[11] OPERACIÓN RESCATE
Cuando Lara le dijo a Rick que quería ir con ellos, inmediatamente dijo que no.
Aunque siempre fue de las que pelea con su hermano, sabía que cuando él le dijo que quería que ella se quedara en el campamento y cuidara de Carl y Lori, estaba hablando como si no fuera a regresar. Había muchas posibilidades de que no regresara, y Lara lo sabía tan bien como él. Quería que ella estuviera allí para cuidar de Carl y Lori en caso de que algo saliera mal, y Lara cedió de mala gana.
—Está bien —dijo Lara—. Pero será mejor que dejes de hablar como si no fueras a volver. Si no lo haces, iré a buscarte.
—Estaré bien —prometió Rick—. Siempre regresaré con ustedes tres.
—Sí, más te vale —murmuró Lara.
Más tarde ese día, Shane y Rick estaban hablando, y Lara sabía que Shane no apoyaba la decisión de Rick de regresar y rescatar a Merle. Había expresado muy claramente su opinión sobre Merle, y todos sabían que a Shane no le gustaba el hermano mayor de los Dixon.
Siguiendo a Rick, Shane gritó—: ¿Podrías... podrías ayudarme a entender? ¿Podrías decirme por qué? ¿Por qué arriesgarías tu vida por un idiota como Merle Dixon?
—Oye, escoge mejor tus palabras —dijo Daryl.
—Ya lo hice —respondió Shane—. Idiota es lo que quise decir. Merle Dixon. Ese tipo no te daría un vaso de agua aunque estuvieras muriendo de sed.
—Lo que haría no me interesa —dijo Rick—. Yo no puedo dejar que un hombre muera de sed. Sed y exposición. Lo dejamos como a un animal en una trampa. Para nadie es manera de morir, dejar solo a un ser humano.
—Entonces, ¿tú y Daryl? —preguntó Lori, sonando escéptica—. Ese es tu gran plan.
—Bueno, serían Daryl, Rick y Lara, pero no me permiten ir —respondió Lara.
—Con buena razón —dijo Rick, antes de volverse hacia Glenn.
El chico gimió al darse cuenta de lo que significaba la mirada—. Vamos.
—Conoces el camino —dijo Rick—. Has estado allí. Entrar y salir, no hay problema. Tú mismo lo dijiste.
—¡Lara también! —protestó Glenn—. Y ella quiere ir.
—Ella no irá —dijo Rick—. No es justo que te lo pida, lo sé, pero me sentiría mejor si me acompañas. Y sé que ella también.
Hizo un gesto a Lori mientras hablaba, y ella asintió.
—Eso es genial —dijo Shane—. ¿Ahora vas a arriesgar a tres hombres?
—Cuatro —dijo T-Dog.
Daryl se burló—. Mi día se pone cada vez mejor, ¿no?
—¿Ves a alguien más dispuesto a salvar el blanco trasero de tu hermano? —preguntó T-Dog.
—¿Por qué tú? —preguntó Daryl.
—Ni siquiera lo entenderías —respondió T-Dog—. No hablas mi idioma.
—Eso es cuatro —dijo Dale.
—No son solo cuatro —dijo Shane—. Estás poniendo en riesgo a cada uno de nosotros. Date cuenta, Rick. Vamos, viste a ese caminante. Fue aquí. En el campamento. Están saliendo de las ciudades. Si regresan... necesitamos cada cuerpo que tenemos. Los necesitamos aquí. Los necesitamos para proteger el campamento.
—Me parece que lo que más necesitas aquí son más armas —respondió Rick.
—Cierto —dijo Glenn al darse cuenta—. Las armas.
—¿Qué armas? —preguntó Shane.
—Seis escopetas, dos rifles de alto poder, más de una docena de pistolas —respondió Rick—. Vacié el depósito de la estación antes de irme. Dejé caer el bolso cuando me rodearon. Está en la calle, esperando a ser recogido.
—¿Municiones? —respondió Shane.
—700 balas —respondió Rick—. Variadas.
—Pasaste por mucho para encontrarnos —dijo Lori—. ¿Acabas de llegar y vas a dar la vuelta e irte?
—Papá, no quiero que te vayas —dijo Carl.
—Al diablo con las armas —dijo Lori—. Shane tiene razón. ¿Merle Dixon? No vale la vida de uno de ustedes, ni siquiera trayendo armas —Lori se puso de pie cuando Rick caminó hacia ella, mirándolo—. Dime. Hazme entender.
—Estoy en deuda con un hombre que conocí, y con su hijo pequeño —respondió Rick—. Lori, si ellos no me hubieran acogido, habría muerto. Es por ellos que regresé con ustedes. Dijeron que me seguirían a Atlanta. Caerán en la misma trampa que yo si no les advierto.
—¿Qué te está deteniendo? —preguntó Lori.
—El walkie talkie —dijo Rick—. El que está en el bolso que dejé caer. Él tiene el otro. Nuestro plan era conectarnos cuando estuviesen cerca.
—¿Son nuestros walkies? —preguntó Shane.
—Sí —asintió Rick.
—Entonces usa la radio —dijo Andrea—. ¿Qué tiene de malo?
—La radio está bien —respondió Shane—. La porquería son los walkies talkies. Son de los 70s, no captan ninguna otra frecuencia; ni siquiera la de los localizadores de nuestros autos.
—Necesito ese bolso —le dijo Rick a Lori. Ella no parecía convencida y se alejó de Rick, quien luego miró a su hermana en busca de apoyo—. Estás bien con esto, ¿verdad?
—Absolutamente no —respondió Lara—. Pero si es lo que necesitas hacer, entonces... vuelve en una pieza.
Lo que pasaba con Rick y Lara era que ella lo conocía mejor que a sí misma. Lara se había acostumbrado a poder leerlo como un libro, algo que Lori y Shane aún no dominaban. En la mente de Rick, ese niño pequeño y su padre eran él y Carl.
Lara sabía que Rick iba a estar bien, porque había sobrevivido a todo lo que le habían lanzado hasta el momento y solo se había despertado del coma unos días antes. Tenía una habilidad especial para mantenerse con vida, y Lara a menudo lo comparaba con una cucaracha, porque sin importar lo que hiciera para tratar de alejarse de él, él siempre regresaba.
Ahora, sin embargo, quería mantener a su familia más unida que nunca, pero si Rick sentía que tenía que salir y salvar a un hombre como Merle Dixon, Lara lo respetaba, porque no había muchos en este grupo que estarían dispuestos a poner su vida en riesgo por ese hombre.
Mientras Rick iba a preparar sus cosas, Lara se aventuró hacia Daryl, quien estaba sentado solo luciendo bastante miserable. No podía culparlo, pero también sentía que él necesitaba ser un poco más comprensivo con el bienestar de otras personas y no solo con su hermano. No era como si hubieran alimentado activamente a Merle a los caminantes y visto cómo se lo comían vivo; habían hecho todo lo posible para salvarlo de eso y regresarían por él.
—Hola —saludó Lara, sentándose a su lado.
Daryl levantó la vista al oír su voz—. ¿Qué quieres?
—Ver si estás bien —respondió Lara.
—Estoy bien —murmuró Daryl—. No soporto a tu hermano.
—Lo sé —dijo Lara—. Pero hizo lo que era mejor para todos, Daryl. Si no lo hubiera hecho, Merle habría atraído a todos los caminantes y no habría habido esperanza para ninguno de ellos.
—Igual lo dejaron allí —respondió Daryl.
—Porque era la única manera —dijo Lara—. Y van a volver por él, ¿no? Creo que deberías ser un poco más agradecido...
Ella supo de inmediato que había dicho algo incorrecto cuando los ojos de Daryl brillaron asesinamente.
—¿Agradecido? —preguntó Daryl—. ¿Me hablas de estar agradecido cuando son ellos los que dejaron a Merle ahí arriba para que muriera? Diablos, estoy tan agradecido.
—No tienen que volver por él —razonó Lara—. Podrían dejarte ir por tu cuenta, pero Rick no es así.
—Sólo déjame en paz —dijo Daryl—. No lo entenderías.
—¿No? —preguntó Lara—. Dejé a mi hermano porque pensé que estaba muerto. Me dijeron que estaba muerto, así que lo dejé allí. Podría haber regresado, pero no lo hice. Y ahora ha vuelto porque la gente lo ayudó.
—¿Cual es tu punto? —preguntó Daryl.
—Deja que la gente te ayude —respondió Lara, poniéndose de pie—. Es posible que descubras que la vida es un poco mejor con alguien que te cubra las espaldas.
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