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Problemas algo metálico

La escena comienza en el vasto vacío del espacio. Una nave espacial, de diseño elegante pero mostrando claros signos de batalla reciente, navega lentamente en dirección a un sistema solar cercano. En el interior, luces parpadeantes y alarmas constantes indicaban que algo no iba bien.

De repente, una explosión sacudió la nave, enviándola a una espiral descontrolada. En una sala cercana, una cápsula de emergencia fue activada automáticamente. Tres figuras metálicas, estilizadas y con diseños que mezclaban tecnología avanzada y agresividad, se introdujeron rápidamente en la cápsula mientras las advertencias se intensificaban.

Sistema de la nave: "Evacuación en progreso. Coordinadas establecidas: Planeta habitable cercano. Tiempo de impacto: 5 minutos."

La cápsula fue disparada desde la nave justo antes de que una segunda explosión destruyera por completo lo que quedaba de la estructura principal. La cápsula ardía al atravesar la atmósfera terrestre, dejando un brillante rastro de fuego que se perdía en el cielo nocturno.

Finalmente, la cápsula se estrelló en un denso bosque, arrasando con árboles y dejando un cráter humeante en el suelo. Tras unos segundos de silencio, el metal de la cápsula comenzó a crujir mientras una puerta se abría lentamente.

De la oscuridad surgieron tres figuras, sus cuerpos transformándose y adaptándose mientras avanzaban por el terreno. Los tres tenían diseños únicos, similares a los de motocicletas futuristas. Sus ojos brillaban con un intenso color púrpura mientras analizaban el entorno.

Figura 1 (la líder): "Este planeta... parece primitivo, pero podría servir para lo que necesitamos."

Figura 2 (más impulsiva): "¿Primitivo? No subestimes lo que esconden estos lugares. Aún no sabemos quién o qué podría estar observándonos."

Figura 3 (más tranquila y analítica): "Prioridad: asegurar una base y reparar nuestros sistemas. La señal de emergencia podría haber atraído atención no deseada."

Sin perder tiempo, las tres figuras se dispersaron, explorando el bosque con una coordinación precisa. Sus movimientos eran rápidos y ágiles, transformándose en motocicletas para moverse más fácilmente por el terreno. Mientras tanto, en el cielo, la luna llena iluminaba sus siluetas mientras desaparecían entre los árboles, preparándose para el siguiente capítulo de su misión en este nuevo mundo.

La habitación de Yuki estaba sumida en un silencio profundo, interrumpido solo por el suave murmullo del ventilador de techo. La tenue luz del atardecer entraba por la ventana, proyectando sombras largas sobre las paredes decoradas con fotos, dibujos y pequeños recuerdos de su vida. Sobre la cama, Yuki yacía con las manos cruzadas sobre su abdomen, mirando el techo sin realmente verlo.

Había pasado una semana desde su regreso de Aqualis, una aventura que todavía parecía irreal. Los recuerdos de las batallas, las risas y las despedidas aún estaban frescos, como si todo hubiera ocurrido apenas ayer. Pero ahora, en la tranquilidad de su hogar, el peso de la realidad volvía a posarse sobre ella.

A su lado, sobre la mesa de noche, reposaba la carta de extranjero, un recordatorio tangible de los problemas que enfrentaba en su vida cotidiana. Aunque había hablado con Taiyo sobre esto antes de su partida, el tema seguía siendo una herida abierta. Su estatus, su futuro, todo era incierto.

Yuki suspiró profundamente, cerrando los ojos mientras recordaba aquella conversación con Taiyo.

"Yuki, no tienes que cargar con todo esto sola. Somos un equipo. Si necesitas ayuda, estaré aquí para ti, pase lo que pase."

Esas palabras habían sido reconfortantes en su momento, pero no cambiaban la realidad de lo complicada que era su situación. La incertidumbre le pesaba como una losa, un sentimiento que ninguna aventura épica podía disipar.

De repente, un suave golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.

Yuki: ¿Quién es?

La puerta se abrió lentamente, revelando a Hana, quien llevaba consigo una pequeña caja de dulces y una sonrisa tímida.

Hana: Pensé que te gustaría un poco de compañía… y algo dulce para animarte.

Yuki sonrió débilmente y se sentó en la cama, haciendo espacio para que Hana entrara.

Yuki: Gracias, Hana. Realmente lo necesito.

Hana se sentó junto a ella, colocando la caja de dulces entre ambas. Durante unos segundos, ninguna habló, simplemente compartieron un momento de tranquilidad.

Hana: ¿Todavía te preocupa lo de la carta, verdad?

Yuki asintió, su mirada fija en el suelo.

Yuki: No es tan fácil de ignorar, Hana. Incluso después de todo lo que hicimos en Aqualis, este problema sigue aquí, esperándome. Es como si no pudiera escapar de él.

Hana tomó una de las manos de Yuki entre las suyas.

Hana: No estás sola, ¿recuerdas? Taiyo, Kael'thor, yo… todos estamos aquí para apoyarte. Sé que es complicado, pero juntos encontraremos una solución.

Las palabras de Hana lograron arrancar una pequeña sonrisa de Yuki.

Yuki: Gracias, Hana. Realmente significa mucho para mí que estés aquí.

Hana sonrió ampliamente.

Hana: Para eso están los amigos, ¿no? Ahora, comamos estos dulces antes de que se derritan, y luego podemos hacer algo para distraernos. Quizás una película, o tal vez planear nuestra próxima gran aventura.

Yuki rió suavemente, asintiendo. Por primera vez en días, sentía que no estaba enfrentando esto sola, y aunque la incertidumbre seguía presente, tener a sus amigos a su lado hacía que todo fuera un poco más soportable.

La casa de los Uchūsei estaba en completo silencio, roto solo por el sonido del teclado y el suave zumbido de las herramientas electrónicas que Taiyo manipulaba. Su habitación, un espacio lleno de dispositivos avanzados, esquemas y prototipos, reflejaba su mente inquieta y creativa. Sentado en su escritorio, Taiyo trabajaba en un proyecto que había dejado a medias antes de su partida a Aqualis.

En la esquina de la habitación, proyectada desde un dispositivo en el escritorio, estaba Cortana, su inteligencia artificial de confianza. Con su característica forma holográfica y una actitud inconfundiblemente sarcástica, lo observaba con los brazos cruzados y una ceja holográfica alzada.

Cortana: ¿Sabes, Taiyo? Podrías haber mencionado que ibas a convertirte en el héroe de un planeta alienígena antes de irte. Así habría preparado un discurso para cuando volvieras.

Taiyo sonrió ligeramente, sin apartar la vista de su trabajo.

Taiyo: No estaba exactamente planeado, Cortana. Las cosas simplemente… ocurrieron.

Cortana: Oh, claro, porque derrotar a un ejército de crustáceos mutantes y ganarte el corazón de una princesa zora suena a algo que 'simplemente ocurre'.

Taiyo detuvo lo que hacía por un momento, lanzándole una mirada de advertencia.

Taiyo: ¿Vas a seguir con eso todo el día?

Cortana: Probablemente- con una sonrisa maliciosa- Aunque, siendo honesta, estoy más interesada en lo que estás haciendo ahora. Has estado muy callado desde que regresaste. ¿Qué es eso? ¿Otro de tus 'proyectos revolucionarios'?

Taiyo giró el monitor hacia ella, mostrando una serie de gráficos y diseños.

Taiyo: Es un sistema de seguridad mejorado para la casa. Después de todo lo que pasó en Aqualis, no quiero arriesgarme a que algo así nos tome desprevenidos aquí.

Cortana observó los planos con interés.

Cortana: Hmm, sensores de energía, campos de contención, y… ¿es eso un protocolo de defensa automatizado? Impresionante. Aunque tengo que decir, Taiyo, con el Omnitrix en tu muñeca, ya eres básicamente una fortaleza andante.

Taiyo: No se trata solo de mí. Se trata de proteger a los demás. A Hana, Yuki, mi familia... y también a ti.

Cortana se quedó en silencio por un momento, sorprendida por la sinceridad en sus palabras. Luego, adoptó una expresión más suave.

Cortana: Bueno, supongo que eso tiene sentido. Pero sabes que no necesitas cargar con todo esto solo, ¿verdad? Tienes un equipo ahora. Incluso yo, aunque solo sea un 'holograma sarcástico', estoy aquí para ayudarte.

Taiyo asintió, agradecido por su apoyo.

Taiyo: Lo sé, Cortana. Gracias.

Ella sonrió, proyectando una leve luz azulada por la habitación.

Cortana: De nada, héroe de Aqualis. Ahora, termina ese proyecto. Estoy segura de que tarde o temprano volverás a necesitar algo más grande, más brillante y probablemente mucho más explosivo.

Taiyo soltó una carcajada y volvió a concentrarse en su trabajo, mientras Cortana seguía observándolo, lista para aportar su conocimiento (y sus comentarios sarcásticos) siempre que fuera necesario.

Taiyo tomó su teléfono, observando el nombre "Hikari" en la pantalla mientras sonaba. No era común que ella lo llamara sin avisar, pero respondió de inmediato.

Taiyo: ¿Hikari? ¿Qué pasa?

Del otro lado de la línea, la voz animada de Hikari resonó.

Hikari: ¡Taiyo! ¿Estás ocupado esta tarde?

Taiyo, intrigado, echó un vistazo rápido a su libreta donde anotaba sus pendientes. La tarde estaba sorprendentemente libre, sin proyectos críticos ni compromisos.

Taiyo: No, estoy libre. ¿Por qué preguntas?

Hikari dejó escapar una exclamación de alegría que hizo sonreír a Taiyo.

Hikari: ¡Perfecto! Quiero que vengas conmigo a una zona de juegos. Hay una nueva apertura y dicen que tiene unas atracciones increíbles. Además, pensé que podríamos relajarnos un poco después de… bueno, ya sabes, la locura de Aqualis.

Taiyo se recostó en su silla, un poco sorprendido por la propuesta. No era exactamente el tipo de plan que esperaba, pero la idea de pasar tiempo con Hikari y desconectarse de los proyectos sonaba bien.

Taiyo: Está bien, suena divertido. ¿Dónde nos encontramos?

Hikari: Te paso la ubicación por mensaje. ¡Gracias, Taiyo! Sabía que dirías que sí.

Antes de que pudiera responder, ella ya había colgado. Taiyo dejó el teléfono en la mesa y se giró hacia Cortana, que lo observaba con una expresión de pura diversión.

Cortana: ¿Una zona de juegos? Vaya, Taiyo, quién diría que el héroe de Aqualis también tiene tiempo para ser un chico normal.

Taiyo: Es solo una salida. Y después de todo lo que hemos pasado, creo que me lo he ganado.

Cortana soltó una carcajada y asintió.

Cortana: Claro, claro. Pero si terminan en una competición de disparos láser o algo parecido, voy a querer un reporte completo. Por pura curiosidad científica, claro.

Taiyo rió mientras se levantaba y comenzó a alistarse. Aunque no lo mostraba mucho, la idea de relajarse y pasar tiempo con Hikari era algo que también necesitaba.

La escena se traslada a una tranquila ciudad terrícola, llena de edificios modestos y calles abarrotadas de gente ocupada con sus rutinas diarias. Las tres misteriosas motocicletas avanzaban silenciosamente entre el tráfico, cada una proyectando hologramas realistas de conductores humanos. Estos hologramas eran tan detallados que pasaban completamente desapercibidos para los habitantes del lugar.

Mientras recorrían las calles, las figuras se comunicaban a través de un enlace privado, sus voces resonando en un tono metálico.

Figura 1 (líder): "Este lugar parece estable... pacífico. No detecto señales de amenaza inmediata. ¿Qué opinan?"

Figura 2 (impulsiva): "Demasiado pacífico. ¿Qué pasa con estos terrícolas? Ni siquiera parecen preparados para una invasión básica."

Figura 3 (analítica): "Quizás esa sea su fortaleza. La paz puede ser un arma poderosa. Pero aún necesitamos información... y un plan para reparar nuestras comunicaciones intergalácticas."

De pronto, pasaron frente a una enorme pantalla en la plaza central de la ciudad. Las noticias locales mostraban clips de varios héroes salvando el día en situaciones críticas: desde un incendio en un edificio hasta un ataque de un villano robótico. Las imágenes mostraban individuos con trajes llamativos, exhibiendo habilidades extraordinarias.

La Figura 2 detuvo su marcha, y las otras dos hicieron lo mismo. Todas observaron atentamente la pantalla.

Figura 2 (fascinada): "¿Qué es esto? Estas criaturas... ¿héroes? No parecen tan frágiles como el resto."

Figura 1 (pensativa): "Interesante. Si tienen estas capacidades, podrían ser útiles. Tal vez uno de ellos sepa cómo ayudarnos a reparar nuestro sistema de transporte."

Figura 3 (analítica): Es un riesgo. No sabemos si confiarán en nosotros, pero... si logramos persuadirlos, podrían ser nuestra mejor oportunidad de regresar a casa."

La Figura 1 asintió, tomando una decisión.

Figura 1: Busquemos a uno de estos héroes. La cooperación será nuestra primera estrategia... pero si se convierten en un obstáculo, buscaremos alternativas. Activemos el rastreador.

Con un ligero zumbido, los sensores avanzados de las motocicletas comenzaron a analizar las frecuencias de energía emitidas por los héroes, buscando rastros o señales en la ciudad.

Mientras tanto, la Figura 2, claramente emocionada, comentó con un toque de ironía:

Figura 2: Si estos héroes son tan buenos como dicen... ¿qué tal si hacemos que uno de ellos nos impresione?

Las tres figuras continuaron su recorrido por la ciudad, camuflándose perfectamente entre los terrícolas mientras su búsqueda los acercaba a un encuentro inesperado con un protector del planeta.

Taiyo caminaba tranquilamente por la acera en dirección al punto de reunión. La tarde estaba despejada, con una suave brisa que hacía más llevadero el calor del sol. A lo lejos, ya podía ver a Hikari, quien lo esperaba frente a un pequeño café al aire libre. Ella agitó la mano con entusiasmo al verlo, y Taiyo levantó una ceja, esbozando una ligera sonrisa al notar su entusiasmo.

En los últimos días, Hikari había buscado cualquier excusa para pasar tiempo con él. Desde invitaciones inesperadas para tomar un café, hasta largas caminatas sin rumbo por el parque. Aunque al principio Taiyo lo encontraba un poco desconcertante, poco a poco empezó a disfrutar de su compañía.

Al llegar, Hikari le sonrió ampliamente.

Hikari: ¡Llegaste justo a tiempo! Estaba pensando que podríamos ir al arcade que te mencioné antes. Quiero ver si puedes vencerme en Dance Revolution.

Taiyo: ¿Dance Revolution? No estoy seguro de que eso sea mi especialidad, pero supongo que no puedo rechazar el reto.

Ambos comenzaron a caminar en dirección al arcade, hablando de cosas triviales y riéndose de anécdotas recientes. Sin embargo, mientras avanzaban, Taiyo no podía evitar notar cómo Hikari parecía más relajada y cómoda a su lado. Incluso en los silencios, no había incomodidad, solo una sensación de conexión tranquila.

Cuando llegaron al arcade, el lugar estaba lleno de luces de neón y música animada. Hikari lo tomó de la muñeca y lo arrastró hacia la máquina de baile, claramente emocionada.

Hikari: Muy bien, Taiyo, aquí vamos. No te preocupes, seré gentil contigo... al principio.

Taiyo: No prometo nada, pero prepárate para sorprenderte.

Los dos comenzaron a jugar, atrayendo la atención de algunos curiosos debido a la inesperada habilidad de Taiyo para seguir los pasos de baile. Aunque al principio parecía un poco torpe, rápidamente encontró su ritmo, lo que llevó a Hikari a esforzarse aún más para mantener el liderazgo.

Mientras competían, el ambiente se llenó de risas y emoción, y por un momento, Taiyo se permitió olvidar las responsabilidades y preocupaciones que siempre lo acompañaban. Aquel momento era sencillo, pero lleno de vida.

Después de varias rondas, ambos terminaron exhaustos, dejando caer sus cuerpos en un sofá cercano.

Hikari: No puedo creerlo... realmente casi me ganas en la última ronda.

Taiyo: Te dije que no debías subestimarme.

Hikari lo miró, con un brillo especial en sus ojos.

Hikari: Gracias por venir, Taiyo. De verdad... me hace feliz pasar tiempo contigo.

Taiyo la miró por un momento, sin decir nada, pero asintió ligeramente.

Taiyo: Yo también lo disfruto. Supongo que no está tan mal tomarse un descanso de vez en cuando.

Hikari sonrió suavemente, notando la sinceridad en las palabras de Taiyo. Mientras se acomodaban en el sofá, las luces del arcade parpadeaban suavemente, y la música de fondo parecía alejar las tensiones del día a día.

Hikari: "A veces siento que no sabes lo afortunada que soy de tener a alguien como tú cerca."

Taiyo, algo sorprendido por la honestidad en su voz, se giró ligeramente hacia ella.

Taiyo: "No sé... nunca pensé que solo pasar el rato de esta forma podría significar tanto. Es bueno... estar en un lugar donde no todo es tan complicado."

Hikari asintió, su expresión tranquila y reflexiva. El ambiente del arcade, aunque ruidoso, parecía calmar las preocupaciones que ambos cargaban. Después de un rato de silencio cómodo, Hikari volvió a hablar, esta vez de manera un poco más juguetona.

Hikari: "Entonces, ¿qué tal si la próxima vez probamos otra cosa? Tengo un par de ideas. Quizás algo más... fuera de lo común."

Taiyo la miró de reojo, algo intrigado.

Taiyo: "¿Fuera de lo común? Eso suena un poco aterrador."

Hikari rió suavemente, inclinándose un poco hacia él con una mirada traviesa.

Hikari: "No es nada peligroso, no te preocupes. Solo... algo que te saque de tu zona de confort. ¿Qué opinas?"

Taiyo la observó por un momento, evaluando la propuesta. Aunque siempre había sido más reservado y reacio a salir de su rutina, algo en su interior sentía que podía permitirse un pequeño cambio, especialmente si era con Hikari.

Taiyo: "Está bien, acepto. Pero no te hagas demasiadas expectativas."

Hikari sonrió ampliamente, satisfecha con su respuesta.

Hikari: "¡Trato hecho! Te prometo que lo vas a disfrutar."

Unos momentos después, ambos se levantaron del sofá y caminaron hacia la salida del arcade. El sol ya comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos que hacían que la ciudad pareciera aún más tranquila. A pesar de la ajetreada rutina de sus vidas, Taiyo se sentía, por una vez, completamente presente en ese momento.

Hikari, al caminar junto a él, parecía pensar en algo más, y con una ligera sonrisa, dijo:

Hikari: "Sabes, no es solo por el arcade... Lo que más me gusta es cómo me haces sentir normal. Como si no tuviera que pretender nada. Y eso... es algo raro de encontrar."

Taiyo, algo desconcertado por la vulnerabilidad en su voz, la miró.

Taiyo: "No tienes que pretender nada conmigo, Hikari. Yo tampoco."

Ambos continuaron su paseo, un poco más cerca el uno del otro, disfrutando de la compañía, sabiendo que en medio de todas las complicaciones, aún existían momentos simples, y esos momentos valían más de lo que cualquiera podría imaginar.

Taiyo y Hikari caminaban tranquilamente por la acera, charlando sobre cosas cotidianas. Hikari hablaba sobre sus planes para el próximo fin de semana, y Taiyo, aunque generalmente más callado, respondía con una ligera sonrisa. Ambos parecían disfrutar de la compañía del otro, como si el mundo a su alrededor se hubiera desvanecido en algo lejano.

Decidieron hacer una parada en una heladería, y mientras saboreaban sus helados, continuaron hablando de todo y nada. El sol ya comenzaba a ponerse, y las sombras de los edificios se alargaban, creando un ambiente cálido y relajado.

Sin embargo, algo cambió cuando pasaron por una calle menos transitada, cerca de algunos edificios abandonados. Taiyo, que antes había estado completamente relajado, comenzó a tensarse ligeramente, mirando hacia adelante con una expresión inexplicable.

Hikari, notando el cambio en él, se detuvo y lo observó preocupada.

Hikari: "¿Taiyo? ¿Estás bien? Tienes una mala pinta."

Taiyo no respondió de inmediato. Su mirada se fijó en algo a lo lejos, como si estuviera percibiendo algo que Hikari no podía ver. Antes de que pudiera decir algo, el Omnitrix en su muñeca comenzó a emitir una serie de pitidos rápidos y agudos, lo que hizo que Hikari frunciera el ceño, confundida.

Hikari: "¿Eso qué es? ¿Una alarma?"

Taiyo, al escuchar el sonido, miró hacia su muñeca con una expresión de preocupación. Intentó desactivar el dispositivo, pero algo no estaba bien. Fue entonces cuando, de repente, el sonido de una motocicleta cortó el aire. Un vehículo se acercaba rápidamente hacia ellos, y al detenerse frente a Taiyo y Hikari, una figura encapuchada descendió de la moto. La persona los miró fijamente, con una actitud decidida.

Desconocido: "Debéis venir conmigo. Ahora."

Hikari, completamente confundida y asustada, miró a Taiyo, pero antes de que pudiera reaccionar, Taiyo, con una rapidez inusual, tomó su mano firmemente.

Taiyo: "Corre, Hikari. Vamos."

Sin darle tiempo a pensar, Taiyo comenzó a caminar a paso rápido, tirando de Hikari con él hacia atrás, tratando de alejarse de la amenaza que sentía cerca. Sin embargo, en ese mismo momento, otro sonido de motocicleta los alcanzó, y cuando se giraron, vieron que otra moto aparecía de un callejón cercano. Para su sorpresa, al instante, otra más apareció a la derecha, bloqueando su camino.

Hikari, sintiendo el pánico crecer dentro de ella, miró a Taiyo con angustia en los ojos.

Hikari: "¿Qué está pasando, Taiyo? ¿Quiénes son ellos?"

Taiyo, sin mirarla directamente, solo pudo decir una palabra con firmeza, mirando a los motociclistas que los rodeaban.

Taiyo: "Corre."

En ese momento, sin esperar más, Taiyo y Hikari empezaron a correr hacia el edificio abandonado más cercano, con los motociclistas siguiéndolos a través de las calles desiertas. Taiyo sentía que el Omnitrix comenzaba a emitir más pitidos, pero no tenía tiempo para detenerse y verificar qué estaba sucediendo. Solo sabía que debían escapar.

Al llegar a la bodega abandonada, Taiyo empujó a Hikari hacia el interior, buscando un lugar donde pudieran esconderse. Las motocicletas, que habían seguido sus pasos, empezaron a frenar frente a la entrada del edificio. En ese momento, las figuras encapuchadas comenzaron a salir de las motos, con sus hologramas activados, mostrando versiones de ellos mismos como si fueran simples peatones, pero Taiyo podía sentir que algo no estaba bien.

Hikari, algo asustada, susurró mientras se acurrucaba cerca de Taiyo dentro del oscuro almacén.

Hikari: "Taiyo, ¿qué está pasando? ¿Por qué nos siguen?"

Taiyo, mientras observaba a través de una rendija en la pared, murmuró con voz baja, pero llena de determinación.

Taiyo: "No lo sé... pero debemos quedarnos en silencio y esperar. Ellos no se detendrán hasta encontrarnos."

El sonido de los motores de las motocicletas se escuchaba en la distancia mientras los misteriosos perseguidores se dispersaban alrededor del edificio. La tensión llenaba el aire, y Taiyo sabía que este momento cambiaría las cosas para él y para Hikari, pero no tenía idea de lo que venía a continuación.

Taiyo y Hikari caminaban tranquilamente por la acera, disfrutando de un helado mientras conversaban de cosas cotidianas. Hikari hablaba sobre una película que había visto recientemente, y Taiyo le contaba sobre algunos proyectos en los que había estado trabajando. Aunque la charla era ligera, había una sensación de comodidad que ambos disfrutaban, como si el mundo exterior no tuviera cabida en ese momento.

Sin embargo, cuando pasaron cerca de un edificio abandonado, Taiyo de repente detuvo su paso. Una extraña sensación de inquietud recorrió su cuerpo. No fue el ruido de la ciudad ni el calor del sol lo que lo perturbó, sino algo más... algo que no podía identificar con claridad. Su rostro mostró una ligera mueca de preocupación.

Hikari, al notar el cambio en su expresión, lo miró con algo de curiosidad.

Hikari: "¿Taiyo? ¿Estás bien?"

Taiyo no respondió de inmediato, su mirada fija en el horizonte, como si estuviera esperando algo o alguien. En ese momento, el Omnitrix en su muñeca comenzó a emitir un suave pero inquietante pitido. Hikari frunció el ceño al escuchar el sonido.

Hikari: "¿Eso... es una alarma? ¿Qué está pasando, Taiyo?"

Taiyo miró el reloj con desconcierto, sabiendo que algo no estaba bien. Sin embargo, antes de que pudiera dar una respuesta clara, algo extraño sucedió. Desde la esquina de la calle, una motocicleta apareció de la nada, su motor rugiendo mientras se detenía frente a ellos. A lo lejos, Taiyo pudo ver la figura de un hombre montado en la moto, pero algo no encajaba. La imagen parecía... demasiado perfecta, casi como un holograma.

Taiyo entrecerró los ojos al ver la figura, y en su mente, las alarmas empezaron a sonar.

Taiyo: "Es un holograma... No es real. Debemos irnos, rápido."

Sin pensarlo dos veces, Taiyo agarró la mano de Hikari y tiró de ella, comenzando a caminar rápidamente en dirección contraria. Pero antes de que pudieran alejarse demasiado, algo aún más inquietante ocurrió. Desde el lado derecho, una segunda motocicleta apareció, seguida de otra detrás de ellos. Las tres motos parecían estar coordinadas, moviéndose con una precisión casi aterradora. Los hologramas sobre las motos comenzaron a despejarse, revelando figuras encapuchadas que los observaban con frialdad.

Hikari, angustiada, miró a su alrededor, sin saber a dónde ir. Su respiración se volvió más pesada, y su corazón comenzó a latir con fuerza.

Hikari: "¿Qué... qué está pasando, Taiyo? ¡Esto no me gusta! ¡Nos están persiguiendo!"

Taiyo, sin perder tiempo, apretó la mano de Hikari con más fuerza y miró a su alrededor, buscando un lugar donde pudieran esconderse. Cuando vio una antigua bodega abandonada cerca, no dudó ni un segundo.

Taiyo: "¡Corre!"

Taiyo tiró de Hikari, llevándola hacia la bodega. A medida que corrían, las motocicletas comenzaron a seguirlos, acercándose con una velocidad asombrosa. El sonido de los motores rugiendo se hizo más fuerte a cada paso. Al llegar a la entrada de la bodega, Taiyo empujó la puerta de metal con fuerza, llevándola a un oscuro y polvoriento espacio dentro.

Ambos entraron rápidamente y, al cerrar la puerta detrás de ellos, la oscuridad los rodeó. El sonido de las motocicletas se escuchaba en la distancia, pero por un momento, el silencio en la bodega les dio una pequeña sensación de alivio. Taiyo, respirando profundamente, se giró hacia Hikari.

Taiyo: "¿Estás bien?"

Hikari, aún agitada y con los ojos llenos de temor, asintió con la cabeza, pero su voz temblaba.

Hikari: "Sí... pero ¿quiénes eran esos? ¿Por qué nos perseguían?"

Taiyo no respondió de inmediato. En su mente, las piezas comenzaban a encajar, pero sabía que no era el momento para explicarlo todo. El Omnitrix aún estaba pitando, y algo le decía que esto apenas comenzaba. Miró a su alrededor en busca de algo útil, pero todo estaba desordenado en el interior de la bodega. Necesitaban salir de ahí, y rápido.

Taiyo: "Escúchame, Hikari. No sé qué está pasando, pero tenemos que mantenernos alerta. No son solo hologramas... algo más está ocurriendo. Vamos a quedarnos aquí un rato, pero tenemos que estar listos para movernos en cuanto tengamos una oportunidad."

Hikari asintió, pero su mente aún estaba llena de preguntas. No sabía quiénes eran esos hombres ni por qué estaban persiguiéndolos, pero confiaba en Taiyo. Mientras tanto, ambos se quedaron en silencio, esperando escuchar cualquier ruido que indicara el movimiento de las motocicletas afuera, sin saber que esto solo era el principio de algo mucho más grande que los involucraba a ambos.

Mientras Taiyo y Hikari se mantenían agazapados en la bodega, el aire se volvía más denso con cada segundo que pasaba. Los motores de las motocicletas fuera seguían rugiendo, y ambos podían escuchar cómo se acercaban cada vez más. La incertidumbre y el miedo llenaban el espacio, pero Taiyo, aunque visiblemente preocupado, intentaba mantener la calma para no alarmar a Hikari.

De repente, un fuerte estruendo sacudió las paredes de la bodega. Las ventanas fueron destrozadas con tal fuerza que los fragmentos de vidrio volaron hacia adentro. Las motocicletas, al parecer, no tenían intención de darles respiro. A través de los trozos de vidrio rotos, Taiyo vio cómo las tres motocicletas entraban de una manera épica, rompiendo todo a su paso con una sincronización perfecta, como si estuvieran esperando el momento exacto para lanzarse al ataque.

El sonido del metal chocando contra el concreto llenó el aire mientras las tres figuras encapuchadas en las motos avanzaban, emitiendo una sensación de amenaza palpable. Taiyo sentía la presión de la situación: algo no estaba bien, y su instinto le decía que ya no podían seguir escondiéndose. Sabía que si se convertía en uno de sus alienígenas, pondría a Hikari en peligro, pero ahora no tenía tiempo para pensar en eso. La situación era crítica.

Se giró rápidamente hacia Hikari, quien miraba a su alrededor con miedo en los ojos, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar. Taiyo le tomó las manos con firmeza, mirándola directamente a los ojos.

Taiyo: "Hikari, voy a terminar esto, pero te prometo que después te contaré todo. Confía en mí."

Hikari se quedó desconcertada por un momento, sin entender del todo las palabras de Taiyo, pero antes de que pudiera preguntar más, Taiyo movió su muñeca, activando el Omnitrix. La pantalla táctil del reloj comenzó a iluminarse, con una serie de secuencias y símbolos que se movían rápidamente. Taiyo deslizó el dedo por la pantalla, buscando la silueta que indicaba la transformación correcta.

Hikari observó sorprendida, sin comprender lo que estaba sucediendo, pero su expresión cambió a medida que la silueta de Taiyo se distorsionaba y comenzaba a cambiar. La secuencia de transformación comenzó, y en cuestión de segundos, el cuerpo de Taiyo empezó a expandirse y cambiar, adoptando una forma que Hikari jamás habría imaginado.

El reloj brilló intensamente mientras Taiyo se transformaba en un Metanoid, una criatura alienígena de la raza Kael’thor. Su piel se tornó de un color metálico y oscuro, con detalles de luces en su cuerpo que pulsaban con energía. Sus ojos se volvieron completamente blancos, y su figura se alzó con una imponente presencia que irradiaba poder.

Hikari retrocedió, sin poder evitar el impacto visual y emocional que la transformación de Taiyo causaba en ella. Los tres hologramas que antes iban a atacar, al ver el cambio de Taiyo, parecieron vacilar por un segundo. La escena era como algo sacado de una película de ciencia ficción: las motocicletas detenidas y las figuras oscuras observando la transformación, atónitas ante lo que estaba sucediendo.

Taiyo, ahora en su forma alienígena, lanzó una mirada desafiante hacia ellos. Sabía que debía actuar rápido, pero la visión de Hikari todavía preocupaba su mente. No quería asustarla más de lo que ya estaba, pero también sabía que no podían dejar que esos atacantes siguieran adelante.

Taiyo: "Hikari, quédate atrás."

En ese instante, las motocicletas comenzaron a moverse de nuevo, pero ahora con una actitud más cautelosa, como si no estuvieran tan seguras de enfrentarse a este nuevo ser. Taiyo se preparó para defenderse, sabiendo que esta batalla apenas comenzaba.

Hikari, aunque confundida y sorprendida, se quedó quieta por un momento, observando la forma de Taiyo. Podía sentir la tensión en el aire, pero algo en su interior le decía que no podía dejar de confiar en él, a pesar de todo lo que estaba sucediendo. En lo más profundo de su ser, sabía que Taiyo estaba luchando por algo más grande, algo que involucraba su seguridad y su vida.

Mientras Taiyo se enfrentaba a las motocicletas, una sensación de determinación lo invadió. El Omnitrix no solo era una herramienta de poder, sino también una pieza clave para entender lo que estaba sucediendo. No importaba lo que los perseguidores quisieran, Taiyo sabía que, en ese momento, debía proteger a Hikari y resolver lo que estaba en juego, aunque las respuestas aún estuvieran muy lejos de ser claras.

El sonido metálico y vibrante de la motocicleta llena de hologramas seguía retumbando en la bodega mientras Taiyo, ahora transformado en NeoSteel, observaba cómo sus atacantes avanzaban rápidamente hacia él. Su nueva forma, con armadura metálica y energía pulsante, le otorgaba una fuerza increíble, pero también le recordaba que estaba enfrentándose a algo mucho más avanzado de lo que imaginaba.

En un rápido movimiento, Taiyo intentó golpear una de las motocicletas que se acercaba a él. Su puño de acero se dirigió hacia la moto con la fuerza suficiente para hacerla volar por los aires, pero en un abrir y cerrar de ojos, la motocicleta esquivó el golpe con una agilidad asombrosa, dejándole una sensación de frustración. La moto se desvió y, con un rugido mecánico, disparó un proyectil directo hacia NeoSteel.

El disparo no parecía afectar en lo más mínimo a Taiyo, su cuerpo metálico resplandecía bajo la energía disparada, y apenas se sintió el impacto. Sin embargo, lo que realmente llamó la atención de Taiyo fue la voz que salió de los altavoces de la moto, como si alguien estuviera comunicándose desde dentro de la máquina.

Voz en la moto: Un terrícola capaz de transformarse en un Metanoid... Esto es algo nuevo.

Taiyo frunció el ceño y, al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, su mente se puso alerta. No era solo un ataque común. Estas motos, o más bien las entidades que las controlaban, no eran simples vehículos. La situación comenzaba a ponerse más complicada de lo que pensaba.

NeoSteel apretó los puños y concentró la energía dentro de su cuerpo, causando una vibración creciente en su núcleo. Luego, con un gesto rápido, extendió las manos hacia las motocicletas y generó un pulso de energía masiva. La onda expansiva de energía fue tan fuerte que mandó a volar a las motos, desintegrando parte del entorno en su camino. El sonido fue ensordecedor, como si toda la estructura de la bodega estuviera a punto de colapsar.

NeoSteel se quedó mirando las motocicletas, esperando que esto hubiera sido suficiente para detenerlas. Pero la duda empezó a invadir su mente. Las motos, a pesar del impacto, no parecían estar fuera de combate.

NeoSteel: "¿Eso es todo lo que tienen?"

El silencio se instaló por un breve momento, pero de repente, las motocicletas empezaron a cambiar. Lo que antes parecía ser una simple máquina, ahora comenzaba a transformarse de una manera que dejó a Taiyo sin palabras. Las motocicletas se separaron en piezas metálicas, que giraban y se reorganizaban hasta formar figuras humanoides. Cada una de ellas se transformaba en una forma que Taiyo, por un segundo, creyó estar soñando.

Sus ojos se abrieron de par en par al reconocer lo que estaba sucediendo.

NeoSteel: No... No puede ser...

Las motocicletas, ahora convertidas en robots humanoides, lo miraban con una mezcla de desafío y curiosidad. Taiyo, en su forma de NeoSteel, se sintió momentáneamente desconcertado por el giro de los acontecimientos. Había visto algo similar en su vida anterior, pero nunca en un enfrentamiento como este.

Uno de los nuevos robots, de color metálico brillante, dio un paso al frente y habló con una voz grave y mecánica, pero que aún llevaba una nota de humanidad.

Robot: Eres más fuerte de lo que pensábamos. Un terrícola capaz de transformar su cuerpo en un Metanoid... Pero eso no te hace inmune a nosotros.

Taiyo apretó los dientes, preparándose para lo que estaba por venir. Aunque su fuerza había aumentado considerablemente con la transformación, no sabía si sería suficiente para enfrentar a estas nuevas criaturas. Su mente se inundó de preguntas y dudas, pero sabía que no podía rendirse. La situación había cambiado por completo.

En ese momento, Hikari, que hasta entonces había estado observando en silencio, dio un paso adelante, confundida pero con un brillo de determinación en sus ojos.

Hikari: Taiyo... ¿Qué está pasando? ¿Qué son esos...? ¿Y tú...? ¿Qué eres?

Taiyo la miró rápidamente, sabiendo que tendría que explicarlo todo después, pero ahora no podía perder la concentración. Los "autobots", como los había conocido en su vida pasada, se disponían a enfrentarse a él, y no podía permitirse pensar en otra cosa más que en cómo protegerla.

NeoSteel: Hikari... esto no es lo que parece, pero ahora no tengo tiempo para explicaciones. Mantente atrás.

Antes de que pudiera reaccionar, uno de los robots avanzó rápidamente hacia él, levantando un enorme puño de metal para golpearlo. Taiyo esquivó el golpe con una agilidad sorprendente para su tamaño y contraatacó, generando una serie de pulsos de energía concentrados, que enviaron al robot a volar hacia el techo de la bodega. Sin embargo, aún quedaban otros dos, que se reorganizaban con la rapidez de una máquina bien aceitada.

El combate estaba lejos de haber terminado, y Taiyo sabía que, para ganar, tendría que descubrir más sobre estos enemigos y cómo derrotarlos antes de que fuera demasiado tarde. Pero algo le decía que este era solo el comienzo de una batalla mucho más grande de lo que había imaginado.

Las explosiones llenaron el aire mientras los tres robots disparaban a toda velocidad hacia NeoSteel. Los rayos de energía impactaban alrededor, destruyendo las paredes y el suelo de la bodega. Taiyo, en su forma metálica, se movía rápidamente, esquivando los ataques con la misma agilidad que había demostrado durante la transformación. Sin embargo, los robots parecían coordinarse mejor, rodeándolo por los flancos y limitando sus movimientos.

NeoSteel: Son más rápidos de lo que pensaba. Esto no va a ser fácil...

En ese momento, una idea cruzó su mente. Recordó algo que Kael’thor le había mencionado sobre el núcleo de energía que llevaba dentro en esta forma: era capaz de liberar un pulso electromagnético devastador, diseñado específicamente para desactivar maquinaria avanzada. Aunque nunca lo había probado, esta era su mejor oportunidad de acabar con los tres enemigos de una vez.

NeoSteel: (Si esto no funciona, estamos en problemas. Pero no hay tiempo para dudar.)

NeoSteel levantó las manos, concentrándose profundamente. Podía sentir el poder acumulándose en su núcleo, un calor intenso que irradiaba desde su pecho hacia todo su cuerpo. Las luces en su armadura comenzaron a brillar con más intensidad, y un leve zumbido llenó el aire. Los tres robots parecieron notarlo, deteniéndose por un segundo, pero pronto reanudaron sus disparos, como si quisieran interrumpir el proceso.

Hikari: ¡Taiyo, ten cuidado!

Los disparos de energía se acercaban peligrosamente, pero NeoSteel permanecía inmóvil, canalizando todo el poder hacia el núcleo. Finalmente, con un grito de esfuerzo, liberó el pulso electromagnético. Una onda de energía brillante se expandió desde su cuerpo, llenando la bodega con un destello cegador y un zumbido ensordecedor.

El impacto fue inmediato. Los tres robots fueron arrojados hacia atrás con fuerza, chocando contra las paredes y el suelo de la bodega. Sus sistemas chisporroteaban y sus movimientos se detuvieron, quedando fuera de combate. El silencio volvió al lugar, roto solo por el sonido de las chispas que salían de los cuerpos metálicos de los robots.

NeoSteel se quedó quieto por un momento, respirando profundamente mientras su cuerpo volvía a la normalidad. La transformación se deshizo lentamente, y Taiyo regresó a su forma humana, arrodillado en el suelo y claramente exhausto. Al levantarse, notó la mirada de Hikari, quien estaba de pie a unos metros, con los ojos llenos de asombro.

Hikari: ¿Qué... qué fue eso? Taiyo, ¿qué eres tú? ¿Cómo hiciste todo eso?

Taiyo se levantó lentamente, limpiándose el sudor de la frente. Sabía que no podía seguir evadiendo sus preguntas. La había involucrado en algo mucho más grande de lo que ella podía imaginar, pero este no era el lugar ni el momento para explicarlo todo.

Taiyo: Lo sé... Tengo mucho que explicarte, y lo haré. Pero primero, tenemos que asegurarnos de que estos tres no vuelvan a levantarse.

Con esfuerzo, Taiyo comenzó a buscar algo en la bodega que pudiera servir para contener a los robots. Encontró una serie de vigas metálicas sueltas y utilizó un poco de ingenio para atar las extremidades de los tres enemigos, asegurándose de que no pudieran moverse si sus sistemas se reactivaban. Luego, localizó una grúa magnética en el rincón de la bodega, aparentemente abandonada, pero aún funcional.

Con algo de dificultad, movió los robots hacia la grúa y activó el electroimán, levantando a los tres cuerpos metálicos y dejándolos suspendidos en el aire. Parecía una solución improvisada, pero era suficiente por el momento.

Hikari observó todo en silencio, todavía procesando lo que había presenciado. Taiyo, finalmente, se acercó a ella, notando la mezcla de asombro y preocupación en su rostro.

Taiyo: Sé que tienes muchas preguntas, Hikari. Te prometo que te contaré todo. Solo... dame un poco de tiempo para ordenar mis pensamientos.

Ella lo miró, todavía impactada, pero asintió lentamente.

Hikari: Está bien. Pero más te vale que lo expliques, Taiyo. Esto es... mucho más grande de lo que pensaba.

Taiyo soltó un pequeño suspiro de alivio y miró hacia los robots suspendidos en la grúa.

Taiyo: (Si estos son solo el principio, entonces necesito prepararme para lo que venga. Y proteger a Hikari, cueste lo que cueste.) 

Pero debía buscar información de cómo ellos estaban ahí aparece los problemas regresaba. Para eso debía sacar informacion mirando atrás los cuerpos inactivos de los robots. Pero Taiyo sabía que este incidente era solo el comienzo de algo mucho más grande.

En la vasta negrura del espacio, una nave gigantesca flotaba silenciosamente, eclipsando las estrellas cercanas. Su diseño era imponente, con líneas afiladas y un brillo metálico que reflejaba su naturaleza avanzada. Dentro de la nave, en una sala oscura iluminada por pantallas holográficas, una figura mecánica imponente se encontraba de pie, observando un proyector que mostraba imágenes de la Tierra y su atmósfera azul.

La silueta era alta, con un cuerpo completamente recubierto de metal negro pulido, adornado con luces rojas que parpadeaban rítmicamente en sus articulaciones. Sus ojos brillaban como brasas encendidas mientras observaba las imágenes proyectadas frente a él. A su alrededor, la sala estaba llena de dispositivos de control y otros autómatas más pequeños que trabajaban silenciosamente.

Con una voz fría y resonante, la figura habló, sus palabras impregnadas de desprecio.

Silueta Mecánica: Así que mi conejillo de Indias ha logrado escapar... Después de todo el esfuerzo que dediqué a perfeccionar su existencia. Qué irónico que haya elegido refugiarse en ese planeta primitivo llamado Tierra.

Hizo una pausa, sus ojos centelleando mientras revisaba una serie de grabaciones de los movimientos recientes de Taiyo en su forma de NeoSteel. Las imágenes mostraban la liberación del pulso electromagnético y los combates contra las tres robots.

Silueta Mecánica: Interesante. Parece que su núcleo ha evolucionado más rápido de lo que había anticipado. Pero su insolencia al enfrentarse a mis unidades... será castigada.

La figura dio un paso hacia adelante, y al hacerlo, la iluminación de la sala reveló parcialmente su diseño: una mezcla de extremidades robustas y mecanismos intrincados, con un emblema desconocido grabado en el pecho. Con un movimiento de su mano metálica, convocó un holograma que mostraba a las tres robots abatidas en la bodega terrestre. Sus cuerpos metálicos colgaban inertes de una grúa magnética.

Silueta Mecánica: Y vosotras tres... qué decepción. Creé vuestra programación para manejar cualquier adversidad, y sin embargo, os dejasteis derrotar por un terrícola fusionado con la tecnología de los Metanoids, pero no se preocupe me aseguraré que ese error no se vuelva a repetir.

En eso del sueño una cápsula cilíndrica apareció mostrando que dentro había algo mientras aquel sujeto tocaba aquel aparato.

Silueta mecánica: es el momento de la cazeria.

Continuará.........

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