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O9; EGO

❝EGO❞

Luego de aquella adrenalina, Yehyun le dio su dirección algo desconfiada y este guardó su coche en la cochera, pues era peligroso seguir conduciendo.
Los minutos pasaban y la tensión entre ellos fue en aumento. Se encontraba sentado en el sofá, observando los alrededores del living, mientras ella se estaba levantada a un lado de este.
Por momentos agarraba su celular esperando un mensaje de su mejor amigo, ya que en esos minutos lo había llenado de mensajes.

—Tu amigo está viniendo —informa sorprendiéndola.

—¿Cómo lo sabes?

—Alguien que conozco está con él.

Soltó un suspiro de alivio al escuchar esas palabras, mientras el castaño no dejaba de mirarla por lo que volteó a verlo confundida.

—¿Pasa algo?

—¿Por qué no te sientas, moquito? —la mira de manera burlona.

—Ya, supera eso de una vez —murmura molesta sentándose en el sofá de al frente.

—Nunca...

—Han pasado años —se cruza de brazos.

—Nunca podré superar como salió un poco de fideo por tu nariz —comienza a reír al recordar aquella escena.

—No me dejabas comer por estar molestándome —desvía la mirada sintiéndose molesta por aquel día.

—Tú no dejabas de molestarme cada vez que me veías.

—Era porque quería que mis padres supieran que nada podía pasar entre nosotros —trata de explicar tranquila.

—Ya, creo que les había quedado claro la primera vez que lo dijiste —alza una ceja—. No hacía falta que provocaras tantas discusiones entre nosotros...

—Oye, tú también lo hacías —asegura—. Como esa vez que comenzaste a llamarme moquito, o como las veces que solías arruinar mis planes que aparecías en mi casa y debía soportarte...

— Sólo fueron unas tres veces —se acaricia la barbilla—. Nos vimos pocas veces, pero discutíamos demasiado.

—Eras detestable —murmura rodando los ojos.

—¿Ya no lo soy?

—Puede que ya no lo seas tanto.

Taehyung soltó una pequeña risilla ronca al escuchar esas palabras, desviando la mirada hacia la ventana, mientras que Yehyun comenzó a recordar aquellos momentos, pero el recuerdo de la noche que lo vio por última vez llegó a su mente.

Se encontraba en la casa de los Kim con sus padres. Habían terminado de cenar y estaba cansada de escucharlos hablar sobre negocios. Esta vez no podía distraerse molestándose con Taehyung, ya que este no había llegado por lo que su padre por momentos llegó a soltar comentarios sobre lo irrespetuoso que era su hijo al no presentarse.

— Sal, cariño —el señor Kim, le regala una sonrisa cuando ella informa que saldría a refrescarse.

Le devolvió la sonrisa y salió sintiendo la brisa fresca chocar contra su rostro, despeinando su cabello.
Se abrazó a sí misma arrepentida de no haberse llevado un abrigo, pero decidió caminar por el gran jardín, el cual tenía algunas plantas y una gran piscina en medio. En eso se encontró con un joven sentado, observando la luna.
Rápidamente supo que se trataba de Taehyung, por lo que se sintió confundida, pues el padre había dicho que como siempre salió con sus amigos sin avisar.

Este estaba perdido en sus pensamientos, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas retenidas.
Tenía los brazos apoyados en sus rodillas y mordía su labio inferior en un intento para no quebrar en llanto.
En cuanto sintió una presencia detrás de él, volteó rápidamente asustado, pero al ver que se trataba de Yehyun se relajó.

—Taehyung, ¿qué haces aquí? —pregunta confundida esperando que como siempre soltara un comentario de mal gusto y la llamara por su apodo, pero eso no pasó. Algo confundida se arrodilló a su lado—. Hey, tu padre piensa que has salido. ¿Por qué estás aquí?

Nuevamente no le contestó, lo cual de cierta manera comenzó a preocuparle, pero Taehyung, sentía que si decía alguna palabra, rompería en llanto y no quería hacerlo frente a ella.

—¿Qué sucede? —apoya la mano en su brazo tratando de verlo a los ojos, pero este desvía la mirada—. Tae...

—N-No podía estar en aquella mesa...

—¿Por qué?

—He cometido un error —voltea a verla y esta se sorprendió al ver sus ojos enrojecidos.

—¿Qué ha pasado?

—No puedo —su voz se rompe—. No puedo cerrar mis ojos porque ese momento se repite una y otra vez. Y ahora...yo no puedo hacer lo que me pide...

—¿D-De qué hablas?

—No soy capaz.

—Tae...

Quebró en llanto sin poder soportarlo más y la castaña sin dudarlo lo abrazó, sin importarle que él pudiera apartarla lo que de cierta manera le sorprendió que no sucediera. Comenzó a pensar que no era tan perverso como intentaba mostrarse siempre, por lo que quería ayudarlo pero no sabia cómo hacerlo.
En ese momento, el castaño se sentía completamente roto. El recuerdo del hombre al que le había disparado se repetía en su cabeza una y otra vez torturándolo sin piedad, como también lo que le había ordenado a hacer, pero no se sentía capaz.

No podía hablarlo con nadie porque eso podría acabar con su libertad, pero a la misma vez aunque no pasara tampoco serían capaz de entenderlo. Lo juzgarían sin pensarlo y eso lo entendía, pues si tuviera una vida normal él también juzgaría sin pensarlo.
Quiso hacer algo bien, ayudar con dinero a su padre, pero terminó perdiéndose a él mismo y arruinando vidas en el intento.

Al reaccionar sintió la intensa mirada de Taehyung, pero cuando sus miradas se conectaron, este la desvió.







(...)







Ya era de noche y Jungkook seguía mirando los expedientes que se encontraban frente a él.
Estaba perdido en sus pensamientos, tanto así que no sabía que ya había acabado su horario hacía varios minutos.
Unos toques en el escritorio le hizo levantar la mirada y al encontrarse con su mejor amiga frunció el ceño, ya que esta estaba con su vestimenta normal.

—¿Vamos a cenar? —sonríe.

—Pero...

—Ya son las diez, Jungkook —suspira—. Deja de obsesionarte con tu trabajo.

—No es eso...

—Claro que sí —tira de su brazo—. Vamos a cenar.

Jang Saha siempre solía convencer a Jungkook para que dejase de agobiarse con el trabajo cuando acababa su horario. No entendía porqué no disfrutaba aquellas pocas horas que tenía libre. Podía apostar que hasta el día de la semana que podía descansar también se la pasaba trabajando. 

Una vez en el restaurante eligieron una mesa y ordenaron Kimchi, mientras esperaban conversaban de temas triviales y reían.
Llevaban siete meses de conocerse y en el primer instante que se vieron empezaron a hablar como si se conocieran de toda la vida. Tenían demasiada química y ya se conocían demasiado, tanto así que con una mínima cosa sabían si a alguno le pasaba algo. 

Jungkook estaba agradecido de haber tomado esa decisión y de haberla conocido.

—Sabes que no es necesario que cenes conmigo, ¿cierto? —inquiere con el ceño fruncido—. Puedo hacerlo solo.

—¿Por qué me dices ésto?

—Porque estoy seguro que a tu novio le gustaría cenar contigo.

—Jungkook, quiero pasar tiempo contigo —asegura—. Además, la mayoría del tiempo que estamos juntos nos la pasamos trabajando. Podemos vernos fuera del trabajo.

—Ya, está bien —dice doblando las mangas de su suéter.

Este antes de salir se había quitado el uniforme, aunque ya estaba acostumbrado a el, extrañaba vestir ropa normal.
Llevaba un suéter grisáceo, jean oscuro y zapatillas del mismo color.

Una vez que le llevaron la comida comenzaron a comer sin decir ni una palabra, pues ambos tenían demasiada hambre después de un largo periodo de trabajo. Más que nada Jungkook, el cual a veces olvidaba alimentarse, y eso a solía reprochárselo Saha.

—¿Sabes? Estoy pensando en presentarte alguna amiga —habla Saha, limpiando sus labios con una servilleta al terminar de comer.

—No es necesario. Además, ya te he dicho que he conocido a alguien.

—Pues, tú no sabes elegir —suelta una risilla al notar su mirada de indignación—. Si hubieras conocido a alguien que realmente llamara tu atención, no seguirías tan obsesionado con tu trabajo.

—¿Seguirás con eso? —apoya los brazos en la mesa—. Mira, realmente llamó mi atención, pero ya sabes lo que se ha estado murmurando aquí.

—¿De qué hablas? —lo mira curiosa inclinándose hacia adelante.

—V está de regreso y necesito juntar toda la información que tenemos de él —murmura mirándola fijamente—. Aún no entiendo como en los años que estuvo aquí, la policía no tiene casi nada sobre ese narcotraficante.

—Ya sabes lo que dicen sobre eso —hace una mueca—. No creo que sea tan idiota como para no tener a alguien de la policía ayudándolo.

Jungkook decidió cambiar el tema de conversación, pues eso comenzaba a estresarlo nuevamente, como también a quitarle la esperanza de algún día tenerlo en frente.
Luego de unos pocos minutos volvió reír junto a Saha por sus ocurrencias, sin darse cuenta que a unos pocos metros de él se encontraba Yehyun junto a su mejor amigo.

—De todas maneras quizás podríamos volver...

—¡Nunca volvería a ir a ese lugar y mucho menos contigo! —habla molesta para luego volver a llevar ramen a su boca.

—Miedosa —murmura desviando la vista.

—Idiota.

Yoongi se cruzó de brazos mirando a su alrededor, a cada persona que se encontraba para así no seguir discutiendo con ella, porque sabía que podrían pasarse horas así, hasta que alguno de los dos perdiera por completo la paciencia y se fuera.

—¿Qué sucede? —pregunta curiosa al verlo sorprenderse.

—Oye, ¿ese no es el sexy policía?

Señaló por un momento a un hombre con suéter grisáceo y cabello ondulado, que se encontraba de perfil, conversando animadamente con una mujer que reía por sus palabras.
Yehyun al verlo de esa forma tragó en seco, frunciendo su ceño desconcertada por aquella situación.

—Sí, es Jungkook.

—Ahora entiendo porqué no te ha hablado —apoya la barbilla en las manos sin dejar de mirarla.

En cuanto hizo contacto visual con la de cabello corto volteó asustado a ver a su amiga, que dejaba notar su molestia cruzándose de brazos y frunciendo sus labios.

—¿Estás celosa? —pregunta burlón.

Yehyun ante esa pregunta se sorprendió sin saber qué decir. Jungkook realmente había llamado su atención y le molesta saber que estaba coqueteando con alguien más y nunca le había vuelto a hablar, o quizás era sólo que su ego había sido golpeado.
Pues, nunca nadie la había ignorado, ella es la que lo hacía.

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