CHAPTER EIGHT
EIGHT • THE MIND FLAYER
CAMINANDO ENTRE LOS ÁRBOLES a la luz de la luna, el grupo se dejaba guiar por las vías del tren. Betty se mantenía en silencio, absorta en sus pensamientos. No creía lo que pasaba, pero al mismo tiempo una parte de ella sabía que esto era posible, que Brenner había conseguido lo que quiso.
Quería esconderse, irse lejos de aquí como lo había hecho la última vez. Pero no podía, tenia que darle cierre a lo que ella dio comienzo. No podía dejar las vidas de estas personas en manos del destino, no cuando fueron tan amables con ella, no cuando tan solo son niños y un adolescente haciendo de niñera. —¡Pusiste en peligro al grupo! ¡Rompiste las reglas! —Lucas gritó a sus espaldas.
—¡Tu también! —Gritó aún más fuerte Dustin, provocando que Betty se diera vuelta para mirarlos.
—¿Qué?
—¡Le dijiste la verdad a una extraña! —Apuntó con la luz de la linterna a Maxine.
—¡¿A una extraña?! —Dio dos pasos hacia Dustin mientras gritaba indignada.
—¡Tu también querías decirle! —Indicó Lucas gritando aún más fuerte. —Además, no seas hipócrita. –El niño de rulos frunció el ceño en señal de confusión. —No vamos a ignorar el hecho de que Betty Pepper anda con nosotros, ¿eh?
—¡Pero ella no sabe todo! —La nombrada levantó las cejas indignada. –Y si ella no hubiera estado, ¡estaríamos muertos!
—Él tiene un punto. —Murmuró la pelinegra por lo bajo, provocando que los tres niños la miraran molestos.
Dustin rodó los ojos y volvió a mirar a su amigo. —¡Ambos rompimos las reglas! ¡Así que estamos a mano!
Pero Betty no escuchó más de su discusión al observar que Steve miraba hacia los árboles del bosque. Pero entonces ella pudo escucharlo también: rugidos que retumbaban entre los árboles, provocándoles escalofríos a ambos adolescentes. —Chicos... —Pero los tres niños continuaban con la discusión.
—¡Chicos! —Betty que estaba al lado de ellos gritó por su atención. El trío se silenció y escucharon otro rugido desgarrador. —Maldita sea, voy a córtales la puta cabeza. —Y con eso la mayor comenzó a caminar hacia el sonido con Steve a la par y los niños siguiéndola.
Los rugidos los guiaron hacia una colina donde se podía ver el bosque entero, pero no había señal de aquellas bestias. —No los veo.
Lucas agarró sus auriculares para observar mejor. —Es el laboratorio. —Bajando los auriculares y revelando su rostro asustado, habló: —Están volviendo a su casa.
Betty tragó en seco al ver aquel familiar edificio, no estaba lista. No quería volver a ese horrible lugar otra vez, no quería volver a la silla eléctrica, ni tampoco a los tanques de agua, no quería ser inyectada con sustancias desconocidas, no quería volver a comunicar con criaturas de otras dimensiones. Solo quería ser libre.
—Allí está Will, y seguro que Mike también. —Dijo Dustin con tono preocupado. —Debemos ir.
Steve suspiró cansado y se pasó una mano por el cabello. —Bien, pues vamos.
Comenzaron a caminar, pero la mayor se quedó en su lugar, aún observando el laboratorio de lejos. —Es-esperen. —Los labios carnosos le temblaban, y sentía como el miedo la agarraba del cuello.
—¿Pasa algo, Betty? —Preguntó Max, quién se había acercado a ella.
—No puedo volver ahí. —Murmuró, pero todo la escuchó perfectamente. Betty sacudió su cabeza, provocando que sus rizos le tapen la cara. —No puedo, no puedo, no puedo...
—¡Hey! —Dustin la detuvo, agarrándola de los brazos, haciendo que ella lo mirara con temor. —Sabemos que no quieres volver allí, no vamos a obligarte a ir. —El niño suspiró mirando un segundo al suelo, para después volver a su rostro. —Pero te necesitamos, todo el mundo te necesita.
Lucas se aproximó y aclaró su garganta para hablar. —Sabemos por lo que pasaste, tuvimos una amiga qué pasó exactamente lo mismo que tú, tuvimos que protegerla de los malos científicos.
Steve apoyó su mano en el hombro de su compañera, tranquilizándola. —Haremos lo mismo por ti.
Betty se enderezó y colocó su cabello atrás de las orejas, revelando dos lágrimas que bajaban de su mejilla. Pudo darse cuenta que aquellas personas eran de fiar y que confiaban en ella, más el saber que ya se habían topado con alguien como ella. Se preguntaba quién era. —¿Cuál era su número?
Los niños se miraron entre sí y Dustin suspiró mirando al suelo. —Once, pero le decíamos Eleven para disimular.
La pelinegra asintió, recordando a la niña. Ella había sido la última de todos, era la más avanzada en sus poderes. En cambio, Betty era una combinación de poderes y emociones a punto de explotar, llena de errores. —La recuerdo. —El grupo se sorprendió ante eso. —Nunca le enseñaron hablar, algo que aprendieron con Ocho, hablaba demasiado. —Sonrió ante los recuerdos buenos de los niños.
—Entonces...—Habló Max, algo nerviosa. —¿Cuál es tu número?
Betty observó al grupo, quienes estaban expectantes y realmente curiosos. Excepto Steve, que parecía no entender mucho. —Uno.
Todos largaron un sonido de asombro. —Tu...¡Tu eres la que comenzó todo! —Dustin exclamó. No parecía como si la estuviera acusándola, sino más bien estaba impresionado y algo feliz de darse cuenta. —¡Ahora podrás darle cierre!
—Eso lo veremos.
Comenzaron a caminar por el bosque en camino al laboratorio. Max iba de la mano de la pelinegra, ya que esta aún temblaba del temor y murmuraba para si misma que nunca tuvo que haber vuelto, pero por suerte sus piernas respondían.
Al llegar al final del bosque, se escucharon gritos de un hombre. Pero al salir de los árboles, se encontraron con una pareja con su auto atrás tratando de entrar al laboratorio. —¡¿Steve?!—Gritó al unísono la pareja.
—¡¿Nancy?! ¡¿Jonathan?!—Steve gritó, avanzando hacia ellos. El grupo lo imitó.
—¿Betty? —La nombrada saludó con la mano, pero Dustin se la bajó. —¿Qué hace ella con ustedes? ¿Qué hacen aquí?
—¿Qué haces ustedes aquí? —Remarcó Steve. Ambos parecían molestos.
—Vinimos por Will y Mike. —Respondió con el mismo tono molesto.
—Ojalá no estén allí adentro. —Habló el niño de rulos para así, pero todos lo escucharon.
—¿Por qué? —Jonathan se acercó preocupado, pero su pregunta fue contestada por múltiples rugidos que venían del laboratorio. El grupo entero y la pareja se giraron hacia el gran edificio y observaron cómo las luces de emergencia de este se apagaban y se encendían sin parar.
Desde allí el grupo enloqueció, discutiendo y hablando de lo peligroso que era entrar allí para salvar a sus amigos. También revelaron porque Betty Pepper se encontraba entre ellos, dejando asombrados a Nancy y a Jonathan. Pero después de unos minutos, todas las luces del laboratorio y sus al rededores volvieron. —La energía volvió. —Indicó Nancy, haciendo callar al grupo.
Se miraron entre sí y comenzaron a correr hacia la reja, Jonathan corrió hacia la cabina de seguridad y trató de apretar el botón para abrir el portón, pero no hacía caso. Dustin fue hacia él. —Déjame. —Pero el mayor no lo dejaba, hasta que lo empujó. —Déjame probar, Jonathan. —Apretó el botón aún más rápido, pero aún así no se abrió. —¡Hijo de puta! —Aún siguió intentando pero nada funcionaba, hasta que de un momento a otro el portón se abrió. Dustin rió. —¡Lo logré!
Jonathan y Nancy se subieron al auto y conducieron por el camino de cemento, dejando al grupo atrás para rescatar a sus hermanos. —Entonces, hay un portal. —Confirmó Betty lo que habían contado hace un rato.
—Si. —Contestó Dustin.
—Y supuestamente tu babosa mascota que vino de ese portal se convirtió en la criatura que hizo desaparecer a varias personas el año pasado, y dentro de esas personas está su amigo Will y la amiga de Nancy, Barb. —Steve rodó los ojos.
—Si.
—¿Y Eleven donde entra en todo esto?
—Ella abrió el portal, pero destruyó el demorgogon.
—Pero no lo cerró.
—No.
—Eso es jodido.
—¡¿Podríamos parar de hablar de esto?! —Steve estalló de los nervios, callando a la mayor y al niño de rulos.
Un rugido de motor se escuchó , alertando a todos. —¡Chicos! —Advirtió Max, haciendo que todos se den a un lado, dejando el camino vacío.
El auto de Jonathan pasó de largo, pero un auto de policía se detuvo. —¡Vámonos! —Betty tragó en seco al reconocer al policía que la había detenido horas atrás, pero de todas formas se subió al auto junto al grupo. Hopper observó a la pelinegra por el vidrio retrovisor y la reconoció. —¡¿Tu?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Escapaste! —Habló mientras Steve, quien era el último, se subía.
—No hay tiempo para preguntas. —Y con sus poderes aceleró a todo poder el auto, provocando gritos de todos. Pero Hopper cogió el volante y tuvo el control.
Después de unos minutos de camino acelerado llegaron, según Lucas, a la casa de Will. Era una casa algo descuidada en el medio del bosque, pero cuando entraron el desorden era multiplicado por diez: papeles por todos lados estaban pegados en el suelo, paredes e inclusive techo. —¡Soy la policía! ¡El jefe Jim Hopper! Bien, aquí estaré. —Y con eso terminó la llamada, dejando el teléfono en la pared.
El grupo de niños y Betty miraron a Hopper desde la mesa de la cocina, mientras Steve merodeaba al rededor de ellos. —No le creyeron, ¿verdad? —Dustin preguntó.
—Veremos.
—¿Veremos? —Habló un niño que la pelinegra no conocía, pero se había presentado como Mike. —¡No podemos quedarnos aquí mientras esas cosas están sueltas!
—Esperaremos aquí hasta que venga la ayuda. —Y se marchó con un rostro severo.
Se quedaron en silencio unos minutos, pero Mike se levantó de su lugar y cogió un objeto del living. —¿Sabían que Bob fue el fundador del Club Audiovisual?
Betty no sabía quién era Bob, pero si había oído del club. Le habían ofrecido participar una vez que se había inscrito en la secundaria. —¿En serio? —Preguntó Lucas.
—Si, presentó una solicitud. —Mike se aproximó hacia ellos mientras hablaba. —Incluso recaudó para los equipos. —Se acercó a la mesa y dejó el cubo. —No podemos dejarlo morir en vano.
—¿Qué podemos hacer, Mike? —Discutió Dustin. —El sheriff tiene razón. No podemos contra los demo-dogs.
Todos en la mesa se miraron confundidos. —¿Demo-dogs? —Preguntó Max.
—Demogorgon...Perros en ingles: Demo-dogs. —Explicó con las manos. —Es un juego de palabras...
—Okay. —Lo cortó Max.
—Su fuera tan solo Dart...
Lo corto Lucas. —Pero ahora es un ejército.
—Exacto.
—Su ejército. —Habló Mike como si estuviera dándose cuenta de algo. —¡Su ejército! Quizá si lo vendemos a él, podremos vencer su ejército.
—¿Él? ¿A qué te refieres con él? —Preguntó Betty con algo de miedo. —¿Hay algo más que debería saber? —Los niños corrieron hacia un cuarto y volvieron con un dibujo y un libro. —Por dios, ¿Qué es eso? —Preguntó al ver el dibujo, era un monstruo de color negro arriba de lo que parecía ser una escuela.
—El monstruo sombra, Will lo dibujo después de que lo poseyera. —Explicó el niño de rulos.
—El doctor dijo que era como un virus. —Está vez habló Mike. —Lo infectó.
—¿Este virus lo conecta con los túneles? —Preguntó Max sobre los túneles que Hopper les había explicado hace un rato.
—Los túneles, los monstruos, el otro lado, ¡todo!
—Woah, más despacio. —Indicó Steve, lo cual Betty estuvo de acuerdo.
—El monstruo sombra está adentro de todo. —Siguió explicando. —Si las enredaderas sienten dolor, Will también.
—También en Dart.
—Exacto, como el profesor Clark nos enseñó: La mente de enjambre.
—¡¿Qué?! —Steve y Betty preguntaron al unísono, parecían ser los únicos en no entender del todo.
Dustin suspiró rodando los ojos. —Una conciencia colectiva, un súper organismo. —Con eso los mayores entendieron aún menos.
—Esto controla todo. –Apuntó el dibujo de Will. —Es el cerebro.
—Como el azotamentes. —Dustin concluyó y Lucas chasqueó los dedos entendiendo, Mike asintió.
—¿El que? —Betty, Max y Steve los observaron sin saber a qué se referían.
Pero después de eso los niños corrieron para avisar a los demás mayores, acercándolos a la mesa de la cocina para explicarles la conclusión a la que llegaron. Pero Hopper se negó a escucharla al saber que usaban un personaje de un juego para explicar al monstruo sombra. —¿Qué mierda hago aquí?
—Creí que esperábamos su apoyo militar. —Atacó Dustin.
—Eso hacemos. —Contestó severo.
—Aunque vengan, ¿qué harán? —Preguntó Mike. —Las armas no sirven.
Hopper se acercó a Mike. —¡No lo sabes! ¡No sabemos nada!
—Sabemos que mató a todos en el laboratorio.
—Y sabemos que los monstruos van a volver a mudar piel.
—También sabemos que es cuestión de tiempo hasta que los túneles lleguen a la ciudad.
—¡Y sabemos que el único arma que realmente funciona es ella! —Mike señaló a Betty, todos la miraron. Algunos confundidos. —Sabemos que es como Eleven, vi su tatuaje.
Pero la escena fue interrumpida por la madre de Will, Joyce. —Ellos tienen razón. —Todos la miraron, tenía un aspecto de enfermizo. —Debemos matarlo, quiero matarlo.
Jim Hopper se aproximó a ella. —Yo también, Joyce. ¿Pero cómo? —Colocó una mano sobre su hombro. —No sabemos bien a qué nos enfrentamos.
—No. Pero él si. —Interrumpió la pelinegra, acercándose al niño que estaba recostado en el sofá. Pero no se acercó demasiado, podía sentir al monstruo recorriendo su cuerpo. —Si alguien sabe cómo destruir ese hijo de puta, es Will.
—Pero ya no podemos confiar en él. —Indicó Max. —Que ahora es un espía del azotamentes.
—Si, pero no puede espiar si no sabe dónde está. —Mike miró a Betty y esta asintió entendiendo a lo que se refería.
[ author's note! ]
OK YA SE QUE QUEDA HORRIBLE AZOTAMENTES PERO NO PUDE ENCONTRAR OTRA COSA MEJOR PARA TRADUCIR, ojalá les guste el capitulo
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