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29; VENENOSA


VENENOSA

MARATÓN 5/5

Yehyun miraba a Taehyung dormir. Descansaba tan pacificamente que todo lo peligroso que podía verse cuando estaba despierto desaparecía, al punto que le parecía un ángel que necesitaba protección. Alguien que necesitaba de otra persona, que lo cuidara, que lo ayudara y eso la desconcertaba, porque recordaba la última noche que lo había visto cuando eran adolescentes, como este se derrumbó pidiendo ayuda.

Miró su labio inferior lastimado y se sintió culpable, pues siempre lo había juzgado y ahora se daba cuenta que era mejor hombre de lo que alguna vez llegó a creer o imaginarse.
Cuando este abrió los ojos y su mirada se encontró con aquellos ojos avellanas se sorprendió por un instante, pero luego recordó la noche que pasaron. La manera en la que entraron a la habitación entre besos, deshaciéndose de su ropa que estorbaba, por lo que no pudo evitar sonreír.

—¿En qué piensas? —pregunta curiosa aferrándose a la sábana.

—En lo que pasó hace unas horas —admite con voz profunda, acercándose aún más a ella, y al saber que la intimidaba soltó una risilla—. ¿Y tú?

—Tu labio —lleva la mano a su barbilla y acarició con el pulgar cerca de la herida, provocando que este no pudiera evitar cerrar los ojos al sentir su tacto y como lo invadía una paz inmensa. Anhelaba quedarse así por mucho tiempo, para evadir la torturante realidad—. Lo siento por lo que pasó, no...

—¿Qué dices? —vuelve a mirarla, pero esta vez algo indignado—. No tienes la culpa de que ese imbécil sea un maldito acosador.

—Pero...

—No te preocupes. Yo me encargaré de que no vuelva a molestarte.

—¿Lo dices en serio?

—Claro que sí —se pone sobre ella sorprendiéndola—. Ahora me perteneces, Yehyun.

—¿Eso crees?

Taehyung bajó su mano por su cintura desnuda, dándole leves caricias, sintiendo como se estremecía rozando sus narices, hasta que sus dedos se dirigieron a su feminidad donde empezó hacer movimientos circulares. La escuchó gemir por lo bajo, mientras abría un poco sus piernas, y sonrió para luego rozar sus labios.

—Eso es seguro —murmura antes de juntar sus labios.

La besaba de manera dominante, sintiendo como se aferraba a él, con una mano en su nuca y la otra en su espalda, por lo que sin soportarlo más se introdujo en ella sorprendiéndola, lo que provocó que soltara un gemido mientras él gruñía al sentir como sus paredes lo apretaban.

—Muévete —dice rogante la fémina, lo que le hizo sonreír por un momento.

Movió sus caderas de manera lenta, pero profunda mientras observaba como ella inclinaba su cabeza hacia atrás, soltando gemidos ahogados.

—Taehyung... —gimió aferrándose a su espalda.

—¿Qué sucede, preciosa? —pregunta con voz ronca en su oído.

—M-Más, por favor...

Comenzó a aumentar sus movimientos, llevando una mano a su cuello envolviéndolo, mientras ella lo miraba deseosa. Ambos querían conseguir más del otro, por lo que la embistió duro y más profundo causando los gemidos y jadeos de ambos.

Sus labios se juntaron, pero más que un beso eran choques desordenados y húmedos, ya que los sentidos de ambos estaban desordenados a causa del placer que sienten.

—Eres tan hermosa...

Su voz sonó ronca, estaba embobado al verla con el cabello desordenado, sus mejillas sonrosadas, sus labios hinchados y enrojecidos que formaban una "o", por los gemidos que no dejaban de escapar, y como sus cejas se contraían por el placer.
Llevó las manos a su cadera arqueándola hacia arriba, para así impulsarse un poco y ser más duro en las estocadas.

La sentía temblar bajo él, por lo que mordió su labio inferior, se le hacía tan adorable y a la vez la lujuria lo enloquecía.

Sus estocadas intensas y bruscas fueron suficiente para que ambos se sintieran cerca de llegar al orgasmo.
El primero fue Taehyung que escondió su rostro en su cuello soltando un grave gemido, pero luego siguió con sus estocadas descompesadas, por lo que llevó la mano a su punto sensible haciendo movimientos circulares, sintiendo como sus dedos se llenaban de sus fluidos, lo que no le importó en lo absoluto porque la observaba retorcerse.
Un gemido extremadamente agudo escapó de los labios de la castaña, mientras se aferraba al cuerpo de él.

Tomó una bocanada de aire y se recostó a su lado exhausto, con una capa de sudor que cubría los cuerpos de ambos, pero eso no les importaba.
Se sentían satisfechos con lo sucedido, pero a Taehyung comenzaba a preocuparle que el deseo de sentirla, no desaparecía como creyó que lo haría la primera vez.

A los pocos minutos volteó a ver como descansaba, pues la había dejado exhausta como el también lo estaba, pero prefería observarla en vez de dormir. La preocupación crecía porque la veía tan tierna, sin ese toque de malicia que notaba en sus orbes cada vez que lo miraba para provocarlo. Quería pasar tiempo con ella, quería sentir su toque que le hacía sentir paz, y no quiere irse de su lado en ese momento, quería descansar junto a ella aunque Jin lo estuviera llamando.

—¿Qué rayos estás haciéndome, moquito? —murmura mirándola por última vez, antes de atender la llamada.
















(...)
















Jungkook se encontraba frente a la Jefa de policía, en su oficina. Estaba completamente molesta con él por no acatar sus ordenes en el operativo, en el cual casi le dispararon si no fuese porque Saha logró dejar inconsciente a aquel hombre, golpeándolo en la nuca con su arma.

—¿Qué sucede contigo, Jeon? —pregunta apoyando las manos en el escritorio, mirándolo con el semblante serio.

La Jefa de policía, Han Yangmi, tenía treinta y seis años, era alta, de tez blanca, ojos mieles, labios finos rosados, cabello castaño, largo hasta la cintura, el cual siempre llevaba atado en un rodete.
Era demasiado atractiva para los demás policías, por lo que se la pasaban hablando de ella y de sus fantasías, pero a Jungkook no le importaba para nada, porque sólo quería que hiciera un buen trabajo.

—No sucede nada.

—Tenía entendido que usted era uno de los mejores Oficiales, pero veo que no es del todo cierto —alza una ceja—. ¿Por qué no acataste mis órdenes?

—Contaba con que la Oficial Saha, pudiese encargarse de ellos...

—¡Tienes que seguir mis malditas órdenes! —golpea el escritorio—. ¡Estuvieron a nada de dispararte en la cabeza!

—Lo siento —dice en casi un murmuro, tratando de mantener la calma—. No volverá a pa...

—Claro que no —se acerca—. U ordenaré que patrulles la ciudad.

Este asintió sabiendo que tenía toda la razón para estar molesta, y luego salió encontrándose con Saha, que lo había esperado impaciente y lo miraba preocupada.

—¿Discutieron? —pregunta rápidamente.

—Para nada —suspira, mirando los coches cruzar la calle—. Ya, dime cómo va todo con Yoongi —giró a verla curioso, tratando de evitar torturarse con sus pensamientos.

—No trates de evadir lo que te...

—Ya, Saha, dime —la interrumpe frustrado.

—Va todo bien —contesta encogiéndose de hombros—. Realmente me gusta y él lo sabe, pero aún así me sorprende que no se aleje de mí. Suele mensajearme y hacer planes para vernos —sonríe—. Hasta me hace cumplidos.

—Quizás puede que tengas oportunidad con él —la ánima.

—Eso espero, pero es muy gay —ríen.

—Quizás contigo descubre que también le gustan las mujeres, ¿quién sabe?

—Te afecto mucho saber lo de Yehyun, ¿cierto?

El semblante de Jungkook cambió por completo a uno serio, endureciendo las facciones, mientras volvía a mirar hacia los coches. Recordaba a la castaña y lo torturante que era saber que estaba con alguien más, a pesar que sólo hacía un mes que habían terminado.
Sentía tanta rabia que debido a eso actuaba según sus impulsos, razón por la que no había seguido las órdenes de Yangmi.

Creyó estar acostumbrado a la soledad, pues antes de estar con Yehyun, así lo veía, pero ahora que lo estaba se sentía realmente solo, lo cual lo entristecía porque se daba cuenta que con ella lo tuvo todo y la perdió.

—Fui un idiota y ahora la extraño —admite por lo bajo—. Pero ya no hay nada que pueda hacer para recuperarla.

—No creo que sea del todo cierto.

—Me rogó que no la lastimara, le juré que no lo haría —la mira angustiado— y terminé haciéndolo, ¿cómo voy a poder remediar eso?

—Buscarás la forma, de eso estoy segura —apoyó la mano en el hombro de su amigo, mirándolo comprensiva.

—¿Cómo es posible que Hyori haya decidido venir a Seúl? —pregunta desesperado—. ¿Por qué rayos lo hizo?

Jungkook la detestaba, pues había regresado a su vida para desarmarla cuando estaba en su mejor momento.
Por ella se había obsesionado con su trabajo para no pensar, para dejar de extrañarla, y de aferrarse a los recuerdos donde había sido feliz por un tiempo. Había olvidado el dolor con el que cargaba, aunque no podía evitar preguntarse, ¿si hubieran seguido juntos continuaría siendo feliz con ella? ¿Habría caído ante los encantos de Yehyun?
Algo que nunca sabría, ya que ella había decidido dejarlo ir porque quería seguir con su trabajo allí, y no era capaz de dejar a sus padres solos.

Realmente se había enamorado de Hyori, pero al enterarse por Namjoon, que a los pocos días había continuado su vida como si nada, se había desmoronado jurándose que la olvidaría. Algo que creyó haber hecho al caer rendido a los pies de la castaña, pero sin darse cuenta al ver a Hyori volvió a aferrarse a esos recuerdos, creyendo que realmente la extrañaba a ella y que aún sentía algo.




















(...)



















Taehyung se encontraba en la bodega, supervisando el trabajo de los demás, ya que Seokjin ese día estaba ocupado y no podía hacer su acto de presencia, por lo que este se encargaba de ver que todo se mantuviera en orden con los negocios de importaciones y exportaciones.

Quería borrar los recuerdos de la mañana anterior junto a Yehyun, pero no podía. Volvían a su mente estremeciéndolo y una sonrisa aparecía en su rostro, por lo que decidió escribirle.

¿Qué estás haciendo, moquito?

Estoy por salir del restaurante.
¿Pasa algo?

Necesito hablar algo importante contigo.
¿Puedes pasar por mi trabajo?

Está bien.
Sólo porque despertaste mi curiosidad.
En media hora creo que estaré allí.

Este al leer su respuesta no pudo evitar sonreír, pues realmente no tenía nada importante qué decirle. Simplemente, quería volver a verla y no podía esperar a que ella se dignara a escribirle, porque sabía que eso no sucedería.
Cada vez que se veían era porque la buscaba, no se sentía mal porque ella no lo hicierq, ya que cuando la tenía sobre él podía ver que lo deseaba de la misma manera.

Podía notar que disfruta tenerlo dentro de ella, podía notar cuánto la enloquecía. Disfrutaba que sea suya durante ese tiempo, pero quería que lo sea por completo, por lo que buscaría la manera sin importarle las consecuencias, ni a quién tuviera que seguir apartando de su lado para lograrlo.

Esperó pacientemente bajo la atenta mirada de los empleados, que algunos entran con paquetes y otros salían con ellos preparando todo para la embarcación.
Cada vez que estaba allí, se sorprendía de lo bien que les iba, pues admiraba como Jin seguía manteniendo aquellos negocios con los del exterior, y cada vez hacía tratos con más personas. Pero estaba claro que triunfaría, ya que había sido uno de los mejores alumnos cuando estudió comercio exterior.

Al escuchar el sonido de unos tacones, volteó a ver hacia la entrada de la bodega, donde estaba acercándose Yehyun. Llevaba una camisa blanca con volados, pantalón negro, tacones del mismo color y su cabello atado en un moño.

Se sentía maravillado sin poder apartar la vista de ella, mientras un suspiro escapaba de sus labios, tratando de no sonreír, ya que no quería ser evidente con lo que provocaba en él.
Ella al verlo con un traje gris no pudo evitar sorprenderse, como también tomarse el tiempo de admirarlo, pues aunque una parte de ella lo siguiera detestando, lo veía realmente atractivo.
Más aún llevando traje, se le dificultaba contenerse, hasta sentía que podía permitirse que le destrozara la vida por una noche de sexo apasionado.

—Ya estoy aquí —extiende sus brazos por un momento.

—Te ves hermosa esta tarde —asegura con una media sonrisa, recorriendo con su cuerpo con su mirada.

—Ya, dime que...

— Oye, Taehyung...—una voz femenina los hace voltear rápidamente.


Yehyun al ver una pelirroja, ojos claros, tez pálida, alta, acercándose con unos documentos a Taehyung, frunció el ceño.

—¿Qué sucede, Hyori? —la observa curioso.

Estaba sorprendida de que se hablaran con total confianza cuando se suponía que ella trabaja para él, pero el escuchar su nombre provocó que un cosquilleo en su estómago apareciera.

—¿Hyori? interviene la castaña acercándose—. ¿Cuál es tu apellido?

—Byeon Hyori, es un placer —hace una reverencia.

Al escuchar su apellido se sintió estremecer, mientras un nudo se formaba en su garganta y los recuerdos de cuando descubrió la verdad de Jungkook, se instalaban en su mente de forma tortuosa.

—¿Estás bien? —Taehyung se acerca mirándola preocupado.

—D-Debo...debo irme —titubea desviando la mirada—. Lo siento.

Taehyung al verla caminar rápidamente hacia la salida, volteó a ver a Hyori satisfecho, acercándose a ella.

—¿Qué le sucedió? —pregunta desconcertada.

—Háblamos luego—lleva su mano a su barbilla por un momento, mirándola de manera seductora y le guiñó el ojo.

—¿De qué hablas?

Sin dudar comenzó a correr hacia Yehyun, que parecía realmente afectada mientras tomaba una bocanada de aire temblorosa, al sentir la brisa fresca chocar contra su rostro despeinándola.
Sentía que le costaba respirar, por lo que llevó las manos a las rodillas tratando de mantener la calma, y no romper en llanto en ese lugar que no se le hacía indicado.

Quería poder borrar todos los recuerdos junto a Jungkook, pero ¿cómo podía hacerlo si aún odiándolo sentía que lo amaba tanto que quemaba su pecho?
Deseaba volver al pasado y no permitirle entrar a su corazón, porque nadie le había advertido que lo destrozaría de esa manera tan dolorosa.
Pero ahora que había visto a Hyori, lo entendía de cierta manera, porque su autoestima fue golpeado al ver a esa mujer tan deslumbrante, con un cuerpo con curvas y un rostro perfecto.
Sabía que con sólo verla cualquier persona podía caer a sus pies fácilmente, porque era realmente hermosa, hasta su voz tan dulce dejaba encantado a cualquiera, por lo que no sabía cómo juzgar a Jungkook por eso.


—Hey, ¿Yehyun? —escucha la voz de Taehyung.

Su voz grave la hizo reaccionar, se reincorporó sintiéndose temblar y como sus ojos picaban por las lágrimas retenidas.

—Lo siento...

—¿Qué sucede?

—¿De dónde la conoces? —cuestiona mirándolo desesperada.

— ¿A Hyori? —frunce el ceño y ella asintió rápidamente—. Pues, creo que hace dos semanas recibí una llamada, de una mujer que buscaba trabajo de contadora aquí en Seúl para mudarse. El hombre que tenía trabajando aquí renunció, así que junto a Jin decidimos ponerla a prueba —explica encogiéndose de hombros—. ¿La conoces?

—¿Y por eso se hablan con tanta confianza?

—¿Estás celosa? —una sonrisa comenzó a asomarse en su rostro.

—No es eso.

— ¿La conoces o qué? No entiendo porqué...

—No.

—Estás mintiéndome.

—No quiero hablar de eso —enfrenta su mirada dejando notar el dolor en sus ojos.

—Hey, moquito...—toma su rostro entre sus manos, admirando cada centímetro tratando de no perderse en su mirada, en sus carnosos labios pintados de rojo—. No te conoceré lo suficiente, pero sé que algo te afecta.

—Sólo déjame —aparta sus manos dando un paso hacia atrás—. Debo irme, lo siento.

Al verla dispuesta a marcharse tomó su brazo, haciendo que volteara a verlo con una expresión de frustración en su rostro.

—No lo haré. Es más, te llevaré a tomar un café o algo.

—Quiero estar sola.

—Pues, yo te haré olvidar de lo que sea que te esté afectando —murmura en su oído provocando que se estremeciera—. Úsame, Yehyun —se separó unos centímetros y observó sus ojos avellanas que lucían sorprendidos, por lo que una sonrisa perversa se dibujó en los labios de él al notar que le agradaba la idea.

La castaña no tenía pensado aparecer al trabajo de Taehyung, si no fuese porque Hyewoon la había animado, y también se había acordado de lo que había hecho por ella en el bar.
Al ver a Hyori allí se había arrepentido por completo, pues pasó de sentirse maravillada por Taehyung, a sentir como el dolor se instalaba en su pecho. Pero al escuchar que este quería que lo utilizara para sacar el dolor, la rabia y el despecho de ella, no pudo evitar sonreír, pues sabía que era capaz de hacerla olvidar de todo, por lo que no se negaría, ya que parecía comprender la situación.

A él no le importaba aprovecharse de su vulnerabilidad si así podía ganársela, pues de cierta manera este había ocasionado la situación, pero también Jungkook había mordido el anzuelo de manera fácil, por lo que no era todo culpa de Taehyung.
Al leer todo lo que había averiguado Bruce sobre Yehyun, se sorprendió demasiado de saber que Jungkook, era el hombre que había logrado que ella se entregara nuevamente al amor, por lo que sintió aún más excitante el juego de hacerla completamente suya.
No dudó por un segundo en investigarlo también a él, para así saber que piezas del juego mover, y al descubrir que no hacía mucho tiempo había cortado con su novia, también supo que ella estaba buscaba trabajo en Seúl, por lo que la llamó sin dudar para contratarla y así su regreso provocara algo.

Sin dudar todo salió más que bien, lo cual lo sorprendió, porque no tuvo que hacer demasiado para comenzar a ganarse a la castaña.
Sentía que quién se encargó de todo fue el mismo Jungkook, así que no sentía ni un mínimo de culpa, pero al ver a Hyori comprendió una pequeña parte.
Era realmente hermosa ante sus ojos, sabía seducir demasiado bien por lo que ya había estado con ella cuando el pelinegro la había echado de su casa, pero no se le había hecho nada especial, ni le había causado el mismo placer que sentía con Yehyun, por lo que pensaba que Jungkook era un completo idiota.

Lo que no era capaz de darse cuenta el castaño era de que siempre quiso y seguía queriendo todo lo que el pelinegro tenía. Simpre lo envidió y, eso de cierta manera podía llevarlo a su propia destrucción.

Al ver la sonrisa formarse en los labios gruesos de la castaña, no dudó en juntarlos, siendo rápidamente correspondido.
Sentía como caía cada vez más profundo en ella, pero sólo podía culparse a sí mismo, porque antes de besarla por primera vez se dio cuenta que probar sus labios sería su perdición.
No comprendía cómo el policía fue capaz de lastimarla, porque con sólo ver los ojos de la castaña podía darse cuenta de  que sí, podían lastimarla, pero luego ella haría morir de manera lenta y dolorosa a aquella persona porque era demasiado venenosa.

¡Hola!

¿Qué piensan de Taehyung ahora? ¿Disfrutaron del maratón? Ya llevaba un tiempo pensando en hacerlo

Quería decirles que ésto recién empieza, así que pronto se vendrá el verdadero drama como también la acción
Espero que les haya gustado el capítulo, amores

¡Nos leemos pronto!

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