Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CHAPTER SIX

SIXSECRETS

BETTY SOLTÓ UN QUEJIDO mientras se tocaba la cabeza, le dolía demasiado. Se dirigió al baño y lavó su cara, pudo ver como la sangre de su nariz se esparcía por el lavamanos. Se sentía débil y cansada, pero tenía que arreglarle la cara a ricitos de oro: cogió el kit de emergencias del baño y se dirigió hacia la sala de estar, donde estaba Billy en el sofá despierto, mirando un punto fijo. —¿Por qué me ayudaste?

Sentándose a un lado de él, suspiró. —Cualquiera habría ayudado.

Billy giró su cabeza para mirarla. Sus ojos azules estaban cristalinos, pero llenos de furia y dolor. —¡No mientas! —Con tan solo un parpadeo, una lagrima cayó para mojar aún más sus mejillas. —Sabes bien que nadie me ayudaría, solo causo problemas.

Betty tensó su mandíbula, tratando de verse fuerte frente a él. Verlo llorar, con la voz entrecortada, tan roto...simplemente no era el Billy Hargrove que todos conocían, le rompía el corazón. Limpió la lágrima del rubio. —Lo hice porque nadie merece tu situación, lo hice porque ahora te entiendo. —Y con eso abrió el kit de emergencias, señal para que el mayor cerrara la boca, a excepción de algunos quejidos. —¿Siempre te trata así?

No contestó, touché.

La pelinegra se detuvo con el algodón en manos para mirarlo y suspiró cerrando los ojos. —Mis padres me vendieron. —Los ojos de Billy se encontraron con los de ella, pero Betty estaba ocupada en su herida y tratando de verse fuerte, el rubio notó eso. —Me vendieron a un laboratorio de aquí cuando era tan solo una niña.

Billy tragó duro, casi no creyéndole, pero parecía muy honesta. —¿Y qué pasó? —Susurró, no quería asustarla en un momento tan vulnerable.

Tomó el alcohol y añadió más en el algodón para aplicarlo en la herida, el rubio se quejó. —Experimentaron conmigo. Demasiado, diría yo.

¿Es por eso que tienes tanta fuerza? —Betty asintió, casi temblando. Billy apoyó su mano en la rodilla de ella, tranquilizándola.

Tengo muchos más poderes, como quieras llamarlos, y es culpa de ellos... —Se llevó una mano a la cara, como si los recuerdos aún dolieran. —...me hicieron cosas que nunca te imaginarías, Billy. — Las manos del nombrado acariciaron los brazos desnudos de la pelinegra, deseando que se calmara, pero ni él podía. El saber que ella sufriera tanto lo colmaba de cólera. —Pero, por suerte, pude escapar e irme lejos de aquí.

Betty descubrió su rostro, revelando algunas lágrimas. Billy sintió como su corazón se achicó. —¿Y por qué regresaste? Es peligroso para ti.

Presiento que algo aún más peligroso va a pasar. —Susurró, dándole escalofríos al rubio.

No sabía porque le creía. Si alguien escuchara todas las cosas que había dicho la pelinegra habría dicho que estaba loca o que bromeaba. Pero por alguna razón, confiaba en ella. Billy tragó en seco y nervioso la miró a los ojos. —Mi padre siempre me trató así, inclusive a mi madre. Por eso ella nos abandonó. —El mayor trató de leer lo que ella pensaba: miedo, asombro, furia y comprensión. —Cuando mi madre me cuidaba, mi padre la engañaba con Susan. —Betty notó como se ponía rojo, pero su agarre hacia ella era suave.—Cuando ella se fue, los golpes aumentaron. —Sus ojos se llenaron de lágrimas. —Y a la semana ya estaba casándose, mientras yo llamaba a mi madre todos los días, hasta que dejó de contestar mis llamadas.

Billy...—La mano de la pelinegra acarició la mejilla del nombrado, tranquilizándolo, dejando que las lágrimas cayeran.

Y después nos mudamos aquí. Dejando en California a mis amigos, mi vida, ¡a mi madre! —Y con esto último Billy Hargrove se desplomó en los brazos de Betty, llorando, haciéndose ver vulnerable.

[...]

A la mañana siguiente Betty no despertó al rubio, se veía muy tranquilo en el sofá, casi angélico con aquellos rizos rubios. Así que preparó el desayuno y se lo dejó arriba de la mesa para después salir de la casa.

No se subió a su motocicleta y fue caminando hacia los suburbios de Hawkins, para ir al centro. Pero en el camino un auto de policía del pueblo estacionó a la par de ella. La puerta se abrió y reveló a un hombre con barba y con cuerpo robusto. —¿Betty Pepper?

No, equivocado, señor. —Dijo simplemente para después seguir caminando, pero una mano en su hombro la detuvo.

Rodó los ojos y giró a mirarlo. —Mira, no tengo todo el día. El señor Hargrove hizo una denuncia en tu contra por conducta violenta y secuestro de su hijo, así que solo sube al auto y estarás en la comisaría hasta la noche y luego te puedes ir. —Se acomodó su sombrero. — Claro, que si te veo otra vez haciendo de las tuyas estaremos en serios problemas.

Betty cansada se subió al auto y condujeron hasta la comisaría, allí pudo enterarse que el policía se llamaba Jim Hopper. Y la hicieron esperar en una silla con esposas en sus muñecas hasta que el policía Hopper se paró a un lado de ella. —Resolvamos esto rápido: ¿Dónde está Billy Hargrove? ¿Qué pasó realmente en la noche de ayer? ¿Por qué te llevaste a su hijo?

Betty suspiró y lo miró. —Billy está en la única casa ya construida de los nuevos suburbios. —Hopper anotó con el ceño fruncido. —Yo y Billy teníamos un proyecto de química y fui a su casa para hacerlo, pero llegaron sus padres y su padre comenzó a golpearlo sin razón lógica.

¿Y?

Y le rompí la nariz, me lleve a Billy inconsciente y traté de curar sus heridas.

Hopper, aún más con el ceño fruncido, suspiró. —¿Por qué vives en aquella casa? ¿Sabes que eso también es ilegal?

La pelinegra apoyó los codos sobre sus rodillas, mirando al suelo. —Si, lo sé. No tengo dinero, ni tampoco familia.

Hopper sintió algo de lástima, parecía una buena chica, con morales y valores. De tanto observarla de costado, vio como un tatuaje se distinguía en su nuca, entre las cadenas de sus collares. —Cero, cero, uno. —Susurró para sí mismo, leyendo el tatuaje. Sus ojos se abrieron de par en par, casi saliéndose de su cabeza. Se agachó a su altura aún con la misma expresión y ella lo miró confundida. —¿Dónde te hicieron ese tatuaje?

Betty confundida y algo nerviosa miró para otro lado. —No te incumbe.

Creo que los dos sabemos muy bien donde te lo hicieron y te lo hicieron aquí, en Hawkins. —La menor lo observó sorprendida y asustada, mientras él asentía. —Exacto. Espera aquí. —Y con eso se fue rápidamente por un pasillo.

No lo iba a negar: estaba asustada y nerviosa. La había descubierto un maldito policía y no sabía que era de esperarse. Seguramente la iban a llevar al laboratorio, pensó Betty. —Ni en un millón de años. —Miró para todos lados, nadie la estaba mirando. Entonces ahí fue su oportunidad de escapar: caminó hacia la puerta con las esposas y salió. Caminó un par de calles por el centro y dentro de un callejón rompió las esposas en dos.

Mientras se las sacaba, escuchó cuchicheos atrás de ella. Se dio vuelta y vio como dos cabezas se escondían atrás de la pared de la entrada del callejón. Caminó hacia allí y escuchó: —¿Crees que nos haya visto?

No lo sé. —Reconoció aquellas dos voces.

Salió de su lugar con una sonrisa y vio como Steve y Dustin daban un salto de susto. —Pues yo creo que si.

¡Algún día vas a matarme de un infarto! —Gritó Dustin tocándose el pecho. Steve y Betty rodamos los ojos.

¿Por qué andaban espiándome? —Los interrogó y ambos se miraron nerviosos.

Necesitamos tu ayuda. —Habló Steve, con cara de no estar de acuerdo.

Pero no debes contarle a nadie sobre esto. —Dijo Dustin, serio.

Bien, ayudaré. ¿Qué es?

Ambos se miraron nuevamente, aún más nerviosos. —Te lo explicaremos en el camino. —El mayor comenzó a caminar, después el niño y Betty, confundida, los siguió.

Pero Betty ni se iba a imaginar que iba ayudar en matar un perro alienígena.

[ author's note! ]

Hola, quería hablarles para preguntar si les está gustando la fic, porque siento que es re plana ahre

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro