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57; DESTINO

DESTINO

Taehyung se encontraba furioso, quería gritar hasta que su garganta se desgarrara y llorar desconsoladamente, pero debía ir a hablar con Gyeong.
Al llegar lo atendieron dos hombres, que rápidamente recordó que los había visto la vez anterior, por lo que estos le dejaron entrar sin dudar.

Una de las tantas mujeres pasó por el living donde estaba Taehyung, por lo que al verlo fue en busca de Gyeong, sin apartar la vista de él, lo que le hizo sonreír arrogante por un momento.
Mientras esperaba comenzó a admirar la mansión de este, el living donde estaba era demasiado grande, las paredes estaban pintadas de blanco con algún que otro cuadro colgado, muebles antiguos y lujosos, sofás grises, y una gran escalera blanca con barandilla negra.

—El señor se tardará un poco —informa algo nerviosa—. Le traeré un café y le guiaré al despacho para que....

—No te preocupes —interrumpe una voz femenina que le trae recuerdos. Se trata de la latina, la cual se acerca moviendo sus caderas de manera sensual, lo que hace que este no pueda apartar la vista de ella—. Ya se lo he preparado. Lo acompaño al despacho.

Pasó por su lado y no pudo evitar aspirar su dulce aroma, mientras caminaban admiraba la vista, sus curvas que quería volver a recorrer con sus manos en ese momento.
Al entrar la tensión comenzó a crecer, lo cual fue notorio para ambos y ella volteó a verlo con una sonrisa, por lo que maldijo a Gyeong, por ponerlo en esa situación.

—No esperaba volver a verte, V —se acerca peligrosamente.

—Ni yo a ti —admite mirando sus orbes verdes.

—Aún tengo ganas de ti —humedece sus labios.

— No creo que sea correcto.

Fue interrumpido por sus labios, los cuales envolvieron a los suyos, introduciendo su lengua. Quería que este notara que era cierto, que no había dejado de pensar en él desde aquella madrugada.
Taehyung al sentir su mano acariciar su erección que comenzaba a crecer, quiso apartarla, pero el pensar como todo su plan salió mal, como Jungkook seguía vivo, como a Yehyun no le importaba sus sentimientos y aún amaba al policía, hizo que su resentimiento creciera.

—Veo que tú también tienes ganas de mí —murmura divertida, arrodillándose frente a él.

El castaño tragó en seco sin ser capaz de hablar, sólo ver atentamente como bajaba su pantalón y bóxer liberando su creciente erección. No pudo evitar admirar como algunas venas se marcaban en su longitud, como también admirar su punta rosada.
Sus manos lo acariciaban lentamente, provocándolo. Este sabía que sólo quería torturarlo, por lo que con una simple mirada ella empezó a masturbarlo, haciendo que un suspiro escapara de su boca.

En el momento en que pasó la lengua por el glande, para luego succionar el líquido de pre-semen, soltó un gruñido. La pelinegra intentaba que entrara todo en su boca, pero como seguía sobrando una parte, empezó a hacer movimientos con su mano ayudándose.
Taehyung gimió y empuñó su cabello, haciendo que los movimientos fueran algo bruscos, lo cual no le molestó en absoluto.

Pasaba la lengua por todo su miembro y este sentía que estaba haciendo un trabajo maravilloso, pues estaba logrando que no pudiera guardarse los gemidos. Al sentir como llegaba al fondo de su garganta, lo que le provocaba alguna arcadas, a él le daban más placer, por lo que apoyó parte de su espalda en la pared.

Luego de un tiempo así, un gran gemido escapó de su boca a la vez que inclinaba su cabeza hacia atrás, mientras las venas de su cuello se marcaban e hizo que lo metiera aún más en su boca. La llenó de él, notando como unas lágrimas escapaban de sus ojos, pero aún así, tragó sin dudar para luego lamer sus labios, haciéndole saber que lo disfrutó.

Tomó una bocanada de aire, mientras subía su bóxer y pantalón. La pelinegra volvió a acercarse peligrosamente, deseando poder sentirlo dentro de ella. Taehyung quería más que nada tenerla sobre él, montándolo como habían hecho aquella madrugada, que lo sorprendió cuando provocó su orgasmo con sus movimientos maravillosos, pero sabía que era imposible porque en cualquier momento podía entrar Gyeong.
Si tan sólo él los hubiera descubierto ella moriría sin dudarlo, por lo que era un juego realmente peligroso, pero excitante para ambos que se deseaban.

—Me encantas, Lucía —murmura con voz ronca, acariciando su mejilla.

—Y tú a mí —sonríe—. Desde que te vi la primera vez, no sales de mi mente.

Aquella confesión sorprendió a Taehyung, pues sabía que tenía ciertos encantos que lograba ese efecto en las mujeres, pero que ella se lo dijera fue realmente inesperado y no pudo evitar sonreír satisfecho.

—Pareces demasiado joven, ¿cómo acabaste aquí? —pregunta curioso.

—Tengo diecinueve.

—Mierda...—abre los ojos a la par por la sorpresa.

—Hace un año caminaba en la carretera durante la madrugada, luego de que el maldito de mi exnovio me hiciera bajar de su coche —suspira—. Fue un mal horario, un mal lugar, ya sabes —rueda los ojos—. Pero llamé demasiado la atención del señor Gyeong, así que al menos no acabe con otros ancianos asquerosos.

—Vaya. Pero de todos modos sigues en peligro, porque en el momento en que se canse de ti.

—Lo sé —se acerca tomándolo de la chaqueta, mirándolo rogante—. Por eso, por favor, llévame contigo.

—No creo que...

—Por favor. Prometo complacerte mejor que al anciano este.

—No puedo —saca sus manos sin ejercer fuerza.

—V, por favor.

—No puedo porque estoy enamorado de alguien —presiona los labios por un momento.

—¿Qué? —suelta una risilla sin creérselo—. Tiene que ser una broma.

—Si no estuviera enamorado, ten por seguro que buscaría la manera de llevarte conmigo, porque tienes algo que me fascina. Pero ahora, sólo me traerías más problemas de los que ya tengo con ella y...quiero recuperarla.

La pelinegra soltó una pequeña risa amarga sintiéndose decepcionada, pues tuvo esperanzas de que aceptara, porque sabía que los hombres como él no eran de repetir, y si lo hacían era porque veían algo especial en ellas.
Taehyung se sentía algo culpable, porque sabía que Gyeong no las trataba bien, y que si ella quería escapar de ahí era porque le tenía demasiado miedo, por lo que se acercó y juntó sus labios, hasta que escuchó unos pasos.

Rápidamente se dirigió hacia el escritorio donde estaba la taza de café y le dio un sorbo, para luego hacer una mueca de disgusto.

—Oh, hola, V —sonríe, pero al ver la mujer que se encuentra a su lado, cambió su semblante a uno serio—. ¿Qué haces tú aquí?

—S-Sólo...yo sólo vine a traerle una taza de café —balbucea desviando la mirada.

—Largo —exige y ella sale rápidamente—. Lamento la tardanza. Estaba ocupado con algo —acomoda su cabello y camisa, por lo que Taehyung supo rápidamente a lo que se refería.














(...)











Jungkook se acomodó en la camilla, soltando un gemido de dolor, llevando la mano a sus costillas, donde tenía unos hematomas. Namjoon lo miró preocupado, pero este levantó la mano indicando que estaba bien.

—Ya falta poco, Jungkook. Estoy seguro que pronto te darán el alta.

—Eso espero. Ya no soporto seguir aquí.

—De todos modos, es estar encerrado aquí o en tu casa por las costillas rotas.

—Diablos, quiero m...

—Ni se te ocurra decirlo, Jungkook —lo mira amenazante—. Nos tuviste aquí llenos de miedo y dices eso, por Dios.

—¿Tú crees que vendrá?

—Yoongi logrará convencerla.

Unos golpes en la puerta los hizo voltear y al encontrarse con Yangmi, no pudo evitar sonreír. Pues, ella solía visitarlo todos los días, hasta quería quedarse por las noches, pero su trabajo no lo permitía, lo cual entendía perfectamente el policía.
Estaba realmente agradecido de que la gran tensión entre ellos haya desaparecido, aunque eso no evitaba que por momentos recordaran lo sucedido, pero ahora podían hablar sin problemas.

—¿Puedo pasar? —sonríe tímida y Namjoon ríe.

—Te veo luego, hermano —apoya la mano en su pierna y se levanta—. Cuídate y no hagas molestar al Doctor.

— Sí, señor —bromea llevando su mano a su frente.

—Cuídalo —se acerca a su Jefa—. Es demasiado terco.

—Lo sé.

Se acercó aún con una sonrisa en su rostro, sentándose en la camilla, y Jungkook la miró con curiosidad, pero también con una sonrisa.
El sentir el apoyo de tantas personas, cuando antes sólo tenía a Saha, le hacía sentirse realmente amado, pero no podía evitar pensar en la castaña, porque por más que lo negara seguía importándole y quería su presencia más que nada.

—¿Cómo estás hoy?

—Como siempre. Detesto lo que me inyectan.

—¿Quieres descansar? —toma su mano, lo cual lo sorprende, pero decide no demostrarlo.

—De las veinticuatro horas del día, duermo unas catorce —ríe—. Creo que ya es suficiente.

—No vuelvas a darnos un susto así, Jungkook —reprocha molesta—. Prometo que encontraremos al maldito culpable.

—Lo sé —medio sonríe.

—Estaba demasiado preocupada por ti.

El pelinegro bajó la mirada a sus manos, acariciando con su pulgar la suya, lo cual la sorprendió y la hizo estremecer. Este subió sus caricias por su brazo, por su cuello, hasta llegar a su mejilla acercándola a él.
Rozó sus narices observando como ella cerraba los ojos, sintiendo su piel erizarse ante su tacto, lo que le hizo sonreír.

—Me gustas, Yangmi —murmura antes de juntar sus labios.

Al principio era un beso suave, lento, donde se daba el tiempo de saborear sus finos labios rosados, aunque por dentro sabía que deseaba más los esponjosos de otra castaña, pero de alguna forma también se le hacían apetecibles y quería más de ella.
Abrió los ojos al sentir una presencia, y al ver que se trataba de quien se adueñaba de sus pensamientos la mayor parte del tiempo, se separó rápidamente, pasándose la mano por los labios, limpiando los restos de la saliva, y sintiendo sus latidos acelerados.

Yangmi algo desconcertada abrió los ojos, y al voltear a ver a Yehyun, se sorprendió, como también no pudo evitar sentir celos, ya que parecía llegar en los momentos menos oportunos para confundir más al pelinegro.

—Lamento interrumpir —dice en casi un murmuro, desviando la mirada—. Yoongi dijo que querías hablar conmigo.

—Yangmi, ¿me permites...?

—Está bien —lo interrumpe levantándose de manera brusca.

—Yangmi...—la voz demandante del pelinegro, la hace voltear—, hablaremos de ésto, ¿está bien?

Esta asintió por el lado de la castaña, no sin antes darle una mirada que la intimidó. Yehyun se sentía completamente humillada de alguna manera, pues no se esperó para nada encontrarse con esa situación otra vez.
Estaba completamente confundida, porque su cabeza decía una cosa, pero su corazón otra.

Se acercó a paso lento a Jungkook, sorprendiéndose de su creciente barba, pero aún así lo veía atractivo.
Este se sentía nervioso, pues por su cabeza nunca se había cruzado la idea de que volviese a verlo de aquella manera, lo que le hacía sentir culpa.

—No esperaba que vinieras...

—Ya lo veo.

— Te escuché...—ella lo mira confundida— el día que viniste aquí a hablarme. Recuerdo tus palabras.

A pesar de que el médico le haya dicho que podía hablarle, porque la escucharía, el que sea cierto la sorprendía, por lo que sintió sus mejillas arder mientras desviaba la mirada.

—Me amas, pero no quieres estar conmigo —presiona los labios por un momento y suspira.

—No es que no quiera —se sienta en la camilla, enfrentando su mirada—. Mi corazón te elige, pero estoy en mi peor versión. Completamente rota y tú no te mereces eso...

—Yo decido qué merezco y qué no...

—Seamos sinceros, Jungkook —lo interrumpe tomando su mano y este la mira fijamente—. Yo aún no te perdono del todo que hayas roto mi corazón, y tú no me perdonas que haya hecho lo mismo.

—Yehyun...

—El amor no se supone que deba doler, así que decido no lastimarte más.

—¿Y por qué Taehyung se lo merece? —inquiere frunciendo el ceño—. Él te ama, tanto que te perdonó.

—Está igual o más jodido que yo —murmura bajando la mirada—. Estoy enamorada y siento que nos merecemos.

—Es una estupidez.

—No para mí —suspira—. Y veo que tú estás con Yangmi.

—Luego de escucharte, comencé a pensar —admite con tranquilidad—. Me gusta Yangmi. También le rompieron el corazón, así que supongo que puedo confiarle el mío y como tú dijiste tenemos mucha química.

—Suerte, Jungkook —sonríe a medias.

Se levantó sintiendo sus ojos arder por las lágrimas retenidas, pues aunque no quisiera, el pensar en Jungkook con otra mujer le dolía. Sentía demasiado celos, porque Yangmi podía darle todo lo que ella no. Ahora los ojos del pelinegro brillarían y su sonrisa encantadora sería también por la Jefa, le haría el amor por las mañanas y noches a ella.
De sólo pensarlo se estremecía sintiendo su corazón romperse, mientras que Jungkook no era capaz de verla a los ojos por la decisión que tomó.

—Y tú suerte con Taehyung.

—¿Jungkook...?

—Dime —la mira esperanzado cuando voltea a verlo.

—Ya no te pongas en más peligro, por favor —lo mira rogante—. A pesar de no estar contigo, no quiero perderte nunca. No lo toleraría.

—Esta vez no fue mi culpa —suspira—. Fue provocado. Alguien intentó matarme, Yehyun.

—Jungkook...—se acerca preocupada—. Prométeme que te cuidarás —al ver su sonrisa, frunce el ceño—. ¿Por qué sonríes?

—Porque tengo la ilusión de que eso signifique que estoy cada vez más cerca de V —admite recordando las palabras de Jhope.

—No sigas con eso, por favor. No puedo perderte, ¿no lo entiendes?

—Me cuidaré. Lo prometo —toma su mano entre las suyas―. Sólo...quiero encerrarlo antes de que me arrebate a alguien más.

Yehyun quiso voltear para irse, aunque le doliera demasiado pensar que esta vez, se acabó definitivamente, pero el policía la tomó de la muñeca, impidiendo que se vaya.

—¿Pequeña? —lo mira curiosa—. ¿Puedo darte un beso de despedida?

Al encontrarse tan cerca de su rostro, no pudo evitar admirar cada centímetro de este, pues seguía despertando millones de sensaciones en ella. Se puso de puntillas, tomando su rostro entre sus manos sintiendo su barba creciente, y juntó sus labios.
El cosquilleo en su estómago estaba de regreso, por lo que en ese momento no le importaba que minutos antes lo haya visto besando a otra mujer, porque lo deseaba y anhelaba que la poseyera  como pensaba que hacía cada vez que estaba con Yangmi.
Se aferró a ella con algo de fuerza, gimiendo de dolor, pero aún así exploró su boca con la lengua, disfrutando cada segundo como si no existiese un mañana, porque lo más probable era que para ellos ya no lo hubiese.

Sus respiraciones eran aceleradas y en la habitación podía escucharse el sonido erótico de sus bocas, con el sabor de sus lágrimas saladas.
Ambos sentían un intenso dolor en su pecho al pensar que era la última vez que se besarían, pero por falta de aire tuvieron que separarse lentamente.

—No importa cómo, ni el cuándo —murmura con voz ronca—. Pero te prometo que el destino volverá a juntarnos, y ya nada va a poder separarnos. Ni siquiera Taehyung, porque si es necesario te llevaré lejos de aquí.

—Promételo —lo mira desesperada—. Prométeme que el día de mañana seremos capaces de perdonarnos y de estar juntos otra vez.

—Lo prometo, Yehyun. Prometo que el día de mañana nos amaremos con más fuerza de la que nos amamos ahora —deja un pequeño beso en sus labios.

Yehyun sonrió algo esperanzada, limpiándose las lágrimas, mientras tomaba una bocanada de aire, sintiéndose débil.

—Te amo —limpia sus lágrimas y este ahoga un sollozo.

—Te amo muchísimo más.

—Adiós, mi Jungkook —voltea para comenzar a caminar, empuñando las manos, tratando de sacar fuerzas para no correr a abrazarlo.

—Adiós, mi pequeña —sonríe angustiado, mientras las lágrimas siguen brotando sin parar.

Su corazón dio un vuelco y al verla cruzar la puerta, un sollozo escapó de sus delgados labios.
Sabía que tenía razón. No podían volver a estar juntos porque no se perdonaban, por lo que todo saldría mal y sólo lograrían lastimarse aún más. Estaba dispuesto a dejar el tiempo pasar tranquilamente, porque tenía la esperanza de volver a estar con ella en un futuro y siendo completamente felices, aún más de lo que lo fueron antes.

¡Hola!

¿Qué opinan de las decisiones que tomó Jungkook?

Se me hizo muy raro editar este capítulo, porque antes por lo extensos que eran tardaba bastante y ahora no JAJAJSKS

Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar, porque el siguiente está potente

¡Nos leemos pronto!

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