|La Lección de los Inocentes|
Mi vida dentro de esta Realidad virtual dependía de un hilo, puedo ver como la sangre se desborda en mi piel y gotas de aquellas se plasmaban en el piso. Como si una especie de suerte se tratara, corrí hasta las escaleras resbalándome en ellas cayendo con rapidez hasta el primer piso del Faro. Mi vista empezaba a verse borrosa y a lo lejos podía sentir las botas de Yamato bajando las escaleras con fuerza. Es mi fin, sí que lo es. Mi brazo se entumió y... Aunque no estuviera en la vida real... Comencé a recordar sucesos en un par de segundos...
La infancia es lo primero que puedo ver. Caminando por la vereda en vez de pisar el césped o llegar a casa después de la escuela y poder contar mis anécdotas a mis padres quienes me escuchaban o a veces no llegaban a casa por tanto trabajo... He crecido y puedo entender esa situación que antes me abrumaba y me decía "Ellos dejaron de quererte hace mucho tiempo, Taiki."
Mis primeras experiencias en laboratorios y mis primeros experimentos en ellos... Mi iris de un tono púrpura fue una de las primeras pruebas fallidas... Luego fue la Academia donde pude conocer a Shizuka... Shizuka Amane... Ella me ayudó a salir de la Academia cuando los demás se torturaban. Cada vez que asesinaban a alguien no ayudábamos en la investigación por miedo a morir. Nos ocultábamos bajo la cama o dentro de cajas vacías en el almacén.
Luego crecimos y maduramos en esas deplorables condiciones y quisimos salir adelante, iniciábamos las investigaciones, juntos y culpábamos a alguien unidos por la supervivencia. Selección Natural la llamarían algunos... No estaban equivocados.
Cuando salimos de la Academia impunes... Rápidamente fuimos a la Cámara del Anhelo y pude reencontrarme con otras catorce personas que habían pasado por lo mismo... Ellos sonreían cuando sus cuerpos estaban desnutridos, sus rostros estaban sucios y su desesperación comenzaba a surgir...
— Al menos seguimos vivos, ¿cierto? –Habló uno de ellos ese día. Su rostro con moretones y rasguños en el ojo.
— Sí, no quiero recordar mis días ahí... No quiero volver a ese lugar ni ir de viaje nunca más. –Ella respondió a su comentario.
— No pude salvar a nadie y yo... ¡Yo sigo aquí! Si Dios existe, ¿por qué me hizo pasar por esto? –Ese chico se sentó tapándose el rostro por el llanto.
— ¿Será una prueba de fe? Algunos lo llaman así. Quiero olvidarme de esto, ser alguien con la capacidad de dibujar como cualquier otro. –Otra chica hablaba mirando al techo sin pestañar, lagrimeando con un rostro enojado.
— No quiero que el deporte sea lo mío luego de esto, volveré a ser la niña con lujos sin tener que adquirirlos con mi talento. –Tal muchacha que habló, se sacó el moño que llevaba puesto y suspiró entristecida.
— Si intentan devolverme a ser lo que era, les juro que tomaré alguna personalidad diferente o me suicidaré cuando lo recuerde... E-Era humor negro para su información. –Un tipo se reía mientras el resto le miraba extraño.
— Las cosas suceden por algo... Quizás... Es un llamado para que dejemos de hacer este tipo de cosas. El glitch de la realidad. –Habló una niña sentándose en el suelo. –Ya no quiero ser...
¿Ya no quiero ser...?
¿Dónde estoy?
Desperté en una especie de sala de reposo. Mí alrededor se veía blanco, me encontraba postrado en una camilla sin sábanas, solo una bata blanca para pacientes. Mi brazo derecho estaba conectado al suero mientras que mi zurda usaba un cabestrillo ortopédico con vendas en mi brazo... Debió parar mi sangrado, pero... ¿Dónde estoy?
Sentí unos pasos que se aproximaban para entrar a la habitación, cerré mis ojos haciéndome el dormido y poder espiar un poco la situación. Cuando la persona entró solo me dediqué a escuchar.
— ¿Estará bien así? Tengo miedo de que muera. –Habló un chico... ¿Kazumi? Tiene una voz parecida a la de él.
— Haré lo posible, aunque ya sabes que éste no es mi campo. –La otra chica es Shizuka, su voz me transmitía alegría al cuerpo.
— El hijo de puta de Yamato fue, está vuelto loco por matar a Taiki, ¿crees que Kazuma y Ko podrán con él?
— Ellos podrán, estoy segura. Kazuma tiene la fuerza y Ko la agilidad, no podrá escaparse de ese avión tan fácilmente. –Debo seguir dentro de la Realidad Virtual, Shizuka mencionó al avión con naturalidad.
— Me quedaré aquí hasta entonces, si veo que Taiki tiene complicaciones te llamaré en segundos.
— Yo estaré aquí cerca, cualquier cosa me avisas, no importa que tan pequeño sea el problema. Cuídate, me preocuparé por Yamato allá.
— Cuídate también.
Sentí el abrir y cerrar de la puerta. Luego la otra persona arrastró una silla para luego levantarla y dejarla al lado derecho mío, se sentó y tomó mi mano...
— No dejaré que nadie te vuelva a tocar de esa manera. –Era la voz de Kazumi, él comenzó a sollozar apretando mi mano. –Espero me estés escuchando, quiero disculparme contigo y por traerte hasta aquí. Es mi culpa y espero poder hacer algo para salir de esta, no dejaré que ese infeliz te vuelva a tocar porque... Porque...
Sentí que algunas gotas caían en mi mano por su llanto, él se estaba aguantando las ganas, pero sollozaba demasiado y muy fuerte, como si apretara los dientes para que no escapara el ruido.
— Él no te volverá a tocar Taiki, porque te amo. –Me sorprendí por su comentario, pero no quería moverme... Sería muy incómodo si sabe que lo espié. –Te he empezado a querer cuando tenías esperanza en todo y motivabas a la gran mayoría a seguir adelante. Desde ahí he querido protegerte, has depositado toda tu confianza en mí y yo no pude hacerlo... Lamento estar llorando, pero es inevitable que mi corazón se sienta así, nunca antes me había pasado en un hombre como tú. Eres perfecto, pero no el indicado. Y para compensar ese daño te protejo para poder estar a tu lado. Quiero que sepas algo por si no llegases a despertar... Mi talento, lo he mantenido en secreto desde que te conocí en ese prado, para ser sincero, no me da vergüenza decirlo, pero sí miedo a que se asusten de lo que soy. No te preocupes, no soy asesino, ladrón o violador... En realidad soy... Soy el Súper Duper Aprendiz de Preparatoria y aunque parezca muy simple soy capaz de muchas cosas. He aprendido técnicas Forenses de Shizuka, tu amiga y quizás novia. Aprendí el arte de Ko, el lenguaje de Emi, la tecnología de Yoshimi, la moda de Hanon, la religión de Kiyoshi y lo mejor de todo... Pude aprender de ti no solo la Biología y cómo funciona... Aprendí la Esperanza que posee tu cuerpo, una Esperanza que no cualquiera la tiene, tú transmites alegría a quienes la perdieron, entregas posibilidades a los vasos medio vacíos. Por eso no quiero que mueras aquí porque no es el momento ni el lugar. ¿Me escuchaste, Taiki? Espero que sí. Te amo... Eres muy especial para mí. Tú me formaste como persona, siempre te lo agradeceré.
Soltó mi mano y suspiró levantándose de su puesto.
— ¿Sabes...? Tuve un sueño raro antes de entrar aquí. Al principio tenía dolores de cabeza, pero pude recordarlo y excavar lo necesario. Yamato te necesita para matarte y saber el secreto del porqué estamos aquí. Soñé lo mismo, pero la víctima no eres tú, sino Yamato y debo suponer que tú me matarás a mí. No creo que lo hagas, pero quiero asegurarme que no harás nada malo.
Su voz cambió de triste y melancólica a tener un vacío inexplicable. Tomó algo desde una mesa y luego agarró mi mano derecha con fuerza.
— Te ataré a la camilla y no harás nada raro contra mí, no quiero que despiertes e interfieras a Yamato por venganza. No te ensuciarás las manos para luego ser ejecutado. ¡Yo seré esa persona! Te amo, pero debo hacer esto por tu bien, luego de matarlo, vendré por ti y te desataré. Primero me encargaré de Kazuma y Ko quienes están muertos. Adiós Taiki, espero puedas entenderme como yo te he entendido a ti.
Y cerró la puerta dejándome solo, desperté y mi vista se sentía extraña... Miré mi brazo atado y debía soltarme como pudiera. Cálmate Taiki, piensa... Piensa... ¡Piensa! Mi otro brazo estaba lesionado, pero debía hacer el intento. Intenté acercarlo a mi otra extremidad y estirarlo para darle más ventaja, sentía las punzadas y cerré los ojos para aguantarme el dolor. La cuerda que usó tenía un nudo, pero firme contra una barra de la camilla. Movía mi muñeca derecha para aflojar el lazo. Me faltaba poco, solo unos movimientos más para que esté listo.
Pude aliviar el dolor de mi brazo cuando saqué la cuerda y luego el suero de mi diestra. Me senté en la camilla para dar un pequeño salto llegando al suelo. Mi ropa se encontraba en una silla y me cambié el vestuario con rapidez, Kazumi me lleva mucha ventaja, no dejaré que asesine a alguien y terminemos sufriendo ambos por una muerte anunciada. Tener que estar en ese puesto, en ese tribunal nuevamente culpando a uno de mis más cercanos amigos... Debo hallarlo como sea posible.
Salí de la sala viendo a Shizuka asustada y tomando el control del lugar posicionándose en la puerta de salida.
— Shizuka, déjame salir ahora. –Dije, sé que ella no es la verdadera Shizuka... Es solo un programa de realidad virtual, pero...
— No lo haré, Él me lo ordenó. –Respondió mirando al cielo raso de la enfermería.
— No importa lo que diga Kazumi, debes dejarme salir para que nadie salga lastimado. –Respondí con nerviosismo.
— Él fue muy claro. Nadie sale de aquí.
— Encontraré otra salida. –Dije alejándome de ella hacia otro pasillo de la enfermería llegando hasta unas ventanas. Una de ellas tiene ventanales grandes donde se puede salir de una sola forma.
Corrí hasta ese lugar protegiéndome el rostro con mi brazo derecho, tomé un gran impulso y atravesé la gran ventana cayendo del otro lado. Si me cortaba alguna parte del cuerpo no tendré la ayuda de Shizuka, debo salir de la simulación ya.
Me paré de la tierra y los pedazos de ventana viéndome por completo, no tengo rasguños además de que mi "vida" no ha bajado. Debo ir tras Kazumi.
Primero me puse a pensar. Kazumi es el Súper Duper Aprendiz de Preparatoria, conoce los modelos de trabajo de todos. Él me ama... No es la solución, ¡no es la solución! No, ¿dónde está? El faro es donde me atacó Yamato, ahí debe estar.
Entré al Faro suponiendo que encontraría a ambos sujetos, pero solo vi un cuarto vacío. No se escuchaban golpes, conversaciones, gritos, solo la puerta chirriando y mi respiración agitada por los nervios que me carcomen.
No quise subir el segundo piso sabiendo que no estarían ahí, por lo que salí del lugar y me dirigí al puente que conecta ambas islas, estando en la mitad vi a Kazuma de brazos cruzados bloqueándome el paso. ¿Qué diablos está pasando?
— Lo siento Taiki, no te dejaré pasar. –Me miró con cierta seriedad que nunca había percibido en él en el mundo real.
— ¿Por qué no? Tengo algo importante que hacer. Déjame pasar, Kazuma. –Dije intentando sobrepasarlo, pero me empujó y la fuerza que tiene me hizo retroceder de golpe. –Ay, eso dolió.
— Él me dijo que no dejara pasar a nadie por su propio bien. –Respondió mirando al vacío. –Estoy haciendo lo correcto y me gusta.
— Esto no está bien, eres libre de hacer lo que quieras, ¿no crees? ¿Por qué hacerle caso a alguien que quizás te está engañando?
— Quiero cooperar, quiero proteger a los que quiero y sentirme útil de una vez por todas. ¡Lo haré bien! –Al decir eso, me bloqueaba aún más el paso queriendo sacarme del puente. Kazumi debió alentarlo a hacer esto, usó las palabras adecuadas para meterse en la cabeza del Vaquero, está utilizando su talento.
— ¿No me dejarás pasar? Está bien, ¡lo haré por la fuerza! –Tomé distancia para correr y tratar de empujarlo, pero un puñetazo en la cara bastó para bajar un poco mi "vida" y además sentir un aturdimiento fatal. –T-Tienes fuerza, ¿eh? ¿Qué diría Atali al ver esto?
— ¿Atali? Oh no... No le gustaría ver esto, no, no, no... Perdóname Taiki, pero aun así no te dejaré pasar. Esta vez sin golpes. –Arregló su sombrero y sacó uno de sus látigos para intimidarme.
¿Cómo saldré de esta situación...? Piensa, piensa... En la simulación Kazuma está vivo, pero en el mundo real acaba de morir a manos de Kazuo. Si lo asesino aquí, no seré a quien ejecuten en el tribunal, ¿cierto?
Retrocedí y pedí perdón por lo que haré.
Comencé a saltar una y otra vez, esto hace que el puente de madera se desestabilice y las cuerdas que nos sostienen se rompan, cuando Kazuma pierda el equilibrio...
— Perdóname, Kazuma. –Corrí otra vez hacia él empujándolo hacia la derecha donde perdió todo equilibrio posible sin poder sostenerse de la madera cayendo a las aguas gritando mi nombre.
El puente aún mantenía ese vaivén por lo que cuidadosamente caminé por este tramo hasta tocar tierra firme al otro lado de la isla. Tras ubicarme en la primera ínsula, pensé dónde estarían Kazumi y Yamato, debo encontrarlos antes que uno cometa un asesinato.
Avión, comedor, cabañas, almacén, bosque, gimnasio. Son demasiados lugares para investigar, debo ser certero con mi decisión. Kazumi está buscando a Yamato sin que él se dé cuenta, ¿podrá ser la cabaña de Yamato la respuesta? Recuerdo que a Yamato le atraía Atali desde un comienzo y ella estaba en el avión cuando quise investigar, ¿seguirá ahí? Yamato busca asesinarme... ¡Ya sé! Shizuka mencionó el avión cuando desperté del desmayo. Debo llegar hasta allá, pero necesito algo con qué defenderme.
Miré a mí alrededor y solo hay arena, unas piedras y pasto seco. Recogí unas cuantas piedras y las guardé en el inventario o mejor conocido como bolsillo. Corrí por el camino más corto para llegar al avión teniendo el corazón por la garganta, los nervios me consumían queriendo dominarme. Cuando estaba a pasos de entrar a la compuerta del avión, una mano por detrás me toma del hombro y me lleva hacia atrás con fuerza. Giré mi cabeza y vi a Ko con un aspecto serio, el cabello largo negro le tapaba gran parte de la cara pudiendo ver su expresión visual.
— Sabes perfectamente que no deberías estar aquí, ¿qué hiciste con Kazuma? –Me dijo acercándose sin dejarme espacio personal.
— Kazuma está bien, él está vigilando la isla, le hice entender que...
— ¡Mientes! –Cacheteó mi mejilla izquierda con fuerza dándome un picor en el área. –Kazumi me dijo que si llegabas hasta este punto, sería porque asesinaste a Kazuma, ahora me toca asesinarte a ti.
— N-No... Bien, mentí. –Tengo que tener cuidado, Kazumi no me quiere muerto... Ko no puede asesinarme, pero si me dejará noqueado. –Tuve una pelea con Kazuma, pero no está muerto. Lo asfixié con su látigo cuando me retó a una pelea de ese estilo. Sigue en el puente, si no me crees puedes ir a verlo por ti misma.
— Kazuma es mucho más fuerte que tú, imbécil. ¿Crees que me creeré esa farsa? No necesito armas para matarte, ¡ahhhhh! –Iba a recibir un combo de su parte, pero lo esquivé por debajo, lo que no pude esquivar fue una patada en la pierna derecha.
— ¡Sí! Admito que él me gana en fuerza... Pero soy más inteligente que él, ¡eso lo sabes! –Me levanté cojeando, me puse en posición de lucha intentando sacar un patrón de sus movimientos. Después de todo es un programa artificial, debe tener algoritmos fáciles.
— ¡No tenías que matarlo maldito! –Volvió a mandar un puñetazo, pude esquivarlo y además evadí la patada. Sin embargo, el siguiente ataque fue agarrarme de las costillas y tirarme al suelo. Rápidamente volví a levantarme y jadeando intenté sacarle plática.
— No lo asesiné, te estoy diciendo la verdad... ¿Por qué quieres golpearme? ¿Lo amabas? ¿Kazumi te dijo algo?
En medio del tercer ataque me habló mientras evadía los golpes.
— Kazumi me hizo entender que el amor puede atravesar cualquier barrera, no esperaba que Kazuma me hiciera sentir tan plena conmigo misma, me encontraba insuficiente hasta que él me trató como alguien especial siendo tan diferente. Él es tan idiota, pero atento y... ¡agh! –Antes que me tirara al suelo, jalé su cabello y pateé su pierna izquierda cayendo a la arena.
— Lo siento, Ko. Sin remordimientos después de esto. –Saqué una piedra de mi bolsillo, cerré los ojos y se lo lancé a la cara escuchando como se quebrara su nariz y un grito de dolor. Tengo que entrar al avión y buscar a Kazumi.
Abrí la compuerta del avión y miré al interior. Los asientos destruidos, el caminar se volvió complicado por la inclinación que éste tenía. No se escuchaba a nadie dentro de la instalación, ningún golpe, conversación de fondo, gritos, solo mis pasos y respiración agitada viendo donde mantenerme en pie. Este avión es tan grande que tiene una escalera hacia el segundo piso en la esquina izquierda, subí con lentitud haciendo el menor ruido posible.
Una vez arriba presencié lo que alguna vez fue un comedor grande junto a una sala de estar con los sofás rotos y un televisor de alta tecnología apagado. La vista era bloqueada por unas planchas de acero atornilladas con grandes tuercas, para iluminar el área se encendió un candelabro gigante que al parecer funciona con sensor de movimiento. Quiero llegar al fondo de esto, pero apenas lo logro comprender.
Revisé más a fondo el segundo piso y pude encontrar una escalera más, ¿cuánto mide esta cosa? Volví a subir con lentitud, ésta tenía menos escalas que la primera, llegué y una puerta me bloqueaba el paso, una puerta simple, sin mayores diseños, tampoco tiene una guía para saber que habitación es. Puse mi mano derecha en la manilla.
Y entré.
¿Un tribunal escolar?
— ¿Qué demonios?
La habitación se conforma de un juicio circular con dieciséis puestos y un trono en la parte del fondo. El suelo y las paredes son de acero atornilladas de la misma forma que los ventanales del segundo piso.
Me adentré un poco más al lugar para investigar, de la nada se encendió una luz que apuntaba directamente a un puesto del tribunal, el puesto que da frente al trono dándole cara a Mononaca si eso estuviera ahí. Miré a ambos lados y atrás para saber quién lo había hecho, pero fue en vano sabiendo que nadie me seguía o se escondía. Me puse en ese puesto esperando lo peor, alguna ejecución o...
De pronto, otra luz fue encendida cuatro puestos a mi derecha. Si mal no recuerdo se trataba del puesto de Kiyoshi Tetsu.
— Aún no nos logras salvar de la devastación. –Dijo una voz parecida a la del Sacerdote. –Taiki, ¿qué esperas para salvarnos de la devastación?
— ¿Devastación? No... No lo entiendo. –Respondí y otra luz se encendió.
— Por favor, me das asco. Asco que no puedas salvarnos de la Mente Maestra. –La luz fue encendida dos puestos hacia mi izquierda donde antes estaba Hanon Kohana. –Mis recuerdos antes de ser ejecutada fueron en vano para ti.
— ¿Recuerdos? –Mi mente no entiende nada de lo que está pasando. De un momento a otro he pasado por una isla desértica, un encuentro amoroso con Kazumi y estoy terminando aquí... ¿Acaso me estoy muriendo? Quizás nunca desperté de la caída del Faro y lo estoy pagando de esta forma.
— Demostrar que no soy una chica no sirvió de nada, ¿eh? –Al lado mío la voz de Atali se hizo presente.
— ¡Haaaaahahahahahaha! –Dos luces fueron encendidas, la de Atali a mi lado y la de Kazukisa a tres puestos míos desde la izquierda. –Estoy destinado y destinada a ser parte del circo de muertos
— ¿Demostrar? ¿Destinado? –Mi cabeza me duele, no paro de procesar información de quienes vi morir.
— Busca. // Encuentra. // Descubre. –Tres luces se encendieron en los lugares donde Kazuma, Kazuo y Ko estuvieron en este último juicio escolar.
— ¿Qué? ¡Qué debo descubrir! –Mi cabeza comenzaba a dolerme más y más, unas punzadas en la cien me estaban dejando mareado hasta que por fin... Los pude ver. Sus rostros de angustia... Los rostros de quienes fallecieron dentro de las instalaciones sin poder darle esperanza al mundo.
— Tienes que descubrir la verdad. –A mi lado izquierdo me tomó la mano Shizuka viéndome con tristeza. –Tienes que darte cuenta que estuviste equivocado.
— ¿Equivocado en qué?
— En que aún existe esperanza en este mundo. –Respondió ella tocándome el rostro. –Deja ese pensamiento atrás... Aquí solo ha ganado la desesperación que muchos terminaron cometiendo.
— ¿Estás segura? ¿No queda esperanza en nosotros? –Respondí con miedo y angustia. Ella se limitó a responder con la cabeza de lado a lado.
— Ahora es momento Taiki Yuushin. –Su mirada se centró en el trono. Miré hacia allá y vi un mazo de madera, frente a ese mazo se encontraba un botón rojo reluciente. –Presiona ese interruptor y sálvalos.
— ¿Salvarlos? Pero aún no sé quién controla este macabro juego de...
— Shh... Ya no será necesario. –Tras decir esto, se acercó a mí y mi nerviosismo acabó cuando me dio un beso lleno de lágrimas. Correspondí a ese beso abrazándola y sintiendo mucho dolor por dentro.
Recordé lo mucho que nos queríamos en la anterior Academia, lo triunfantes que salimos de esa matanza para luego ser víctimas de otra. Si tengo que tomar ese mazo y golpearlo contra el interruptor lo haría mil veces...
Las luces se apagaron una tras otra hasta apagar la de Shizuka desapareciendo en el acto.
— La esperanza acabó en este mundo... La esperanza llegó a su final... La esperanza ha sido destronada. –Tomé el mazo sintiendo su peso. –La esperanza ha perdido.
Tengo dos posibilidades, unirme a la desesperación a la que muchos se han sometido tras reflexionar sobre su estadía en la Academia a la cual han llegado a asesinar o tirar el mazo y largarme por la puerta donde entré sabiendo que hay un asesino dispuesto a acabar con mi vida. No resulta fácil escoger el camino adecuado. ¿Qué esperan de mí? Solo he fallado una tras otra prueba de incentivos. Al fin y al cabo todos caen en la tentación de querer salir de la manera más práctica. También seré uno de ellos...
Suspiré y tragué saliva con temor, pensando mis alternativas.
— Debo hacerlo. ¡Quiero sentir la desesperación! –Levanté el mazo con rapidez queriendo golpear el botón rojo que esperaba mi descenso a la desesperación. Iré con los demás, lograré sentirme extasiado después de tanto tiempo.
— ¡¡¡¡¡No!!!!! –Una persona detrás de mí tomó el mazo con fuerza lanzándolo lejos del tribunal. –Idiota, ¡qué! ¿Qué estás haciendo? ¡¡Taiki!! –Sus manos me dieron la vuelta para luego darme cachetadas. –Mírame, mírame Taiki. Soy yo, no te asustes. –Puso sus manos entre mis mejillas para verlo fijamente sin perderme detalle alguno. –Soy Kazumi, estás bien, estás conmigo.
Me abrazó. Cuando me abrazó pude sentir mucho cariño y afecto emanando de su cuerpo, ese mismo sentir que me dio Shizuka, me lo daba un hombre.
Correspondí ese abrazo. Lo correspondí sabiendo que lo necesitaba más que nadie en el mundo. Es así como me puse a llorar en su pecho.
— Todo estará bien, tranquilo. Somos amigos, ¿cierto? –Dijo abrazándome más fuerte queriéndome decir algo. Él no me ve de esa forma, no me molesta o influye en mis decisiones, sin embargo, le dolerá si llego a responder.
— No sabía lo que hacía. No lo entiendo, quería suicidarme, ¿por qué? –Le pregunté entre lágrimas y sollozos.
— Mononaca. No ataqué a Yamato, solo lo encerré en un almacén hasta que pudiera reflexionar sobre lo sucedido, dejé también ahí dentro a Takumi e Iset para que no intentara algo malo. Supongo que Mononaca, al ver que nadie se asesinaba puso un lugar donde uno podría hacerlo por su propia cuenta.
— ¿Cómo pude caer tan fácil? –Pregunté temblando. Nos despegamos del abrazo para poder hablarnos con claridad.
— Yo también hubiera caído, este es otro tipo de incentivo, más personal. –Respondió mirando el lugar. –Es un juicio escolar, ¿viste a alguien? Quizás...
— A los que fallecieron, todos me decían que me uniera a su lado. El lado desesperanzado. –Dije recordando cada suceso.
— Siento no haber estado ahí, me necesitabas... O a Shizuka, quizás. Eso no importa, tenemos que encontrar la forma de salir.
En realidad, lo necesitaba a él.
— Upupupupupupupupupupupupupupupupupupu...
— ¡Ah! –Ambos gritamos al escuchar el ruido de Mononaca mientras bajaba un gran televisor con su rostro ocupando toda la pantalla.
— Upupupupupupupupupu. Creo que el reto está hecho, ¡pueden salir de ahí! ¡Click! ¡Click! ¡Click!
Mi cuerpo, siento que tiembla sin sentirme asustado o nervioso, ¿qué demonios? Vi el cuerpo de Kazumi temblar e intentaba hablarme, quería decirle que no le escuchaba, pero no podía emitir una sola palabra. ¿Esta es la manera de decir adiós? Hice un gesto con mi mano despidiéndome y sonriendo. Él hizo lo mismo mostrando su cálida sonrisa, que tierno.
Todo se fue a negro por unos segundos. Segundos donde desperté queriendo respirar angustiadamente como si no lo hubiera hecho por meses. Me quité el casco del simulador queriendo ver mi entorno. Todo se ve normal, excepto que seguimos encerrados bajo metros de tierra y poca luz natural.
— ¡Waaaaaaaaaah! ¿Qué hora es? ¿De día, de noche? –La voz de Yoshimi, me alivia escucharla llena de vida nuevamente.
— Esto lo ocupará la generación de mis hijos, ¡te lo aseguro! –Habló Takumi riendo un poco. ¿Ellos no pasaron por la misma situación de riesgo?
— ¿Es mi idea o hace más frío aquí que en el mundo virtual? –Preguntó Tomohisa abrazándose con fuerza.
— No me importa el clima, es un alivio volver a lo que soy. –Sonrió Shizuka tocándose su cabello y viéndolo con detención.
— Me alegro que hayamos sobrevivido, ¿cierto, Taiki? –Susurró Kazumi mostrándose feliz.
— Sí, no volveré a meterme a esta cosa. –Dije riéndome. No sé si decirle sobre lo que me dijo en la Enfermería... ¿Debería quedarme callado al respecto?
— Odio esto, tengo que hablar seriamente con Mononaca. ¡Me hizo querer hacer cosas horribles! Lo siento Kazumi y Taiki. –Tras decir esto Yamato, se retiró del lugar enojado.
— Jahhhjajaja. Miren, estas dos siguen en el Mundo Virtual. Oigan, paren de jugar. –Yoshimi se acercó a Iset y a Emi golpeando sus rodillas, pero. –Ah... Ah... ¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!
Estudiantes: ¿09?/16
MonoHopes: 09/16
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