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5O; AMANTES

AMANTES


Yehyun se encontraba frente a la casa de Taehyung. Estaba cansada de llorar, pero la tristeza de las madrugadas la abrazaba y traía también la última sonrisa que le dio cuando la dejó en su casa después de la boda. Esa sonrisa cuadrada y el murmuro que mató su suspiro.
No había decidido sus sentimientos, pero cuando él lo quiso impactó como un trueno que traspasó cada fibra de su ser, sin embargo, ella decidió comenzar a quererlo cada vez más, sin esperar que este tomara la decisión de abandonarla cuando más enamorada estaba.

Tomó una bocanada aire, comenzando a caminar hacia la entrada, y al tocar la puerta, esperó impaciente unos segundos. Hasta que se encontró con Dalmi, la cual tenía el cabello atado en un rodete despeinado, por lo que suspiró, porque un momento tuvo la ilusión de ver al castaño frente a ella.

—¿Dónde está Taehyung? —enfrenta su mirada.

—Llevo dos semanas diciéndote que no está aquí.

—¡¿Dónde está?! —entra haciéndola a un lado—. ¡Taehyung!

—¡No está, Yehyun!

Comenzó a dirigirse hacia la cocina,  mientras gritaba desesperada el nombre de su novio, esperando que apareciera, pero al no recibir respuesta, subió las escaleras.

—¡Yehyun!

Esta volteó a verla cuando iba por la mitad de las escaleras, sintiendo su respiración acelerada.

—Sé que me detestas porque crees que te arrebaté a Taehyung —dice con los ojos cristalinos—, pero tienes que entender que yo no sabía que era el hombre del que estás enamorada. Ahora yo también estoy enamorada de él, así que por favor, dime dónde está. No seas injusta conmigo —su voz se quiebra—. Estoy cansada de llorar porque me ha abandonado.

—Taehyung, simplemente, salió una noche con Jin y no ha vuelto —dice encogiéndose de hombros—. Me dijo que iba a un bar y nada más. A mí también me abandonó, Yehyun.

—¿Y no tienes idea de dónde pudo haberse ido? —pregunta con un brillo de ilusión.

—No, él es así —suspira.

—¿Por qué no has llamado a la policía? Deberíamos hacerlo...

—Ni se te ocurra hacerlo.

—Pero...

— Donde sea que haya ido, está bien y volverá, ¿sí, Yehyun? —apoya la mano en su hombro, tratando de hacer a un lado los celos—. Confía en él, porque conmigo no fue capaz de tratar de comunicarse, como lo hizo contigo.

Sin poder evitarlo, rompió en llanto, mientras bajaba las escaleras decidida a irse, pues se sentía humillada por haber creído que Taehyung realmente la quería y que era diferente. Por momentos hasta se decía que quizás eran mentiras de Dalmi, y ellos estaban nuevamente juntos, por lo que llorar frente a ella se le hacía aún más humillante.














(...)













En Brasil se encontraba Taehyung, completamente desesperado y frustrado al no poder cumplir con el trabajo que le ordenó Soohyun. Seokjin estaba a su lado observándolo por momentos caminar de un lado a otro, mientras miraba la hora en el reloj de su muñeca, cansado de esperar alguna señal de quien buscaban.

—Necesito volver a Seúl, maldición —dice entre dientes, tirando de su cabello.

—Hubieras pensado antes de aceptar ésto.

—¿Acaso querías acabar muerto? —Jin se encoge de hombros—. A ti te da igual, pero a mí no. Tengo quien me espere.

Al escuchar eso este soltó una risa cínica, pero Taehyung decidió no caer caer en sus juegos porque acabaría golpeándolo hasta cansarse.

—Terminarás sufriendo.

—¿De qué hablas?

— Yehyun no te ama. Sigue perdidamente enamorada de Jungkook
—asegura con una sonrisa socarrona—. Si decidió empezar una relación contigo no fue más que por despecho. Así que lo mejor que puedes hacer, es concentrarte en encontrar a Rix.

Aquellas palabras provocaron que sintiera como su boca se llenaba de rabia, obligándolo a empuñar sus manos, mientras que de sólo pensar que podían llegar a estar juntos, su pecho ardía en llamas. Quería gritar para sentirse libre de todas las sensaciones que lograban atormentarlo.

—Cállate, maldito imbécil. Aquí al único que dañaron y le fueron infiel, es a ti —escupe furioso—. Por si lo olvidas estás hablando de tu amiga...

—Por esa misma razón te lo digo —alza una ceja—. Déjala. No permitas que te lastime como Hyewoon a mí.

—¡Cállate! —comenzó a caminar de un lado hacia otro sintiendo su respiración pesada, mientras se atormenta con su imaginación—. ¡Necesito volver, maldición!

—Trata de convencer a Soohyun, que si hasta mañana no tenemos nada de ese imbécil, volverémos a buscarlo luego.

Soohyun volvió a comunicarse con Taehyung, ya que anteriormente este había tenido tratos con un narcotraficante al que le dicen Rix. Este había terminando traicionándolo, llevándose una gran cantidad de dinero, por lo que le ordenó al castaño que lo encontrara para deshacerse de él. Pues, no era ningún imbécil y sabía que era demasiado peligroso, así que decidió arriesgar la vida de Taehyung como también la de Seokjin.
Llevaban dos semanas buscándolo por todo Brasil, no logrando dar con él, solamente con sus hombres con quienes se formaban peleas y terminan matando, esperando así que Rix se atreviera a dar la cara.

—¡Hey! Aquí les traje café porque deben estar muy cansados y tenemos que viajar a São Paulo —habla Soohyun, soprendiéndolos mientras sale de una tienda—. ¿Está todo bien, Taehyung?

—Necesito volver, Soohyun.

—Créeme que, en realidad, no lo quieres —sonríe burlón y el castaño lo mira desconcertado―. Vamos a concentrarnos en ésto que es más importante. No quieres hacerme enojar, ¿cierto?

Taehyung cada día estaba más desesperado. Necesitaba encontrarlo de una vez, sin saber con quién estaba metiéndose, pero le urgía volver a Seúl y saber que todo seguía en orden, que su novia no lo había olvidado y que seguía esperándolo deseosa por verlo, así como estaba él.
La extrañaba más de lo que podía expresar, hasta de sólo pensar en volver a verla, su corazón brincaba de emoción, y una tonta sonrisa aparecía en su rostro, al igual que aparecían sus nervios como si fuese un adolescente que iba a encontrarse por primera vez a la chica que le gusta.












(...)













Jungkook camina furioso hacia la oficina de la Jefa de policía, pues se enteró que Jhope —como aseguró—, logró escapar de prisión acabando con la vida de cuatro policías. Iba empuñando las manos hasta que vio un hombre vestido de negro, junto a dos hombres de Fuerzas Especiales.
Eso despertó su curiosidad, pues nunca había trabajado junto a ellos el anterior Jefe de policía, por lo que se dirigió rápidamente a la oficina de la Jefa.
En cuanto abrió la puerta, Yangmi que estaba junto a Namjoon, el cual estaba apoyado en el escritorio, dejaron de hablar al verlo.

—¿Qué sucede? —pregunta desconcertado.

—Nada, ¿por qué lo preguntas? —pregunta la Jefa de policía, mientras ordena las carpetas que están en su escritorio, tratando de demostrar desinterés—. Sólo hablábamos de cómo podemos seguir los pasos de Jhope.

—Cierto, quizás un policía estaba de su lado.

—Están ocultándome algo —alza una ceja y mira a su mejor amigo, que baja la cabeza confirmando sus sospechas—. ¿Qué me ocultan?

—Jungkook...—murmura Namjoon.

—¡Díganme!

—Es sobre V, ¿está bien?

—¿Y por qué no me lo dicen? —la desesperación se hace notar en el tono de su voz.

—Porque cuando se trata de él, te dejas llevar por tus emociones —reprocha frustrado—. No puedo permitirlo.

—¿Siempre trabajamos juntos y ahora me haces a un lado?

—Es por tu bien, Jungkook —interviene su mejor amigo tratando de sonar calmado.

—¡Sólo estaré bien cuando tenga a ese asesino frente a mí!

—Vete, Jungkook —exige Yangmi.

—¿Qué Diablos...?

—¡Vete! —grita sobresaltándolo—. No permitiré que te actúes como un maldito niño caprichoso.

—Jódanse —sale dando un portazo.

El hecho de que ahora Yangmi, prefiriera contar simplemente con el apoyo de Namjoon, lo hacía enfurecer y más al tratarse de V. Sentía mucha rabia e impotencia al no poder hacer nada para cambiar eso, por lo que decidió ponerse su ropa cómoda que era un sueter amarillo, un jean y zapatillas blancas, para irse aunque su turno no hubiese acabado.
No podía seguir allí tolerando como lo hacían a un lado en la investigación, cuando sabían que era demasiado importante para él y la ilusión que le provocaba.

Sin dudarlo comenzó a conducir hacia la casa de la castaña, pues solía verla siempre que tenía tiempo porque quería hacerle bien aunque sea por unos minutos. Cuando la escuchaba reír hacía que su corazón se acelerara y que no necesitara nada más.
El simple hecho de pensar en ella lo ayudaba a mantener la calma, para no volver a la estación de policía y gritarle lo injusto que era lo que hacían.

Al tocar su puerta esperó impaciente unos minutos, y en cuanto la vio no pudo evitar sonreír, pues llevaba su cabello atado en un rodete, una camiseta rosada con un dibujo de un gato y un short del mismo color. Se le hacía realmente tierna.

—¿Qué haces aquí? —pregunta desconcertada.

—Como siempre suelo venir a verte, no creí que fuera necesario mandarte un mensaje —responde en tono inocente.

—Pues, lo es —extiende sus brazos enseñando como está vestida.

—Estás muy linda —murmura con una sonrisa, para luego entrar sin notar que provocó su sonrojo —. Cocinaré algo, ¿te parece?

—¿Desde cuándo cocinas tanto? Antes solía hacerlo yo.

—Cuando te veía hacerlo fui aprendiendo cada vez más, además de ver tutoriales en YouTube —suelta una risilla—. Bien, manos a la obra.

Dobló las mangas de su suéter hasta sus antebrazos y lavó sus manos, para luego comenzar a buscar los ingredientes que necesita para preparar bibimbap. Mientras tarareana una canción la castaña soltó su cabello, sentándose en uno de los taburetes, mirándolo con una sonrisa en su rostro y apreciando el tono dulce de su voz que la sorprendía, como también le daba paz.
Le gustaba verlo concentrado en la cocina y luego probar sus deliciosas comidas. Estaba acostumbrándose a eso, lo cual comenzaba a gustarle cada vez más, ya que los momentos que pasaba junto a él la hacían olvidarse de sus tristezas. Aunque cuando se iba, terminaba recostándose en su cama, abrazándose a sí misma, llorando desconsoladamente, deseando que el dolor desapareciera de una vez.

Cuando la comida estuvo lista, Yehyun decidió abrir una botella de vino, sirvió en dos copas y luego se sentó en un taburete al lado de él para comenzar a comer.

—Está delicioso —admite sorprendida.

—Lo sé —sonríe egocéntrico—. Tengo buenas manos.

Siguió comiendo disfrutando el sabor, ya que el hecho de que Jungkook le cocinara ,se le hacía demasiado especial por lo que disfruta aún más de la comida, pero al escucharlo suspirar lo miró preocupada.

—¿Qué sucede?

—No tuve un buen día, eso es todo —apoya los brazos en la mesada—. Aún siento algo de rabia.

—¿Por qué?

—¿Recuerdas el narcotraficante, Jhope, que metimos en prisión? —ella asiente, pues había escuchado hablar mucho acerca de ese logro de la policía de Seúl —. Escapó.

—¿Cómo pudo pasar eso?

—Jhope nos lo había advertido, es demasiado ingenioso —chasquea la lengua—. Pero además de eso, me sacaron de una investigación que es muy importante para mí. Ahora Yangmi confía más en Namjoon.

Al escucharlo hablar de esa manera y como rodeó los ojos, no pudo evitar tensarse al pensar que aquello podía llegar a significar que sentía celos de ellos, por lo que trató de borrar esos pensamientos, pues no tenía razón para molestarse.

—¿Estás celoso? —las palabras escapan de su boca y cuando este la mira sorprendido, bajó la cabeza dándose cuenta de su error.

—¡Claro que no! —responde rápidamente—. ¿Por qué llegarías a pensar eso?

—Las veces que los he visto juntos, noté que tienen mucha química —murmura nerviosa.

—Porque ambos adoramos nuestro trabajo. Somos amigos, pero no pasa más de eso y nunca pasará. Mis sentimientos siguen siendo los mismos —al notar sus nervios, decidió volver al tema de conversación principal, para desaparecer la tensión, ya que no quiere arruinar las cosas porque han avanzado demasiado—. Como decía, esa investigación es muy importante para mí porque es sobre V, Yehyun.

—Oh...—sus mejillas enrojecieron al sentirse una idiota por ponerse celosa.

—Pero si pienso con claridad, entiendo porqué decidieron sacarme. Llegué demasiado lejos.

—¿A qué te refieres? —lo mira con curiosidad.

—Es mejor que no lo sepas —murmura desviando la mirada.

—¡Jungkook, cuéntame!

Sabía que ella realmente se preocupaba por él, por lo que no quería contarle lo sucedido y por la distancia que mantenían, creyó que jamás pasaría, lo cual de cierta manera le tranquilizó.
No quiere que enloqueciera por lo que iba a decirle, pues sentía que nadie se preocupaba tanto por él como ella, pero tampoco quería mentirle. Ya cometió ese error antes y aprendió.

—Si no fuera por Saha, probablemente, hubiera muerto el día que atrapamos a Jhope...

—¡¿Qué?!

—Durante el operativo un hombre se me abalanzó, comenzó a asfixiarme y...creo que era más fuerte que yo —suspira—. En realidad, no sé qué sucedió, pero no tenía fuerzas para defenderme porque pensar en el hecho que había perdido de vista a V, me enloquecía.

—¡¿Estás loco?! —se levanta tomándolo del suéter, por lo que él también se levanta.

El hecho de pensar que la persona la cual robó su corazón, el primero que le hizo volver a creer en el amor estuvo a punto de morir de nuevo, provocaba que su corazón se rompiera, por lo que un nudo comenzó a formarse en su garganta. A pesar de tenerlo en frente, el miedo se volvió parte de ella.

—Hey, no llores —la mira preocupado y la abraza—. Estoy aquí.

—¿Cómo pudiste querer darte por vencido? —lo golpea en el pecho—. Eres un imbécil que sólo piensas en ti...

—¿Lo olvidas? Soy JK, nada ni nadie puede acabar conmigo —intenta bromear.

—Te odio.

—Hey, mírame —toma su rostro entre sus manos, limpiando sus lágrimas con los pulgares—. Estoy aquí, frente a ti...

—No te mueras, Jungkook —se aferra a él—. No me dejes aquí. No me dejes sola.

—Jamás lo haré. Lo prometo.

Jungkook la envolvió en sus brazos, no quería separarse de ella, le gustaba tenerla así, porque para él era el único lugar donde ella estaba segura.
Sentía la necesidad de protegerla y mucho más luego de lo que habló con Baek.

—¿Por qué olvidas quién soy? Anda, dilo.

—Eres JK y nada, ni nadie puede acabar contigo —ríe entre lágrimas, observándolo.

—Exacto —la mira tiernamente, para luego depositar un beso en su frente―. Puede que sea un idiota y por esa razón mi vida peligre alguna que otra vez, pero te prometo que jamás te dejaré sola. Siempre voy a luchar para seguir manteniéndome a tu lado y protegerte.

Este volvió a abrazarla siendo correspondido, la castaña sintió que fue un abrazo reconfortante, pero a los pocos segundos se separó con sus mejillas sonrojadas y decidió servir más vino en sus copas.














(...)
















Yehyun tomó su celular entre sus manos temblorosas, sintiendo un nudo formarse en su garganta al ver el último mensaje de Taehyung, que le informaba que estaba afuera esperándola para ir a la boda. En eso, no pudo evitar recordar cuando salió quedando embobada al verlo frente a ella.
Querís explotar, llorar hasta que sus lagrimas acabaran y gritar hasta que su garganta ardiera, porque sentía que lo necesitaba demasiado. Cada día lo extrañana más, pero no podía explotar cuando estaba compartiendo un buen momento con el pelinegro.

Aún así, luego de tantos días, decidió mandarle un mensaje sin importarle saber que quizás nunca lo leería.

Púdrete, Taehyung


Dejó el celular a un lado de su copa de vino, para luego soltar un suspiro, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas, hasta que el pelinegro tuvo la idea de poner música, lo cual se le hizo algo desconcertante a ella, pero aceptó. Cuando la canción romántica comenzó a sonar, sintió como la tensión no tardó en aparecer.
Este se acercó a paso lento y extendió la mano, por lo que abrió sus ojos a la par por la sorpresa, mientras acababa de un sorbo el resto de vino que quedaba.

—En la boda de Namjoon, quería invitarte a bailar —admite tímido—. Pero no quería ocasionarte problemas con...Taehyung.

El nombre del castaño resonaba en su cabeza, por lo que se preguntaba qué podía estar haciendo, si se encontraba bien y lo más importante, si volveria.
Estaba agotada de tanto llorar y de torturarse por creer haber hecho algo mal para que este desapareciera, por lo que soltó un suspiro fijando su concentración en Jungkook.

La canción que sonaba se llama Hopelessly Devoted To You de Grease, y este llevó las manos a la cintura de la castaña, mientras ella las pasaba por sus hombros, tratando de seguir el ritmo de la canción.
No podía quitarle la mirada de sus orbes redondos y oscuros que la miranan dulcemente. Sentía que tenía la galaxia allí por la forma maravillosa en la que brillaban. Estaba perdiéndose en ellos y culpaba a las tres copas que bebió al igual que él, que parecía como si no hubiese bebido nada, a pesar de que tenía las mejillas sonrojadas.

Cuando este sonrió sintió sus mejillas arder, por lo que reposó su cabeza en su pecho, escuchando sus latidos acelerados mientras seguían bailando lentamente. Al policía se le hacía tan pequeña en sus brazos, y podía jurar que estaba percibiendo un pedacito del cielo, ahogándose en la inquietud de su pecho.

—Sé que estás ahogada en el inmenso caos que hay en tu cabeza —murmura en su oído—. Pero te aseguro que todo va a estar bien, y volverás a brillar, mientras me aseguraré de estar a tu lado para ti cada vez que te derrumbes.

Levantó la cabeza para mirarlo, recordando cuanto lo había amado y como perdió. Por eso trató de mantenerse alejada, para no ver su rostro y así no recordar lo patética que había sido, porque una parte de ella no podía perdonarlo. Pero aún así, no podía evitar verlo como si fuera un suceso pequeño que era realmente especial.

—Creo que con esta canción estoy diciéndote todo lo que siento por ti ―murmura desviando la mirada por un momento, mientras una pequeña sonrisa tímida se asoma a sus labios―. Pero de todas maneras te diré que te amo y estoy seguro que lo haré por siempre, Yehyun —admite sintiéndose maravillado por ella.

Abrió su boca para decir algo, pero no sabía qué, porque estaba completamente sorprendida. Pues, era inesperada aquella confesión y no estaba segura de qué sentir al respecto, más que un cosquilleo en su estómago y como su corazón brincaba de emoción.

A Jungkook en ese momento no le importó arruinar la amistad que había dicho querer, para así no seguirla manteniendo alejada, por lo que juntó sus labios. La fémina abrió los ojos a la par por un momento por la sorpresa, pero al sentirse estremecer al volver a probar esos labios delgados, rosados y adictivos, no pudo evitar corresponderle haciendo un sonido involuntario con la garganta, a la vez que llevaba las manos a su nuca, profundizando el beso.
Sentía que en cualquier momento iba a caer al suelo, porque era demasiado débil ante él, pero este con sus fuertes brazos evitaba que eso pase. Bajó sus manos a su trasero apretándolo, provocando que un gemido escapara de sus labios, para luego hacer que enrollara las piernas en su cadera y así comenzar a caminar hacia la habitación.

En ese momento Yehyun, se olvidaba completamente de sus problemas, y de Taehyung. Ya no le interesaba saber si volvería o no, porque Jungkook, era quien se estaba instalando en su mente, sin dejarle lugar para nada más.

La recostó en la cama y se puso sobre ella, metiendo las manos en su camiseta, sintiendo como su piel se erizaba ante su contacto. Una vez la sacó, la tiró a un costado de la habitación, admirando sus  pequeños senos que le encantaban.
Jugaba con ellos succionándolos y mordisqueándolos causando que jadeos escaparan de su boca, hasta que ellla quitó su camiseta. Volvió a juntar sus labios, la besaba con brusquedad y ella le correspondía de la misma manera, aunque estaba sorprendida por su forma de actuar, pero no podía evitar sentirse también enloquecida por el nuevo Jungkook.

Aquella versión de él la hacía sentirse en el cielo, pues le dejaba saber cuánto la necesitaba y nada le encantaba más que eso porque ella también lo necesitaba.

En cuanto se deshicieron de las demás prendas, hizo fricción con él sintiendo lo duro que se encontraba, por lo que este no pudo evitar soltar un gruñido, y cuando quiso sacarle el bóxer negro, se alejó quitando sus bragas rosadas. Dejaba besos húmedos en sus piernas mientras subía, ella creyó que llegaría a su cintura, pero este la sorprendió enterrando su rostro entre sus piernas.

—¡Jungkook! —gime.

—Moría por probarte de nuevo —la observa lujurioso mientras humedece sus labios.

Las manos de ella se enredaron en su cabello corto, cuando este hizo movimientos circulares con su lengua, y dos de sus dedos se introdujeron con facilidad debido a la lubricación y su saliva. Palabras querían salir de su boca, pero sólo salís el nombre del pelinegro como si fuese un mantra.

Cuando sentía que iba a llegar al orgasmo, el policía subió sus besos y ella lo tomó de sus mejillas sintiéndolas húmedas, a causa de sus fluidos que habóan llegado a empaparla hasta sus muslos.
Este sonrió y juntó sus labios por lo que Yehyun sintió su sabor.

Al sentir como su miembro aún cubierto por el bóxer, le rozaba la entrada, ella lo miró llena de pasión y rogante, lo que lo hizo sonreír

—¿Qué quieres, pequeña?

—Te quiero dentro de mí —jadea.

—No tengo preservativo.

—Sigo tomando las pastillas.

Una vez que se sacó el bóxer, liberando su erección, Yehyun lo miró deseosa, por lo que se puso sobre ella. Cuando comenzó a hundirse, un gruñido escapó de sus labios, sintiendo como arqueaba la cadera, clavando las uñas en su espalda al sentir su longitud deslizarse con facilidad, por lo que gimió.

—Me fascinas tanto —murmura con voz ronca.

Al escucharlo hablar así, su interior se apretó justo cuando él salía, provocando que gimiera al sentir como sus paredes lo succionaban. Comenzó a mover sus caderas de una manera espectacular, causando sonidos obscenos por el choque de sus pieles.

Decidió levantar sus piernas apoyándolas sobre sus hombros y se introdujo más, penetrándola rápido, con fuerza y duro. Gritos de placer escapaban de sus labios, mientras él trataba de contenerse esperando por ella.
Cuando sus paredes se contrajeron, un grito diciendo su nombre salió de los labios de Yehyun, por lo que siguió embistiéndola más duro hasta que sintió como la llenó de él, inclinando su cabeza hacia atrás, dejando que las venas se marcaran en su cuello, mientras su rostro estaba enrojecido y sudoroso. Un gemido escapó de sus labios, a la vez que sus cejas se contraían de placer y sus dedos se enterraban en los muslos de ella.

Tomó unas bocanadas de aire, y sin importarle que estuviesen sudados se recostó sobre ella, sintiendo sus piernas temblar,.por lo que sonrió satisfecho, mientras ella comenzaba a acariciar su cabello, algo que extrañó demasiado.

—Te extrañé, pequeña —admite con algo de dificultad al seguir agitado.

—Y yo a ti, Jungkookie —suspira aferrándose a él.

Sólo era ellos dos, nadie más existía en aquel momento y era perfecto para ambos. Eran dos amantes que no pudieron seguir conteniendo las ganas, la lujuria y la pasión. Envolviéndose en una noche de placer, sintiéndose arder en llamas, ahogándose en gemidos que se volvieron absoluta melodía.

¡Hola!

¿Qué creen que pase ahora? ¿Será que Taehyung va a volver pronto?

LA HISTORIA LLEGÓ A +30k LEÍDAS Y ESTÁ CERCA DE LOS 4k VOTOS
En serio muchísimas gracias por el apoyo, lloro, les amo ♡

Admito que no me aguanté la emoción y tuve que publicar el capítulo jajsjs

Espero que les haya gustado, aunque sea al Team JK que por lo visto es el más apoyado

No se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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