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38; FAMILIAS DESTRUIDAS

FAMILIAS DESTRUIDAS

Este tenía el cabello largo hasta los hombros, cejas gruesas, ojos grandes y redondos, pecas esparcidas por su rostro y labios gruesos. Al notar que parecía tan joven como un adolescente, frunció el ceño sintiéndose desconcertado, como también soprendido.

—No me digas que...

—Es a quien he mandado a investigar —sonríe satisfecha—. Ha estado haciendo extracciones de dinero de muy grande cantidad, ¿sabes lo extraño que es eso?

—¡Parece un adolescente! —habla indignado.

—Y ese joven que ves parece ser que se ensucia las manos por dinero —lo toma del brazo para dirigirse a la entrada del jardín trasero, donde hay demasiadas personas—. Míralo, es Chung Félix, hijo de quienes son dueños de esta mansión —lo señala por un momento.

—¡Si tienen esta mansión es porque tienen muchísimo dinero, Yangmi, por Dios!

—Estás equivocado. Los investigué, la empresa de su padre casi queda en quiebra y ellos han perdido casi todo el dinero —explica apoyando la mano en el hombro del pelinegro que la mira atento—. ¿De donde sacó tanto dinero Félix? ¿Se te ocurre alguna manera, Jungkook?

Jungkook buscó con la mirada donde señaló su Jefa por un momento, y al encontrarse con un joven de cabello rubio que tenía una gran sonrisa en su rostro. Hablaba animadamente con el brazo en los hombros de su madre que reía.
Jungkook suspiró frustrado, tratando de pensar alguna manera en la que podría ganar tanto dinero que no fuese ilegalmente, pero nada se le ocurría.

—Tiene que estar mal, Yangmi.

— No lo está. Pero si quiere estar menos años en prisión deberá decirnos quién es su jefe, porque hay alguien bastante inteligente que lo utiliza para los trabajos sucios.

—¡Carajo! —suspira pasando los dedos por las hebras de su cabello, sin poder creerse las palabras de Yangmi.

El pelinegro volvió a ver al joven, pero al darse cuenta que Yehyun se encontraba frente a él conversando, frunció el ceño desconcertado. Sus celos querían volver a aparecer al recordar a Taehyung, pero aún así volvió toda su concentración a Félix, sintiéndose realmente mal por como arruinó su vida de tal forma a tan temprana edad.
Comenzaba a creer que Yangmi tenía razón y había alguien que podía estar obligándolo a hacer el trabajo sucio.
De sólo imaginar a ese joven tras las rejas lamentándose, se le partía el corazón, pero debía dejar sus sentimientos de lado y hacer su trabajo como policía.







(...)








Mientras tanto Taehyung sentía su corazón golpear contra su pecho como si fuese a salirse en cualquier momento, escuchando la risa ronca de Soohyun.

—¿Q-Qué has hecho? —pregunta sintiendo su corazón dar un vuelco.

—¿Yo? Nada...todavía. Sucede que la nueva Jefa de policía está siendo muy eficiente, y quiere acabar con el narcotrafico de cualquiera manera. Quieres mi ayuda, ¿sí o no?

A pesar de estar en el aire libre se sentía asfixiado, por lo que se desajustó la corbata mientras tragaba con dificultad. Sentía como la sangre abandonaba su cuerpo de sólo pensar en que la policía estaba a nada de descubrirlo, justo cuando parecía que estaba mejorado en su vida y tenía un motivo para continuar.

Decide antes que sea tarde, V.

—Sí.

Ruégame. Ruega por ayuda y tal vez lo hagalo escucha decir y aunque no pudiera verlo, estaba seguro de que estaba sonriendo satisfecho. Tomó una bocanada de aire tratando de mantener la calma, convenciéndose de que debía humillarse.

—Por favor, Soohyun, ayúdame.

Ésto te saldrá muy caro —ríe antes de colgar.

—¿Estás bien? —la voz de su novia llama su atención y se sobresalta—. Estás pálido, Taehyung.

—Estoy bien —trata de sonreír, pero le sale más una mueca y suspira, tratando de volver a actuar normal—. Vamos.

Entrelazó sus dedos y volvieron a caminar hacia donde estaban Félix y Lily conversando. Al voltear a verlos ambos sonrieron cálidamente.

—Hacen tan linda pareja —comenta Lily, sin borrar la sonrisa.

—Es preciosa, ¿no es así? —habla Taehyung, acariciando el cabello trenzado de su novia que no pudo evitar sonrojarse.

—¿Chung Félix? —una voz femenina llama la atención de todos.

Yangmi estaba frente a ellos, mientras que Jungkook, mantenía unos pocos metros de distancia para no llamar más la atención. Tampoco era que soportara tener a Taehyung cerca de la mujer que amaba, por lo que estaba mejor así.

—Es mi hijo, ¿qué sucede? —interviene Lily.

—¿Está todo bien? —pregunta desconcertado, Félix.

—Necesito que me acompañe un momento, joven.

—Pero...

—Tranquila, mamá —le regala una sonrisa tranquilizadora.

El joven desconcertado la siguió, mientras que Lily, Taehyung y Yehyun los miraban curiosos.

—¿Quién es ella? —pregunta confundida, Yehyun.

—Oh, viene de Daegu —explica Lily—. Es la nueva Jefa de policía, pero no entiendo que quiere hablar con mi hijo.

—¿Ella es? —murmura sorprendida.

La castaña no pudo evitar voltear a ver como Jungkook la seguía. Se le hacía realmente hermosa.
Llevaba una chaqueta negra, una camisa blanca y una falda tubo negra que le quedaba unos centímetros más abajo de las rodillas y dejana notar sus curvas. Su cabello castaño ondulado lo llevaba suelto, sus ojos avellanas dejaban notar sus largas pestañas y llevaba brillo labial, lo que resaltaba sus labios delgados y rosados.
De sólo pensar en que Jungkook pasaba tiempo con ella se estremeció y sus latidos se aceleraron. No quería imaginarlos juntos, pero sus celos empezaron a aparecer.

—Mierda —murmura el castaño pasando los dedos por su cabello, sintiéndose culpable.

—Hey, ¿qué sucede? —Yehyun se acerca apoyando una de las manos en su hombro y la otra en su pecho.

—No es nada...

— ¿Seguro? Desde que recibiste la llamada estás extraño.

—Estoy bien, moquito.

Taehyung no quería pensar en lo que podría pedirle luego de ese favor. Se sentía culpable por Félix, pero aún así suspiró aliviado de que lo que sea que estuviera pasando, él se haya salvado de la situación.

Yehyun se acercó siguiendo su impulso y le dio un pequeño beso en los labios, para luego sonreírle tímidamente, mientras sentía sus mejillas arder ante su intensa mirada. Eso hizo que el corazón de Taehyung, brincara de emoción y su seguridad de estar entrando a su corazón creciera.
Causaba que se olvidara por completo de toda la situación que lo tuvo alterado segundos atrás.









(...)









Jungkook siguió a Yangmi y a Felix, el cual parecía no entender qué estaba sucediendo, por lo que estaba realmente tenso. Antes de entrar al despacho su celular comenzó a sonar indicándole que lo estaban llamando, por lo que llamó la atención de ambos policías contestando.

—¿Hola?

¿Sabes? tu madre se ve ardiente con ese vestido azul.

—Lo siento, ¿quién habla? —ríe nervioso al sentir las miradas curiosas.

Sería una pena que uno de mis hombres le disparara, ¿no crees?—suelta una risilla que a Félix lo hace estremecer—. Mira, seré breve. Di algo acerca de V y tus padres pagaran las consecuencias —advierte—. vas a soltar el nombre que te diré...

Al terminar de hablar, bajó el celular con su mano temblorosa mientras miraba lleno de miedo a los policías luego de que haya colgado.

—¿Quién era? ¿Tu jefe? —pregunta cínica.

Félix sintió como un nudo se formaba en su garganta, y sus ojos ardían por las lágrimas contenidas al saber que ya había sido descubierto, que no tenía forma de escapar de aquella situación.
Su corazón dejó de latir por un momento, pero aún así, quiso correr hacia la salida, siendo tomado rápidamente por Jungkook, el cual empuñó su chaqueta negra.

—Créeme que ésto no va a ayudarte para nada, al contrario, sólo va a empeorar todo.

—Por favor, no...

—Hazlo entrar al despacho —ordena Yangmi, poniéndose a un costado de la puerta.

Jungkook aún tomándolo de la chaqueta lo hizo entrar y el rubio se soltó bruscamente, chocando contra el escritorio, pero luego apoyó las manos, soltando un suspiro tembloroso.

—¿Era tu jefe, Félix?

Jungkook quería callar a Yangmi, pues a pesar que entendía que actuara de esa forma, y que él también lo haría con cualquier persona, no podía hacerlo con aquel joven que hacía su corazón encoger. Quería creer que no lo hacía por gusto, sino por estar amenazado.

—No, no, no —repite desesperado, mientras sus lágrimas comienzan a caer.

—¿Para quién trabajas? —vuelve a preguntar acercándose a él.

—No. Ésto no puede estar pasando —lleva las manos a su cabeza sintiéndose enloquecer.

—Dime quién es tu jefe —exige molesta—. Atraparon a quién conducía el camión que llevaba toneladas de cocaína y metanfetaminas. Ese hombre te describió a ti como su jefe —explica acercándose—. Pero yo sé perfectamente que hay alguien que está por encima de ti.

—No, no, no —solloza apoyando su espalda en la pared, mientras pasaba las manos por su rostro—. ¡Mierda, no!

—Félix, escúchame —interviene Jungkook, ya sin poder soportar la forma de hablar de la castaña—. Sé que tienes miedo y que es muy probable que te tengan amenazado —apoya las manos en el escritorio y suspira—. Pero si hablas, me aseguraré de que pases unos cuantos años menos en prisión y que nadie sea capaz de dañarte allí —asegura—. Te protegeremos, Félix.

Este sollozó lleno de temor, pues comenzaba a reaccionar y a recordar todo lo que había hecho con tal de tener dinero. Recordaba las conversaciones con V y como este no estaba de acuerdo con que quisiera ese tipo de vida.
Todo empezaba a tener sentido para él, pero era demasiado tarde.

—¿Quién te da las órdenes, Félix? —vuelve a preguntar, Yangmi.

—Lee Baek —responde sorbiendo su nariz, pensando en su madre—. Lee Baek es mi jefe.

—¡¿Qué?! —pregunta completamente sorprendido—. No...

—Perfecto. Nos encargaremos de él —lo interrumpe—. Ahora puedes tomarte unos cinco minutos para hablar con tu madre. Oficial Jeon, llama a su madre y encárgate de Lee Baek, mientras tanto pediré que rastreen la llamada que ha recibido.

—Pero...

—Nos los llevaremos sin llamar demasiado la atención, ¿entendido?

Este asintió aún sin poder creerse lo que sucedía y menos cuando Yangmi de su bolso sacó unas esposas para entregárselas. Salió del despacho escuchando como seguía interrogándolo, y comenzó a dirigirse al jardín trasero, donde se acercó a la mujer rubia de vestido azul, tratando de ignorar las miradas de Taehyung y Yehyun.
Luego volteó a sus costados buscando con la mirada a Baek, hasta que lo encontró bebiendo junto a otra familia.

—¿Señor Lee? —llama su atención.

—Oh, Jeon Jungkook. No sabía que tú eras tan adinerado también como para ser invitado aquí —ríe.

—No estoy aquí por eso —suspira—. Vine a acompañar a la Jefa de policía.

—La conocí...

—¿Puede acompañarme un momento?

—Claro —acepta algo desconcertado.

Al entrar Baek lo miró con el ceño fruncido, pues comenzaba a creer que iba a hablarle acerca del porqué terminó con su hija, lo cual no era para nada de su interés, pero no quería llevarse a un policía en su contra. Mientras que el pelinegro no sabía cómo comenzar a decirle lo que estaba pasando, de por sí ya sabía que no era tan buena persona, pero es por la manera en la que trataba a su hija, porque jamás pasó por su cabeza la idea de que podría llegar a ser un narcotraficante.
En ese momento quería desaparecer y dejarle aquel trabajo a Yangmi, pero un día se juró acabar con el narcotráfico, por lo que no importaba si alguien que conocía estaba involucrado. Tenía que darle un fin.

—¿Conoce a Chung Félix?

—Sí, es el hijo de quienes nos invitaron —contesta con simpleza.

—¿Qué tipo de negocios tienes con el joven?

—¿De qué hablas? —se acerca soltando una risa amarga.

—¿Eres su jefe?

—¿De qué carajos hablas, Jeon Jungkook? —alza una ceja, mirándolo amenazante—. ¿Acaso sabes con quién cuernos estás hablando?

Este aceptó el trato de Taehyung, el cual le dejó a Félix que se encargaría de los negocios con él porque estaría a sus órdenes. El joven debía encargarse de la entrega de cocaína y metanfetaminas, pues mientras estaba en la fiesta esperaba que el conductor lo llamara para decirle que había llegado, pero jamás sucedió.

—Atraparon al conductor del camión antes de que llegara a Seúl, con toneladas de cocaína y metanfetaminas.

—Jungkook...

—Lo siento, señor Lee —suspira—. Pero deberá acompañarnos a la estación de policía.

—¿Papá? —la voz de Yehyun, llama la atención de ambos, la cual estaba acompañada de un sorprendido Taehyung.

—¿Qué haces aquí, hija? —pregunta nervioso.

—¿Tú qué haces aquí y con él? —cuestiona mirando con desagrado a Jungkook.

—Llama a tu madre...

—¿Por qué?

—¡Sólo hazlo, maldición!

Taehyung decidió ir por Goeun, pues ya sabía lo que estaba ocurriendo y no podía creer que Soohyun haya traicionado a quien era su amigo, sólo por salvarlo a él.

—¿Qué está ocurriendo? —pregunta preocupada.

—Voltee —indica Jungkook.

Baek le dio la espalda soltando un suspiro, mientras se torturaba pensando qué había salido mal como para terminar siendo arrestado por él. El pelinegro sacó las esposas que tenía en el bolsillo de su pantalón, y cuando comenzó a ponérselas un chillido escapó de los labios de Yehyun.

—¡¿Qué haces?! —grita histérica.

—Lo siento, Yehyun —vuelve a voltear esposado sin ser capaz de mirar a los ojos a su hija.

—¿Qué está pasando aquí? —interviene Goeun, sin poder creerse lo que ve.

—¿Listo, Oficial Jeon? —pregunta Yangmi, saliendo del despacho con Félix esposado que no dejaba de llorar y la madre que sollozaba desesperada, cubriéndose los labios con las manos.

—Vamos —toma del brazo a Baek, para comenzar a caminar hacia la salida donde va su Jefa con el joven.

—¡¿Qué rayos haces?! —grita rompiendo en llanto, Yehyun—.¡Suéltalo! —tira de su brazo, pero Jungkook no habló, ni hizo nada al respecto. Sólo trataba de calmar sus latidos acelerados y el dolor que sentía en su pecho al escucharla de esa manera.

—¡¿Qué le haces a mi marido?! —alza la voz.

—Me acusan de ser un narcotraficante —explica Baek—. Vayan a la estación de policía, desmentiré todo y me dejarán libre.

Miró a Taehyung, dándole a entender que lo ayudara, pero cuando este negó con la cabeza moviendo sus labios diciendo el nombre Soohyun, este entendió toda la situación. En ese momento se sintió completamente paralizado, y con miedo porque sería incapaz de enfrentarlo.
Su esposa chilló asustada y rompió en llanto alterando aún más a su hija, que no podía creerse lo que estaba pasando y que fuese Jungkook quien lo detuviera. Sentía que era una maldita venganza por el daño que le estaba ocasionando al estar con otro hombre.

—¡Suéltalo, Jungkook! —comienza a golpear su espalda con las manos empuñadas, mientras este caminaba con algo de dificultad por eso—. ¡Déjalo en paz! ¡Déjanos en paz, por favor!

El policía al casi tropezar por la fuerza de los golpes, frustrado volteó dispuesto a enfrentarla, pero en eso chocó contra ella, provocando que cayera al suelo sollozando y Taehyung corriera hacia donde estaba, colocándose en cuclillas para abrazarla.

—¡Te odio! ¡Te juro que te odio, Jungkook! —solloza desconsoladamente y escondió su rostro en el cuello de su novio, aferrándose a él.

El pelinegro al ver aquella escena y escuchar sus palabras, sintió como un nudo se formaba en su garganta.
No toleraba ver a las familias destruidas por la situación, mucho menos que en una de esas saliera afectada la mujer que amaba, pero no podía hacer nada para ayudarla porque su obligación era estar del lado de la justicia.
Antes de seguir caminando su mirada se encontró con la de Taehyung, el cual lo miraba con la facciones endurecidas, su mirada se oscureció y abrazaba a Yehyun. Le demostraba que ahora él era su refugio y a quien quizás ama, mientras este aunque no quisiera seguía rompiendo su corazón, ganándose más odio de su parte, por lo que se odiaba a sí mismo cada vez más.

—Todo va a estar bien, preciosa —murmura Taehyung, acariciando su brazo.

¡Hola!

¿Se esperaban que pasara eso con el padre de Yehyun?

No se olviden de votar y comentar, espero que les haya gustado

¡Nos leemos pronto!

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