Problemas
No sabia como reaccionar ahora mismo lo que estaba pasando frente a mí, literalmente me acabo de encontrar con Seiko ayase la abuela de momo, pero la pregunta como diablos sabia de esto.
Seiko: Oye mocoso te puedes mover?- me pregunto con su personalidad que tanto la caracteriza.
Taiyo: Sí, puedo.....
Seiko: Con el si me basta- menciono mirando a la yokai- No se que diablos estaba haciendo, pero será mejor que te vayas este no es lugar para niños.
A ver como ella me hablaba parecía como si realmente pensaba que no tenía experiencia en esto
Taiyo: no voy a permitir que me excites de nuevo vieja sabrosa.
Pero en eso toda el área se quedo en un silencio profundo, rápidamente me di cuenta si eso lo había pensado o lo había dicho, Seiko se quedó en silencio, mirándome fijamente con una expresión que parecía debatirse entre el desconcierto y la furia. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda mientras ella continuaba girando su cabeza hacia mí, cada movimiento tan lento y calculado que podría rivalizar con una escena de terror. El silencio en el ambiente era tan denso que parecía asfixiante, y me di cuenta de que, tal vez, había hablado más de la cuenta.
Seiko: ¿"Vieja sabrosa"? —repitió en voz baja, su tono lleno de incredulidad y un toque de amenaza—. Mocoso, creo que olvidaste con quién estás hablando.
Tragué saliva, sin saber muy bien cómo reaccionar. La abuela de Momo siempre había sido conocida por su carácter firme, pero en ese momento parecía un volcán a punto de estallar.
Taiyo: Yo... solo estaba bromeando. Lo siento.
Ella levantó una ceja, sin perder su expresión amenazante. Dio un paso hacia mí, y aunque yo sabía que no debía temerle a una persona mayor, había algo en su presencia que me hacía sentir pequeño. Se acercó lo suficiente para que su rostro quedara a pocos centímetros del mío.
Seiko: Escucha bien, mocoso. Si vuelves a hablarme con esa falta de respeto, no habrá yokai en este mundo que pueda salvarte, ¿entendido?
Asentí rápidamente, sin atreverme a decir nada más. Justo en ese momento, un sonido detrás de nosotros nos hizo girar. El yokai Harionago al que Seiko había enfrentado anteriormente seguía ahí, observándonos con una mezcla de impaciencia y enojo.
Harionago: ¿Terminaron su pequeña charla, o van a seguir ignorándome?
Seiko se giró hacia el yokai con una expresión fría, y en un abrir y cerrar de ojos, adoptó una postura de combate.
Seiko: No he terminado contigo. Pero no te preocupes, porque esta vez no tendrás suerte de salir de aquí tan fácil.
Sin perder más tiempo, lanzó un ataque rápido, dejando claro que estaba más que lista para enfrentarse al yokai. Me quedé unos pasos atrás, observando cómo Seiko combatía con una agilidad impresionante para alguien de su edad.
Taiyo:( Nota mental no hacer idioteces cuando este ella)- pensé comicamente a ver como había actuado-( Enserió debo medir mis palabras cuando hablo o cuando pienso)
Veía el combate de seiko y la yokai Harionago la cual usaba su cabello, puede que seiko tuviera buena movilidad, pero ella también conocía su límites, no podría simplemente quedarme de brazo cruzado. Notando cómo la yokai había enterrado su cabello al suelo, planeaba atacar por sorpresa, ya que seiko estaba distraída con los cabellos que tenía frente.
En eso detrás de seiko del suelo emergieron varios cabellos que intentado atacada, pero antes de que eso pasada un gran destello de luz se hizo presente donde una extraña voz apareció.
Fuego!!!
En eso un poderoso torrente de fuego terminaría quemado aquel ataque Sorpresa solo para ver cómo tanto la yokai y seiko me miraba notando cómo donde antes estaba ahora había un ser de fuego con roca volcánica, me había transformado en fuego.
El calor era intenso, y el aire alrededor chisporroteaba con energía cuando finalmente me transformé en Fuego. Sentía el poder recorriendo mi cuerpo, cada llama a mi alrededor danzando como si tuviera vida propia, dispuesta a reducir a cenizas a quien se interpusiera.
Fuego: ¡No dejaré que te ataque por la espalda! —grité, haciendo que las llamas a mi alrededor se intensificaran aún más.
La yokai Harionago retrocedió ligeramente, sorprendida, pero sus ojos mostraban una determinación feroz. Sin perder el tiempo, lanzó otro ataque, haciendo que su cabello se extendiera y serpentease como una red de tentáculos afilados, dispuesta a atravesarme. Pero antes de que sus cabellos me alcanzaran, concentré mi energía en mis manos y lancé una poderosa ráfaga de fuego, incinerando cada hebra que se atrevía a acercarse.
Seiko me observó de reojo, con una mezcla de desconfianza y aprobación en su mirada, mientras su postura se relajaba ligeramente.
Seiko: Bueno, mocoso, parece que al menos sabes cómo ser útil- mencionó tranquila inhalado un cigarro.
Fuego: ¡No es momento para cumplidos, señora! Vamos a encargarnos de ella juntos.
Seiko: Como que señora maldito mocoso cambia forma, respeta a tus mayores.
Fuego: Número uno Buenas tarde soy Taiyo Uchūsei y Número dos ni si quiera me ha dicho su nombre, como quiere que me dirija a usted Anciana o Vieja.
Pude sentir como Seiko me miraba de mala manera, pero depues rió levemente cosa que me confundió, pensé que me iba a enterra un clavó.
Seiko: Veo que tienes huevos para decir eso mocoso cambia forma extraña- mencionó para liberar el humo- Por el momento llamarme seiko.
Fuego: Muy bien Seiko, vamos a patearle el culo a esta señora- mencione chocando mis puños.
Seiko: Je cada vez me agradas más- diría con una sonrisa algo desafiante.
La yokai gruñó, visiblemente enfurecida por la interrupción. Su cabello comenzó a retorcerse nuevamente, cubriendo el espacio a su alrededor y creando un aura oscura que absorbía la luz, como si intentara apagar mis llamas.
Seiko, al darse cuenta del peligro, se posicionó a mi lado y me lanzó una sonrisa desafiante.
Seiko: Sigues mi ritmo, ¿entendido?
Iba a comentar algo pero mejor decidi callarme e asentí, y ambos nos lanzamos al ataque. Mientras yo lanzaba ráfagas de fuego para mantener los cabellos de Harionago a raya, Seiko se movía ágilmente, esquivando y cerrando la distancia con la yokai. Era un trabajo en equipo improvisado, pero cada uno confiaba en el otro para cubrir sus puntos ciegos.
Harionago, al verse superada, gritó furiosa y lanzó una última ofensiva desesperada. En ese momento, Seiko y yo cruzamos nuestras miradas y, sin decir una palabra, supimos qué hacer.
Fuego: ¡Ahora, Seiko!
Concentré toda mi energía y desaté una explosión de fuego directo hacia la yokai, mientras Seiko aprovechaba la distracción para cerrar la distancia y lanzar un golpe definitivo. El impacto fue tan poderoso que el suelo tembló, y un silencio profundo cayó cuando el humo se disipó, dejando solo la silueta de Harionago, inmóvil.
Seiko exhaló y me lanzó una última mirada, algo menos intimidante esta vez.
Seiko: Buen trabajo, mocoso... pero no te acostumbres.
Fuego: De hecho no lo hacía- comenté tranquilo viendo ahora la yokai en el suelo.
Yuki: Taiyo!!!
En ese momento reconoci la voz mirando giré la cabeza y allí estaba Yuki, en su forma de yuki-onna, su piel pálida y fría resaltando bajo el resplandor de la tarde. Sus ojos tenían un brillo helado, y aunque mantenía su forma humana, su boca mostraba algo afilado y etéreo que le daba un toque inquietante, casi sobrenatural.
Seiko, quien aún estaba en guardia tras la pelea con Harionago, frunció el ceño al ver a Yuki, y por un momento su postura se endureció, como si no estuviera segura de si debía considerarla una amenaza.
Seiko: Vaya, vaya… ¿acaso me trajiste otro yokai para entretenerme, mocoso? —dijo, su voz llena de sarcasmo, aunque era evidente que estaba evaluando a Yuki.
Yuki me dirigió una mirada seria, luego se enfocó en Seiko, inclinando apenas la cabeza en señal de respeto.
Yuki: No soy una amenaza. Vine porque algo se habia llevado a taiyo… —su voz era suave y fría, como el viento en invierno, pero con una firmeza que dejaba claro que no retrocedería ante nadie, ni siquiera ante la abuela de Momo.
Seiko levantó una ceja, evaluando cada palabra de Yuki, y de repente soltó una carcajada que resonó en el área, despreocupada y fuerte.
Seiko: Vaya, resulta que tienes agallas —dijo, relajando los hombros pero sin apartar su mirada inquisitiva—. Aunque sigues pareciendo un yokai.
Fuego: Vamos a calmarnos, ella está conmigo —intervine, intentando aliviar la tensión—. Yuki es… bueno, mi amiga y compañera de equipo.
Seiko me lanzó una mirada burlona, pero parecía aceptar la explicación. Sin embargo, se dirigió a Yuki con un tono casi desafiante.
Seiko: ¿Y tú, “amiga”? ¿Qué tipo de poder tienes? Porque aquí la fiesta terminó, pero conociendo la suerte de este mocoso… seguro no será la última.
Yuki levantó la mano y, con un simple movimiento, hizo que un suave copo de nieve flotara en el aire antes de que se disipara en un delicado susurro de escarcha.
Yuki: Control del frío y el hielo, podría decirse —respondió, calmada y sin jactarse—. Pero no vine aquí a demostrar mi poder, solo a asegurarme de que Taiyo estuviera bien.
Seiko cruzó los brazos y asintió con un aire pensativo, como si aprobara la actitud de Yuki. Finalmente, me dirigió una última mirada.
Seiko: Bueno, parece que al menos tienes amigos útiles, mocoso. Tal vez te dejen de llamar mocoso algún día.
A pesar del tono burlón, noté una pequeña chispa de respeto en sus ojos. Sabía que este encuentro había sido peculiar, pero en el fondo sentí que tanto Yuki como yo habíamos pasado una especie de “prueba” ante Seiko, aunque no estaba seguro de qué tipo de prueba sería.
Mientras Seiko se alejaba unos pasos, se detuvo de repente y giró, cruzándose de brazos mientras me miraba con una ceja levantada y una sonrisa burlona.
Seiko: ¿Y piensas quedarte ahí como una fogata andante, mocoso? —preguntó, con ese tono desafiante que tanto la caracterizaba.
Suspiré y llevé la mano al Omnitrix, presionándolo para cancelar la transformación. Sentí cómo el fuego y la roca se desvanecían a mi alrededor, dejando solo a la versión normal de mí, de vuelta en el suelo y con un ligero cansancio en el cuerpo.
Taiyo: No te preocupes, ya estoy de vuelta —dije con una sonrisa forzada, tratando de mantener la compostura.
Seiko esbozó una media sonrisa, como si estuviera evaluándome de nuevo, pero esta vez con una pizca de aprobación, o al menos algo cercano a ello.
Seiko: No te queda mal esa actitud… aunque aún te falta mucho para que alguien como yo te tome en serio —dijo, en ese tono desafiante y burlón que parecía casi una broma, pero que dejaba una enseñanza oculta.
Yuki se acercó, ya en su forma humana normal, mirándome de reojo como para asegurarse de que estaba bien.
Yuki: Bueno, al menos lo manejaste bien, Taiyo —dijo, con una sonrisa de apoyo.
Seiko, sin embargo, se limitó a soltar una carcajada ligera.
Seiko: Claro, ser atrapado por el yokai sin duda lo has manejado bien—dijo, dándonos una última mirada evaluadora.
Taiyo: Créame que si usted no hubiera aparecido, pues me hubiera convertido en otro alienígena.
Seiko: Que diablos dices mocoso, los alienígena no existen- mencionó tranquila donde básicamente yuki y yo caímos de espalda comicamente.
Taiyo: Enserió, literal me convertí en un ser hecho de fuego, dígame quien en su sano juicio tiene tal apariencia.
Seiko: Los yokai- mencionó tranquila- Además que demonios hacer ustedes 2 en un lugar alejado de la ciudad.
Yuki: Pues nosotros estamos haciendo investigación- mencionó tranquila cosa que seiko levantó una ceja.
Seiko: De cuanto un hombre puede dura su vida contra Harionago, si no creo que sea muy inteligente cuando ella odia a los hombres.
Yuki: No me refiero a eso, nosotros somos detective Yokai- mencionó de manera divertida.
Seiko: A ve si entendí, entonces básicamente son una especie de Misterios S.A
Yuki: Algo así- mencionó rascándose la cabeza- Fui yo la que ideó eso.
Seiko soltó una carcajada al escuchar la comparación, llevándose una mano a la frente y mirándonos como si fuéramos un par de niños jugando a ser detectives.
Seiko: ¿Así que detectives Yokai, eh? Y van por ahí enfrentándose a criaturas que podrían acabar con ustedes en un instante, como Harionago… —dijo en tono burlón, mirándonos con una mezcla de escepticismo y diversión—. Esto es peor que los programas de misterio.
Taiyo: Pues no es exactamente lo mismo que los shows de TV… pero alguien tiene que hacerlo, ¿no? —respondí, sintiendo una mezcla de incomodidad y orgullo.
Seiko: Ah, por supuesto, porque nada mejor que un par de mocosos jugando a los héroes. ¿Y qué harán cuando se encuentren con un yokai que no pueden vencer? —dijo, inclinándose hacia nosotros con una mirada afilada.
Yuki: Sabemos en lo que nos estamos metiendo, Seiko-san. No es solo un juego. Además, Taiyo tiene sus… —se detuvo un momento, dándome una mirada cómplice—… sus trucos, y yo también tengo mis habilidades.
Seiko alzó una ceja, y por un momento se cruzaron nuestros caminos con su mirada, que parecía intentar leerme. Luego suspiró y se encogió de hombros, como si hubiera decidido que discutir más no valía la pena.
Seiko: Bueno, mocosos, no diré que están cuerdos, pero al menos tienen agallas. Solo tengan en mente una cosa: los yokai no son bromas, y muchos de ellos no ven la diferencia entre niños y adultos cuando se trata de... eliminarlos.
Taiyo: Nos encargaremos, Seiko-san —respondí con firmeza, pero con una sonrisa para aligerar la tensión.
Seiko me miró con una mezcla de diversión y respeto, sacudiendo la cabeza mientras se alejaba unos pasos.
Seiko: Solo no terminen siendo alimento de algún yokai, ¿de acuerdo? Porque yo no voy a estar siempre para salvarles el trasero. —Con una última mirada de advertencia, nos dejó allí y comenzó a desaparecer entre las sombras.
Cuando finalmente se fue, Yuki y yo compartimos una mirada, entre sorprendidos y un poco aliviados. Sabíamos que lo que estábamos haciendo no era un juego, pero tener a alguien como Seiko que se tomaba en serio nuestras intenciones era… extraño, aunque reconfortante.
Yuki: Bueno, al menos ahora tenemos su "aprobación," ¿no?
Taiyo: Supongo que sí… aunque no sé si eso hace que todo sea más fácil o más complicado.
Ambos reímos y, dejando a Seiko y su extraño mundo detrás por el momento, continuamos nuestro camino de regreso a la ciudad, con la sensación de que el siguiente caso yokai estaría a la vuelta de la esquina.
Justo cuando pensábamos que la escena estaba terminada, Seiko reapareció de entre las sombras con una expresión de leve molestia en el rostro.
Seiko: Ah, demonios... olvidé exorcizar a Harionago —dijo, como si hubiera olvidado algo tan trivial como las llaves de su casa.
Yuki y yo nos quedamos atónitos, mirándonos con incredulidad antes de volver la vista hacia ella.
Taiyo: ¿Cómo que... "olvidaste"? —pregunté, tratando de procesar lo que acababa de decir.
Seiko suspiró y empezó a mirar alrededor, claramente buscando algún rastro de Harionago, pero en los alrededores estaba vacío, sin señales de la yokai.
Seiko: Pues sí, mocoso, me distraje con sus tonterías de detectives yokai y se me pasó. Pero claro, ahora no está... —frunció el ceño, claramente irritada por la situación.
Yuki: Entonces... ¿Harionago está libre por ahí? —preguntó, con una mezcla de preocupación y asombro.
Seiko: No parece estar aquí, pero no se confíen. Es probable que esté aún rondando cerca —dijo, dirigiéndonos una mirada seria—. Ustedes, "detectives yokai", ¿no notaron algo extraño cuando apareció?
Taiyo: Bueno… parecía que estaba más interesada en atacar a los hombres, pero también parecía estar buscándome específicamente —dije, recordando los intensos ojos de Harionago dirigidos hacia mí—. Tal vez se ha quedado cerca, esperando otra oportunidad.
Seiko suspiró y sacudió la cabeza, con una expresión de resignación.
Seiko: Ah, mocoso, parece que te has ganado una admiradora yokai. Pero si vuelve, no le va a bastar solo con mirarte, ¿entiendes? La próxima vez, será mucho más agresiva, y te aseguro que no podrás salir de esa tan fácilmente.
Yuki y yo intercambiamos miradas; la preocupación se reflejaba en sus ojos.
Yuki: ¿Qué sugieres que hagamos, Seiko-san?
Seiko: A ustedes les sugiero que no se metan donde no los llaman… —dijo con una sonrisa irónica—. Pero, como ya están involucrados, al menos asegúrense de estar listos. Puede que sea necesario un buen plan para atraparla, y más vale que no intenten hacerle frente de nuevo sin ayuda.
Taiyo: Entendido... —respondí con un suspiro. No iba a ser fácil, pero no pensaba dejar que Harionago anduviera suelta.
Seiko asintió con un ligero gesto, dándonos una última mirada de advertencia.
Seiko: Estaré vigilando el área por si reaparece, pero no se confíen. Esta yokai tiene una fijación contigo, mocoso, y eso significa que no se rendirá fácilmente.
Con eso, desapareció una vez más, dejándonos a Yuki y a mí solos y con un peso extra sobre los hombros. Sabíamos que, tarde o temprano, Harionago volvería.
Yuki y yo caminábamos de regreso a casa, con el cielo ya cubierto por un manto de estrellas y la ciudad en calma. La tranquilidad de la noche contrastaba con el eco de los sucesos recientes, y aunque intentábamos no hablar mucho, ambos sentíamos la tensión en el aire. La calle estaba casi vacía, y cada paso resonaba más fuerte de lo que debería.
Yuki: Sabes... aún no puedo creer que nos topamos con esa extraña señora, y para colmo, con una yokai como Harionago —murmuró, mirando al suelo mientras caminaba.
Taiyo: Sí, lo sé. Es como si cada vez que intentamos alejarnos de lo paranormal, algo nuevo nos jala de vuelta. —Suspiré, metiendo las manos en los bolsillos mientras seguíamos avanzando.
Yuki: ¿Crees que realmente volverá por ti? —preguntó con una preocupación sincera en sus ojos.
Taiyo: Honestamente, Yuki, no lo sé. Harionago parecía bastante decidida, y si lo que dijo Seiko es cierto, puede que esté esperándome en algún momento vulnerable. —Intenté sonar despreocupado, pero la verdad era que la idea me ponía en alerta.
Yuki se quedó en silencio, pero pude ver en su expresión que también estaba preocupada. Después de todo, los yokai no eran algo que simplemente aparecía y desaparecía sin razón. Harionago tenía algún tipo de fijación conmigo, y eso no era algo que pudiéramos ignorar.
Finalmente, llegamos a la entrada de nuestras casas. Nos detuvimos frente a la puerta, sabiendo que era hora de separarnos.
Yuki: Oye, Taiyo... si necesitas ayuda, sabes que estaré aquí, ¿verdad? —dijo con una pequeña sonrisa, tratando de infundirme ánimo.
Taiyo: Lo sé, Yuki. Eres la mejor compañera de detectives yokai que podría pedir. —Le sonreí de vuelta, intentando aliviar un poco la tensión.
Ambos soltamos una pequeña risa, y con eso, el ambiente se sintió más ligero. Era bueno saber que no enfrentaba esto solo.
Taiyo: Nos vemos mañana —dije, dándole un gesto de despedida mientras entraba en casa.
Mientras subía las escaleras hacia mi cuarto, no podía evitar mirar por la ventana hacia la noche oscura, esperando no ver ni un rastro de cabellos largos y oscuros. La verdad es que la paz que buscábamos podía ser solo temporal, pero al menos, por esta noche, parecía que Harionago no había vuelto.
Después de todo, había que disfrutar la calma mientras durara.
Timeskip
Me encontraba en la escuela, inmerso en la rutina de siempre, con la ligera resaca del sermón que me dieron mis hermanas anoche al regresar tarde. La verdad es que su regaño habría sido mucho peor si no les hubiera mencionado que estaba con alguien. Aun así, no me libré de sus advertencias sobre ser más responsable. Suspiré mientras recorría los pasillos, tratando de despejarme de esos pensamientos.
De pronto, sentí un ligero tirón en mi uniforme. Al girarme, me encontré con Hana, que me miraba de manera educada y algo tímida.
Hana: Buenos días, Uchūsei-san —dijo, en su tono usualmente formal.
Taiyo: Buenos días, Hana. Ya te dije que no hace falta que seas tan formal. Llámame Taiyo —respondí con una sonrisa, tratando de que se sintiera cómoda.
Ella asintió lentamente, pero su expresión no cambió mucho. Después de un breve silencio, dio un pequeño paso adelante.
Hana: Uch... Taiyo, quería hablar contigo sobre algo importante, si tienes un momento —murmuró, bajando un poco la mirada.
Asentí, intrigado, y le hice un gesto para que camináramos hacia un rincón más tranquilo del pasillo. Notaba en su expresión que estaba algo nerviosa, así que decidí esperar a que ella se sintiera lista para hablar.
Taiyo: Dime, ¿qué pasa?
Hana respiró profundo y me miró a los ojos, como si estuviera armando su valor.
Hana: Quiero saber la verdad… ¿eres un alien? —me soltó la pregunta sin rodeos.
Mis ojos se abrieron como platos, completamente sorprendido. Tragué saliva, buscando alguna forma de responder que no me delatara. Intenté mantener la calma y sonreí con nerviosismo.
Taiyo: Eh… no, claro que no. Soy cien por ciento humano —respondí, tratando de sonar convincente, aunque no estaba seguro de si lo lograba.
Hana, sin embargo, levantó una ceja con escepticismo y sacó su celular. Con un par de toques en la pantalla, reprodujo un video que me dejó helado. Era una grabación mía, capturada la tarde anterior, en el preciso momento en el que activaba el Omnitrix y me transformaba en XLR8. Observé el video, viendo cómo mi forma humana se desvanecía para dar paso a una criatura parecida a un dinosaurio, con extremidades delgadas y una velocidad sobrehumana.
Taiyo: ( Oh mierda)- pensé ya que este día no podría empeorar.
En las afueras de la academia para ser preciso en los árboles una silueta femenina se movía mientras se podría ver como lo que parecía ser su cabello se movía de manera intensa.
??: Vas a pagar por lo que me hiciste- menciono con odio mientras se acercaba a la academia.
Continuara........
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