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24. Capítulo 23.

Hi~ Ha pasado caleta desde que vine por estos lares, lo tragico es que la trama está terminada, pero a veces uno se estanca en la vida y poquito a poquito hay que ir saliendo de eso, justo viene una parte más o menos fuerte del arco, espero que no se hayan olvidado de todo el contexto pero acá estamos.

Gracias por el cariño mis vidas, se les quiere caleta.

Además de ser un niño problemático solía ser tan flacucho y débil, sí, Jim lo resentía por su apariencia afeminada, decía que era el vivo reflejo de la mujer que le rompió el corazón y tal vez por eso lo dejó a su suerte en esa cabaña, como tenían las mínimas condiciones de salubridad no era raro que cayera enfermo con unas fiebres peligrosas o toses con voz de perro, en ese entonces no habían recursos y no podían llamar a un médico, así que mientras ardía y todo su cuerpo se sentía sudado y pesado su hermano se quedaba al lado de la cama, colocaba paños con agua fría sobre la frente o papas heladas que terminaban prácticamente cocidas y se quedaba ahí. A su lado.

—Odio esto. —Aslan era demasiado pequeño para entender los sacrificios silenciosos que hacía Griff con tal de protegerlo—. Cuando mis compañeros se enferman llaman a un médico y mejoran rápido.

—No podemos traer a un médico, esto debe bastar.

—¡Pero no es justo! En clases verán el guardián entre el centeno y yo quiero estar ahí ¿por qué tengo que faltar a la escuela? ¡No se vale!

—Porque estás enfermo y... —Ni siquiera pudo terminar de decirle—. Estás enfermo.

—Al menos podríamos tener jarabes o pastillas.

—Somos diferentes. —Repite con tristeza—. No es tan fácil, Aslan.

—Lo sé. —Se ponía de muy malhumor con la fiebre y no sabía controlar su frustración—. Todos dicen que somos raros.

—¿Raros?

—Sí, siempre me molestan porque ando con la misma ropa rota o por no tener mamá, además, papá tiene reputación de ser alcohólico, dicen que la casa es un basurero y que por eso tengo piojos o me dicen que estoy sucio, son una molestia.

—Perdón. —No entendía por qué se disculpaba, aunque Griffin era un adolescente en cada memoria lo ilustra con ese cansancio propio de las pérdidas y la adultez con bolsas verdosas y ojeras hinchadas enmarcando su mirada, con mejillas chatas y una sonrisa triste—. Perdón por hacerte pasar por esto.

No es tu culpa, quería decirle.

Tú no me estás haciendo pasar por nada.

Pero era un niño y necesitaba culpar a alguien de las cosas que no comprendía, para él era tan simple como levantar el teléfono y llamar a un doctor, así no se perdería esa preciada lección de Hemingway, le daba rabia, estuvo preparándose para debatir las metáforas desde hace semanas, que hayan libros interesantes era un suceso sumamente inusual y se lo perdería ya que sus zapatos no lo cuidaron de la lluvia y acabó resfriado, era frustrante, ante sus ojos inocentones era por mala voluntad, solo dado el paso de los años, al abrir un álbum de fotografía o soñar con esos trozos azarosos del pasado Aslan comprendería los verdaderos sacrificios que su hermano hizo para resguardarlo y la culpa escondida.

—G-Griff...

Lo lamento.

Pero ahora está acá.

Llorando en una sala de hospital porque no pudo cuidarlo, ¿qué causó el colapso?, ¿fue el estrés por el trabajo?, ¿una sobrecarga emocional silenciosa?, ¿la necesidad de cargar al mundo entero encima de sus hombros? El doctor dijo que estaba enfermo ¿desde hace cuánto se siente mal? Ash tensa las manos contra un vaso de papel con café barato, la máquina se comió el cambio y la bebida ni siquiera tiene un buen sabor, de hecho, es un concho de azúcar con granos añejos, no obstante, necesitó una excusa para abandonar a Eiji y a Max o se rompería enfrente y bueno, perderse entre los pasillos con luces grisáceas y enfermizas fue una mejor idea que tragarse su caldo de cabeza.

Pero en el fondo, no lo ayudó.

Ash suspira. Clava las zapatillas sobre las baldosas blancas. Le duele el pecho. De pronto quiere llorar.

—Mierda.

Sin duda Griffin es un tema sensible, es la única familia que posee y le debe todo lo que es justamente por su crianza cariñosa, de pronto un torbellino de culpa le retuerce las entrañas, la sensación resulta desagradable, incómoda y violenta, pero mientras más lucha contra ella, más se expande, el malestar se diluye tal como una leucemia por su torrente sanguíneo y en un abrir y cerrar de ojos está enfermo entero. Miedo. Sí. Está muerto de miedo. Terror. Culpa. Cólera. Vaya cóctel. ¡Salud!

Es que siempre se vio tan...wow eligiendo quedar preñado pese de haber tenido una crianza atestada de carencias, invalidación y amargura, lo forzaron a ser su cuidador, nadie le preguntó pero no estaba en su naturaleza bondadosa la chance de tirar a un bebé en la basura como lo hizo Jim, aun así nunca permitió que sus propias dolencias enterradas determinaran el futuro. Está en su naturaleza ser todo un protector, una mamá, un papá, quizás por eso hacía sentido la idea de que tuviera un bebé, quizás por eso tampoco se quejó cuando lo siguió anteponiendo aun siendo un adulto ¿y no le da vergüenza ser un aprovechado? Es un parásito. Una porquería.

—Y querías tener un bebé. —Se recuerda a sí mismo—. Querías tener un bebé viendo lo mal que tu hermano está, no, ni siquiera fuiste capaz de verlo porque eres un puto egocéntrico.

Ni siquiera sabe de las pandillas. Ni de las fotos. Ni de Dino.

—¡Joder! —Ash entierra sus dedos en el cabello—. ¿Acaso no te cansas de darle problemas? Siempre encuentras la manera de romperle el corazón.

¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!

Su cabeza es un maldito caldo de catástrofe cuya tapa se deformó hasta derretirse y volcarse adentro de las burbujas furiosas que escaldan y escaldan igual que un perro con rabia, Ash se tira aun más el cuero cabelludo hasta que el café se ha dado vueltas en el piso y aprieta los dientes porque no tolera el dolor, esto es su culpa, debió ser mejor hermano, debió verlo, debió ayudarlo ¡mierda! Griff y Max están viejitos y no les sirve de nada sino puede apoyarlos, ahora no puede hacer más que lamentarse en la silla de plástico muerto de miedo y la peor parte no es la preocupación, si no su propio egoísmo.

Porque lo que más miedo le da es...

¿Qué será de mí sin Griff?

¿Qué pasará conmigo?

—Soy un ser humano horrible. —¿Por qué las personas damos por sentados a quienes amamos hasta que pueden sernos arrebatados?, ¿por qué somos tan malagradecidos?—. Ay.

—Ash. —Sea cual sea la respuesta no está listo para enfrentarla—. Cariño.

—¿Puedes irte? —El lince se encoge sobre sí mismo, sabe que está exagerando y que la intrusión les está jugando una mala pasada, más, se siente como Bambi cuando le mataron a la mamá, desde que Griff volvió de la guerra lo empezó a dar por sentado—. Quiero estar solo.

—Si quisieras estar solo no tendrías una poza de café en el piso. —Detesta lo bien que lo conoce.

—Tal vez el café se derramó solo.

—Cariño. —Eiji es suave para pedirle que lo deje entrar y eso siempre lo rompe un poquito, su diente de león se pone con tanta dulzura entre sus manos repletas de espinas—. Habla conmigo.

—¿Por qué no me di cuenta antes? Debieron haber señales.

—Ash.

—Debería haberlo sabido, Eiji. —Se lamenta temblando sobre sí mismo, lloriqueando enfrente de la leche que fue derramada, la taza que se rompió y no se arreglará, la flor que arrancaron y el hermano que se fue y ni siquiera recordaron—. Siempre que me pasaba algo Griff lo sabía, le bastaba una vista e incluso se daba cuenta antes que yo, siempre me puso como una prioridad, me acostumbré y antes estaba bien porque era un niño, pero ya no, debería tener mi vida más resuelta y solo...

Ash suspira tratando de contener las lágrimas.

—Papá tenía razón, solo soy un problemático, de seguro lo he estado estresando y empeoré todo lo que está sufriendo, pero Griff se ve tan fuerte que a veces me olvido de que no es así joder ¿por qué esperé a que esto pasara para reaccionar? Debió sentirse tan solo, tan desamparado y poco apoyado.

—No podrías haberlo adivinado. —Claro que Eiji es validante y reconfortante—. Nadie puede mirarle la mente a otra persona.

—¡Pero tendría que haberlo sabido! —Se levanta para volver a caer—. Soy el peor hermano que hay en la faz de la tierra, cené con él ¿cómo no noté las señales?

—Yo fui a comprar con él y tampoco las vi.

—Eiji.

—No fue hasta que me pidió sentarnos a hablar sobre el embarazo que me percaté de que lucía algo mareado y pálido.

—Tú y tu enfermiza obsesión por un bebé. —Esto no es lo que quiere decir—. ¿Acaso pudiste decirle algo más insensible? Es obvio que para Griff es un tema y tú vas y se lo tiras a la cara, me extraña, tú sueles tener tacto con los demás, pero parece que la empatía se te apaga cuando es este tema.

No. No. No.

No quiso decirle nada de eso, no quiere desquitarse ¡¿por qué diablos se está desquitando con quien lo ama y solo quiere ayudarlo? No sabe, más, no se puede callar. Se rompió algo en su interior. Crack.

—Me escuchaste. —Y de repente la voz está afiebrada—. En parte es mi culpa por haber normalizado esa necesidad de quedar embarazado en vez de enfrentarte directamente pero intenté darte tiempo para que te percataras solo de lo patético que es andar proyectando tu motivación para vivir en algo así de externo ¿sabes la presión que pondrías en ese bebé? No solo eso, te apuesto que lo resentirías por privarte de una parte importante de tu vida.

—Ash. —Su nombre es una flor quebrada entre sus manos—. Para.

—¿Parar? —Ya no se reconoce, es como si de repente se estuvieran desenterrando todos los cuerpos que trató de dejar atrás y algo lo estuviera poseyendo, moviendo la boca por él, hiriendo a Eiji, quizás para confirmar cada maldita creencia catastrófica y quizás porque en el fondo, no puede merecer un amor tan dulce como ese—. Te molesta porque sabes que es verdad, es fácil poner la responsabilidad de tu vida en algo que ni siquiera ha nacido, sino quieres un bebé genuinamente no deberías tenerlo.

Griff y yo no fuimos deseados.

Y fue una mierda.

—Ash. —La mirada de Eiji se ha endurecido—. Sé que no dices estas cosas en serio pero detente, no tengo por qué ser tu saco de boxeo.

—¿Pero yo tuve que serlo cuando estabas obsesionado por los candidatos? —Ríe con asco—. ¿Yo te tuve que aguantar tratándome mal y resintiéndome por no querer lo mismo que tú?

—Yo no hice eso.

—Lo hiciste. —Lo corta—. Lo hiciste y me sentí manipulado.

—¿Manipulado? —Luce tan herido—. ¿Realmente piensas eso de mí?

—Sí, eres un manipulador.

Las idas y vueltas, las citas anónimas, el riesgo innecesario, el secretismo, la tensión, el misterio, irse con el primero que estuviera dispuesto a sacrificarse para darle un hijo y es que ni siquiera se trataba más del bebé ¿cierto? Sino del enfermizo egocentrismo de Eiji para escamotear los problemas siendo incapaz de enfrentarlos cara a cara puesto que al señor simpatía le aterra confrontar el mundo, vaya pedazo de cobarde para resignarse a vivir por los demás. No. No. ¡No! Realmente no piensa nada de esto, más, es como si una olla de rencor irrefrenable estuviera tomando el control.

—Si te sentiste tan manipulado ¿por qué no me dijiste algo? —De repente, los puños de Eiji se hallan cerrados encima de sus rodillas y las pupilas están cristalizadas ¡pero qué bonito! Ahora se hace toda una víctima para culpabilizarlo porque obviamente Ash es el villano, vaya bodrio—. Podrías haberme dejado, no recuerdo haberte obligado a permanecer a mi lado.

—Porque eras tan malditamente impulsivo que no me habría extrañado que te hubieras ofrecido en bandeja de plata al primero que te endulzara la oreja.

—¿Eso crees de mí?

—¡Pues claro que sí!

Mierda.

—Bien. —Eiji está llorando—. Lamento haberte obligado a quedarte.

—Eiji.

Lo siento, no quería decir nada de eso, estoy siendo un idiota y no mereces este trato injusto, solo me has ayudado, estoy tan asustado con lo de Griff, no me dicen nada, no quiero quedarme solo, no creo estar en mis cinco sentidos, estoy fuera de mí mismo, te amo, no te vayas, eso no soy yo, es una crisis.

—¿Por qué sigues aquí? —No te vayas—. Largo, no quiero estar frente a alguien que no le toma todo el peso que conlleva tener un hijo ¿cómo podrías mantenerlo de todas maneras? Vas tomándote las cosas como si fueran un juego y hieres al resto por hacerlo. —Pero no está hablando de Eiji si no que está proyectando lo que cree de sí mismo sin poderse cortar la lengua.

—Solo quería ayudarte.

—Pues muchas gracias por alterar a Griff al punto de mandarlo al hospital. —Sus ojos de ciervo están atiborrados de lágrimas y verlas mezclarse con el café estancado destroza esa burbuja de disociación.

De repente, Ash le toma el peso a lo que ha dicho.

—Tu ganas. —Eiji se levanta—. Me voy.

—Pero...

—Y perdón si ahora te sientes manipulado por algo que estoy diciéndote, no fue mi intención hacerle daño a tu hermano, aunque te cueste creerlo es una persona que me importa mucho.

—Eiji.

—Adiós.

¿Qué diablos acaba de ocurrir?

Ash deja que sus brazos cuelguen entre sus piernas, su mirada se encuentra clavada en la poza reseca de café casi como si esperara que la respuesta se reflejara en sus bordes pegajosos, todavía se siente fuera de sí mismo, como si lo que acabara de pasar fuera la escena de un libro o una película que Eiji lo convenció de ver porque es blando para el romance, pero no, esto pasó de verdad, lo hirió, le dijo todas esas cosas horribles que perjuraba superadas e incluso al inicio no pensó y le toma tiempo por fin entender que esto se debe a una recaída en los viejos hábitos. Carajo. Aslan sabe que las personas son personas, nadie vive siguiendo un manual o haciendo todo el tiempo lo "correcto" sería irreal el mantener una versión inconstante de sí mismo y aun así...

—La jodí.

Y vaya que la jodió.

El lince aprieta sus puños lo suficientemente violento para que las uñas muerdan sus palmas al punto de que estén rojas, hinchadas, se traga una arcada, la tarde no debía suceder así, las cosas estuvieron bien, Eiji fue a cenar con su familia y se divirtieron, por fin pudo pedirle a Max un consejo y entender que pueden conciliar la idea de ser papás para más adelante, fue una tarde bonita, le fue bien incluso en la universidad. Pero no. Siempre encuentra una forma de arruinarla. Y la peor parte es que lastimó a Eiji. A su Eiji. Dijo cosas que no sentía. Sabe cuánto dolor ha tenido que sobrellevar su pareja dadas sus heridas pasadas y él las ha abierto, no puede soportar esa idea. Tal vez fue mucho. Tal vez todavía sigue siendo un niño e intentó cargar con mucho solo.

Tal vez lo de Dino lo afecta más de lo que cree.

Tal vez está asustado de que su única figura de protección esté en la cuerda floja y nadie le diga nada.

Sí. Eso suena verosímil.

Y aun así...

—No tenía derecho a desquitarme. —Lo sabe pero lo hizo—. Perdón.

Ash se queda hecho un ovillo contra sí mismo preguntándose de dónde vino este ataque, asume que en cierto grado la culpa lo carcomió y una parte de sí mismo decidió que no merece esa felicidad por lo que intervino y devolvió el equilibrio natural al mundo. No puede ser feliz. No. No se victimiza. De hecho, puede deducir que este es un síntoma de la raíz del trauma, pero Eiji.

Aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado.

Yo permaneceré a tu lado, claro, sino te molesta.

Que Griffin se fuera a Irak fue un antes y un después para Aslan, en parte a raíz de un papá que nunca quiso ser papá devaluándolo constantemente y dejándolo a su suerte, en parte porque más adelante conoció a gente mala que solo querían lastimarlo, así que se empezó a adelantar, si se hería más que nadie, si se entregaba antes daría igual y nunca perdieron la oportunidad para aprovecharse, Eiji, Eiji nunca siquiera lo consideró y fue raro porque estaba en su esencia ser amable y bondadoso, no dado que quisiera algo a cambio sino que Eiji era así y ya. Era tierno. Dulce. Cálido. Y aunque estaba repleto de espinas lo hacía sentir tan frágil, ridículo ¿verdad? Siempre le han dicho que su belleza es del tipo monstruosa y aun así su belleza jamás lo asustó. Ni una sola vez.

—Mocoso. —Así que sí, haber discutido con Eiji se siente como haberse pateado en el suelo—. Aslan.

—Max. —Su voz tiembla en cada letra, se cae, se contorsiona y se rompe—. ¿Cómo está Griff?

—Está bien. —Intenta calmarlo—. Me dejaron verlo, está bien.

—¿Puedo entrar?

—Le están haciendo unos chequeos, pero apenas terminen podrás entrar a verlo.

—Pero...

—Lo prometo. —Max le aprieta la mano—. Confía en tu viejo, nunca te mentiría en algo así, ¿verdad?

—Cierto. —Intenta respirar, más sus pulmones se sienten comprimidos, es como si fueran la boquilla de un globo que tuviera un nudo y por más que soplara no pudiera inflarse otra vez—. Lo lamento si me puse histérico, Max.

—¿Te estás disculpando y no me pones apodos despectivos en la misma frase? —El adulto resopla y se arroja al respaldo de la silla—. Vaya que debes estar mal.

—Un poco. —De repente, algo cambia en la mirada de Max y es casi como si quisiera preguntar algo.

—Mocoso. —No lo hará, es un cobarde, los límites están marcados, no los deben cruzar y claramente no los cruzará tampoco—. Te peleaste con Eiji.

—¿Eh? —Pero los cruza.

—Te peleaste con Eiji. —Porque Max es valiente, sino temió acercársele cuando era un niño asustado por la desaparición de su única red de apoyo no teme hacerlo con el adolescente malhumorado que ha criado (y amado) como a su propio hijo, no tiene sentido—. Eres transparente cuando se trata del corazón aunque creas que eres duro e impermeable.

—No creo eso. —Miente y baja la mirada al café derramado—. No soy tan cabeza dura.

—Anda. —No le exige—. Háblame. —Y por eso es tan sencillo contarle.

—No sé qué me pasa, Max. —La angustia hierve en la mirada—. Estoy tan confundido ¿dónde parto?

—Empecemos con Eiji.

—Lo traté mal. —Confiesa y se escucha mil veces más terrible decirlo en voz alta ¿cuántos problemas ha hecho pasar al japonés desde que se conocen? Lo metió en una pandilla, lo hizo blanco de Arthur, lo arrastró a su caos emocional de autodescubrimiento, es más crisis que persona y aun así—. Nunca lo había hecho, no sé qué me pasó pero lo herí tanto, lo vi en sus ojitos, quería parar y no pude, traté de callarme pero mientras más intentaba más palabras brotaban y no eran cosas que creía.

—Ash.

—No quería decirlo, de verdad, te prometo que no quería. —¿A quién busca convencer?—. Supongo que una parte de mí mismo me devolvió a donde merezco estar, descuidé a Griffin y no fui empático, sé que el tema de los bebés es duro y ni siquiera lo consideré... por mi culpa está acá.

—Alto. —Max aprieta su mano, es cuidadoso y gentil como un papá debería serlo, le transmite tanta protección que de repente, Ash siente que equivocarse no sería tan terrible—. ¿Realmente te culpas del colapso que tuvo tu hermano?

—¿Sí?

—¡Aslan! —Lo regaña—. Eres un genio, debes entender lo irracional que eso suena.

—Lo sé, solo... —El lince se arroja hacia atrás apoyando una palma sobre su cara y tirándola abajo al punto que su piel duela—. Últimamente mi vida se siente como un desastre, a veces siento que estoy haciéndolo bien y que está ordenada e incluso me siento donde debería estar, pero toma un estímulo que se salga de su lugar para que ¡pum! De repente todo se cae a pedazos, es como si mis problemas, traumas o como se llamen fueran ropa que metí a la fuerza en el closet, cerrada se ve bien, mi cuarto está hasta ordenado, pero apenas abro la puerta todo se desmorona al mismo tiempo.

—Mocoso.

—Y ni siquiera tengo tiempo para prepararme, ¡no! Quedo enterrado en ese caos y me asfixio debajo de toda esa ropa, ya ni siquiera recuerdo cómo es no estar sofocado.

—Mocoso. —El aludido se arrepiente de develar demasiado apenas su mirada se entrelaza con la de Max—. Siento que estás cargando con demasiado tú solo.

—¿Acaso no debería? Soy un adulto, no puedo depender tanto de ustedes.

—Ser un adulto no significa que tienes que tener tu vida resuelta.

—¡A eso me refiero! —Se exalta—. Ustedes me siguen tratando como un bebé pero al mismo tiempo Eiji me pide que consideremos tener un bebé entonces ¿dónde estoy? Me siento tan perdido a veces aunque estoy con la pandilla o dando clases en la facultad y a veces no, a veces lo que estoy logrando me llena de orgullo pero otras veces parece sin sentido y no sé.

—Creo que lo de Griff fue la gota que rebalsó el vaso, te ha estado pasando mucho. —Siendo honesto no lo había pensado de esa manera ni lo había querido ver así porque duele.

—Supongo. —Se encoge de hombros—. Supongo que me rompí.

Es lo esperable, ¿no? Por más que intente desconectarse no puede evitar que le afecte lo que ocurrió con Dino, no solo por la nula importancia que se le dio a su acoso porque "es hombre y a los hombres eso no les pasa" sino que las difundieron en la fiesta de su amigo y Eiji las vio, Eiji vio lo sucio que es, que se siente y... y Eiji tiene miedo de tener un bebé y Ash se pregunta si eso lo afectó en algún nivel, si la vacilación se debe a que él es su pareja, que poco a poco lo está viendo por lo que genuinamente significa. Alma. Cuerpo. Mente. Mierda. Es duro.

—Cuando recién conocí a Eiji recuerdo haber estado muerto de miedo. —Entonces divaga—. Porque no pertenecía a mi mundo, no sabía nada de mí, eso me dio la libertad de ser quien realmente quería ser y por quien era, eso fue lindo, pero con el tiempo Eiji se enteró de cosas... —Ash traga duro, baja la mirada hacia sus zapatillas—. De cosas feas y me dio miedo, confío en su amor, le confío a Eiji todo lo que soy y aún así hay una voz en mi cabeza que cada día grita más fuerte acerca de que si duda es porque no me quiere a mí como el papá y está siendo amable.

—Aslan. —Max está trazándole círculos en la espalda, es un hábito que aprendió de Griffin, agradece de sobremanera que así haya sido—. Está bien, está bien que a veces estés arriba en la vida y a veces estés abajo, está bien que a veces te sientas capacitado para ser papá y otras veces creas que podrías ser el peor papá del mundo, está bien amar lo que eliges y quemarte y odiarlo.

—Eso no tiene sentido.

—Tal vez. —Ríe—. Pero es humano hacerlo, no puedes esperar que tu vida se mantenga estática, da miedo, entiendo que ahora debes sentirte sumamente ansioso por haber peleado con Eiji pero si los dos están en una relación deben aceptar que tendrán diferencias, peleas y reconciliaciones si pueden hablarlo con calma y ¿quién sabe? Hasta pueden sacar algo bueno de eso.

—No está bien herir a los demás porque no puedo lidiar con mi propia mierda.

—Probablemente Eiji sabe que estás sobrecargado.

—Eso no lo hace correcto, no es excusa.

—Tienes razón, nunca es sano desquitarse con los demás pero Ash, tente un poco más de compasión aunque sea de manera objetiva, acaban de hospitalizar a tu hermano, recién tuvimos una charla que fue dura, estás asustado con el tema del bebé, date un respiro.

—Joder, suenas como todo un anciano.

—Ese es el mocoso que tanto adoro. —Se burla golpeándole la espalda—. Sé que ahora las cosas se ven como el fin del mundo y seguramente lo sean en estos momentos, pero ya pasará.

—Ese es un consejo de mierda.

—Soy tu papá, no tu psicólogo. —Una vergüenza infantil espolvorea su cara por tan directa confesión de afecto—. Y por eso, me quedaré a tu lado, apoyándote, guiándote mientras me lo permitas.

—¿Cómo me vas a guiar si estás más perdido que yo?

—Supongo que tendremos que encontrar el camino juntos. —Ash sonríe. Sonríe de verdad.

—Gracias. —Es lo único que musita.

—Y sé que te ha pasado algo duro en la universidad.

—Eso no...

—Calma. —Lo vuelve a bajar—. Puedes contarme cuando estés listo, prometo escuchar.

—¿Aunque sea malo? —No es capaz de mirarlo a los ojos, teme que vea a través de la fachada, teme que ya no lo ame tras conocerlo—. Muy malo.

—Aunque sea lo más malo del mundo, te escucharé, te lo prometo. —¿Por qué lo harías?. Porque ese es el trabajo de un papá.

Así de simple ¿eh?

Ja.

Entonces sabe que ha sido injusto con Max, Max ha estado ahí desde que tiene memoria, Max nunca tuvo una obligación con él y aun así se puso el traje de papá con tanta naturalidad, reuniendo debajo de sus brazos con una paciencia infinita los pedacitos que quedaban de Aslan, incitando la llama que con cada respiración se quería apagar y dándole una familia, no porque él y Griff no la hayan sido de antemano, lo eran, pero con Max fue una dinámica... diferente. Le gustó. Y ahora con Eiji también es una dinámica diferente y probablemente si llega un bebé ahora o en diez años más también lo será.

—¿Recuerdas todas esas inseguridades que me referiste antes?

—Sí. —No escamotea más—. Las recuerdo.

—Eiji debe estar pensando algo similar, la idea de tener un bebé es linda, pero pensarlo con seriedad es diferente, me parece que Eiji está descubriéndose a sí mismo y sintiendose cómodo con el hombre en quien se está convirtiendo. —Los azulados ojos de Max se posan sobre su niñito—. Lo que quiero decirte es que si Eiji cambia de parecer no es tu culpa, no es justo que cargues con eso.

Merezco esa culpa.

Yo me metí acá.

—No es justo para Eiji. —Oh—. Porque estarías anulando todo el proceso que ha hecho.

—¿Y si me odia y no me quiere volver a ver?

—Estará en su derecho. —Sus palabras no lo calman para nada—. ¿Pero Eiji realmente te parece esa clase de persona?

—No. —Musita—. No lo es.

—Ese es mi chico. —Max le acaricia el cabello—. Resolvamos una cosa a la vez.

—Max... —Ash se crispa en la silla—. Cuando salgamos de acá quiero contarte algo.

Porque si pudo retener algo de la conversación es que solo no saldrá y no quiere seguirse exponiendo a Golzine, el mero hecho de verlo le despertó una reexperimentación, fue un terremoto cuando toda su vida estaba con la estabilidad de una casa de naipes, tuvo que lidiar con las réplicas semanas dado las pesadillas. Necesita a su papá. Un papá protege. Cuida. Ama.

Ash suspira.

Lo único que puede hacer es confiar en Max, asume.

No me odies, créeme, no lo quería, no fue consentido, me da miedo que reacciones como el resto aun si sé que no lo harás, pero estoy tan roto, tan dañado, tan asustado, te necesitaba tanto, papá.

—¿Familia Callenreese?

—¡Acá! —Finalmente el médico se les acerca—. ¿Cómo está Griff?

—El paciente está...

Ash no escucha mucho de la conversación, su cerebro se paraliza cuando el rostro de Max se deforma por el diagnóstico.

—Felicidades. —Le dice—. Va a ser papá.

Está embarazado.

Por fin.

Chan, lo tenían bien merecido estos dos la verdad y me gusta mucho el contraste que se hace entre esta parejita con el AshEiji que si bien, están en distintas etapas de su vida y su relación obviamente, no están tan distantes en objetivos, tengan en mente que acá exploramos harto las dualidades porque son desiciones importantes así que ¿seguirá siendo tema? Claro que si.

Gracias por seguir acá <3

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