaginar cuál sería su reacción y cuál sería su respuesta, más aún sabiendo que amanecía en un hotel, que no era precisamente en el que debía de despertar y es que por más que intentó ingresar al recinto estudiantil los guardias se negaron a darle el paso, dejándolo sin más remedio que la de buscar otro lugar para descansar.
Descansar, cuando la palabra suena y hace eco en su cabeza, unas ganas de reír crecen en su pecho, provocado netamente por la histeria, tenía el último partido programado para la tarde, no había dormido, comido ni reposado de alguna forma en lo absoluto y de eso ya hacían días. No le importaba en demasía, su cuerpo estaba acostumbrado a la falta de descanso por prolongado tiempo, a la sensación de resaca por bebidas y drogas también, eso era algo con lo que podía lidiar con facilidad, pero el mero hecho de tener que hablar con el mayor apenas despertase no le quitaba toda tranquilidad, a sabiendas que lo odiaba y que sea él quien estaba a su lado y no Jimin, sabía que no sería para nada bueno, así que prefirió ir a lavar su rostro y mirarse al espejo, estaba demacrado, claro, pero solo era visto por su ser ya que por fuera solo se veían esas pequeñas bolsas y el color suave de su tersa piel, se tocó la misma y suspiro no queriendo mirar más, algo en sí se revolvía y eso le creaba ansiedad.
Poniendo los codos sobre sus rodillas una vez vuelto a la habitación, resguarda su rostro entre sus manos, exasperado, necesitaba que Tae despertase, porque no podía más con la angustia de no saber nada.
— ¿Qué diablos? — gruñó Tae, al momento en que abre sus ojos y trata de flexionar sus músculos como era su costumbre — Joder...— se quejó sintiendo su cuerpo diferente, doloroso y pesado.
Jeon se apresura a llegar hasta la cama, pero el chillido lleno de lamento que inundó el lugar aunque haya sido baja, fue lo suficiente como para dejarlo totalmente estático.
— ¿Qué pasa Bambi? — dice en un hilo de voz, demasiado dulce, temeroso, este lleva su mirada hasta él, con la furia tomando sus facciones. Jeon llena sus pulmones de aire, esperando a que Taehyung comience a gritar, insultándolo como siempre, al igual que los últimos años atrás, como ignorando que su rostro se bañaba en preocupación.
— Me duele... me duele todo el cuerpo Jeon — dice en un murmullo, con los ojos empezando a picarle por lágrimas, que con rapidez de deslizan fuera de sus orbes y al sollozar lleva su mano hasta su vientre, presionándolo a causa del dolor, tratando de disiparlo — ¿Por qué duele tanto?— su mente no constataba nada, recién despertaba y no podía estar muy alerta, de manera que no procesaba nada más que el escozor, sensaciones pesadas y molestas comenzaban a alterarlo.
— ¿Tae, qué pasó anoche?— preguntó el pelinegro, acercándose a él con las ansias de poder ayudarlo tratando de no sonar tan chocante, pero si iría a cobrar los hechos, debía de tener una mayor certeza sobre el asunto — ¿Fuiste con él anoche? ¿Tu accediste a irte con él? — sabía que debía ser cuidadoso, delicado, pero sus impulsos eran superiores a su propia conciencia, quería saber lo ocurrido, en realidad para él en ese instante ya no era algo que quería, sino que necesitaba, pues su mente estaba yendo a zonas oscuras y lejanas.
Taehyung lo mira en medio de las lágrimas, la incómoda sensación abrumadora causada por el dolor y desorientación con los flashes golpeando su mente, los ojos negros de Jeon en la barra, la mujer de rojo ¿Jeon lo había invitado a bailar? Si fue así, entonces ¿Cuál había sido su respuesta? ¿Le había dicho que sí? ¿O su respuesta fue negativa? Los fragmentos de él forcejeando con alguien, tratando de alejarse ¿Era Jungkook? ¿Con quién había discutido? Su mente estaba muy confusa, no lograba ordenar sus ideas, eso, más el dolor que no le permitían oír siquiera lo que Jeon le estaba diciendo.
— ¿Por qué me hiciste esto, Jeon? — sollozaba con la voz rasposa mientras sonaba malherido, para cuando esas palabras llegaron a los oídos del chico que aún se mantenía cerca, sintió su corazón ser apresado por el dolor, se puso de pié sin dejar de mirarlo, podía con seguridad decir que sentía el dolor de aquel que se encontraba en frente suyo, llorando, pero aún así no podía asimilar lo que acababa de escuchar.
— Bambi... — exhala el aire acumulado, tenía los dedos flexionados, levantados hacia él otro como si intentara detener sus palabras y con la boca entreabierta, buscando el aire que le faltaba, pues su pregunta le había hecho sentir como un golpe directo a las costillas.
— ¿Acaso no fue suficiente todo el dolor que me has provocado ya? — continúa Taehyung, con un grito ahogado, sin fuerzas, en su rostro se veía el dolor y Jeon no podía aún asimilar la primera deducción del mayor, aunque no podía culparlo debido a las circunstancias en la que se encontraba, mas no negaría que le dolía — ¿Por qué tienes que joder todo lo que tocas, carajo? — volviendo a inculparlo.
Jeon sentía la decepción apresar su pecho al escuchar las acusaciones, estaba decepcionado de no haber percibido a tiempo lo lejos que había permitido llegar la rabia que Taehyung sentía hacia él, por no haber dado en cuenta que de verdad iba más allá de solo insultos o comentarios malintencionados, se trataba de un odio realmente implantado en su interior, porque solo eso podía justificar que él esté acusándolo de llegar a hacer tan atroz acto mientras estaba a segundos de romper a llorar. Podía, él en verdad podía tolerar el odio de todo el mundo y lo había hecho a lo largo de los años, pero el suyo no, que su pequeño Bambi lo odiara era algo que realmente no sabía cómo manejar y menos en estas circunstancias.
El sólo deseaba poder ayudarlo y sabía que no podría si iban a tomar ese camino, sus intenciones sólo fueron las de protegerlo, no lo había logrado, lo sabía, él sabía que todo se estaba moviendo muy rápido a su alrededor pero solo veía como todo transcurría tan lentamente que hacía que se sienta la desesperación, el no quería dañarlo, pero eso no iban a creerlo ni aunque lo viesen de rodillas.
— Sal de aquí, vete ¡Solo vete! — chilló Taehyung, parecía ser un tren que venía a toda velocidad contra Jeon, que ahora era sólo un hombre amarrado a las vías sin escapatoria alguna.
Su corazón golpeaba tan fuerte contra su caja torácica que dolía, no podía seguir mirándolo, no podía estar frente suyo, necesitaba salir de allí y fue exactamente lo que hizo. Tomando sus llaves y cartera mientras salía de la habitación blanca con el chico destrozado dentro, sin detenerse a pensar en nada más.
Su cabeza le pesaba, no podía estar molesto con Tae por lo que dijo, pues comprendía cómo se sentía, mas no podía evitar esas sensaciones tan amargas. Se negaba a aceptar que siquiera por un segundo haya pasado por su mente, que él podía llegar a hacerle algo tan horrible como lastimarlo de esa forma.
Palmeó sus pantalones buscando su celular y en cuanto lo tuvo empezó a marcar.
— Sí, sí — dice velozmente — Quiero que busques un depósito o lugar que sea apartado, paga lo que sea necesario, pero nadie puede tener acceso durante el tiempo que lo tengamos, pídelo por un día por lo menos, no me importa, tienes mi tarjeta, úsala. Nos vemos.
Él no recibe respuesta antes de colgar, pero sabe que era un tema ya en marcha. Conforme sube al auto acelera tanto como podía en busca de una farmacia próxima, sabía que ahora Tae necesitaba de algunos medicamentos, con suma urgencia. Sabía cuales en específico, así que no necesitaba más de unos veinte minutos y mantener su mente en frío pero que conociéndose, no lo lograría.
Esperamos que sigan amando la historia, lamento no haber podido subir el cap el sábado, había tenido bastantes cosas, pero que sepan que se les ama mucho!!
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