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61; KIM NAMJOON

❝KIM NAMJOON❞

Aquella tarde Namjoon junto a su esposa invitaron a una cafetería a Taehyung y a Yehyun. Sin dudar aceptaron, el castaño hacía tiempo que no veía al policía y Yehyun quería conocer aún más a Eunji, que se le hacía realmente agradable por lo que estaba emocionada por volver a verlos.

Al llegar se saludaron y tomaron asiento en unas de las mesas que se encontraban dentro, ya que hacía algo de frío.
Habían ordenado café a excepción de Taehyung, el cual prefirió un té, la castaña pidió también un trozo de pastel al igual que Namjoon y Eunji, mientras conversaban animadamente.
Esta al notar la mirada de su novio no dudó en darle un trozo con frutilla, el cual aceptó gustoso causando la risa de los demás quienes los miraban con ternura.

—Deberías haber pedido tú también —ríe mientras lo observa masticar tratando de reprimir la sonrisa.

—Creí que no quería —murmura inocente.

—¿Cuánto tiempo llevan juntos? —pregunta curiosa, Eunji.

Estos se miraron algo sorprendidos por la pregunta. La fémina tragó con dificultad, sintiéndose incómoda al no saber qué contestar, pues no podía evitar recordar la vez que habían terminado por su error, mientras que Taehyung ladeó la cabeza haciendo una mueca.

—Diez meses, ¿no es así, mi amor? —la mira curioso y ella asiente.

—Se ven muy tiernos, ¿no lo crees, Nam? —sonríe.

—Cierto —murmura acariciando el brazo de su esposa, sintiéndose algo incómodo.

Este recordaba cuando la castaña estaba con Jungkook, las fotos y videos que él le enviaba y podía notar que Yehyun se apagó. Sabía que desde que habían terminado, ella pasó por demasiadas situaciones, como el que su padre fuese a prisión, pero no sentía que su relación con Taehyung, la ayudara, al contrario, la sumergía aún más en la oscuridad, pero ella no se daba cuenta.

—¿Nunca más volviste a cantar, Taehyung? —pregunta curioso, llevándose una mirada de confusión por parte de su esposa—. Cuando era el pequeño Tae...

—Namjoon aún te ve como el pequeño adolescente al que le gustaba cuidar —admite la pelinegra en casi un murmuro como si no quisiera ser escuchada por su esposo.

—Lo sé —ríe el castaño—. Y yo aún lo admiro demasiado.

Namjoon al escucharlo no pudo evitar sonreír, sintiéndose algo culpable por los pensamientos que comenzó a tener acerca de él, cuando este parecía seguir teniendo la admiración que antes.

—Como decía, cuando Taehyung era adolescente iba a clases de canto, pero su padre al enterarse enloqueció y le prohibió volver a ir —hace una mueca—. ¿Nunca retomaste, luego de que...?

—Los mataran —completa dejando notar que puede decirlo tranquilamente—. No. Jamás volví a retomar, porque cuando mi abuela dejó Estados Unidos y vino a Seúl a cuidarme, me acusaron de haber hecho algo así —suelta una risa amarga—. En ese tiempo traté de demostrar que soy inocente y cuando lo conseguí, sólo me encargué de estudiar,  como también buscar algún trabajo.

—Sí, recuerdo que fui llamado para declarar sobre que esa noche estuviste conmigo —suspira.

—Seokjin al terminar de estudiar comenzó con las importaciones y exportaciones, por lo que no dudé en unirme, pues necesitábamos dinero que se nos había ido con los abogados —explica tratando de mostrarse tranquilo—. Pero en cuanto mi abuela falleció decidí irme a Estados Unidos donde ella vivía antes. Jamás volví a pensar en el canto de esa manera.

Eunji estaba completamente sorprendida por todo lo que pasó, no es como si su esposo no le hubiese contado, pero escucharlo de la propia boca de Taehyung, la hacía estremecer, mientras que Namjoon no podía evitar sentirse mal por él, pues no se le hacía para nada justo.
Yehyun al ver como las facciones del rostro de su novio se endurecieron, dejando notar que aún le afectaba tomó su mano entre las suyas apoyándolas en su pierna, a lo que este le regaló una media sonrisa tranquilizadora.

—Deberías haberlo hecho —opina Yehyun—. Tienes una voz profunda que causa tantas sensaciones.

—Estoy de acuerdo —asiente Namjoon—. Otra persona que también canta es Jungkook, aunque sólo lo hace por hobby.

—Oh, ¿cuándo canta en la ducha o cuando lava los trastes? —ríe—. De todas formas, tiene una linda voz JK.

—La tiene, pienso que debería haberse dedicado a eso, como tú, Taehyung, a día de hoy quizás serían grandes famosos —asegura con una sonrisa.

—¿Jungkook canta? —pregunta asombrada, Yehyun—. Oh, me hubiera encantado escucharlo, porque sólo lo escuchaba tararear...

Taehyung volteó a verla con su mandíbula apretada, empuñando las manos al sentir su sangre hervir por su interés en él.

—Ésto tiene que ser una puta broma, Yehyun —murmura levantándose rápidamente, para luego correr su silla bruscamente y salir.

La castaña al notar lo que provocó comenzó a sentir culpa, miró la pareja los cuales estaban sorprendidos y por lo bajo murmuró un "lo siento", para luego salir.
En cuanto lo vio y notó que caminaba de un lado hacia el otro, mientras trataba de mantener la calma, se acercó lentamente.

—Taehyung...

—Jungkook ésto, Jungkook lo otro —habla cínico—. ¡No puedes olvidarte de él un maldito segundo!

Detestaba darse cuenta que tenía razón, pues no lo pensó en cuanto sus palabras escaparon de su boca. No pensó que no era correcto porque molestaría a su novio, como tampoco era correcto que Namjoon hablara sobre él porque sabía lo que pasó.
Al notar como las personas que pasaban los miraban y algunos que se encontraban sentados allí afuera, bajó la cabeza sintiéndose incómoda.

—¿Podemos hablarlo en otro momento?

—¡¿Por qué no puedes olvidarte de él un maldito momento?! —la toma del brazo, pero ella logra zafarse rápidamente.

—No es el momento, ni el lugar.

Al voltear y ver por la vidriera que Namjoon y Eunji estaban mirándolos, soltó un suspiro, al igual que Taehyung, que pasó los dedos por las hebras de su cabello tirando de este mientras trataba de calmarse.

—Estoy cansado de que Jungkook tenga que seguir estando presente —admite con más tranquilidad—. Me destroza darme cuenta que no puedes sacarlo de tu vida.

—Lo siento, ¿sí? —murmura angustiada, acercándose—. No lo pensé, yo...quiero estar contigo, que haya dicho eso no significa absolutamente nada.

—¿Cómo puedo creerte? Dímelo —la mira desesperado.

—Luego de lo que pasó entiendo que no creas en mis palabras, porque me he equivocado demasiado —acaricia su mejilla—, pero aún así, te lo demostraré. Lo prometo, volveré a ganarme tu confianza.

El castaño soltó un suspiro de alivio al escuchar sus palabras y apoyó su frente en la de ella por un momento, para luego juntar sus labios en un pequeño beso de reconciliación.
Al separarse volteó a ver nuevamente hacia la vidriera donde Namjoon seguía observándolos, por lo que tragó en seco al darse cuenta del show que había causado, pensando en cómo haría para volver entrar allí y actuar como si nada.
Temía que el más alto le comentara a Jungkook que aún sin intentar nada, seguía presente en sus vidas causando discusiones, cuando quería más que nada demostrarle que Yehyun le pertenecía y no había forma de que la alejara de él porque lo elegía.














(...)













Taehyung se despidió de Namjoon al estar a unas cuadras de su casa, pero a medida que se iba acercando y pudo divisar las luces de autos de policía, sintió su corazón dar un vuelco. Comenzó a temblar, pensando si sería correcto aparecer o era mejor huir, porque los recuerdos de las cosas que hizo a pesar de no querer aparecieron en su mente.
¿Si sabían que era un maldito asesino y lo estaban a buscando para encerrarlo en prisión? ¿Cómo podrían perdonarlo sus padres? Pensaba, tomando la decisión de correr en la dirección contraria, pero al ver las luces también de ambulancias, volvió a correr hacia su casa lleno de temor.

En cuanto llegó escuchó a los policías hablar por radio sin comprender que sucedía, pero al ver como sacaban una camilla con una bolsa negra que cubría un cuerpo sintió sus latidos acelerarse.
Quiso correr hacía allí, pero rápidamente un policía lo tomó de la cintura impidiéndoselo.

—No puede entrar, joven.

—¡Es mi casa! —grita desesperado, odiándose por ser tan débil y no poder soltarse de su agarre—. ¡Déjeme!

—No...

Taehyung logró soltarse de su agarre y comenzó a correr hacia la camilla que estaban por subir a la ambulancia, pero empujó al paramédico para abrir la bolsa. Al ver el rostro pálido de su padre, soltó un grito ahogado cubriéndose la boca con las manos, mientras las lágrimas nublaban su vista.

—No, no, no. No puede estar pasando —niega con la cabeza, sollozando—. ¡Mamá!

Comenzó a correr hacia la entrada de su casa y al ver como sacaban otra camilla de la misma manera, rompió en llanto.

—¡No! ¡No me digas que es mi madre, por favor! —grita rogante, mientras el hombre desvía la mirada sintiendo pena por el joven.

Pasaron por su lado sacando la camilla y Taehyung cayó al suelo, sin fuerzas, soltando un grito ensordecedor. Golpeó el suelo con sus manos empuñadas, sintiendo como su rostro se contrae de dolor y sollozos ahogados escapaban de sus labios.

—¡Mamá! —solloza desconsoladamente—. ¡Papá!

Se sentía completamente perdido al escuchar las sirenas, las personas hablando que entraban y salían de su casa. Las náuseas hicieron su aparición, como el miedo, sin poder creer lo que estaba pasando.
Su alma jamás sintió un dolor tan grande hasta que vio a sus padres muertos. Muertos por su culpa, por haberse ensuciado las manos por conseguir dinero deseando ser el orgullo de su padre. Ahora sentía que su alma había muerto y no había nada que pudiera hacer para revivirla, mientras que su corazón se negaba a creer que había perdido a sus padres por dejar que Jin se encargara de lo que no se atrevía.
Desde entonces, verían otro hombre completamente distinto a quien había sido, porque el dolor lo estaba consumiendo.

—Joven, debe acompañarnos a la estación de policía.


...


— ¡Mamá! —suelta un grito ensordecedor que hace su garganta arder.

Su pecho subía y bajaba, sentía su piel completamente sudada, mientras las lágrimas caían por sus mejillas reviviendo el dolor de haber perdido a sus padres.

—Taehyung, ¿estás bien? —aquella voz femenina lo hace reaccionar—. Amor...

—Oh, Dios —rompe en llanto y Yehyun no duda en abrazarlo, por lo que este apoya su cabeza en su pecho—. Mis padres, Yehyun. Mis padres.

El castaño empezó a sollozar desconsoladamente, porque los recuerdos habían comenzado a atormentarlo. No podía dejar de sollozar a pesar de sentir los brazos de la persona que amaba, la cual acariciaba su cabello por más que estuviese algo húmedo por el sudor.

Estaba exhausto de cargar con tanto dolor y tener que reprimirlo para seguir su día. Quería gritar hasta quedarse sin voz, quería acabar con él mismo de una vez, aunque ya lo había intentado.

Estaba completamente acostumbrado a reprimir sus emociones luego de tantas perdidas y secretos que eran mejor llevarse a la tumba, porque la persona que amaba jamás sería capaz de aceptarlo, lo cual le dolía demasiado.
Pero aquella mañana al despertar, no pudo evitar explotar, y por primera vez sintiéndose cómodo al desmoronarse en los brazos de otra mujer que no era Dalmi.

—Te necesito, Yehyun.

—Estoy aquí, amor —murmura con sus ojos cristalinos al verlo de esa manera tan desgarradora—. Estoy aquí y siempre lo estaré.

—Sólo tú puedes salvarme. Hazlo, por favor —solloza desconsoladamente, aferrándose más a ella.

Yehyun no sabía qué decir al respecto, mientras las lágrimas brotaban porque le dolía demasiado verlo así y no saber qué hacer para ayudarlo, pues aunque quisiera ayudarlo, no podía ya que ella también se sentía cada vez más perdida.















(...)
















Namjoon se dirigía a su oficina. mientras leía unos expedientes. Estaba demasiado ansioso, pero trataba de ocultarlo para no despertar la curiosidad de una persona. Últimamente, estaba recibiendo muy buenas noticias y todo le estaba saliendo mejor de lo creía, por lo que trataba de soportar las ganas de contarlo. porque quería tener absolutamente todo.

Jungkook entró a su oficina, por lo que alzó la mirada, dejando el expediente en el escritorio.

—Recuerda que no puedes esforzarte de más —habla alzando una ceja—. Cuida tus costillas. Deberías tomarte la última semana de descanso.

—Lo sé —suspira.

—Antes de irme necesito decirte algo.

—Dime —lo mira curioso.

—Tenías razón acerca de Taehyung —presiona los labios y este lo mira sorprendido—. Siento que hay algo oscuro en él y no sabes cuánto lamento no haberme dado cuenta antes. No haberte escuchado.

—¡Te lo dije!

—Deberías luchar por Yehyun.

—¿Qué? —pregunta sorprendido—. No...

—Taehyung no la trata bien —suspira—. Deberías haber visto como enloqueció en la cafetería ayer.

—¿Por qué no me dijiste nada? —lo toma del brazo mirándolo desesperado—. Yoongi tenía razón, ese hijo de puta...

—Lucha por ella si sigues amándola, Jungkook.

—Yo...no puedo —murmura angustiado—. Estoy con Yangmi...

— No la amas. Sé que has estado juntando dinero, úsalo y llévatela muy lejos de aquí para que él ya no intente separarlos —apoya la mano en su hombro y le sonríe—. Lucha por lo que te haga feliz, Jungkook.

Aquellas palabras se habían instalado en la cabeza de Jungkook. Quería que Yehyun se alejara de Taehyung, quería que fuese feliz, pero no sabía si era correcto volver a luchar por ella, porque no quería romper el corazón de Yangmi. Tampoco sabía cómo perdonar del todo a la castaña por el daño causado, aunque la idea de irse juntos para empezar de nuevo se le hacía tentadora, porque ya lo había prometido, pero se suponía que lo haría en cuanto se perdonaran, algo que aún no sucedía.
Mientras que Namjoon deseaba que lo hciera, porque quería lo mejor para él, quería que fuese feliz con quien tanto amaba y por más que sintiera cariño por Taehyung, creía que no era el mismo buen chico que había conocido y no toleraba su manera de comportarse con la castaña.

—Oye, ¿por qué casi no te veo? ¿En qué estás tan ocupado? —decide cambiar de tema de conversación.

—Aún no puedo decirte, pero puede que hoy todo se acabe.

—¿A qué te refieres? 

—Jungkook, ésto lo hago por ti. Quiero que al fin sientas paz.

 —¿Te refieres a V? —pregunta curioso—. Dime qué has averiguado...

—Lo siento, no puedo —suspira.

—¿Yangmi está ayudándote?

—No. Ésto lo estoy haciendo solo, porque así trabajo mejor y nadie puede arruinar nada —aclara antes de salir.

—¡Namjoon!

A pesar de sus llamados siguió caminando, pues estaba apresurado porque recibió la dirección que tanto esperaba. Pero en cuanto salió,  se encontró con su esposa, la cual sonrió llevando un mechón de su cabello detrás de su oreja y este no pudo evitar sonreír.

—¿Qué haces aquí, cariño? —pregunta curioso.

—Te traje para comer —alza la bolsa de su mano—. Hoy te fuiste temprano sin almorzar.

—No era necesario —sonríe tomando la bolsa.

—Tengo que cuidar a mi marido porque él no sabe hacerlo —ríe para luego juntar sus labios en un pequeño beso.

—Me gusta que me cuides —admite acariciando su mejilla—. Pero ahora tengo que cuidarte yo a ti, así que te acompañaré a casa...

—No es necesario. Además, tú estás muy ocupado.

—¡Namjoon! —escucha el grito de una voz masculina y voltea a ver a su amigo.

—¿Sucede algo? —pregunta confundida.

—Necesito que me digas lo que sabes —habla agitado.

—Hagamos algo. Tú encárgate de que llegue bien a casa, y yo te esperaré aquí para contarte, mientras como la deliciosa comida que me preparó mi esposa —sonríe.

—¿Lo prometes? —lo mira desconfiado.

—Amor, no necesito...

—Lo prometo. Te veo luego JK —le regala una sonrisa con sus típicos hoyuelos y su amigo no puede evitar sonreír.

—Está bien. Lo prometiste —lo señala acusatoriamente, causando su risa y se acerca al coche para subirse—. Vamos, Eunji.

—Te amo, ¿sí? —Namjoon se acerca a ella acariciando su mejilla, perdiéndose en sus ojos cafés—. Cuídate mucho, cuando llegue a casa les daré mucho amor.

—Eso espero —murmura con una sonrisa—. Te amo, Namjoonie.

—¡Cuídamela, JK!

—¡Con mi vida!

Al verlos alejarse soltó un suspiro, dejando la comida arriba de un coche para dirigirse al suyo. No tenía tiempo para cumplir con la promesa que le hizo a Jungkook, por más que se sintiera mal por eso, prefería darle la información completa, y poner frente a él al asesino de su padre de una vez, antes que crearle ilusiones con algo que podía llegar a salir mal.
No quería seguir viendo a su mejor amigo frustrado, ahogándose en la desesperación y el dolor. Anhelaba darle la paz le habían arrebatado hace años.
Quería hacer algo bueno por él, como este lo hizo al acercarlo a quien ahora era su esposa, porque sentía que se lo debía, ya que le había dado una de las alegrías más linda de su vida.

Luego de acabar con eso, quería tomarse unas vacaciones para irse de luna de miel junto a su esposa. Ya tenía todo planeado y ansiaba llegar a ese momento de una vez donde todo sería solamente felicidad.

Condujo varios minutos, hasta llegar a donde había unas casas pequeñas, descuidadas y el ambiente no era demasiado bueno, pues siempre debían patrullar aquella zona.
Estacionó el coche y comenzó a caminar sin dejar de mirar hacia sus costados, hasta que entró a un callejón descubriendo la entrada de una pequeña bodega donde un hombre lo esperaba.
Este tenía el cabello largo atado, una gorra, tez morena, rápidamente al verlo supo que no era coreano. Tenía unos grandes ojos azules, labios gruesos donde reposaba un cigarrillo, un gran cuerpo robusto lo que dejaba notar sus anchos hombros.
Llevaba una campera de cuero negra, camiseta blanca, jean negro y zapatillas blancas. Al acercarse notó que es por pocos centímetros más alto, pero aún así no se sintió intimidado por su tamaño y por quién era.

—Tardaste demasiado —su voz suena ronca.

—Tuve unas cosas que hacer. Ahora enséñame toda la información por la que te pagué.

Mantuvo su mirada por más que este quisiera intimidarlo, pagó demasiado para tener información y no iba a dejarse intimidar por nadie.
Este hizo una mueca y se puso de cuclillas para abrir la puerta de la bodega, pero este al verla vacía, frunció el ceño, hasta al entrar vio un escritorio y alguna que otra caja, por lo que se alivió.

—Estás seguro que V no sabe que estás traicionándolo, ¿cierto? —inquiere alzando una ceja.

—Sí. Llevo años siendo de su absoluta confianza, como también lleva años pagándome por ésto y cada vez es menos dinero. ¿Puedes creer que sea tan estúpido? —sonríe—. Aquí está toda la información que ocultaron tras la supuesta muerte de Soohyun, que sacaron todas las cosas de su casa en cuanto lo mataron. Las dejaron por si de casualidad no llegaba a estar muerto, ¿y qué crees? —alza una ceja—. No lo está.

—¿De qué hablas? —frunce el ceño revisando documentos sobre propiedades de terrenos donde las firmas cambian, pero aún así son de V para cultivos ilícitos—. Hijo de puta, siempre utiliza a otros hombres.

—Así es. Soohyun está vivito y coleando, a pesar de que V es su creación, ambos tienen pruebas para hundirse —chasquea su lengua—. Pero aún ninguno se ánima, sólo se dedican a esperar a que el otro dé el primer paso.

—Pero él protege a V...

—Claro que lo protege —sonríe cínico—. Pero porque no quiere que otra persona lo destruya. Quiere destruirlo él y estoy seguro de que está esperando el momento justo. No traicionó a Lee Baek por nada.

—¿Lee Baek también tenía tratos con Soohyun? —abre sus ojos a la par sorprendido.

—Eran mejores amigos desde hace demasiados años. Siempre estuvieron los tres muy cerca, más de lo que crees.

—¿De qué hablas? —lo mira desconcertado.

—Tú sigue revisando y verás de lo que hablo —sonríe—. Yo era quien le guardaba toda la información a Soohyun antes, pero cuando "murió", V me pidió que hiciera lo mismo por él.

Siguió revisando documentos sobre pagos demasiados grandes. Frustrado decidió prender la computadora para así seguir buscando información que le sea más útil. Aún estaba sorprendido por las palabras del moreno llamado Paul, y se sentía algo aliviado por tener un poco de información, pero necesitaba acabar con todo ese mismo día.
Comenzó a revisar adentrándose más en las personas que tienen tratos con V, sintiéndose sorprendido por la cantidad de narcotraficantes de los que no tenían la mínima idea, pero ansiaba acabar con todos. Hasta que revisó grabaciones, sobre la misma bodega y al ver a un hombre entrando, volteó a ver a Paul.

—¿Qué hace él aquí? —señala al de cabello castaño claro—. ¿Quién es él?

—Oh, él se hace llamar Adrem —explica asintiendo—. Es la mano derecha de V.

—¿Q-Qué? No...no puede ser.

—Claro que sí —sonríe—. Todos le tenemos mucho miedo, es demasiado peligroso, hasta algunos le tememos más a Adrem que a V. Créeme es un maldito psicópata, lo hemos visto degollar a personas hasta por un mínimo error.

—Él es Seokjin. Kim Seokjin —murmura atónito—. Era mi amigo...

—Vaya, que pequeño es el mundo, ¿no cree, Oficial Kim? —suelta una pequeña risa cínica—. Nunca se termina de conocer a las personas.

Namjoon se levantó rápidamente tomando su radio portátil, sintiendo los latidos de su corazón acelerados y su pulso tembloroso luego de lo que descubrió.
No podía pensar con claridad, ni tampoco sabía cómo continuar indagando para desenmascarar a V.
Sentía que el descubrir que Seokjin, el hombre que siempre les había sacado carcajadas, era la mano derecha del narcotraficante más temido, era demasiado para él.

—¡Atención, necesito más hombres donde estoy! ¡Ya sé quién es la mano derecha de V!

—Creo que es mejor que me vaya antes de que venga la policía —escucha hablar a Paul, y decide no darle importancia.

Oficial Kim, ¿acabo de escuchar bien? —la voz agitada de Jungkook se deja escuchar.

—¡Estoy a un paso de descubrir quién es V! —asegura emocionado—. ¡Estoy en Seongbuk-dong, hay una pequeña bodega que encontrarán rápidamente!

¡Vamos en camino!

—V...

Namjoon bajó la radio, preparado para seguir investigando, pero en eso un disparo lo hizo sobresaltar y más al escuchar un cuerpo caer en seco.
Volteó tembloroso encontrándose con el cuerpo de Paul, que recibió un disparo en su frente, por lo que quiso llevar lentamente su mano al arma que se encontraba en su cinturón, pero al ver el rostro de la persona que disparó, se sintió paralizado sin poder reaccionar.

—Es una lástima que las cosas se hayan dado de esta forma, Namjoon —dice aquella voz masculina sonando más profunda.

—¿T-Tae...Taehyung? —titubea mirando por un momento a los dos hombres que se encuentran a sus costados—. ¿Tú...tú eres V?

—Lo soy. Lamentablemente, lo soy.

—¡Tú mataste al padre de Jungkook! —sus ojos arden por las lágrimas retenidas—. ¡Tú destruiste su vida!

—¡Así como destruyeron la mía convirtiéndome en quien soy ahora! —grita furioso bajando su arma—. ¡¿Crees que yo quería ser ésto?! —extiende sus brazos por un momento—. ¿Crees que yo quería ser V, el maldito despiadado V? ¡Sólo quería dinero para ayudar a mi familia y hacer sentir orgulloso a mi padre, pero me mintieron! ¡Yo quería ser como tú, Namjoon! Siempre he querido ser como tú, pero la vida, a veces, no es muy justa que digamos.

Este al escucharlo negó con la cabeza, sin poder creer todas las palabras que salían de su boca, sólo intentaba procesar todo lo que descubrió, sin saber cómo será capaz de decírselo a Jungkook, sin lastimarlo aún más.
¿Cómo podía decirle que quien fingió ser su amigo años atrás, acabó con la vida de su padre? ¿Cómo podía decirle que las dos personas que en poco tiempo se volvieron importante, porque cuando sus vidas eran un desastre ellos lo hacían olvidarse de eso, habían ocultado oscuros secretos? Pensaba, sintiendo como su corazón daba un vuelco y limpió sus lágrimas con su puño.

—Tienes que entregarte, Taehyung —trata de hablar tranquilamente—. Ya has causado suficiente daño...

—¡No más del que me han hecho a mí! —asegura furioso.

—Tus mentiras y las de Jin, acabaron.

—No —niega con la cabeza, riendo histérico—. No permitiré que me encierren.

—Taehyung...—lleva con cautela su mano al arma de su cintura.

—¡Saca tu maldita mano de allí si no quieres que te mate ahora mismo! —lo apunta sobresaltándolo.

— Por favor, hablemos con calma —alza ambas manos enseñando sus palmas.

—Tú no puedes guardar el secreto —murmura dolido.

—Arruinaste la vida de mi mejor amigo—dice con voz débil—. De mi hermano, Taehyung.

—Yo siempre te vi como un hermano, pero tú sólo lo considerabas así a Jungkook. ¡Siempre tiene que ser él! —grita enfurecido—. Si no puedes guardar el secreto, lo siento.

—¡No puedo morir! —habla temeroso—. Taehyung, yo...

—Siempre te admiré y seguiré haciéndolo aunque ya no estés aquí —asegura mientras una lágrima cae por su mejilla—. Lo siento, Nam. Diablos, en serio lo siento.

Namjoon quiso hablar para impedir lo que iba a suceder, pero Taehyung disparó su arma con ambas manos. El sonido fue ensordecedor para él y más al saber a quien estaba arrebatándole la vida por su miedo a ser encerrado tras las rejas.

El cuerpo de Namjoon cayó al suelo en seco causando un estruendo, mientras la sangre de su frente comenzaba a brotar de manera lenta cayendo al suelo blanco.

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Se esperaban que Taehyung fuese capaz de matar a Namjoon para salvarse? ¿Qué creen que pase ahora?

Con ésto ya estamos llegando al momento crucial, me emociona y a la vez me pone triste porque cada vez está más cerca el final

Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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