TWO • GIRL POWER

BETTY PEPPER era el nombre que marcaba tendencia en la secundaria de Hawkins al final del primer periodo. Todos hablaban de la motociclista: ¿Quién era ella? ¿De dónde venía? ¿Por qué tenía el cabello corto? ¿Acaso es lesbiana? ¿Vieron como empujó a Hargrove en el estacionamiento? ¿Vieron la fuerza que tenía? y muchas otras más que definían a la chica nueva.Pero Billy notó que ella no era una chica que no le agradaba tener la falsedad tan cerca, y por eso cada vez que algún estudiante le hablaba ella dejaba bien en claro que no quería amigos; incluso a Tommy H y Carol, quienes eran personas que no podías evitar por lo problemáticas que eran, los mandó al carajo. Algo que a Billy le dio risa al ver las caras de su nuevo grupo de amigos.

El segundo periodo empezaba, y Betty se había cambiado en el uniforme atlético para la clase de deporte que se realizaba en el gimnasio, pero lo que ella pensó como una buena clase de ejercicio a ella y a todas las demás chicas con las que tenía clase las mandaron a sentarse en las bancas del gimnasio. Con una ceja enarcada miró a todas las chicas y se dio cuenta de que esto pasaba muy seguido. Así que se levantó, recibiendo unas cuantas mirada de sus compañeras, y se encaminó hacia el entrenador que le gritaba a los chicos que jugaban violentamente, ya que el chico rubio del estacionamiento el único objetivo que tenía en la cabeza era ganar. —Profesor. —El hombre no se giró y Betty sabía que la había escuchado. —Profesor. —Está vez en un tono más elevado, haciendo que el nombrado se girara hacia ella algo molesto.

—Ah la nueva. —Acomodó un poco el silbato y la pequeña agenda que tenía a mano. —El baño es por allí. —Señaló hacia atrás y volvió a lo suyo.

Betty tocó su hombro y el profesor se volteó aún más molesto. —Quiero jugar. —Señaló a los chicos jugando.

El entrenador se rió un poco, pero trato de mantener la compostura. —Mira eres nueva, así que te informo que las chicas desde hace mucho que van en la banca. Así que deja a los muchachos jugar, ¿si? —Dijo mientras apoyaba una mano en su hombro y después volvía a ignorarla.

Betty en ese momento sentía grandes cantidades de furia repartiéndose por todo su cuerpo, así que simplemente caminó con pasos decididos y fuertes hacia los chicos jugando mientras el entrenador le gritaba. Vio como aquel rubio del estacionamiento se encontraba sin remera, pero más importante con la pelota así que cuando se acercó a ella simplemente le robó la pelota con una sonrisa pícara. Él la miró confundido pero más que nada ardiendo por dentro, al parecer no quería ser humillado aún más, entonces trató de volver a tener la pelota pero de un codazo fue tirado al suelo. —Que fácil.

Repiqueteaba la pelota una y otra vez observando a los otros chicos que la miraban también, algunos temerosos y otros listos para jugar con agresividad. Así que Betty se movió a un lado cuando vio que un chico trataba de robarle la pelota, luego empujó a otro que se había acercado a ella demasiado y esquivó a otros tres con mucha facilidad hasta anotar en la canasta.

Escuchó varios gritos de las chicas y sonrió hacia ellas que la animaban, pero quien no estaba muy feliz era el entrenador. Se encontraba estático, sorprendido y algo enojado por desobedecer sus órdenes, pero más que nada en shock. —¡Pepper, ven aquí! —La llamó algo dudoso mientras observaba cómo los chicos se levantaban del suelo algo doloridos. La nombrada trotó hacia el entrenador. —Desobedeciste mis órdenes. —La miró severo. —Pero tienes potencial, demasiado diría yo. —Betty sonrió burlona mientras miraba al rubio de piel casi dorada observándola con furia y dolor físico. —Estas dentro del equipo, pero eso si regula tu fuerza.

—¡¿Qué?! —Gritó el rubio mientras se acercaba. — Pero no hay más lugar entrenador.

—No te preocupes, Billy. —Su palma se apoyó en el hombro sudoroso del nombrado. —Podemos poner a alguien en la banca, pero alégrate tienes a alguien con quien competir.

Ambos adolescentes se observaron detenidamente, uno queriendo perforar la frente de ella y otra solamente estaba con una sonrisa que demostraba lo grande que tenía el ego. —Que bien, couch. —Habló entre dientes el gran rey.

Luego de aquella escena que provocó Betty, el nombre de ella se hizo aún más popular entre las bocas de los chismosos. Hablando de como le ganó a un equipo entero de hombres con hormonas hasta reventar, y de como con eso logró entrar en el equipo de baloncesto de Hawkins. Esto si que humillaba a Billy Hargrove de una manera impresionante, le salía humo por las orejas al escuchar el nombre de la chica de pelo corto.

Una vez ya en la cafetería, Betty se encontraba sola comiendo un sándwich de atún hasta que una chica se le acercó con nerviosismo tratando de ser ocultado por una sonrisa. Betty solo enarcó una ceja hacia ella. —Hola, soy Tina y hoy voy hacer una fiesta Halloween en mi casa y me preguntaba si querías ir.

Betty se quedó atónita. Nunca había ido a una fiesta en su vida, pero eso no era su culpa sino de sus malditos padres. —Emm, claro, si. —Su respuesta fue nerviosa pero aceptó la tarjeta de invitación.

La sonrisa de Tina aumentó el doble. —Bueno, ¡te veremos ahí! —Y se fue con sus amigas que la miraban a Betty sin disimulo.

¿Una fiesta de Halloween? ¿En qué estaba pensando? No tenía disfraz y ella no sabía socializar, solo sabía como hacer que la gente la odie o la envidie, pero al parecer estaba logrando que también la admiren y que quieran ser amiga de ella.

Algo dentro de Betty decía que no era buena idea ir, pero ¿saben? Ella nunca en su vida se ha divertido, así que ¿por qué no?