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11; DULCE MOMENTO

DULCE MOMENTO

Yehyun no podía dejar de sonreír y de mirarse en el espejo, ya que no sabía si estaba vestida de una forma correcta. Llevaba una chaqueta rosada, un camisa blanca, jean blanco y zapatillas del mismo color.
En cuanto abrió la puerta emocionada porque Jungkook estaba esperándola, se sorprendió al verlo con un ramo de flores y su gran sonrisa.
Su cabello estaba tirado hacia atrás dejando ver sus costados rapados, llevaba una chaqueta de cuero negra, una polera negra, pantalón de vestir negro y zapatos del mismo color.

No podía dejar de mirarlo, pues las veces que estuvieron juntos siempre vestía de negro, que lo hace ver aún más atractivo y se le hizo muy tierno el que le diera flores. Nunca antes le había pasado, por lo que no pudo evitar sonrojarse.

Hicieron un picnic de noche en el parque, el cual estaba vacío lo que fue ideal para ese momento que a la castaña le recordó las películas y series románticas. Árboles y plantas rodeaban aquel parque, donde abundaba la tranquilidad para ambos.
Mientras comían conversaron sobre qué habían hecho en los días que no se vieron, y luego decidieron recostarse para ver las estrellas, aunque por momentos sin que ella lo notara, embobado volteaba a verla.

—Cuéntame más sobre ti —habla la fémina, apoyando las manos entrelazadas en el abdomen.

—¿Qué puedo decirte? —pregunta pensativo—. Pues, siempre tuve lo que quería cuando era pequeño. Mi padre lo era todo para mí, hasta era también mi mejor amigo, mientras que mi madre era demasiado estricta cuando se trataba de mí —hace una mueca—. En cambio, él siempre cumplía cada capricho mío, aunque cuando supo que no quería ser parte de la empresa familiar se decepcionó demasiado de mí —suspira y Yehyun no quita la mirada de él prestando atención a cada palabra que suelta—. Ellos se vinieron un tiempo aquí a buscar trabajo cuando esa empresa quebró, mientras yo comenzaba la carrera para ser policía.

》Los visitaba a veces, hasta había hecho unos amigos aquí que me hacían realmente feliz, y durante ese tiempo mi padre y yo habíamos vuelto a tener una mejor relación. Él había comenzado a trabajar, pero el dinero seguía haciéndonos falta. Mi madre me culpaba por el hecho de que mi padre había gastado demasiado en un auto y alquiler para mí, como en mis caprichos —comenzó a jugar con sus manos dejando notar que aún le afectaba hablar sobre eso—. Empecé a trabajar también para tratar de ayudarlos, aunque no era mucho lo que ganaba, pero algo algo. Por esos problemas al poco tiempo, perdí a mi papá. Nunca encontraron a quien lo mató, entonces, me juré ser un buen policía —toma aire—. Me juré encontrar a ese maldito que le quitó la vida a mi padre solamente por dinero —se sienta con sus facciones endurecidas y ella hace lo mismo.

—Jungkook, lo siento tanto —apoya su mano en la suya en forma de apoyo—. Realmente, espero que algún día puedas encontrarlo.

—Aunque hayan pasado seis años estoy seguro de que lo haré. Pero ya no háblemos de cosas tristes —sonríe a medias—. Cuéntame de ti.

Yehyun quería borrar la angustia que se se reflejaba en sus orbes, pues era demasiado evidente que hablar sobre su papá le había afectado de gran manera, aunque hayan pasado años de eso, y tratara de fingir una sonrisa en su rostro.
Este no quería arruinar el dulce momento que estaban pasando, por lo que decidió que hablara sobre ella y así borrar los recuerdos que estaban apareciendo en su cabeza, logrando afectarle aún más.

—Pues, no sé qué decir —ríe nerviosa—. No fue nada increíble...

—De todas maneras, te escucho.

Sonrió al verlo de esa manera y comenzó a recordar su niñez y adolescencia arrugando su nariz.
Jungkook al verla sonrió tiernamente, esperando pacientemente que decidiera hablar.

—Creo que fui un accidente —bromea y ambos ríen.

—¿Por qué lo dices?

—Pues, desde que tengo memoria, mi padre se la pasaba en la empresa y mi madre por más que no trabajara nunca se hizo cargo de mí. La sirvienta era la que me cuidaba, la que solía jugar conmigo —presiona los labios—. A medida que iba creciendo, comencé a discutir más con ellos, hasta que decidieron que era hora de que me fuese de ese infierno al que le llamaban hogar, pues decían que era muy rebelde y que manchaba nuestro apellido —suelta una risa amarga —. Creo que fue lo mejor que pudieron hacer por mí —asegura con una sonrisa—. De todas maneras, en estos años he mejorado la relación con mi madre. A mi padre suelo verlo pocas veces, pero es mejor así para los dos.

Jungkook la miraba algo compasivo, pues no le gustaba saber que nunca fueron capaces de demostrarle algo de cariño a su hija. Por lo poco que la conocía algo le decía que era realmente maravillosa y sentía la necesidad de darle todo el cariño que le había faltado.
Desde que la había visto por primera vez, comenzó a caer rendido a sus pies y cada segundo que pasaba a su lado caía un poco más, aunque quisiera resistirse

—Acepto que nunca tuve un buen comportamiento, que era rebelde, caprichosa...

—No es tu culpa. Ellos debieron tomarse el tiempo para compartir momentos contigo. Si fuiste así fue porque necesitabas la atención de ellos—explica con suavidad—. Aún así, con lo poco que te conozco puedo decir que realmente eres una persona fuerte e increible. Estoy seguro de que estás llena de cosas maravillosas que aún no conozco y no es gracias a ellos —asegura provocando que se sonrojara y bajara la mirada.

—Gracias...

—Me gustas, Yehyun —levanta su barbilla haciendo que sus miradas se conecten.

Al escuchar esas palabras no pudo evitar sorprenderse, aunque luego sonrió sonrojada.
Este al verla sonreír de aquella manera y como sus mejillas enrojecían, no pudo evitar seguir su impulso acercando sus rostros. Sus respiraciones comenzaron a mezclarse, este la observaba pidiendo permiso por lo que la castaña asintió algo nerviosa, y así sin dudarlo, llevó la mano a su mejilla para después juntar sus labios.

Sentía que se le olvidaba besar, quizás eran sus nervios, pero se sentía tonta en ese momento por lo que se separó y soltó el aire que había retenido. La miró confundido y ella bajó la mirada sintiendo su rostro arder.
No sabía cuántas veces él había provocado eso, pero comenzaba a detestarlo porque era el primero en hacerlo.

—Lo siento.

Este soltó una risilla tierna y volvió a llevar su mano a la mejilla de ella, mirando detalladamente cada centímetro de su rostro, sintiéndose embobado.

—Está bien —le regala una sonrisa tranquilizadora.

Volvió a acercarse lentamente a ella juntando nuevamente sus labios, pero esta vez sin que se separara por los nervios. Pasó lentamente su lengua por su labio inferior pidiéndole permiso, por lo que abrió su boca dejándole introducir su lengua.
Sus lenguas comenzaron una guerra y su otra mano la llevó a la espalda de la castaña recostándola lentamente.
Apoyó el peso en el brazo, mientras la mano que tenía antes en su mejilla la llevaba a su cintura.

Aquel beso está provocando un remolino de emociones en él. Se sentía perdido en ella y no quería dejar de besarla. Mientras que la fémina sentía un cosquilleo en su estómago al sentir su lengua deslizarse sobre la suya.
Quería más, pero a la misma vez estaba demasiado nerviosa, tanto así que no sabía que hacer con sus manos más que dejar una en su pecho.

Se separó nuevamente y desvió su mirada.

—Lo siento.

El policía no pudo evitar reír al notar sus nervios y saber que era el causante.

—Está bien, preciosa —murmura sonriente y deja un pequeño beso en sus labios.

Volvió a acariciar su mejilla pero esta vez juntó sus frentes y al sentir tanta paz en aquel momento al igual que ella cerró sus ojos.
Ninguno quiere acabar con aquel dulce momento, pero ya era tarde y estaba refrescando cada vez más.

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