26; DESPECHO
❝DESPECHO❞
MARATÓN 2/5
Yehyun observó su cuerpo sorprendiéndose, y sintiendo sus mejillas arder por la vergüenza, al darse cuenta que llevaba una camiseta negra que le quedaba algo corta y bragas del mismo color.
Chilló corriendo hacia su habitación, mientras el castaño caía exhausto en el sofá, soltando una carcajada.
Una vez que se puso un short blanco, avergonzada y a paso lento se acercó donde estaba Taehyung, con los ojos cerrados, sus piernas abierta, inclinado hacia atrás, y su respiración tranquila.
Este al sentir una presencia, abrió los ojos para verla de pies a cabeza.
—¿Sabes? Nunca antes me habían recibido tan bien y mucho menos tú—humedece sus labios y sonríe de manera socarrona—. Es un lástima que te hayas...
—Cállate si no quieres que te eche de mi casa —advierte entre dientes.
—Está bien —alza ambas manos.
—¿Me dirás qué haces aquí?
—Me seguían tres hombres —explica restándole importancia—. Seguramente querían asaltarme o algo por el estilo.
Claramente era una mentira, pero no podía decirle la verdad, pues la castaña no era para nada de su confianza, y mucho menos luego de saber con quién había estado en una relación hasta hacía poco. Estaba enterado sobre la mayoría de cosas que sucedía en su vida, lo cual despertaba más su curiosidad en lo que no, y al pensar que deboa encontrarse en un momento de vulnerabilidad no se le hizo mala idea ir a su casa. Aunque en la situación en la que se había encontrado, no era la mejor para pensar en ella, pero lo quisiera o no se había instalado en sus pensamientos.
—Vaya, cada día es más inseguro aquí —suspira—. ¿Qué estabas haciendo tan tarde?
—¿Y tú? —alza la ceja mirándola con curiosidad.
—Nada que sea de tu importancia —contesta con el semblante serio—. ¿Cuánto piensas quedarte?
—Veo que no soy bien recibido ni aunque corra peligro afuera —suspira—. Me iré, pero te quedarás con el cargo de conciencia.
Taehyung se levantó frustrado decidido a irse, pero Yehyun al ver una mancha roja en su camiseta blanca se acercó preocupada sorprendiéndolo por su cercanía.
—¿Qué te sucedió?
—¿De qué hablas? —baja la mirada y al ver la mancha de su camiseta blanca se sorprendió—. No lo sé, quizás cuando caí...
Los recuerdos de saltar de la ventana de la bodega llegaron a su mente, pues al caer entre unos arbustos había sentido un intenso dolor en su abdomen, pero en ese momento la adrenalina fue tanta que sólo se concentró en correr al escuchar los gritos y disparos.
—Ven, debo curarte eso —toma su brazo dirigiéndose al baño.
Al castaño le parecía divertido verla de aquella manera preocupada por una herida sin importancia, que ni siquiera le dolía un poco o quizás es que estaba disfrutando de la presencia de la castaña.
En cuanto llegaron al baño la miró atentamente como buscó el botiquín de primeros auxilios y algodón.
Una vez lista se acercó a él algo nerviosa, a pesar de que trató de ocultarlo.
—¿Puedo ver?
Esté sonrió egocéntrico, para luego quitarse la chaqueta negra y la camiseta sorprendiéndola, ya que creyó que, simplemente, la levantaría un poco, pero si lo pensaba con claridad no era una sorpresa que hiciera eso, porque sabía de sus encantos y que disfrutaba demasiado verlas caer por él.
Miró los tatuajes de su cuerpo y sus abdominales algo marcados sin poder evitar suspirar, pero desvió rápidamente la vista a su herida. Era un pequeño corte, no era profundo pero aún así sangraba un poco, por lo que pasó el algodón con su mano temblorosa.
Taehyung siguió mirándola atento, pero esta vez sólo a su rostro, el cual demuostraba lo concentrada que estaba. Nunca pensó que alguien más podría preocuparse así por él, y menos que fuese ella por lo mucho que lo detestaba, pero verla de esa manera aunque le costase reconocerlo le agradaba y le hacía querer sonreír.
Estaba perdido en sus pensamientos, mientras la observaba, por lo cual ella al darse cuenta se levantó extrañada.
—¿Estás bien? ¿Te ha dolido?
—Oh...lo estoy —baja la mirada a su abdomen, dándose cuenta que ya había desinfectado la herida y pegado una venda—. No me ha dolido.
—Perfecto —medio sonríe, sintiéndose intimidada por su mirada.
Bajó la mirada, pero la castaña se concentró en sus hombros, en sus brazos los cuales tenían algunos tatuajes, en sus manos grandes, en su pecho y soltó un suspiro pensando en qué podría sentir al tocar su piel, cómo se sentirían sus caricias.
—¿Qué estás mirando, Yehyun? —se acerca peligrosamente.
Levantó la mirada asustada y se sonrojó, mientras este sonreía engreído, pues sabía perfectamente que nadie podía resistirse a sus encantos, y que Yehyun por más que se hubiera negado a caer años atrás, ahora estaba cayendo como las demás, aunque quizás se debía más a su estado de vulnerabilidad.
—¿Estás deseándome como yo te deseo a ti? —murmura mirándola fijamente.
Abrió la boca para reprochar, pero sintió perderse en su mirada, era como si aquellos ojos cafés trataran de hacerle ver lo peligroso que es, pero eso de cierta manera le atraía aún más. Sin soportarlo más la tomó del brazo apegándola a él, la castaña apoyó su mano en su pecho sintiendo su piel tibia, como también sus latidos acelerados por la cercanía.
Sus respiraciones se mezclaron y aunque sintiera sus mejillas arder, enfrentó su mirada tragando en seco.
Los ojos del castaño brillaban perversamente por lo que desvió la mirada para no pecar, pues en ese momento no pudo evitar pensar en el policía, en su dulce mirada y en su forma de tratarla que era delicada y llena de ternura, mientras sus ojos la miraban llenos de amor.
Pero el último recuerdo de ellos se le vino a la mente. En ese momento el rencor, la rabia y el despecho se apoderaron de su mente y de su cuerpo, por lo que juntó sus labios sin previo aviso, lo cual causó una sorpresa para él.
Quiso sonreír triunfante, pero decidió corresponderle de manera dominante lo que le agradó demasiado.
Comenzaron a dirigirse entre besos desesperados hacia el living, mientras se deshacían de su ropa que estorba. Llegaron al sillón sólo con la ropa interior puesta, la fémina se acomodó a horcajadas, mientras este dejaba besos húmedos en su cuello y por momentos mordisqueaba sin importarle dejarle marcas porque es lo que quería, más disfrutando al escucharla jadear. Las caricias pasaron de ser suaves, a ser posesivas y obscenas cuando ella comenzó a frotarse sobre su prominente erección haciéndolo gruñir.
—Siempre me encantaste, Yehyun —murmura con la voz ronca.
—Y tú a mí aunque lo negara —junta sus labios.
Taehyung bajó sus caricias hasta su feminidad, introduciendo su mano en sus bragas, sintiéndola tan húmeda por él que no pudo evitar jadear, y comenzó a hacer movimientos circulares en su clitorís, que la hacía tirar de su cabello y gemir.
La castaña se separó de él, para así buscar los preservativos que tenía en la mesa de noche, y cuando volvió no pudo evitar sorprenderse al verlo completamente desnudo esperándola, dándose cuenta que no sólo habían sido palabras acerca de su atributo.
Por un momento se sintió embobada, mientras este le arrebató el preservativo para colocárselo. No podía evitar mirarlo, era realmente atractivo, aún más con su cabello revuelto y sus labios enrojecidos e hinchados.
Para su sorpresa la tomó bruscamente del brazo, acomodándola bajo él observando cada centímetro de su rostro, mientras la acariciaba como si aún no se creyera lo que estaba pasando.
Volvió a besarla dominante, deslizando su lengua sobre la suya, pero la castaña decidió volver a tener el control, posicionándose nuevamente sobre él lo que lo sorprendió, pues siempre era quien llevaba el control, pero disfrutaba que ella lo hiciera.
Besó su cuello hasta bajar a sus pechos, donde se mantuvo jugando un tiempo, mientras con su otra mano acariciaba su feminidad sacándole suspiros, hasta que Yehyun no lo soportó más e hizo que se introdujera en su interior, provocando que ambos gimieran de placer.
Inclinó la cabeza hacia atrás, acostumbrándose a su tamaño, mientras tomaba aire y este admiraba su cuerpo, deseoso por moverse, pero disfrutando como sus paredes apretaban su miembro.
Llevó sus manos a su cintura y ella comenzó a moverse lentamente al principio.
Luego de un tiempo sus caderas se movían perfectamente, sacando gemidos del castaño que entraba y salía con facilidad. Nunca se había imaginado que ella lo pudiese hacer disfrutar tanto, por lo que decidió cambiar posicionándose sobre ella y llevando su mano a su cuello.
Al verla morder su labio inferior lo que le hizo saber que le gustaba eso, por lo que sonrió, apretando un poco con sus dedos, provocando que ella lo observara lujuriosa llevando una de sus manos a su agarre. En ese momento empezó embestirla de manera ruda no llegando a lastimarla, pero si provocando que gemidos altos escaparan de su boca.
La castaña estaba sorprendida, pues realmente estaba haciéndola enloquecer con sus movimientos, lo veía realmente atractivo y jodidamente caliente.
Juntó sus labios comenzando una guerra con sus lenguas, en la cual ninguno estaba dispuesto a perder, y clavó sus uñas en su espalda, soltando un grito de placer en cuanto sus paredes se contrajeron.
Eso hizo sonreír a Taehyung, que había imaginado esa escena muchísimas veces en su cabeza, y que realmente estuviera pasando le hacía querer repetirlo una y otra vez. Una capa de sudor cubría sus cuerpos, mientras seguía con sus movimientos, sabiendo que no faltaba mucho para que alcanzara el climax.
Una, dos y tres estocadas bastaron, mientras ella parecía embobada al ver su rostro enrojecido, como una vena se marcaba en su frente como tambiém otras en su cuello y este abrió su boca, soltando un gran gemido de placer.
Quitó el preservativo tratando de controlar su respiración, sorprendiéndola al caminar despreocupado buscando dónde tirarlo.
—Estás en tu casa —murmura rodando los ojos.
En cuanto volvió, soltó un suspiro se recostándose a su lado, para luego apegarse a ella para así poder entrar en el sillón. Ambos estaban con la respiración acelerada y sudorosos, este la observaba atento, notando que parecía estar perdida en sus pensamientos.
—¿Qué pasa por tu cabeza en estos momentos?
—Que no puedo creer que terminé cayendo—giró su cabeza para verlo.
—En algún momento debías hacerlo —ríe quitando un mechón de cabello de su rostro, por lo que lo miró extrañada—. Además, dijiste que también te encanto.
—No te atrevas a decirle a nadie —dice amenzante, lo cual le hizo soltar una risilla por lo bajo.
—Tranquila. Nadie sabrá lo que sucedió esta madrugada —le guiña el ojo.
Siguió admirándola como miraba a la nada, aún perdida en sus pensamientos, por lo que deseaba poder entrar a su cabeza, pero sus parpados comenzaron a pesar hasta que cayó en un profundo sueño, aunque esa no fuese su intención.
(...)
Yehyun despertó sintiéndose aún exhausta y completamente vacía, más que de costumbre, pero al voltear suspiró aliviada de que ya no estuviese Taehyung.
Volteó para agarrar su celular que se estaba en la mesa de cristal de al lado,.y al ver la hora se sorprendió.
Eran las doce del mediodia, cuando llevaba días yendo al restaurante a las seis de la mañana y por primera vez iría tarde.
Una vez que se bañó, cambió y perfumó se dirigió al restaurante, sintiendo su cuerpo algo adolorido por la noche que había tenido con el castaño que tanto detestaba.
En cuanto llegó, se encontró con Hyewoon que la miró aliviada, pues estaba realmente preocupada por ella al notar cómo le había afectado el rompimiento con el policía, pero al haber recibido un mensaje de ella la hizo despreocuparse y alegrarse de que haya dormido más horas.
—Hasta que llegas —suspira—. Por cierto, acabo de dejarte un café en tu oficina.
—Gracias.
—Te notas cansada. Deberías haberte quedado descansando más.
—No me hacía falta...
—Hey, Yehyun —se acerca Yoongi, con una charola en la mano—. ¿Te encuentras bien?
—Perfecta —sonríe falsamente y el rubio al ver su cuello sonrió con picardía.
—Ya lo creo —murmura antes de dirigirse a la cocina.
—Ve a tomar tu café antes de que se enfríe.
Sin decir más, asintió para dirigirse a la pequeña oficina. Mientras tomaba el café no pudo evitar recordar los besos, caricias y los movimientos enloquecedores de Taehyung. Llevó su mano a su cuello recordando como la había tomado de esa manera y se sintió estremecer, pero sin quererlo Jungkook invadió su cabeza.
Se pregunta porqué no pudo seguir manteniéndose inmune a las trampas del amor, pues ahora sentía que debia acabar con todo lo que se tratara del pelinegro. No quería seguir soñándolo, no queríq seguir sintiendo aquella punzada en el pecho, no quería seguir esperando alguna señal de él que le hiciera saber que realmente la quería, no quería seguir sintiéndose rota nuevamente.
Anhelaba acabar con todo lo referido a él, y estaba dispuesta a hacer lo que sea necesario para sacarlo de su mente y corazón.
Al escuchar unos toques en la puerta reaccionó, dejando el dolor de lado.
—¡Pase! —exclamó para luego darle otro sorbo al café.
En cuanto escuchó la puerta abrirse y unos pasos, levantó la mirada sintiendo como se paralizaba por completo, mientras un cosquilleo aparecía en su estómago.
—¿Jungkook?
Este se encontraba con una polera negra, un pantalón de vestir del mismo color, zapatos, sus típicos aretes que resaltaban y un ramo de flores en sus manos.
Su cabello ondulado caía por sus costados, tenía unas notorias ojeras, pero aún así lo veía tan atractivo como siempre, y el aroma de su colonia que tanto le encantaba llegó a sus fosas nasales, haciéndola estremecer.
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