22. Capítulo 21.
Hi~ Anduve desaparecida, estresada, medio muerta y quemada, onda, un ciclo normal en mi vida, pero ya, regrese recargada porque salieron promps bien bonitos para octubre y estoy con ganas de empezar una nueva trama rosita, gay, feliz y brillante, ni he terminado esta y ya pienso en otra, perdón, pero practicamente es edición y subirla, siento que me decepcione de mi propio manejo del fic y eso se reflejo caleta en la constancia, pero de todas maneras, ha tratar de terminarlo y ponerlo en el rincón de los fics no amados, Dios.
Espero que a pesar de sus bajitos ayude a pasar el tiempo, gracias por el cariño siempre.
Ash quiere ser la taza favorita de Eiji, sí, esa que lava con un cuidado especial, a la que siempre acuna entre sus manos con una sonrisa que se mitiga tras el vapor del té, esa que tiene un horroroso dibujo que da cuenta del mal gusto de su novio. Quiere ser su suéter favorito, ese que usa si la vida se torna especialmente pesada y necesita una pausa para refugiarse entre las tiernas hebras del algodón, ese que ha escuchado sus secretos, ha secado sus lágrimas y lo ha conocido en sus bajones más mierdas.
Sí.
Ash quiere ser esa taza, ese suéter, esa planta que Eiji riega de manera especial ya que vislumbra la fragilidad que desglosa y que anhela un poco de ayuda extra para florecer, quiere ser la fotografía a la que adore presumir porque es especial y logró atrapar un momento de igual calibre, quiere ser la vela que enciende su camino cuando les cortan la luz, quiere ser hogareño, doméstico y confortante, pero más que nada, Ash quiere ser especial. Egoísta, ¿verdad? Sin embargo, cree que todos en cierta medida quieren ser especiales para sus seres amados.
No puedes proteger a quienes amas, ni siquiera te puedes proteger a ti mismo.
El problema es que la jodió.
Y ahora tu reputación está manchando a ese pobre chico, imagínate lo fácil que se oye anunciando que necesita con urgencia a un donador de esperma igual que una perra en celo.
Y la jodió con creces.
Permitió que sus sentimientos lo desbordaran y en vez de la taza se hizo agua hirviendo, no es suéter sino las polillas que se lo comen, no es la planta sino el pesticida que la mata, no es la fotografía sino el clic traumático de la cámara y muy tarde se ha dado cuenta que en vez de vela es oscuridad puesto que arruina todo lo bueno que le puede pasar, está arriesgando de más a Eiji y a sus amigos ¿en qué carajos estaba pensando al dejarse llevar así? No aprendió nada, si Alex le volvió a confiar su pandilla luego de que desapareciera cobardemente y le delegara la responsabilidad fue porque creían en sus capacidades o al menos en su temple. Mierda. Los defraudó a todos.
—No dejes que se meta en tu cabeza. —La voz de Yut-Lung se escucha lejana dentro de la catástrofe.
—No está en mi cabeza.
—Lo está. —El chino le extiende una bebida y es ese café que venden en las máquinas expendedoras del metro, ese que deja un concho asquerosamente amargo pegoteado al borde y el azúcar flota en burbujas blanquecinas—. Puedo verlo en tus ojos, Lynx.
—¿Puedes culparme por sentir que la jodí?
—Es que la jodiste. —Están a las afueras del salón de reuniones, si bien han pasado días tras la pelea con Arthur aun no pueden llegar a un consenso de qué harán y no tiene cara para mostrar, por ende, sí, quedarse afuera lamentándose como un perro pateado es su mejor opción—. Eres predecible, lo eres con Okumura.
—No es cierto.
—Por favor. —Silba con sarcasmo—. Si fuera un villano lo primero que habría hecho es secuestrarlo para manipularte, eres tan obvio que habría sido dolorosamente predecible verlo, inclusive te puedo apostar que si te lo hubieran ordenado te habrías disparado en la cabeza por él, si vas a liderar a tus chicos al menos disimula tu debilidad, no te la tatúes en la frente y salgas así al campo de batalla.
—Yo no... —No puede refutarlo—. Me alegra no tenerte de enemigo.
—Por ahora. —Impugna—. Esta alianza es temporal.
—Por Shorter.
—Sí. —Chista apoyándose contra el muro, están a las afueras de un bar en Downtown, la calle apesta a orines y porros a medio fumar, a Griff le daría un infarto si supiera a dónde está y que está haciendo con su preciada vida—. Para mi desgracia tenemos una causa en común y por eso estoy ofreciéndote mi ayuda sin cobrarte el interés, siéntete bendecido.
—No quiero tu ayuda.
—¿Sabes cómo enfrentar a Arthur en ese caso? —Yut-Lung lo mata con sus ojos, su mirada es afilada como los colmillos de una serpiente empapados de veneno tras matar a su presa—. Y no me intentes dar una respuesta de Neanderthal como golpearlo, se supone que eres un genio.
—La única forma que se me ocurre es darle en el gusto y tener una contienda apostando el liderazgo.
—Vaya cerebro de pacotilla. —Ash abre la lata de café y se la traga, no hay paciencia suficiente entre Nueva York y el infierno para tolerar semejante víbora sin disociarse—. Será una trampa.
—Sé que lo será, es obvio.
—¿Y no harás nada?
—Mhm. —Ash considera cada escenario antes de contestar—. No, es la única salida. —El chino grita.
—Necesitas a un mediador que te pueda apoyar cuando las cosas se pongan duras, pero sin que sea tan obvio que tome tu favor, Shorter está descartado por lo mismo, no te permitirá elegirlo, pero es diferente con Black Sabbath por ejemplo, solías trabajar con Cain ¿no?
—Sí, pero... —Tampoco pude cumplir con lo que prometí—. No estamos en los mejores términos, no creo que tome nuestro lado.
—Sí qué eres un cabeza dura. —Chista hundiendo sus dedos en su frente—. Juro que me deben salir arrugas por el simple hecho de respirar el mismo aire que tú, no te soporto ¿cómo mi amor tuvo tan mal gusto para su mejor amigo? Pudo haber elegido a alguien decente y no al más molesto que pilló.
—¿Yo? —Ríe indignado—. ¿Yo soy molesto? Mira quién habla, eres el culo por el que descuidó a los suyos, le lavaste el cerebro.
—A mí no me pagan para soportar esto ni para ser tu niñera. —Le grita—. ¡Ugh! ¡Realmente te odio!
—¡Pues el odio es mutuo! —Brama igualmente ofendido—. Histriónico roba mejores amigos.
—¡¿Histriónico?! ¡Pues espero que Okumura te bote por Sing y dé a luz un hijo chino!
—¡Tú! —Ash tira la lata al piso—. Espero que te llenes de arrugas. —Yut-Lung se agarra del pecho a punto de sufrir un infarto cardíaco con los ojos entornados y la boca temblorosa, tan exagerado.
—¡Cruzaste la línea, Lynx! —Lo empuja de los hombros—. Bastardo sin principios, ¿cómo te atreves?
—¡Histérico venenoso!
—¡Gato fofo y doméstico!
Se quedan amurrados el uno al lado del otro, si bien Ash nunca entenderá qué fue exactamente esto que Shorter describe como una belleza violenta tampoco le interesa, el tema de Yut-Lung es sensible y no por cómo cambió a su mejor amigo en relación a su vida de casanovas sino que...cuando Shorter empezó una relación con este tipejo estuvo pasando lo de Dino, sí, a Ash le dolió no tenerlo ahí dado que se acostumbró a su presencia, nunca le gustó depender de la gente, no obstante, Shorter insistió tanto para acercarse que inconsciente o conscientemente le permitió quedarse ahí y fue una mierda que cuando más lo necesitara anduviera demasiado ocupado con quien apenas conocía, no, esto no quiere decir que sus amigos deben vivir pendientes de él, solo, lo hirió que la primera vez que tratara de apoyarse en alguien no hubiera nadie para apoyarse.
Los chicos andaban en lo suyo, Shorter estaba de novio, Griffin y Max estaban pasando por una crisis en relación a no poder quedar embarazados y Ash simplemente se cerró, empacó sus cosas y se fue.
A nadie le importó, está bien.
¿A nadie?
He estado haciendo vista ciega, pero desde que los rumores existen en la facultad he visto la forma en que te fuerzas a ti mismo a salir con personas que no quieres salir casi como si tuvieras que probar algo, no tienes que probarnos nada, ni tampoco a ti mismo.
Mentira, a Shorter sí le importó, sin embargo, no supo atravesar las defensas que plantó como minas en un campo de batalla, asume que en algún punto se volvió tan impermeable que sus seres amados tuvieron que resignarse a quedarse fuera porque solo así podrían quedarse, era un gaje si buscaban ser parte de la vida de Ash en ese momento. Shorter fue solo el inicio. Griff. Max. Alex. Y las pandillas.
—Eiji. —Quiere odiar a Yut-Lung por esto incluso sino tiene la culpa de nada—. Es un buen chico, no me cayó bien cuando lo conocí y francamente aun no me cae bien pero fue la primera persona... me vio mal un día y solo se sentó a mi lado a hablar de tonterías.
—Oh. —No entiende a dónde quiere llegar—. Él tiende a hacer eso.
—Cuando le grité y lo enfrenté para que se fuera me dijo que no lo haría ya que era triste estar triste solo ¿acaso tiene sentido? No lo tiene pero se me hizo lindo y no sé, no lo soporto, aunque no quiero desearle mal tampoco y a veces me gusta salir con él y con Sing, eso es un amigo, creo, no sé, sé que te será difícil de creer por mi encantadora personalidad, pero de repente me cuesta hacer amigos a pesar de mi maravilloso carácter.
—No, eso no es difícil de creer. —El chino lo mata otra vez en su mirada—. Lo siento por interrumpir.
—Lo que trato de decirte es que estamos del mismo bando con Okumura y Shorter. —De pronto ya entiende el punto—. Te odio, más, tenemos a personas importantes en común y por eso no te puedo odiar más que a Arthur, es un enemigo conjunto al que debemos destruir.
—Tú tienes formas muy extrañas de decir que quieres llevarte bien conmigo.
—¿Yo? —Chilla orgulloso y con las mejillas coloradas, acá entiende que es un niño todavía y que eso fue lo que probablemente Shorter vio y deseó proteger—. Tú quieres llevarte bien conmigo, al revés.
—Ajá.
—¡Realmente no te soporto! —Gimotea pateando el piso y sospecha quién pudo haberle pegado la costumbre—. Trata de recordar que tus acciones los afectan, Eiji se pondrá triste si te pasa algo y es lo mismo con Shorter, no consolaré a esos dos, asume esa responsabilidad.
—Está bien. —Sonríe más calmado—. Supongo que tienes razón, no les daré razones para estar mal.
—Por fin usas el IQ.
—¡Lao!
De repente un par de gritos violentos y furibundos provienen de la sala de juntas, la hiperalerta hace de las suyas colocándolo en una posición de defensa y ataque en un santiamén, Yut-Lung comprende el mensaje, entran, pero cuando lo hacen se encuentran con una riña interna, carajo, esto de seguro es lo que Arthur quería lograr para debilitar el frente impenetrable en su pandilla, Ash escanea todos los integrantes gritándose para llegar a una conclusión mucho peor: está rompiendo con Chinatown.
—¡Ahí está! —No alcanza a defenderse cuando Lao lo estrella contra la pared más cercana, el aliento le apesta a alcohol y su cara está roja, probablemente bebió más de la cuenta—. ¡Por su culpa somos el blanco de los demás!
—¡Lao! —Sing gimotea por detrás intentando detenerlo.
—¡Arriesgó a nuestros hombres como si nada! ¡Esto es lo que piensa de nosotros!
—¡Detente, Lao! —Sing interviene logrando separarlos, los puños están envolviendo la chaqueta de su hermanastro con una expresión impasible, ve lo duro que es para Sing, por esta clase de cosas es que lo comparan con los otros líderes. Shorter. Él. Cain. Incluso Arthur.
—¡Para Ash ese chico japonés es el único que vale la pena! —El silencio reina la cantina—. ¡¿Por qué no son capaces de verlo?!, ¡¿acaso todos están ciegos?!, ¿cómo pueden arriesgar su vida por él? Por ese monstruo de sangre fría sin corazón.
Ash se queda petrificado al escuchar esas palabras, si bien, es consciente de su reputación le es duro estar tratando de cambiar para ser constantemente atrapado por el pasado, ja, debe estar haciendo las cosas muy mal para que incluso sus aliados lo sigan considerando un monstruo, se pregunta si es por cómo pelea, si es dada la reputación que Dino le armó o por sus castigos brutales, le cortó ambos nudillos a Arthur, tienen justa razón para temer, monstruo ¿cómo podrá ser papá si es un monstruo?
Sing le da un puñetazo a Lao en la mejilla antes de que escale.
—¡Una palabra más y...!
—Me voy.
—¿Eh?
—No puedo aceptarlo. —Lao se limpia la boca—. Haga lo que haga. Lo siento, Sing.
Y les da la espalda para irse.
Carajo.
Ash se planta al lado de Sing para hacerse cargo, las pandillas riñen con aun más fuerza gracias a esa separación interna y más que nunca se siente con la responsabilidad de cuidar a quien ha cuidado a Eiji, le toca el hombro pidiéndole que le dé la palabra en señal de respeto, más, Sing niega y da varios pasos enfrente. No te metas. Este es mi problema. Le dice. Ash decide respetarlo y va a apaciguar al otro bando para ayudar en algo, Arthur no puede alterarlos así.
—Anímate. —Shorter tomó un papel más pasivo a pesar de ser el líder para no invalidar a su sucesor.
—¿Cómo me puedo animar? Tengo un mal presentimiento. —Quedaron juntos frente a la barra, los chicos le compraron sus falsas palabras de calma por el momento y eso le da tiempo para pensar un plan decente, el problema es que Aslan piensa demasiado bien bajo presión, si Arthur cuenta con lo autodestructivo que es están perdidos—. Qué Lao se haya ido ahora me deja un mal sabor.
—No seas paranoico.
—No soy paranoico, pero es peligroso, Lao conoce los secretos de ambas pandillas.
—Por más enojado que esté no nos traicionaría así.
—¿Estás seguro? —Su mejor amigo alza una ceja en señal de indignación—. Eres demasiado relajado y ni siquiera confías en él, el mocoso es tu sucesor, Lao siempre te resintió por usurparle el papel de figura de admiración y protección ¿o me equivoco? Ese puede ser motivo de venganza.
—Ya se le pasará. —Shorter lo golpea en la espalda—. Lao es temperamental, lo único que busca es cuidar a Sing, como tú y yo somos los hermanos menores no lo entendemos tan bien.
—Supongo. —Tensa las manos sobre la barra—. Pero tenía razón, los arriesgué injustamente porque no pude controlar mi carácter, lo lamento.
—Está bien.
—No lo está.
—Lo hiciste por Eiji. —Shorter es benevolente—. Hacemos cosas locas por amor, bro. Lo comprendo.
—Incluso Eiji se enfadaría conmigo si lo supiera. —Ríe—. No debe querer un padre que sea una mala persona ¿verdad? Me odiaría si se enterara de lo que hice, después de todo, soy un monstruo, nunca lo trataría de negar, solo lo había olvidado, supongo que jugué demasiado tiempo a la casita.
—Ash. —Shorter le hace de cable a tierra al silenciarlo—. No eres un monstruo ni una mala persona.
—Pero la jodí.
—Sí, la jodiste y en grande.
—¿Entonces?
—No eres una mala persona por cometer errores. —De pronto, el corazón se le estruja—. Todos los cometemos y estoy seguro de que Eiji sabe eso, vaya que la jodiste con él cuando recién lo conociste.
—Sí. —Encoge los hombros—. Espero que lo sepa.
—Estoy seguro de que lo sabe.
Ash sonríe sin decir más, hablar con Shorter siempre resulta reconfortante igual que una vieja novela cuyo final no cambia pero en cada relectura va descubriendo cosas nuevas, Shorter sabe cómo hacer que los temas pesados se hagan ligeros, posiblemente por eso aprecia tanto su amistad, es hermanal de una manera diferente a Griff, es protector, leal, más, comprende los límites a respetar, ¿para qué lo niega más? Le dio terror perderlo ese intervalo donde se aisló, la gente puede cansarse de intentar de atravesar muros y es válido, no obstante, una parte de sí mismo gritaba para que alguien sí tratara lo suficiente para volarlos. Eiji lo hizo. Ni siquiera se esforzó. Solo lo encontró. Y gracias a eso el resto de a poco ha podido irlo encontrando. Hola. Es bueno volver, viejo amigo.
—Es entendible que te pusieras así con Eiji, Yue te lo dijo antes, ¿verdad? —Finalmente Shorter dice lo que siempre quiso decirle.
—Esa serpiente
—Te dije. —Tararea—. Mi novio es de esas serpientes bonitas y pequeñitas.
—El amor de verdad te alteró el cerebro. —Ríe ¿quién es para juzgar?
—¿Puedes contarme lo que realmente te tiene nervioso?
—El tema de la paternidad. —Se lo arranca—. No es que Eiji me haya convencido, a veces en realidad deseo con todo mi corazón que esté embarazado, porque formar una familia de repente se convirtió en algo que quiero pero entonces aparece mi lado más autodestructivo y me grita: ¿con qué derecho te permites tener algo así?, inherentemente tanto Eiji como ese bebé se verán afectados a causa de mi situación y además, me siento inestable todavía en todo sentido.
—Ash. —La mirada de Shorter se suaviza, se ha quitado los lentes de sol para atribuirle más seriedad y eso lo pone ansioso—. Amigo.
—Es complicado, no quiero que parezca que estoy dudando o que quiero quitarle algo que le genera tanta ilusión, sin embargo, la mayoría del tiempo estoy en la cuerda floja, queriendo un bebé y luego pensando en las deudas que eso tendrá, luego pensando en lo lindo que sería que se pareciera a Eiji y luego considerando que apenas puedo cuidarme a mí mismo y ni siquiera lo hago bien, no sé, temo que aún no he sanado bien, sé que nunca estaré 100% bien pero ¿no es irresponsable?
—Ash.
—Los bebés no deseados son tristes, te lo digo por experiencia y no quiero ser un Jim 2.0, no, gracias.
—Bro.
—Sueno como una persona horrible.
—No eres una persona horrible por tener miedo.
¿Miedo?
Oh.
Ash no se había percatado de que eso era lo que sentía y que las idas y vueltas en relación a empezar una familia tienen que ver con eso, a veces es más valiente e idealista y otras veces simplemente se cae de cara contra la realidad y eso le tumba hasta los dientes. Miedo. Sí. Está muerto de miedo y le hace sentido, le recuerda a cuando Eiji por primera vez le propuso ser amigos y como eso amenazaba con salir de su zona de seguridad (tanto en el buen como mal sentido) desplegó sus espinas y lo hirió y lo hirió en serio, ya no quiere herir a quienes ama.
—¿Amigo?
—Tengo miedo. —La realización se siente como una epifanía en el bar—. Mierda, tengo miedo y son muchas cosas las que me lo dan.
—¿Muchas cosas? —Shorter pregunta con curiosidad genuina.
—Sí... —El tema de Dino. Las fotografías. Eiji. El bebé. Su propia situación. Sus amigos. La universidad todavía incierta. Una vida doméstica. Sus heridas. La sensación de vacío que de repente lo tira como si fuera una marejada. Ser el agua hirviendo. Las polillas. El pesticida. La oscuridad—. No estoy calmo sin haber resuelto lo de Golzine. —Finalmente le abre esa puerta a Shorter.
—Deberías considerar pedir ayuda con eso. —Shorter alza las manos en señal de paz apenas enlazan miradas—. No porque te crea débil ni algo similar pero eso fue demasiado alto, no puedes resolverlo todo tú solo, ni tampoco estás solo.
—Shorter.
—Apóyate en nosotros, bro. —Shorter le alcanza una jarra de cerveza—. Somos tus hombres.
—¿Tienes que hacerlo sonar tan gay? —Ash la recibe.
—Amigo, quieres embarazar a un hombre, ¿cómo eso no es gay? —Ambos la juntan—. Seguramente Eiji también se ha dado cuenta de que estás más preocupado, el chico te conoce, dale el crédito.
Y casi como si fuera una profecía Eiji lo está esperando para volver juntos a casa.
El corazón de Ash muere al verlo.
Es que el mundo, el cielo, el universo entero se paran apenas se entreteje con esos ojos brillantes y de pronto las cosas impresionan manejables y hasta posibles en esos cálidos brazos, aun si es mucho más alto que su amante se acurruca encima de su hombro, se deja perecer ahí un solo segundo y se consulta qué pasaría si fuera la taza, el suéter, la planta, la fotografía y la vela, restriega su nariz ante sus mechones esponjados y deja que le hagan cosquillas, puede sentir a su corazón desembocado y aunque han pasado un par de horas su ausencia se siente como una vida.
¿Puedo quedarme acá?
¿Puedo morir acá?
—Cariño. —Eiji es tan suave cuando lo llama así, se aparta, procura hacerlo con lentitud y casi como si le diera la opción de volver a esconderse—. ¿Qué ocurre? —No debería extrañarle que se percate.
—No es nada. —Shorter tiene razón, ante esos ojos es un libro que puede leer al derecho y al revés.
—Sé que pasó algo. —Lo confronta y eso no despliega sus defensas—. No tienes que decirme, nunca te presionaría para contarme, pero por favor, no me dejes fuera y dime si algo te pasó para no hablar de eso, ayúdame a entenderte.
—¿Tienes que ser siempre así? —Ash ríe con las mejillas rojas, cosquillosas, sabe que está sonrojado, más, es inevitable si Eiji es así de lindo ¿verdad?
—¿Así cómo?
—Completamente adorable.
—¿Eh? —Su sonrisa es galante, coqueta—. ¿Estás tratando de anotar puntos conmigo, Callenreese?
—No sé. —Aslan tararea siguiéndole el juego y de pronto, sus brazos se encuentran entrelazados al cuello de su amante—. ¿Está funcionando?
—Sí. —Eiji ríe con las orejas rojas—. Siempre encuentras maneras de acelerar mi corazón.
Pero es al revés.
Puede que Eiji se haya enamorado primero no obstante está seguro de que él se enamoró más duro.
—Últimamente me ha estado yendo bien en el equipo de pértiga. —Eiji toma la iniciativa para poner un tema de conversación camino a casa, están paseando a través de los lugares más lindos y calmos de Downtown tomados de las manos, le gustan los nervios primerizos que le da el agarre—. No sabía lo mucho que lo extrañaba hasta estar ahí, realmente pude haber ido a las olimpiadas, incluso suelen llamarme el fly boy, eso es lindo, me hacen sentir que vuelo.
—Porque tú vuelas.
—Hace mucho no lo sentía así.
—Eiji.
—No lo digo con tristeza, no te preocupes. —Su sonrisa es genuina y sus ojos son sinceros—. La cosa es que me ha hecho bien retomarla, me ha ayudado a pensar muchas cosas, me ha hecho reflexionar acerca de lo que quiero y lo que no quiero tanto.
—Oh. —Ash ya sabe para dónde va la conversación—. Ya veo. —No le gusta.
—Y necesito decirte algo.
—Me vas a terminar. —Se adelanta—. Ya lo sé, no te preocupes, es comprensible que estar conmigo se haya vuelto demasiado complicado, inclusive es complicado para mí y yo tengo que aguantarme.
—¿Qué? —Eiji frena—. ¿De qué estás hablando?
—¿No vas a terminar conmigo?
—¡No! —Gimotea—. ¡Ash!
—¡Lo siento! —Ash entra en pánico—. Se me salió un pensamiento, mi mente está muy catastrófica.
—¡Ah! Sabía que te había pasado algo.
—Sí. —Se rinde ¿acaso tiene sentido luchar?—. Estoy ansioso por el tema de las pandillas, Lao acabó saliéndose por mi culpa, me dejé llevar demasiado en una disputa con Arthur y nos coloqué al medio de una posición complicada, ahora tenemos que enfrentarnos por el control de ambas pandillas, los chinos no están muy contentos con mi reacción, ha sido tenso el ambiente.
—¿Te dejaste llevar? —Eiji frunce el ceño, pensativo, le resulta adorable la forma en que su flequillo se entrelaza a sus pestañas y lo incita a parpadear aún más—. Eso no es propio de ti ¿de qué estaban hablando para que te exaltaras de esa manera?
—Él te insultó y yo no... —Baja los brazos y deja caer su corazón—. No pude contenerme, como jefe puedo permitir muchas cosas, pero que hablen mal de ti no es una de ellas.
—Lo siento. —Eiji baja la cabeza igual que un perrito regañado que acaba de destruir unas converses nuevas—. Lo siento por eso.
—Amor. —Es turno de Ash de sostenerlo de las mejillas—. No hiciste nada malo, yo me exalté y debí haber sospechado de Arthur antes, fue mi culpa por ser tan emocional.
—Ash... —Eiji baja sus hombros y el nombrado posee la impresión de que el tema no se asocia tanto a Arthur—. He estado pensando mucho.
—Mierda, de verdad me vas a botar.
—¿Puedes parar con eso? —Gimotea pateando el piso—. No es eso, no quiero romper contigo, vaya, creí haberte dejado en claro lo mucho que te amo.
—Lo hiciste. —Ríe nervioso—. Son viejas costumbres.
—Tus costumbres son una bazofia. —Puede apostar que Yut-Lung le enseñó esa palabra tan refinada así como puede apostar que Eiji no tiene idea de qué significa—. ¿Podemos sentarnos un rato?
—Sí.
Se sientan en medio del pasto, el paisaje es agradable, los matices del ocaso empapan al japonés de otoño, confort y suavidad, los ojos de Eiji son timidez y le cuesta mirarlo, aun así, a pesar de que Ash ve lo mucho que está batallando para verbalizar lo que sea que tenga en mente le resultan hermosos e indescriptibles, quizás sea por la sinceridad con que lo trata, quizás porque Eiji a pesar de lo tensas que se puedan poner las cosas prefiere hablarlas, no le teme a la comunicación, Ash sonríe, recuerda que el moreno dio el primer paso y por lo mismo ya es su turno para transmitirle incondicionalidad.
—Estoy acá. —Le memora—. Puedes contarme lo que sea.
—No he querido hacerme una prueba de embarazo. —Entonces Eiji cierra los ojos y se lo arranca al igual que lo haría con un puñal incrustado al alma—. He comprado varios test, pero no puedo... cada vez que estoy solo y empiezo a rumiar acerca del bebé me están pasando cosas raras.
—¿Cosas raras? —Indaga.
—Sí. —Eiji se aprieta el pecho como si no pudiera respirar—. Acá me aprieta mucho y de repente me siento congelado, no sé bien qué es, pero no puedo hacerlo solo y yo quería saber si podías hacerme compañía cuando lo fuera a hacer, no soporto la incertidumbre pero saber es algo que me pone aún más en este estado de...
—Miedo. —Concluye sin aire—. Tienes miedo.
—Sí. —Ríe encogiéndose de hombros—. Sé que no debería, yo insistí para quedar embarazado y por eso debería llevar la decisión hasta el final ¿no es verdad? Pero parece que soy un cobarde.
—Eiji. —Ash acuna sus mejillas y lo acerca—. Mi Eiji.
—Tengo tanto miedo. —Sus ojos se cristalizan—. Lo siento, lo siento por salirte con esto ahora, odio ser una carga.
—¿Qué te dije? —Lo calma—. No eres una carga, nada tuyo es una carga, te amo.
—Ash...
—Y yo también estoy asustado.
—¿Tú también? —Sus ojos brillan como estrellas a causa de la ingenuidad.
—Estoy muerto de miedo, te lo dije. —Ash apoya su frente sobre la de su amante, es lento, calmo y procura transmitir confort—. Pero estamos en esto juntos ¿cierto?
—Sí. —Eiji se deja sostener por Ash—. Estamos juntos en esto hasta el final.
Esto último da pie a un tema que se viene bien fuerte, pero empezamos a desentramar las subs tramas para ver qué onda.
Espero que les haya gustado y de todo corazoncito, gracias por el apoyo y el cariño aunque la mayor parte del tiempo ustedes paguen los platos rotos de que yo sea un desastre, se les quiere caleta.
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