4. Capítulo 3.
Hola mis bonitos lectores~ Llego bien muerta, destruida y agotada a mi casita, pero capítulo no falta porque esta dinamica me da demasiado confort, estos tipos recién están conociendose así que tenganles paciencia porque el amor tampoco nace de un día a otro, pero vamos paso a paso.
Espero que les guste.
Definitivamente es una mala idea.
Sí.
Ni siquiera han entrado a la cantina y ya lo sabe como si fuera un hecho imposible de evitar, le resulta casi profético y no solo porque los chicos no tienen ni la menor idea de cómo portarse de una manera remotamente aceptable en la sociedad, tampoco es el hecho de que no los ha visto en bueno...desde que los rumores empezaron a correr en la facultad y Ash se desligó de todo lo que conocía y eso que sí se quedó fue a raíz de mera insistencia ajena, más, ¿qué tanto se quedaron en realidad? Se encargó de rodearse de barreras que incluso su hermano no sabe cómo atravesar. Fieras. Crueles. Defensivas.
«Ash Lynx» significa gato salvaje y es el apodo perfecto.
Nadie puede domesticarlo.
Es completamente libre.
—¿Ash? —Pero nada de eso es el punto, el punto es que Eiji se ha aparecido listo para ir al bar y está vistiendo una aberración, no es que él sea especialmente diestro en la moda y de hecho ese es el rol de Yut-Lung (el culo por el que Shorter lo cambió) sin embargo, hasta él tiene un límite—. ¿Pasa algo malo? Me estás mirando mucho y es incómodo.
—¿Qué diablos es eso?
—¿Eh?
—¿Qué diablos es eso? —Repite sin paciencia.
—No entiendo. —Eiji parpadea genuinamente confundido—. ¿Qué cosa?
—Eso. —Ash lo apunta de pies a cabeza y al parecer eso le ofende—. Lo que estás usando. —Clarifica.
—¿Qué tiene de malo? —Todo, se contiene para decirle—. Me vestí como me dijiste.
—No, definitivamente no te pedí que te vistieras así.
Es que todo está mal con ese atuendo.
No es que Eiji sea feo y no obstante no se está ayudando a sí mismo atiborrándose con tres capas de ropa en la parte superior, la inferior no mejora, claro, Ash no había visto de esos horribles pantalones caquis desde que fueron a Cape Cod y uno de los amigos de Jim estaba reclamándolos como la última moda, Ash se pellizca el entrecejo sin saber cómo arreglar su desastre y es que mientras más observa peor se vuelve. Mocasines. Chalecos desteñidos. Camisa de niño bueno. Un estampado tan horrendo que ni siquiera vislumbra lo qué es.
De pronto, Ash entiende porqué Eiji tuvo la necesidad de publicar un anuncio pidiendo un voluntario.
—¿Realmente me lo estás preguntando? —Suspira con los brazos cruzados—. No hay necesidad para que te vistas como un viejo, vamos a un bar, no a un asilo. —El asilo déjaselo a Max e Ibe, Ash muerde su lengua para no soltar el comentario, pero mierda, le cuesta—. No tengo palabras.
—¿Estás insinuando que mi ropa es fea? —Ah, lo ha hecho enojar, lo sabe por cómo arquea sus cejas al punto de que su fleco salta sobre las pestañas y la cólera espolvorea sus mejillas. Lindo. Ash sonríe.
—No. —Tararea, está descubriendo que es fácil molestarlo—. Pero ese estampado de pajarraco dará más de una pesadilla si lo muestras en público.
—¿Pajarraco? —Escupe indignado—. ¡Nori Nori no es un pajarraco!
—Así que esa cosa tiene nombre.
—No es una cosa. —Eiji entrecierra la mirada y Ash asume que es una amenaza y debería resultar al menos un poco intimidante, más, no es el caso y de hecho su mueca tiene el efecto contrario al verse jodidamente adorable—. Es una caricatura muy famosa en mi país.
—¿Por qué nunca he oído hablar de ella?
—Porque no tienes cultura. —Chasquea la lengua—. Yankee. —Y vaya que tiene pelotas para tratarlo así.
—Realmente no tienes idea de con quién te estás metiendo.
—A juzgar por lo que Griffin me contó. —Eiji pretende lucir intimidante parándose frente a frente al mismo tiempo que infla el pecho y eleva el mentón—. Con la versión adulta de Holden.
—Ja. —Escupe—. Eso no es un insulto para mí, Holden es encantador.
—Es un insulto para la mayoría, Holden es insoportable.
—¡Tú...!
—¿Podemos concentrarnos en el plan? —Ash suspira aceptando la crueldad que le señala el destino.
—Podemos.
Si bien, Ash no se encuentra convencido acerca de qué tan buena idea sea llevarlo con la (ex) pandilla para que indague libremente acerca de sus preferencias masculinas, debe admitir que su coraje, tino y terquedad son cosas que lo dejan absolutamente maravillado, es cierto, puede que al principio Ash aceptara más que nada por lástima no obstante poco a poco la siente transmutar en una irrefrenable curiosidad, a diferencia de las personas que lo rodean, de quienes lo buscan, los que lo usan, los que desean acostarse con él porque conocen su fama y con eso está todo dicho, Eiji impresiona diferente.
Eso le da un poco de miedo.
Eiji lo intimida.
No, desecha de inmediato el pensamiento.
—No te pongas tan tenso con los chicos. —Le aconseja regresando al momento, sube las manos para los hombros de su compañero con la excusa de tranquilizarlo—. Son personas decentes.
—Decentes. —Repite con los sentimientos en la cara—. Vaya.
—Trata de no verte tan constreñido.
—No estoy constreñido. —Se defiende.
—Lo tienes escrito en todas partes. —No funciona—. Si te sientes muy incómodo pídelo y nos vamos.
—Gracias. —Eiji parece genuinamente aliviado por dichosa comprensión, Aslan siente a la chispa de curiosidad acrecentarse como si cada conversación con ese chico fuera arrojarle un galón de parafina a las llamas—. Me alegra tener un amigo, estaba en un muy mal lugar antes de...
—No somos amigos. —Le interrumpen sus defensas—. Tú me contrataste, yo te proveo mis servicios.
—Oh. —Y el nipón luce tan herido con ese comentario—. Cierto.
—Eiji. —Quiere arreglarlo.
—Deberíamos entrar. —No sabe cómo—. Vamos.
Así que ignora el problema y entran al bar.
—¡Ash!
Bones se le arroja encima antes de que ponga un pie dentro de la cantina, mierda, usualmente habría considerado el efecto que su presencia podría provocar en sus excompañeros, pero Eiji, Eiji hace que no pueda pensar bien (irónico considerando que es un genio) por ende, acaban con todas las miradas clavadas encima, Alex se abre paso entre la multitud con una expresión contrariada, los juegos cesan, las conversaciones se hacen silencio y nadie mueve un músculo hasta que así lo ordenen y no es que Ash haya querido abandonarlos, sin embargo, las cosas en un punto se salieron de su control, pronto se vio incapaz de sostenerse a sí mismo y ¿cómo podría sostener a los demás así? Sencillo. No podría.
—Ash. —Alex le extiende una botella de cerveza, su sonrisa es agridulce y eso despierta una pequeña punzada de culpa en su corazón, Shorter le dijo que debía al menos visitarlos para corroborar que el tema con Arthur se hubiera saldado, pero le faltaron pelotas—. Hola.
—Ha pasado un tiempo. —Le siguen faltando.
—Lo ha pasado.
—Sí. —Ash se rasca la nuca completamente ansioso—. Quería pasarlos a visitar antes, pero comencé a trabajar impartiendo algunas clases y estoy con la tesis y esas cosas.
—Sí. —Ni siquiera lo mira a los ojos—. Lo supuse.
—Sí. —Está tan incómodo que podría morir de la incomodidad, eso no habría pasado si hubiera sido sincero con Griffin y no hubiera endulzado la verdad, pero esto implicaría sincerarse y sería poco Ash Lynx de su parte hacerlo—. Lo supusiste, lo entiendes.
El silencio es una pesadilla.
—¿Quién es ese? —Y definitivamente nunca ha estado tan agradecido en su vida por los comentarios inoportunos de Bones—. No lo había visto por acá.
—Ah. —Qué Eiji esté en pánico le devuelve el control—. Soy amig... soy un conocido de Ash.
—El jefe no ha traído a un conocido antes. —Bones acota—. ¿Por eso está acá?
—Algo así. —Alex suspira y le extiende una lata de cerveza en señal de paz, las cosas quedaron tensas y no las supieron arreglar antes—. ¿Podemos quedarnos entonces?
—¿Desde cuándo el grandioso lince de Nueva York pregunta esas cosas? —Bromea dándole su toque de humor—. Quédense, tomen algo con nosotros, la reunión ya se acabó.
—Gracias. —Musita más para sí mismo.
—Ash. —Eiji lo jala del brazo, está fuera de lugar y resulta evidente—. ¿Por qué todos te llaman jefe?
—Porque era líder de esta pandilla.
—¿P-Pandilla? —Sus ojos escanean el bar igual que un conejo asustado—. Vaya, esa es una sorpresa.
—¿No te lo esperabas?
—¿De alguien que vive en la biblioteca? —Niega—. Ni nunca he estado en este ambiente.
—Eso es obvio. —Se burla acomodando un brazo encima de sus hombros, en parte para hacerlo que se sienta más cómodo, en parte ya que pretende marcar terreno: viene conmigo, el mensaje es claro.
—¿Pero por qué hablan en pasado? —Es observador, demasiado para su propio bien—. ¿Se pelearon o algo así?
—Más bien... —La boca se le seca—. Tuvimos nuestras diferencias.
Pero como Ash no quiere hablar de esas diferencias corre para disociarse con una lata de cerveza, el alcohol lo ha ayudado antes para hacer cosas aún más desagradables y no le falla ahora, pronto dicha incomodidad se derrite progresivamente en sus tripas hasta convertirse en una plasta tolerable, trata de no exteriorizar lo mucho que le afecta estar bebiendo con quiénes fueron sus amigos, escuchando las batallas que siguen lidiando y las penas que nunca cerraron. Arthur. El bastardo no aprende y eso ya le ha costado sus nudillos, joder, es mala idea volver si sigue al asecho.
—Lo tenemos controlado. —Alex le promete—. Ya lo conoces, ladra mucho y no muerde.
—Supongo. —Están en un amigable partido de pool, incluso si está oxidado los está destruyendo sin pudor alguno—. Si tienen problemas con él podría... —¿Podría qué? Ya los abandonó una vez.
—No es necesario, Ash. —Alex es amable—. Ya lo tenemos controlado. —Aunque un mal mentiroso.
—Ya veo. —Se mantiene a raya.
—Boss! —Bones se le vuelve a tirar encima, sino lo hubiera salvado le habría tumbado el colmillo en su boca, Ash ríe ante la ironía, prácticamente no tiene respeto por sí mismo ¿con qué derecho quiere límites personales?—. Me alegra que haya traído a Eiji, es muy lindo.
—¿Lindo? —La sonrisa de Ash muere, de repente, suelta la varilla de pool—. ¿Eiji? —Definitivamente debe haber escuchado mal.
—Sí, ha caído bien entre los chicos. —Pero eso no puede ser verdad si hace poco discutieron a causa del atuendo tan llamativo que estaba usando, por ende, no puede encajar—. Nos gusta.
—Debes haberte confundido. —Espeta.
—No, Eiji ha caído bien.
Y cuando Ash lo ve con sus propios ojos...
—Joder. —Es verdad.
Eiji encaja entre los chicos.
Le sorprende lo poco que le sorprende la escena, a pesar de lo exiguo que lo conoce le parece natural que Eiji haya adoptado a un grupo de pandilleros marginados, el terco se ve intimidado, por supuesto esta es la primera vez que saborea la cultura americana de lleno e intenta tantear su atracción sexual, pero la cosa es que Eiji tiene coraje, es extraña la dualidad, va con ese corazón sangrante en su manga siendo amable y cortés y abriéndose sin temor a que usen esa vulnerabilidad para dañarlo y al mismo tiempo tiene más nervio que cualquiera que haya conocido. Ja.
De pronto, Ash está mirando con una tímida sonrisa asomándose entre sus mejillas porque lo ve feliz y aunque su relación es estrictamente "laboral" existe algo sumamente reconfortante en esa sonrisa.
—Dijiste que Eiji es un conocido. —Alex lo confronta, su tono es suspicaz y ni siquiera se molesta en disimularlo—. Pero no se parece en nada a tus cercanos.
—¿Quiénes son mis cercanos?
—Shorter. —Alex frunce el ceño intentando pensar en alguien más—. Y Shorter básicamente.
—Estás diciendo que no es chino entonces.
—No. —Alex no cae en su jugarreta—. Pero Eiji llama la atención en este ambiente.
—¡Sí! —Bones abandona el juego de pool sin haberlo empezado—. Es fácil hablar con Eiji o transmite esa sensación, a mí me gusta.
—Por eso ha conseguido el número de tantos chicos.
—¿Eh? —Aslan frunce el entrecejo, se le estruja el corazón—. ¿Por qué le están dando sus números?
—Para hablar con él. —Le da risa la ironía—. Quizás lo que generó curiosidad es el hecho de que nos lo trajiste tú.
—¿Creen que Eiji es fácil?
—¿A qué se refiere, jefe?
—Creen que Eiji es fácil porque está asociado a mí. —Ya no está preguntando, es un hecho concreto.
—No. —Los chicos impresionan en pánico—. No quisimos decir eso.
—No lo rebajen a mi nivel, Eiji no es así.
No. No. No.
Ash no quiere tener un episodio de intrusión en estos momentos pero carajo, qué estúpido fue dado que era obvio que su reputación acabaría ensuciando a alguien que no merece ser ensuciado, es que Eiji, joder, Eiji solo quiere un bebé, nada más, no ha hecho nada malo, recién está llegando a América con ese aire que es propio de la inocencia y esos grandes ojos ingenuos y no tiene intenciones ocultas para los demás, por eso confía con semejante franqueza, Eiji es bueno, por ende, no anda hiperalerta en relación a la maldad y ¿qué clase de candidatos atraerá con su reputación? Es su culpa, Ash anda de facilón. Ahora Eiji lo sabrá. Lo juzgará. Lo odiará. ¿Qué le importa? Qué lo juzgue y lo odie. No son amigos para que le importe. Es laboral. A Ash le paga.
—No quisimos decir eso.
—Cómo sea. —Se encierra—. ¿Qué pasa con Arthur? —Y toma un rol que ni siquiera merece.
—¿Arthur? —Pero es donde siente que tiene el control o quizás quiere hacerse responsable del caos que dejó a medias.
—Muéstrame lo que hablaron en la reunión.
—Pero... —Pero ya no eres el jefe, Bones quiere refutar.
—Ahora.
¡Sí, jefe!
Los chicos le comentan de cómo Arthur ha ido ganando terreno aprovechando su retirada, no es que hagan algo ilegal siendo pandillas y no obstante de una u otra manera deben sobrevivir, Ash se metió porque deseó sentirse en control de su propia seguridad y por aburrimiento, no soportaba los flirteos de su hermano y Max, por ende, aprovechó de salir de casa, pero sabe que tiene suerte, pudo ir a la universidad a estudiar una carrera, está trabajando a tiempo parcial y no le falta nada, con la pandilla es diferente, por eso procuró siempre tomársela en serio pero le sirvió la victoria a Arthur en bandeja de plata al irse. Desaparecer. Joder. Y aunque no hacen nada fuera de la ley, pronto, está sosteniendo su vieja pistola. Nunca mató a nadie. Ni cree hacerlo. Pero Jim le enseñó a disparar.
Es una Smith and Wesson igual que la que usaba Jim, le da risa, asume que de niño esa pistola logró que se sintiera seguro e inconscientemente la conservó.
—¿Esa pistola es de verdad? —Ash se crispa apenas escucha eso. Salvaje. Indomable. Fiero.
—¿A qué te refieres?
—Las pistolas reales están prohibidas en Japón. —Más, las defensas no tardan en desmoronarse por más que las desee sostener porque Eiji se está rascando la mejilla con timidez, su mirada está clavada en el piso, Ash presume que es por retraimiento—. ¿Puedo sostenerla?
El bar queda en silencio.
Todos miran a Eiji como si hubiera perdido la cabeza y vaya nervio que tiene para pedírsela, ¿Eiji será tonto? Acaba de descubrir que no solo fue pandillero sino que probablemente está al corriente sobre su reputación y su fama, Ash no debería fiarse de una cara bonita ¿qué está pensando?
—Seguro. —No sabe, pero se la pasa.
Le pasa esa maldita pistola.
—Increíble. —Y de repente, no sabe si él está más maravillado contemplando a Eiji o si es Eiji viendo el arma, sosteniéndola como si fuera algo digno de ser sostenido y lo hace con una curiosidad propia de los niños, sus manos se mueven con suavidad, ternura y por un instante, Aslan se cuestiona cómo será ser sostenido con tanta gentileza—. Cómo pesa.
No quiere saberlo, se dice a sí mismo.
No merece saberlo.
—Gracias por confiar en mí. —Eiji se la devuelve y Ash teme.
¿Es Eiji algo que debe recibir con los brazos abiertos o algo que acabará siendo su condena? Aunque no sabe la respuesta sí sabe una cosa y es que Eiji le es todo menos indiferente.
Y eso será un problema.
Mañana damos pie a una escalada bien importante así que ojito, pero en el buen sentido, en un sentido muy dulce y el temita de Ash que nos está respirando en la nuca también aparece de a poco pero ese es un poco más heavy.
Nos vemos mañanita.
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