Mejorando
Hana se encontraba en un lugar que no reconocía, envuelta en una profunda oscuridad que parecía no tener fin. A su alrededor solo había un inmenso vacío, pero con cada paso que daba, el ambiente se tornaba más claro, como si se moviera en otra dimensión o, quizás, en un recuerdo olvidado.
Pronto, una suave luz empezó a brillar en el horizonte, y Hana notó que estaba en el fondo del océano. Sin embargo, podía respirar sin problemas, y el agua a su alrededor parecía etérea, casi irreal. Frente a ella, una figura espectral se aproximaba; era una pequeña ballena, flotando y nadando con una calma indescriptible. Era la misma criatura que había visto en sus visiones cuando estaba despierta.
Hana: ¿Eres tú…?- preguntó con la voz resonando suavemente en el agua.
La ballena giró levemente, como si pudiera escucharla. Un instante después, una serie de imágenes comenzaron a proyectarse en su mente. Vio una familia de ballenas nadando en aguas pacíficas, hasta que algo oscuro y trágico ocurrió, separando a la pequeña cría de su madre. Vio cómo el océano se volvía hostil, llenándose de redes y de embarcaciones que perturbaban su tranquilidad. Era un sufrimiento profundo, una sensación de pérdida y desolación que, con el tiempo, convirtió a esa pequeña criatura en lo que sería el temible Bake-kujira.
Hana sentía el dolor de la pequeña ballena, que nunca había dejado de buscar a su madre ni de intentar regresar a las aguas tranquilas de su hogar. Sin darse cuenta, una lágrima rodó por su mejilla, disolviéndose en el agua a su alrededor. Quería ayudar a aliviar ese dolor, esa tristeza que había convertido al espíritu en un ser vengativo.
Hana: Prometo que haré todo lo posible para proteger el mar- susurró, y en ese momento, una paz indescriptible la rodeó. La ballena, ahora más calmada, emitió un suave sonido, como un agradecimiento.
De pronto, la luz que iluminaba el entorno comenzó a intensificarse, y la figura de la pequeña ballena empezó a desvanecerse. Antes de que desapareciera por completo, la criatura dejó caer una pequeña escama brillante en las manos de Hana, un símbolo de su conexión y un recordatorio de su promesa.
Cuando Hana abrió los ojos, estaba de vuelta en su cama, con el primer rayo de sol entrando por la ventana. En su mano, para su sorpresa, yacía aquella pequeña escama brillante, recordándole que su encuentro en el océano no había sido solo un sueño, sino un pacto real entre ella y el espíritu del mar.
Hana se quedó mirando el techo de su habitación, reviviendo en su mente cada detalle de lo que había ocurrido la noche anterior. La liberación del Bake-kujira, el espíritu de la madre de la pequeña ballena atrapada en un dolor que había perdurado por años... todo era aún increíble, casi irreal. Sin embargo, la conexión que había experimentado con el yokai era lo que más la desconcertaba. ¿Cómo era posible que ella pudiera ver y sentir sus recuerdos, incluso su dolor?
Mientras seguía pensando en ello, un recuerdo se cruzó en su mente: su abuela. Recordó aquellas veces en las que la visitaba, y ella le contaba historias sobre criaturas espirituales, fuerzas invisibles, y fenómenos sobrenaturales. Su abuela siempre había tenido una conexión especial con lo paranormal, y solía decirle que existían personas capaces de sentir cosas que los demás no podían percibir.
Hana: Quizá ella sepa lo que me está pasando- murmuró sintiendo una nueva chispa de esperanza.
Decidida a buscar respuestas, se levantó de la cama y revisó su agenda mentalmente. Si lograba llegar temprano, tal vez podría pasar a visitar a su abuela después de la escuela. Necesitaba entender si había algo especial en ella que la había permitido conectar con el espíritu de la ballena, y, si era así, cómo podría aprender a manejar ese don.
Con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, Hana terminó de alistarse. En el fondo, sentía que este era solo el comienzo de algo más grande, una conexión más profunda con el mundo de lo espiritual que apenas comenzaba a descubrir.
Timeskip
Después de las clases, Hana se dirigió hacia la casa de su abuela. Había pasado tiempo desde su última visita, pero esta vez venía con un propósito distinto. El trayecto en autobús le permitió ordenar sus pensamientos y tratar de formular las preguntas que tenía. ¿Por qué había visto aquellos recuerdos? ¿Significaba algo sobre ella o su pasado? A medida que se acercaba a la casa, sus dudas solo parecían crecer.
Al llegar, su abuela la recibió con una sonrisa cálida, como si hubiera estado esperándola. La casa tenía ese aroma familiar a incienso y hierbas que Hana recordaba tan bien, y, como siempre, cada rincón estaba decorado con amuletos y objetos de protección que su abuela valoraba profundamente. Sin perder tiempo, Hana explicó lo que había sucedido con el Bake-kujira y cómo había experimentado los recuerdos de la ballena. Su abuela escuchó atentamente, con una expresión serena pero llena de comprensión.
Hana se sentó frente a su abuela, quien la miraba con una sonrisa tranquila, casi como si ya supiera por qué había venido. La anciana se tomó su tiempo, sirviendo té con calma y elegancia, y Hana agradeció el gesto con una pequeña inclinación de cabeza, permitiendo que la calidez de la bebida la tranquilizara un poco.
Durante unos minutos, disfrutaron del silencio, hasta que la abuela rompió la calma con una voz suave pero llena de certeza.
Abuela: Sabía que llegarías con preguntas, Hana. Y me alegra que lo hayas hecho. Verás, en nuestra familia, algunas personas nacen con un don especial —dijo, tomando un sorbo de té—. No todos lo desarrollan, ni lo llegan a entender, pero tú… tú eres una de las pocas que ha podido despertar esa conexión psíquica.
Hana la miró, sorprendida, y dejó la taza en la mesa, sus manos ligeramente temblorosas.
Hana: ¿Entonces… yo también tengo ese poder psíquico? —preguntó, tratando de procesar la revelación.
La abuela asintió, sus ojos brillando con orgullo y serenidad.
Abuela: Así es. No es algo que cualquiera pueda percibir o manejar, y menos aún sin guía. Conectar con el Bake-kujira no fue casualidad, Hana. Tú pudiste ver sus recuerdos, su dolor, porque tu alma es sensible a las almas de los yokai, a los espíritus que habitan este mundo y el más allá.
Hana tragó saliva, sintiéndose a la vez intrigada y abrumada. Todo lo que había pasado con el Bake-kujira comenzaba a tener sentido.
Hana: ¿Significa eso que… puedo ayudar a otros yokai también? ¿O comunicarme con ellos? —preguntó, sin saber aún el alcance de su habilidad.
La abuela tomó su mano, dándole un apretón cariñoso.
Abuela: Esa es una posibilidad, sí. Pero recuerda, Hana, que este poder es una responsabilidad. Los yokai no siempre son amistosos ni están en paz como el Bake-kujira. Hay muchos con heridas y rencores profundos, y acercarte a ellos puede ser peligroso. Pero si decides desarrollar esta habilidad, puedo enseñarte a protegerte, a entender sus emociones y a canalizar ese don de forma segura.
Hana asintió, sintiendo una mezcla de respeto y emoción por lo que le esperaba. Sabía que sería un camino difícil, pero estaba dispuesta a aprender de su abuela y entender más sobre el mundo que la rodeaba, un mundo que, hasta hace poco, le era completamente desconocido.
La abuela de Hana observó el interés en los ojos de su nieta y, con una sonrisa melancólica, comenzó a explicar algo que pocas personas fuera de la familia conocían.
Abuela: En nuestra familia, desde hace generaciones, existían personas llamadas exorcistas. —Su voz era suave, casi como si estuviera contando una vieja leyenda—. Los exorcistas eran aquellos que podían percibir y comunicarse con los yokai, los espíritus y fuerzas sobrenaturales. Pero su labor iba más allá de simplemente interactuar con ellos; eran responsables de proteger a los vivos y guiar a los espíritus perdidos para encontrar paz. Ayudaban a resolver conflictos entre el mundo de los humanos y el de los seres espirituales.
Hana escuchaba con atención, intrigada. La idea de que su familia tuviera una conexión tan profunda con el mundo sobrenatural era tan asombrosa como inquietante.
Hana: ¿Y cómo funcionaban? —preguntó, ansiosa por saber más.
La abuela la miró con una mezcla de orgullo y nostalgia.
Abuela: Cada exorcista aprendía a dominar ciertas técnicas y rituales para comunicarse y, en casos necesarios, desterrar a aquellos yokai que amenazaban a los vivos. También aprendían a usar herramientas sagradas, como sellos y talismanes, para controlar a los espíritus. Pero esto no era solo poder; requería mucha disciplina, compasión y respeto. Era un papel que no todos podían asumir —explicó, mientras tomaba su taza de té y daba un sorbo, recordando tiempos pasados—. Sin embargo, con el tiempo, esa tradición comenzó a desaparecer. La modernización y la falta de personas sensibles a lo sobrenatural hicieron que el conocimiento y las prácticas se fueran olvidando.
Hana la miró con una mezcla de asombro y tristeza. Sabía que su abuela hablaba con una experiencia personal, como si hubiese conocido a aquellos exorcistas o, tal vez, hubiera sido una de ellos.
Hana: ¿Quedan… exorcistas en nuestra familia? —preguntó en voz baja, casi temiendo la respuesta.
La abuela asintió, pero su mirada reflejaba cierta pena.
Abuela: Quedan muy pocos, Hana, y sus habilidades no siempre son tan fuertes como antes. Tú has demostrado tener esa sensibilidad, y aunque no sé si eso te convierta en una exorcista, tienes el potencial para entender y guiar a los espíritus, como lo hiciste con el Bake-kujira. Es un don raro, y depende de ti si quieres aprender más y quizás asumir parte de ese legado.
Hana sintió un peso en su pecho, no de temor, sino de responsabilidad. Sabía que lo que su abuela le ofrecía era una herencia ancestral, un camino lleno de desafíos, pero también de un propósito único.
Hana: Quiero aprender —dijo finalmente, con determinación—. Quiero entender este poder y ayudar, como lo hacían nuestros antepasados.
La abuela la miró con orgullo y le tomó las manos con afecto.
Abuela: Entonces, empezaré a enseñarte.
Timeskip
Pov taiyo
Habían pasado ya unos meses desde nuestra última misión como los "Detectives Yokai", y el cambio era evidente en cada uno de nosotros. Desde entonces, Hana nos explicó la naturaleza de sus “poderes” y, aunque en el fondo ya sospechaba que su habilidad debía estar relacionada con algo profundo y ancestral, fue interesante escucharla hablar sobre su conexión con el mundo espiritual. Ahora entendía mejor la calma y la concentración que Hana siempre demostraba en momentos de tensión; estaba aprendiendo a perfeccionar esas habilidades con la ayuda de su abuela.
Mientras Hana entrenaba para controlar sus dones espirituales, Yuki y yo no podíamos quedarnos atrás. Nos habíamos puesto serios respecto a mejorar nuestras propias habilidades, tanto para protegerla a ella como para enfrentar amenazas cada vez más intensas. Utilizando la cápsula de gravedad que había adaptado con algunos ajustes, Yuki y yo incrementamos la intensidad de nuestros entrenamientos. Sabía que si quería ser el mejor, y asegurarme de que todos estuvieran seguros, tenía que superar mis propios límites. Además, había comenzado a probar mi nuevo alien, Vitanexus, el cual parecía tener habilidades que incluso yo estaba apenas descubriendo. Con él, podía ajustar mis capacidades a niveles desconocidos, y cada pelea o simulación era una oportunidad para explorar su verdadero poder.
Y, en medio de todo este entrenamiento, había algo más: la escuela. Aunque era fácil perderse en los combates y misiones, el segundo año había llegado a su fin. A veces me sorprendía lo rápido que pasaba el tiempo, entre misiones y entrenamiento, y cómo nuestras habilidades habían crecido en tan poco tiempo. Sin embargo, sabía que todo este esfuerzo no solo era para convertirnos en mejores luchadores o exorcistas; era para estar listos para cualquier amenaza que se interpusiera en nuestro camino. Estaba claro que el tercer año sería un nuevo desafío, y, aunque había incertidumbre en lo que vendría, nos sentíamos más preparados que nunca para enfrentarlo juntos.
Nos encontrábamos en una chatarrería en las afueras de la ciudad. Entre montones de metal oxidado y vehículos inservibles, Yuki y yo observábamos a Hana con una mezcla de asombro y orgullo. Frente a ella se encontraba un viejo auto destartalado, cubierto de polvo y sin esperanza de volver a funcionar. Hana respiró profundo, cerrando los ojos por un instante para concentrarse.
De repente, comenzaron a materializarse a su alrededor unos brazos de energía psíquica, translúcidos y de un color suave que casi emitía un leve brillo. Observábamos fascinados cómo esos brazos extendidos y firmes parecían responder a su voluntad. Con un movimiento controlado, uno de esos brazos se extendió hacia el auto, envolviéndolo con firmeza y, para nuestra sorpresa, comenzó a levantarlo lentamente del suelo. El metal crujía bajo la presión, pero los brazos de Hana permanecían sólidos y estables.
Yuki silbó con admiración, cruzando los brazos.
Yuki: ¿Sabías que podía hacer algo así?- me susurró, impresionada. Yo negué con la cabeza, sonriendo. Hana estaba logrando cosas increíbles en tan poco tiempo.
Hana abrió los ojos mientras mantenía el auto en el aire. Giró ligeramente la muñeca, y los brazos psíquicos imitaron su movimiento, moviendo el auto de un lado a otro como si fuera una hoja liviana. Se notaba la concentración en su rostro, pero también la emoción de haber logrado controlar su poder a ese nivel.
Taiyo: Bastante impresionante, ¿no?- le dije a Yuki con una sonrisa. Ella asintió.
Finalmente, Hana dejó el auto con suavidad en el suelo, soltando un suspiro de alivio. Nos miró y sonrió, emocionada y un poco cansada.
Hana: Bueno, ¿qué tal estuvo?- preguntó, esperando nuestra reacción.
Taiyo: A mí me tienes impresionado- le dije, acercándome- Si sigues así, pronto podré pedirte ayuda para levantar cosas pesadas- bromee cosa que gano una risa de parte de ambas.
Yuki asintió, dándole una palmada amistosa en el hombro.
Yuki: ¡Esas habilidades van a ser muy útiles en la próxima misión! Ahora estás oficialmente lista para cualquier desafío que se nos ponga en el camino.
Hana sonrió, y, por un instante, compartimos esa sensación de triunfo y compañerismo, sabiendo que estábamos cada vez más cerca de convertirnos en un equipo imbatible.
Mientras nos reíamos y comentábamos las posibilidades de los nuevos poderes de Hana, el sonido de un leve zumbido llamó nuestra atención. Una pequeña pantalla en mi Omnitrix se iluminó, proyectando el holograma de Cortana, quien parecía tener una expresión seria.
Cortana: Disculpen la interrupción, pero acabo de recibir un aviso de actividad paranormal cerca de aquí- comentó, cruzando los brazos- Parece que hay reportes de luces extrañas y sonidos inexplicables en un parque abandonado a unos kilómetros.
Yuki arqueó una ceja, interesada.
Yuki: ¿De qué tipo de actividad estamos hablando?
Cortana hizo una pausa, revisando los datos.
Cortana: Nada específico, pero varios testigos reportaron ver figuras oscuras y sentir una presencia pesada, casi como si el ambiente estuviera cargado de energía negativa.
Me crucé de brazos, pensando en las últimas misiones que habíamos tenido y lo inusual que parecía esto.
Taiyo: ¿Qué piensan? ¿Nos damos una vuelta por ahí?- pregunté, mirando a Hana y a Yuki.
Hana asintió con determinación, aún emocionada por la práctica de sus poderes.
Hana: No podemos dejar pasar algo así. Si hay algo rondando por ahí, es nuestra responsabilidad investigarlo.
Yuki: Además- añadió con una sonrisa traviesa- me muero de ganas de ver a ese Vitanexus en acción. Es tu turno de sorprendernos, Taiyo.
No pude evitar sonreír ante su entusiasmo.
Taiyo: Está bien, pero primero asegúrense de estar preparadas. Si las cosas se ponen feas, quiero que todas tengamos una estrategia para no correr riesgos innecesarios.
Así que, después de revisar nuestro equipo y trazar un plan rápido, salimos de la chatarrería y nos dirigimos hacia el parque abandonado. En el camino, el ambiente comenzó a volverse cada vez más extraño. Un frío inesperado empezó a envolvernos, y las sombras parecían moverse de manera inquietante entre los árboles.
Finalmente, llegamos al parque. Todo estaba cubierto de niebla, y el silencio era tan denso que nuestros pasos parecían resonar. Nos detuvimos al borde de la entrada, mirando el oscuro camino que se extendía frente a nosotros.
Taiyo: Bueno- murmuré, activando el Omnitrix, listo para cualquier cosa- Hora de descubrir qué está pasando aquí.
Con un movimiento decidido, oprimir el Omnitrix donde la secuencia de transformación pasaba sintiendo un cambio en mi cuerpo para finaliza transformado en.......
DrainerShock!!!!
Me transformé en el Vitanexus ahora conocido como DrainerShock, preparado para enfrentar lo que fuera que estuviera acechando en ese lugar. Hana y Yuki se colocaron a mi lado, y juntos avanzamos hacia la niebla, listos para enfrentarnos a lo desconocido como el equipo que éramos.
Mientras avanzábamos cautelosamente entre los árboles y la niebla, Hana extendió una mano y nos detuvo.
Hana: Esperen- dijo en voz baja, cerrando los ojos mientras comenzaba a murmurar algo en un tono suave y rítmico. De repente, la niebla a nuestro alrededor se hizo más densa, envolviéndonos hasta casi no poder ver el exterior. Tanto Yuki como yo nos pusimos en alerta, listos para cualquier cosa, pero Hana levantó la mano indicándonos que no era necesario preocuparnos.
Hana: Tranquilos- explicó mientras abría los ojos, que parecían brillar ligeramente. -Esto es una técnica llamada ‘cortina,’ algo que mi abuela me enseñó. Básicamente, crea una barrera entre nosotros y cualquier energía externa. Para cualquiera que esté observando, desaparecemos; es como si la niebla nos ocultara por completo.
La miré con asombro, pero por dentro tenia los ojos como platos aunque en esta forma no mostraba debido a que eso era algo que otro anime existia algo similar.
DrainerShock: Entonces... ¿nos hace invisibles a los ojos de los espíritus o seres paranormales?
Hana: Exactamente- respondió asintiendo- Además de ocultarnos, también amortigua nuestra presencia espiritual, lo que significa que no podrán rastrearnos fácilmente. Es una técnica antigua de los exorcistas para moverse sin ser detectados.
Yuki sonrió, claramente impresionada.
Yuki: Wow, Hana, eso es increíble. Esto nos da ventaja para investigar sin preocuparnos tanto.
Hana: Pero hay un límite- añadió con seriedad- La cortina no es indetectable para todos, especialmente si nos acercamos demasiado a entidades poderosas. Si Bake-kujira o algún espíritu similar está cerca, es posible que aún perciban algo.
Asentí, comprendiendo la importancia de la técnica y sus limitaciones.
DrainerShock: Entonces, nos movemos con cuidado, observamos y analizamos antes de actuar.
Con la cortina protegiéndonos, continuamos avanzando en silencio. La niebla se volvía cada vez más espesa, pero ahora nos sentíamos más seguros bajo el escudo de Hana. Cada paso que dábamos era en dirección a los sonidos y las sombras que habíamos venido a investigar, mientras el parque abandonado se sentía como un territorio cada vez más extraño y hostil.
Mientras avanzábamos en la espesa niebla, examinando cada rincón y cada sombra, escuchamos un crujido detrás de nosotros. Al girarnos, vimos una figura alta y de aspecto aterrador, con ojos brillantes que parecían perforar la niebla y una sonrisa siniestra extendiéndose en su rostro.
Yuki dio un paso hacia atrás, sus ojos fijos en el yokai que acababa de aparecer.
Yuki: Eso... eso es un Noppera-bō- susurró, su tono cargado de advertencia.- Es un yokai malo; no tiene rostro y se alimenta del miedo de sus víctimas.
Hana y yo nos quedamos paralizados por un momento, intentando asimilar la información. El Noppera-bō permanecía inmóvil, como si estuviera esperando ver nuestra reacción antes de hacer su movimiento. Sabía que nuestra cortina podría haberlo enmascarado, pero al parecer nuestra presencia era demasiado notoria para que la ignorara.
DrainerShock: Entonces, ¿cómo lo enfrentamos?- pregunté, apretando los puños mientras miraba a Yuki.
Yuki: No es sencillo- respondió ella, aún con la mirada fija en el yokai- Este tipo de yokai puede desorientarnos, hacernos ver cosas. Es importante mantener la calma y no dejarnos llevar por el miedo, o de lo contrario, se hará más fuerte.
Hana, respirando profundamente, extendió sus manos y empezó a canalizar sus habilidades psíquicas, creando una ligera barrera entre nosotros y el Noppera-bō.
Hana: Intentaré contenerlo... pero no estoy segura de cuánto tiempo podré mantenerlo alejado.
El yokai comenzó a moverse lentamente hacia nosotros, su figura deslizándose a través de la niebla de una manera antinatural. Sabíamos que no podíamos mantenernos a la defensiva para siempre; si queríamos salir de esta, tendríamos que actuar rápido y con estrategia.
Mientras el Noppera-bō avanzaba, formé a Volcano, mi ametralladora Gatling de tres cañones, en mi brazo derecho. Al instante, apunté y empecé a disparar ráfagas de moléculas activadas por calor, que, con cada segundo, se volvían más letales mientras el arma se calentaba. Sin embargo, el yokai parecía casi invulnerable, absorbiendo el impacto sin que sus defensas cedieran.
DrainerShock: Esto no va a ser fácil- murmuré, ajustando mi postura mientras el Noppera-bō seguía avanzando, su sonrisa vacía reflejando una oscura burla. Pero justo cuando estaba por intentar otra estrategia, Yuki dio un paso adelante.
En un rápido movimiento, Yuki adquirió su forma híbrida de yuki-onna, con sus manos y cabello tomando un tono gélido y sobrenatural. Tocó el suelo, y una ola de hielo comenzó a extenderse, rápidamente rodeando los pies del Noppera-bō. El yokai intentó liberarse, pero su cuerpo empezó a congelarse, ralentizándolo.
Hana, aprovechando el momento, cerró los ojos y canalizó su energía psíquica, creando un enorme puño de energía que se alzó sobre ella y avanzó hacia el yokai. El impacto fue brutal; el Noppera-bō retrocedió varios metros, sus piernas congeladas fracturándose por la fuerza del golpe.
DrainerShock: ¡Sigan así!- exclamé, viendo cómo el yokai tambaleaba, su forma comenzando a debilitarse por el ataque combinado.
A pesar de su fuerza, el Noppera-bō empezaba a mostrar signos de desgaste. Con su movimiento limitado por el hielo de Yuki y los golpes de Hana, parecía que estábamos ganando terreno. Aun así, sabíamos que el yokai no se rendiría tan fácilmente, y que nuestra coordinación sería la clave para derrotarlo de una vez por todas.
En un instante, sentí el peso y el poder de mi nuevo arma, el Nullifier, formándose en mi espalda.
El dispositivo estaba listo para desatar una devastadora andanada de misiles guiados, cada uno equipado con ojivas especiales que no solo impactarían al objetivo, sino que también crearían un vórtice de gravedad aplastante en el área. Sabía que si el impacto inicial no atrapaba al Noppera-bō, la fuerza de gravedad generada lo haría.
DrainerShock: ¡Aquí va!- exclamé mientras lanzaba los misiles uno tras otro, viéndolos trazar curvas en el aire hacia el yokai.
Al mismo tiempo, Hana, usando su habilidad psíquica, levantó escombros y rocas cercanas, lanzándolos como proyectiles contra el Noppera-bō para mantenerlo desestabilizado. A su lado, Yuki generó una serie de estacas de hielo afiladas, que lanzó en rápida sucesión, asegurándose de atacar desde múltiples ángulos.
El Noppera-bō intentó moverse para esquivar los ataques, pero el intenso vórtice de gravedad creado por el impacto de misiles del Nullifier comenzó a arrastrarlo hacia el centro de la explosión. Rodeado por las rocas y las estacas de hielo de Hana y Yuki, el yokai estaba siendo empujado al límite, atrapado en una tormenta de fuerza y precisión.
DrainerShock: ¡No podemos dejarle escapar!- les grité, preparando el Nullifier para otra descarga si era necesario, mientras observaba cómo el Noppera-bō luchaba por liberarse, cada vez más debilitado por el ataque combinado. Sabíamos que este era el momento decisivo para acabar con él de una vez por todas.
Mientras el yokai intentaba lanzarse en un ataque directo, Hana reaccionó al instante, generando una barrera psíquica que detuvo el embate justo a tiempo. La energía de su escudo brillaba con intensidad, formando una pared invisible que desvió el impacto del ataque del yokai. Acto seguido, desactivó la barrera y se movió rápidamente a un lado, dejándole el camino libre a Yuki, quien ya tenía preparado un glaciar masivo.
Yuki invocó el glaciar con todas sus fuerzas, y la enorme masa de hielo golpeó de lleno al yokai, atrapándolo y congelando sus movimientos. Aprovechando el momento de vulnerabilidad, me lancé desde arriba, con mis manos envueltas empezando a forma un nuevo arma. Grité con determinación.
DrainerShock: ¡Meteor!
Al activar el arma, proyecté un campo de calor extremo alrededor de mí, rodeándome en una esfera ardiente que parecía un meteoro en descenso. La energía incandescente iluminaba el área, transformándome en una bola de fuego que descendía directamente hacia el yokai atrapado.
El impacto fue devastador. La combinación del intenso calor de Meteor y la presión de la caída rompió el glaciar y generó una explosión que se extendió en un radio de fuego y destrucción alrededor. El yokai, atrapado en el centro de la tormenta de calor, intentó resistir, pero el poder concentrado de Meteor lo envolvió por completo, quemando cualquier defensa que pudiera tener.
Cuando el humo comenzó a disiparse, vi que el yokai había sido severamente debilitado, apenas capaz de mantenerse de pie después del ataque.
Mientras aterrizaba junto a mis compañeras, ambas parecían asombradas por el poder de la técnica. Hana y Yuki compartieron una sonrisa de alivio, sabiendo que habíamos superado otra batalla intensa, trabajando juntos como un equipo imbatible.
Con el yokai agotado y sin fuerzas, Hana se acercó con cautela, sus pasos eran firmes pero llenos de compasión. Extendió ambas manos hacia él, y de sus palmas comenzó a emerger una suave aura de luz, cálida y tranquilizadora. Este mismo resplandor empezó a rodear al yokai, quien, en lugar de mostrar resistencia, se quedó inmóvil, como si aceptara su destino.
La energía de Hana lo envolvía, y el yokai comenzó a desvanecerse lentamente. No parecía sufrir; al contrario, sus facciones se relajaron, dejando atrás cualquier rastro de hostilidad. El proceso era como una liberación, una despedida pacífica.
Yuki y yo observábamos en silencio, comprendiendo que Hana estaba usando sus habilidades para ayudar al yokai a encontrar paz, a disolverse en el mundo espiritual al que pertenecía. Los últimos rastros del yokai se desvanecieron en la luz, y en un último destello, se desintegró en una nube de polvo brillante que se elevó hacia el cielo, como estrellas fugaces escapando hacia la noche.
Hana bajó sus manos, visiblemente agotada, pero con una expresión de paz en su rostro. Nos miró y, con una sonrisa débil, dijo.
Hana: Al final, todos merecen un descanso.
Asentimos en silencio, sintiendo una mezcla de respeto y admiración por la calma y empatía con la que Hana había manejado la situación. Sabíamos que, aunque habíamos combatido con ferocidad, en el fondo, el verdadero poder estaba en la paz que Hana había logrado traer al espíritu del yokai.
Mientras la niebla que nos rodeaba se disipaba y el ambiente volvía a la calma, me destransformé, regresando a mi forma normal. Caminé hacia Hana, quien estaba visiblemente cansada pero llena de paz. Al llegar a su lado, le toqué suavemente el hombro y le dediqué una sonrisa cálida.
Taiyo: Hiciste lo necesario para que ese espíritu encontrara descanso —le dije con sinceridad—. Sin duda eres genial, Hana. Estoy orgulloso de ti.
Hana, sorprendida por mis palabras, sintió su corazón latir con fuerza. Era un sentimiento nuevo para ella, una mezcla de alivio, satisfacción y algo más profundo que no lograba comprender del todo. Sus mejillas tomaron un leve rubor, pero trató de mantener la calma, solo asintiendo con una sonrisa tímida.
Hana: Gracias… —murmuró, bajando la mirada brevemente antes de mirarme de nuevo—. No podría haberlo hecho sin ustedes.
Yuki se unió a nosotros, sonriendo y felicitando también a Hana. Habíamos logrado algo importante juntos, y sabíamos que éramos un equipo. En ese momento, nos sentíamos más unidos que nunca, conscientes de que cada uno aportaba algo único a nuestras misiones.
Finalmente, nos alejamos de la escena, dejando atrás los restos de la batalla. Aunque el yokai ya no estaba, sabíamos que su espíritu había encontrado la paz, y en el proceso, Hana había descubierto una nueva faceta de sus poderes y de sí misma.
Mientras nos alejábamos del sitio, empezamos a conversar sobre lo mucho que habíamos mejorado en estos últimos meses. Recordamos los momentos difíciles, los entrenamientos intensos y las veces en que dudamos de nuestras habilidades, pero también cómo habíamos crecido y aprendido a confiar el uno en el otro.
Taiyo: ¿Se dan cuenta? —dije, sin poder contener una pequeña risa—. Este grupo es algo… especial. Digo, tenemos a una persona con poderes de yokai, una exorcista psíquica y a alguien que se transforma en aliens. Si alguien nos viera desde afuera, no creería que somos un equipo de verdad.
Hana y Yuki intercambiaron una mirada y también comenzaron a reír. Era una combinación inesperada, casi surrealista, pero habíamos aprendido a complementarnos. Cada uno de nosotros aportaba algo único, y juntos lográbamos cosas que nadie imaginaría.
Yuki: Sí, es algo bastante loco —dijo con una sonrisa—. Pero supongo que ahí está la magia, ¿no?
Hana: Definitivamente —asintió aún sonriendo—. Creo que este es el tipo de equipo que solo podría formarse por casualidad… o por destino.
Taiyo: Bueno, entonces… ¿qué tal si celebramos? —propuse, con una sonrisa de entusiasmo—. Vamos por una pizza, yo invito.
Los ojos de Yuki y Hana brillaron con emoción, y ambos asintieron sin dudar. Después de todo, nos merecíamos un descanso y un buen momento después de la batalla que acabábamos de enfrentar. Mientras caminábamos hacia la pizzería más cercana, la conversación siguió fluida y relajada, como si el peligro y la intensidad de hace unos minutos no hubieran sido más que una pequeña parte de nuestro día.
Al final, éramos más que un equipo de combate: éramos amigos.
Continuara......
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