Problemas de hermanas
Bajo el pequeño techo de la estación de autobuses, Taiyo y Elyra se protegían de la lluvia que seguía cayendo con intensidad. El sonido del agua golpeando el suelo y el ocasional rugido de los truenos llenaban el ambiente mientras ambos esperaban, cada uno perdido momentáneamente en sus pensamientos.
Taiyo: Han pasado cuatro años desde la última vez que te vi- rompió el silencio, mirando a Elyra con una mezcla de curiosidad y nostalgia- Honestamente, no pensé que te volvería a encontrar.
Elyra: Cuatro años para ti le devolvió una sonrisa cálida, pero con un toque de misterio- Taiyo. Para mí... ha sido un poco más complicado. —Se giró hacia la lluvia, como si sus recuerdos estuvieran reflejados en las gotas que caían—. He tenido ciertas aventuras por el espacio. Lugares increíbles, criaturas impresionantes, pero también peligros que pondrían los pelos de punta a cualquiera.
Taiyo: ¿Peligros?- arqueó una ceja, intrigado- No parece que te hayan detenido.
Elyra rió suavemente, cruzando los brazos.
Elyra: Por supuesto que no. Ser una anodita tiene sus ventajas. Pero incluso con mi energía y habilidades, siempre hay algo que te desafía. —Volvió su mirada hacia él, sus ojos brillando como si contaran una historia no dicha—. Sin embargo, por más lejos que viajara, por más cosas que viera, no podía dejar de pensar en este pequeño planeta... y en ti.
Taiyo sintió un leve calor en su rostro al escuchar esas palabras. Trató de disimular su sorpresa mirando hacia otro lado.
Taiyo: ¿En mí? Vamos, seguro que el universo tiene cosas mucho más interesantes.
Elyra lo observó fijamente, con una expresión que mezclaba seriedad y diversión.
Elyra: Tal vez. Pero tú me salvaste, Taiyo. No solo físicamente, sino también de perderme a mí misma. Cuando me ayudaste, cuando confiaste en mí... me diste algo que muchos no han logrado: un propósito.
Taiyo no supo qué decir. Había vivido aquel encuentro como una aventura pasajera, pero para Elyra, parecía haber significado mucho más.
El sonido de un autobús acercándose interrumpió el momento. Elyra miró de reojo, como si evaluara si tomarlo o no.
Elyra: ¿Y tú, Taiyo? —preguntó de repente, volviendo a centrar su atención en él—. ¿Qué has hecho en estos cuatro años?
A escuchar esa pregunta en eso taiyo se quedo callado, luego de que se despidiera de elyra en esa ocasión, pues............
Varias imágenes de venía a la mente todo lo que pasó en eso cuarto años desde que ella se había ido al espacio.
Taiyo: Solo te diré, que fue algo interesante.
Elyra levantó una ceja pero si taiyo mencionaba eso era por que realmente pasó por varias cosa.
El autobús se detuvo frente a ellos, sus puertas abriéndose con un leve chirrido. Elyra miró a Taiyo, su sonrisa ahora más tranquila.
Elyra: Creo que mi parada aún está lejos. ¿Te importa si te acompaño un poco más?
Taiyo la miró, sin poder evitar sonreír.
Taiyo: No me importa en absoluto.
Juntos subieron al autobús, sin saber que este encuentro marcaría el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas, uno que los llevaría a enfrentar desafíos más grandes que cualquiera que hubieran imaginado.
El autobús se sacudió levemente mientras avanzaba por las calles mojadas, y Elyra, sentada junto a Taiyo, lo observó con una mezcla de nostalgia y curiosidad. Después de un momento de silencio, ella rompió la calma.
Elyra: ¿Te acuerdas de cómo nos conocimos?
Taiyo sonrió levemente, mirando hacia la ventana empañada.
Taiyo: ¿Cómo olvidarlo? —dijo con una risa ligera—. Fue algo… poco común, por decirlo de alguna manera.
Elyra arqueó una ceja, divertida.
Elyra: ¿Poco común? ¿Así describes a una anodita cayendo desde una cápsula espacial y a un chico normal con un reloj capaz de convertido en seres de espacio enfrentándose a un ser como Vitanexus?
Taiyo giró la cabeza hacia ella, mostrando una sonrisa más amplia.
Taiyo: Vale, tienes razón. Fue increíblemente caótico. Pero, en mi defensa, en ese momento todo me parecía surrealista. Nunca pensé que terminaría enfrentándome a algo así… o que conocería a alguien como tú.
Elyra cruzó los brazos, fingiendo estar ofendida.
Elyra: ¿Alguien como yo? ¿Qué significa eso?
Taiyo soltó una carcajada antes de alcanzar su mochila.
Taiyo: Bueno, para ser justa, eras alguien especial desde el principio. —Metió la mano en su mochila y sacó algo pequeño y brillante. Elyra parpadeó sorprendida al reconocer el objeto que sostenía.
Era una pulsera metálica con un diseño intrincado, que parecía brillar débilmente bajo la tenue luz del autobús.
Elyra" ¿Esa es…? — extendió la mano para tocarla, pero se detuvo en seco, como si temiera romper el momento.
Taiyo asintió, girando la pulsera entre sus dedos.
Taiyo: La misma pulsera que el Vitanexus te puso para anular tus poderes cuando todo se salió de control. —Su voz se volvió un poco más suave—. Supongo que, de alguna manera, la guardé como recuerdo.
Elyra lo miró, sorprendida, antes de reír suavemente.
Elyra: ¿Un recuerdo de nuestra primera vez? Vaya, eso suena casi romántico.
Taiyo se ruborizó ligeramente y miró hacia otro lado.
Taiyo: No lo decía así. Solo... a veces me encuentro mirando esto y recordando todo lo que pasó ese día. Ha habido momentos en los que pensé en ti, preguntándome dónde estarías y si estarías bien.
Elyra, sin poder evitarlo, sonrió, aunque sus ojos brillaban con una emoción difícil de describir.
Elyra: No esperaba que alguien en este planeta me recordara tanto tiempo. Creí que para ti era solo un encuentro más.
Taiyo la miró directamente esta vez, su sonrisa un poco más seria.
Taiyo: Elyra, hay cosas que simplemente no se olvidan. Y tú eres una de ellas.
Ella no supo qué responder de inmediato. En cambio, se limitó a mirar la pulsera que Taiyo sostenía, como si contuviera todos los recuerdos de aquel encuentro. Después de un momento, su sonrisa volvió, esta vez más genuina.
Elyra: Bueno, entonces supongo que haré todo lo posible para que esta vez no tengas que preguntarte dónde estoy.
Taiyo rió, su nerviosismo disipándose un poco.
Taiyo: Eso sería un buen comienzo.
El autobús siguió avanzando, y aunque la lluvia continuaba cayendo afuera, dentro de ese pequeño espacio, parecía como si un nuevo vínculo se estuviera formando entre ellos, uno que prometía aventuras aún mayores en el futuro.
El autobús finalmente llegó a la última parada cerca del vecindario de Taiyo. Elyra y él bajaron juntos, y aunque la lluvia había disminuido, el suelo seguía cubierto por charcos que reflejaban las luces de los postes. Taiyo cerró su paraguas, dándole un vistazo a Elyra, que parecía absorta en las pequeñas gotas que caían.
Taiyo: Entonces… ¿qué te trae de vuelta a la Tierra? —preguntó, rompiendo el silencio mientras caminaban por una acera estrecha.
Elyra cruzó los brazos detrás de la cabeza, relajándose.
Elyra: Digamos que extrañaba un poco este lugar… y a ciertas personas —respondió con una sonrisa pícara.
Taiyo frunció el ceño ligeramente.
Taiyo: ¿Ciertas personas?
Elyra: Vamos, no te hagas el desentendido. Me refiero a ti. — le dio un leve codazo en el costado, riendo ante la expresión sorprendida de Taiyo.
Él intentó disimular su reacción, mirando al frente mientras caminaban.
Taiyo: Bueno, si soy tan especial como dices, podrías haber enviado un mensaje en estos cuatro años, aunque claro no se que tal diferente son los aparatos de comunicación.
Elyra suspiró, deteniéndose un momento bajo un árbol grande que los protegía de las últimas gotas de lluvia.
Elyra: Quería hacerlo, pero… no es tan fácil. Mi mundo y el tuyo son diferentes, Taiyo. Y no quería arrastrarte a mis problemas.
Taiyo se giró hacia ella, notando que su tono había cambiado, volviéndose más serio.
Taiyo: ¿Tus problemas?
Elyra asintió, mirando hacia el cielo nublado.
Elyra: La galaxia está llena de conflictos, Taiyo. Algunas cosas no se pueden evitar. He estado lidiando con… ciertas amenazas que buscan aprovecharse de mi planeta y de los anoditas en general. —Hizo una pausa, apretando los labios—. Pero cuando las cosas se complicaron más de lo que podía manejar, no sé por qué, pensé en ti.
Taiyo la miró con atención, procesando lo que acababa de decir.
Taiyo: ¿Por eso viniste?
Elyra: No solo por eso. — lo miró a los ojos, una leve sonrisa cruzando su rostro— También quería asegurarme de que seguías siendo el mismo chico que me ayudó aquella vez.
Taiyo suspiró, su mirada suavizándose.
Taiyo: Elyra, si necesitas ayuda, no tienes que enfrentarlo todo sola.
Ella dejó escapar una carcajada breve.
Elyra: ¿Y cómo planeas ayudarme? ¿Enfrentándote a amenazas intergalácticas con tu paraguas?
Taiyo: Olvidaste que no soy un humano común y corriente- menciono mientras revelaba el omnitrix.
Elyra: OK admito que hay tienes un punto, pero claro una vez lo dijiste no, tu tienes tu problemas y yo lo mio.
Taiyo sonrió, pero en su interior sabía que Elyra no entendía la verdad completa. Él también tenía secretos que guardar, poderes que había usado para proteger a los demás, pero que nunca había revelado por completo.
Taiyo: Bueno, nunca subestimes el poder de un buen paraguas —respondió con un guiño.
Elyra rió, aliviando un poco la tensión.
Elyra: Sigues siendo un idiota, ¿sabes?
Taiyo: Y tú sigues siendo igual de sarcástica.
Ambos compartieron una sonrisa, y la conversación retomó un tono más ligero mientras seguían caminando. Aunque el reencuentro había traído consigo emociones complejas, ambos sentían que, por primera vez en mucho tiempo, estaban exactamente donde debían estar.
Pero justo en eso una cúpula rosada atraparia a taiyo cosa que lo confundió, tocando la cúpula.
Taiyo: Pero que..........- ni alcanzo a termina por que la cúpula levitaba moviéndose a una dirección.
Elyra: Taiyo- sin perder tiempo adquirió su forma anodita llendo en buscar del mencionado.
El aire se llenó de tensión mientras la cúpula de energía rosada flotaba suavemente hacia el suelo, depositando a Taiyo en medio de una plaza desierta. Frente a él estaba una anodita de porte altivo, con cabello que fluía como energía pura y ojos que ardían con una mezcla de odio y determinación.
Antes de que Taiyo pudiera procesar lo que sucedía, una plataforma de mana se formó a pocos metros, y sobre ella apareció Elyra, mirándola con una mezcla de sorpresa y preocupación.
Elyra: Taiyo que bueno que esta aqui- percatandose de la otra anodita donde su ojos se abrieron- ¿Zaraen? —murmuró no creyendo que ella estuviera ahi— ¿Qué estás haciendo aquí?
Zaraen: Hermana... — respondió con frialdad, su mirada nunca apartándose de Taiyo—. He venido por esto. —Señaló al chico con un dedo cargado de energía vibrante.
Taiyo levantó las manos en un gesto defensivo, aún tratando de entender la situación.
Taiyo: ¿Por mí? Oye, creo que te confundes de persona. Digo si he causado algunos problemas pero no creo que sea para llegar a tales puntos
Zaraen dejó escapar una risa seca.
Zaraen: ¿Confundirme? Difícilmente. Tú eres el terrícola que Elyra ha estado protegiendo, ¿no? El mismo que ella mencionaba con tanto cariño. ¿Por qué, Elyra? ¿Por qué arriesgarías todo por un simple humano?
Elyra bajó de su plataforma con un movimiento elegante, posicionándose entre Taiyo y su hermana.
Elyra: Zaraen, cálmate. Taiyo no tiene nada que ver con nuestros problemas. Déjalo fuera de esto.
Zaraen agitó la mano, y un estallido de mana rosada atravesó el aire, deteniéndose a escasos centímetros de Elyra, quien bloqueó el ataque con facilidad.
Zaraen: ¡Siempre has sido así! —gritó viendo a su hermana—. Siempre huyendo de nuestras responsabilidades, buscando excusas para evitar enfrentarte a lo que realmente importa. Pero esta vez no te lo permitiré.
Taiyo, aún aturdido por la situación, dio un paso adelante.
Taiyo: ¿Disculpa? —interrumpió, cruzando los brazos con un intento de mantener la compostura—. ¿Qué se supone que he hecho para que quieras atacarme?
Zaraen lo miró con desdén.
Zaraen: No tienes idea, ¿verdad? Los humanos siempre son iguales, tan insignificantes y ajenos a lo que realmente sucede en el universo. Tú eres una distracción para Elyra, una debilidad que no puedo permitir que siga existiendo.
Taiyo apretó los dientes. Aunque no entendía completamente lo que estaba ocurriendo, podía sentir el desprecio en cada palabra de Zaraen.
Taiyo: Elyra no parece débil para mí —respondió con calma—. Si te tiene preocupada, tal vez deberías preguntarte por qué.
La respuesta pareció enfurecer aún más a Zaraen, quien alzó la mano, conjurando una esfera de energía que brillaba con una intensidad cegadora. Elyra dio un paso adelante, con la mirada fija en su hermana.
Elyra: ¡Zaraen, detente! —exclamó su voz firme—. No voy a dejar que lastimes a Taiyo. Si tienes un problema conmigo, enfréntame directamente.
Zaraen dudó por un momento, su expresión oscilando entre furia y confusión.
Zaraen: Siempre te estás sacrificando por los demás —murmuró, con una amargura apenas contenida—. Pero esta vez, no me detendrás.
Elyra extendió su mano, generando una barrera entre Taiyo y Zaraen, mientras sus propios ojos brillaban con la misma intensidad que los de su hermana.
Elyra: No lo entiendes, Zaraen. Taiyo es importante para mí, y no voy a dejar que lo lastimes.
Taiyo observó la escena en silencio, su mente trabajando a toda velocidad. ¿Qué podía hacer contra alguien con esos poderes? Por ahora, solo podía confiar en Elyra. Pero algo en el fondo le decía que este enfrentamiento iba más allá de él, que era solo el comienzo de algo mucho más grande.
El aire se cargó de tensión cuando Zaraen lanzó un rayo de energía directo hacia Taiyo, con la intención de acabar con él en un solo golpe. Sin embargo, en el último momento, Taiyo activó el reloj que llevaba en su muñeca.
Un destello cegador iluminó el lugar, y la figura de Taiyo desapareció, siendo reemplazada por una criatura imponente de metal brillante y diseño biomecánico. Neo-Steel había hecho su aparición, su forma masiva irradiando poder y resolución.
Zaraen: ¿Un... metanoid? —murmuró retrocediendo ligeramente, su expresión mezclada entre sorpresa y confusión—. Eso es imposible. Los metanoids fueron exterminados hace siglos.
Neo-Steel golpeó el suelo con fuerza, generando una onda de energía que dispersó la lluvia momentáneamente y creó una barrera resplandeciente entre Zaraen y Elyra. La barrera brillaba con un tono azul eléctrico, pulsando como si estuviera viva.
NeoSteel: Si quieres problemas, —dijo su voz profunda y resonante—. Será conmigo. Pero no metas a Elyra en esto.
Zaraen apretó los dientes, su mirada enfocándose en Neo-Steel.
Zaraen: ¿Crees que puedes enfrentarte a mí? —gruñó, levantando ambas manos y generando dos esferas de mana rosada—. No me importa lo que seas. Nadie me detendrá.
Lanzó las esferas hacia Neo-Steel, quien reaccionó al instante. Utilizando su núcleo de energía, Neo-Steel proyectó una segunda capa de barrera que absorbió el impacto de los ataques, desintegrándolos antes de que pudieran causar daño.
Neo-Steel: No voy a pelear contigo sin razón —declaró tranquilo de brazl cruzado—. Pero si sigues insistiendo en atacar, me aseguraré de que no puedas lastimar a nadie más.
Elyra, aún detrás de la barrera, observó con asombro.
Elyra: ¿Taiyo...? —susurró, incrédula—. ¿Cómo...?
Neo-Steel giró ligeramente la cabeza hacia ella, su tono más suave ahora.
Neo-Steel: Después te lo explico. Por ahora, mantente a salvo.
Zaraen dejó escapar un grito de frustración, lanzándose hacia Neo-Steel con una ráfaga de golpes imbuidos de energía. Neo-Steel respondió bloqueando cada ataque con precisión, sus movimientos mecánicos pero increíblemente fluidos, como si anticipara cada movimiento de Zaraen.
Con un rápido contraataque, Neo-Steel utilizó sus brazos para generar un pulso gravitacional que empujó a Zaraen varios metros hacia atrás, haciéndola chocar contra el suelo.
Elyra: Basta, Zaraen —dijo dando un paso adelante—. Esto no tiene sentido. Taiyo no es tu enemigo, y yo tampoco lo soy. ¿Por qué haces esto?
Zaraen se levantó lentamente, su expresión endurecida.
Zaraen: No lo entiendes, Elyra. Lo que haces aquí pone en peligro más de lo que imaginas. Estás arriesgando no solo nuestra reputación, sino nuestra existencia misma.
Elyra: ¡Eso no justifica atacar a alguien inocente! —replicó con los ojos brillando de determinación—. Si crees que destruir lo que me importa arreglará algo, estás equivocada.
Neo-Steel asintió, reforzando su barrera mientras observaba a Zaraen.
Neo-Steel: Escucha a tu hermana. Esto puede terminar aquí, sin más violencia.
Por un momento, Zaraen pareció dudar. Su mirada se desplazó entre Elyra y Neo-Steel, como si intentara decidir su próximo movimiento.
Zaraen colocó sus manos sobre el suelo húmedo, cerrando los ojos mientras un aura rosada comenzaba a extenderse como raíces, absorbiendo el mana de la tierra y de las pequeñas formas de vida cercanas. La lluvia pareció detenerse momentáneamente, como si todo el entorno estuviera cediendo ante su poder.
Zaraen: No tienes oportunidad, metanoid —declaró con una voz llena de confianza mientras levantaba la vista, ahora rodeada por un aura intensa—. Resígnate. Este es tu destino.
Antes de que Neo-Steel pudiera responder, Zaraen lanzó una poderosa onda de energía. La fuerza fue tan devastadora que Neo-Steel salió disparado, estrellándose contra un auto estacionado a unos metros de distancia. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para deformar el metal del vehículo, pero incluso bajo los escombros, se podía escuchar una risa profunda y resonante.
Zaraen: ¿Qué es tan gracioso? —gruñó frustrada, al ver que su enemigo aún estaba consciente.
Neo-Steel se levantó lentamente de entre los restos del auto, su núcleo de energía brillando intensamente.
Neo-steel: Lo que me parece gracioso es que creas que esto es todo lo que puedo hacer —respondió con una calma inquietante—. Si piensas que absorber mana te hace invencible, tal vez sea momento de que yo suba el nivel.
Presionó el Omnitrix en su pecho, y el símbolo del reloj comenzó a brillar con una intensidad inusual. De repente, una "X" apareció alrededor del círculo, y una serie de pulsos energéticos rodearon su cuerpo.
Zaraen: ¿Qué... qué estás haciendo? —preguntó Zaraen, retrocediendo ligeramente, sintiendo un cambio drástico en la energía alrededor de Neo-Steel.
Neo-Steel: Esto es lo que significa adaptarse, Zaraen —dijo mientras su cuerpo comenzaba a cambiar.
Su figura creció, ganando altura y una musculatura más definida. Las placas de metal en su cuerpo se alargaron y se volvieron más angulares, como si formaran una armadura viva. Su núcleo energético, antes brillante pero controlado, ahora parecía un reactor ardiendo con un fuego azul eléctrico.
[Aquí hay 2 diseño elijan que más de guste]
Neo-Steel Supremo.
Zaraen: Imposible... —susurró sorprendida al sentir la nueva intensidad de poder que emanaba de su oponente.
Neo-Steel Supremo golpeó el suelo con un puño, generando un impacto que hizo temblar el parque entero. Los fragmentos de tierra y agua suspendidos en el aire parecían congelarse por un momento antes de ser lanzados hacia atrás por la onda expansiva.
Neo-Steel. S: Ahora sí, Zaraen —dijo su voz más grave y resonante que antes—. Si quieres jugar con poder, déjame mostrarte cómo se hace.
Zaraen lanzó un nuevo ataque, viendo como su brazo empezó a moldearse dando forma de torreta, donde de los agujero empezando a salir una gran cantidad de balas de energía.
Zaraen a ver esto rápido creo un escudo con su mana evitando ser golpeado pero la ráfaga continuaba.
Neo-Steel Supremo tenía mejores cualidades que su forma normal ya que en la forma normal solo puedo moldear su cuerpo pero no usar el poder de su núcleo ya que en su forma normal solo lo hacer cuando concetra la energía o la libera de su núcleo, pero en su forma suprema combina esto 2 factores.
Zaraen intentó atacado usando su mana dándole forma de un puño gigante, pero Neo-Steel Supremo deshizo la torretas de su manos para volver a hacer manos, para luego extenderla seguido de eso se veía como el gran puño de mana era absorbido esto dejó sorprendido a las hermana y recordado a cierta especie que básicamente la capturada para ser su fuente de energía.
Zaraen: Como es posible absorbió mi ataque.
Neo-Steel.S: Es algo que puedo hacer en esta forma suprema, ya que en su forma normal tenia cierto limitarte, pero claro esto no implica en este estado.
Mientras moldeada su brazo para genera una hacha de energía (Al estilo de transformers one).
Zaraen: Tenía entendido que los metanoid solo podría dar forma a su cuerpo con el metal y no con la energía de su núcleo.
Neo-Steel. S: Como mencionaste solo en esa forma, pero esto es una evolución en ello- lanzado la hacha que zaraen la bloqueó.
De la espalda de Neo-Steel Supremo apareciendo varios orificio donde fueron lanzado varios misiles de energía que fueron contra zarean que esta bloqueó, aunque claro se había generado una gran cantidad de polvo.
Cuando el polvo zaraen con rayo concentrado de mana que parecía capaz de partir cualquier cosa en dos. Sin embargo, Neo-Steel Supremo levantó una de sus manos, generando un escudo energético que no solo bloqueó el ataque, sino que lo devolvió con el doble de fuerza. Zaraen apenas tuvo tiempo de esquivarlo, mirando con asombro cómo el rayo impactaba contra el suelo y dejaba un cráter.
Zaraen: Esto... esto no puede ser... —murmuró, sudando mientras trataba de encontrar una estrategia.
Neo-Steel.S: Es mejor que termines con esto ahora —advirtió dando un paso adelante mientras la barrera de energía alrededor de su cuerpo chisporroteaba peligrosamente—. Porque si sigues insistiendo, no me quedaré en defensa.
Elyra, observando desde un costado, no pudo evitar sentirse aliviada pero también preocupada. Taiyo estaba demostrando ser más de lo que aparentaba, pero el nivel de poder que ambos estaban liberando podría salirse de control.
Elyra: Zaraen, detente ya —gritó Elyra, con un tono urgente—. Esto no tiene sentido. ¡No tienes que probar nada!
Sin embargo, Zaraen parecía demasiado absorta en su odio y frustración como para escuchar.
Zaraen: No me detendré hasta que aprenda que el poder de las anoditas no tiene rival —gruñó, preparándose para su siguiente ataque.
Neo-Steel Supremo simplemente sonrió, adoptando una postura firme.
Neo-Steel.S: Entonces adelante —dijo con calma—. Pero recuerda que tú pediste esto.
La pelea entre Neo-Steel Supremo y Zaraen continuaba en un intercambio explosivo de ataques. La anodita aprovechaba su capacidad para manipular el mana del entorno, lanzando ráfagas de energía y creando barreras para defenderse. Sin embargo, Neo-Steel Supremo demostraba ser un adversario formidable, bloqueando y devolviendo los ataques con precisión letal.
Taiyo, dentro de la forma de Neo-Steel Supremo, sintió un ligero zumbido en su núcleo energético. Era la señal de que la transformación tenía un límite, y el reloj estaba corriendo.
Neo-Steel.S: Diez minutos... —murmuró para sí mismo, esquivando un rayo que Zaraen le lanzó con furia—. No puedo permitirme alargar esto.
En un instante de calma relativa, mientras Zaraen preparaba otro ataque masivo, un recuerdo cruzó la mente de Taiyo. Era la voz de Kael’thor, un metanoid que había conocido antes de su trágica partida.
"Recuerda, Taiyo. En caso de emergencia, puedes usar el Modo Overclock. Te dará toda la potencia que necesitas, pero tiene un precio. Úsalo con sabiduría."
Taiyo apretó los dientes, sabiendo que no tenía otra opción si quería poner fin a esta batalla antes de que el tiempo se agotara.
NeoSteel.S: Kael’thor, espero que no te moleste que use tu consejo ahora —murmuró, presionando su núcleo con ambas manos.
El núcleo de Neo-Steel Supremo comenzó a brillar con una intensidad cegadora, y su cuerpo fue rodeado por un resplandor azul eléctrico. Las placas metálicas en su cuerpo se abrieron ligeramente, liberando pequeñas corrientes de energía que chisporroteaban con fuerza.
Zaraen: ¿Qué estás haciendo ahora? —preguntó confundida pero alerta.
Neo-Steel Supremo levantó la vista, sus ojos ahora brillando con un azul radiante.
—Modo Overclock, activado.
Un rugido ensordecedor resonó cuando su cuerpo liberó una explosión de energía que destrozó el suelo bajo sus pies. En un instante, Neo-Steel Supremo desapareció de la vista, moviéndose a una velocidad imposible de seguir para el ojo humano.
Zaraen apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando un golpe directo la lanzó hacia atrás, estrellándola contra una pared de concreto que se derrumbó bajo el impacto. Intentó levantarse, pero antes de que pudiera generar más mana, Neo-Steel Supremo ya estaba frente a ella, sujetando su brazo con fuerza.
Neo-Steel: Esto termina ahora, Zaraen —dijo su voz resonando con un eco mecánico.
Zaraen trató de absorber mana directamente de Neo-Steel, pero el exceso de energía en su cuerpo era demasiado inestable, causando que la anodita se tambaleara.
Zaraen: ¡Es imposible! —gritó intentando liberar un último ataque.
Sin embargo, Neo-Steel Supremo generó un campo de contención alrededor de ambos, atrapando el ataque dentro y disipándolo.
Neo-Steel.S: No eres invencible, Zaraen —dijo con firmeza— Y no permitiré que sigas poniendo en peligro a Elyra o a nadie más.
Con un último impulso, Neo-Steel Supremo concentró toda su energía en un único puño, golpeando el suelo y creando una onda expansiva que desarmó por completo a Zaraen, dejándola debilitada y sin acceso al mana que había acumulado.
El resplandor en el cuerpo de Neo-Steel Supremo comenzó a desvanecerse, señalando que el Modo Overclock había llegado a su límite, donde volvio a su forma normal de Neo-Steel. Taiyo cayó de rodillas, respirando con dificultad mientras su cuerpo volvía a su forma original.
Elyra corrió hacia él, ayudándolo a levantarse.
Elyra: ¡Taiyo! ¿Estás bien? —preguntó, claramente preocupada.
Taiyo: Estoy... bien —respondió con esfuerzo—. Solo necesito un descanso.
Zaraen abrió los ojos con un ligero mareo, y lo primero que notó fue que no podía sentir el flujo de mana en su cuerpo. Al intentar moverse, se dio cuenta de que estaba atada a una silla con una pulsera en su muñeca, la misma que anulaba sus poderes anoditas. Frente a ella, estaban Elyra y Taiyo, este último cruzado de brazos y con una expresión seria.
Zaraen: ¿Qué es esto? —exclamó forcejeando inútilmente contra las ataduras—. ¡Déjenme ir!
Taiyo dio un paso adelante, aún mirándola con desconfianza.
Taiyo:Tienes suerte de que Elyra insistiera en no dejarte inconsciente ahí mismo. También tienes suerte de que trajera esto conmigo —añadió, señalando la pulsera que ahora llevaba puesta Zaraen.
Elyra miró a su hermana con tristeza, pero con firmeza.
Elyra: Zaraen, ya basta. ¿Qué estabas pensando? ¿Atacar a Taiyo? ¿Todo este drama?
Zaraen levantó la cabeza con orgullo, aunque su expresión delataba su frustración.
Zaraen: ¡No entiendes nada, Elyra! Este humano no tiene nada que ver con nosotras. No tiene derecho a involucrarse.
Taiyo apretó los dientes, conteniéndose, pero no pudo evitar responder.
Taiyo: ¿Involucrarme? Tal vez no lo elegí, pero ¿cuántas veces tengo que demostrar que no me voy a quedar de brazos cruzados mientras atacas a los demás? Si lo hice fue porque Elyra me importa, y si eso significa enfrentarme a ti, lo haré.
Zaraen bufó, desviando la mirada, pero no dijo nada.
Elyra suspiró y se acercó un poco más, poniéndose a la altura de los ojos de su hermana.
Elyrs: Zaraen, detente por un momento y míranos. Mírame. Somos hermanas, ¿recuerdas? No importa lo que haya pasado antes, pero no puedes seguir por este camino.
Zaraen finalmente alzó la vista, observando a Elyra. Por un instante, su expresión de enojo se suavizó, aunque intentó ocultarlo.
Zaraen: Siempre igual, Elyra. Siempre intentando resolver las cosas con palabras...
Taiyo, que había permanecido callado, dio un paso atrás, dejando espacio para que las hermanas hablaran. No pudo evitar notar las similitudes entre ambas, especialmente ahora que Zaraen estaba en su forma humana.
Taiyo: Sip, Definitivamente, son hermanas —comentó en voz baja, más para sí mismo, aunque Elyra lo escuchó y le lanzó una mirada de agradecimiento.
Zaraen se giró hacia Taiyo con una mezcla de molestia y curiosidad.
Zaraen: ¿Qué te importa a ti, humano? ¿Por qué estás tan involucrado con Elyra?
Taiyo no dudó en responder, con una firmeza que incluso sorprendió a Elyra.
Taiyo: Porque alguien tiene que estar a su lado, y parece que tú estabas demasiado ocupada atacándome para hacer ese trabajo.
El comentario pareció dar en el blanco, y Zaraen se quedó en silencio por un momento. Elyra aprovechó la oportunidad para inclinarse hacia su hermana, con una mirada seria pero compasiva.
Elyra: Zaraen, no estoy en tu contra. Pero necesitas parar. Hablemos, por favor.
Zaraen miró a su hermana y luego a Taiyo, claramente conflictuada. Después de unos segundos de tensión, finalmente exhaló, bajando los hombros.
Zaraen: Está bien. Hablaré. Pero solo porque tú lo pides, Elyra.
Elyra sonrió con alivio, mientras Taiyo permanecía atento, sabiendo que esto no significaba que el peligro hubiera pasado. Pero por ahora, al menos, había una posibilidad de entendimiento.
Zaraen permaneció en silencio, claramente luchando con lo que quería decir. Sus ojos reflejaban una mezcla de emociones encontradas, y parecía que la situación la había sacado de su zona de confort. Finalmente, bajó la mirada y habló con un tono menos feroz, pero todavía con una pizca de amargura.
Zaraen: No puedo evitarlo… —dijo, tomando aire y mirando a su hermana—. Siempre estuve a tu lado, Elyra. Desde que éramos pequeñas, te cuidé. Me aseguré de que nunca te pasara nada. Pero… cuando te fuiste, cuando me dejaste sin ni siquiera una palabra, me dolió. Tú te fuiste a un mundo diferente, mientras yo me quedé aquí, sola… con la sensación de que ya no importaba.
Zaraen se quedó en silencio por un momento, como si las palabras le hubieran costado. Elyra la observaba con preocupación, sin saber qué responder. Pero Taiyo, que había estado callado hasta ese momento, decidió intervenir, alzando la voz con calma.
Taiyo: ¿Sabes? —dijo mirando fijamente a Zaraen, lo que la sorprendió. Él parecía tan tranquilo, como si hubiera resuelto el misterio en su mente—. Es algo bastante común, aunque no lo creas. Todo esto de sentir celos, de que te moleste que alguien más esté cerca de la persona que quieres. A veces, los celos surgen porque no sabes cómo expresar lo que realmente sientes.
Zaraen parpadeó sorprendida, mirando a Taiyo como si no hubiera esperado que hablara de esa manera.
Zaraen: ¿Tú qué sabes de eso? —preguntó, medio desafiante, pero también intrigada.
Taiyo, con una expresión que parecía sacada de una escena de comedia, encogió los hombros y dijo con una media sonrisa:
Taiyo: Tengo hermanas, así que… creo que sé un par de cosas sobre cómo funciona la dinámica familiar. A veces los hermanos pequeños se sienten desplazados cuando ven que uno de ellos se va, o se aleja, o simplemente cambia. Pero eso no significa que sea el fin del mundo. La clave está en hablarlo y no dejar que esos sentimientos se acumulen.
Zaraen frunció el ceño, pero algo en sus palabras la hizo pensar. Elyra, por otro lado, asintió con una ligera sonrisa, como si finalmente empezara a entender lo que estaba pasando en la mente de su hermana.
Elyra: Taiyo tiene razón —dijo suavemente—. Yo me fui sin decir nada porque… bueno, tenía que hacerlo. Y nunca quise que te sintieras así, Zaraen. Lo lamento mucho.
Zaraen giró la cabeza, mirando al suelo, claramente conflictuada, pero las palabras de Taiyo parecían haber tocado algo en su interior. La verdad era que nunca había esperado que alguien como él, un humano común, entendiera lo que ella estaba sintiendo, pero sus palabras, aunque simples, fueron sabias.
Zaraen: Así que… ¿tú también sientes celos de mí, verdad? —murmuró ahora mirando a Taiyo, casi como si estuviera buscando una confirmación.
Taiyo la miró, sin perder su expresión tranquila, y luego asintió.
Taiyo: A veces, sí. Pero no porque quiera reemplazar a nadie ni hacer que Elyra te olvide. Simplemente me preocupo por ella. Y no me importa si eres su hermana, o una anodita, o un ser de otra dimensión. Lo importante es que al final todos queremos lo mismo: que ella esté bien.
Zaraen se quedó en silencio por unos momentos, pensativa. Por un momento, no sabía qué decir. La conversación había tomado un giro inesperado, y aunque no quería admitirlo, sentía una especie de alivio al saber que Taiyo no estaba en contra de ella.
Finalmente, levantó la cabeza, mirando a Elyra con una ligera sonrisa triste.
Zaraen: ¿Entonces, qué hacemos ahora? —preguntó, sin saber bien cómo seguir. Pero en su voz había algo diferente, algo que no había estado allí antes.
Elyra se acercó a ella con una sonrisa suave.
Elyra: Lo único que necesitamos hacer ahora es hablar. Y prometo que no volveré a irme sin decirte algo la próxima vez. ¿Está bien?
Zaraen asintió lentamente, como si finalmente empezara a aceptar la realidad. Taiyo, por su parte, observó en silencio, sintiendo que finalmente se había resuelto una pequeña, pero significativa, tensión entre las hermanas.
Taiyo: Entonces, ¿deberíamos celebrar con algo de comida? —dijo con una sonrisa ligera, queriendo aliviar un poco la atmósfera. Al ver las caras confundidas de las dos, agregó—: Me refiero a una "reconciliación". Puede que no sea la mejor idea, pero a veces las cosas se arreglan con un buen plato de ramen.
Zaraen y Elyra se miraron por un momento, y luego ambas rieron.
El ambiente estaba cargado de risas y tranquilidad. Los tres compartían un momento sencillo pero cálido en un pequeño restaurante local. Taiyo, Elyra y Zaraen habían dejado de lado las tensiones pasadas y, por un rato, se permitieron disfrutar de lo que realmente importaba: el estar juntos, sin preocupaciones ni conflictos. Entre risas, bromas y algún que otro comentario gracioso de Taiyo, el tiempo parecía volar.
Pero al llegar el final de la noche, los tres sabían que había llegado el momento de la despedida. Elyra y Zaraen, ahora reconciliadas, parecían más relajadas, como si una carga pesada se hubiera levantado de sus hombros.
Taiyo, observando a las dos, habló en tono serio, aunque con una sonrisa ligera en el rostro.
Taiyo: Creo que ustedes dos deberían aprovechar para recuperar el tiempo que perdieron. No puedo interferir en eso. —dijo, casi en tono paternal, pero con un toque de cariño genuino. Elyra asintió y, con una sonrisa de gratitud, le agradeció.
Elyra: Gracias, Taiyo. Realmente has sido un gran apoyo hoy. —respondió sintiendo que las palabras no alcanzaban para describir lo que sentía por él.
Taiyo: Bueno, creo que tal vez debería dedicarme a ser psiquiatra, ¿eh?- riendo levemente- Podría hacer una fortuna resolviendo problemas familiares.
Elyra no pudo evitar sonreír ante la broma, y le dio un suave golpe en el hombro.
Elyra: No sé si eso es una buena idea, pero gracias, Taiyo. —dijo, agradecida.
Zaraen, aún en silencio, se acercó a Taiyo. Parecía estar pensativa, como si quisiera decir algo, pero Taiyo la interrumpió con una sonrisa amable.
Taiyo: No tienes que decir nada, Zaraen. Lo que quiero pedirte es que disfrutes este momento con tu hermana. Deja el resto atrás. Entiendo cómo te sientes, y aunque todo esto haya sido un caos, no guardo rencor. Solo… disfruten de ser hermanas. —dijo mirando fijamente a Zaraen con una expresión serena y comprensiva.
Zaraen se quedó quieta por un segundo, sorprendida por la calma de Taiyo y cómo había manejado la situación. En lugar de molestarse o reclamarle por sus acciones, él había optado por la comprensión. Algo dentro de ella se suavizó.
Finalmente, Zaraen asintió, sin palabras, como si por fin estuviera entendiendo algo que le costaba aceptar. Elyra la miró con una sonrisa cálida.
Elyra: Gracias, Taiyo. Realmente has hecho más de lo que podías imaginar. —dijo, mirando a su hermana y luego volviendo a Taiyo.
Sin decir más, ambas hermanas adquirieron su forma anodita, irradiando energía y poder. Elyra se acercó a Taiyo y, antes de que pudiera reaccionar, le dio un suave beso en los labios. Fue un gesto inesperado, pero lleno de sinceridad. Mientras se separaba, sonrió con dulzura.
Elyra: Una vez más, has sido el héroe de esta historia, mi heroe. —murmuró Elyra, mientras Zaraen se acercaba y tomaba su mano.
Ambas, ahora en su forma anodita, se tomaron de las manos y se dirigieron hacia el horizonte. A medida que se alejaban, ambas hermanas se despidieron con una sonrisa y un leve movimiento de la mano.
Taiyo las observó irse, una sensación de satisfacción llenándole el pecho. No podía evitar sonreír al ver cómo todo había cambiado entre ellas, y cómo él había sido parte de ese proceso.
Sin embargo, al mirar su celular, algo lo detuvo. Una notificación apareció en la pantalla: un mar de mensajes y llamadas perdidas de sus hermanas mayores, Kronni y Saori. Al leer los textos y ver las llamadas, Taiyo se paralizó.
Taiyo: (Estoy muerto…)- pensó mientras una pequeña gota de sudor recorría su frente.
Sabía que las dos no estarían contentas al ver que había estado involucrado en semejante caos, y más aún, al darse cuenta de lo mucho que había estado fuera de contacto. Pero, al final, el hecho de que las hermanas se hubieran reconciliado y Taiyo hubiese sido parte de ello lo hacía sentir que, de alguna manera, había hecho lo correcto.
Con un suspiro resignado, guardó el celular en su bolsillo y miró al cielo. "Esto no va a terminar bien", pensó con una sonrisa irónica, pero al mismo tiempo, se sintió más en paz que nunca.
Taiyo: Me pregunto qué me espera ahora… —murmuró, mientras comenzaba a caminar hacia su casa, ya sabiendo que se avecinaban problemas, pero también que estaba preparado para enfrentarlos.
Continuará.......
Vaya que hemos avanzado mucho, pero bueno solo para agradecerle por seguir mi historia, además de que opina de la forma suprema de neo-Steel, no se la vieron venir pero en fin espero que de allá gustado yo me despido y nos vemos en otra ocasión adiós.
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