"Recuerdo espectral" [Capítulo 4, parte 1]
♦Hikari Kazuka♦
Los muchachos sacaron a Zen desmayado de la sala de juicios directo a su habitación con acompañamiento del resto como si fuese una marcha fúnebre. Decidí quedarme un momento en la sala, quería mantenerme sola un instante antes de lo que vendría, y sé que será algo raro.
Monokuma se me acercó caminando mientras me mantenía observando el gran podio del que acabamos de salir, todavía con el gran charco de sangre que Zen había dejado gracias a su súbita hemorragia, pudo haberla causado Monokuma, pero existe la posibilidad de que Zen sufra de alguna enfermedad, tendré que preguntarle.
— ¡Eh, Hikari! Tengo un presente para ti, upupu. — Me llamó el oso, obligándome a salir de mi pensamiento, me di cuenta de la diferencia de altura entre los dos, era adorable. — Toma, el manual de Miuna, creo que te ayudará mucho, pero también deberías usar tu manual, pupupu~
El oso me entregó el manual de Miuna con cierta delicadeza y luego se fue caminando devuelta a su trono, no entendía aquello, pero tampoco lo iba a cuestionar, el oso tiene sus cosas.
Opté por revisar el manual arriba mientras cuidaba de Zen. Namine y yo resolvimos tomar turnos hasta que Zen despertase, sin embargo ella se veía mucho más emocionada que yo por hacerlo, aunque claro que a mí me gusta cuidar de él, quiero decir, compone mis canciones favoritas de Vocaloid, lo necesito vivo.
Tomé el ascensor fuera de la sala con tranquilidad, obviaba el hecho de que iba curiosamente rápido porque no me molestaba mucho, y en menos de nada subí a mi realidad.
Me fijé en el suelo rápidamente, la hemorragia había sido tal que todavía había un rastro, incluso si Zen ya había perdido la conciencia.
Una idea cruzó por mi cabeza.
Antes de irme a hacer trabajo de enfermera pensé que podría pasarme rápidamente por el nuevo piso que Monokuma había desbloqueado, ya no había Umito que lo hiciese, así que alguien tenía que mostrar interés.
Dirigirme a las escaleras fue bastante simple, ya conocía el lugar de memoria, por lo que sin pensar en ello subí deliberadamente, crucé el segundo piso sin interrupciones y en el tercero hice una pausa para revisar el motor que todavía estaba ahí, Namine había dicho que cuando pudiera lo arreglaría con ayuda de Yuuki y Aaron, pero todavía no ha pasado nada, y no confío en que ella sepa de ingeniería de todas maneras.
Le di una vuelta al piso con cierta serenidad, lo medité un poco y decidí ingresar al laboratorio de física. Lo que menos esperé fue encontrarme a Monokuma tomando la cabeza de Umito y jugando a ser ventrílocuo con ella a manera de cruel burla mientras vestía como una sirvienta.
Suspiré con desaprobación al verlo, y él sólo se encogió de hombros, lo dejamos hasta ahí y abandoné la habitación como si nada hubiese pasado, no creo que se lo mencione a nadie más, nunca.
Volví a los tramos de escaleras y subí tranquilamente al nuevo piso que se nos presentaba, no había nada fuera de lo común, puertas de salones y otras cosas interesantes, el siguiente bloque de escaleras bloqueadas era más corto pero no se podía observar nada más que una puerta blanca justo al terminar el último escalón, y lo omití por ahora.
Además de los salones que posiblemente contengan alguna pista importante, había un laboratorio de química (Que a Zen le gustará), alguna clase de museo (Que Aaron amará robar), un dojo y dos habitaciones vacías que no tienen placa para dictar su propósito.
Volví a bajar al decepcionarme por lo encontrado, seguía igual de tranquila, no tenía que preocuparme mucho por lo que estuviese pasando, todos son muy buenas personas y estoy segura de que cuidarán de otro igual, en éste punto de la historia todos somos amigos íntimos, ya nos dejamos de rencores y nos conocemos, no creo que existan más asesinatos entre nosotros, y desde ahora en adelante llevaremos una vida pacífica y llena de esperanza.
Antes de bajar al primer piso pasé rápidamente por la biblioteca y tomé un par de libros de misterio y uno o dos libros infantiles, al apenas recuperar la conciencia Zen querrá escuchar cosas reconfortantes, no que estuvo a punto de morir mientras veía a Miuna morir, pero personalmente esa sería buena noticia para mí.
Encontré el rastro de sangre por el primer piso de nuevo y lo seguí sin afán hasta las habitaciones, había desaparecido totalmente al pasar por la cafetería, por lo que la hemorragia había cesado al minuto aproximado de haber subido por el ascensor, pero claro que pudo haber sido por el cambio de presión y no por la hemorragia en sí.
— ¡Ah Hikari, te estaba buscando! — Me llamó Mirai al encontrármela frente a la puerta de su habitación, supongo que los otros estarían igual, el anuncio de Monokuma no demoraría en sonar de cualquier forma. — Namine dijo que en la mañana cuidaría a Zen... Bueno, la obligamos, así que allá están esperando Yuuki y Hiro por ser los vecinos de enfrente, ten buena noche.
Asentí al escuchar la conversación que Mirai había tenido consigo misma, me despedí con la mano y continué caminando por el largo pasillo, me despedí de Aaron al cruzarme con él y de Namine igual, a Akira lo omití por su mala actitud y lo indispuesto que se veía del dolor en su estómago, porque curiosamente todavía estaba lastimado.
Llegué a la habitación de Zen, estaba abierta, me recibió Yuuki con un bostezo y la cámara de Hiro me grabó al salir de la habitación junto con Yuuki y dejarme con Zen sin remedio alguno con libros en mis manos.
Bufé y aproveché el espacio de tiempo entre la hora nocturna y la hora que era actualmente, dejé los libros adentro en el escritorio de Zen y rápidamente fui a mi habitación por algunos cobertores y cosas básicas como un cambio de ropa, pijama, cepillo de dientes, mi peluche y demás cosas, no se necesitan los detalles.
Al volver a la habitación de Zen cerré la puerta tras de mí y suspiré, ahora me podía fijar un poco mejor en las cosas, posters de software de Vocaloid, un cubo extraño en el que estaba el peluche de la difunta Yumiko y nada más, pensé que tendría más cosas como el mío, el de Umito o el de Miuna, pero supongo que Monokuma comenzó a quedarse sin ideas para el final del pasillo o algo así.
El frágil cuerpo de Zen se encontraba estático en su cama, su piel estaba amarillenta y su rostro se veía enfermo, se había detenido la hemorragia pero el cuerpo del compositor seguía ensangrentado y la ropa estaba sucia, a duras penas y le quitaron los zapatos por decencia, pero nada más allá de ello.
— Ya verás que para mañana estarás despierto Zeni, por ahora descansa. — Le dije de la nada al estar lo suficientemente cerca como para acariciar levemente su rostro y cabello, se sentía genial estar dándole apoyo a mi ídolo en persona.
Una sonrisa se plasmó en mi rostro como si nada, y con buen humor organicé mis cosas en el suelo para dormir allí, me puse mi pijama y esperé al anuncio de Monokuma para poder dormir tranquilamente, parecían las nueve y media de la noche si el oso se tardaba un poco en hacer lo que solía hacer.
Me senté en el suelo y me puse a leer un libro de misterio al azar, La Casa Torcida de Agatha Christie, ya lo había leído, pero nunca estaba de más.
*Bing, Bong, Ding, Dong*
— ¡Lo que han estado esperando idiotas, el anuncio nocturno! Ya pueden irse a dormir niños delicaditos de mami, y que sueñen conmigo y el Monokuma zombi gigante que apesta a ciencia. — El anuncio de Monokuma fue concreto como de costumbre, y con eso ya podía dormir tranquilamente.
*Bing, Bong, Ding, Dong*
Cerré el libro y me acosté a dormir, puede que el piso sea incómodo, pero vale la pena si es por cuidar a Zen, de seguro está sufriendo mientras duerme o algo similar.
No pude dormir del todo bien gracias a que mi preocupación me dominaba, y que el frío suelo no era a lo que estoy acostumbrada, sin embargo puede ser una buena idea para mi próxima historia de misterio, en la cual he estado trabajando desde una semana antes de entrar a la academia, me hace ilusión terminarla... Si es que salgo con vida.
*Bing, Bong, Ding, Dong*
— ¡Buenos días estrellitas, han llegado las 7:00am y es hora de levantarse, mientras más rápido lo hagan mejor! Así pueden matarse... — Otra vez el anuncio de Monokuma, no hay mucho que agregar, siempre mantiene el mismo esquema, debería cambiar un poco.
*Bing, Bong, Ding, Dong*
Desperté en la mañana como si dormir fuese parpadear, no tuve ningún sueño, y no desperté por alertarme de algo que Zen hubiese hecho durante la noche, seguía durmiendo igual de pacífico en su cama como lo había dejado la noche anterior, lo cual es algo bueno, no quisiera encontrarme a un muerto.
Suspiré con cierto desgano y me levanté del suelo, revisé a Zen rápidamente y luego procedí a hacer mis cosas y organizar lo que había dejado en el suelo.
No quise salir a la cafetería por ahora, me quedé sentada al lado de Zen a revisar el manual del estudiante de Miuna, y ver si realmente valía la pena usar mi aplicación misteriosa por primera vez.
Ingresé a la aplicación misteriosa de Miuna con cierto interés, lo primero en aparecer fue un mapa con varias luces titilantes rojas, y sólo una verde. En la habitación de Zen había tres luces, lo cual es raro considerando que sólo somos dos personas. Oprimí en la luz verde y apareció un pequeño recuadro con cosas escritas y la foto del Monokuma monstruo en el que Miuna se había convertido.
"Miuna Ishida – Rastreador de manuales"
Me había dado cuenta entonces, los puntos rojos indican dónde están los manuales de todos y cuál era su función. Estoy segura que Miuna no desaprovechó su manual, aunque tampoco explotó todo su potencial al no tomar el mío también.
En la cocina había otro punto rojo, al igual que en la biblioteca secreta del segundo piso, en el cuarto piso había otro, y también dentro de la habitación de Umito (Ese sí sabía perfectamente que estaba allí). Lo primero fue enterarme de las aplicaciones de algunos que me causaban curiosidad.
Sin pensarlo dos veces oprimí en el de Umito, había una foto de su torso muerto lleno de sangre desde el cuello, así que supongo que Yukine tiene una foto de su cabeza, sin ojos ni orejas.
"Umito Hori – Traductor universal y codificador"
Me pareció muy curioso que Umito tuviese una aplicación misteriosa tan efectiva si era un inútil idiota, debió haberla utilizado y quizá así servir. Aunque por otro lado, no creo que exista algún código que funcione con su manual, por lo que tendré que guardarlo para el futuro.
Fui a una locación al azar, la biblioteca secreta, y oprimí el punto rojo que allí se encontraba esperando encontrarme con Akira o algo similar, mas no fue así del todo.
"Mei Shiroihoshi – Perfil psicológico completo"
Me sorprendí con aquella aplicación, tenía tantas oportunidades de usarla a su favor, pero fue la primera en morir, lo lamento tanto, no llegué a conocerla del todo, pero creo que hubiésemos sido grandes amigas.
Lo dejé hasta ahí cuando escuché que alguien tocaba la puerta para interrumpir mi análisis, me sorprendió un poco pero acaté inmediatamente a abrirla, era Akira, quien había venido a hablar conmigo, o posiblemente venía por Zen, estaba solo, y en su rostro no veía mucha preocupación.
Nos saludamos levemente y lo invité a pasar como si fuese algo de todos los días, y Akira se fue directamente a ver a Zen, era bastante predecible, podía intuir que había algo más, pero no sabría decir qué es.
— Hoy nadie asistió a la cafetería, por si querías saber. — Me dijo de la nada en un tono algo distante, pero con buena intención, no sonaba tan malo ahora, aunque siempre amargado.
— ¿Sabes la razón? — Pregunté sentándome al final de la cama de Zen para charlar un poco mejor, esto se escuchaba interesante. — ¿Ocurrió algo?
— No mucho... Takemiya y su noviecita decidieron ir al gimnasio, Nadeko desapareció, Nowak de seguro se está robando algo junto con Ritsu y... Sí, eso es todo. — Relató cambiando su molestia por desgano, con la vista fija en el niño casi muerto en la cama, como Sleeping Beauty y su príncipe, sólo que esta princesa tenía el rostro como una escena del crimen y su príncipe era un estafador.
Sonreí al notar su preocupación oculta por la mayoría al saber sus paraderos, supondría que Yuuki sí fue al comedor, y claro que no se preocuparía por Namine, especialmente teniendo en cuenta al muchacho postrado en esa cama.
— ¿Viniste sólo para eso, Niwa?
Levantó su cabeza para verme bien, dejando de lado cualquier tontería o pensamiento fuera del tema, ahora entrábamos en materia, y podía verlo en sus purpúreos ojos.
— Hablé con Morimoto sobre... Lo que descubrimos hace un tiempo, hasta ahora puedo decírtelo, luego de hacer otras investigaciones por mi cuenta. — Me dijo sacando su manual del estudiante de uno de sus bolsillos y abriéndolo en lo que parecía ser la aplicación que teníamos para las pistas en los juicios, como si fuese un asesinato más.
— ¿Qué descubriste? Esto es muy serio.
— Bueno, ya sabes cómo según Morimoto uno de sus familiares fue quemado con ácido y en fin, eso... Pues de la información que le saqué pude descubrir que no hay nadie en su familia capaz de sufrir un accidente de esos, o por lo menos que recuerde. — Explicó haciendo una pequeña pausa para revisar mejor lo que tenía anotado en su manual, no entendía nada de eso. — Puede que ese Morimoto no tenga nada que ver con nuestro Morimoto, o sea sólo una pista falsa.
Tenía mis dudas frente a ello, pero era lo mejor que teníamos hasta el momento acerca de lo que nos pudiese estar sucediendo, algo me decía que había hecho un interrogatorio más completo a Zen, pero si se lo guardó debe ser porque no podemos hablarlo, quizá porque en todos lados hay cámaras que nos vigilan todo el tiempo.
— Por otro lado... — Akira interrumpió mi pensamiento con otra idea, como si al ver mi rostro sintiese que debía sacarme de inquietudes automáticamente. — Morimoto puede ser el de la mano robótica.
— ¿Zen? No lo creo, es decir... Él parece muy cuidadoso con ese tipo de cosas.
— ¡Por eso mismo él puede ser! — Ahora se escuchaba energizado.
— No logro comprender del todo, explícate por favor.
Akira se aclaró la garganta, estaba emocionado, listo para darme un argumento, como si fuese un juicio formal, aunque sólo era una conversación casual.
— El que Morimoto sea precavido puede deberse a que en algún momento le pasó, al igual que un trauma pasado. Por otro lado, Miuna confesó que había sufrido de algo similar, pero en una universidad es más probable, ya que hay estudiantes, no profesionales.
— ¿Y eso cómo se relaciona con Zen?
— Revisé la grabación del primer incentivo, al fondo de la habitación en una esquina hay una puerta gris metálica con señalización de precaución, es decir, un laboratorio propio. Los Morimoto al parecer tienen mucho dinero.
Me quedé en silencio un minuto, todo era mucho para procesar, pero las cosas no se veían tan realistas en esta situación, considerando la posibilidad.
— Pero... Sus brazos no son de metal. — Mencioné mirando al muchacho a mi lado, inerte, pálido y de alguna manera muerto.
— Eso es lo único que me falta averiguar, pero todo apunta a él, cuando lo interrogué me contó de su familia, todos están entrenados en laboratorio, ambas hermanas suyas tienen un IQ de más de 200 y estudiaron en Hope's Peak, y su sobrina entrena para ello. — Me contó mostrándome el reporte de la entrevista en su manual estudiantil, todo parecía muy cierto para ser verdad.
— ¿Y sus padres?
— No hay rastro de ellos, Morimoto no me habló al mucho respecto y no aparecen en la grabación.
— Entonces no podemos asegurar nada, de todas maneras tenemos que tener en cuenta eso, puede que nos sirva en el futuro. — Di una reverencia mientras estaba sentada, muy agradecida con la información que Akira había recolectado, después de todo no es tan malo, o por lo menos eso parece.
Nos mantuvimos un momento en silencio observando a Zen luego de la charla, realmente todos se veían preocupados luego del juicio y fueron muy amables en traer a Zen aquí, aunque debería salir y visitar los alrededores.
El tiempo en silencio se me hizo horrible, por lo que le pedí a Akira que cuidase a Zen un momento mientras iba a desayunar y de paso ver a quién me encontraba en el camino, y él aceptó sin problema.
♦Zen Morimoto♦
El desmayarme no fue tan malo, había despertado casi de inmediato, aunque no en la sala del juicio, sino en mi propia cama, eso me preocupó un instante.
Al querer abrir los ojos la luz del techo me vislumbró un momento, pero mi vista se acostumbró al mismo color de paredes y objetos organizados de la misma manera, todo como si fuese un día más y Umito y Miuna no hubiesen muerto, o algo así.
Mi segundo susto ocurrió cuando sentí el tacto en mi mejilla de alguien, quien la acariciaba levemente con cariño. Al voltear la mirada sin que se diese cuenta vi a Namine, que estaba feliz por tenerme a su lado.
— No lo sé, me parece algo muy tonto de tu parte. — La voz de Ritsu se escuchaba en la distancia, ambas estaban conversando o algo así, y no habían notado que acababa de despertar.
Cerré mis ojos para escuchar la conversación un poco más, y cuando decidiera podría finalmente despertar.
— No es tonto, y lo sabes bien. — Replicó Namine con la mano todavía en mi mejilla, acariciando y dando suaves mimos. — Yo creo en ese tipo de cosas.
No sabía de lo que hablaban, pero quería averiguarlo, solo por curiosidad.
— Sí es tonto, no puedes simplemente decirlo y ya, te tacharía de loca. — Mirai se escuchaba segura de sus palabras, aunque no podía saber si estaba seria o no, habrá que dejarlo a la imaginación. — Te lo digo de chica a chica, no es lo mejor.
Namine había reído por eso, yo no entendí del todo.
— Suenas a toda una experta.
— Lo soy, mi conocimiento parece toda una ilusión.
Y ambas se echaron a reír, yo sin saber mucho realmente.
Suspiré levemente fingiendo volver a despertar, las risas pararon y sentí toda la atención en mí mientras abría lentamente mis ojos, como si mi sueño hubiese sido largo.
— E-eh... ¿Namine? — Fue lo primero que pregunté al levantar mi torso con dificultad, mi voz se escuchaba ronca y la garganta me dolía al hablar. — ¿Y Mirai?
Ambas me sonrieron. Mirai estaba sentada al borde final de la cama, mientras que Namine a mi lado.
— Tomamos turnos para cuidarte para cuando despertases, qué suerte que fuese en mi turno. — Explicó Namine, sonriente, aunque yo me fijaba en Mirai y en cómo tenía su manual encendido en un texto borroso con varios botones.
— Tiene mucho sentido, eso... Es muy dulce de su parte, gracias. — Dije levemente perdido, no procesaba todo a mí alrededor, menos con mi ropa manchada de sangre y lo incómodo que eso me hacía sentir.
— En fin, ya casi es hora de la actividad especial que organizó Hikari, deberías alistarte. — Comentó Ritsu apagando su manual y guardándolo, como si estuviese afanada ahora.
Suspiré intentando procesarlo, Hikari no era del tipo de hacer esas cosas, por lo que puse una mueca de confusión, y ellas me miraron con risa.
— Bueno, no es de Hikari, pero ella es la que está más atareada con eso. — Explicó Namine con una expresión relajada.
Ritsu asintió y se levantó de mi cama, acomodando su vestido y su cabello con gracia, Namine acarició nuevamente mi mejilla y luego hizo igual, aunque sin ser tan dedicada con sus acciones mínimas.
— Nos vemos en la cafetería Zen. — Se despidió Namine, y luego salió acompañada de Ritsu por la puerta, dejándome solo.
Suspiré de nuevo y aclaré mi garganta, quedándome recostado un buen rato sin razón alguna, no hay nada más relajante que simplemente recostarse y ya, siendo yo un experto en ello cuando me lo propongo, lo cual no es tanto como se pensaría de alguien como yo.
Cuando decidí finalmente levantarme de la cama sentí mis brazos y espalda crujir como una puerta oxidada, y mi movimiento era limitado por un mareo súbito y el sentirme como robot, pero logré lavar mi rostro y cuerpo y cambiar mi ropa a algo un poco más suelto y claro, porque quería cambiar un poco mis aires, aunque el golpe en mi cara seguía ahí.
Tomé mi manual y salí de mi habitación, el silencio me sorprendió mucho pero no habría con quien mencionarlo, además de que eliminarlo no parecía adecuado, menos cuando todo es tétrico y misterioso.
Pasando cerca de la cafetería me junté con Emiko, quien estaba algo feliz de verme (Aunque su cara no lo decía), y ambos entramos al tiempo dentro del lugar, en donde las mesas estaban puestas en las paredes de la habitación y en el centro había un gran tapete color vino. Las luces del sitio habían sido apagadas y en su lugar había velas por todos lados, incluyendo el jardín.
— ¡Zen! Es un alivio que ya estés mejor, todos nos preocupamos por ti. — Habló Hikari interrumpiendo su anterior conversación con Yuuki y Aaron para darme la bienvenida devuelta a la realidad.
¿Me desmallé por tanto?
— Unos más que otros. — Aclaró Akira rápidamente antes de que se pudiera agregar algún comentario al respecto.
Yo sonreí en respuesta, no me molestaba en lo absoluto ese comportamiento, ya me había acostumbrado.
Hikari me ofreció sentarme a su lado y así hice. Cuando Hiro llegó con su cámara todos nos terminamos de acomodar en un círculo, como siempre con una cámara sobre nosotros grabando todo lo que hacíamos.
— ¿Y qué se supone que vamos a hacer? — Pregunté luego de un momento de silencio, todavía no me acomodaba a lo que sucedía realmente.
— Es una actividad de integración. — Comenzó a explicar Aaron con bastante tranquilidad, él al parecer fue quien tuvo la idea de hacer todo esto. — Para evitar más muertes planeé que todos nos llevásemos mucho mejor entre nosotros, me parece que es una buena idea.
Hikari a mi lado asintió contenta con la idea, yo también estaba contento por algo así, ya quería empezar.
— Para esta actividad todos vamos a contar un poco sobre nosotros o nuestro pasado, y la persona que quiera complementar con algo similar continúa la conversación. — Habló Hikari explicando al grupo, todos parecían estar de acuerdo, menos Akira y Hiro, porque ellos no comparten casi nada sobre ellos. — Es prácticamente una conversación normal.
— Las conversaciones normales no se planean. — Comentó Akira algo molesto por todo, como siempre.
— Entonces solo vamos a hablar y ya, lo que surja de ello. — Hikari le restó importancia y Akira guardó silencio.
Nadie quería de hecho comenzar una conversación, todos tenemos ya personas con las cuales hablamos y personas con las que no, eso no es algo que se pueda forzar, y no creo que así podamos tener una conversación fluida entre todos.
— ¿Alguien ya ha ido al cuarto piso? — Preguntó Ritsu de la nada, iniciando la conversación, era una buena forma de romper el hielo.
— La galería me pareció muy interesante. — Comentó Aaron.
— Pues así debería ser para todos, no robes las cosas de allí antes de tiempo. — Le reprochó Akira, bastante molesto por eso.
— Sí... a mí me gustaría visitar esa habitación... del cuarto piso. — Comentó Emiko levemente, pero todos la escuchamos claramente.
Hiro cambió el ángulo de su cámara.
— Yo quiero visitar todo el cuarto piso. — Dije con una sonrisa algo boba, sintiéndome apenado.
— Pues entonces devolveré las cosas... — Aaron había confesado su crimen, pero eso era bueno si iba a enmendarlo.
— No me sorprende que sí lo hayas hecho. — Yuuki lo juzgó con la mirada y con una sonrisa algo soberbia.
— Se supone que es su talento, ¿Cierto? — Ritsu estaba un poco confundida, ella pasaba mucho tiempo con Aaron... Y con Umito.
— Sí, pero...
Yuuki fue interrumpido de responder por la pantalla de la cafetería encendiéndose sin previo aviso del timbre que siempre nos interrumpe en los mejores momentos, eso fue muy raro.
— ¡Estudiantes! Como veo que se están llevando tan bien al corto tiempo de comenzar a conversar voy a hacer algo completamente inesperado, no se preocupen por esa tonta regla upupu...
Un timbre agudo se escuchó de la nada y luego la puerta que nos permitía la salida de la cafetería se cerró de golpe, dejándonos a todos encerrados dentro de ese lugar con la cocina disponible (Afortunadamente).
Luego la pantalla se apagó, y nos mantuvimos en silencio. Un pitido agudo se escuchó además del timbre, eran los manuales de todos emitiendo un pitido, yo saqué el mío.
— Uhmm... Algo en las reglas está raro. — Comenté al encontrar que el ícono de las reglas titilaba en la pantalla, oprimí para revisar qué sucedía. — "La tercera regla se encuentra inhabilitada por el momento"
Suspiré por el miedo y mis manos temblaron un poco, Namine también se encontraba tensa. Solo guardé mi manual como si nada y volví a nuestro vivir.
— ¡No lo puedo creer! Ahora alguien va a salir asesinado cuando nos despertemos a la mañana siguiente. — Akira se escuchaba amargado y se cruzaba de brazos mientras hacía una mueca de disgusto, quizá por tenernos cerca tanto tiempo.
— Lo mejor... Será planear todo... — Propuso Emiko con cierto miedo a hablar, y a la amargura de Akira también, quizá. Se estaba acercando mucho al ángulo actual que había tomado la cámara de Hiro, cerca al suelo para grabar desde un punto mucho más cómo para el público, si es que está haciendo una película.
— Emiko tiene mucha razón, de otro modo no podremos hacer nada. — Hikari la apoyó con una sonrisa y luego se levantó de golpe del suelo para comenzar a trabajar. — Aaron, Yuuki, necesito que me ayuden a buscar cosas útiles para dormir en la cocina, Namine, haz lo mismo en el jardín.
Los tres asintieron y fueron a donde Hikari había indicado sin poner problema alguno.
— Necesito también que revises si hay alguna manera de desbloquear la puerta, Ritsu. — Pidió la novelista bastante segura de sí misma. — Si no, habrá que usar la fuerza bruta, acompáñala Emiko. Hiro, tú puedes ir a grabar a los alrededores.
Akira y yo quedamos atentos de recibir algún trabajo especial para salvarnos de esta situación de alguna forma, pero Hikari se fue a la cocina y nos dejó a los dos solos en el suelo de la gran cafetería mientras los demás hacían cosas.
— Ehh... Akira, ¿Cómo han estado tus días? — Intenté formar alguna conversación para no quedarme solo mientras nos quedábamos a la espera de respuesta alguna de nuestros compañeros.
Akira bufó y negó responderme, yo suspiré ante eso, olvidando la idea de formar conversación.
Me recosté en el tapete rojo algo cerca de una de las varias velas que estaban bien distribuidas por el sitio, sintiendo el calor tocar mi rostro, y el olor que algo quemándose relajando mi cuerpo por dentro, como una pequeña terapia.
Había estado dormido por un tiempo, pero seguía exhausto, quizá por el hambre, o solo es que todo está pasando muy lento para mí, puede que sean ambas cosas.
Tomó un rato, varios golpes a la puerta de metal que nos mantenía encerrados, algunos sonidos de Monokuma y varios ir y venir de un lado a otro para que todos estuviésemos reunidos en un círculo rodeados por bolsas de dormir de clores brillantes y extraños, almohadones esponjosos con forma de la cara de Monokuma y también muchas comidas de paquetes.
— No ha sonado el anuncio de la hora nocturna, y a falta de luz solar no podemos saber con exactitud qué hora es, así que mejor comer algo para pasar el rato. — Propuso Ritsu alegremente, y tenía razón, ahora también dirigía como Hikari, y como a ella no le molestaba estaba bien.
Nos habíamos dedicado en toda nuestra estadía a comer cosas así, congeladas o de muy fácil preparación porque ninguno de nosotros sabía cocinar realmente, y nadie lo intentaría, nuestra miserable situación me causaba algo de gracia de vez en cuando.
— ¡Y qué estamos esperando, hay que comer! — Aaron fue el primero en zampar algo de la comida del centro con efusividad, se veía muy emocionado, Yuuki y yo reímos.
Todos de a pocos comenzábamos a agarrar comida y, como si fuese un picnic, comíamos tranquilamente en un relativo silencio que no molestaba realmente, la concentración en la comida era tal que Hiro había tomado un descanso para comer junto con nosotros, a ojos de su película parecía no ser algo muy importante.
Todo se mantuvo en relativa paz por un buen rato, por lo menos hasta que por error Aaron derramó algo de su bebida enlatada (En la que se leía Tsingtao con dificultad) en la negra ropa de Akira, quien se enfadó mucho con él. Habían tenido una pelea que los dejó a ambos en la enfermería antes, era de esperarse que se lo tomara mal.
Akira escondió tras su espalda el dedo que anteriormente le había quemado por error y tomó aire, escondiendo su estómago, mostrando lo irritable que estaba.
— ¿De nuevo quieres meterte en un maldito problema? — Preguntó Akira, dejando su comida a un lado.
— ¡Tú siempre buscas problemas, estafador! — Respondió Aaron, también olvidándose acerca de la comida.
— Pues siempre es algo que sepa manejar, cleptómano de mierda.
— No lo parece, eres un amargado.
— No sabes siquiera cómo puedes llegar a ofenderme.
— ¡Quiero que sepas lo mucho que me incomoda tu existencia!
— Eso no es razón alguna de pelea, Nowak. — Akira acomodó las mangas de su camisa negra.
— Así lo hacer parecer, Niwa.
Ambos enfrentaron sus rostros y se miraron con odio, sus palabras eran agitadas aunque no tuviesen mucho sentido, intentaban buscarle una razón a una pelea, pero era obvio que terminarían peleando tarde o temprano.
— Y esto es lo que pasa cuando a un par de monos les das educación. — Comentó Hikari tomando un paquete nuevo de frituras y acomodándose para espectar la inminente pelea.
El primer golpe lo lanzó Aaron y Akira lo detuvo, luego lo contrario, y después intentaron empujarse los hombros, fallando a perder el equilibro. Akira mandó su gancho derecho a la quijada de Aaron, y el albino le respondió con un golpe a la parte baja del estómago que hizo doblar un poco a Akira.
Aaron aprovechó aquella oportunidad para empujar a Akira fuera del tapete rojo indicando su dominancia, sin esperar que una patada alta lo hiciese tambalear, y otra que le siguió lo mandara al piso, frente a Akira.
Namine había quedado dormida a mi lado por lo tarde que parecía ser, aunque Monokuma no hubiese dado ningún anuncio. Tanto Ritsu como Emiko se pusieron a comer y acomodar el sitio para improvisar sitios de reposo para los peleadores, asegurándose de que ambos estuviesen separados uno del otro. Hikari se arrepentía de vivir y Yuuki se masajeaba el rostro, intentando calmar sus ganas de unirse a la pelea para detenerlos.
Hiro estaba grabando, y yo los estaba observando pelear mientras comía frituras de calamar con Hikari, aunque ella comía más.
Le apuesto al empate, no quiero hacer ningún favoritismo.
Hubo un momento en el que Akira estuvo de pie y Aaron en el suelo luego de haberse tropezado y ser retenido por una fuerte pisada llena de soberbia del estafador, quien lo miraba de una manera muy fea, sintiendo que había ganado.
— Ahora vamos a contar el número de golpes que te dejaré en la cara. — No podría expresar la sonrisa que se dibujaba en los labios de Akira, tampoco aquella mirada de locura psicopática, y mucho menos la intranquilidad en el ceño blanco de Aaron al ver cómo se acercaban las fuertes manos de Akira.
Afortunadamente solo fueron un par de puños y luego Aaron logró liberarse de aquel injusto ataque para defenderse y también sus propinar propios golpes, que terminaron siendo como una conversación, al igual que los empujones, patadas y golpes con todo lo que se pudiesen dar golpes.
Esta pelea duró un buen rato, y mientras eso el sueño les estaba ganando a la mayoría, Hikari había quedado dormida en mi pierna izquierda, Emiko quedó dormida en el lugar de Hiro, Ritsu con el sueño en el rostro esperaba a socorrer a ambos peleadores y Yuuki estaba a poco de quedarse dormido también a no ser por las bebidas energizantes.
— ¡Finalmente! Ustedes dos parecen niños, no lo puedo creer. — Mirai había concluido la pelea cuando sabía que ambos ya estaban gimiendo de dolor en el suelo sosteniéndose diversas partes de su cuerpo, con caras afligidas y cansados. — Esto fue como la primera guerra mundial.
— ¡Es su culpa! — Reprochó Aaron, algo arrepentido por haberse peleado por nada, pero bien que supo defenderse de los golpes de Akira.
— Es tuya por ser un imbécil. — Respondió Akira, arrastrándose por su cuenta a su sitio premeditado, una bolsa de dormir de color púrpura que iba a juego con su manual del estudiante, y también con sus ojos.
Ninguno de los dos añadió palabra alguna, y nadie más lo hizo. Yuuki y yo apagamos todas las luces y velas de la cafetería y cada quien se fue a su sitio a dormir, aunque se sentía muy raro sin algún anuncio de Monokuma.
Me constó quedarme dormido por el hecho de haber despertado hace relativamente poco, por lo que me puse a limpiar un poco el desorden y a comer lo que había sobrado para ver si así podía ganar sueño.
Encontré bajo una de las mantas apiladas a un lado de nuestro sitio de reunión en la cafetería muchas botellas de vidrio y latas de color verde en las que también se leía lo mismo que en la lata que Aaron tuvo en algún momento en su mano, aunque no estoy muy seguro de lo que sea.
Leí la etiqueta y cubrí mi boca, no podía recordar si hubo un espacio así para que tanto Aaron como Akira hubiesen tomado tanto alcohol, teniendo en cuenta que está prohibido que lo hagan menores de edad.
¿Por qué había bebidas alcohólicas en primer lugar?
Dejé eso donde estaba y me devolví a mi bolsa de dormir con un pequeño bostezo, deseando poder finalmente conciliar el sueño, ¿Qué horas serían?
Quedé dormido casi de inmediato, aunque después de que todos lo hubiesen hecho, ojalá y nadie cometa un asesinato mientras dormimos, eso sería muy aterrador y lamentable.
*Bing, Bong, Ding, Dong*
— ¡Estrellitas de la idiotez, buenos días! Quería dejarlos descansar luego de aquel arranque de tonterías que hicieron ayer en su fiesta con pijamas, son las 8 am. — Monokuma se escuchaba deleitado por la pelea de Aaron y Akira, algo muy normal en él.
*Bing, Bong, Ding, Dong*
Mis ojos se abrieron de a poco, queriendo dormir un poco más aunque Monokuma nos hubiese dado una hora más de sueño.
— ¡Buenos días a todos! — La voz de Aaron fue la primera que escuché en la mañana, se escuchaba muy feliz, ni idea de la razón.
— Cállate helado de vainilla, haces mucho ruido. — Akira estaba bastante amargado esta mañana, más de lo normal, hasta se escondió y todo.
Abrí los ojos completamente y me levanté de mi bolsa para observar a todos igual que yo, despeinados, con sueño y sin levantarnos completamente.
— ¿Te duele la cabeza, Akira? — Preguntó Hikari encendiendo su manual del estudiante, como si buscara algo.
El estafador solo asintió, y Aaron notificó que a él también le dolía la cabeza.
— ¿Acaso tomaron alcohol?
Ambos asintieron, Emiko se puso a reír en voz baja ante ello, vio muchas cosas de la pelea, a mí también se me hacía muy divertido eso.
Desde el anuncio de Monokuma Hiro se ha puesto diligentemente a grabar todo, desde el levantarnos hasta la pequeña conversación que estamos teniendo, sin omitir gesto alguno.
— Ustedes son un par de imbéciles. — Espetó Hikari levantándose de su sitio, estirando un poco su cuerpo también, fue la primera en hacerlo. — Olvidemos esto y vamos a curar su resaca, luego intentaremos ver si ya es posible salir de aquí.
Hikari fue a la cocina, y mientras ello Ritsu y Hiro también lo hicieron, yendo con ella, seguramente a preparar su desayuno, o Hiro a grabar, lo que suceda primero.
Revisé con la mirada que ninguno de nosotros estuviese en mal estado además de Akira y Aaron, todos estaban bien, aunque a Namine le había costado un poco más despertar que al resto. Todo estuvo bien luego de aquello.
Cada quien preparó su desayuno y organizamos de nuevo el comedor, dejando en un lado a Akira recostado y en el otro a Aaron para que descansasen y no se pelearan mientras los llevábamos a la enfermería cuando pudiésemos salir de aquí.
Todos terminamos luego de un rato, habíamos mantenido silencio durante todo el tiempo, se sintió muy raro a comparación de haberlo hecho en la noche, pero no había opción para quejarse.
Luego de esa calma vino lo que era en aquel momento importante, abrir la puerta de la cafetería.
— ¿Cómo... podríamos hacerlo? — Preguntó Emiko, su voz estaba quedada y su lenguaje corporal decía que tenía mucho miedo, aunque no era así, quizá solo eran las ganas de jugar soccer.
— Primero tenemos que intentar lo más obvio de todo. — Respondió Ritsu tomando el picaporte y girándolo, fallando en abrirse, seguía bloqueada para nosotros.
— Monokuma, si llegas a decir que tenemos que matar a alguien para salir de la cafetería te juro que me mato yo en frente de todos para que no puedas ejecutar a nadie. — Se quejó Akira en voz alta desde su sitio en el suelo, sin poder levantar su torso por el dolor en su abdomen.
No hubo respuesta de Monokuma, la ansiedad comenzaba a crecer en mi interior.
— ¿Qué podríamos hacer? — Cuestionó Namine alzando la voz lo más que podía, era bastante tímida y si no era para un juicio realmente no sentía que debía hablar, como me había dicho la otra vez durante el incentivo. — Quizá la puerta nunca se abra...
Namine se pegó a mi torso con un abrazo que correspondí, también algo ansioso por la situación.
— En las reglas no dice nada de romper la puerta. — Propuso Yuuki tomando una silla de metal de la gran mesa del comedor que usamos siempre. — Den un paso hacia atrás, fuera de la puerta.
Hicimos como Yuuki había pedido. Él camino un par de pasos para atrás para tomar impulso, y luego corrió con fiereza, con un movimiento de ambos brazos empujó la silla desde abajo para ver si podía romper la puerta.
Luego de que no haya podido con ese impulso se dedicó a golpear la puerta con la silla una y otra vez de manera indefinida, se estaba cansando, y nosotros de verle también, se esforzaba mucho cuando nadie más podía ayudarle, yo tenía a Namine pegada, Hiro grababa todo y Aaron y Akira estaban... Incapacitados.
— La puerta no se ha movido ni un poco. — Dijo Hikari, algo decepcionada de lo que Yuuki hacía, quien al cansarse dejó al silla de metal en el suelo, que ahora estaba abollada e inutilizable.
Pobre silla, le trataron muy mal.
Noté a Ritsu estando muy impaciente, mordiendo las uñas de sus pulgares o caminando de un lugar a otro, como si algo la molestara en aquel momento.
— Ehh Mirai, ¿Está todo bien? — Pregunté, sacando a la ilusionista de su pensamiento, observándome algo confundida con sus ojos grandes y rojos, que al igual que ella estaban muy ansiosos.
— Sí, sí, solo es que... La puerta debió de abrirse ya con tantos golpes. — Confesó ella acercándose a la puerta, sin dejar esa impaciencia que podía notarle, estaba raro aquello pero no puedo decir nada al respecto. — ¿No habrá otra forma de poder abrirla?
Guardamos silencio un momento mientras Mirai se quedaba observando la puerta un rato, y luego se retiraba a dejar la silla en el fondo de la cafetería para que no fuese un estorbo ahora que no la podíamos usar.
Hikari interrumpió nuestra incertidumbre con un suspiro y sacó su manual, acercándose a la puerta.
— De verdad no quería hacer esto, pero la situación lo amerita. — Dijo tranquilamente mientras abría su aplicación misteriosa. — Espero y funcione esto... Es el manual de Miuna, tenía una aplicación muy buena.
El manual en las manos de Hikari estaba encendido de un color azul claro muy brillante, eso era lo único que se podía observar a simple vista. Hikari lo acercó a la cerradura y lo mantuvo ahí treinta segundos que ella contó en voz alta, un pitido se escuchó en el manual y por un segundo la pantalla se tornó púrpura opaco, luego volvió al azul brillante.
— Ahora intenta abrirla, Ritsu. — Pidió la novelista guardando el manual en uno de sus bolsillos, se veía un poco nerviosa, aunque no había razón para estarlo, incluso, eso era una gran ayuda para todos.
Ritsu así hizo, girando el picaporte deseosa de que abriese, y así hizo sin el menor esfuerzo, como por arte de magia, era realmente genial.
— Es una llave maestra virtual, nada del otro mundo. — Confesó Hikari apenada, siendo la primera en salir del lugar apurada, quizá a cambiarse la ropa o algo, todos debíamos hacerlo.
— ¿Nos van a llevar a la enfermería o qué? — Preguntó Akira todavía molesto y recostado en el suelo, Aaron se había quedado dormido nuevamente por lo que no sabía que habíamos abierto la puerta con una aplicación misteriosa, y tendríamos que decirle luego.
Todos suspiramos de manera colectiva y nos dividimos para sacar a ambos a la enfermería, Hiro, Emiko y Ritsu llevarían a Aaron porque estaba dormido, y Yuuki, Namine y yo llevaríamos a Akira por mala suerte.
Entre todos llevarlos a ambos no fue tan tortuoso como pensé que sería, aunque Akira se quejaba de vez en cuando por el gran dolor que sentía, cosa que irritaba a Yuuki.
Una vez allá Ritsu se ofreció a tratarlos, y Emiko y Hiro también se quedaron a ayudar, o bueno, Hiro grabaría, como siempre se le ve hacerlo.
— ¿Ahora qué podríamos hacer? — Pregunté, estando muy incómodo en el silencio que formábamos los tres a falta de temas de conversación o gustos a fin, aunque con Namine podría hablar durante hora.
— ¿Me acompañarían a investigar el cuarto piso? — Hikari salió de la nada y preguntó casualmente por ello, asustándome horrible, casi se me va el corazón.
— No creo que encontremos formas de escapar de aquí. — Comentó Yuuki de forma desmotivadora, aunque era cierto de algún modo, ya hemos vivido un buen rato (O lo que me parece un buen rato) y las cosas no importan tanto.
— Sí, pero es un tiempo libre que tenemos, además, pueden existir cosas interesantes arriba. — Namine aportó a la conversación, interesada por subir a revisar mientras mantenía una sonrisa en su rostro.
Nadie se negó a su buena actitud, y subimos acompañados de pequeñas charlas al cuarto piso, siempre se me hacía muy lejano eso de subir tantas escaleras, y me cansaba al hacerlo, pero era el único ejercicio que hacía dentro de este lugar, aunque tengamos un gimnasio que quizá solo Akira use.
Llegamos acompañados de una anécdota que Yuuki había contado de algo que alguna vez le sucedió con un amigo suyo al cual ahora extraña mucho pero que era gracioso recordar aquello.
— Este piso se ve muy... Vacío. — Comentó Yuuki al subir, y es cierto que la atmósfera del lugar no era la más linda de todas, pero no podíamos hacer nada al respecto.
— Ya vine rápidamente a este lugar, y es cierto que es un poco triste. — Comentó Hikari caminando por el camino derecho, nosotros le seguíamos. — Hay dos habitaciones vacías y solo son cinco en este piso... Eso sí, hay un laboratorio de química para ti, Zen.
Mis ojos se iluminaron y una gran sonrisa se formó en mi rostro, eso me ilusionó mucho, pero todo a su momento, Hikari quizá tenía planeado mostrarnos otra cosa.
— Aunque creo que la habitación más interesante es el dojo, no he ingresado, pero creo que podríamos hacer muchas cosas ahí dentro. — Dijo Hikari mientras caminábamos, los pasillos eran largos y estaban vacíos por la poca cantidad de habitaciones, aunque supongo que en su interior serán muy espaciosas y bien equipadas. — Hemos llegado.
La puerta estaba estilizada como las puertas corredizas de shoji que se usaban en los viejos tiempos para las casas, aunque ahora se usen las de madera y metal como en occidente.
Yuuki se decidió por abrir, revelando ante nosotros una pequeña muestra de la era Edo, muy importantes en la historia de Japón. Todos ingresamos inmediatamente, quizá guiados por la misma curiosidad.
A la derecha había un gran y brillante letrero con un dibujo de Monokuma muy bonito vestido de una manera tradicional que indicaba ciertas cosas para usar el dojo.
— "Usar la vestimenta correspondiente es lo primero, luego, una espada en mano o no, dos personas y mucha diversión o meditación, ¡Diviértanse!" — Hikari se tomó la libertad de leer todo el texto principal del letrero por nosotros, omitiendo algo que dejó que leyésemos solos.
"O si no serán ejecutados"
— Tendremos que seguir las indicaciones entonces... — Dijo Namine levemente caminando hasta una puerta que había cerca con un letrero escrito a mano que rezaba "Vestidores".
Los cuatro entramos al cuarto y encontramos una gran selección que kimonos que podíamos usar, aunque realmente hubiesen otros trajes que se pudiesen utilizar en estas situaciones kimonos era lo único que había.
También de la gran selección de ropajes había seis o siete cuartos para cambiarnos la indumentaria a lo que correspondía, por mi parte yo tomé un kimono de color rojo brillante con un lindo diseño de pájaros en él de colores amarillos, siento que queda con mis ojos y perforaciones.
Yuuki y yo salimos casi que al tiempo y nos encontramos a Hikari afuera, Namine sí había tomado su buen tiempo para cambiarse, aunque estaba muy bien, se veía muy linda con su elección de kimono completamente blanco.
Por su parte, el kimono de Hikari era negro con rayas amarillas verticales y el de Yuuki era gris con sakura del rosa más chillón de todos, pero quedaba muy bien, a todos los diseños nos quedaban muy bien.
— Deberíamos meditar un rato, aprovechando el lugar. — Opinó Hikari, y asentimos ante su propuesta por lo bien que se escuchaba.
El sitio estaba muy bien decorado con un piso de tatami, paredes con diseños varios bastante sencillos y en la pared del fondo un atardecer disfrazado con un balcón falso y lindas cortinas de seda blancas, y sí, revisamos si era real o no.
*Ding Dong, Bing Bong*
— ¡Upupu! Muchachos, creo que es hora de agitar las cosas por aquí~
[♠Capítulo 4, parte 1: Terminado]
[♦Estudiantes: 9/15]
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