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Capítulo 7: Falsas acusaciones

【𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈: 𝐅𝐀𝐋𝐒𝐀𝐒 𝐀𝐂𝐔𝐒𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 】

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Sabía que algo andaba mal, sólo que aún no podía ordenar las piezas del rompecabezas. Miré por el espejo retrovisor a la mocosa quien tenía las manos sobre su regazo hechas un puño y veía por la ventana mientras lloraba.

Íbamos en medio de dos patrullas y aún seguía sin entender porque tanto alboroto. ¿Sospechaban de mí?

Tardamos alrededor de veinte minutos en llegar por el tráfico que había en la ciudad. Aquel sitio estaba lleno de policías y uno que otro civil, ambos caminamos por un pasillo largo y poco iluminado hasta una sala de espera.

—Señor Ackerman, por aquí — señaló una puerta — Señorita Bennett, por aquí.

Cada quien se fue por su lado correspondiente. Esperaba que esto fuese rápido, no estaba para perder el tiempo.

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Aquel cuarto de interrogación tenía un aspecto muy tenebroso, las paredes eran de un color gris verdoso y el ambiente era muy frío. Había solamente dos sillas, una de lado izquierdo y una del lado derecho, estas eran separadas por una mesa de metal.

Tomé asiento en una de las sillas de metal y unos minutos más tarde entro un hombre de mediana estatura y tez morena, el cual vestía de traje y cargaba con su respectiva placa.

—Soy el detective Miller — se presentó, no parecía muy amigable — Eres ______ Bennett, ¿no? — Asentí en respuesta — ¿Sabes por qué estás aquí?

—Para un interrogatorio.

—Bien — abrió la carpeta y comenzó a leer los documentos que habían dentro —Tenemos en cuenta de que no eres mayor de edad así que un trabajador social viene en camino. Comencemos por algo sencillo, ¿dónde pasaste la noche?

Me quedé en silencio, tenía miedo de meter a Levi en problemas.

—Lejos de casa, no soportaba estar allí una noche más — finalmente hablé.

— ¿Por qué? — entrelazó sus manos sobre la mesa mientras me miraba atentamente.

—Era un infierno desde que me despertaba hasta que me dormía, todos sufríamos los constantes abusos por parte de la señora Taylor.

— ¿Podrías definir infierno? — habló en un tono de voz gélido y hostil.

—La señora Taylor solía gritarnos, humillarnos y golpearnos prácticamente todos los días.

— ¿Y es por eso que los mataste?

Mi rostro era una mezcla de impresión y confusión.

—Yo no lo hice, ni siquiera tengo motivos.

—No me mientas, nunca me he llevado bien con los mentirosos — La conversación se volvió un poco más tensa y no parecía llegar a nada — ¿Por qué no denunciaste anteriormente los abusos? ¿Por qué hablas hasta ahora?

—Nunca dije nada porque no salíamos de la casa y el trabajador social que se supone que debería ir mensualmente jamás llegó. Estoy en esa casa desde hace dos años y nadie se tomó la molestia en velar por nuestro bienestar cuando se supone que ese es su trabajo.

Estaba enojada, me sentía cómo una criminal a pesar de que no hubiese hecho nada malo. Aquel hombre parecía muy seguro de su acusación, no había manera de hacerlo cambiar de opinión.

—Pues déjame decirte que no te creo, ¿sabes por qué? Porque todo gira en torno a ti... — la conversación se vio interrumpida en el momento que se abrió la puerta de golpe.

Pude notar que se trataba de una mujer joven y alta, su cabello era corto y de color rubio. Vestía unos tacones cerrados de color negro no mayor a cinco centímetros, también un pantalón de gabardina azul marino el cual acompañaba junto con un cinturón de cuero y un abrigo que hacía juego con el pantalón.

—Ya he escuchado suficiente, Miller. Finalmente puedo determinar que eres un idiota incapacitado — soltó la carpeta en la mesa y se cruzó de brazos viendo al detective.

—Estaba a punto de confesar, Nanaba.

La rubia iba acompañada de otro hombre el cual se quedó parado en la entrada viendo aquella escena.

—Una de las víctimas es un hombre de un metro ochenta y ocho más o menos, al cual le cortaron la garganta y no hay signos de forcejeo, ¿crees que realmente una adolescente de mediana estatura haya cometido aquel crimen? Teniendo en cuenta que le dobla la altura y peso.

Hubo un silencio incómodo y luego Nanaba volvió a hablar.

—Señorita Bennett, le agradecería que esperara un segundo afuera mientras le escribo un reporte al detective Miller.

Asentí en respuesta y me levanté saliendo de aquel tenebroso cuarto.

|𝐋𝐄𝐕𝐈|

Estuve esperando por diez minutos a que me pudieran indicar si me podía retirar, mi interrogatorio fue algo rápido pero el de la mocosa se tardó un poco más. Durante todo ese tiempo pude notar lo sucio y descuidado que estaba aquel sitio, quizá no era muy concurrido pero se me hacía algo asqueroso.

Caminé de un lado a otro tratando de poner mis pensamientos en orden, sin embargo, aún mantenía la idea de que _______ los había asesinado. Escuché la puerta abrirse y noté que sólo había salido la castaña, chasqueé la lengua y me acerqué a ella acorralándola.

—Dime la verdad, ¿los mataste tú? — Negó con la cabeza atemorizada— ¿Cuál era el plan? ¿Matarlos, huir y luego qué?

Su semblante cambio inmediatamente, pasó de estar atemorizada a confundida y algo enojada.

— ¿Realmente usted cree que después de matar a alguien, volvería a la escena del crimen? Detestaba a los que se suponen que debían cuidarnos, no a los niños, más bien quería salvarlos y no lo logré, no pude darles el futuro que les había prometido aquella noche antes de escaparme; una cálida cama y familia que los amara tanto como los llegué a amar yo — hizo una pausa para tomar aire y continuo — Usted puede creer lo que quiera pero estoy muy segura de que no soy una asesina.

Me apartó y se sentó en una de las sillas que estaba a lo largo del pasillo lejos de mí. Durante todo este tiempo se me hacía algo difícil confiar en las personas ya que me he encontrado con todo tipo de temperamentos y mentalidades, pero la única diferencia es que nunca hubo nadie tan inocente y humana cómo ella.

Me retiré hacia una pequeña cafetería dentro de la estación. Deseaba tomarme un té para despejar la mente, sin embargo, sólo había café y lo detestaba por completo. Noté que había una máquina expendedora con refrescos y un té helado embotellado pero no estaba seguro sobre si su sabor sería agradable.

En aquel momento un recuerdo rápido llegó a mi mente, sin duda alguna aquella mocosa era inocente. Recordé las fotos que el detective Poirot me mostró sobre el asesinato y no era algo que no haya visto anteriormente, aunque en ese momento no le presté atención me di cuenta que la persona más adulta allí tenía una K en la mejilla.

—Kenny... — murmuré para mí mismo.

Le envié un mensaje a Erwin para que viniera rápidamente a la estación a lo que el rubio contestó que estaría allí en menos de diez minutos. Compré dos refrescos y volví hacia donde estaba la castaña.

—Te traje esto — le extendí la lata y la tomó sin pensarlo.

—Gracias — respondió con su voz algo apagaba — Perdón por arrastrarlo hasta acá.

—No te preocupes, he pasado por cosas peores.

Minutos más tarde, salió una mujer rubia junto con el detective Poirot y nos pidió que la acompañáramos hacía su oficina, la cual estaba cruzando el cafetín.

—Lamento no haberme presentado antes, soy la Inspectora Nanaba. Pido una gran disculpa por la escena del Detective Miller, se supone que eran un par de preguntas y ya —suspiró con algo de pesadez y aclaro su garganta para seguir hablando — Estuve leyendo el expediente desde el auto y comencé a mover mis influencias para poder encontrarte un hogar, sin embargo, lamento decirte que no hay ninguno disponible, la única opción que puedo ofrecerte si tú y el señor Ackerman están de acuerdo es que tome el papel de tutor hasta que en unos meses cumplas dieciocho.

Ambos nos quedamos en silencio y la rubia volvió a hablar.

—Tendrás visitas de trabajadores sociales cada cierto tiempo para poder confirmar que todo marche bien. Es lo que puedo ofrecerte hasta ahora, cariño.

—Lo tendríamos que hablar, con permiso — la tomé del brazo y la saqué de aquella oficina.

Nos alejamos un poco para poder charlar en privado y noté que Erwin había llegado, caminó hacia dónde estábamos nosotros esperando saber que ocurría.

A pesar de que la historia fuese algo confusa, logró entender rápido, pero el tema que me tenía pensativo era el hecho de ser tutor de _____. Nunca había cuidado a alguien, durante casi toda mi vida me ocupé de mí mismo y no tenía ni la menor idea de cómo lidiar con otro temperamento aparte del mío.

— ¿Qué piensas? — le pregunté a Erwin quien sobaba su sien tratando de hallar una posible solución.

—Deberías de aceptar ser su tutor — chasqueé la lengua y puse los ojos en blanco, la castaña se encontraba algo lejos por lo que no podía oír nuestra conversación — Levi, me has comentado que ella en una ocasión te salvó la vida. Sería muy grosero el hecho de que ella este algo necesitada ahorita y no le devuelvas el favor, no sabes la cantidad de depravados que hay en la calle.

Me crucé de brazos aun creyendo que era mala idea.

—Ya te dije que no soy niñero.

—Por favor, hazlo por los viejos tiempos.

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Holaaaa, ¿cómo están? ¿cómo se sienten? ¿comieron? ¿bebieron agua?

Quería pedirles disculpas por tardarme estos tres días en actualizar, solo que tenía mucho conflicto con algunos párrafos y diálogos.

¿Qué les pareció el capítulo? espero haya sido de su agrado. ♡♡

Y muchas gracias por votar y comentar uwu

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