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17; ¿ME RECUERDAS?

¿ME RECUERDAS?

Jungkook se encontraba frente a la casa de sus suegros. Estaba boquiabierto, admirándola, pues a pesar de que antes su familia fue adinerada no lo habían sido al punto de poder tener una casa así, que parecía más una mansión. Yehyun lo miro con una sonrisa, hasta que volteó a verla aún sorprendido.

—¿Aquí vivías tú?

—Pasé toda mi niñez y parte de la adolescencia aquí, sí.

—Vaya, en tu lugar seguiría viviendo en esta mansión —vuelve a mirarla boquiabierto—. Es demasiado grande, podrían vivir como cuarenta personas aquí...

La castaña no pudo evitar reír al escucharlo hablar así, mientras que él sonrió algo tímido darse cuenta.

—Pues, mi relación no era muy buena con ellos así que era bastante molesto seguir viviendo aquí.

Jungkook sacudió la cabeza reaccionando a su comentario, pues había olvidado por completo eso y empezaba a sentirse mal por haber hablado sin pensar.

—Tienes razón, lo siento.

—Está bien —besa su mejilla, logrando que se relaje y este le robó un beso.

—Lo necesito porque me encuentro nervioso por conocerlos.

—Tranquilo. A ti te amarán —asegura comenzando a caminar.

Aquel comentario provocó que se angustiara, pues sabía que lo decía por la mala relación que tenía con sus padres, lo que le hacía creer que a ella no la amaban en lo más mínimo.
Quiere ayudarla, hacer algo al respecto para que pudiese sentir ese amor fraternal.

Yehyun tocó el timbre, sintiéndose nerviosa por el hecho de que hacía demasiado que no veía a su padre.
No quería que ese día especial se arruinara por alguna de sus discusiones, por lo cual antes de verlos había meditado.
Lo había hecho cuando Jungkook la miraba aún recostado y no podía evitar reír por momentos, por lo que mientras ella intentaba meditar, soltaba algún que otro comentario haciéndola reír y que su concentración se esfumara.

Esperaba impaciente y Jungkook acariciaba su brazo, tratando de darle calma de alguna manera, hasta que la puerta se abrió.

—Cuando tu madre me dijo que vendrías no me lo podía creer —habla su padre.

Lee Baek era un hombre alto de tez canela, corpulento y mirada demasiado intimidante. Su carácter era totalmente lo opuesto a su hija, por lo cual solían discutir mucho, y ella aún de grande no podía comprender como su madre se había casado con un hombre así. Era demasiado terco, cerrado de mente, insensible, dominante, rencoroso y calculador.
Le gustaba manipular a las personas y al no poder hacerlo con su hija como solía hacerlo constantemente con su esposa, hacía que se detestaran por momentos.

—Pues, aquí estoy —murmura nerviosa—. Les presento a Jeon Jungkook...—lo mira con una media sonrisa—. Mi novio.

Al decir esas palabras sus padres no pudieron evitar sorprenderse, pues con los años se dieron por vencidos con que su hija pudiera asentar cabeza en su vida amorosa. Para ellos era muy importante que ella estuviera en una relación y si era con alguien de apellido importante, o alguien con un buen trabajo era aceptable.

—Vaya, hasta que al fin haces algo bien —comenta su padre—. Lee Baek y ella es mi esposa Goeun.

—Un placer conocerlos —hace una reverencia—. Traje ésto, espero que les guste —enseña la botella de vino que Baek tomó rápidamente.

—Veo que sorprendentemente, mi hija conoce mis gustos y te lo ha dicho —sonríe mirando la botella—. Pasen —se hizo a un lado para que pudieran pasar.

—Que buen hombre te has agarrado —le murmura su madre al oído.

—Ya, ten —entrega el pastel que llevaba en sus manos.

—Oh, mira, cariño —Goeun se acerca a su esposo—. ¿Lo hiciste tú, hija?

—Claro. Jungkook me ha ayudado un poco —lo mira sonriente.

—Casi nada en realidad —murmura sonrojado—. No soy bueno para las cosas dulces, en si todo lo ha hecho ella. Tiene muy buenas manos para la cocina —sonríe.

—Lo sé. Adoro sus comidas aunque muy pocas veces nos ha cocinado —se dirige hacia la cocina para dejar el pastel.

—No me gusta el chocolate —comenta Baek—. Vengan, vamos a sentarnos que el almuerzo ya está listo.

Yehyun ante su comentario bajó la cabeza, ya que no lo había recordado, pero su novio al verla tomó su mano dándole un pequeño apretón.

—Vamos, pequeña —murmura regalándole una sonrisa tranquilizadora.

La servidora llevó el almuerzo a la mesa y cuando comenzaron a comer, también fue el inicio del cuestionario hacia Jungkook.
Este pareció contestar las preguntas con total normalidad, pero no fue así, ya que por momentos tomó la mano de su novia bajo la mesa. Ella intentó demostrarle su apoyo para que sus nervios disminuyeran, y sus padres no hicieran preguntas que lo incomodaran.

—Así que eres policía —sonríe Goeun—. Es un buen trabajo, ¿no crees, cariño?

Miró a su esposo que parecía perdido en sus pensamientos, mientras observaba a Jungkook, y la castaña miró a su padre algo temorosa de que eso no fuese suficiente para llenar sus expectativas.

—Vaya, policía —habla algo sorprendido—. He escuchado que la policía no es muy eficiente aquí...

—Lo admito y es algo que me desagrada totalmente —hace una mueca—. Pues, no es por ambicioso, pero espero realmente algún día ocupar el cargo de Jefe de policía.

—¿Crees algún día poder hacerlo? —alza una ceja—. Apenas tienes veintiocho años. Creo que eres muy joven para ocupar un cargo como ese.

—Tiene razón, y no es por nada, pero la mayoría de veces mis operativos salen más que bien —sonríe, mientras Yehyun lo miraba orgullosa—. Así que estoy seguro que en un tiempo más, podré llegar a ocupar ese cargo.

—Vaya, realmente te has conseguido un buen novio, hija —dice la mujer con una gran sonrisa en su rostro.

—Lo sé —contesta sin dejar de mirarlo con una sonrisa, mientras sus ojos brillaban por la gran admiración que sentía por él











(...)













Siguieron conociéndose, hasta que Jungkook comenzó a sentirse más cómodo ante la presencia de sus suegros. Baek se dirigió a su despacho, mientras Goeun atacaba con sus preguntas nuevamente y Yehyun trata de ayudarlo.

—¿Por qué no llamas a tu padre para comer lo que has hecho? —pregunta su madre y la castaña miró a su novio algo insegura.

—Está bien. Ve —acaricia su mejilla por un momento, regalándole una sonrisa tranquilizadora.

Algo relajada comenzó a caminar hacia el despacho, pero al escuchar la voz de su padre se acercó a la puerta que estaba entreabierta, lo que le hizo sentir dudosa ya que no sabía si era correcto interrumpirlo porque podría molestarse.

—Dicen que es mejor tener al enemigo cerca, ¿no crees?

Al escuchar esas palabras, frunció el ceño desconcertada y llena de curiosidad, por lo que decidió abrir la puerta, encontrándose con su padre, el cual estaba sentado hablando por teléfono. Este al verla alzó una ceja, mientras ella jugaba con sus manos algo nerviosa, porque no quería que su curiosidad causara una discusión.

—Háblamos luego. Adiós —colgó y levantó la mirada nuevamente—. ¿Qué haces aquí?

—Mamá pidió que te buscara —trata de sonar normal, pero su voz salió algo débil—. Vamos a comer el pastel que he hecho.

—No me gusta el chocolate...

—Pero Jungkook sigue aquí —hace una mueca—. ¿No crees que deberías estar presente?

—Ya, otro día tráelo de nuevo —le resta importancia—. Vete.

Volteó molesta dando un portazo, para luego dirigirse al jardín trasero, donde estaba su madre ya cortando el pastel, con una sonrisa en su rostro al igual que Jungkook. Parecían estar conversando animadamente, lo cual de cierta manera le agradó, pero no podía evitar seguir molesta por el comportamiento de su padre.

—¿Y tu padre?

—No va a venir —contesta sentándose al lado de su novio que notó rápidamente que algo le molestaba.

—Ya sabes cómo es —le resta importancia sirviendo el pastel—. Mi esposo se la pasa todo el tiempo trabajando.

—Oh, lo entiendo —sonríe a medias—. La mayoría de los padres son así.

—Iré a llevarle un café —se levanta pasando las palmas de las manos por el pantalón—. Ya vuelvo.

En cuantos los dejó solos, tomó la mano de su novia tirando su cuerpo hacia el costado acercándose a ella.

—¿Discutiste con él? —pregunta preocupado.

—Aún no.

—Oye, no te amargues.

—Es que no puedo creer que actúe así estando tú aquí...

—No te preocupes por eso —acaricia su mejilla—. No me hace sentir incómodo, ni nada. Sólo quiero que tú estés bien y te sientas cómoda —aprieta su nariz por un momento, provocando su risa—. Si quieres que nos vayamos, sólo dímelo, pequeña.

—Gracias, Jungkook —murmura con una sonrisa y junta sus labios por un momento.

En cuanto volvió su madre, comenzaron a conversar animadamente, mientras comían el pastel hecho por ella y comentaban lo delicioso que estaba, haciéndola sonreír satisfecha.
Fue un momento realmente agradable que no esperó que saliese así de bien, eso la sorprendió por completo, pero le gustó demasiado.












(...)











El policía salía de la cafetería con una sonrisa en su rostro, mientras leía el mensaje de su novia que le avisó que ya había terminado de trabajar, así que podía pasar por ella.
Los días pasaban demasiado rápido y ya llevaban un mes juntos. Un mes en el que era extremadamente feliz junto a ella. Sentía que le ayudaba de cierta manera a creer aún más en él, y ya no se obsesionara con su trabajo porque pensar en verla lo emocionaba.

Guardó el celular en el bolsillo de su pantalón, y al levantar la vista se desconcertó por completo, pues un rostro masculino se le hizo conocido. En cuanto sus miradas se encontraron, el otro hombre frunció el ceño, lo que le hizo saber que quizás estaba en lo correcto y cuanto más se acercaba a este, más seguro estaba.

El de cabello rizado al verlo acercarse, también guardó su celular, recordando los días en que lo había visto. Lo recordaba mejor ya que lo único en que cambió era el tamaño de su cuerpo, su altura, su cabello que estaba más largo, llevaba más aretes en sus orejas y sus facciones maduras.
En cuanto estuvieron frente a frente, este se sorprendió al ver que ya tenían la misma altura.

¿Me recuerdas? —su voz salió ronca.

—Claro que te recuerdo —admite Jungkook—. Has cambiado demasiado si soy sincero.

—Tú has cambiado un poco. Así que eres finalmente un policía —alza ambas cejas—. Cumpliste tu sueño.

—¿Y tú, Taehyung? —lo mira curioso.

—Pues, con un amigo hacemos negocios de importación y exportación.

Jungkook estaba algo sorprendido por sus palabras, ya que las veces que lo había visto años atrás, sabía que era un completo desastre y no creyó que podría asentar cabeza, convirtiéndose en un hombre maduro.

—¿Y Namjoon? —pregunta curioso, Taehyung—. Hace años no sé nada de él.

—Pues, es policía en Busan. Seguimos siendo mejores amigos, así que aún tengo comunicación con él.

—Vaya, me gustaría volver a verlo.

—Le comentaré que volví a verte —sonríe a medias lo cual se le dificultó un poco e intentaba que no fuese notorio.

—Me parece bien.

La tensión comenzó a crecer cada vez más, al punto que sólo se quedaron mirándose fijamente, analizándose el uno al otro.

—Bien, debo irme —rompe el silencio, Jungkook—. Espero volver a verte.

—Y yo. Que tengas una buena noche.

—Y tú —estrecha su mano sin quitarle la mirada de sus orbes oscuros.

Mientras el policía se dirigía a su coche, se miraron fijamente, pues sentía que algo no andaba bien y, Taehyung comenzaba a creer que Jungkook sería un gran problema para él.

EDIT

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