68; FINAL
❝FINAL❞
—¡No puedo permitirlo!
Taehyung decidió arriesgarse tomándola bruscamente del brazo, haciendo que apunte al suelo, mientras intentaba quitarle el arma y ella gritaba enfurecida, hasta que lo golpeó en las costillas con el codo, provocando que un gemido de dolor escapara de sus labios y su agarre se volviera más débil, pero al volver a golpearlo este se aferró a su cintura y ambos cayeron al suelo.
El arma quedó cerca de ellos, Taehyung al notar que quiso volver a tomarla, la envolvió en sus brazos, a pesar que ella luchaba por soltarse, gritaba y lloraba, pero él sólo siseaba tratando de tranquilizarla.
—Todo va a estar bien, cariño. Tranquila —murmura estrechándola más en sus brazos como si se tratara de una niña—. Todo va a estar bien. Lo prometo.
—Te odio tanto —solloza desconsoladamente.
—Lo sé, yo también lo hago —admite, mientras su vista se nubla por las lágrimas acumuladas, ya que saberlo le dolía demasiado.
—No me hagas ésto, por favor.
Taehyung la tomó del rostro, observando sus ojos cafés enrojecidos, llenos de dolor y odio, aún así, pasó la otra mano por su nuca y juntó sus labios, tomándola por sorpresa.
Comenzó a mover los labios siendo correspondido, pero cuando introdujo su lengua, esta lo empujó furiosa limpiándose labios con la mano, mirándolo con desprecio, y a la vez como si ese beso le hubiera dado asco.
Él sólo quería tener un último buen recuerdo de ella, antes estaba acostumbrado a sus besos, a que lo observara de manera dulce, que le sonriera embobada, que lo abrazara, y aunque actuara de manera fría le gustaba que fuese así.
—Dalmi...
—¡No vuelvas a tocarme! No te haré las cosas complicadas y me iré como tanto quieres —suelta una risa amarga mientras volvía a levantarse y, Taehyung se apresuró a tomar el arma por si ella llegaba a hacerlo—. Crees que casándote con Yehyun, yéndote lejos dejando atrás este tipo de vida, podrás ser feliz —lo mira burlona—. Pero jamás vas a lograrlo, porque los recuerdos de todas las mierdas que has hecho, seguirán persiguiéndote...
—Cállate, Dalmi —se levanta mirándola amenazante.
—Cuando la noticia sobre que Soohyun te mató, llegue a mis oídos, ten por seguro que brindaré sobre tu tumba porque sólo me has jodido la vida, maldito miserable —las lágrimas caían por sus mejillas—. Me iré a preparar las maletas, ¡y espero que te pudras en el infierno junto a Jimin!
Dalmi salió sintiéndose completamente rota, lastimada por Taehyung, vacía y miserable como estaba segura que lo era él, porque lo quisiera o no, amarlo la arruinó de gran manera.
El castaño al escuchar el portazo se sobresaltó y rompió en llanto, sintiéndose lastimado por sus crueles palabras. No podía ser capaz de asimilarlo.
Antes hubiesen buscado una solución juntos para que Soohyun no fuese capaz de herirlos, y se sentirían invencibles, pero ahora prefería que ella se marchara lejos a ser feliz. Mientras que él esperaba el impacto, sin saber si iba a sobrevivir o no, por lo que sentía una constante punzada en su pecho, como mucho miedo.
Sollozaba desconsoladamente sabiendo que tenía razón, hasta que su celular comenzó a sonar y quiso ignorarlo, pero cuando volvió a hacerlo ya no pudo.
Al tomarlo mientras limpiaba sus lágrimas y vio que se trataba de Yoongi, frunció el ceño, pues este nunca lo había llamado porque lo odiaba de gran manera, lo cual sabía perfectamente como también comprendía.
(...)
Taehyung se encontraba en Gypsy Bar al que solía ir antes, estaba frente a Yoongi, el cual ya iba por la tercera cerveza. Sus ojos estaban enrojecidos y bajo estos tenía grandes ojeras, mientras su cabello rubio desordenado estaba echado hacia atrás.
Necesitaba poder hablar de lo sucedido con él, porque no podía hacerlo con otra persona al haber jurado junto a Taehyung que iba a ser un secreto que se llevarían a la tumba, por el miedo cuando le dijo que también acabaría en prisión si se atrevía a hablar.
Su muerte le dolía cada día más. Sólo podía verlo en sus sueños y decirle lo arrepentido estaba por sus últimas palabras. Sólo allí podía abrazarlo, verlo con aquella sonrisa arrogante y seductora, podía verlo feliz como nunca antes lo vio y tenerlo en sus brazos, pero luego se despertaba sintiendo un vacío en el pecho, y sollozando desconsoladamente al darse cuenta que sólo fue un sueño.
—Me pesa demasiado saber lo que hicimos —confiesa apoyando los brazos en la mesa—. Siento que en cualquier momento todo va a explotar.
—¿Jimin nunca te contó su historia? —pregunta sorprendido.
—No.
—Cuando era pequeño vivía en Busan, no tenía nada, a veces, ni siquiera comía y en su hogar sólo experimentaba violencia —suspira—. Su padre era un maldito alcohólico que golpeaba a su madre y a él, algunas veces hasta dejarlos inconscientes y el poco dinero que ganaba lo gastaba en alcohol. Jimin nunca se había animado a hacerle frente porque le tenía demasiado miedo. Era una bestia con ellos. Pero una vez cuando ya era adolescente, después de los golpes que recibieron por más que lo intentó su madre no despertó.
—Su padre la mató —murmura atónito.
—Jimin luego de eso tuvo que venirse a Seúl a vivir junto a su abuelo —sonríe a medias—. Gracias a él continuó con su vida. Todo iba más que bien, pues hasta decidió estudiar medicina y aunque no lo creas era demasiado inteligente. Le iba demasiado bien —asegura y Yoongi sonríe con sus ojos cristalinos—. Pero una noche su abuelo murió mientras dormía. Eso derrumbó a Jimin —toma una bocanada de aire—. La herencia comenzó a derrocharla en apuestas, drogas, hasta que no le quedó más nada porque hasta la casa donde vivía había apostado. Se había convertido en su vicio para él.
》Jimin se había perdido por completo, tuvo que vivir en las calles, pero esa vez conoció a personas como él. Estaban perdidos en las drogas, se dedicaban a robar a los demás para así tener dinero para seguir comprando y Jimin no dudó en unirse —toma un sorbo de Soju—. Una noche estaba junto a Seokjin, y él nos apuntó con un arma para que le diéramos todo lo que teníamos. Estaba tan delgado, con ojeras, pálido, parecía muerto en vida —sus ojos se cristalizan—. Jin quiso matarlo, pero no sé porqué, quizás es como lo que Soohyun vio en mí —dice las últimas palabras en un murmuro—. Vi algo especial en Jimin, así que le ordené a Jin que no lo matará.
—Lo ayudaste a dejar las drogas para que comenzara a venderlas —escupe furioso.
—¡Sólo quise ayudarlo! —golpea la mesa—. Jimin disfrutaba de lo que hacía. Eso le daba sentido a su vida y tú nunca viste en sus ojos cuánto le gustaba.
Park Jimin hasta en su último aliento se sintió agradecido con Taehyung, por haberlo sacado de la miseria porque cuando lo ayudó a salir de esa vida. Le dio la oportunidad de comenzar de nuevo.
De lo único que se arrepentía el castaño y que provocaba su llanto al pensar, es en no haberle demostrado que si lo veía como un amigo, porque este se esmeró en querer serlo aunque él actuara indiferente.
El ver como Yoongi lo miraba lleno de rencor le hacía sentir culpa y entendía demasiado bien que se sintiese de esa manera, pues le había hecho enterrar el amor de su vida.
—En unas horas te casarás con mi mejor amiga —sorbe su nariz.
—Primero debo hacer la última entrega.
—Es una broma, ¿cierto?
—No. Quiero ser mejor hombre por ella, por eso quiero hacer esta última entrega. Es demasiado grande y nos dará muchísimo dinero. Será el fin de V ―asegura―. Ese dinero es el justo y necesario para poder llevarla lejos de aquí y con el que vamos a poder vivir por mucho tiempo sin preocupaciones. Voy a poder ser un nuevo hombre.
—¿La apartarás de mi lado? —pregunta indignado.
—Sólo Hyewoon y tú sabrán dónde iremos —le regala una sonrisa tranquilizadora—. Si no tienes dinero te puedo ayudar a pagar los pasajes. No quiero alejarla de ustedes, pero necesito llevármela. Entiéndeme, Yoongi —suspira—. Necesito alejarla de aquí para no seguir poniéndola en peligro.
—¿Y quién es el afortunado al que le harás esa última entrega? —suelta una risa amarga.
—Dimitri Moreau.
—Vaya, nunca escuché hablar de él.
—Le gusta mantener su identidad oculta.
Este asintió presionando los labios en una fina línea, mientras limpiaba las lágrimas como si estuviese resignado, lo cual sorprendió y desconcertó a Taehyung de gran manera. Pues, esperaba que al saber que va a alejar lo más posible a la castaña, este explotaría en su contra como hace constantemente, pero había sido todo lo contrario, como si lo entendiera.
—Bien, debo irme —se levantó acabando su vaso de cerveza de un gran sorbo—. Iré a darme una ducha y a comer algo así voy a la casa de Yehyun, para que no se sienta sola en tu ausencia. Además, debe estar muy nerviosa por la boda.
—Está bien. Gracias —sonríe a medias.
Yoongi asintió y salió del bar dejando aún más sorprendido a Taehyung.
El pensar que quizás quería llevarse bien con él, le hacía sentirse aliviado y le alegra, pues es lo que siempre había querido por Yehyun.
Su celular comenzó a sonar haciéndolo sobresaltar y al ver que se trataba de uno de los hombres que había dejado a cargo de vigilar a su prometida, se desconcertó.
—¿Qué sucede? —frunce el ceño.
—El policía que usted me pidió que le dijera si se acercaba a su mujer, ahora se encuentra con ella en su auto.
—¡Mierda! ¡Son unos imbéciles! —grita enfurecido levantándose.
(...)
Yehyun observaba su casa desde la ventanilla del auto de Jungkook, el cual no dejaba de mirarla con preocupación y temor de que volviera a desmayarse.
En cuanto la sostuvo en sus brazos, la cargó y no dudó en correr hacia su coche con la intención de llevarla al hospital, pero ella le rogó que no lo hiciera.
Por más que la mayor parte de él le decía que lo hiciera, no lo hizo porque no quería que se molestara y comenzar una pelea. Mucho menos luego de sentirse destrozado al saber que realmente la perdió.
Se encontraban en completo silencio, escuchando sólo el sonido de sus respiraciones. Yehyun no era capaz de hablar por estar perdida en sus pensamientos, sintiendo temor y, Jungkook no quería tocar el tema porque sabía que iba a romper en llanto nuevamente.
No era capaz de aceptar que ella iba a casarse, que eso le iba a dar un verdadero fin a sus pocas esperanzas, y que lo iba a hacer con la persona que tanto detestaba.
—¿Estás segura que estás bien? —decide hablar luego de unos minutos de completo silencio.
—Sí, ya te he dicho que me he desmayado porque no he comido.
—Tienes que hacerlo.
—Lo sé, es sólo que estoy nerviosa...
—¿Nerviosa?
—Me casaré en unas horas, Jungkook —lo mira con los ojos cristalinos.
—¡¿En unas horas?! —su voz se rompe—. ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿O acaso pensabas hacerlo?
—Yo...no pensaba —toma una bocanada de aire temblorosa—. No puedo verte, Jungkook.
—¡¿También tendrás hijos con él?! —pregunta dolido—. ¡Ese era nuestro sueño, Yehyun!
—¡Lo siento! —solloza cubriéndose el rostro con las manos.
—¡Era el sueño que tenía contigo! ¡Me lo arrebataste, y ahora harás todo eso con él! —rompe en llanto—. Y ni siquiera pensabas decirme que realmente le estás dando un final a lo nuestro. Me pediste que prometiera que íbamos a perdonarnos, que íbamos a volver en un tiempo, ¡y ahora eso nunca va a pasar porque en verdad le diste un final, Yehyun!
Jungkook no sabía cuánto más la castaña podía romper su corazón, pero saber que iba a casarse y ese será el final, le hacía sentir que moría un poco más por dentro. Podía continuar sin ella, pero no sabía cómo hacerlo porque la amaba tanto que ardía por dentro.
Había esperado volver a tener una esperanza de estar juntos, porque era todo lo que quería. Quería amarla y ser amado por ella, volver a los viejos tiempos donde se hicieron más que felices, pero ahora todos esos sueños habían sido rotos.
Ya no había esperanzas, sólo un corazón roto.
—No entiendes que no puedo verte —voltea a verlo sollozando.
—Merecía la verdad porque te dije que lucharía por ti.
—No podía decírtela, porque si te veo comienzo a cuestionar mi decisión —sorbe su nariz—. No puedo sacarte del todo de mi corazón.
El policía comenzó a sollozar desconsoladamente. Aquello podría hacerlo emocionar, si tan sólo no fuese que a pesar de eso pensaba casarse.
Pasó los pulgares por las mejillas de la castaña, apoyando su frente en la de ella, mientras ambos seguían llorando.
—Me dueles en el alma, Yehyun...—admite—, pero lo aceptaré.
Se sorprendió por sus palabras, pues creyó que le pediría que no lo hiciera al haberle dicho la anterior vez que lucharía por ella.
Una pequeña parte quería que lo hiciera, que le dé razones para no casarse, pero la mayor parte de ella esperaba que la dejara ir, que la dejara casarse con el hombre que comenzó a amar perdidamente.
—Jungkook...—observa sus ojos oscuros que tratan de ocultar el dolor, y lo toma de las mejillas limpiando sus lágrimas—, dime que estoy haciendo bien, por favor.
—Lo amas, ¿no es así?
—Como no tienes una idea —solloza
—Entonces, ¿por qué dudas?
—Porque no quiero que salgas del todo de mi vida —responde con un hilo de voz.
Al escuchar eso sus latidos se aceleraron y sin dudar juntó sus labios, sorprendiéndose al ser correspondido al instante. La castaña movía sus labios al compás, y al sentir su lengua pasar por el labio inferior, abrió su boca permitiéndole el paso.
La lengua de él se deslizó por la suya y llevó la mano a su nuca profundizando el beso, provocando que gimiera.
El policía pasó la otra mano por su espalda llegando a la parte baja, para así apegarla más a él.
Se besaban con desesperación, tristeza y pasión. Era un beso salado a causa de las lágrimas de ambos, pero a ninguno le importaba eso. Sólo querían tener suficiente del otro, pero no sucedía, porque querían más y más, mientras todo a su alrededor desaparecía.
—Yehyun —jadea separándose lentamente para juntar sus frentes—, te necesito.
—Y yo a ti —admite agitada—. Pero amo a Taehyung, y voy a casarme con él.
—Entonces, no es necesario que te mienta diciéndote que estás haciendo lo correcto —las lágrimas comenzaron a brotar nuevamente—. Sólo espero que él te haga feliz, más de lo que yo una vez lo hice.
—Estoy segura que lo hará —un sollozo escapó de sus labios—. Pero por favor, aunque sea mentira, dime que es correcto lo que haré.
—Yehyun...—toma su rostro entre sus manos.
«No te cases con él. No es el correcto para ti»
—Estás haciendo lo correcto —su voz se rompe—. Pero aunque te cases con él, estaré aquí esperándote y amándote con la misma intensidad.
Yehyun se aferró a él, sollozando desconsoladamente. Si bien era cierto que elegía a Taehyung, aunque Jungkook estuviese frente a ella, pero su corazón la traicionaba emocionándose cada vez que lo veía.
El celular del policía comenzó a sonar, trayéndolos nuevamente a la realidad, por lo que este limpió sus lágrimas, mientras carraspeaba la garganta, para así atender.
—¿Qué sucede, Yangmi? —la castaña al escuchar ese nombre, soltó un suspiro, tratando de hacer a un lado la molestia que le ocasionaba, pues no era correcto— ¿Hablas en serio? ¿La persona que te dio esa información es confiable? —frunce el ceño—. Voy en camino. No perdemos nada con intentar.
Este colgó la llamada y tomó una bocanada de aire, sintiéndose estremecer, mientras ella lo miraba curiosa.
—¿Sucede algo?
—Sólo recuerda que te amo con el alma, ¿sí?
—Jungkook...
El pelinegro la interrumpió volviéndose a aferrar a su pequeño cuerpo, porque ese abrazo lo necesitaba más que nunca y sólo de ella. Mientras que Yehyun quería acabar de una vez por todas con ese sentimiento, con esa emoción, por lo que se separó bajándose rápidamente del coche, sintiendo como el frío y vacío envolvió su cuerpo.
Este sin dudar hizo lo mismo gritando su nombre con desesperación, por lo que ella se detuvo y volteó a verlo temblorosa.
—¡Te amo y te amaré siempre! —asegura—. ¡Aunque te cases con él, seas su mujer y tengas hijos, seguiré amándote!
Yehyun quería correr a abrazarlo, sentir que nuevamente era su refugio y el hombre que amaba sin dudar, pero esos sentimientos se habían ido esfumando a medida que Taehyung se instalaba en su mente y corazón.
Sollozó sintiendo su corazón dar un vuelco, y lo injusto que era que este se sintiera así por ella cuando ya no era capaz de corresponderle como tanto le gustaría, porque sabía que su amor era verdadero. Corrió nuevamente hacia su casa introduciendo la llave en la cerradura, mientras el pelinegro seguía gritando cuánto la amaba, y una vez que entró, cerró la puerta a sus espaldas, deslizándose en esta mientras sollozaba desconsoladamente.
(...)
Taehyung condujo rápidamente hacia la casa de la castaña, luego de haber recibido la llamada de uno de sus hombres. Al bajarse y ver el coche de este y como estaba frente a su casa sin dejar de ver la puerta, sintió su sangre hervir, por lo que bajó empuñando las manos tratando de soportar las ganas de golpearlo.
Jungkook al sentir una presencia, volteó a verlo, y en cuanto sus ojos se conectaron, soltó un suspiro, porque lo menos que quería en ese momento era un enfrentamiento, ya que necesitaba ir a la Estación de Policía con urgencia.
—¿Qué carajos haces aquí? —inquiere alzando una ceja.
—Vine a dejar a Yehyun, porque no estaba en condiciones para conducir —responde con simpleza.
—¿Cuántas veces debo decirte que no te quiero cerca de ella? —lo toma del suéter.
—No importa cuántas veces lo hagas, porque mientras ella me lo siga permitiendo, estaré cerca.
Taehyung soltó una risa amarga y humedeció sus labios, mientras lo miraba burlonamente porque veía aún la esperanza de recuperarla en sus ojos, por lo que no podía evitar querer burlarse.
—¿Y si te digo que Yehyun va a casarse conmigo dentro de unas horas?
—¿Crees que no me lo ha dicho? —cuestiona mirándolo irónico y el castaño se sorprendió.
—Entonces, ¡¿qué más tiene que pasar para que la dejes en paz de una maldita vez?!
—Aunque no te guste, ella sigue sintiendo algo por mí porque lo nuestro fue verdadero —lo empuja y sonríe—. Y aún siento su aroma, tengo los recuerdos de lo cálida que es su piel, sus besos adictivos...
—Pues, quédate con esos maldito recuerdos...—dice entre dientes— porque yo tendré todos sus días, tardes y noches. Envejeceremos juntos, mientras tú seguirás conservando esos recuerdos.
—Maldito infeliz...—escupe furioso tomándolo de la chaqueta.
Taehyung al verlo de esa manera, no pudo evitar soltar una carcajada porque estaba logrando lo que tanto quería.
Le encantaba poder sentirse ganador, le encantaba saber que estaba furioso, dolido, y destrozado, como también que por primera vez deseaba algo que sólo él tenía.
—Acéptalo, has perdido —murmura sin poder borrar la sonrisa de su rostro—. Yehyun me pertenece.
—No es un maldito objeto.
—Será mi esposa, la madre de mis hijos, y tú ya no podrás hacer nada para arrebatármela. Además, ella ya ha elegido. Me eligió a mí. Quiere un futuro conmigo.
—Te juro que no podrás salirte con la tuya —apunta mientras lo miraba amenazante—. No sé qué rayos escondes, pero sé perfectamente que no eres un buen hombre. Nunca lo has sido.
—Estás loco, Jungkook. Te mueres de celos.
—Te investigaré, Taehyung —asegura dando pasos hacia atrás para acercarse a su auto—. Descubriré qué es lo que tanto ocultas.
—Haz lo que quieras, porque no encontrarás absolutamente nada. Intenta separarme de Yehyun, y te haré pedazos.
—No puedes contra mí —sonríe abriendo la puerta de su coche—. Y lo sabes perfectamente.
—Me gusta tu seguridad, Jungkook.
—Nos veremos muy pronto, Kim Taehyung —asegura sin quitar la mirada de la oscura y peligrosa del castaño, que le hacía confirmar que algo ocultaba.
Taehyung se arrepentía de cierta manera de no haberlo golpeado como tanto deseaba, pero sabía perfectamente que en aquella pelea algún que otro golpe iba a recibir, a pesar que había empezado a entrenar para así liberar el estrés con el que estaba cargando en el último tiempo, pero por la boda no podía aparecer golpeado.
Empuñó las manos tomando una bocanada de aire, para así poder tranquilizarse antes de ver a la castaña y pedirle explicaciones. Pues, su cabeza creaba escenarios imaginarios de lo que pudo pasar, y nada allí era bueno.
Comenzaban a torturarlo, llenándolo de inseguridades y temor que lo hacían querer acabar con todo de una maldita vez.
Entró dando un portazo, buscando con la mirada a la castaña, y al verla en el sofá, sentada, sollozando, mientras se cubría la boca con la mano provocó que se estremeciera. Pues, su miedo crecía, estaba seguro que en cuanto preguntara ella diría que se dio cuenta que no quería casarse, porque seguía amando al policía y, eso lo hacía desear morir de una vez. Acabar con él mismo.
—¡¿Qué rayos hacías con ese maldito imbécil?!
Aquel grito provocó que se sobresaltara y se levantara temblorosa, tratando de calmar su llanto, antes de hablar.
—Taehyung...
—¡¿Por qué sigues jugando conmigo?! —pregunta dolido—. ¡Se supone que en unas horas...!
—¡Estoy embarazada, Taehyung!
Las palabras se repitieron en su cabeza una y otra vez, mientras su piel se erizaba y un escalofrío recorrió su espina dorsal. Se sentía completamente paralizado cuando los recuerdos comenzaron a atacar su mente, llenándolo de temor.
—¿Qué?
—Estoy embarazada —se acerca a paso lento.
—Yehyun...—trata de sonar tranquilo—, ¿es mío?
—Mira...—le enseña el test de embarazo con las dos líneas indicando positivo—. Cuando pasó lo de tu disparo y todas esas cosas, yo me olvidaba de tomar las pastillas, pues tú ni siquiera te acercabas a mí de esa manera —sorbe su nariz—. Pero terminó pasando en la cabaña, y había olvidado por completo las pastillas, entonces, comencé a tener síntomas.
—Por eso los mareos, las náuseas, los dolores...
—El bebé es tuyo, Taehyung.
—Estás embarazada —murmura sorprendido—. ¡Vas a tener un hijo! ¡Un hijo mío!
Este gritaba emocionado estirando los brazos, sintiendo su corazón acelerarse. En ese momento quiere gritarle al mundo lo feliz que está siendo, pues junto a que Yehyun aceptara casarse con él, son las mejores noticias que recibió en su vida.
En ese momento no le importaba más nada, ni la maldita rivalidad con Jungkook, porque jamás se esperó recibir una noticia así. Quería gritar, llorar y correr en el mismo sitio. Mientras Yehyun estaba algo sorprendida por su reacción, pues una parte de ella había esperado que no le creyera y se enojara, y la otra creía que de alguna manera lo aceptaría, pero no que se emocionaría tanto.
—Taehyung...—dice en un murmuro casi inaudible.
—Espera. Tú quieres tenerlo, ¿cierto? —la mira preocupado—. Quieres tener a nuestro bebé.
—Tengo miedo, Taehyung —admite sorbiendo su nariz.
—Ven aquí —la envolvió en sus brazos haciendo que ella apoyara la cabeza en su pecho—. Todo va a estar bien. Seremos muy felices.
Taehyung temía que no quisiera ese embarazo, aunque si era así iba a respetarlo, pero desde que le había dicho que estaba esperando un hijo suyo, la ilusión creció en él. Entrelazó sus dedos, mientras tomaba las mantas que se encuentran en el sofá, para luego comenzar a caminar hacia su coche, llevándose preguntas curiosas por parte de su prometida, las cuales no contestó, desesperándola de cierta manera.
(...)
Este sólo se mantuvo en silencio, a pesar de que la castaña seguía hablando y haciendo preguntas, hasta que empezó a ver el paisaje, la luna, y sintió la brisa fresca golpear su rostro, mientras iban por la carretera. Al estar solos, este iba a gran velocidad que la hacía chillar de emoción, recordando la carrera clandestina en la que estuvieron juntos, por lo que sacaba su cabeza riendo por momentos y su cabello se despeinaba a causa de la brisa.
Taehyung la observaba con una sonrisa en su rostro, pues quería hacerla olvidar de ese temor, y que disfrutaran la última noche antes de casarse.
Luego de un buen rato, cuando llegaron a donde le pareció un buen lugar para admirar la noche, este bajó con las mantas colocándolas sobre el césped, mientras Yehyun miraba asombrada la luna de aquella noche.
En cuanto se acercó al acantilado se asustó al ver la cantidad de metros que estaban, por lo que Taehyung la acercó rápidamente a él, con temor de que pudiera caerse.
—¿Por qué me has traído aquí? —voltea a verlo curiosa.
—Sólo quiero que pasemos una buena noche antes de casarnos, ¿y qué mejor que un lugar que nos trae recuerdos de cómo empezaron las cosas?
—Me hubiera gustado que se repitiera.
—¿Y escucharte gritar de miedo? —pregunta divertido.
— ¡Al final terminó gustándome! —golpea su brazo.
—Lo sé, sólo quería molestarte, mi amor —ríe y besa su frente.
—¿No deberías tener una despedida de soltero junto a tus amigos? —ríe—. Junto a Seokjin, Jimin...
Este al escuchar aquellos nombres sintió como su corazón se encogió, pues detestaba saber que Jin no estaba de acuerdo con dejar esa vida llena de peligros atrás, y que se casara con la castaña. También detestaba el hecho de que quisiera que todos conocieran su nombre, ya que sabía todo lo que estaba dispuesto a hacer por su ambición, y temía por él.
Mientras que al escuchar nombrar a Jimin, lo llenaba de tristeza. Estaba seguro que este tampoco estaría de acuerdo con que dejara ese tipo de vida, ya que le gustaba estar a sus órdenes, pero también estaba seguro que hubiera hecho hasta lo necesario para festejar su última noche como soltero.
A pesar de todo se alegraría por él, por su jefe y amigo que había salvado su vida, dándole la oportunidad de comenzar de nuevo, porque se había reflejado en él al ver su mirada tan perdida y lo miserable que era.
—No quiero estar con nadie más que no seas tú —admite acariciando su mejilla—. Aunque también debo admitir que estoy sorprendido de que tú no festejes con tus amigos.
—No ha sido un buen año para nosotros —hace una mueca—. Además, ahora que sé sobre...—lleva su mano a su vientre y suspira—. Me siento paralizada.
—Ven, moquito.
Entrelazó sus dedos, para luego recostarse junto a ella en una de las mantas, cubriéndose con la otra ya que no quería que pasara frío.
Si antes la cuidaba demasiado, ahora que sabía del embarazo quería hacerlo mucho más.
Yehyun antes creyó que sus amigos festejarían con ella en su última noche antes de casarse, pues cuando comenzó a tener esos sueños con Jungkook, se imaginó bebiendo junto a sus amigos, festejando como si no existiese un mañana, pero nada estaba siendo como creía.
No iba a casarse con Jungkook, no sería él a quien vería en el altar esperándola, sus amigos no parecían para nada contentos al saber que iba a casarse, y horas antes se enteró de que estaba embarazada.
Nada estaba saliendo como esperaba, los nervios y el miedo la consumían, por lo que sólo quería recostarse y llorar al sentir como la oscuridad comenzaba a expandirse por su pecho, sintiéndose miserable, a pesar de que debería ser su momento más feliz.
Sólo dos veces pensó en casarse y tener hijos, pero sentía que todo estaba pasando muy rápido, que no podía detenerlo, aunque se sentía perdidamente enamorada, y amaba a Taehyung, no se le hacía correcto dar esos pasos aún.
Quería ser feliz. Quería serlo más que nada porque era lo que siempre había deseado, pero sentía que la oscuridad de Taehyung también estaba envolviéndola y se detestaba por eso, ya que sabía cuánto el castaño la amaba y quería hacerla feliz.
Estaba segura que era un buen hombre, el mejor que conoció. Jamás la había lastimado como habían hecho los demás. Entonces, se preguntaba, ¿qué había de malo en ella que no era capaz de valorarlo, y no se estaba sintiendo bien con él?
Al recostarse, volteó a verlo sintiendo un nudo formarse en su garganta, porque los ojos del castaño brillaban, y no sabía si era porque la miraban a ella o por la luz de la luna y estrellas que se reflejaban en su mirada.
—¿Estás muy nerviosa? —pregunta acariciando su mejilla.
—Como no tienes idea.
—¿Estás segura de que quieres casarte conmigo?
El notar lo inseguro que se sentía, provocó que su corazón diera un vuelco y un cosquilleo apareciera en su estómago. Pues, quería gritar que no estaba segura, que quizás no era lo que realmente quería aún, pero no estaba dispuesta a romper nuevamente su corazón.
Quería creer que cuando ya estuviesen casados y en su tan esperada luna de miel ― que Taehyung le había prometido que recorrerían varios países, y él estaba muy emocionado por ir a la playa juntos―, se iba a dar cuenta que tomó la decisión correcta.
—Lo estoy —responde con la voz rota, mientras las lágrimas brotaban.
Al escuchar su respuesta, sintió un profundo dolor en su pecho porque en su mirada pudo notar que estaba mintiendo. Nuevamente estaba mintiéndole y las palabras del policía resonaban en su cabeza.
Pero aún así decidió creer que sólo son los nervios de ambos que le hacían crearse ideas para lastimarse, porque siempre fue demasiado masoquista.
—Te amo, Yehyun.
—Y yo a ti —junta sus labios y luego lo miró tímida—. ¿Taehyung?
—¿Qué sucede?
—Quiero que me hagas el amor.
—Pero, ¿eso no le hará daño?
—Claro que no —ríe—. Además, estuve investigando y por el tiempo que llevo tiene el tamaño de una semilla de amapola.
—Oh —sonríe y luego la mira tímido—. Lo siento, prometo comenzar a informarme...
Yehyun no pudo evitarlo más y siguió su impulso, juntando sus labios.
El roce de los largos y finos dedos de su prometido contra su piel eran tan delicados, como si de una flor se tratara y en cualquier momento fuese a marchitarse. La miraba por momentos con ternura, haciéndole saber el gran amor que le tenía y que ahora era correspondido de la misma manera.
Comenzaron a deshacerse lentamente de su ropa, mientras el castaño dejaba besos húmedos en su cuello, por momentos succionándolo sin dejar ninguna marca como solía hacer algunas veces, ya que no quería recibir quejas durante la boda.
Su mano bajó a sus bragas negras, introduciéndola lentamente, al pasar uno de sus dedos la sintió húmeda.
La lengua de la castaña exploraba la boca de Taehyung, el cual comenzó a trazar pequeños movimientos circulares en su feminidad, provocando que gimiera al ser una zona sensible ante cualquier acto suyo. Luego de un rato empezó a mover sus caderas al ritmo que este movía sus dedos, se sentía enloquecer por sus hábiles manos, mientras este sentía como su erección crecía volviéndose más molesta.
—Taehyung...—gime clavando sus uñas en su espalda, mientras la otra mano la llevaba a su cabello.
El castaño sacó su mano, ya que no tenía la intención de que se viniera, llevándose una mala mirada de su parte, lo cual lo hizo reír y dejar un pequeño beso en sus labios. Se sacó rápidamente el bóxer para después ayudarla a ella a deshacerse de las bragas.
—Siempre vas a volverme loco, Lee Yehyun —vuelve a besarla desesperadamente, sintiendo sus lenguas danzar una con la otra, mientras con su miembro rozaba su clítoris.
—Hazlo, por favor —murmura jadeante.
Al verlo sonreír mientras la lujuria desbordaba en sus ojos, sentía como su feminidad palpitaba de lo mucho que lo necesitaba, hasta que este comenzó a introducirse lentamente, provocando que ella soltara un gemido, aferrándose a sus hombros.
Un gemido ahogado y placentero salió de los labios de Taehyung, el cual empezó a moverse sintiéndose enloquecer al deslizarse con más facilidad por los fluidos que expulsaba la castaña.
Llevó la mano a uno de sus pechos amasándolo con algo de fuerza y firmeza. Yehyun llevó sus carnosos y húmedos labios al cuello de Taehyung, mientras una de sus manos recorría la espalda de este, aferrándose por momentos mientras gemidos escapaban de sus labios.
La lengua resbalosa de ella se deslizaba por su cuello y la respiración sobre su piel húmeda provocaba que se erizara, por lo que decidió aumentar sus embestidas, y profundidad golpeando con algo de intensidad su feminidad, hasta chocar contra su clítoris, causando que un cosquilleo apareciera allí.
—¡Taehyung!
Este sintió como lo apretaban con fuerza por sus paredes al contraerse, por lo que interrumpió su grito juntando sus labios. Su lengua mantuvo el dominio, mientras sus labios la besaban con fuerza, al punto de succionarlos y mordisquearlos.
Yehyun se sentía en las nubes, tan llena, completa, porque no importaba cuántas veces se entregara a él, siempre iba a querer más. El castaño que se sentía enloquecer por la forma en que lo apretaba, como lo calentaba al entrar y salir reiteradas veces, como sus pechos se movían al compás de él con el resto del cuerpo que era arte para sus ojos.
Este siguió moviéndose observando el rostro de su prometida, sus orbes avellanas nublados, sus mejillas sonrosadas, sus labios hinchados y enrojecidos, los cuales tenía entreabiertos por sus gemidos, y como una capa de sudor cubría su frente.
Mantuvo sus movimientos tratando de no correrse, ya sin ser capaz de recordar las veces que hizo venir a la castaña. El sonido lascivo de sus cuerpos chocando y los gemidos de placer lo cegaban, mientras el cansancio se hacía cada vez más evidente al sostener su peso con los brazos. Su respiración era acelerada y pesada, sintiendo el sudor caer por su frente.
Sus dos grandes brazos se posicionaron a los lados de la cabeza de Yehyun, la cual soltó un grito de placer sintiendo los espasmos al venirse, girando su rostro para así tomar aire, y sin darle tiempo de asimilar, Taehyung se enterró con más profundidad.
La brisa fresca los envolvía, mientras la castaña aspiraba el olor a sexo como también el del sudor, sintiéndose exhausta, y en sus piernas los fluidos de ambos que no paraban de escurrirse.
—No puedo soportarlo más —dice con dificultad por los jadeos y su respiración pesada, Taehyung.
—Hazlo —murmura admirando sus ojos oscuros.
Taehyung estaba sorprendido de que haya seguido su ritmo por tanto tiempo, frunció el ceño arrugando su nariz, mientras su boca se abría escapando un gran gemido, llenándola de él.
Un líquido espeso comenzó a escurrirse de las piernas de ella, al igual que del miembro de Taehyung. Quería que lo tuviera todo de él, mientras la observaba como ella sonreía, para luego juntar sus labios.
Este se recostó exhausto a su lado, intentando recuperar el aliento, sintiendo sus latidos acelerados, mientras Yehyun apoyaba la cabeza en el brazo de él.
—Quiero que recuerdes esta noche siempre —murmura entrecortado, Taehyung.
—Lo haré —asegura con una sonrisa.
—¿Yehyun? —al escuchar su nombre salir inseguro de su boca, volteó a verlo preocupada—. Tengo miedo.
—¿De qué tienes miedo?
—De todo, pero principalmente, de no ser un buen padre —humedece sus labios, mirando fijamente a su prometida—. Quiero ser un buen padre para nuestro bebé.
Este comenzó a reaccionar a lo que estaba sucediendo. Al principio la felicidad lo había envuelto por completo, pero a medida que pasó el tiempo, la preocupación y el miedo habían hecho su aparición.
No quería ser el que tuvo y temía seguir sus pasos sin darse cuenta, porque todo lo que nunca quiso ser, terminó siéndolo, y aún peor.
Al igual que su prometida habían tenido padres que no le dieron la atención que tanto necesitaron. Sólo estaban cegados por tener más dinero, olvidándose por completo de las demás necesidades de sus hijos y de la felicidad, por lo que no quería que ellos cometieran el mismo error.
Quería ser el padre que siempre había necesitado, pero se preguntaba, ¿cómo podía serlo si nunca tuvo a alguien así en su vida?
—No quiero cometer los mismos errores que mi padre. No quiero que el día de mañana se sienta miserable, preguntándose qué hizo mal —sus ojos se cristalizaron—. Quiero que tenga dos padres que lo aman y que conozca la felicidad.
—Taehyung...—lo mira enternecida, acariciando su mejilla.
—Quiero hacerlo feliz —sorbe su nariz—. Quiero hacerlos felices.
—Estoy segura de que lo harás —murmura para luego juntar sus labios.
—¿Yehyun? —acaricia su mejilla—. Tú me haces mejor hombre. Me sacaste de la oscuridad, por eso quiero ser alguien de quien te sientas orgullosa, tanto tú como nuestro hijo. No quiero que sea tarde para mí...
—Ya me siento orgullosa de ti —admite con una sonrisa interrumpiéndolo, sin lograr entender porqué nota la desesperación en sus ojos.
—No soy quién tú crees...
—Eres Kim Taehyung...—lo interrumpe—, el hombre que desde adolescente pasó por situaciones difíciles que no cualquiera hubiera podido superarlas. Tuviste que comenzar de nuevo una y otra vez solo —sus ojos se cristalizan—. Te juzgaron muchísimas veces, hasta yo lo hice, pero agradezco haberme dado la oportunidad de conocerte, porque eres el mejor hombre que he conocido —asegura—. Ahora estoy perdidamente enamorada de ti, de quien eres. Vamos a casarnos y voy tener un bebé tuyo —sus lágrimas comienzan a caer—. En unas horas voy a aceptarte como mi esposo, para amarte, respetarte, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad, y en la salud, hasta que la muerte nos separe.
Taehyung sorbió su nariz limpiando las lágrimas, mientras la observaba, sintiendo un cosquilleo en su estómago y como su corazón brincaba de felicidad, olvidándose por completo que por un momento estuvo a punto de largar toda la verdad, teniendo la esperanza de ser aceptado a pesar de sus grandes pecados.
Volvió a sorber su nariz ahogando un sollozo para hablar.
—Y yo me entregaré a ti. Prometo serte fiel en la prosperidad, y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad. Te respetaré cada día de nuestras vidas y, prometo amarte tan peligrosamente hasta que la muerte nos separe, moquito.
—Te amo, Taehyung —sorbe su nariz y sonríe por el apodo.
—Oh, mierda —un sollozo ahogado escapó de sus labios—. Te amo muchísimo más, mi amor.
Este estampó sus labios sobre los suyos sin importarle que se mezclara con sus lágrimas, porque quería que la paz lo envolviera al sentirla, ya que era la única que podía brindarle la tranquilidad que necesitaba, por lo que dependía constantemente de ella.
Aquellas palabras para ambos habían sido una promesa en ese momento, por más que las que dirían luego, esa noche sin dudas había sido más especial.
(...)
No pasó mucho cuando Yehyun se durmió en sus brazos, por lo que decidió que era hora de volver, y la cargó para llevarla al coche cubriéndola con una de las mantas.
En el camino la miró por momentos por el espejo retrovisor, ya que la recostó allí para que durmiera más cómoda. Temía por lo que pudiera llegar a pasar en las siguientes horas. Realmente quería ser un buen hombre, el hombre que ella necesitaba, por lo que estaba decidido sobre que iba a ser la última entrega.
Al llegar volvió a cargarla agradecido de que tuviera el sueño pesado, porque no quería despertarla. La recostó, dejó un beso en su frente para después buscar ropa y darse un baño, deseando no despertarla por el sonido de la regadera.
Una vez que tenía puesto un traje negro con su cabello tirado hacia atrás aún húmedo, la observaba dormir profundamente, ya que la dejó demasiado exhausta, pero aún así confiaba en que sus amigos pudieran despertarla en las próximas horas.
Tan sólo faltan seis horas para la boda.
Al igual que nervioso estaba emocionado por ese momento y al pensar cómo iba a ser, sonrió mientras se acercaba lentamente.
—Prometo ser el hombre que crees que soy —susurra acariciando su mejilla—. Aunque no creo tener reparación, me esforzaré en hacer que las piezas encajen de alguna forma u otra. Sólo quiero estar en el altar frente a ti y escucharte decir que me aceptas, para luego alejarnos de toda esta porquería. Haré lo posible para acabar cuanto antes esa entrega y volver sin haber corrido peligro. Te amo peligrosamente, mi amor —deja un pequeño beso en sus labios.
Se levantó preparado para marcharse, ya que había recibido un mensaje de parte de Seokjin, informándole que se encontrab esperándolo afuera, pero antes de salir de la habitación sintió el impulso de voltear a verla nuevamente, mientras sentía sus latidos acelerarse y como el miedo lo paralizaba.
—Siento miedo, pero volveré preparado para la boda. Lo haré sin importar qué, Yehyun.
Exhaló todo el aire que había inspirado y comenzó a caminar hacia la salida, hasta que se encontró a Yoongi sentado en el sofá, jugando con sus manos con nerviosismo, lo cual lo hizo sobresaltar, ya que al entrar no lo había visto.
—¿Cómo entraste?
—Tengo una copia de la llave —explica por lo bajo—. Recuerda que te dije en el bar que vendría aquí.
—¿Llegaste cuando no estábamos aquí?
—Exacto, y me quedé dormido esperándola.
—Está muy nerviosa, así que creo que sería bueno que con Hyewoon trataran de ayudarla dentro de unas horas, y no ponerla más nerviosa...
—No lo hagas, Taehyung —se levanta suspirando—. No sigas arruinando su vida.
—Voy a mejorar por ella, Yoongi —se acerca amenazante—, y por nuestro bebé.
—¿Qué? —pregunta sorprendido.
—Si tan sólo apoyaras un poco a tu amiga, sabrías que está embarazada.
Yoongi en ese momento se paralizó sintiendo como su corazón da un vuelco, mientras el arrepentimiento comienza a consumirlo.
—No. Ella no puede estar esperando un hijo tuyo —lo toma de la chaqueta—. ¡No puede!
—No me toques —lo empuja acomodando su ropa, mirando hacia la habitación con temor de haberla despertado—. Aunque te moleste saberlo está esperando un bebé mío —se acerca amenazante—. Y no te atrevas a querer alejarla de mí o darle ideas para que no lo tenga, porque te juro que aunque seas su mejor amigo, no tendré compasión a la hora de deshacerme de ti.
Yoongi se soltó desviando la mirada, como si estuviese perdiéndose en sus pensamientos. Cayó al sofá cubriéndose el rostro con las manos, mientras Taehyung se desconcertaba por su reacción.
Sabía que lo detestaba y que estaba negado a aceptar que su mejor amiga tuviera un hijo suyo, pero notaba que no era sólo molestia. Había algo más y eso lo confundía.
La curiosidad había despertado, por lo que estaba dispuesto a indagar y saber qué era eso que lo poní de esa manera, pero unos toques en la puerta lo hicieron reaccionar a que debía irse.
—Debo irme —suspira—. Cuida a tu mejor amiga que no necesita preocupaciones ahora.
Comenzó a caminar hacia la puerta dispuesto a irse, pero la voz del rubio lo detuvo.
—¡Espera!
— ¿Qué sucede ahora? No tengo tiempo para tonterías.
—No vayas —murmura mirándolo rogante.
—¿Qué rayos dices?
—No lo hagas. Quédate con ella.
Si antes estaba desconcertado por su reacción, en este momento aún más, pues podía ver la desesperación y el temor en su mirada, pero aún así no podía hacer lo que le pedía.
Lo miró de pies a cabeza y salió cerrando la puerta a sus espaldas, encontrándose con Jin, el cual llevaba un traje café y lo esperaba frustrado.
—¿Qué tanto hacías? —frunce el ceño.
—Yoongi. Sabes lo molesto que es —explica acercándose al coche.
—Por algo Jimin no lo soportaba...
Aquel comentario hizo que Taehyung lo mirara molesto.
—No digas estupideces —mira el cielo extrañándose de ya no ver las estrellas—. A él le hubiera encantado hacer la entrega de hoy.
—¿Por qué miras el cielo? —pregunta molesto—. Deberías mirar abajo, porque está pudriéndose en el infierno.
—Jin...
—No lo digo porque lo odie —explica tranquilamente—. Cuando a ti y a mí nos llegue la hora, también nos pudriremos en el infierno junto a él.
—Ya cállate —suspira dirigiéndose a la puerta del acompañante.
—Taehyung...—llama su atención—, ¿tienes miedo?
El castaño se sorprendió por su pregunta, pero aún así, lo pensó soltando un suspiro.
—Tengo miedo, pero no por mí...por ella —observó la casa de la castaña sintiendo su corazón encogerse, porque nunca antes se había preocupado por llegar con vida. Pero ahora, tenía más de un motivo para hacerlo.
No quería que algo sucediera con él, ya que sabía que si Yehyun llegara a enterarse de toda la verdad por medio de su muerte, la destruiría. Así que rogaba que todo saliera más que bien, y haría lo necesario para llegar a aquel altar, sano y salvo, sin que ella supiera quién era en realidad.
Seokjin quiso decir algo al respecto, pero fue interrumpido por el castaño que no quería llegar tarde, porque sentís la necesidad de hacer la entrega lo más rápido posible, para volver a ver la castaña y saber que su miserable vida quedó atrás.
Quería comenzar cuanto antes un nuevo capítulo junto a quienes ahora serían su familia, sabiendo que ya nada iba a poder separarlos.
(...)
Yehyun se despertó a causa de unos sollozos, sintiendo sus latidos acelerados, aunque estaba exhausta se quitó la mantas que la cubrían, sorprendiéndose al notar que estaba en su habitación y con la ropa puesta.
El recuerdo de lo que había pasado entre ella y el castaño, la hubiese hecho sonreír si no fuese porque escuchaba los sollozos que reconoció rápidamente.
Se levantó apresurando sus pasos para dirigirse con algo de dificultad al living, donde vio a su mejor amigo cubriéndose el rostro con las manos mientras lloraba, por lo que corrió hacia él con preocupación.
—Hey, ¿qué sucede?
—Lo siento tanto.
—¿Qué? ¿Por qué te disculpas? —se pone en cuclillas a su costado—. ¿Qué sucede?
—Taehyung arruina tu vida, pero yo te la arruinaré más...
—Yoongi, me asustas —lleva la mano su pecho.
—¡¿Por qué no me dijiste que estás embarazada?! —se levanta furioso.
—Lo siento. Apenas me enteré hace unas horas —suspira levantándose—. Odias a Taehyung, no supe cómo hacerlo. Entiéndeme.
—Sí tan sólo me lo hubieras dicho a tiempo —se cubre la boca con la mano ahogando un sollozo.
La castaña estaba completamente preocupada por lo que le sucedía al rubio. No entendía porqué se disculpaba con ella y a qué se refería, lo cual le desesperaba.
No quería que nada arruinara esa noche que mejoró por Taehyung, pero necesitaba saber qué tenía de esa manera a su mejor amigo, y que le afectaba también a ella.
—Taehyung no es quién tú crees —negó con la cabeza, mientras las lágrimas brotaban—. Por su culpa Jimin está muerto.
—¡¿Qué?! ¡¿Jimin está muerto?! —chilla asustada—. ¡¿De qué carajos hablas, Yoongi?! ¡Dime!
—Con quién te casaras en unas horas y será el padre de tu bebé...—traga en seco—es V. Taehyung es el maldito miserable V, Yehyun. ¡Él mató al padre de Jungkook! ¡Él provocó la muerte de Jimin!
Yoongi se estuvo debatiendo por unos minutos sobre decir esa verdad, pero los recuerdos dolorosos sobre Jimin, sobre su muerte, habían hecho aparición en su mente, lo que había provocado que su sangre hirviera y no pudiera seguir callando, porque quería arruinarlo tanto o más de lo que el castaño lo arruinó a él.
No podía soportar que su mejor amiga estuviese cegada creyendo que era un buen hombre, cuando ante los ojos de cualquiera era un monstruo que no había hecho más que arruinar vidas y acabar con ellas sin piedad.
Sabía que Hyewoon no estaba dispuesta a hablar porque también sería el fin de Seokjin, y aunque estuviesen peleados seguía amándolo. La entendía perfectamente porque le había pasado con Park Jimin, pero ahora que ya no lo tenía a su lado, no tenía motivos para seguir guardando aquel secreto.
Sólo sentía la necesidad de quitarle la venda de los ojos a su mejor amiga, para que no cometiera los peores errores de su vida, porque así los veía él y necesitaba salvarla.
(...)
Ya había amanecido, Taehyung se encontraba en la entrada de la bodega junto a Seokjin, y otros hombres que llevaban fusiles, como también en el techo de la bodega había otros que llevaban escopetas.
Esperaba impacientemente al ver el cielo nublado, hasta que vio una camioneta blanca acercarse rápidamente, lo que le hizo aliviarse.
La puerta trasera se abrió y bajó un hombre de alrededor de cincuenta años, calvo, tez blanca, barba, de su misma altura y delgado. Llevaba un traje celeste, y sus tres hombres que bajaron rápidamente con armas, tenían trajes negros.
Dimitri Moreau era un francés, con el que había comenzado a tener negocios en cuanto decidió ser V. Sin duda, era uno de sus mejores socios, pues al menos se veían una vez al año y ese negocio lo llenaba de dinero.
Nadie sabía acerca de Dimitri, ya que lo que menos quería era que alguien supiese de su identidad y de lo que hacía realmente.
Llevaba aquel oscuro secreto desde hacía años y le iba más que bien, pues tenía la familia perfecta. Esposa y tres hijos, que ninguno sospechaba de sus sucios negocios.
Para Dimitri era más que un placer poder tener sus negocios con V. Sus entregas salían perfectamente y podían comunicarse demasiado bien, ya que el castaño sabía hablar francés, por lo que le agradecía a su padre que desde niño lo hayan obligado a tomar clases de distintos idiomas.
Se veían muy poco, pero esas veces, lo disfrutaban demasiado con sus celebraciones.
—¡Es un placer volver a verte, V! —se acercó extendiendo sus brazos.
—Lo mismo digo —palmeó su espalda—. ¿Cómo has estado?
Los truenos llamaron la atención de todos allí, y a los pocos segundos comenzó a lloviznar, pero aún así, Seokjin se acercó estirando la mano para saludarlo, pues sabía que debía comenzar a hablar con quienes tenía negocio V, para que así supieran que ahora podían tenerlos con él, pero Dimitri lo ignoró por completo.
Seokjin empuñó las manos, mientras que el calvo soltó una pequeña risa ronca.
—Deberíamos entrar —Taehyung asiente estando de acuerdo pasando la mano por la espalda de este—. Me imagino que tienes lo que te pedí.
—Por supuesto. Ciento treinta toneladas de cocaína y ochenta de heroína —sonríe.
—Perfecto —lo mira satisfecho y voltea a ver a sus hombres—. Ayuden a cargar todo en el camión —los hombres asienten comenzando a dirigirse hacia la bodega—. Si todo sale bien debemos festejar.
—Lo siento, pero hoy tengo mi boda.
—¡¿Te casarás?! —pregunta sorprendido y el castaño asintió—. ¡Felicidades! —lo abrazó palmeando su espalda.
—Muchas gracias.
—Entremos —miró la bodega al sentir como su traje estaba empapándose.
Cuando estaban dispuestos a entrar, escucharon los motores de unos coches, por lo que voltearon rápidamente encontrándose con cuatro camionetas negras en la que iban policías.
Se acercan rápidamente por lo que los hombres de Taehyung y Dimitri no dudaron ni un segundo en empezar a disparar.
Jungkook iba dentro de una de las camionetas, sintiendo sus latidos acelerados. En la noche cuando estaba junto a Yehyun, había recibido la llamada de Yangmi, donde le informó que uno de los hombres que trabajaba para V, estaba dispuesto a dar la dirección de donde harían la entrega si lo libraban de los cargos.
Este iba junto a ellos en la camioneta, sintiendo temor de lo que pudiera llegar a hacerle V, si saliese ileso de esa situación, pero la amenaza que había recibido la noche anterior le hizo abrir la boca sin dudar.
—No es necesario que les diga el triunfo que sería para la policía de Seúl atrapar al desgraciado de V —alza una ceja—. Pase lo que pase tenemos que atrapar a ese hijo de puta. ¡Vamos!
El pelinegro bajó de la camioneta con los demás policías, llevando una arma en cada mano, y no dudó en comenzar a disparar sin errar.
La adrenalina se volvió parte de él, no sentía temor alguno, en ese momento no le importaba estar arriesgando su vida y que pudieran dispararle, pues de sólo pensar en que podía llegar a tener en frente por primera vez a ese asesino que arruinó su vida, era suficiente.
Su cabello comenzó a pegarse a su frente a causa de la lluvia, los truenos resonaban al igual que el sonido de los disparos.
Era realmente un caos.
Saha pasó corriendo por su lado, disparando, y Jungkook al ver a hombres con trajes de distintos colores correr hacia la bodega, trató de hacer lo mismo sin dejar de disparar y esquivando disparos, pero más hombres aparecían.
Sin duda esa mañana iba a hacer hasta lo imposible por tener a V frente a él, y acabar con su vida con sus propias manos. Vengaría de una vez por todas a su padre y a Namjoon, sin importarle lo que pudiera llegar a sucederle, porque si llegara también a morir, lo haría sintiendo paz.
(...)
Taehyung corría con el arma en sus manos, hasta que escuchó que tras su espalda le quitaron el seguro a una, por lo que volteó encontrándose con Dimitri, el cual le apuntaba.
—No acabaré en prisión por tu culpa —lo mira amenazante—. Me has traicionado, V.
—¿Cómo iba a saber que la policía llegaría aquí? —pregunta desesperado.
—¡Te mataré...!
Taehyung comenzó a llevar con cautela la mano al arma que tenía en la parte baja de su espalda, pero un disparo lo hizo sobresaltar, y al no sentir dolor alguno, abrió sus ojos encontrándose con el cuerpo de Dimitri en el suelo, tras haber recibido un disparo en la sien.
Volteó hacia su costado desconcertado y al ver a Seokjin con el arma en su mano, suspiró aliviado.
—Gracias...
—Estoy seguro que sólo atrasé un poco tu hora. Vamos.
Seokjin junto a Taehyung bajaron las escaleras para dirigirse hacia la salida, donde había un túnel que los llevaría al medio de la nada, cerca de la carretera, pero iban a poder escapar sin problemas. Ambos estaban demasiado nerviosos, y con sus latidos acelerados al escuchar tantos disparos y gritos de desesperación.
El castaño estaba agradecido con el mayor, pues como siempre terminaba protegiéndolo por lo que sentía que también le debía una.
Dobló hacia la derecha encontrándose con más cajas, sintiéndose aliviado de escuchar cada vez menos los gritos y disparos, hasta que escuchó uno muy cerca.
Un fuerte dolor se apoderó de él por lo que cayó al suelo soltando un grito, sintiendo como la sangre brotaba de su muslo.
Soltó un quejido mientras se acercaba al arma que quedó a unos metros de él. Quería agarrarla, pero al ver como un zapato negro la pisaba impidiéndolo, levantó la cabeza encontrándose con Soohyun, que lo miraba burlonamente.
—Que mal momento para encontrarnos, ¿no crees? —alza una ceja.
—¿Qué rayos haces aquí? —lleva las manos a su muslo haciendo presión, mientras gemía de dolor.
—Haré de Seokjin alguien mejor que tú —asegura—. Él me habló sobre esta entrega.
—Jin...—voltea a verlo y este se acercó a Soohyun, mientras miraba el suelo donde empezaba a esparcirse la sangre.
—Lo siento mucho, Taehyung —pateó el arma lejos de él—. Pero esta vez él no te salvará.
—¿Me traicionarás, Seokjin? —pregunta dolido.
—Yo no te mataré, fue lo único que pedí para ser su mano derecha —aclara—. Pero tampoco haré algo para impedir lo que está destinado.
—No puedes hacerme ésto —murmura con un nudo en la garganta.
Taehyung se sentía realmente dolido, pues la persona que siempre había estado allí para protegerlo, y quien era su mano derecha, como también en quien más confiaba a pesar de que sus padres murieron por su culpa, estaba traicionándolo en su última entrega, en la mañana que se suponía que sería su día más feliz.
Mientras este trataba de soportar las ganas de derrumbarse, Seokjin se demostraba neutro, como si no le importara en absoluto lo que fuese a suceder con él. Parecía no tener emociones.
Los disparos comenzaron a oírse más cerca, lo que llamó la atención de los tres, y el más alto miró desesperado a Soohyun.
—Sabes que puedes disculparte por lo que me hiciste, y quizás tengamos un futuro brillante los tres.
—¡¿Qué?! —pregunta exaltado, Jin.
—Prefiero morir antes de unirme nuevamente a ti —murmura Taehyung, sorprendiendo a ambos—. Pero tampoco puedes matarme.
—¿A qué te refieres?
—Chloe Quinn. Seattle, Estados Unidos. Estudiante de Psicología. Mátame y mis hombres se divertirán demasiado con ella —alza una ceja—. Créeme que lo harán, porque tu hija se ve jodidamente ardiente...
—¡Hijo de puta! ¡Te mataré de todas maneras!
Sin dudar le apuntó con su rostro enrojecido por la rabia, por lo que Taehyung cerró sus ojos preparándose para el impacto. Al tratarse de él decidió darse por vencido, pues de todas maneras siempre había deseado morir, y aunque ahora tenía razones para vivir, sabía que la opción para seguir haciéndolo es unirse a Soohyun, pero este no iba a permitir que siguiera con su prometida y bebé, por lo que esa no era para nada una opción.
Estaba seguro que no había manera en la que saliese vivo de un enfrentamiento con Soohyun, porque no tenía un arma con él y, Seokjin estaba dispuesto a seguir su ambición.
—¡Ah! ¡Se supone que lo mataría hoy, Seokjin! —grita enfurecido.
—¡Mátame! —ordena desesperado, mientras las lágrimas comenzaban a acumularse.
—Eso sería hacerte un gran favor, y no permitiré que le hagan daño a mi hija —suspira—. Dejaré que tu otro enemigo lo haga.
—¿Qué...?
—Adiós, Taehyung — humedece sus labios y sonríe amargo—. V murió hace tiempo. Ahora haré que Jin logre todo lo que nunca pudiste. Vamos.
Soohyun comenzó a correr mientras que Jin pateó el arma cerca de Taehyung, desconcertándolo y movió sus labios en un "Sálvate".
Taehyung soltó un grito de rabia y dolor, tratando de levantarse, sintiéndose perdido al ver la sangre en el suelo, mientras tomaba el arma para guardarla en la parte trasera de su pantalón, como hacía siempre.
Comenzó a caminar rápidamente con una mano apoyada en el muslo, donde recibió el disparo.
No quería darse por vencido. No podía porque a su mente se venían recuerdos junto a la mujer que amaba, las risas compartidas, el momento en que le pidió matrimonio, y también se imaginaba cómo sería la vida de ambos junto al bebé.
Cómo sería el día de su nacimiento, cambiar el primer pañal juntos, cuando diera sus primeros pasos, el primer día que lo llevarían a clases.
De sólo imaginar todos esos momentos, sentía un nudo formarse en su garganta y como sus ojos ardían por las lágrimas retenidas.
Sabía perfectamente que no tenía cómo excusarse y que esa mañana era muy probable que Yehyun supiese quién era en realidad, pero tenía esperanzas que lo aceptase, porque no sólo era su prometido, con quien debía casarse esa mañana, sino que estaban esperando un bebé, y ella nota cuánto la amaba, que en realidad, era un buen hombre.
Al ver la escalera en la pared soltó un suspiro de alivio, y empezó a subirla soltando quejidos de dolor por la pierna, pero al empujar las puertas blancas de madera y sentir la lluvia como la brisa fresca chocar contra su rostro, se impulsó con los brazos para salir, mientras un grito ahogado escapaba de sus labios por la punzada de su pierna
Una vez en el suelo, se levantó con dificultad mirando a sus lados, los árboles y el césped verde, para luego caminar hacia la carretera aunque estaba seguro que nadie lo ayudaría por la forma en la que se encontraba.
Por más que tratara de correr sabía que podían atraparlo, por lo que su corazón latía con fuerza, y sentía que en cualquier momento se saldría de su pecho. Sollozaba de desesperación al saber que, muy probablemente, llegó su fin el día que menos lo deseaba y, que sintió que rozó la felicidad con las puntas sus dedos.
—¡Alto ahí!
Aquella voz lo hizo paralizar, pues la reconocería a kilómetros de distancia porque se trataba de la persona que más odiaba y, que había querido arrebatarle al amor de su vida muchas veces.
Jungkook había corrido como si su vida dependiese de ello, escuchando como más policías y hasta ambulancias llegaban a aquel lugar, ya que estaban teniendo demasiadas bajas. Aunque había tenido dificultades a causa de los hombres que trabajaban para aquellos narcotraficantes, acabó con todos los que se interpusieron en su camino, logrando llegar allí.
—Eres V, ¿cierto? —pregunta agitado apuntándole en la espalda. Al no recibir respuesta sintió su sangre hervir, porque con su silencio lo ha confirmado—. ¡Enséñame tu rostro! ¡Hazlo, maldito hijo de puta!
Taehyung tomó una bocanada de aire tembloroso, sabiendo que acababa de ser atrapado. No había forma de escapar, porque estaba herido lo que hacía que perdiera demasiada sangre, también estaba exhausto, y ahora se topó con la persona que estaba lleno de rencor, el cual podría acabar con él fácilmente.
Nadie podía salvarlo, la única persona que lo haría, lo traicionó en el momento menos esperado.
Ahora sólo quedaba aceptar su fin.
Lentamente comenzó a girar, quedando frente a frente con Jungkook, el cual abrió sus ojos a la par por la sorpresa, bajando lentamente el arma, sintiendo estremecerse y su corazón dar un vuelco al ver de quién se trataba.
—¿T-Taehyung? —titubea atónito.
—V.
—No...n-no puedes ser tú —niega con la cabeza—. ¡Tú no pudiste haber matado a mi padre y a Namjoon! ¡Tú no pudiste haber matado a tantas personas!
—Lo hice —sonríe amargo—. Mi marca la conoces muy bien, ¿cierto? —alza una ceja—. Siempre disparo en la frente.
Jungkook quería despertar de aquella pesadilla, si bien lo odiaba, siempre le había desagradado y había querido descubrir cuál era su secreto. Pero tenerlo allí, frente a él descubriendo que había arruinado su vida por completo, le hacía sentir que estaba enloqueciendo.
—¡Prometí matarte cuando te tuviera en frente, maldito desgraciado! —grita furioso, sintiendo su sangre hervir y como las lágrimas comienzan a asomarse. Sin dudarlo, empuñó su mano para golpearlo, provocando que se tambaleara—. ¡No permitiré que sigas arruinando más vidas!
Taehyung se abalanzó sobre él haciendo que soltara el arma, pero Jungkook lo golpeó con la rodilla en la nariz. Este gimió de dolor y casi cayó al suelo, mientras llevaba la mano a su nariz que empezaba a sangrarle. El policía no dudó ni un segundo en aprovechar la situación, ya que estaba cegado por el odio, así que con su mano empuñada golpeó su abdomen una y otra vez, mientras este soltaba quejidos sintiendo como se le dificultaba respirar, pero no quería caer al suelo.
Recordaba a Yehyun, su embarazo, por lo que sacó las fuerzas necesarias para lograr golpearlo en el rostro. Rápidamente al verlo inclinado hacia adelante, limpiando la sangre que empezaba a brotar de su nariz, gimiendo de dolor lo tomó del hombro y cintura golpeando su abdomen con la rodilla, tratando de ignorar la punzada en su pierna por el disparo.
Jungkook cayó de rodillas tratando de recuperar el aliento, mientras intentaba alcanzar el arma que estaba a pocos centímetros de su mano, pero Taehyung se acercó rápidamente con dificultad, para tomarlo de la muñeca doblándola, provocando que esta tronara, y el pelinegro soltara un grito ensordecedor, mientras su rostro se contrajo por el dolor y las lágrimas se asomaban.
El castaño no dudó de aprovecharse de su debilidad, como tomaba su mano, gimiendo de dolor y las lágrimas se mezclaban con las gotas de la lluvia, por lo que llevó el brazo a su cuello para asfixiarlo.
El rostro del policía enrojeció, mientras con la mano sana intentaba quitar su brazo. El aire estaba comenzando a faltarle y las venas se marcaban en su frente, pero recordó como caminaba con dificultad, por lo que intentó golpear su pierna tratando de darle la herida de bala, y cuando subió un poco su mano encontrando donde tenía su pantalón roto, enterró su dedo, provocando que Taehyung soltara un grito de dolor y se alejara tambaleándose.
En ese momento Jungkook recuperó el aire, tomando el arma para voltear y enfrentar a V.
—No voy a permitir que arruines más vida, miserable.
—Y yo no permitiré que me arrebates a Yehyun.
—Pues, moriremos los dos —levanta la mano apuntándole.
—Te veré en el infierno —asegura alzando una ceja.
Taehyung sin dudarlo sacó el arma que había puesto en la parte trasera de su pantalón. Ambos se miraban con odio sin sentir temor a la muerte, pues habían arruinado la vida del otro, lo cual generaba que quisieran acabar con sus vidas.
Jungkook había jurado que se vengaría y acabaría con quien le arrebató a las personas que más amó.
Al saber que se trataba del castaño, se llenó de más rencor y dolor, cegándose por completo porque no le importaba que en algún momento hayan compartido risas y le haya agradado, ahora sólo sentía odio y ganas de vengarse. Mientras que el castaño recordaba sus palabras, como quiso arrebatarle el motivo de su felicidad, y como este tuvo todo lo que siempre había deseado, llenándose de rabia al pensar que podía llegar a ocupar su lugar con su prometida y con el bebé que tendrá con ella. Sería su reemplazo.
La lluvia seguía cayendo con más fuerza y se encontraban empapados por completo, pero a ninguno le molestaba. Aunque Jungkook estuviese lleno de odi, sentía miedo de lo que pudiera pasar en ese momento, pero realmente quería acabar con Taehyung, por lo que no le importaba para nada ver como un coche se estacionaba a unos metros de ellos, y de allí bajaban Yoongi, junto a Yehyun. Pensar en que ellos siempre supieron quién era V, y aún así, se mostraban tan comprensivos por su dolor, hacía quisiera acabar con todo. Hacía que no le importase morir en ese instante, mientras pudiera acabar con V, porque si llegara a sobrevivir en aquel enfrentamiento con la persona que formaba parte de sus miedos, y pesadillas, no sabía qué pasaría luego, ya que sentía que su vida ya fue completamente arruinada.
Ya no le veía sentido a más nada.
—¡Taehyung, no!
Aquel grito femenino hizo que el castaño se sobresaltara sorprendido, porque el amor de su vida estaba viendo quién era realmente, y como estaba por dispararle al hombre que ella amó con tantas fuerzas antes, por lo que al estar de espaldas, tembloroso giró un poco su cabeza.
Al observar como se encontraba terriblemente aterrorizada y desesperada, hizo que su corazón diese un vuelco y se debilitara por completo, sin saber que su brazo empezaba a bajar.
Quería desaparecer porque no era capaz de soportar la forma en que lo miraba, pero aún así volteó a ver al policía que tenía sus facciones endurecidas, mientras las lágrimas se mezclaban con la lluvia. Escuchaban los gritos de Yehyun y de Yoongi, hasta que un disparo hizo que se sobresaltaran.
Un chillido escapó de los labios de la fémina, que quería correr hacia el cuerpo que caía por un momento de rodillas, antes de hacerlo por completo, pero Yoongi la tomó de los brazos impidiéndolo, rompiendo en llanto al pensar que él fue quién provocó ese enfrentamiento. Justo el mismo día de la boda de su mejor amiga que se suponía que debía ser el más feliz y, en su lugar tuvo que presenciar eso.
—¡Lo mataste! ¡Lo mataste! —grita desesperada entre sollozos, cayendo al suelo junto a Yoongi, que la abrazaba sintiendo como la culpa lo asfixiaba.
Mientras la Jefa de policía junto a otros policías llegaban observando toda la situación, sorprendidos por un momento, antes de hacer algo al respecto.
¡Hola!
¿Qué creen que haya pasado?
Quiero saber a qué team pertenecen
Team Taehyung
O
Team Jungkook
Quiero leer sus comentarios jujuu
La verdad es que este no era para nada el final que tenía pensado, pero aún así me gustó escribirlo.
Aviso que el epílogo esta vez lo voy a publicar completo y que contiene casi 17k palabras porque me re inspiré ah
En fin, espero que les haya gustado el capítulo final, perdonen por haberme tardado en actualizar
No se olviden de votar y comentar, así les traigo cuanto antes la primera parte del epílogo
¡Nos leemos pronto!
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