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Capítulo 15

"Todos veían en los demás una clara figura, pero nadie conocía bien su verdadero ser. Todos le daban más importancia a la envoltura que a su propio interior."

—Hermann Hesse

Jimin viajaba con la mente puesta en otra cosa, los días fueron rápidos y hoy debían de competir contra los jugadores de las ligas menores, como le decía él. Sus ojos engloban a sus compañeros emocionados pero en él no se removía alguna emoción levemente alegre, un suspiro nació de sus labios los mismos que fueron tomados por su novia, a la cual le regaló una sonrisa tranquila.

— ¿Listo? — la voz de Jinsoul salió cuál terciopelo acariciando cualquier tímpano excepto el suyo.

Jimin no dijo nada y solo la miró fijamente con sus facciones algo relajadas, Jinsoul sólo ladeó su cabeza y besó su frente, bien conocía sus acciones y decidió sólo calmarse, escuchó la voz del locutor y debió ver a Jimin tomar pasos hasta la pista, ella fue a situarse junto a las demás chicas de la liga de porristas, acomodó su lacio y ambarino cabello, sus ojos comenzaron a delinear a Park y Jeon adueñarse del juego, cómo siempre.

Todos sabían que el partido estaba ganado, era sí el último año de su novio en el instituto, pero en todos los planteles de jugadores estudiantiles el nombre de su pareja y su mejor amigo resonaban fuerte. Jinsoul se apoyó sobre sus rodillas observándolo con calma, viendo cada movimiento dibujado sobre sus ojos de enamorada, porque era tonto tratar de negar que Jinsoul no estaba bastante enamorada de Jimin. Bien sabía el odio que se ganaba por eso, sin contar con la envidia y admiración por ser una de las parejas más conocidas por todo Incheon. Pero había algo que siempre ocurría y es que ella quedaba como la chica bonita, pareja del mejor estudiante y prometedor jugador Park Jimin.

De manera que nadie se paraba a preguntarse ¿Quién era Jung Jinsoul debajo de esa corteza de perfección?

Difícil, porque muchas veces hasta ella misma se lo preguntó, bien tenía conocimiento de la etiqueta que le ponían a su persona, porque vamos, delgada, ojos cielo, facciones de muñeca; perfecto estereotipo de la rubia, además hija de unos padres de buena posición económica. Todo perfectamente estereotipado pero había un fallo; ella no era una persona hueca y superficial. Claro que no y mucho menos del tipo que tenía miedo a romperse una uña, quizá antes de conocer a Jimin y Jungkook sí lo era, pero desde que esos dos llegaron a su vida, todo paso a segundo plano, porque el descontrol, desenfreno, diversión pasaban a ocupar parte de sus días.

En especial cuando estaba con Jeon, se divertía como en tantos años no lo hizo debido a tener que mantener la postura perfecta de hija de unos buenos empresarios de Incheon, pero nada de eso importaba cuándo iba con su amigo en crímenes que era Kook o cuándo estaba en alguna discoteca con su novio, pero tampoco importaba mucho, como le decía su madre, mientras los demás y los medios no crearan un escándalo ella podía jugar a la chica modelo en el día y de noche podía ir a destrozar cosas, meterse en carreras de automóviles o simplemente desfallecer de bailar, lo cuál era su droga predilecta ante cualquier tipo de estupefaciente.

Relamió sus labios pasados por ese gloss sabor a cereza y acomodó su falda, paró a mirar sobre sus hombros en cuanto los jugadores iban a las bancas y ella se levantaba, era el turno de las porristas, al ser el intervalo de quince minutos, al ya haber sucedido dos de los cuatro periodos, los mismos que contaban con diez minutos de juego, meneó sus caderas y al llegar al centro de la pista apenas comenzó la melodía su cuerpo se fundió en los pasos memorizados, su sonrisa era despampanante como todo en ella, no había manera de no decir que Jinsoul era simplemente un imán debido a su carisma. Sus ojos celestes viajaban por todo el salón dónde estaban y su euforia aumentó apenas captó que Jimin la miraba con una sonrisa, su pecho se infló de alegría. Podrían haber sido años pero de igual manera él seguía siendo su eterno amor, como si los sentimientos no hubiesen tenido falla por la costumbre, al menos de parte suya, su canción paró y volvieron a sus lugares, tomó una botella de agua y lo bebió a medida que los chicos volvían a su juego.

Luego de largos minutos el juego acabó con ellos ganando, todos saltaban enormemente alegres y ella buscaba a Jimin el cuál como siempre estaba entre los brazos y gritos de Dongkyun y Jungkook, se aproximó y los chicos saltaron alrededor suyo sin tocarla debido a que estaban sudorosos y no podían hacerle eso a la reina, como era conocida Jinsi, porque Park era el rey y ella al ser su dama debía portar un apodo conforme a si, además era la pequeña mimada de los chicos más respetados de la ciudad. Luego de leves risas y pláticas, todos se marcharon a los vestidores a darse unas duchas y se separaron, antes de eso ella se acercó a Jimin, deteniéndolo.

— Estuviste genial amor — soltó dejando un beso en sus labios, y tomó la toalla que traía en su hombro, pasándolo por su rostro, notando que se encontraba bastante agitado aún.

— No más que tú hermosa — susurró Jimin y la tomó de la cintura dejando que un jadeo de sorpresa escapase de sus labios y seguido de una risa coqueta.

— En la noche te daré tu premio — dijo bajo acercándose y dejando un beso tierno en sus labios.

— Lo esperaré con ansias — agregó Jimin hablando en su oído besando su mejilla —, voy a darme una ducha ¿Nos vemos luego y cenamos juntos? — pregunta a medida que se alejaba de allí, tomando como afirmación la risita de la chica.

Jinsoul sólo sonrió y asintió, observando a su novio irse y a su vez lo hizo ella, debía por su parte cambiarse de ropa, como también ver cosas con sus compañeras.

Jimin se sacaba la ropa a cada paso, observó a los lados y como ya no estaban sus compañeros, los cuales debieron de haberse ido a beber, ya que no solo habló con Jinsoul, sino también paró a charlar con el entrenador, para quedarse solo en las duchas. No le tomó importancia, fue hasta donde estaba su mochila, sacó lo que creyó necesario y se dirigió a las mismas, mucho no tenía que pensar y tampoco lo haría. Algo picaba en su cuerpo y no entendía que era, no era su piel era más bien algo en su interior como una electricidad que iba desde sus dedos a todo su torrente sensorial, se apresuró a meterse debajo del agua y comenzó a limpiarse, estaba muy concentrado, su mente viajaba en altibajos y preocupaciones leves típicas de sí mismo, pero escuchó un sonido de pasos, lo cual le sorprendió debido a que se suponía estaba solo, girando con rapidez.

Su mirada buscó en cada espacio algo que le dijera de dónde se originó el ruido, pero no había nada, suspiró y se limpió con más prisa para salir de allí lo antes posible, no creía en cosas paranormales pero tampoco en su posición iba de ventaja por si se trataba de alguna broma de sus amigos, se dirigió al lugar dónde meticulosamente había dejado reposar sus objetos de limpieza, guardó su jabón y otras cosas notando con una mueca de incomprensión que no estaba su toalla.

Giró sobre sus pasos a mirar si se le había caído y nada, pero si recordaba con perfección que lo había dejado allí. Suspiró y decidió ir al salón dónde estaba su mochila, quizá y se le pasó llevarlo, juntó todo, el vapor que salía de las duchas lo ayudaba a pasar desapercibido en su desnudez latente, caminó un poco aún recalculando en su mente cuando de repente su pedazo de tela quedó expuesta ante sí.

— ¿Pero qué? — exclamó Jimin al ver la toalla, siguió la línea del brazo y su sorpresa casi fue perceptible ante la vista normal.

—Un pedazo de culo como el tuyo no debería de andar a la vista de todos, nadie más que yo debería verlo — dijo el contrario exhalando una risa ronca, contrastando con lo ladino de la curvatura de sus labios, su mirada se bañaba en malicia.

Jimin tragó duro y tomó la tela envolviendo su parte baja, con un leve pasmo aún latente en sí, no dijo nada ya que esa sensación anterior de leves chispas lo recorrió al ver al hombre sin apartar la vista lujuriosa de su ser.

— ¿Te comieron la lengua los gatos, alfil? — esa voz lo irritaba pero lo hacía sentir cosquilleos en su dermis, simplemente gruñó e ignoró, no quería perder tiempo escuchando las idioteces de ese tal Min Yoongi, menos cuándo su sola voz creaba corrientes luminiscentes en su ser haciendo que fuese demasiado incomprensible para sí mismo, porque jamás, desde que recordaba él sintió algo similar, no comprendía muy bien ese latir en su parte baja al sentir su aroma y no quería quedarse a averiguarlo, camino omitiendo su comentario, hasta que llegó al sitio que deseaba y sintió la presencia del mayor, aún más próximo — ¿Acaso no me estás escuchando? — inquirió Yoongi, tomando de manera brusca la cadera del contrario azotándolo contra los casilleros, su aliento caliente se resbaló contra la suave y aromática piel de Jimin haciendo que el contrario soltara un jadeo de sorpresa de esos carnosos y rojizos labios — No me gusta que hagan eso precioso, debes saber que mientras más intentas escapar de mí, más interesado estoy en corromperte.

Jimin soltó una risa ronca mientras su mente buscaba maneras de zafarse de esa situación — No hables tan rápido Min Yoongi, no me da tiempo de ignorarte como es debido — agregó Jimin y lo tomó de la cintura a su vez girándolo, dejando al mayor en la posición en la cual estaba él con anterioridad, metió su rodilla en medio de las piernas del contrario oyendo su jadeo de enojo y en forma de quejido — ¿Sabes? Cada que abres la boca me dan ganas de aplaudirte, nunca creí que alguien pudiese ser la definición de estupidez humana en persona, pero tu me has demostrado que si es posible, y más por pensar inútilmente que puedes corromper Min ¿Que? ¿Me dirás que te crees el personaje principal de alguna historia juvenil? — dijo de manera grave en su oído y apretando su miembro sobre su pantalón — no trates de jugar conmigo — su voz se hacía ronca y se separó mirando sus orbes y su sonrisa ladina.

Yoongi exhaló una risa, tomándolo de nuevo, lo volteó apresando y riendo en ese bajo tono masculino — Eres gracioso Park Jimin, pero deberías de buscar que tus palabras sean más dulces, para cuando la tragues al igual que mi polla —ríe fanfarrón relamiéndose los labios, de manera tortuosamente lenta, sin detenerse más que para sonreír — la misma que veo que deseas demasiado — prosigue mirándolo de pies a cabeza, notando el bulto entre las piernas del contrario.

— En tus putos sueños — gruñe Jimin tratando de zafarse.

—En mis sueños te follo hasta que no das más — ríe Yoongi aproximándose más percibiendo ese aroma que era tan conocido pero sin entender porqué.

Se queda embobado con ese olor que baja la guardia, cosa que Jimin aprovecha y patea la zona baja del mayor, escucha un quejido entre un gruñido y lo ve retroceder.

— Te acercas de nuevo y no me haré cargo de mis acciones — suelta y se viste aprovechando el dolor del contrario.

—N-no podrás resistir mucho Jimin — jadea entre el dolor, recostado por la pared.

— Yoongi será mejor que busques a otro a quien molestar, esto podría no salir como esperas — responde Jimin vistiéndose con mayor rapidez, realmente no tenía ganas de seguir con ese tipo — por más que desee seguir aquí tengo una regla muy estricta de no estar cerca de personas que potencien la estupidez humana como tú — acaba y se dirige a la salida, de nuevo lo intercepta Yoongi pegándolo por el marco de la puerta.

— Lo que creo que no sabes es que todo siempre sale como espero y ya puse los ojos en ti — dice pegando su nariz a su piel y muerde su cuello.

Las manos de Jimin se apresan contra su camisa y el vibrar de su piel lo hizo sucumbir ante un gemido caluroso y necesitado. Su cuerpo reaccionaba a ese hombre sin poder controlarse. Se mordió los labios, era débil ante su cuello y las sensaciones embriagadoras de ese ser.

—Aléjate — soltó un quejido que más bien era un pedido a que continuara, mientras cerraba los ojos disfrutando de esa maravilla que era el toque del mayor. Sabía que debía alejarse. Pero algo se lo impedía.

— ¿Park? — escucharon ambos — ¿Estás aquí? — la voz de su entrenador lo devolvió a la tierra. Abrió los ojos y Yoongi ya no estaba allí.

Jimin se sorprendió y sacudió su cabeza —¿Qué mierda?— dijo en desorientación y solo se mordió los labios alejándose.

Yoongi había ido a esconderse detrás de los casilleros, estaba esperando a que aquellos pasos dejasen de resonar por los pisos, apenas el silencio lo abordó, salió de su pequeño rincón y comenzó a guiarse por la salida. En su mente se calcinaban los tactos de Jimin, lo sentía en sus dedos, en la piel, ese deguste por atrapar sus pensamientos y deseos. Eso era lo que mantenía en esa caliente brecha del cruzar o no la línea de volverlo loco a sí. Porque si algo le encantaba a Yoongi era ejercer ese poder sobre las personas y más si se trataba de alguien tan fascinante como Jimin.

Oyó unos pasos y por el sonido dedujo que eran los de una chica, esas pisadas eran pequeñas y rápidas, su vista se posó sobre la silueta de la mujer segundos después y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras unía sus ojos con la de la contraria.

— Hola, disculpe ¿Ha visto a Park Jimin por casualidad? — la muchacha lo observaba con sus brillantes ojos celestes.

Yoongi soltó una risa de burla y enredó en confusión a la contraria — Sí, he tenido el placer de cruzarme con él, pero no sé dónde fue muy a mi pesar — aclaró recordando lo de los instantes anteriores dónde prácticamente lo tenía a su merced — espero lo puedas encontrar y si me disculpas debo irme — caminó un poco y soltó una risa ronca — mándale saludos apenas lo encuentres de parte de Min Yoongi, nos vemos Jinsoul — agregó y salió de allí, dejando a la muchacha desorientada y con una incógnita grande.

¿Cómo conocía su nombre? No recordaba haberle hablado ni mucho menos, pero no le dio más vueltas y se dispuso a seguir buscando a su pareja.

Por su parte, Yoongi se había encaminado al hotel, ni bien llegó allí buscó a Changkyun con prisa, su lengua picaba en palabras de aquella idea tan magnífica que creyó haber obtenido, llegó hasta su habitación, se tiró a la cama y comenzó a tocar su móvil, el sonido de la ducha le advirtió que el contrario estaba tomándose un baño. Su espera se vio en minutos acabada, en cuánto el menor lo observó riendo.

— Yoongi ¿Qué quieres hacer ahora? — sonrió Changkyun dirigiéndose al armario y buscando su ropa.

— ¿Porqué dices que quiero hacer algo? — responde Min sin desviar su mirada.

— Por que cuándo te tiras a mí cama estás inconscientemente invadiendo mi espacio, lo cual sólo haces cuándo quieres que te ayude a organizar, buscar a alguien o algo — dice el menor y comienza a vestirse sin pudor alguno frente suyo.

— Bien, sí quiero. Necesito que organices una fiesta para esta noche y quiero que Park Jimin esté en la misma — lleva sus manos entrelazándolas detrás de su cabeza y se queda mirando el techo.

Changkyun lo miró y negó suavemente — Bien, esta noche entonces. Ahora ve a ducharte. Comenzaré a mover todo para que pase, nos veremos en la bodega, te enviaré la ubicación. Ve a avisarles a los que encuentres y nos vemos — agregó y tomó su móvil comenzando a hacer llamadas — si, si — dijo apenas marcó y alguien contestó, hizo un ademán que Yoongi entendió y se levantó de la cama, se despidió sin siquiera una palabra —, necesito el alcohol, drogas leves y muchas personas, contacta con los jugadores de Incheon y que vayan sin excusas ya sabes, lleva a quiénes quieras no importa, lo quiero grande y caótico, bien. — Changkyun observó su celular luego de cortar y se fue a su armario de nuevo — Yoongi, Yoongi este chico no parece como los demás, espero no acabes hecho cenizas — dice y mira unas prendas negras — pero ojalá te diviertas — sonríe y se mira por el espejo.

Dejando aquella frase picar en soledad del destino que caprichoso comienza a desenmarañar hilos nuevos.

Jimin por su parte estaba en la ducha de nuevo, a pesar de ya haberlo hecho hacía largos minutos, solo quería sacarse esa sensación extraña que poseía debido a lo que sucedió en los vestidores. Salió de la misma y fue a su armario, viendo de paso a Jeon tirado sobre la cama, completamente ensimismado, sonríe al pasar a su lado, deja la ropa en la cama — Jeon — lo llama, al tener su atención comienza a hablar — ¿Quieres ir a beber? Ayer no fui contigo y como tenemos libre hoy deberíamos aprovechar — prosigue Jimin secándose el cabello mirándolo de reojo.

El contrario lo analiza unos segundos y asiente — Me encantaría ya que me lo debes idiota — responde sentándose en la cama y regalándole una sonrisa.

— Cállate imbécil — suelta una risa suave y divertida — siento no haber ido. Pero fue bueno que salieras con Jooheon, a veces pienso que él me odia por sacarle a su amigo.

— Idioteces Park, te dejo unas horas y ya andas desvariando. No siente celos, lo sé, menos te odiaría, mejor deja de pensar eso y vístete — prosigue, para de esa forma cambiar de tema, no le era ajeno el trato de sus amigos, pero solo quería pasar unos momentos buenos antes de volver a su ciudad —, sería bueno salir tú y yo.

El mayor asiente, se dirige hasta la cama y va vistiéndose con suma prisa, salir no le vendría mal, al menos podría liberar tensiones innecesarias, se mantiene pensando en qué sitio sería el mejor, pero ambos desvían su atención al sonido de la puerta.

— ¡Jeon, ábreme! — el nombrado se pone de pie, levantando una ceja reconociendo esa voz, se acerca y abre la misma.

— ¿Ahora que pasa Jooheon? — sabía que conocía ese timbre vocal y más ese tono rubio platinado que ahora poseía el contrario — Es en serio, te quedarás calvo de tantas veces que te cambias el tinte, no serás para nada un calvo sexy — agrega con un tono divertido.

— Nos invitaron a una fiesta — respondió el nombrado e ingresó al cuarto, tirándose a la cama — Hola Jimin — saluda, pero rápidamente desvía la mirada y sonrisa hacia Jeon —, en primera seré muy sexy y en segunda, antes que nada debo advertirles que lo organiza Min Yoongi.

Si el rostro de Jimin estaba levemente ilusionado por ir a una fiesta en la ciudad que apenas conocía, eso se esfumó al escuchar ese nombre — No iré — respondió sin cambiar su semblante — no discutas — agrega mirando fijo a Jungkook, sabiendo perfectamente cómo era su menor.

— Y de nuevo se tiene que hacer lo que su alteza pide ¿No? — comenta Jooheon con sarcasmo en su voz mientras rodaba los ojos.

Jungkook por su parte solo se quedó mirándolo, realmente no quería quedar en medio, tampoco ver discutir a sus dos amigos, por lo que antes de desatarse la lucha los detiene — Jooheon, te aviso cualquier cosa, así que vete ¿Va? — indica, esperando a que el contrario pudiera irse.

Jooheon abrió su boca como para plantear algo más pero prefirió callar, se levantó dispuesto a marcharse, ya que mucho no tenía que decir — Está bien, avísenme si cambian de opinión — acentuó dirigiéndose a la puerta, cuándo iba a girar el picaporte el mismo dio vuelta solo, él retrocedió.

— ¡Parkie habrá una fiesta vamos! — escuchan los tres, para cuando la puerta se abre de nuevo, dejando ver al joven, con aquella inconfundible voz que calaba en los huesos de Jeon, quién apenas al cruzar miradas con el dueño de tales cuerdas vocales fijó un punto frío.

— No tú también — bufó Jimin — Taehyung te diré lo mismo que a Jeon antes de que empieces, no iré, simple y no quiero discusiones ni berrinches, nada.

Taehyung lo observó y sonrió — Bien, yo iré igual — arregla su mechón caído sobre sus ojos claros sin dirigirla en ningún momento hacia el menor—, esta fiesta dicen que estará entre las mejores y no me la perderé así que hasta luego — se despide dejando salir lo último en un tono burlesco y melodioso.

Jimin solo atina a ver a Jooheon irse también eufórico al lado de Taehyung, no le presta atención y habla sabiendo que Jungkook aún estaba allí, su boca se abre como para formular la oración pero es interrumpido.

— Iremos a esa fiesta Park — dice Jeon con un tono certero.

El nombrado gira y lo observa con la mirada llena de escepticismo e incomprensión — ¿Que? ¿Solo porque Tae irá? No, él es grande y sabe que si algo pasa lo cuidarán.

— Iremos — dice de nuevo el menor — ponte a pensar. Taehyung solo, en una ciudad que no es la nuestra, nadie lo cuidará aquí y si le pasa algo ya veo a sus padres armando el lío del año y más contigo que supongo vino bajo la promesa que lo cuidarías ¿No?

Jimin repensó cada palabra y atino a darle la razón al menor con un bufido — Sí, estoy cierto. Bien, pero no jodas en dejarme solo.

Jungkook se aproxima y sonríe apretando su hombro — Nunca te dejaré solo sin saber que te dejo en buenas manos Diminnie.

Jimin rueda los ojos ante su acto — Bien, deja me preparo y vamos.

Jungkook asiente y se separa para ir hasta el ventanal, observa cómo el sol se ocultaba y suspira, algo en él le decía que algo sucedería, tenía una sensación rara pero no sabía cómo explicarlo de manera que sólo cerró las persianas, porque lo que sea que debía de pasar sucedería, ya que el destino tiene todo tan bien hilado que es casi imposible escapar de su tramo ya trazado.

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