46; JEONG DALMI
❝JEONG DALMI❞
—Te mataré...—murmura con dificultad antes de caer inconsciente al suelo.
Jungkook sin dudarlo al escuchar los gritos asustados de ambas mujeres que no pudieron soportar su peso, se acercó rápidamente para tomarlo con algo de dificultad y recostarlo en el sillón, sin importarle que fuese costoso y pudiese mancharlo con su sangre.
Seokjin no entendía qué sucede, porqué lo había mirado de aquella manera y había dicho eso, pero su piel se erizó como también sus latidos se aceleraron.
—Creo que es mejor que te vayas, Jungkook —interviene Jin.
—¿Acaso no ves la situación? —pregunta desconcertado—. Necesito saber qué sucedió para tomar cartas en el asunto.
—Cuando esté estable me encargaré de llevarlo a la estación...
—Pues, me quedaré aquí —alza una ceja―. ¿Tienes algún problema con eso?
—¡¿Pueden dejar de discutir?! —grita al borde de las lágrimas, Yehyun—. ¡Taehyung, por favor, despierta! —lo toma de la camiseta, la cual por partes está rota manchada de sangre y tierra.
Seokjin apretó la mandíbula, mientras lo miraba amenazante, y Jungkook estaba algo sorprendido por su comportamiento, pues antes eran muy buenos amigos aunque siempre solían molestarse, así se divertían y ahora parecían desconfiar el uno del otro. Kim Seokjin parecía ser otro hombre completamente diferente, además de que se notaba que con los años maduró demasiado.
—¡Lo lastimarás! —la aleja la pelirroja y comienza a acariciar la mejilla del castaño, mientras sus lágrimas caen.
El policía al notar aquella situación, miró confundido a Yehyun, la cual los observaba dolida, pero sin ser capaz de apartarla de él.
—Trae el botiquín de primero auxilios —Seokjin le ordena a Yehyun, la cual sin dudarlo corre a buscarlo—. Dalmi, apártate.
Al no querer hacerlo, tuvo que tomarla de la cintura para alejarla de Taehyung, y en cuanto Yehyun llegó tomó algodón y le untó alcohol, para luego acercarlo a su nariz.
El castaño luego de unos segundos hizo una mueca de disgusto, pero abrió los ojos lentamente, sintiéndose completamente confundido y adolorido, por lo que soltó un gemido de dolor tratando de levantarse.
—No. Quédate recostado —Yehyun se acerca y este la mira desconcertado—. Ya estás en casa, conmigo...—toma su mano.
—Kim Taehyung...—interviene acercándose, Jungkook.
—¿Qué haces tú aquí? —alza una ceja tratando de sentarse con la ayuda de su novia, la cual suspiró por no obedecerle.
—Sé que debería descansar, pero necesito hacerle unas preguntas.
—¿Qué haces aquí? —repite mirándolo amenazante.
—Su novia me ha llamado —contesta tratando de sonar relajado y como si no le doliese decir aquellas palabras, mientras la castaña siente una punzada en su pecho al escucharlo.
—¿Por qué...?
—¡Llevas más de un día desaparecido! —exclama histérica.
—Ya estoy aquí —dice con suavidad, acariciando su cabello.
Yehyun rompió en llanto aferrándose a él, aunque este soltó un gemido de dolor, decidió corresponderle por un momento, hasta que ella se dio cuenta que le dolía y lo soltó disculpándose, pero le regaló una media sonrisa tranquilizadora.
—¿Qué le sucedió? —interviene el pelinegro.
—Me asaltaron —responde acomodándose con dificultad.
—¿Cuántas personas?
—Tres hombres.
—¿Sabe sus nombres o pudo ver sus rostros?
—Lo único que pude ver fue como me golpeaban sin piedad hasta dejarme inconsciente —explica entre dientes, sintiendo la rabia volver a aparecer—. No vengas con tus malditas preguntas...
—Intento ayudarlo... —trata de sonar relajado.
—Pues, ¡tu ayuda llega demasiado tarde! —golpea el sillón—. ¡Ya me han asaltado y golpeado! Por algo hablan tan mal de la policía de Seúl.
—Taehyung, cálmate —la castaña toma su mano.
—Te lo dije —dice burlonamente, Jin.
—Si recuerda algo llámeme —suelta una suspiro, tratando de mantener la calma y no gritarle como creía que se merecía.
Yehyun lo miró algo apenada, mientras se levantaba para acompañarlo a la puerta. Taehyung trató de llamarla para impedirlo, porque quería mantenerla lo más alejada posible del policía, pero lo ignoró.
—Lo lamento.
—¿Por qué? —voltea a verla enfrentando su mirada.
—Por llamarte, por como te ha hablado. No lo sé ―suspira. Al levantar la mirada nota en su cuello unos hematomas que provocan rápidamente que se preocupe, acercándose más a él―. ¿Qué rayos te ha pasado en el cuello? Jungkook, ¿por qué estás golpeado?
—Eso no importa. ¿Puedo hacerte una pregunta que quizás...no debería? —pregunta inseguro, lo que hace que Yehyun, asienta—. ¿Es porque no tengo el suficiente dinero como él?
Al escuchar su pregunta no pudo evitar sorprenderse, pues jamás se esperó que pudiera pensar eso porque lo que menos le importaba era el dinero, aunque sus padres siempre se fijaron en eso.
Si bien Jungkook no tenía tanto dinero como Yehyun, ni mucho menos como Taehyung, pero tenía el suficiente para sobrevivir y sentirse cómodo dentro de todo.
—¿Acaso crees que estoy con Taehyung por su dinero? —inquiere indignada.
—No. Pero no puedo evitar ver esta maldita mansión y pensar que quizás...yo no pude, ni puedo darte todas las comodidades que él sí.
—A mí no me importa el dinero, Jungkook —aclara frustrada—. A mí me importa lo que Taehyung me hace sentir.
Al escuchar su respuesta, pasó la lengua por el interior de la mejilla, asintiendo, tratando de ignorar el hecho de que un nudo se formaba en su garganta.
—¿Quién es ella? —mira hacia Taehyung, que está siendo abrazado por la pelirroja lo que hace que Yehyun desvíe la mirada.
—Sólo es una amiga de él.
—¿Estás segura de eso?
No quería lastimarla con sus palabras, pero realmente para él era notable que había algo más y no quería que ella saliera lastimada nuevamente. Mucho menos por alguien que no le agradaba y podía notar que no era un buen hombre, que algo escondía.
Si tan sólo él pudiera ver que estan con una buena persona lo aceptaría y se haría a un lado, pero al no ser esa la situación, sentía que debía seguir luchando por recuperarla.
—Jungkook, vete — sus facciones se endurecen, ya que siente que sólo quiere crearle inseguridades para alejarla del castaño.
—Llámame cualquier cosa —le dedica una última mirada y decide comenzar a caminar.
Esta asintió, pero lo que menos quería era seguir teniendo aquella cercanía con él. Volteó a ver a su novio y soltó un suspiro, porque necesitaba hacer las cosas bien ya que demostraba ser todo lo que quería en un hombre.
Jungkook sólo la confundía, por lo que no quería caer en la tentación y terminar lastimando a Taehyung.
(...)
Taehyung había gritado para que todos se fueran a excepción de su novia, lo cual la había asustado ya que no comprendía qué le sucedía y le desesperaba. Dalmi subió a su habitación sintiéndose indignada porque quería estar para él, mientras que Jin, sin dudarlo se fue sintiéndose algo temeroso por su reacción.
Con dificultad la castaña lo ayudó a subir a su habitación, buscó ropa limpia y luego llenó la bañera con agua caliente.
Una vez que este estaba dentro, ella no pudo evitar mirar cada una de sus heridas, como también los hematomas, mientras tragaba en seco.
No podía creerse como eran capaces de lastimar a alguien de aquella manera, sólo para quitarles sus pertenencias. Sentía mucha rabia, quería cuidar de su novio hasta que se sintiera mejor y cada una de sus heridas desaparecieran.
Pasó con cuidado sus manos por sus brazos, por su espalda donde tenía más heridas y hematomas, sacando la sangre seca a lo que este soltaba algún que otro gemido de dolor estremeciéndose, por más que quería evitarlo.
Sus manos estaban temblorosas por temor a lastimarlo aún más, se sentía demasiado preocupada por él, ya que este tenía la mirada en un punto fijo y parecía estar perdido en sus pensamientos.
Comenzó a enjuagar su cabello cuando este llevó las manos al rostro, ya no pudiendo controlar sus sollozos silenciosos, por lo que se puso a su lado rápidamente tomando sus manos, mirándolo preocupada, mientras él tenía sus orbes inyectados de sangre, dejándole notar la rabia y el dolor que ocultaban.
—Vas a estar bien —asegura con suavidad—. Y yo estaré aquí para cuidarte.
—No lo entiendes —habla entre dientes, sintiéndose desesperado, como si quisiera gritarle toda la verdad—. Estoy jodido.
—No digas eso...
Se sentía reventar por la rabia contenida y lo menos que quería era descargarse en la mujer que quería, pero es que era la única que estaba allí a su lado. Había confiado ciegamente en Jin, creyó que era su amigo, además de su mano derecha, pero saber que por su culpa, por su ambición, habían muerto sus padres, lo destruía nuevamente.
Era como revivir aquella dolorosa madrugada donde una gran parte de él murió.
—¡No puedo confiar en nadie!
—Claro que sí. En mí.
Este soltó una risa amarga que fue reemplazada por un sollozo al recordar sus miradas con Jungkook, como había pasado de sus llamados quizás para estar más tiempo con él y a solas.
—Vete.
—Amor...
En otra situación aquella palabra habría acelerado sus latidos y provocado una sonrisa en su rostro, pero la rabia lo consumía al igual que el resentimiento y se sentía reventar.
—¡Vete, Yehyun! —grita furioso provocando que se sobresalte—. ¡No quiero verte! ¡Vete, por favor!
La castaña se levantó sintiendo un nudo en su garganta y salió dando un portazo, mientras lo escuchaba sollozar desconsoladamente, como también sus gritos de rabia. Caminana por el largo pasillo sintiendo como las lagrimas caían por sus mejillas, tratando de no seguir su impulso y correr nuevamente hacia el castaño, porque el que le gritara de esa forma le duele demasiado, pero saber que estaba destrozado le hacía querer seguir allí para él.
Al levantar la mirada se encontró con Dalmi, la cual la miraba desconcertada.
—¿Y Taehyung? —pregunta preocupada.
—Me ha pedido que me fuera —responde en casi un murmuro inaudible, desviando la mirada.
—¿Está todo bien?
—No. Está llorando y grita como loco...—la pelirroja no terminó de escucharla que empezó a correr hacia su habitación—. ¡Dalmi, no vayas! Está...
Tragó saliva con dificultad, tratando de calmar sus celos y siguió su camino. Recordaba como aquella vez que este tuvo un ataque, ella había sido quién pudo calmarlo. Detestaba saber que no podía hacer nada y que la indicada era otra mujer, por lo que comenzaba a pensar que Taehyung no debía estar con ella, sino con Dalmi, sólo que no se había dado cuenta de sus verdaderos sentimientos.
(...)
Sin dudarlo fue a la casa de Hyewoon, porque necesitaba desahogarse con alguien. Podría haber ido a la casa de su mejor amigo, pero necesitaba hablar con alguien que conociera a Taehyung, y que no sólo dijera cosas malas sobre él como pasaba con Yoongi.
La pelinegra sirvió café en ambas tazas y comenzaron a conversar, mientras ella escuchaba atentamente cada palabra de su mejor amiga.
—¡Simplemente, entró aunque él estuviese desnudo! —exclama molesta—. Y créeme, estoy segura de que a ella no la rechazó.
—Ellos se tienen demasiada confianza, Yehyun —hace una mueca—. Y no es como que ellos no se hayan visto desnudos. Se conocen hace como cinco años y estuvieron como dos años de novios.
—Ya, pero se supone que ahora es mi novio...
—¿Qué te molesta más? —pregunta curiosa—. ¿Qué Dalmi entrara estando desnudo o que sea su apoyo?
—¡Ambas!
—Si quieres seguir con Taehyung, tienes que aceptar que es parte de su vida. No puedes competir con ella, porque saldrás perdiendo.
—Es que no quiero competir. Además que sé que perderé, ella me agrada a pesar de que ya no seamos amigas —suspira—. Pero, ¿acaso no tuve suficiente con Jungkook? Siempre termino siendo la segunda opción —dice en un murmuro casi inaudible, sintiendo como su corazón da un vuelco al recordarlo.
— Te hablaré sobre Dalmi —se inclina hacia adelante—. Cuando la abuela de Taehyung falleció, él se encontraba devastado, pues como sabes no tenía a nadie más. Estaba muy solo, pero una noche hace unos cinco años, antes de irse de aquí se encontró con ella —presiona los labios—. Estaba golpeada y asustada, había entrado a su coche sin permiso. Taehyung al verla de aquella manera no pudo evitar ayudarla, aunque no era esperado decidió hacerlo. Sin recibir nada a cambio, ni siquiera una explicación de porqué se encontraba huyendo. Se veía reflejado en ella quizás, porque él quería huir de todo lo que pasó y pasaba en su vida —Yehyun la escucha atentamente, imaginándose cómo pudo haber sido aquella noche—. Y cuando ambos se tuvieron confianza, le contó que su padre la golpeaba y había intentado abusar de ella. También es una de las razones por la cual Taehyung la sobreprotege tanto.
—¡Oh, Dios! —se cubre la boca con la boca—. Maldito desgraciado...
—Él se dejó conocer y se convirtieron en el apoyo del otro. Nadie lo conoce tanto como ella —asegura haciendo una mueca—. Por lo mismo te digo, jamás podrás hacer a un lado a Jeong Dalmi.
—Es que no es lo que quiero —suspira—. Y ahora mucho menos.
Pasó las manos por su rostro sintiéndose completamente frustrada, porque quería eliminar aquellos celos, pero ahora estaba más segura de que Taehyung eligió mal. Dalmi era muy especial para él.
No había dudas de que era la indicada aunque este negara amarla de la forma en que ella lo hacía.
—¿Sabes algo de Yoongi? —pregunta curiosa la castaña, ya que no quería seguir pensando en lo que podría estar pasando entre Dalmi y Taehyung, en su ausencia porque se llena de inseguridades—. Sólo me ha enviado un mensaje diciendo que estaba bien.
—En cuanto venga Jin, iré a verlo.
—¿Por qué no vamos nosotras dos?
—Porque a él no le gusta que esté cerca de Jimin cuando no está presente —murmura incómoda rascando su nuca.
—¿Eso por qué?
—A Jimin le gusta coquetear con todos, ya sabes como es...
—Conmigo no lo hace —murmura desconcertada—. Es más, nos detestamos.
—Oh, no lo sé.
—¿Estás bien? —la mira preocupada.
—Claro, es sólo que ya viene Jin, y...
—Oh, entiendo. Me iré.
A pesar de notar su nerviosismo y que algo no estaba bien en su relación, decidió irse para no incomodarla mucho más. Pues, sabía que cuando estuviese preparada hablaría con ella. Además, estaba segura que lo resolverían porque no había amor más puro que el de ellos. Mientras tanto en su mente no dejaba de repetirse los gritos de Taehyungz y las palabras de Hyewoon sobre la historia de Dalmi.
Realmente, no sabía qué hacer, porque no creía ser capaz de soportar sentirse usada otra vez como pasó con Jungkook.
(...)
Los días pasaban y Jungkook se encontraba cada vez más desesperado, con mil ideas en su cabeza, pero tratando de no perder por completo las esperanzas. Trataba de aferrarse a la última pieza de cordura para no caer en la locura por la decepción.
Caminaba de un lado a otro, mientras que Jhope, que estaba sentado mirándolo con una sonrisa socarrona al saber que lo estaba haciendo perder la paciencia, pasaba la mano por la mesa y le daba toques con sus dedos. Sólo le faltaba tararear para demostrar lo tranquilo que estaba.
—En los camiones encontraron ciento diez toneladas de cocaína y treinta de metanfetaminas —apoya las manos en la mesa—. Llevan buscándote por años, ¿sabes cuántos pasarás encerrado?
—¿Por el resto de mi vida? —lo mira sonriente, alzando ambas cejas.
—¡Exacto! —trata de mantener la calma y se toma el puente de la nariz por momento—. Pero si me dices algo acerca de V que pueda ayudarme, prometo que haré que pases menos años —lo mira esperanzado.
—O sea, que puedo llegar a salir a los noventa y cinco años —pasa la mano por su barbilla, como si estuviera pensando, pero luego suelta una carcajada.
—¡Habla de una maldita vez! —golpea la mesa.
—Yo no traiciono a mis amigos —alza una ceja.
—¡Diablos! —pasa los dedos por el cabello tirándolo hacia atrás.
—Deja de perder tu tiempo —apoya la barbilla en la mano—. No diré una sola palabra y tampoco pasaré mucho tiempo encerrado, porque si estoy aquí es porque quiero —sonríe—. Me conviene estarlo por el momento.
—¡No saldrás nunca de aquí! —empuja la silla donde estuvo sentado—. ¡Me aseguraré de que te pudras en prisión!
Al salir escuchó la gran carcajada burlona de Jhope, sintiendo dolor, decepción, rabia y desesperación.
Se negaba a ver la realidad de lo que sucedía, que cuando creía acercarse más a V, en realidad, más se alejaba.
Caminó hacia la oficina de la Jefa de policía, mientras frotaba sus sienes tratando de mantener la calma, y borrar los recuerdos que podían hacerlo romperse en ese momento que no era el más oportuno.
Dio unos toques y al escucharla hablar, entró buscando las palabras correctas para decirle que fracasó tratando de sacarle información importante.
—Fracasé, no va a hablar —suspira pasando la mano por su frente.
—Oficial Jeon, quiero presentarle al nuevo Oficial Kim —señala a su costado.
Este frunció el ceño completamente desconcertado, pues no le había dicho nada sobre que alguien más iba a unirse. Pero al voltear y encontrarse con un hombre de tez canela, cabello castaño corto, cejas gruesas, la forma de su ojos de dragón, con un color café intenso, labios carmesí gruesos, alto y cuerpo robusto, no pudo evitar sorprenderse.
—¡Namjoon! —se aferró a él rápidamente.
—¿Cómo has estado, amigo? —ríe palmeando su espalda.
—Espera, ¿se conocen? —pregunta desconcertada.
El pelinegro se separó aún con el brazo sobre sus hombros y miró con una sonrisa a Yangmi.
—Claro, somos amigos desde que yo tenía seis años —contesta sorprendiéndola y voltea a ver a su amigo—. ¿Qué haces aquí?
—Pedí que me transfirieran por mi prometida...
—¡¿Prometida?! —sus ojos se abren a la par por la sorpresa.
—Tenemos muchas cosas que hablar, JK—palmea su pecho.
—Estoy seguro de que sí.
—Perfecto. Entonces, tú puedes decirle cómo son las cosas aquí en Seúl —sonríe.
—Ven.
Jungkook lo tomó del brazo y sin dudarlo le presentó a Saha, realmente estaba emocionado de saber que él estaría presente cada día de su vida. Pues, a pesar de la distancia solían hablar, pero eso era una vez al mes y se olvidaba de contarle alguna que otra cosa, y ahora podría decírselo al segundo.
Al ver que sus mejores amigos habían comenzado a conversar y reír, no pudo evitar sonreír, ya que siempre había querido que se conocieran y se llevaran bien. Ahora sabía que él más alto tendria doble trabajo, porque solía acabar con su paciencia algunos días y ahora Saha también lo haría.
Cuando llegaron a la oficina de Jungkook, tomaron asiento al frente del otro, mientras ambos se sonreían ya que estaban alegres por la presencia del otro.
—¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Un año? —frunce el ceño.
—Un año y medio desde que te transfirieron a Seúl —aprieta sus labios.
—Tienes qué contarme cómo es que Eunji ya es tu prometida.
Namjoon conoció a Eunji durante el instituto, tuvieron una rápida conexión la cual todos notaron, pero más que nada su mejor amigo, que a pesar de las quejas por parte de Namjoon, decidió ayudarlos a que dieran el primer paso para empezar una relación.
Este había notado que ella era perfecta para él, ya que tenían los mismos gustos, humor e inteligencia. Nadie lo entendía mejor que ella y temió que su amigo perdiera la oportunidad.
—Hace unos pocos meses vi en una tienda unos anillos de compromiso y pensé: Diablos, ¿llevo once años con ella y aún no me atrevo a dar ese paso? —cuenta frunciendo el ceño—. Amigo, realmente estoy enamorado de ella. El sólo hecho de imaginarla con un vestido blanco, y diciendo que acepta ser mi esposa, me hace querer llorar de emoción. Sé que nunca encontraré una mujer tan inteligente, leal y hermosa como Eunji —sonríe—. Además, la distancia me hacía extrañarla demasiado y a ti igual, así que hace dos meses pedí que me transfirieran. Dentro de un mes será la boda y tú tienes que estar allí para mí.
—¡Claro que lo estaré! —exclama emocionado—. Jamás me perdería el día más feliz de tu vida.
—¿Tú cómo llevas lo de Yehyun? —pregunta curioso—. Imagino que aún no te has dado por vencido.
—Ya te dije que tiene a alguien màs —desvía la mirada, mientras se acomoda en la silla.
—¿Qué? ¿Tan pronto?
—Han pasado seis meses.
—Es demasiado pronto para enamorarse.
—A ti sólo te ha llamado la atención una persona, todo se te va a hacer pronto —presiona los labios—. Ella volvió a darse la oportunidad...
—¿Y eso qué? No quita que sea muy pronto para enamorarse de alguien más —suspira—. ¿Quién es?
—¿Recuerdas a Kim Taehyung? —alza una ceja.
—Por supuesto. Éramos mejores amigos cuando estaba en la universidad aquí —sonríe al recordar cuando era adolescente y se le hacía muy tierno.
Namjoon al no haber recibido el apoyo de su padre para ser policía en Busan por lo que no pagaría sus estudios, tomó la difícil decisión de vivir con su tío en Seúl para comenzar a estudiar y poder cumplir su sueño.
Para Jungkook había sido realmente difícil aceptar que ya no tendría a su mejor amigo. Pues, ya de por sí le dolía no verlo en el instituto, porque este era dos años mayor y había terminado, pero sabía que aún a la distancia estaría para él, mientras que Eunji, al tener la oportunidad decidió seguirlo y estudiar también allí.
—Pues, es su novio.
—Tiene que ser una broma. ¿Por qué no me dijiste nada?
—No lo es, no te lo dije porque ni yo me lo creo. Me arrebató a la mujer que amo y no es por eso que no me agrada —entrecierra los ojos—. Hay algo en él que no va bien.
—Jungkook, su vida era un desastre y luego de perder a sus padres era obvio que podría empeorar.
Recordaba cuando este le pedía consejos sobre su vida, porque quería mejorar y hacer sentir orgulloso a su padre por más que este lo detestara.
Siempre se le hizo muy tierno que por más que todos lo vieran como un desastre, quisiera demostrar que no era así y que acudiera a él por ayuda. Como la vez que le había dicho que lo admiraba por estar tan seguro de lo que quería hacer con su vida, y luchar por ello a pesar de tener dificultades, como el hecho de que su padre no lo apoyara para nada y no lo quisiera en su casa.
—Me hubiese gustado seguir siendo parte de su vida — admite volviendo a la realidad.
—Olvídalo —suspira desviando la mirada—. Además, hace unos días desapareció y volvió todo golpeado, según él lo asaltaron, pero no le creo una mierda.
—Sé que lo detestas porque lo viste con Hyori, y ahora sabes que está con Yehyun —hace una mueca—. Pero yo siempre lo vi como un buen chico, por todas sus palabras y por lo sucedido, creo que a día de hoy debe ser alguien distinto y admirable.
—Cuando lo veas te darás cuenta de lo que te hablo.
— Lo dudo mucho. Tú eres demasiado celoso y siempre terminas cegándote.
(...)
Habían pasado días en los que Taehyung, odió no poder hacer todo lo que necesitaba porque estaba muy adolorido. Sólo estuvo siendo víctima de sus demonios, los cuales le traían recuerdos dolorosos y le hacían ver quién era realmente Kim Seokjin.
No podía dejar de pensar en lo que haría cuando lo tuviera en frente en unos minutos, pero sabía que no sería nada bueno.
Se dirigió a su coche rápidamente luego de haber ido a ver cómo se encontraba todo en el trabajo, pues sabía que Seokjin y Jimin ya estaban en su casa esperándolo. Pero al voltear y ver un rostro conocido, provocó que se estremeciera y quedara paralizado.
—¿K-Kim Namjoon?
Aquel hombre se acercó con su semblante serio, seguía siendo más alto que él y por la camiseta negra que llevaba dejaba notar su cuerpo robusto.
Sin dudas lucía más atractivo que antes, pero también parecía más serio, lo que le hacía pensar en cuánto podría haber cambiado y de cierta manera provocaba que sintiera temor.
—Tanto tiempo sin verte, TaeTae —sonríe dejando notar sus hoyuelos, lo que hace que el castaño relaje sus facciones queriendo sonreír también.
—¿Qué haces en Seúl? —pregunta confundido.
—Me casaré aquí así que pedí que me transfirieran.
—¿Sabes? Creí que si algún día nos reencontrábamos, ya no te acordarías de mí —admite algo tímido.
—Fuimos mejores amigos, ¿lo olvidas?
—Claro que no.
—¿Sigues siendo como aquel adolescente revoltoso? —bromea.
—No. Claro que no —ríe al recordar las veces que acababa ebrio y Namjoon reprochándole, para luego darle consejos sobre la vida, como si fuese su padre—. Luego de que falleciera mi abuela y me fuera a Estados Unidos, decidí asentar cabeza —suspira—. Tengo un negocio de importaciones y exportaciones con Jin.
—¿Kim Seokjin?
—Exacto —trata de no hacer una mueca de disgusto al hablar de él.
—Me gustaría que volviéramos a juntarnos los cuatro —admite con una sonrisa—. Ahora estoy por ir al bar con Jungkook, ¿quieres venir?
El hecho de pensar en ver al pelinegro hacía que la rabia se instalara en su pecho, pues lo detestaba por seguir deseando a su novia, por la forma en la que la miraba que era demasiado obvia, así que quería alejarlo lo más posible de sus vidas.
Luego de haberla echado de su casa pasaron dos días cuando decidió llamarla y ofrecerle una disculpa, ya que esa noche al estar destrozado se había descargado con quien menos lo merecía. Por lo que ya estaba bien, pero se daba cuenta que aún estaba algo distante por lo sucedido, así que haría lo que sea por volver a estar bien, antes de que el policía hiciera algo para aprovecharse de la situación.
Su celular comenzó a sonar haciéndolo sobresaltar y al ver que es una llamada de Dalmi, frunció el ceño.
—¿Qué sucede?
—¡Tienes que venir ahora! ―al escuchar gritos masculinos se desconcertó― ¡Taehyung, por favor, ven!
—¿Qué está sucediendo? —mira a Namjoon, el cual parece algo preocupado por él.
—¡Jin quiere matar a Jimin!
—¿Qué rayos dices? —murmura entre dientes.
—¡Creo que Jimin estuvo con Hyewoon! ¡Jin está como loco, por favor! —grita rogante.
—Diles que estoy en camino —cuelga rápidamente, aún sin poder creérselo—. Lo siento, debo irme.
—Oh, pero queda pendiente vernos los cuatro. Es más, pásame tu número —sonríe.
Intercambiaron sus números y Taehyung corrió hacia su coche, para luego conducir rápidamente hacia su casa. Pues, el pensar que la pelirroja se encontraba con hombres que estaban a punto de matarse, lo ponía de los nervios. Quería llegar lo antes posible, para asegurarse de que ella estaba bien.
Al bajar del coche comenzó a caminar hacia la entrada, y una vez que tomó el pomo de la puerta escuchando los gritos de ambos, un disparo lo hizo sobresaltar y más el grito de susto de Dalmi.
Era muy probable que uno haya muerto. Jin era impulsivo, y a veces, dejaba en evidencia los pocos sentimientos que tenía, los cuales sólo mostraba con Hyewoon. Tenía la sangre fría a la hora de matar y su ambición lo llevaba a hacer locuras, así que se encargaba de los trabajos más sucios. Mientras que Jimin era calculador, siempre buscaba el punto débil de alguien para darle justo allí, pero al contrario de Jin este se encargaba del tráfico de armas. No tenía la sangre tan fría como el más alto a la hora de matar, pero aún así era terriblemente peligroso, porque su miedo al ser acabado lo cegaba y le hacía perder la cabeza lo que llegaba a dar miedo.
Taehyung cerró los ojos llevando la mano a la parte baja de su espalda, tomando su arma, mientras deseaba que quién haya muerto fuese Jin, a pesar de que quería matarlo con sus propias manos.
¡Hola!
¿Qué creen que haya pasado? Dejen sus teoríass
Por cierto si aman los triángulos amorosos como este que son parte JK y Tae, tengo otra historia sobre ellos que podría interesarles, pueden encontrarla en mi perfil con el nombre de Perfect Family
También tengo otra historia de JK que publiqué ayer que se llama Obsession, espero que puedan pasarse se los agradecería mucho ♡
En fin, no se olviden de votar y comentar, amores
¡Nos leemos pronto!
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