15; EL CORRECTO
❝EL CORRECTO❞
Taehyung entró a la bodega, en cuanto subió las escaleras caminó por el largo pasillo, hasta que se encontró con un hombre de cabello largo que estaba atado a una silla. Su rostro estaba ensangrentado y sollozaba, mientras dos hombres estaban a sus lados y al ver al de cabello rizado hicieron una reverencia.
Uno de ellos se llamaba Bruce, era de tez canela, calvo, ojos cafés, llevaba una barba creciente. Era alto de un metro noventa y corpulento, lo que provocaba que diera miedo, por lo que la mayoría de tiempo estaba cerca del castaño, ya que era en quien más confiaba para que lo protegiera.
—Bae Seung, ¿cierto? —pregunta llevando las manos a su espalda.
—Sí, señor.
—Dime, ¿cómo es que llegó la policía a la bodega? —acerca su rostro al de él.
—N-No lo sé...—niega con la cabeza. Taehyung soltó una risilla irónica, tratando de soportar sus ganas de golpearlo hasta sacarle la verdad—. N-Ni siquiera sabemos cómo es su nombre o algo de usted. Sólo sabemos lo que se dice por todos lados.
—¿Y qué se dice de mí, Bae? —lo mira atento.
—Que hay tener mucho cuidado con V, porque quien se mete con él recibe un balazo en la frente —murmura temeroso—. Por eso le juro que no lo he traicionado.
—Tienen razón. No me gustan los soplones —alza una ceja enderezándose, para luego sacar el arma que llevaba en la parte trasera de su pantalón—. Y tú...eres uno —le disparó en la frente provocando que aún atado en la silla cayera hacia atrás—. Ya saben lo que tienen que hacer.
Odiaba tener que pasar por aquellas situaciones, aunque estuviese acostumbrado, pues no entendía cómo luego de todo lo que se hablaba de él se atrevían a traicionarlo de tal manera, pensando que saldrían ilesos de esa situación.
—¡Digan lo que sucedió con este imbécil, para que más nadie se atreva a traicionarme de esta puta manera! —grita furioso.
Ambos hombres asintieron para luego acercarse al cuerpo sin vida y comenzar a desatarlo.
—Félix, ven aquí.
Un chico de diecinueve años, cabello rubio y largo, con pecas esparcidas en su rostro, orbes cafés y labios esponjosos, se acercó algo temeroso a pesar de trabajar para él más de un año, pero es que nunca le había visto el rostro hasta que este regresóa Seúl.
Sólo se habia encargado de seguir las ordenes de Jin, el cual lo llenaba de miedo.
Taehyung confiaba de cierta manera en él, ya que le recordaba cuando tenía su edad y cometió el peor error de su vida al decidir arruinar su vida trabajando para Soohyun.
Félix lo había buscado para meterse en aquella vida, Jin no se había negado, pero cuando Taehyung vio al volver que se trataba de alguien de su edad, no le gustó para nada. Félix quería dinero fácil y por más que al principio el de cabello rizado se negara, este logró convencerlo. Fácilmente se adaptó a esa vida, era eficiente y demostraba ser leal, lo que hacía que el castaño depositara un poco su confianza en el.
—Tengo un nuevo trabajo para ti —apoya la mano en su hombro—. Necesito que vayas a Daegu porque el imbécil de Minho no me está siendo eficiente.
—Está bien —asiente comenzando a caminar a su lado—. Iré ahora.
—Perfecto. Si logras hacer este trabajo te pagaré muy bien y puedo apostar que no has visto tanto dinero en tu vida —sonríe.
El rubio asintió e hizo una reverencia antes de bajar las escaleras rápidamente, mientras que Taehyung, soltó un suspiro al verlo emocionado por tanto dinero, sin importarle el seguir arruinando su vida.
(...)
La hora llegó y unos toques en la puerta provocaron sus nervios. Se dirigió temblorosa hacia la puerta y en cuanto la abrió se encontró con Jungkook, como también con un gran ramo de rosas, no pudo evitar sonreír.
Caminaron hacia el coche, le abrió la puerta del acompañante y le tendió la mano para ayudarla a subir.
Le gustaba tener aquellos detalles que con el paso del tiempo habían desaparecido en las personas, y más que nada le gustaba tenerlos con ella, porque provocaba que sus ojos brillaran y una gran sonrisa apareciera en su rostro.
En cuanto llegaron a su casa, la castaña se llevó otra gran sorpresa. El policía había cocinado para ambos, velas y copas de vino se encontraban en la mesa con música lenta que sonaba de fondo. Estaba completamente sorprendida y emocionada por esos detalles que nunca tuvieron con ella, no pudo evitar sentirse como en las películas románticas para adolescentes.
Siempre que las veía se sentía disgustada y decía detestar aquellos detalles, pero ahora que estaba recibiéndolos, quería saltar de felicidad y contarles a sus mejores amigos aunque estos se burlaran de ella luego.
Jungkook se acercó a la silla para que ella tomara asiento, lo cual le agradeció con una gran sonrisa.
Comenzaron a cenar, mientras conversaron animadamente y este la hizo reír con sus ocurrencias. Con el tiempo que llevaba conociéndola sabía qué cosas le molestaba, y quiso bromear un poco con eso, provocando que esta se cruzara de brazos y lo mirara enfadada por hacer chistes sobre su estatura.
—Mira, ahora tienes dos opciones, pequeña —llevó la copa de vino a sus labios para darle un sorbo—. Puedes golpearme o puedes besarme para callarme —alza una ceja, mientras se levantaba para acercarse a ella e inclinarse hacia adelante para quedar a su altura—. Pero tienes que saber que me gusta la segunda opción.
Yehyun tratando de esconder el sonrojo que había provocado, miró lo que quedaba de vino en su copa, para luego acabarlo de un sorbo.
—Pues, a mí también me gusta más la segunda opción —sonríe.
Jungkook sin dudarlo llevó la mano a la nuca de ella, para luego juntar sus labios en un beso apasionado que la sorprendió. La tomó de la cintura, haciendo que se levantara de la silla y la apegó a él profundizando el beso creando una guerra entre sus lenguas. Ella tiró de su cabello y soltó un jadeo sobre sus labios, ambos estaban deseosos y quieren probar más del otro.
—Realmente me gustas, Yehyun —murmura acariciando su mejilla mirándola fijamente.
Sus respiraciones eran pesadas, Jungkook trataba de controlarse, pero deseaba volver a juntar sus labios y probar su piel de una vez.
—Tú también a mí —sonríe y juntó sus labios en un pequeño beso, mientras acariciaba su cabello.
—Al principio tenía miedo de no poder llamar tu atención —admite con una sonrisa—. Pero cuando noté tus celos supe que lo había logrado...
—Oye, no eran celos —ríe sonrojada, golpeando su brazo levemente, por lo que este soltó una carcajada.
—Yo sé que lo eran, pequeña. Y no tienes que tenerlos más porque mis ojos están puestos en ti —asegura y se humedeció los labios—. En verdad, me gustaría que me dieras la oportunidad para demostrarte cuanto amor te mereces —murmura tímido—. Quiero hacerte feliz, quiero que tú te des la oportunidad de abrirte nuevamente al amor, quiero ser el correcto para ti, Yehyun.
Aquellas palabras la tomaron por sorpresa, no se esperó que el policía diese el siguiente paso, aunque con todo lo que había organizado para esa noche, debió esperárselo más que nada.
Se sentía nerviosa, con miedo y este lo notó por lo que le regaló una sonrisa tranquilizadora.
—No tienes que contestar...
—Está bien —suelta sorprendiéndose hasta ella misma—. Quiero intentarlo...contigo.
Jungkook la tomó de la cintura elevándola unos centímetros, provocando que soltara un chillido, pues se sentía realmente feliz por su respuesta. En cuanto la bajó juntó sus labios en un tierno beso.
—Prometo que no te arrepentirás.
—Eso espero.
Lo observó fijamente, esta vez ella acariciando su mejilla, en sus ojos pudo notar que realmente era un buen hombre, que tenía buenas intenciones y esperaba más que nada no equivocarse.
Juntó sus labios y este volvió a apegarla a él, llevando la mano a su nuca para profundizar el beso, haciendo que sus respiraciones se volvieran pesadas.
Comenzaron a caminar hacia la habitación, mientras ella desabotona su camisa negra, pero al entrar a la habitación miró sorprendida los pétalos de rosas.
—Vaya, no dejas de sorprenderme —murmura mirando a su alrededor.
—Me gusta tener estos detalles —sonríe quitando su camisa, capturando por completo su atención por los tatuajes que adornaban por completo su brazo izquierdo.
Jungkook volvió a acercarse a ella, juntó sus labios en un pequeño beso que luego los fue bajando por su barbilla, cuello y hombro desnudo apartando su cabello de este.
Yehyun acarició su abdomen, mientras suspiraba al sentir sus besos húmedos, sólo esperaba que esta vez pudiera pasar porque realmente desea poder sentirlo.
Caminó hacia la cama acostándose sobre ella, mientras se besan de manera hambrienta. Bajó sus besos por su cuello, bajando el cierre de su vestido rojo que tanto había llamado su atención al verlo.
—¿Me permites? —pregunta con la respiración pesada, y la castaña asintió dándole el permiso de sacárselo.
No sabía hasta ese momento que podía sentir ternura, mientras se encontraba en aquella situación, pero Jungkook se le hacía así pidiéndole permiso para todo. El hecho de como la miraba y la trataba, todo de él ablandaba su corazón hasta en ese acto.
Pues, con los hombres que había estado antes no le pedían permiso para nada y hasta eran bruscos con ella.
Al ver su cuerpo desnudo y que sólo llevaba unas bragas del mismo color, se sintió completamente embobado por ella. Esta llevó sus dedos temblorosos a su pantalón, mientras el pelinegro observaba como desprendía su pantalón negro.
La ayudó a sacárselo y se recostó sobre ella nuevamente, para juntar sus labios.
Yehyun sintió como las caricias de Jungkook quemaban su piel, besó su cuerpo provocando que jadeara mientras jugaba con sus pechos.
Arqueó su cadera jadeando, sintiendo cuan duro estaba en ese momento y este soltó un gruñido, por lo que lo volvió a hacer.
Una vez que estuvieron completamente desnudos, Jungkook se puso el preservativo, para luego volver a posicionarse sobre ella.
La miró pidiéndole permiso y la fémina asintió con una sonrisa juntando sus labios, pero en cuanto sintió como se introdujo lentamente clavó las uñas en su espalda, soltando un gemido de dolor y placer a la vez.
—¿Te hice daño? —pregunta preocupado sin moverse.
—No, tranquilo —soltó una risilla nerviosa.
Besó su frente y la observó fijamente, mientras esperaba que se acostumbrara él. En cuanto pasó, comenzó a moverse lentamente, escondiendo en un momento el rostro en su cuello y soltó un gruñido entrelazando sus dedos.
Yehyun se aferró a su espalda, tratando de ahogar sus gemidos con sus embestidas lentas que se le hacían algo torturantes.
Luego de un rato así logró quedar encima de él, sorprendiéndolo, pero deseaba sentirlo aún más y cuando pasó soltó un gran gemido clavando las uñas en su espalda, mientras Jungkook mordía su labio inferior inclinando su cabeza hacia atrás.
El tenerla de esa manera hacía que pudiese admirarla aún mejor, y llevó las manos a su pequeña cintura ayudándola con sus movimientos.
Se sintió enloquecer al verla de aquella manera, no pudo evitar gemir sabiendo que en cualquier momento ambos llegarían al clímax.
Una capa de sudor cubría los cuerpos de ambos, ella estaba aferrada a sus hombros, mientras gemía en su oído provocándolo aún más.
En cuánto sus paredes se contrajeron soltó un grito con su nombre, mientras él aumentó sus movimientos aferrándose a su cuerpo, y así a los pocos segundos llegar al clímax.
Ambos se encontraban agotados, la fina sábana blanca cubría sus cuerpos y la castaña apoyó la cabeza sobre su pecho, mientras este acariciaba su brazo hasta llegar a su mano. Por momentos le provocó cosquillas con sus caricias, lo que hizo que ambos rieran.
—Nunca me gustó el romanticismo —admite la castaña y giró un poco su cabeza para verlo. Este estaba concentrado en las caricias de su brazo, pero en cuanto sintió su mirada giró la suya para verla—. Pero debo admitir que todo lo que hiciste esta noche, me gustó demasiado —sonríe.
—¿Lo dices en serio? —sonríe ilusionado.
—Sí —entrelaza sus dedos.
—Gracias por darme y darte una oportunidad —besó su mejilla y acarició su cabello—. Quiero hacerte realmente feliz.
—Estoy aterrada. No me lastimes, Jungkook —lo mira rogante.
—Conmigo no debes tener miedo —pasó ambos brazos por su cintura apegándola aún más a él, y ella volteó a verlo pasando el brazo por su abdomen
—Me haces bien y eso me asusta porque nunca me pasó antes.
—Todo saldrá bien. No te lastimaré porque yo también sé lo que es salir lastimado —acarició su cabello mientras ella se sorprende por sus palabras—. Seré el indicado para ti. Lo prometo.
Jungkook anhelaba ser amado y por esa misma razón se había lastimado antes. Yehyun quería pensar que si había alguien correcto para ella, lo iba a ser él, ya no quería tener miedo por sus sentimientos tan abrumadores.
Sin saberlo, mientras se encontraba en ese abrazo y la invadía la paz, los brazos de Jungkook se estaban transformando en su refugio, que hacían que todos sus miedos y tristezas desaparecieran.
EDIT
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