Revolviendo problemas
Momentos antes de que iniciada el desmadre
Taiyo había salido de la academia donde iba solo ya que esta vez hana tenía un asunto con su familia al igual que hikari, donde este llegó a su casa sabiendo lo que tenía que hacer, el suceso con los serpianos y la Turbo Abuela era crucial, pero debía de ver cómo integrarse sin que nada cambiará el rumbo de la historia, ya que de esa manera momo logra despertar su poderes.
Taiyo:( Ir con Ken no es la mejor idea ya que si voy y intervengo puede que Ken no obtenga su poderes)
Por lo que su única alternativa era vigilar a Momo que básicamente era ir al hospital abandonado, pero para que su plan funcione debía usar un alien que pudiera atacar y defenderse, sabiendo que alien utilizar.
El había llegado al hospital abandonado donde miró como momo entraba donde supo que era el momento de actuar, activado el Omnitrix movió la pantalla táctil mostrando la silueta de los alienígenas enfocándose en uno.
Taiyo: Aquí vamos- menciono empezando la secuencia de transformación en.......- FRIO!!!
Con eso se volvió invisible para que no lo detectada y lo que pasó pues.........
[Mostrando de manera super rápida el sucesor del cap anterior]
Actualmente
Ken abrió lentamente los ojos, sintiendo la suave caricia del pasto bajo su cuerpo. El aroma fresco de la naturaleza lo rodeaba, pero algo seguía pareciendo fuera de lugar. Giró la cabeza y notó a Momo junto a él, también despertándose.
Ken: Qué sueño tan extraño —murmuró frotándose los ojos—. Soñé que era poseído por un fantasma y que me enfrentaba a unos alienígenas ademas que uno de mis amigos se había convertido en un alien...
Momo, todavía aturdida, giró hacia él con una expresión de incredulidad.
Momo: ¿Y yo soñé que era capturada por unos alien y liberando un poder extraño además de que tu nombre era Ken Takakura? —respondió, mientras intentaba procesar lo que acababa de decir.
Ambos se sentaron lentamente, mirando a su alrededor. Notaron que ahora estaban vestidos nuevamente, sus ropas intactas como si nada hubiera pasado.
Momo: ¿Crees que todo fue un sueño? —preguntó dudosa.
Ken estaba a punto de asentir, pero una voz interrumpió sus pensamientos.
??: No, de hecho, todo fue muy real.
Ambos giraron rápidamente hacia donde provenía la voz y vieron a Taiyo, sentado tranquilamente sobre una roca cercana, con la mirada perdida en el cielo.
Taiyo: ¿Durmieron bien? —preguntó con una leve sonrisa, mientras sus ojos brillaban con algo que ambos no lograban descifrar.
Ken: ¡Espera, Taiyo! —exclamó poniéndose de pie de un salto—. ¿Acaso tú eres un alien?
Momo también se levantó rápidamente, con una expresión entre sorpresa y sospecha.
Taiyo se rascó la cabeza, como si estuviera buscando la forma correcta de explicarse.
Taiyo: Bueno... siendo sincero, es algo complicado de explicar —respondió finalmente, encogiéndose de hombros.
Ken/Momo: ¡¿Complicado?! —repitieron ambos al unísono, claramente frustrados.
Taiyo los miró con una mezcla de paciencia y resignación, antes de levantarse lentamente.
Taiyo: Miren, hay muchas cosas que no entenderían ahora mismo, pero les puedo asegurar algo: no soy su enemigo.
Momo frunció el ceño.
Momo: Eso no responde nada. ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué había aliens y fantasmas? ¿Y qué tiene que ver contigo?
Taiyo suspiró profundamente, guardando silencio por un momento mientras su mirada volvía a perderse en el cielo.
Taiyo: A veces, las respuestas no son tan importantes como las preguntas que nos hacemos —dijo con un tono filosófico, antes de sonreír ligeramente.
Taiyo cruzó los brazos y los miró con una leve sonrisa mientras ambos chicos lo observaban con incredulidad.
Taiyo: Bueno, de manera resumida, Ken, ahora estás bajo una maldición —dijo tranquilamente, como si no fuera algo de gravedad—. Y tú, Momo, parece ser que has desbloqueado los poderes de un exorcista... o, como algunos los llaman, poderes psíquicos.
Las palabras cayeron como un rayo sobre ambos.
Ken/Momo: ¡¿Qué?! —exclamaron al unísono, mientras abrían los ojos como platos.
Ken recordó, de repente, el momento en que la Turbo Abuela había intentado poseer su cuerpo, sintiendo el frío espectral recorrer su ser.
Ken: Esa vieja... —murmuró mientras apretaba los puños, su rostro se tensó al rememorar la experiencia—. ¿Entonces no fue un sueño?
Momo, por su parte, sintió una punzada en la cabeza mientras revivía el momento en que despertó sus poderes, la energía fluyendo como una explosión desde su interior.
Momo: ¿Poderes psíquicos? —repitió en voz baja, con la misma mezcla de asombro y temor—. ¿Cómo es posible?
Taiyo asintió con calma.
Taiyo: La única forma de liberarte de la maldición, Ken, es derrotar a esa vieja bruja —continuó, señalándolos a ambos—. Ella no es un simple fantasma. Es un espíritu vengativo de alto nivel que se alimenta de maldiciones. No será fácil.
Ken apretó los dientes, su mente procesando la gravedad de la situación.
Ken: Entonces, ¿tengo que enfrentarla de nuevo? —preguntó, intentando ocultar el temblor en su voz.
Taiyo: Exactamente —respondió con un tono serio—. Pero no te preocupes, no estarás solo. Ahora que Momo ha despertado sus habilidades, tienes un poderoso aliado a tu lado.
Momo lo miró con incredulidad.
Momo: ¿Yo? ¡Pero ni siquiera sé cómo funcionan esos poderes! Apenas entendí lo que pasó.
Taiyo sonrió.
Taiyo: Eso es parte del proceso. Lo importante es que ya diste el primer paso. Ambos lo han hecho. —Luego extendió los brazos, como si estuviera dándoles la bienvenida a algo más grande—. Así que, chicos, les doy la bienvenida al mundo paranormal... y fuera de este espacio.
El aire parecía volverse más denso mientras las palabras de Taiyo resonaban en sus cabezas.
Ken tragó saliva.
Ken: ¿Y qué se supone que significa eso exactamente?
Taiyo se giró hacia ellos, su expresión relajada pero con un destello de seriedad en sus ojos.
Taiyo: Significa que a partir de ahora, nada será normal en sus vidas. Prepárense, porque el mundo que conocían está a punto de expandirse mucho más allá de lo que imaginaban.
Momo y Ken se miraron, compartiendo una mezcla de miedo y determinación. Ambos sabían que no había vuelta atrás.
Momo abrió los ojos de golpe, todavía sintiendo el peso de lo que acababa de escuchar, y rápidamente apuntó con el dedo a Taiyo, quien se encontraba tranquilo mirando el cielo.
Momo: Espera un momento ¡¿Cómo diablos sabes todo esto de los aliens y fantasmas?! —exclamó, su voz llena de incredulidad.
Taiyo giró la cabeza lentamente hacia ella, manteniendo la calma.
Taiyo: Bueno, para ser sincero... —empezó, alzando una ceja con aire misterioso—. Es gracias a esto que ahora sé que los fantasmas y los aliens existen.
Señaló el extraño dispositivo que llevaba en la muñeca, un reloj de diseño único con un contorno verde brillante.
Ken: ¿Eso? —preguntó inclinándose hacia adelante para observarlo con más detalle—. ¿Qué tiene que ver ese reloj con todo esto?
Taiyo sonrió, levantando la mano para mostrar mejor el artefacto.
Taiyo: Es el Omnitrix. Este pequeño aparato no solo confirma la existencia de extraterrestres, sino que me permite convertirme en algunos de ellos. —Su tono era despreocupado, pero sus palabras impactaron como un trueno.
Ken/Momo: ¡¿Qué?! —gritaron al unísono retrocediendo unos pasos.
Taiyo: Sí, así es. — giró el dispositivo con tranquilidad, como si estuviera mostrando algo tan simple como un reloj normal—. Gracias al Omnitrix, he tenido más de una aventura. He visto la vida que ni siquiera podrían imaginar y enfrentado amenazas que harían que la Turbo Abuela pareciera un simple espíritu bromista.
Momo frunció el ceño, señalando nuevamente el Omnitrix.
Momo: ¿Y cómo terminaste con algo así? ¿Qué es exactamente?
Taiyo cruzó los brazos y se encogió de hombros, no podría revela que el era in reecarnado que básicamente el reloj apareciera de su casa como si nada.
Taiyo: El Omnitrix es una tecnología alienígena creada por una especie llamada los Galvan. Básicamente, contiene el ADN de diferentes razas alienígenas, lo que me permite transformarme en cualquiera de ellas. Es una herramienta diseñada originalmente para la comprensión y la paz entre especies, aunque, claro, también tiene su lado peligroso si cae en las manos equivocadas.
Ken lo miró con incredulidad, frotándose las sienes como si intentara procesar todo.
Ken: Entonces, ¿me estás diciendo que no solo sabes sobre aliens y fantasmas, sino que también puedes convertirte en uno?
Taiyo: Exactamente
Momo chasqueó la lengua, cruzando los brazos con frustración.
Momo: Esto es demasiado. Primero descubro que tengo poderes psíquicos, luego que chico misterioso está maldito, y ahora resulta que tú eres una especie de embajador alienígena con un reloj mágico.
Taiyo soltó una carcajada.
Taiyo: Bueno, cuando lo dices así, suena incluso más increíble de lo que es.
Ken, aún impactado, miró fijamente el Omnitrix.
Ken: Pero... ¿cómo es que ese reloj está relacionado con lo que pasó con nosotros?
Taiyo se quedó pensativo por un momento, mirando el Omnitrix en su muñeca.
Taiyo: Bueno hacer algún tiempo o mejor dicho 3 años conocí a unas de mi mejores amigas llamada yuki ella creía en lo paranormal, por lo cual una vez fuimos a un lugar donde se rumoreaba que estaba Yuki-Onna una yokai de hielo.
Ambos estaba escuchando la historia de taiyo donde a mencionar que quería verificar la existencia de un yokai fueron en la noche.
Taiyo: Sí logramos verificar su existencia aunque a inicio no fue de una manera pacifica, pero a final yuki por fin se hizo su amiga aunque claro casi es asesinada.
Ken: que paso?- menciono ajustándose la gafa, igual que momo que escuchaba a detalle.
Taiyo: Fue un yokai de fuego que para ser sincero no me acuerdo del nombre- menciono comicamente- Pero volviendo me enfrentaba a él mientras que Yuki-Onna usar su última voluntad para darle su vida a yuki y con eso ella obtuvo los poderes de yuki onna.
Cuando escuchando eso Momo abrió su ojos.
Momo: Espera espera espera, me está diciendo que una yokai de dio su poderes a una humana
Taiyo: Es el mismo caso que Ken aunque siendo sincero su caso es más diferente, una cosa fue yuki onna de dio su esencia o vitalidad al alma de yuki mientras tu con la vieja Turbo te poseyó puedes usarlo y cuando momo este cerca e impida que ella tome tu cuerpo.
Ambos no supieron que decir aparece taiyo había tenido las experiencia que ellos siendo ciego de ver que existía más allá de lo normal.
Taiyo: Pero en fin mi historia finalizar cuando yuki creo un proyecto que incluso a mi me intereso.
Ken: Y se puede saber qué era?- pregunto cosa que taiyo sonrió.
Taiyo: Detectives Yokai.
Momo: Detectives yokai?, no había un nombre más original.
Taiyo: JAJA que graciosa, pero en fin con eso la aventura iniciaba- viendo a momo- Además de que en una de esa aventura conocí a tu abuela.
Menciono recordado aquella vez que se conociendo aún lo traumaba es primera vez, mientras Momo abría su ojos a escuchar esto.
Momo: Qué la conociste!!- exclamó hay algo que ese no haga bien.
Taiyo: Sí aunque eso ya tiene- menciono tranquilo para ver su cel- Bueno debemos ir a tu casa.
Momo: Oye por que tendremos que ir a la mía- dijo molesta, pero como estaba la situación creo que era lo más evidente.
Taiyo: Créeme ahora mismo, esta reteniendo que ella salga sin darte cuenta, Por lo cual si el se aleja de ti o te distraer la Turbo Abuela aprovechada eso momento para intentar poseer el cuerpo.
Ken: Eso significa que debo está cerca de momo para que no me posean.
Taiyo: En término sencillo si, y para que te liberes de la maldición tendrás que derrotar a la vieja, en términos humanos sería incapaz de hacerlo- menciono con una en el mentón.
Ken bajó la cabeza, evitando mirar directamente a Momo mientras hablaba, su voz cargada de arrepentimiento.
Ken: Oye, Momo... lo siento. Ya no voy a molestarte más, en serio. Todo esto de la maldición y los fantasmas... —Se detuvo, apretando los puños—. Buscaré la forma de derrotar a esa vieja bruja por mi cuenta. Es mi problema, no el tuyo.
Momo permaneció en silencio, mirándolo fijamente. Por mucho que intentara ignorarlo, no podía evitar sentirse culpable. Recordaba claramente cómo había sido secuestrada y cómo Ken terminó involucrado en toda esta locura por intentar ayudarla, aunque no lo admitiera directamente.
Ken dio un paso atrás, preparándose para alejarse, pero Momo lo detuvo.
Momo: Espera.
Ken levantó la mirada, sorprendido por el tono firme de Momo.
Ken: ¿Qué pasa? —preguntó, algo desconcertado.
Ella respiró hondo, tratando de ordenar sus pensamientos antes de responder.
Momo: Esto no es solo tu problema, ¿vale? —dijo, cruzando los brazos—. Si estoy aquí ahora, con estos poderes y todo este lío, es porque tú te metiste en problemas tratando de salvarme. Si alguien tiene la culpa de que estés maldito, soy yo.
Ken abrió los ojos con sorpresa, sacudiendo la cabeza.
Ken: ¡Eso no es verdad! Tú no tienes la culpa de nada, Momo. Fue mi decisión meterme en esto.
Momo lo interrumpió, dando un paso al frente.
Momo: Y fue mi decisión no quedarme de brazos cruzados ahora. No voy a dejar que lo hagas solo. Si esa bruja debe ser derrotada, estoy dentro.
Ken parpadeó, visiblemente confundido por su determinación.
Ken: Pero... ¿por qué? —preguntó.
Momo suspiró, desviando la mirada por un momento antes de volver a enfrentarlo.
Momo: Tal vez porque ahora entiendo lo que se siente estar atrapado en algo que no puedes controlar. —Flexionó los dedos, recordando la sensación de despertar sus poderes psíquicos—. O tal vez porque... ya es hora de devolver el favor.
Taiyo, que había estado observando la interacción con una ligera sonrisa, decidió intervenir.
Taiyo: Parece que tienen algo en común después de todo —dijo, rompiendo la tensión.
Momo y Ken se volvieron hacia él al mismo tiempo.
Momo/Ken: ¿Qué quieres decir con eso? —preguntaron al unísono.
Taiyo se encogió de hombros.
Taiyo: Ambos tienen espíritu de lucha. Y déjenme decirles algo: la Turbo Abuela no sabe lo que se le viene encima.
Ken y Momo intercambiaron una mirada, compartiendo una determinación silenciosa. Había mucho que no entendían todavía, pero una cosa era segura: enfrentarían a la Turbo Abuela juntos.
En el camino hacia la casa de Momo, Taiyo iba liderando el grupo con una calma que contrastaba totalmente con la tensión de Ken y el evidente mal humor de Momo.
Taiyo: Como sea, tenemos que ir a la casa de Momo y ver si su abuela sabe más de esto —mencionó Taiyo con tranquilidad.
Ken, que iba ajustándose los lentes, alzó una ceja.
Ken: Espera, ¿no dijiste que estabas familiarizado con el mundo de los fantasmas? —preguntó, notando una incongruencia.
Taiyo soltó una ligera risa mientras seguía caminando.
Taiyo: Todo tiene un límite, Ken Takakura.
La respuesta fue como un rayo para Momo, quien se detuvo en seco. Su rostro pasó de confusión a absoluto asombro mientras giraba lentamente hacia Taiyo.
Momo: ¿Cómo fue que lo llamaste? —preguntó, temblando, como si hubiera escuchado mal.
Taiyo se detuvo y giró con una expresión que delataba su diversión interna.
Taiyo: Pues se llama Ken Takakura, ¿no?
Momo abrió los ojos como platos. Su indignación explotó como un volcán.
Momo: ¡ME NIEGO! ¡NO ESTOY DE ACUERDO CONTIGO! —gritó, señalando a Taiyo como si acabara de cometer el peor de los crímenes.
Ken ajustó sus lentes con tranquilidad mientras respondía, completamente ajeno al drama.
Ken: No entiendo por qué no. Estés o no de acuerdo, mi nombre es Ken Takakura.
La gota que colmó el vaso para Momo fue la serenidad de Ken. Sin pensarlo dos veces, se dejó caer al suelo como una niña pequeña haciendo un berrinche.
Momo: ¡Ya cállate! ¡No quiero escucharte! —gritó, tapándose los oídos y cerrando los ojos con fuerza.
El caos que siguió fue inmediato. Con Momo distraída en su berrinche, dejó de controlar la energía psíquica que había estado reprimiendo la maldición en Ken. Este empezó a sentir un escalofrío recorrer su cuerpo, seguido de una transformación que no podía detener.
Ken: ¡Ay, no! ¡La maldición! —exclamó mientras su voz comenzaba a mezclarse con la áspera y aguda de la Turbo Abuela. Su cuerpo empezó a cambiar, sus manos arrugándose y sus uñas alargándose.
Ken se giró rápidamente hacia Momo, que seguía en el suelo.
Ken: ¡Ayase, mira! ¡Ayúdame! ¡Usa tu poder conmigo! —rogó, su rostro ya parcialmente transformado, con mechones de cabello gris que caían de su cabeza.
Momo abrió un ojo y vio a Ken en plena transformación. El susto la hizo levantarse de golpe, tambaleándose hacia atrás.
Momo: ¡¿Qué demonios está pasando?! —gritó, completamente horrorizada.
Taiyo, mientras tanto, observaba la escena con los brazos cruzados y una expresión de paciencia infinita.
Taiyo: Ayase, si no haces algo pronto, Ken se convertirá en la Turbo Abuela completa, y no creo que quieras lidiar con eso ahora mismo —dijo con un tono casi burlón.
Momo respiró hondo, tratando de calmarse. Extendió sus manos, concentrándose en la energía que sentía fluir dentro de ella.
Momo: ¡Está bien, está bien! ¡Pero deja de gritar! —dijo, haciendo un esfuerzo consciente para usar su poder.
Concentrándose, Momo envió una onda de energía psíquica hacia Ken, quien cayó de rodillas mientras la transformación se detenía poco a poco. La voz de la Turbo Abuela se apagó, y finalmente, Ken volvió a ser él mismo, jadeando y tirado en el suelo.
Momo: Eso... fue horrible... —murmuró, acomodándose los lentes mientras intentaba recuperar la compostura.
Momo, todavía algo temblorosa, miró a Taiyo con una mezcla de enojo y desconcierto.
Momo: Esto es tu culpa por llamarlo así —acusó, apuntándolo con un dedo.
Taiyo simplemente levantó las manos en señal de inocencia.
Taiyo: ¿Yo qué? Es su nombre. Además, funcionó, ¿no? Ahora sabes que puedes controlar tus poderes.
Momo suspiró, agotada, mientras Ken se ponía de pie, aún sacudiéndose.
Ken: Sea como sea, esto es un desastre —murmuró, ajustándose los lentes—. Pero gracias, Ayase.
Momo no respondió de inmediato, pero luego asintió con la cabeza.
Momo: De nada...... Okarun —dijo, con una ligera sonrisa burlona
Taiyo soltó una carcajada, mientras los tres retomaban su camino hacia la casa de la abuela de Momo, ya más conscientes de que estaban metidos hasta el cuello en un mundo que no comprendían del todo.
Ken se detuvo un momento, mirando a Momo con confusión.
Ken: ¿Okarun? —preguntó, arqueando una ceja.
Momo: Sí, te gustan los misterios, ¿no? Entonces te llamaré Okarun —respondió ella con una sonrisa traviesa, pero luego su expresión se tornó más seria—. Además, si usas tu nombre, te mataré.
Ken abrió la boca para protestar, pero la sonrisa siniestra de Momo lo detuvo en seco.
Ken: Pero mi nombre real es... —comenzó, solo para callarse al notar la amenaza en sus ojos. Finalmente, suspiró, derrotado—. Okey, supongo que no tengo de otra.
Momo soltó una carcajada, claramente satisfecha.
Momo: ¡Ya veo que te gustó el nombre Okarun! —se burló, poniendo las manos en la cintura.
Ken: ¿Qué? ¡Lo hice porque no tengo de otra! —se quejó Ken, girándose rápidamente para ocultar el leve sonrojo en su rostro.
Momo no perdió la oportunidad de seguir molestándolo.
Momo: ¡Vamos! ¡Déjame ver tu cara! —rió, intentando rodearlo para verlo de frente.
Ken: Ya basta, Ayase. No perdamos más tiempo —murmuró tratando de cambiar el tema mientras continuaban caminando.
En ese momento, Taiyo, que había estado silencioso durante la discusión, se detuvo y tocó la pantalla táctil del Omnitrix en su muñeca.
Taiyo: Bueno el tiene razon, no perdamos más el tiempo —mencionó tranquilamente mientras buscaba algo en el dispositivo. Ken y Momo se detuvieron, confundidos, observando cómo Taiyo parecía concentrado en el reloj.
Momo: ¿Qué estás haciendo? —preguntó cruzándose de brazos.
Taiyo: Aquí vamos —dijo ignorando la pregunta mientras seleccionaba una silueta en la pantalla.
Ken y Momo se quedaron boquiabiertos cuando, de repente, el Omnitrix emitió un destello verde brillante. En un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo de Taiyo comenzó a cambiar, alargando sus extremidades, y cubriéndose de un exoesqueleto azul y negro. Ante sus ojos, Taiyo se había transformado en XLR8, un alienígena con forma de velociraptor biomecánico.
Momo: ¡Pero qué demonios! —exclamó retrocediendo un paso, claramente desconcertada.
Ken, por otro lado, tenía los ojos brillando de emoción.
Ken: ¡Esto es increíble! ¡Un alienígena de verdad! —exclamó, dando un paso adelante para observar más de cerca.
Taiyo, ahora XLR8, flexionó sus garras delanteras y dio una vuelta rápida alrededor de ellos a una velocidad cegadora, deteniéndose frente a Momo con una postura relajada.
XLR8: ¿Impresionados? —preguntó con una voz ligeramente más grave debido a la transformación.
Momo seguía en shock, tratando de procesar lo que acababa de presenciar.
Momo: ¿Cómo... cómo demonios hiciste eso? —preguntó, señalándolo con el dedo tembloroso.
Ken, por su parte, ya estaba lanzando preguntas sin parar.
Ken: ¡¿Qué otras formas puedes tomar?! ¡¿Puedes volar?! ¡¿Hay algún alien que pueda disparar rayos?! —preguntó, casi saltando de la emoción.
Taiyo suspiró, claramente acostumbrado a ese tipo de reacciones.
Taiyo: Esto es solo una de muchas formas. Se llama XLR8. Es rápido, ágil, y perfecto para llegar a lugares en un abrir y cerrar de ojos. Pero tranquilos, les explicaré todo esto después. Ahora, vámonos. —Antes de que pudieran responder, Taiyo los levantó a ambos y los cargó con facilidad en su espalda.
Momo: ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! —protestó Momo, agitando los brazos mientras intentaba liberarse.
XLR8: Relájate, Ayase. Será más rápido así —dijo antes de acelerar, dejando solo un rastro azul brillante mientras corrían hacia la casa de la abuela de Momo.
Ken gritaba de emoción mientras el viento azotaba su rostro, pero Momo no podía decidir si estaba más impresionada o aterrorizada por lo que acababa de presenciar. Una cosa era segura: su vida se había vuelto mucho más complicada.
Continuará.......
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