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Capítulo 14

"El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá."

—Eugene Ionesco

Tae sombreaba una sonrisa de incomprensión y burla a su vez al observar a Jimin, quién miraba su móvil con cierta ansiedad. Supuso de que se trataba así que se resguardó sus palabras, la fila avanzaba muy lenta para su pesar. Ellos habían ido a tomar el desayuno. Su mirada miel repasaba por la variedad de alimentos que ofrecía el hotel a esas horas, resopló y como no tenía tema de conversación latente debió de recurrir a esa pregunta que no deseaba formular. Pues era la puerta a los laberintos que no quería transitar.

— ¿Qué pasa? — soltó y Jimin lo observó.

— Desde ayer no sé nada de Jeon — contesta soltando un suspiro y negando con preocupación en su voz.

— ¿Eso importa? — agrega con molestia Taehyung al escuchar esas letras — Sabes cómo es él. Debe de estar de follada en follada, bebiendo o destrozando algo, no deberías de preocuparte por él.

— Tae — lo miró Park tratando de no sonar brusco manteniendo su neutralidad latente — esto no es Incheon, de forma que no hay manera de saber con certeza si él esta bien o tirado en una zanja desfallecido por un coma etílico — de nuevo lanzó un suspiro y miró a su acompañante con sus penetrantes ojos marrones — ¿Por que simplemente no lo perdonas?

Y de nuevo aquella pregunta que levantaba el humor pésimo de su persona. La misma frase que se repetía, una que marcaba en él un compás de mal humor y de resguardo entre ese sentimiento tan dañino que era el desprecio.

Taehyung ¿Porqué no perdonas a Jungkook?

Supongamos que todas las preguntas tienen respuestas, supongamos, de la palabra tal vez, de la duda que sabemos que no obtendremos la certeza de la verdad completa. Y mucho menos si se trataba de la enredadera de pensamientos y acciones de las cuales constaba Taehyung.

Tae lo miró con sus ojos mieles totalmente nublados en esa tela que no dejaba nada reflejarse, su fija impenetrabilidad ponía de nervios a cualquiera, excepto al mayor, al conocerlo tenía cierta ventaja sobre su ser ante la intimidación de sus ojos. Taehyung dio un suspiro e instintivamente su mente se idealizo en su niñez, si alguien sabía de su pasado, el ahora le parecería la incomprensión total ya que contrariando al pensamiento popular, en su época de niño, Jeon y él fueron inseparables. No hablando de la inseparabilidad normal, literalmente no podían vivir el uno sin el otro.

Se remontó a cuando tenía ocho y Jeon siete, ambos al ser de familias bien posicionadas coincidían siempre y crecieron prácticamente desde su conocimiento a la par de sus manos aseguradas en ese lazo de inocencia y amistad pura.

La misma pureza que ya ninguno poseía. Sus memorias se remontaban a aquel tiempo en que sus sonrisas eran sin ánimos de caer entre los tumultos de la desidia de revolotear ante sus instintos básicos, de adolescentes. Miró de nuevo al mayor, tratando de buscar en su ser aquella respuesta que tanto deseaba guardar para sí entre los recovecos de odio que tenía por Jeon. Pero cerró esos recuerdos que lo hacían sentir un huracán de dolor y añoranza, no quería recordar, no aún, ya que sería una pieza de dominó cayendo y creando una ola de furia, escozor, llanto y todo lo que su cansada alma cargaba.

— Me hizo mucho daño... — dijo luego de muchos minutos en silencio— y no quiero hablar de eso — soltó Tae desviando la mirada y mordiendo su labio inferior.

Jimin ladeó su cabeza, el jamás le decía de esa manera a no ser que estuviera muy al borde de todo, asintió no buscando más incomodidad en su postura. Agradeció el momento en el cual ambos pudieron servirse y de esa manera se dirigieron a una de las mesas.

Tae mantuvo lo mudo de sus labios que era prudente en ese instante. Observó a Jimin, solo quería desayunar en paz, y agradeció cuando sintió su móvil vibrar y alejó un poco su asiento.

—Es mi madre ya vengo — habla disculpándose con el mayor, dirigiéndose a una de las ventanas del comedor de aquel lujoso hotel.

Para muchos su amistad con Tae era por conveniencia, por el renombre que el menor poseía a tal corta edad, Kim Taehyung era hijo de un gran empresario en marketing y una madre que estaba en el auge del mundo de la moda. Taehyung desde pequeño siempre fue admirado por su belleza irreal, desde que poseía memoria él intentaba escapar del foco de perfección con lo que lo encajaban. Entendía que era guapo, pero no lo creía, no lo haría jamás según él y era irónico, puesto que trabajaba en una agencia de modelos de la gran familia Jeon.

No fue por nada más que recuentos de una vida que era tan irónica, que lo enviaron allí y que la mejor agencia fuera la de ellos lo hacía peor. Pero no se quejaba, los directivos lo trataban bien y en los cuatro años que trabajó en ese sitio nunca se cruzó de mala manera con Jungkook, lo cuál agradeció y además el padre de Jeon siempre que lo veía le compraba dulces o le preguntaba si estaba bien, cosa que lo hacía.

Su mandíbula filosa se mantuvo firme, ante la atención que atraía sin desearlo. En términos generales podría decirse que Taehyung era un imán de miradas, furtivas y lascivas.

Su aspecto salvaje, indomable lo hacían un diamante ante los ojos de toda la ciudad. Era conocido en cada rincón elegante y de barrios bajos, por eso era lo que hacían que las malas lenguas dijesen que él y Park eran amigos porque el mayor aprovechaba su influencia para llegar a los mejores sitios. Pero ambos sabían que era algo más, la llamada no era nada más que su madre avisando que no regresaría a la casa en la semana, lo típico de siempre, suspira cortando la conversación y al mirar al costado, Jimin lo estaba observando.

— ¿Ya acabaste? — preguntó Tae sonriéndole con tranquilidad, cuando se acomoda a su lado — Mamá me avisó que no volverá esta semana, como siempre, te lo digo para que puedas ir a quedarte conmigo.

— Ya... no ves a tu madre hace semanas ¿No es verdad? — respondió Jimin observando sus ojos.

—Pues no importa, siempre hace lo mismo, en fin, se me fue el apetito, sería mejor ir a buscar al gorila de Jeon, para que luego no hayan demasiados problemas.

— Jeon está bien — dice de pronto Jimin —, salió con Jooheon — Tae miró sorprendido al pelinegro — cuándo te apartaste, me llamó Minjae y dijo que llegaron hace unas horas en una patrulla. Se ve que pasaron la noche en la celda o los mandaron poner en custodia de nuevo para evitar escándalos— dijo con suma calma Park.

Tae exhala una risa divertida — ¿Me explicas porque Minjae te avisó? Y ¿Por qué tienes su número? — Tae se cruzaba de brazos, mientras la serenidad del mayor no se disipaba.

— Me lo crucé en la cafetería, y le agradecí lo de la noche anterior, platicamos y le pedí su número, como es uno de los vigilantes pensé que sería el más indicado.

— Jungseok también lo es y es más de tu círculo o ¿Acaso estas vigilando más de cerca a Minjae porque decidí salir de nuevo con él? — suelta en un tono profundo característico suyo, acompañado de una risa divertida entre retadora.

— No te hagas ideas Tae, simplemente me gusta tener más conocidos, y ahora vamos, me dijiste que querías ir a comprar algo y realmente como seguro Jeon está dormido y Jinsoul está de práctica, no veo por qué no ir.

Tae asintió, pero algo dentro suyo molestaba, como si Jimin hubiese dicho que él era la última opción y odiaba sentirse de esa manera, realmente lo detestaba, y quizá por eso le gustaba de alguna manera el tener chicos y botarlos a la semana, no siendo él la persona a elección, sino los demás, Taehyung a pesar de estar inmerso en su mente, comienza de igual manera a seguir al mayor.

Mientras camina piensa en Minjae, se había aburrido de él, como lo hacía con tantos, no era que el chico fuese muy pegado ni nada, sólo que era sabido su rápida pérdida de interés, además él parecía no diferenciar entre un polvo y los sentimientos, a veces se cuestionaba cuál fue el instante en que se volvió adicto a las sensaciones de placer momentáneo y nulo en relaciones que signifiquen el romper ese muro que tiene sobre sí.

Siempre se preguntó el porque rehuía de las relaciones de parejas que podrían ofrecerle lo mejor, no lo hacía a propósito, no comprendía la magnitud de sus decisiones en repercusiones de otras almas, él sólo era él.

 Minjae le atraía ¿Cómo no hacerlo? Sus folladas eran buenas. Sabiendo que tenía pareja, aún así lo hacía, pero poco y nada le importaba eso a Tae. Le gustaba, eso de ser atrapados, el hacer cosas incorrectas le agradaba, quizá por eso era que se comenzó a interesar en los hombres que estaban en una relación, lo hacía por mero capricho, porque siempre fue visto como un chico bueno y pulido en oro.

Pero al final ¿Quién era en realidad Kim Taehyung?       

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