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21. Capítulo 20.

Hi~ La semana está un poquito pesada porque ha llegado la etapa de pasar de diplomado a magister, so, es todo un caos horrible de desorganización, ahora les tiro el capítulo antes de una reunión, así que los mensajitos los responderé apenas salga de esta.

Mil gracias por el apoyo y el cariño~

—¡Duele! —El grito de Aslan retumba ante su lecho de amor, Eiji aparta el algodón con desinfectante casi como si lo hubiera mordido.

—Lo siento, ¿te duele?

Están sentados en la cama con un kit de primeros auxilios a medio desarmar en las sábanas, Ash está con el pecho desnudo, un par de vendajes penden desde su hombro hacia su vientre y no porque se encuentre herido en esas zonas, no, simplemente su amado es un terrible enfermero pero el corazón no le permite decírselo (y el miedo a desayunar natto el resto de la semana) su cara punza, aún debe tener hinchada la nariz, a juzgar por el resqueme oxidado su labio sigue roto y valió la pena, tanto la pandilla como el propio Arthur quedaron mucho peor, los masacró o al menos, eso dice para sentirse mejor consigo mismo.

—¿Te duele? —Los ojos de Eiji están repletos de bondad y una preocupación que no merece, Ash ve lo mucho que odia que luche y llegue herido a casa, debería manifestarle su gratitud y benevolencia.

—Claro que sí. —Más, en su lugar, chilla—. No sé tú, pero yo tengo un cuerpo muy delicado. —Puede amarlo mucho pero no perderá chance para molestarlo—. Duele mucho si lo haces sin cuidado.

Lo ha hecho enojar, lo asegura.

Y de repente, su expresión repleta de entendimiento y bondad cambia a un deberían-haberle-herido-la-boca de parte de su adorable novio, pero no es culpa de Ash que sea tan sencillo fastidiarlo, asume que por eso mismo Griff tiende a ser tan sobreprotector con Eiji en contra de su propio hermano, al menos habría sido comprensible una vez hecho novios, pero no, Griff tomó bando el instante en que se publicó el anuncio y lo arrastró a su vida, vaya favoritismo.

—¿Qué? —Poco a poco la mueca indignada de su amado cambia a una sonrisa sañosa que le provoca que los pelos se le pongan de punta, ocurre en un parpadeo: Eiji empieza a estrellar el algodón contra su piel tan sensible sin piedad alguna—. ¡Eiji!

—¡Lo siento! ¡Soy un japonés muy descuidado, así que no puedo hacerlo de otra forma! —Miente y ha mucha honra.

—Eres terrible. —Gimotea hecho una momia—. Eres un pésimo enfermero.

—Bueno, tal vez si alguien no se hubiera metido en una pelea...

—Arthur me provocó.

—Ash. —Lo regaña con las palmas en la cintura—. Sabes lo que pienso, odio verte herido. —No debe existir nada más injusto que la sinceridad que desprenden esos relucientes ojos cafés, desde siempre Eiji ha sido el más injusto de todos con su corazón sangrante entre sus manos y sus espinas que basta de un soplido para que se vayan—. No quiero ser un papá soltero.

—Cuando nos conocimos no había nada que quisieras además de ser un papá soltero. —Lo enfrenta.

—Cambié de parecer. —Se excusa—. Tú me cambiaste, Aslan.

—Es trampa llamarme por mi nombre real ¿sabes? —Como están en un humor juguetón y molestoso apoya sus manos sobre el trasero de Eiji en una nalgada que se hace agarrón, el sobresalto ocurre al son de un chillido agudo de animalito—. No deberías provocarme sino estás dispuesto a asumir toda la responsabilidad por tus acciones.

—Ash. —Advierte—. Tus manos están en mi trasero.

—Mhm. —El rubio analiza la situación, aprieta, amasa y apretuja hasta llegar a la brillante conclusión de que sí—. Tienes razón, están en tu trasero.

—¿Por qué?

—Porque necesito energía para recuperarme. —Y de un tirón arroja a Eiji a la cama para acurrucarse.

—¡Oye! —Es inútil luchar—. ¡No seas infantil!

—Puedo ser infantil con mi novio. —Y aprecia que algo se ha roto entre las entrañas de su amado al escuchar esa palabra, todavía es un tema sensible, en un buen sentido, por supuesto pero es sensible a fin de cuentas—. Mi Eiji.

—Tu Eiji. —Repite divertido—. Tu novio.

—Sí.

Ash se recuesta al lado de Eiji.

Están cerca, tan cerca que puede saborear la respiración ajena en un beso sin tocarse, Ash no le logra sacar la mirada de encima ni tampoco quiere hacerlo, se queda ahí, vislumbrando cada detalle en el rostro de su amado igual que un soñador adorando el cielo, un escritor un poema, un artista un trozo de fantasía en la realidad y un lince a su conejito, sí, así se sienten las cosas con Eiji, estiran sus manos encima de la cama hasta enganchar sus meñiques como si estuvieran prometiéndose algo, de pronto un sentimiento de gratitud desmesurado le inunda el pecho, es real, ama a Eiji y Eiji lo ama a él, pese a no sentirse digno todavía eligió arriesgarse y formar una familia a su lado, es una locura ¿no es así?

Asume que así se siente estar enamorado de verdad.

Eiji ríe casi como si pensara lo mismo y entonces su risa es linda y contagiosa y Ash termina sonriendo completamente embelesado.

¿Cómo puede mantener un poco más esta felicidad? Se cuestiona, a veces solo la contempla a través del rabillo de su ojo con la esperanza de que sea un punto final en vez de suspensivo, es que todo lo que Eiji provoca es devastador, su fulgor es violento, la ironía le da risa considerando que la oscuridad le da miedo y es lo predominante en sus facciones, no obstante, no hay nada lógico con Eiji Okumura.

—Hola. —Entonces le dice como si estuviera saludándolo por primera vez.

—Hola. —Sus palmas se entrelazan aún más en el colchón—. Lo siento por meterme en riñas, puede que te cueste creerlo pero tengo un mal carácter y...

—No, no me cuesta nada creer en eso. —Ash lo fulmina con la mirada—. Lo siento, puedes continuar.

—Y me da miedo que te lastimen porque yo lo permití.

—Ash.

—Eso no me lo perdonaría. —Poco a poco la rosa baja sus espinas y despliega sus pétalos—. En serio, lidiar con Dino es algo absolutamente desagradable y aun así, eligió joderme a mí, me da terror saber que puede usarte como una manera de hacerme daño ya que estaría en lo cierto, me da igual lo que quiera hacerme, pero a ti... a ti y a mi pequeño, no podría...

—Ash, cariño. —El japonés termina de cerrar el abrazo—. A mí sí me importa si te hace algo, rompen mi corazón cada vez que sales herido y está bien, es parte de amarte el sufrir cuando sufres, así como también es parte de amarte el quererte proteger y defender, es mutuo de mi parte.

—Eiji.

—Lo que trato de decirte es que si vamos a tener un bebé necesita tener a sus dos papás a salvo aun si uno de ellos es terco y tiene un complejo de caballero andante.

—Solo contigo. —Ríe apenado—. Despiertas ese lado de mí, es instintivo el querer que estés a salvo.

—Y aun así, no siempre estaré bien o a salvo.

—Lo sé. —Le duele admitirlo—. Claro que lo sé.

—¿Puedes contarme cómo empezaron las cosas con Golzine? —Ash nunca ha hablado abiertamente del tema con nadie, en parte por vergüenza, en parte por negación porque ignorarlo al menos dejaba que se engañara a sí mismo y pudiera fingir que no le afectaba, le afectó, le afecta y esto es mierdoso.

—Puedo. —Pero Eiji es la excepción de toda regla—. Te contaré.

—Estoy acá.

Entonces debe regresar a cuando era un pueblerino que se estaba adaptando a Nueva York, su sueño nunca fue ir a la universidad puesto que Jim decía que era una pérdida de dinero y tiempo, una parte de sí mismo le daba la razón, pero Griff creía en él y contra eso no podía hacer nada, fue jodido verse forzado a socializar y adaptarse, su familia le aconsejó probar el béisbol como instancia para explorar, mierda, funcionó, funcionó demasiado bien y ese fue el problema.

Clic. Clic. Clic.

—Yo era bueno jugando. —Ash explica pero es duro explicarlo, nunca lo ha dicho en voz alta y menos usando las palabras genuinas—. Eso llamó la atención tanto de buena como mala forma, por ejemplo fue gracias a mi reputación que los buscapleitos me empezaron a notar y yo me metía en las riñas al ayudarme a descargar mi estrés, era bastante problemático, lo admito, mi papá tenía razón, me daba pena andarme metiendo siempre en problemas, pero era inevitable, no podía con tanto.

—Pero gracias a eso conociste a la pandilla ¿no?

—Sí. —Recuerda con nostalgia—. Escucharon que era un tipo duro de vencer y una cosa nos terminó llevando a la otra, tienes razón.

—Claro que la tengo. —Eiji aprieta su palma. Acá estoy. Acá te sostengo. Estás a salvo. Te amo, Aslan.

—Y las cosas fueron bien por un tiempo, claro, nunca le conté a Griffin ni al viejo que me había vuelto un líder pandillero, pero me veían con amigos y eso los dejaba tranquilos, fue divertido ir a la facultad en sus inicios, podía leer todo lo que quería, podía ser un ermitaño entre los escondites que tiene el lugar y yo era feliz con eso, por supuesto, me gustó el rol de jefe y el respeto que este infundía incluso en personas que no conocía, no fue hasta el primer partido oficial que esto comenzó.

Ahí lo conoció.

Despiadado. Hipócrita. Abusivo.

—Por alguna razón llamé su atención, al principio se trataba de un intercambio cordial y amable, fue gracias a él que pude saltarme algunos cursos y adelantar las materias, Dino estaba convencido sobre que era un genio, ¿cómo me decía? Qué parecía nacido en la aristocracia o algo así, sospeché porque por naturaleza soy defensivo, más, mis conocidos me dijeron que me calmara, que las cosas eran así de estrechas en la ciudad con los profesores y les hice caso, me relajé.

—Ash.

—Hasta que quiso propasarse y no lo dejé.

Ni siquiera tuvo tacto al hacerlo, eso lo descolocó, Ash no entendió lo que estaba pasando hasta que el pánico le había cerrado la tráquea, estaba empapado de sudor y él lo estaba aplastando sobre una cama de hotel porque era estúpido en ese entonces y lo acompañó a una gala o algo así, ahí entendió el precio que debía pagar y lo que pasaría, tendría que haber estado bien, Jim le explicó a raíz de eso que casi le sucede con su entrenador pero le sucedió a sus amigos que en esas situaciones permitiera que le hicieran lo que quisiera pero cobrara. Así que se fue botón por botón. Sus manos serpentearon hasta el abdomen inferior y no pudo. Tal como un bebé llamó para que lo fueran a buscar, les mintió a Griff y Max acerca de que una chica lo había rechazado y por eso estaba tan histérico.

Mentira.

La cosa es que no notó que dentro de ese cuarto hubieron fotografías y que desde ahí corrió el rumor de que se habían acostado, por eso se puso tan defensivo con Cain y a lo mejor habría estado pasable si el tema hubiera muerto en eso, pero no, porque de pronto habían fotos íntimas dando vueltas y a juzgar por el fondo se las tomaron en el camarín aun sino lo resuena. Se sintió tonto. Sucio. Expuesto.

—Por eso, cada vez que escucho una cámara o un flash me sobresalto, debería haberme dado cuenta de algo así y no lo hice.

—No. —Eiji lo defiende y claro que lo hace, es cosa de Eijis andar defendiendo Ashs—. No "deberías" haberte dado cuenta de nada, no tendrías por qué haberlo esperado.

—Supongo que tienes razón. —Sus jades se clavan en el techo, espera que si mantiene la nuca contra la almohada las lágrimas no salgan porque de repente, quiere llorar—. Luego la gente compartió mis imágenes y me buscaban como si fuera un producto para comprar, ¿sabes? Si hubieran sido las fotos de una chica te aseguro que hubiera habido un escándalo inmenso pero como soy un chico no se ve como abuso o acoso y me resigné a ser lo que debía ser.

—Aslan, cariño.

—Pero está bien.

—No es cierto. —Eiji se levanta de la cama, no es brusco, solo lo hace para poderlo acunar y verlo a los ojos—. Te afecta, pareces a punto de llorar.

—Si lo sabes no me hagas llorar en ese caso. —Le pide—. En parte por esto me resistía a convertirme en papá, me aterra que mi hijo sienta vergüenza por mí.

—Ash. —Eiji lo abraza—. Él o ella te amará así como yo te amo.

—Pero...

—Lo que te pasó estuvo muy mal, lo que te pasa está mal. —Lo valida—. Estoy cansado de ver cómo luchas solo, no estás solo, me tienes a mí, estoy a tu lado, lo prometo.

—Eiji.

No sabe qué más decir, sin embargo, se aferra con fuerza a la cintura de su amante permitiendo que le trace círculos en la espalda mientras lo consuela con palabras bonitas, no tiene sentido, ha dejado que lo toquen innumerables ocasiones a raíz de esto y siempre le resultó forzado, invasivo y grotesco pero era la solución que había encontrado y punto, si bien, nunca le gustaron las caricias por el sabor a cuajada que le impregnaba la lengua y le revolvía las entrañas, con Eiji es distinto, con Eiji se aprecia tan amado, como si toda su alma poco a poco se estuviera llenando de tibieza y de pronto estuvieran en un campo de diente de león. Este chico es extraordinario. Ash no quiere separarse de él, no ansía más autosabotaje. Basta. Le dolió. Pasó. Le molesta. Y todavía lidia con las secuelas. Eiji le da el peso.

—Gracias por confiar en mí y contármelo.

—Eiji.

—Te amo y te amo más que nunca.

Gracioso ¿no? Eres mucho más inteligente, grande y fuerte que yo, pero siempre sentí que tenía que protegerte.

No es necesario que le diga más.

Se queda entre sus brazos y muere en esa zona segura, abre sus heridas, sangra, duele pero una vez abiertas al menos puede empezar a sanar, es cierto, puede que aún no esté listo para tener un bebé si ni siquiera sabe ser hijo aún y no obstante Eiji lo inspira a anhelar cosas imposibles e incita que se llene de sueños aun siendo una quimera y justo aquí, con el latido de su corazón contra la palma del nipón, Ash desea podérselo arrancar de alguna manera para mostrarle todo lo que hay dentro, todos los gracias mudos, los te amos, los para siempres y los tengo miedo. Y esa es la cosa con Eiji ¿verdad?

Ash solo vuelve a ser un niño estando a su lado.

Por supuesto, separarse de Eiji es una tortura que no quiere enfrentar, así que se mantiene acostado sobre su pecho un poco más, escuchando los latidos de su corazón contra su oído, trazando figurillas al azar encima de su vientre y preguntándose por cómo será el bebé, sabe que fue un cobarde y que su espanto era tan grande que estuvo incluso dispuesto a dejarlo ir, más, se justifica, probablemente acumuló sus problemas igual que una bola de nieve que de repente se hizo avalancha.

—¿En qué piensas? —Eiji le pregunta sin moverse, está respirando con cuidado casi como si temiera destruir su paz, casi como si prefiriera recortar este pedazo de realidad con tal de detenerlo para él.

—En cómo me gustaría que sea. —Ríe enfocando sus jades en el vientre todavía plano de su amado.

—Nunca te escuché queriendo ser un papá. —No es reproche en la voz del nipón, es mera curiosidad porque Eiji se esfuerza en entenderlo y no porque efectivamente lo entienda todo de Ash, más, sabe que sus temores vienen de algún lado—. Pensé que el tema era hasta tabú para ti.

—Tuve una infancia de mierda. —Vaya que está contándole cosas hoy—. Realmente fue una mierda.

—¿Por qué? —La pregunta impresiona habérsele escapado de la mente y la manera en que el pánico envuelve al resto del moreno haciéndolo tartamudear y disculparse compulsivamente es un cable a tierra. Hola. Me traes de vuelta. Acá estoy.

—Desde que recuerdo Griff fue el único que se preocupó por mí, fue papá, mamá y hermano aunque también era un niño, en ese entonces no me daba cuenta de todo lo que hacía pero cuando se metió en la guerra me di cuenta de lo mucho que me protegía, mi papá por otro lado, Jim no se esforzó en siquiera disimular su desagrado, él me decía que era problemático y con los años le creí.

—No eres problemático. —Su primer instinto es validarlo y amarlo y le da gracia que las cosas fluyan con semejante naturalidad, siempre fue obvio ¿eh?

—Soy problemático. —Lo corrige—. Sé que lo soy, está bien.

—Entonces eres mi problemático. —El tiro le sale por la culata, como siempre—. Problemático y del tipo lindo, algo así como un gato porfiado y arisco al que por más que llame viene exclusivamente a recibir amor cuando se le da la gana y ya.

—¿Esa es la percepción que tienes de mí? —Bufa indignado.

—Oye, un gato es mejor que ser un Holden, deberías estar agradecido.

—¡Eiji! —Chilla tironeándolo de la mejilla, ha descubierto que le gusta pellizcarla para luego besarla.

—¿Qué? —Se defiende intentando patearlo—. Es la verdad.

—No lo es.

—Cómo sea. —El tramposo atrapa su cara entre sus cálidas palmas para estamparle un beso, supone que la única manera de callarlo efectivamente es esta—. Nunca te había escuchado hablar de él, me emocioné demasiado, supongo, me gusta saber cosas de ti.

—Jim no es un tema agradable.

—Puedes no contarme.

—Pero anhelo contarte. —Lo frena sabiendo exactamente a dónde va—. Me gusta hablarte de estas cosas. —Eiji rueda los ojos en una falsa señal de fastidio, es una mera fachada para esconder la pena, lo aprecia y le encanta—. Jim odia ser papá y me lo hizo saber cada segundo que compartimos juntos en el bar, no vivía conmigo, me dejó a mi suerte en una cabaña abandonada y no sé, creo que mirarte tan seguro y confiado sobre tener un bebé inevitablemente me llevó a Cape Cod, Jim y esa mujer que me dio a luz para después abandonarme.

—Lo siento. —Se disculpa aunque no le debe nada—. Lo siento por no considerarlo.

—Eiji.

—Si te hace sentir mejor, mis papás tampoco tuvieron la mejor parentalidad. —Eiji ríe, más, no brota chispa de gracia en su risa—. A veces pienso que los roles se invertían ¿sabes? De repente, me sentía como en papá de mi papá, mi mamá y mi hermana e incluso mi abuela aunque ella intentó tenderme una mano con los quehaceres, pero estaba viejita y no podía mucho.

Eiji ríe con tristeza y sus ojos cafés se miran vacíos, impenetrables, es una expresión que Aslan nunca ha visto ni quiere volver a ver.

—A veces creo que por eso les dio tanto miedo que pudiera tener un bebé, porque si yo elegía tener mi propio hijo ¿qué pasaría con todos ellos? Que propusieran la cirugía me hizo sentir tan acorralado y al final, me hizo darme cuenta de que nada de mi vida me hacía...feliz, era vivir para otras personas.

—Cariño. —Es turno de Aslan de consolarlo, acunarlo y es lindo, no necesariamente saberse arreglar pero no tener que lidiar con esa incertidumbre en soledad, es lindo estar perdidos juntos.

—Sé que la decisión de venir a América y estar tan decidido a quedar preñado y a experimentar sexo porque pensaba que era amor fue drástica, pero no me quedaba nada y me dio miedo, no quería...no quería quedarme así para siempre, era un estado insoportable, me cuesta explicarlo.

—Tener al bebé fue una decisión que tomaste para ti y por ti. —Concluye—. Por eso tampoco querías que el papá se hiciera cargo.

—Exacto. —Admite colorado—. Necesitaba hacer algo por mí, admito que no fue prudente, pero no me podía levantar e hice lo único que se me ocurrió para levantarme.

—Mi Eiji. —Ash acuna sus mejillas entre sus palmas—. Mi terco, valiente e imprudente Eiji.

—Sí. —Ríe avergonzado—. Ese soy yo, hola.

—La futura madre de mis hijos.

—¿Tienes que decirlo así? —Se hace el ofendido.

—Sí. —Ash lo besa en la nariz—. Tengo que decirlo así para molestarte, onii-chan.

—Bastardo.

—¡Ah! ¡Lengua sucia!

—¿Quieres ver que tan sucia está? Aslan entorna los ojos en blanco—. Porque podría mostrártelo.

—Voy a matar a Shorter por enseñarte a decir esa clase de cosas. —Grita—. Pero primero la probaré.

Y lo besa.

Mierda, besar a Eiji es lo único cierto en este mundo, es real, es genuino, es palpable, el pensamiento impresiona ser correspondido por la manera en que su pareja se inclina aún más, no es demandante, tampoco es violento, no quiere tomar nada de él, al contrario, parece dispuesto a dárselo todo y ahí está la diferencia con todo lo demás pero como los labios del nipón son lo único digno de su atención se queda ahí, absorto en su toque suave que al mismo tiempo, quema, bebiendo la calidez y dejando que lo haga pedazos. Es un beso devastador. Honesto. Primerizo.

Un lince y un conejo.

Una rosa y un girasol.

Un diente de león.

Ash y Eiji.

Por supuesto ir con los chicos se vuelve incluso una molestia, asume que está en la fase de "luna de miel" (en palabras de Max) y que tarde o temprano esta ansiedad de estar juntos pasará, más, ahora no es el caso y el mero pensamiento de dejarlo...no es que sea dependiente, puede vivir sin Eiji dado que lo ha hecho hasta ahora. Pero Dino. Arthur. Las fotografías. Sí. Está ansioso.

—No te preocupes. —Sing le guiñe el ojo con complicidad—. Yo me haré cargo y no dejaré que nada malo le pase.

—¿Acaso no tienes cosas que hacer? —La voz de Yut-Lung se encuentra cargada de saña.

—Tal vez. —Tararea—. Pero ver a Eiji saltar es más entretenido.

Y se va.

—¿Seguro tienes bien cuidado a Okumura? —Aunque Yut-Lung no pertenece de manera oficial a las pandillas debe admitir que desde que Shorter lo incluyó la organización mejoró por su razonamiento tan calculador—. Arthur está usando de pretexto la riña que tuvieron en el bar para darnos caza, no le des más razones para atacarnos.

—Esa fue una exageración. —Ash se defiende adentrándose a sus terrenos, ha logrado recuperar su dominio a raíz de su título, por supuesto, el escándalo de las fotografías afectó su reputación, por lo que se vio en necesidad de enfrentar a puño limpio a quien lo desafiara, poco a poco ve los frutos a excepción de Arthur, claro—. Ambos estábamos borrachos y él incluso estaba drogado.

—Exageración o no. —Shorter los abraza a ambos por los hombros—. Tiene un punto, sabías que te estabas metiendo en su terreno ¿verdad?

—Sí. —Suspira—. Debí explicarle más a Eiji.

—No dejes que te afecte ahora. —Yut-Lung endurece su mirada—. Si caes, caemos todos y no es de mi importancia francamente, pero... —Sus ojos se suavizan al vislumbrar a Shorter—. Pero te mataré si le pasa algo.

—Lo sé.

Trata de mantener la mente enfocada para la reunión, se está tomando en serio el título de líder no solo porque Alex se lo volvió a confiar y los chicos estén expectantes a su protección, sino que siente esa confianza salvaje regresar a sí mismo, así que llega y dispara como si fuera una escopeta, primero ordena que vigilen los alrededores, no permitirá que lo vuelvan a pillar desprevenido, arman un plan de contingencia y aguante hasta que convenzan a otras pandillas de aliarse, la idea es acabar con la escoria que gobierna Arthur hasta disolverla y no se trata de terreno, ellos trabajan con mierdas que son peligrosas. Todo lo que tenga que ver con Dino es malo, dice una voz en su cabeza.

—Ash. —Su presentimiento no falla una vez que la hiena va directamente con las presas, no lo toma por sorpresa verlo acá, de hecho, lo esperaba, ja, ni siquiera vino desarmado o en solitario, cobarde.

—Arthur. —Intenta mantener la mente calma e impasible, no permitirá que lo vuelva a sacar de sus cabales, menos con la mirada de Yut-Lung asesinándolo—. ¿Qué diablos quieres? Sabes que no eres bienvenido en nuestro territorio.

Tch. —Esboza una sonrisa sañosa mientras desliza sus manos dentro de sus bolsillos, Ash se coloca de inmediato en hiperalerta, no le extrañaría que sacara una navaja e intentara matarlo—. No tienes derecho a decirme algo así luego de atacarme en mi propio hogar.

—Sigues con eso. —Ríe—. ¿Solo viniste acá a quejarte?

—Deberías tener cuidado de con quién estás tratando. —Arthur se para enfrente, quiere intimidarlo y lo deja más que claro al acorralarlo en un mugriento callejón sin salida, están lejos del barrio de la universidad y por ende, Eiji está a salvo, Sing lo cuida, se recuerda a sí mismo.

—Oh. —Ash le hace frente, no tiene nada que perder—. Sé perfectamente con quien me meto, debe darte vergüenza mostrar tu cara luego de aliarte con una basura como Dino.

—¿Qué puedo decirte? Paga bien.

—¿Y te haces llamar hombre?

—Aunque claro... —Arthur sonríe—. Sus gustos han cambiado desde que te ausentaste.

—Ash. —Shorter intenta advertirle de lejos, más, los hombres de Arthur lo acallan, es personal entre ellos, el problema es que muchas personas quedan atrapadas—. Quiere joderte.

—Lo sé.

—Sí, su gusto ha cambiado. —Sin embargo, Arthur los ignora—. Ahora le gustan más...exóticos, pero debes saberlo si tienes para ti mismo a un japonés ¿no?

—Cállate.

—Me pregunto qué pasaría si el bebé no fuera tuyo además. —Cálmate, cálmate, cálmate y no dejes que se meta en tu cabeza—. Todavía tiene chance de ser mío ¿no? El chico ni siquiera tiene cuidado.

—Arthur.

—¿Quién sabe? —Se encoge de hombros—. Podría pasarle en un descuido, luego de una práctica o en el camarín, en una cita a la oficina, no puedes estar siempre encima.

—Ash. —Shorter vuelve a advertirle—. Te está provocando, no le des lo que quiere, Eiji está a salvo.

—Eiji. —Arthur verbaliza su debilidad—. ¿Estás seguro de eso? —Esboza una sonrisa lentamente, se le ponen los pelos de punta—. ¿O quieres que te mande una fotografía para comprobarlo?

Clic. Clic. Clic.

—¡Bastardo! —Ash envuelve el cuello de la camisa de Arthur para estamparlo contra la pared y tiene los puños tan apretados en su agarre que hasta se le blanquean los nudillos—. Le tocas un solo pelo y te juro que...

—¿Qué harás? —Se burla enfrente de todos—. No pudiste hacer nada la primera vez como líder, no podrás hacer nada ahora, no has cambiado, Ash. —El nombrado toma los bordes de la camiseta con tanta fuerza que siente a la tela tensarse debajo de sus uñas—. No puedes proteger a quienes amas.

—Cierra la boca.

—Ni siquiera te puedes proteger a ti mismo.

—¡Qué te calles! —De repente, su puño duele, le ha dado un golpe en la quijada a Arthur, muy tarde se da cuenta de que ha caído en su juego al verlo sonreír por debajo de la sangre.

—Me volviste a agredir. —Y ha traído testigos—. Tengo derecho a desafiarte a un combate para ver quién se queda con el dominio de ambas pandillas.

—¿Crees que apostaré a mis chicos por un capricho?

—Creo. —Arthur se levanta y escupe la sangre—. Creo que no tienes más opción, si te niegas rompes el código y se vuelven blanco de casería, pero como soy tan maravilloso les daré tiempo para discutir qué van a hacer en grupo. —El bastardo le da una sonrisa sañosa—. Nos veremos pronto, Ash.

—Tú...

—Saluda al samurai boy de mi parte.

Ash tiene un terrible presentimiento acerca de esto.

¿Lo terrible de sus presentimientos? Nunca falla.

¿Se viene todo el arco de las pandillas y los problemas familiares? Hell yeah, pero al menos son pareja estos dos, es una preocupación menos. Mil gracias por el cariño.

Nos vemos mañanita~

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