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Capítulo 6

"Est autem fides credere quod nondum vides; cuius fidei merces est videre quod credis"

"La fé es creer lo que no se ve, la recompensa de su fé es ver lo que usted cree".

-San Agustín

Jimin suspiraba hondo, pequeñas formaciones de humo blanco se extinguen velozmente al entrar en la atmósfera. De seguro serían las nueve de la mañana. Ni siquiera había tomado su móvil para mirar tal pequeñez, sentía un sabor amargo recorrer su faringe, la música sonaba pero su mente estaba simplemente vacía.

— Si quieres puedo llevarte yo al hospital, para no quedarte allí más de lo necesario — lo suave de la preocupada voz de Jungkook resonaba tratando de intentando demostrar apoyo.

Jimin dirigió su mirada hasta su amigo, quien con firmeza no separaba sus orbes de la carretera.

— Gracias Kookie, pero creo que eso le guste a Solar, sabes cómo es ella — responde él, con su mente completamente puesta en lo que podría pasar en los siguientes minutos, y no es como que no deseara con todas sus fuerzas ir por su hermana y verla, pero siempre existe algo, un punto que desencadena un malestar inevitable cuando se trataba de ella.

— Sí, losé, pero si necesitas algo no dudes en llamarme o al tonto de Tae — Jeon soltó un suspiro — olvidé que hoy debía ir con Jooheon a lo de un compañero, debe de ayudarnos con algunos apuntes — prosiguió sin darle muchas vueltas — y Taehyung de seguro que estará con su cita del día — agrega el de pelos azabaches para correrlos suavemente dejando su frente expuesta.

— No entiendo porqué Tae y tú no se llevan ahora — comenta Jimin, mientras se centraba en las pequeñas nubes grises que iban tomando de a poco el cielo, como su propio humor.

— No lo sé tampoco, con ese chico es imposible hablar, siempre acaba histérico, ya lo intenté, pero realmente no es algo que llegue a sorprenderme, el que no me haya respondido más de tres cartas cuando se enviaba mas de uno cada semana ya me había dado a entender que realmente no me quería en su vida — otra mueca se formó en ese rostro levemente bronceado — dejémoslo allí, no necesito más estrés.

— Sabes que le entregaba todas las que me habías enviado ¿Cierto? — Jimin mantuvo su mirada sobre el perfil del menor, intentando hacer más creíble su comentario. Lo vio asentir por lo que sólo devolvió su atención al frente, se dedicó a escuchar la canción y ver como todo el día iba poniéndose más melancólico de lo normal.

Unos minutos más y ya se encontraban frente a su antigua casa, apretó fuertemente su asiento clavando sus uñas, sin percatarse, endureció su mandíbula, su amigo lo miró algo preocupado, quería decir algo pero bien sabía que las palabras sobraban en esos momentos. Jimin salió del automóvil agradeciendo a Jeon y prometiéndole que lo llamaría si necesitaba un aventón o algo mas, al ver que se marchó por completo él giró topándose con esa puerta blanca algo desgastada, tomó el pomo frío dándolo vuelta, sabía que no tendría seguro pues su hermana lo estaría esperando.

Ingresó sin prisa alguna, el lugar estaba como siempre oscuro, se lo esperaba, camino un poco y encontró la lámpara de la sala, la encendió y le dio más claridad. Continuó el trayecto un poco más hasta llegar a la cocina dónde pensó que estaría su hermana pero no había nadie.

Se debatió entre salir y llamarla o ir a su cuarto. Era domingo por lo que sabía que nadie más que ella estaría en la casa, puesto a que aquello la misma se lo había asegurado en el momento en el que le pidió que viniese a recoger algo importante. Al adentrarse más en ese lugar que claramente no le gustaba veía esas fotos pegadas a la pared, no habían muchas, cómo máximo eran cuatro. Y de ellas la única que le gustaba era aquella donde estaban él, sus padres y sus hermanos. Antes del accidente, antes de que tuviera que pasar tanta miseria.

Un rechinido lo despertó de sus pensamientos, era esa maldita madera que daba el final de las escaleras y a un giro de su cuarto, ese sonidito el cuál siempre que alguien pasaba por allí anunciaba su presencia, cuánto odiaba eso, su piel bailó entre un escalofrío y náuseas, realmente no le gustaba estar ahí. Cuándo al fin llegó hasta el cuarto de su hermana, observó la puerta a medio abrir, decidió entrar lentamente. La vio tendida entre ese río de blancas sábanas, con sus hebras marrones cubriendo las almohadas y su rostro tan pacífico sacando de a poco ese malestar que tenía.

El ver a su hermana alegraba sus días un poco. Se arrodilló hasta quedar frente a su rostro y comenzó a acariciarla removiendo esos mechones rebeldes. Era algo tan típico de Jimin el de sólo quedarse al lado de su hermana observándola, algo tan simple pero enorme para sí. Sintió cómo ella se despertaba, uniendo sus miradas.

— ¿Jiminie?— la voz de su hermana salía a la atmósfera quemando cada vestigio de malestar en su estómago — te eché de menos Diminie — su suave palma caminó hasta toparse con su piel, instintivamente Jimin se auto acarició.

Solar— respondió Jimin, de la forma en la que lo llaamaba de niño, para apartarse suavemente — también te eché de menos.

Sus ojos brillaban levemente, no esperó mucho y atrajo a la mujer contra su cuerpo sintiendo ese calor dulce, ella correspondió susurrando ciertas bromas hacia su hermano menor quién pareciese querer permanecer en aquella posición por más tiempo.

Luego de unos minutos Yongsun se enderezó, era un poco pasado las nueve de la mañana por lo que al menos podría preparar algo para ambos, se lo propuso y Jimin aceptó, baja las escaleras sin mucha prisa, al llegar allí solo se queda en el marco de aquella cocina, toma aire cerrando sus ojos, no podía bajar la guardia por nada, por lo que los abre de nuevo, desde allí podía divisar la puerta delantera y se apreciaba si la trasera se abría. Los minutos pasaron y nada malo ocurrió, nota que su hermana baja y le sonríe siguiéndola.

— ¿Cómo has estado Jiminie? — cuestionó Solar, tomando lo necesario para comenzar a preparar lo que comerían sin despegar la vista del chico quién pareciese estar más preocupado por cada entrada de la casa antes que prestar atención a la conversación — Tranquilo, Wonho no está, ha ido a no sé qué lugar y no volverá hasta mañana — Jimin abrió su boca con intención de decir algo pero pareció optar más por el silencio — ¿Y bien? ¿Cómo vas con las clases? Este es tú último año debes de estar muy presionado con la beca y el básquet, supongo.

— Algo — el pelinegro soltaba leves sílabas apenas. Solar, trataba de mantener una conversación amena pero sabía que era complicado — ¿Qué tal estás tú? — Jimin delineó a su hermana por primera vez desde que había llegado de manera completa, sabía lo que encontraría y simplemente no quería llegar a ello, pero termina haciéndolo de todos modos y su mirada la recorre hasta parar en sus muslos apenas cubiertos por esa gran remera blanca, tenía un moretón grande y algo reciente. Yongsun lo notó, trató de cubrirse inútilmente.

— No es lo que piensas yo me golpeé sola — trató de excusarse — y estoy bien, bueno casi no me quedo en casa cómo sabes pero los días en que si estoy pues ando bien, Wonho está tranquilo.

— No sé si hacerme el idiota fingiendo que te creo o reclamarte por aún permanecer en esta casa con él otra vez, si soy sincero — el asco recorría todo su ser mezclándose con la impotencia e ira siendo evidente en su voz.

Cómo odiaba que su hermana permaneciera allí con ese hombre, jamás comprendió porqué, él bien podía llevarla a su apartamento y solos podrían con el día a día, pero Yongsun siempre se negaba y era algo que Jimin no alcanzaba a comprender.

— No lo entenderías Jimin — una sonrisa triste se formó en ella — no importa, dime ¿Como están Taehyung y Jungkook, siguen con sus riñas?

Jimin chasqueó la lengua, no quería discutir con ella así que decidió hacerse el ciego ante sus impulsos — Siguen tan tercos cómo siempre, no cambiarán. Dime ¿Que tenías para darme? Debo irme pronto, le prometí a Jinsoul ir por ella.

— Ella es una muy buena chica, debes cuidarla mucho — Yongsun sonrió un poco — son los ultimos resultados entre otros papeles de Wooyoung, sabes que es mejor que tú los tengas, iré a traerlos, pero cuida la comida.

Jimin asiente levemente, para luego acercarse al sitio chequeando la comida, ve como su hermana camina hasta la escalera y desaparece, a los minutos vuelve pero nota que tambalea levemente hasta que se sujeta por una de las sillas de la mesa.

— ¿Solar? ¿Qué pasa? — se apresura a tomarla de la cintura, y la ayuda a tomar asiento — ¿Estás bien?

— Si, si, lo siento mucho de verdad, es que creo que el cansancio me está pasando factura — comenta sin abrir los ojos, debido a que no lograba disipar el mareo, aun así le pasa los papeles, los cuales Jimin deja sobre la mesa, se apresura en apagar todo al ya estar lista la comida, toma un vaso llenándolo de agua y se lo pasa — No te preocupes por mí, seguro que luego de comer se me pasará, ademas mi compañera dijo que no habia problema con mirar a Woo por hoy, asi que podre descansar un poco mas — intenta sonar crédula en sí misma, pero le costaba debido al malestar que sentía.

Jimin niega — Me quedaré contigo, hablaré al hospital para corroborar que todo este bien, comeremos y te acompañaré hasta que te quedes dormida, debes cuidarte, está también el hecho de que el frío se intensifica, no quisiera que esto empeore ¿De verdad no permitirás que arregle la maldita calefacción? — cuestiona Park con frustración.

Solar no se negó ya que realmente aunque era una mujer fuerte, en ese momento le cobijaba la alegría al saber que podría pasar un tiempo con su hermano y no iba a estopearlo aun mas llevandole la contraria. Luego de servir el almuerzo, la charla tomó un rumbo que fue suavizando el ambiente, ambos hermanos riendo por las malas bromas y las pláticas sobre la vida que llevaban era todo lo que la mayor necesitaba para sentirse un poco mejor.

Nada era igual a cuando eran pequeños, Jimin al conseguir la beca en aquel instituto lo primero que hizo fue mudarse de esa casa. Solar quien intentó mantenerlo cerca tanto como le fue posible no pudo negarse en cuanto Jimin había decidido marcharse, a pesar de que en aquel tiempo él tuviese sólo catorce años. Jimin quien había crecido pronto y a golpes, no se arrepentía hasta ese día de haberlo hecho. Pero tampoco le gustaba que su hermana permaneciera allí, a diferencia de ella, él sí había insistido en que ambos buscasen un hogar mejor pero no había recibido nada más que negativas y tiempo después termino aceptándolo.

Ambos comenzaron a charlar sobre ambigüedades a la par que comían, al acabar Jimin se ofreció para ayudarla a limpiar y acomodar el lugar, las horas volaron sin notarlo Jimin observó su reloj y ya marcaban poco más de las seis, hacían unos minutos Solar se había marchado para dormir y decidió recorrer su antigua recámara, la puerta se abrió y observó todo el lugar de la misma manera en que lo dejó ya hacían años, no era cómo si en ese tiempo no hubiese venido, había estado allí hacían pocos días, pero siempre una nostalgia y dolor le carcomía cada que entraba en ese desolado lugar.

Caminó hasta dirigirse a aquella ventana, sonrió cuándo con sus manos tomó aquella flor rojiza que crecía en las macetas que se extendían por aquel ventanal, el aroma sutil absorbía su cuerpo ya acostumbrado al mismo, siempre que olía esas flores le recordaban a su padre, el verdadero, aquel que le obligaron a guardar en lo más profundo de su inconsciente. Pero él lo recordaba, sus profundos ojos marrones irradiando paz, su voz ya era distante de él, al igual que su sonrisa y su tacto, pero lo recordaba, aún lo hacía.

De pronto los recuerdos de aquel hombre que era pareja de su hermana lo abarrotaron, cada vez que por obligación debía de aceptarlo, le arrebataron la calma para suplirla por agujas insertándose en su alma, dos, tres, cuatro recuerdos dolorosos comenzaron a pintarlo de esa sensación odiosa. Se sumió en sí, en los momentos en que oía a la lejanía los llantos de su hermana y los gritos, la lluvia, sangre, lágrimas e ira inundando la mayoría de sus años.

Jimin apretó su pecho, odiaba esa manera en la cual aquella burbuja negruzca se expandía en su ser, porque él veía a la tristeza de esa manera, cómo una sombra que va carcomiendo todo lo bueno que trata de tomar de su vida. Observó su palma pintada de un carmín y la flor muerta a causa del apretón que le dio inconscientemente.

Suspiró y observó el cielo pintándose de negro mientras se repetia que ya no volveria a pasar por aquello hasta que escuchó unos pasos y sintió unos ojos posarse sobre sí, supuso que Yongsun se había levantado para despedirse.

— Creo que ya debo irme hermana — trató de sonreír, volteó — ya llamé a Jungkook, además ya solucioné lo del hospital por Wooyoung así q... — su ser quedó paralizado en cuanto vio que quién lo analizaba de pies a cabeza no era su hermana.

Retrocedió un poco oyendo ya una risa socarrona — ¿Te irás tan pronto Jimin? — sus labios se ensanchaban mostrando esa maquiavélica expresión creando agitación en su ser — No nos vemos hace tanto ¿En serio te marcharás sin darme el dinero?

Su respiración se volvió pesada y el erizar de su piel no pudo evitarse, tragó duro intentando organizar sus palabras, pero no podía, no sabía cómo. Daba lentos pasos hacia atrás, cómo queriendo huir torpemente.

Wonho ... — susurró en un hilo de voz, debía salir de allí rápidamente, él hombre se acercó más acorralando su ser, hasta estamparlo bruscamente contra la pared, sosteniéndolo del cuello —. Déjame, debo irme, sabes que ese dinero va...

— ¿Tengo cara de que me importan tus excusas mediocres? Eres igual de inútil que tu hermana — el hombre lo mira de forma amenazadora, relame sus labios y levanta la ceja de forma burlona — ¿Has sido un chico bueno Jimin? — su aliento chocó contra su cuello — he oído que te has portado bien — ese silencio ensordecedor de su mente nublándose entre transfusiones de miedo y rencor corrían frenéticas en sus venas, el agarre se intensificó en su cuello impidiéndole respirar bien — Sabes cuánto odio a los niños buenos ¿verdad? — sintió esas minúsculas uñas marcarlo y doliéndole — yo te enseñe a ser un chico malo pues los niños buenos dan asco y no traen el dinero necesario para sobrevivir — lo obligó a mirarlo, Jimin intentaba no llorar pues sabía que no debía — a ti también te dan asco los niños buenos ¿no Jimin? — el pelinegro asintió cerrando fuertemente los ojos, sus manos estaban entumecidas a su costado, el aire comenzaba a faltarle aún más. El hombre lo soltó haciendo que el menor se desplomara en el suelo tosiendo. Observó por la ventana aquel automóvil negro estacionarse — Ya llegó tu amigo, vete — habló seriamente el hombre sin un picor de culpa por lo recién ocurrido, ignorándolo por completo — pero esto no se quedará así.

Jimin no dudó en correr sin siquiera mirar atrás, se disculparía con su hermana luego, pero sólo deseaba salir de allí. Apenas sintió el frío golpearlo y a Jeon esperándolo pudo recobrar un poco la cordura, ingresó rápidamente y sin ninguna palabra sintió como el contrario aceleraba.

Él por su parte trató de recobrar su respiración, su piel ardía, su mente revoloteaba entre la tonalidad y lo peligroso de esa voz que acaparaba sus pesadillas.

Jungkook no dijo nada, se limitó a sólo conducir, en todos los años que venía conociendo a Jimin sabía perfectamente cuándo guardar silencio y cuándo hablar. Realmente muchas cosas eran complicadas en la vida de su amigo, nada era perfecto cómo la mayoría creía. Pero casi nadie conocía al verdadero Jimin, les era ajeno ese lado perturbador y doloroso de su pasado.

  Nadie conocía esa locura insana que cubría su alma muerta.

  De verdad agradezco que lo lean, perdón por cualquier error.

Te quiero mucho cariño, si tú que lees esto, eres especial no lo olvides ♡

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