El Llamado de Aqualis parte 1: Encuentro con Mipha
Era un día perfecto en la playa. La brisa marina soplaba suavemente, y el sol iluminaba las olas que rompían en la orilla. Emma y Lucas caminaban descalzos por la arena, sus risas perdiéndose en el sonido del mar. Llevaban semanas planeando esta escapada para desconectar del bullicio de la ciudad, y todo parecía estar saliendo como esperaban.
De repente, mientras el cielo comenzaba a teñirse con los colores cálidos del atardecer, un rayo de luz atravesó el horizonte. Un cometa fugaz cruzaba el cielo con un brillo intenso y azul. Emma lo señaló emocionada, pensando que era una señal de buena suerte.
Emma: ¡Mira, Lucas! ¡Un cometa! ¡Pide un deseo! —dijo con una sonrisa.
Pero la alegría en sus rostros se desvaneció rápidamente. El cometa, en lugar de desvanecerse en el horizonte, parecía dirigirse hacia ellos. Su luz se intensificaba, y un extraño zumbido vibraba en el aire. Lucas tomó la mano de Emma con fuerza, sus ojos reflejando una mezcla de asombro y temor.
Lucas: Eso no es normal... —murmuró dando un paso atrás.
El objeto cruzó el cielo a una velocidad vertiginosa, pasando por encima de ellos. Un rugido ensordecedor llenó el ambiente mientras una estela de energía hacía vibrar la arena bajo sus pies. El cometa impactó con estrépito en el océano, creando una explosión de agua que formó una enorme columna que se alzó hacia el cielo, como si el mar hubiera sido perforado.
Emma y Lucas se miraron, sus rostros pálidos. El sonido del impacto resonaba aún en sus oídos, y el aire estaba cargado de electricidad. Sin decir una palabra, corrieron hacia un lugar más alto en la playa, buscando un refugio desde el cual observar lo que acababa de suceder.
Desde la seguridad de una duna, vieron cómo el océano comenzaba a moverse de forma extraña. Las olas, normalmente rítmicas, eran ahora erráticas, como si algo bajo la superficie estuviera agitando el agua. En el lugar del impacto, el mar burbujeaba con una inquietante intensidad.
Emma: ¿Qué fue eso? —preguntó su voz temblando.
Antes de que Lucas pudiera responder, una luz tenue comenzó a emanar desde las profundidades del agua. Parecía un destello intermitente, como un código Morse subacuático. Era evidente que no se trataba de un fenómeno natural.
Lucas: Parece... ¿una señal de auxilio? —aventuró sus ojos fijos en el resplandor.
El zumbido que habían escuchado antes volvió a hacerse presente, pero esta vez era más sutil, como un eco lejano. Emma apretó el brazo de Lucas con fuerza.
Emma: ¿Crees que algo... o alguien está ahí abajo? —preguntó, su mente inundada de preguntas y temores.
Lucas tragó saliva, sin apartar la mirada de las luces bajo el agua.
Lucas: No lo sé, pero si eso es una señal... no estamos solos.
Mientras los dos observaban con incertidumbre, el destello intermitente se intensificó, como si respondiera a su atención. Algo estaba ahí abajo, y su llegada no era un accidente.
En otra parte
Era un día tranquilo en el parque. Los rayos del sol se filtraban a través de las hojas de los árboles, mientras una suave brisa acariciaba el rostro de quienes disfrutaban del ambiente. Taiyo, Yuki y Hana se sentaron en una banca junto a un estanque, donde los patos nadaban despreocupadamente. Parecía una tarde común y relajante, pero la expresión seria de Taiyo contrastaba con la tranquilidad del lugar.
Hana: ¿Entonces? —preguntó mirando a Taiyo con curiosidad. Había notado que algo lo tenía inquieto desde hacía días.
Taiyo miro a yuki quien esta asintio con un respiró profundamente y miró a hana antes de hablar.
Taiyo: Hay algo que necesito contarte Algo... grande. —Hizo una pausa, sus ojos fijos en el estanque. Luego, comenzó a explicar todo lo sucedido con Kael’thor, los cazadores, la nave alienígena y, sobre todo, la inminente llegada de Devastador.
Hana, quien inicialmente había estado distraída mirando a los patos, levantó la vista con sorpresa al escuchar el nombre de Kael’thor. Su expresión cambió rápidamente de curiosidad a una mezcla de incredulidad y preocupación.
Hana: ¿Devastador? ¿Una invasión alienígena? —preguntó su voz apenas un susurro.
Yuki: Sí. Kael'thor nos advirtió que este Devastador ya sabe de nuestra existencia, y que vendrá a la Tierra en unos meses. No será algo pequeño. Será una amenaza... fuera de este mundo.
Hana, siempre analítica, entrecerró los ojos mientras procesaba la información.
Hana: Espera, espera. ¿Estás diciendo que no solo hay vida extraterrestre, sino que además están planeando atacarnos? ¿Y Kael'thor... es un aliado?
Taiyo: Kael'thor nos ayudó. Es un exiliado, alguien que quiere proteger lo que queda de este planeta porque ve algo especial en nosotros. Él confía en que podamos detener a Devastador. Pero... —Hizo una pausa, mirando a Yuki—, no podemos hacerlo solos.
Hana: Esto es... demasiado. Saber que algo así se acerca... Me hace sentir tan... pequeña. No sé si estoy preparada para enfrentar algo tan grande.
Taiyo la miró con seriedad, pero también con comprensión.
Taiyo: Hana entiendo cómo te sientes. Yo tampoco estaba preparado cuando nos encontramos con Kael’thor, y no lo estoy del todo ahora. Pero no podemos simplemente ignorarlo. Si no hacemos algo, la Tierra será destruida.
Yuki intervino, tratando de calmar el ambiente.
Yuki: Es normal sentir miedo, Hana. Pero también creo que, con lo que nos has mostrado hasta ahora, eres mucho más fuerte de lo que piensas. —Sonrió, apoyando una mano sobre la de Hana—. No tenemos todas las respuestas ahora, pero lo importante es que estamos juntos en esto.
Hana bajó la mirada, contemplando las palabras de Yuki. Después de unos momentos, asintió con determinación.
Hana: Está bien. Si esto es lo que nos espera, entonces... haré lo que pueda. Pero necesito su ayuda.
Taiyo sonrió, aliviado por su respuesta.
Taiyo: Siempre la tendrás. Somos un equipo, ¿recuerdas?
Hana se levantó de la banca, estirándose con energía.
Hana: Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? Porque no creo que Devastador venga a tomar un té con nosotros.
Taiyo se cruzó de brazos, mirando al horizonte.
Taiyo: Primero, tendremos que prepararnos. Kael’thor mencionó que puede ayudarnos a mejorar nuestras habilidades y a entender mejor la tecnología alienígena. Pero debemos ser cuidadosos; no podemos llamar la atención de nadie más hasta que sea el momento adecuado.
Yuki miró al cielo, donde las nubes se movían perezosamente. La idea de que algo desconocido y aterrador se acercara desde ese mismo cielo le revolvía el estómago. Pero también sabía que no podía quedarse de brazos cruzados.
Yuki: Entonces... no hay tiempo que perder —dijo finalmente, con una resolución renovada en su voz.
Taiyo y Hana asintieron, compartiendo una mirada de confianza. El desafío era grande, pero juntos, estaban listos para enfrentarlo. O al menos, darían todo lo que tenían para intentarlo.
El pitido del Omnitrix resonó con insistencia, llamando la atención de Taiyo y las chicas, quienes se miraron alarmados. Taiyo levantó su brazo, observando el dispositivo mientras una luz verde parpadeaba. Antes de que pudiera decir algo, una voz familiar interrumpió el momento.
Cortana: Chicos, el satélite ha detectado una energía inusual proveniente del espacio —dijo con un tono serio, aunque su figura holográfica no apareció, solo su voz resonaba a través del Omnitrix.
Taiyo frunció el ceño y miró a Yuki y Hana, quienes lo observaban con preocupación.
Hana: ¿Energía inusual? —preguntó tratando de mantener la calma, aunque su voz temblaba ligeramente—. ¿Qué significa eso? ¿Es posible que esa cosa haya llegado antes de tiempo?
Cortana respondió rápidamente.
Cortana: No lo sé con certeza, pero la magnitud de la energía es significativa. Debemos investigarlo de inmediato. He enviado las coordenadas de la fuente a tu Omnitrix, Taiyo.
Taiyo asintió, adoptando una expresión decidida.
Taiyo: Si es lo que creo que es, no podemos ignorarlo. Si Devastador está aquí antes de tiempo, debemos prepararnos.
Yuki: ¿Cómo llegaremos rápido? —preguntó visiblemente preocupada.
Taiyo: Déjamelo a mí —respondió activando el Omnitrix. La pantalla central se movió rápidamente y, en un destello de luz verde, se transformó en XLR8, el veloz alienígena con forma de reptil. Extendió sus garras hacia las chicas—. Vamos, sujétense fuerte.
Hana y Yuki no dudaron. Tomaron sus manos, y en un abrir y cerrar de ojos, XLR8 las levantó con facilidad. Su cuerpo aerodinámico y ágil comenzó a moverse tan rápido que el mundo a su alrededor se convirtió en un borrón. El viento zumbaba en sus oídos mientras atravesaban la ciudad a velocidades inimaginables.
Hana: ¡Esto es una locura! —gritó intentando mantener los ojos abiertos, mientras su cabello revoloteaba salvajemente.
XLR8: ¡Solo aguanta! —respondió su voz firme pero enfocada en el camino. Cortana había marcado un punto en las afueras de la ciudad, cerca de una zona industrial abandonada. Taiyo zigzagueó entre los edificios, evitando obstáculos con una precisión asombrosa.
En pocos minutos, llegaron al lugar indicado. Taiyo desaceleró hasta detenerse frente a un gran edificio derrumbado, cubierto de maleza. La atmósfera estaba cargada, casi eléctrica, y un leve brillo azulado se filtraba desde el interior de la estructura.
XLR8: Estamos aquí —dijo Taiyo, regresando a su forma humana en un destello verde. Miró hacia el interior del edificio—. Cortana, ¿qué estás detectando exactamente?
Cortana: La energía es inestable, pero no coincide del todo con las lecturas de Devastador. Parece más... contenida, como si fuera una señal de auxilio —explicó su voz calmada pero con un toque de preocupación—. Sin embargo, no podemos descartarlo. Deben entrar con cuidado.
XLR8 miró a las chicas, su mirada determinada pero calmada.
XLR8: Voy a investigar esto. No se preocupen, estaré bien.
Yuki: ¡Espera, Taiyo! —protestó dando un paso al frente, visiblemente preocupada—. No sabemos qué hay ahí abajo. ¿Y si es peligroso? No puedes ir solo.
Hana asintió, apoyando la postura de Yuki.
Hana: Tiene razón. No sabemos con qué estamos lidiando.
Taiyo sonrió levemente, algo raro para él, y levantó una garra en señal de tranquilidad.
XLR8: Confíen en mí. Si algo pasa, regresaré de inmediato. Ustedes quédense aquí y manténganse alerta.
Antes de que pudieran decir algo más, Taiyo presionó el símbolo del Omnitrix en su pecho. Un destello verde cubrió su cuerpo mientras su forma cambiaba. Cuando la luz se desvaneció, se había transformado en Acuático, el alienígena con la apariencia de un ser marino. Su cuerpo era ágil y aerodinámico, con aletas en sus brazos y una cola similar a la de una sirena reemplazando sus piernas.
Acuatico: Esto será rápido —dijo con confianza, antes de lanzarse al agua con un movimiento elegante. Las chicas lo observaron desaparecer bajo la superficie, aún inquietas pero confiando en que sabría cuidarse.
Mientras se sumergía, Taiyo se comunicó con Cortana.
Acuatico: Cortana, ¿puedes ubicar exactamente de dónde proviene esa señal?
La voz de Cortana resonó dentro de su cabeza.
Cortana: Estoy triangulando la ubicación... Está cerca. Sigue avanzando hacia el noroeste. El nivel de energía es constante pero parece estar disminuyendo ligeramente. Debemos apresurarnos.
Taiyo aceleró su nado, su cola impulsándolo con una velocidad impresionante. Las aguas oscuras del océano parecían abrirse a su paso mientras descendía más y más hacia la profundidad. Su visión adaptada le permitió notar un brillo inusual que se filtraba entre las sombras del fondo marino.
Acuático: Cortana, estoy viendo algo —informó, acercándose al origen del brillo. Cuando finalmente llegó, sus ojos se abrieron con asombro y un toque de incredulidad.
Frente a él se encontraba una nave espacial, pero no era como las de las películas de invasión alienígena. Su diseño era elegante, casi orgánico, con una estructura luminosa que emitía suaves tonos azules y blancos. Parecía más una obra de arte que una máquina de guerra.
Acuatico: Esto... no parece ofensivo —murmuró Taiyo, aún en shock.
Cortana analizó rápidamente la nave.
Cortana: Estás en lo correcto. No hay señales de armamento activo en esta estructura. De hecho, parece más una nave de exploración o de transporte que de ataque.
Taiyo nadó alrededor de la nave, observándola detenidamente. Las luces que cubrían su superficie parpadeaban en un patrón rítmico, casi como si estuviera viva. En uno de los costados, notó una abertura que parecía ser una especie de entrada.
Acuatico: Voy a acercarme —dijo decidido.
Cortana: Ten cuidado, Taiyo —advirtió—. Aunque no parece hostil, no sabemos qué podría haber dentro.
Acuático asintió, aunque sabía que Cortana no podía verlo, y comenzó a nadar hacia la abertura. Mientras lo hacía, no pudo evitar sentirse intrigado. ¿Qué clase de ser estaba dentro de esa nave? ¿Y por qué había enviado una señal de auxilio? Algo dentro de él le decía que esto era solo el principio de algo mucho más grande.
A medida que Acuático nadaba más cerca de la nave, pudo observar su diseño con mayor claridad. La estructura era completamente distinta a cualquier nave que hubiera visto antes.
Acuatico: No parece una nave de combate- murmuró, intrigado por la forma elegante y fluida de la nave. El cuerpo principal estaba compuesto por líneas curvas y simétricas, como si la tecnología y la estética se hubieran fusionado. Las grandes cápsulas laterales parecían motores, mientras que el centro albergaba lo que parecía ser la cabina de mando, protegida por un cristal oscuro y resistente.
Acuático se aproximó cuidadosamente a la cabina, notando que en su interior había alguien.
Acuático: ¿Qué...?- Sus ojos se entrecerraron mientras trataba de ver mejor a través del vidrio. La figura en el interior estaba inmóvil, con el cuerpo inclinado hacia un lado. Parecía estar desmayada.
Sin dudarlo, Acuático buscó la manera de abrir la cabina, pero los mecanismos no respondían.
Acuático: (No hay tiempo)- pensó, y con un poderoso movimiento de su mandíbula rompió el cristal. Los fragmentos flotaron momentáneamente en el agua antes de dispersarse. Se acercó rápidamente a la figura, preparándose para sacarla de la nave.
Cuando finalmente la tuvo frente a él, sus ojos se abrieron con asombro.
Acuatico: No puede ser...- murmuró, su voz temblando ligeramente.
Con determinación, sujetó cuidadosamente al ser y ascendió hacia la superficie. Las chicas esperaban ansiosas en la orilla, incapaces de apartar la vista del agua.
Hana: ¿Qué está tardando tanto? —preguntó dando vueltas de un lado a otro.
Yuki: Calma, tiene que estar bien —respondió aunque su tono traicionaba su preocupación.
De repente, la figura de Acuático emergió del agua, cargando al ser en sus brazos. Las chicas corrieron hacia él, sus rostros llenos de curiosidad y alarma.
Yuki: ¡Taiyo! ¿Qué es eso? —exclamó mirando al extraño ser con una mezcla de asombro debido a que no era ofensivo.
Acuático dejó al ser suavemente en el suelo, seguido de eso volver a ser taiyo.
Taiyo: No lo sé... pero no es enemigo, al menos no por ahora. Necesitamos llevarlo a un lugar seguro antes de que despierte.
Mientras las chicas lo ayudaban, una sensación de inquietud se instaló en Taiyo. Había algo en ese ser que le recordaba a un personaje de cierto video juego.
Rápidamente la llevado a una cueva cerca esperando a que despertada, mientras eso solo miraba su apariencia.
Hana: Pues para ser una alienígena no parece ser malo- menciono tranquila viendo a la alien descansar.
Yuki: Sí, no nos podemos fiar a pesar de su apariencia, no juzgue a un libro solo por su portada.
Taiyo: En ese caso, a menos podemos saber que especie es- menciono aunque el ya sabía cuál sería su especie- Cortana me harías los honores.
Cortana: Por supuesto- menciono mientras el Omnitrix activo en modo escaneo donde un rayo amarillo escaneo el cuerpo de la alien- ADN registrado nombre de la especie: Zora
Ante la mención de aquella especie hana y yuki se quedando extrañada, pero taiyo sabía de esto debido a quien estaba frente a él, era una de la raza de un juego llamado la the legend of zelda, y más por la persona que estaba frente a él.
Yuki: Zora? Que especie más curiosa, tiene información de eso.
Taiyo: Veamos- diría mientras hacia algunas cosa con su Omnitrix en eso una pantalla holográfica apareció- Aparece su planeta es conocido como Aqualis.
Hana: Por el nombre ya me debo imaginar que tipo de planeta es.
Taiyo: Es un planeta Acuático, con grandes océanos que cubren aproximadamente el 95% de su superficie. El agua es dulce en las zonas cercanas a las islas y salada en el vasto océano.
Cortana: Existen vastos océanos, pero también islas flotantes creadas por grandes formaciones de corales y estructuras naturales como corales gigantes, grutas marinas, y arrecifes. En el fondo del océano, existen ciudades sumergidas y templos antiguos construidos con materiales orgánicos y piedras preciosas. Algunas zonas tienen ciudades construidas dentro de grandes burbujas de aire, que permiten la convivencia entre los Zora y otras especies no acuáticas.
Yuki: Vaya seria un buen lugar para tomar vacaciones- menciono tranquila imaginado que el lugar debía ser bonito- Pero que más nos puede decir de los zora.
Taiyo: Veamos...... Segun Los Zora tienen una apariencia más refinada y majestuosa que en otros mundos. Poseen escamas iridiscentes que reflejan los colores del océano, y sus aletas son amplias y elegantes, capaces de generar movimientos rápidos y precisos. Son excelentes nadadores y pueden resistir las presiones más profundas del océano.
Hana: Vaya que especie muy increíble- menciono debido a que un humano normal no sería capaz de soporta esa profundidades.
Taiyo: Aparece ellos también poseer hidrokenesis, lo que significa que puede controla el agua.
Yuki: Pues seria absurdo que no pudiera literal son especie de agua, pero la pregunta por que esta aquí.
Hana: Si además de que la encontraste desmayada en su nave, eso ya es raro.
Taiyo: ( Si estoy en lo correcto hay 2 opciones)- pensó analizando la situación-( La opción A seria que ella escapara de algo o alguien por eso la nave y la opción B seria que algo grave paso a su planeta)- pensó dando esa opciones pero la opción B era lo último que fuera cierto.
En eso escuchando un movimiento breve mirando en dirección a sonido, notando cómo lentamente aquella zora abría lentamente los ojos aún aturdida y adaptándose a la luz, pero en eso se percato que frente a ella se encontraba 3 persona.
Taiyo: Oh veo que esta despierta me ale......- No termino debido a que la zora lanzó un poderoso chorro de agua.
Hana/Yuki: Taiyo!- gritando preocupada por aquel suceso mirando a la zora, lista para atacar.
Taiyo: Esperen!!- gritó rápidamente intentado calma la cosa- Ella solo atacó por que apenas despertó y claro si yo estuviera en su lugar hubiera hecho lo mismo, supongo que es natural cuando no está en su planeta.
??: No parece soprendido de mi- menciono la zora viendo al trío.
Taiyo: Créeme que hemos visto mucha cosa para dejar de sorprendernos, pero tranquila no somos enemigos, además estaba inconsciente en tu nave y te sacamos.
La zora a escuchar eso dio cuenta de eso Recordado lo poco que pasó.
??: Debo irme- menciono pero ella estaba por caer si no fuera por Taiyo.
Taiyo:( Cierto un deja vu)- pensó comicamente a sentir algo familiar- No se que tan importante sea ahora, pero en esta condiciones debes descansar.
??: No lo entiende mi gente esta en peligro.
Ante la mención de eso último el trío se mirando, como si algo no andaba bien viendo a la zora, para depues taiyo recostada al suelo.
Taiyo: Mira tal vez empezamos por el pie derecho, pero déjame presentarme hola soy Taiyo Uchūsei y como sabrás soy un terrícola.
La zora a ver como taiyo se presentaba notó que su palabra era tranquila y sincera por lo cual decidió responder a su presentación.
??: Un gusto soy Mipha una zora- menciono mostrando su apariencia.
Taiyo: Ya veo es un lindo nombre- menciono con una sonrisa cosa que mipha correspondió ese humano era diferente.
Pero taiyo dismilamente miró atrás viendo a hana y yuki con cara de poker por aquello aún no sabía que era este sentimiento.
Yuki: Cof cof- llamando la atención- Bueno me llamo Yuki un gusto.
Hana: Y yo soy hana igual es un gusto.
Mipha simplemente asintió ante la presentación, evitando cualquier gesto innecesario. Taiyo, sin embargo, ignoró esa respuesta breve, enfocado en algo que lo tenía inquieto.
Taiyo: Dijiste que tu gente estaba en peligro, ¿verdad?—preguntó, clavando sus ojos en ella con seriedad—. ¿Qué pasó? ¿De qué estamos hablando exactamente?
La pregunta hizo que Mipha bajara la mirada, sus dedos temblando ligeramente mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Los recuerdos de su hogar volvieron, confusos y dolorosos.
Mipha: Mi planeta... Aqualis, es un lugar donde el 95% de la superficie es agua. Es un mundo de océanos profundos, pero también tiene islas hechas de enormes formaciones de coral. Nosotros, los zora, somos una raza pacífica. Vivíamos en armonía... hasta que ellos llegaron.
Yuki: ¿Ellos?- con un tono curioso miró a la zora que bajo la mirada.
Mipha: Los Tarak'gor...—su voz tembló, cargada de un resentimiento impotente—. Son una raza de crustáceos enormes, con caparazones tan duros que nuestras armas no lograban hacerles daño.
Taiyo: Técnicamente, ¿entonces gobiernan según la ley del más fuerte? ¿Sobrevivir o ser derrotados?
Mipha asintió con pesadumbre, recordando la llegada de los invasores.
Mipha: Atacaron nuestro hogar sin previo aviso. Teníamos ventaja en el agua, pero su resistencia era abrumadora. Uno a uno, sometieron a mi gente… Ahora están esclavizados, usados como fuerza de trabajo y para otros fines que ni quiero imaginar.
Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Las palabras de Mipha revelaban una tragedia que iba mucho más allá de lo que cualquiera de ellos podía imaginar.
Hana: ¿Cómo lograste escapar?- diría tranquila y suave sabiendo lo duro que era abandonar su gente.
La zora cerró los ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas.
Mipha: Mi padre... junto a mi único hermano y mis hermanas… Me ayudaron a escapar. Distrajeron a los Tarak'gor mientras yo subía a una nave pequeña. Pero… ellos fueron capturados. No pude hacer nada. Solo… huí.
La culpa impregnaba cada palabra. Taiyo observó cómo Mipha temblaba ligeramente al hablar. En sus ojos veía algo que reconocía bien: desesperación mezclada con culpa. No pudo quedarse en silencio por más tiempo.
Taiyo: Mipha, mírame.
La zora levantó lentamente la mirada, encontrándose con los ojos decididos de Taiyo.
Taiyo: Lo que hiciste no fue cobardía. Fue valentía. Escapar no significa que abandonaste a tu gente, significa que todavía hay una oportunidad para salvarlos. ¿Qué crees que pasaría si hubieran capturado a toda tu familia? ¿Quién estaría aquí ahora, pidiendo ayuda por ellos?
Mipha lo miró sorprendida. Las palabras de Taiyo la hicieron detenerse a pensar, aunque su corazón seguía cargado de culpa.
Taiyo: Siempre habrá una manera de recuperar lo que perdiste, pero necesitas creer en ti misma primero. No estás sola ahora. Nos tienes a nosotros, y prometo que haremos lo que podamos para ayudarte- diría con una sonrisa cálida.
Mipha parpadeó varias veces, las lágrimas acumulándose en sus ojos. Por primera vez desde su llegada, sintió algo diferente: esperanza.
Mipha: Gracias… Taiyo.
Yuki y Hana intercambiaron miradas. Aunque la situación era complicada, no podían ignorar el sentimiento que crecía entre ellos: la necesidad de hacer lo correcto.
Hana: Bueno, si Taiyo se apunta, yo también. Los héroes no podemos quedarnos de brazos cruzados, ¿verdad?
Yuki: Supongo que alguien tiene que mantenerlos a todos con vida… así que, cuenta conmigo también.
Taiyo sonrió ampliamente, mirando a Mipha.
Taiyo: ¿Ves? No estás sola. Ahora, dinos exactamente lo que necesitamos saber para salvar a tu gente.
Mipha los observó a los tres, sintiendo cómo una pequeña chispa de esperanza comenzaba a crecer en su interior. Aunque su camino sería difícil, algo le decía que había encontrado a los aliados que necesitaba para enfrentarse a los Tarak'gor.
Hana cruzó los brazos, mirando a Taiyo con una mezcla de confusión y desafío.
Hana: ¿Y cómo piensas ayudar exactamente? Porque salvar a un planeta entero no es algo que podamos hacer con solo buenas intenciones.
Taiyo y Yuki intercambiaron una mirada significativa, como si ambos supieran algo que Hana desconocía.
Yuki: Conocemos a alguien. Bueno, técnicamente no es un "alguien"... más bien, algo extraordinario.
Hana alzó una ceja, intrigada.
Taiyo: Sí, pero para llegar a él, necesitaremos movernos rápido. Muy rápido.
Sin más explicación, Taiyo sacó su Omnitrix, girando el dial mientras el icónico brillo verde lo rodeaba. En un instante, su figura humana se transformó en una criatura alienígena de cuerpo esbelto, extremidades largas y una cola parecida a la de un velociraptor: XLR8.
Hana: No importa cuánto lo vea, nunca me acostumbraré…
Taiyo: Pues más vale que te acostumbres, porque vamos a viajar rápido.
Taiyo se inclinó, permitiendo que Mipha, Hana y Yuki se subieran a su espalda. Una vez listas, despegó a una velocidad que apenas dejaba rastros, el mundo convirtiéndose en un borrón a su alrededor.
En cuestión de minutos, llegaron a un pequeño claro en medio de un terreno rocoso. Allí, una nave alienígena de diseño imponente estaba estacionada, con luces intermitentes y una presencia que parecía fuera de lugar en la Tierra. Taiyo redujo la velocidad, permitiendo que las tres se bajaran.
Desde la entrada de la nave, un alienígena alto y de complexión robusta salió al escuchar el sonido de su llegada. Su piel era de un tono metálico brillante, sus ojos relucían como dos zafiros, y llevaba una armadura que parecía tan avanzada como letal.
Kael'thor: Taiyo…—saludó con una voz profunda y resonante mientras bajaba una rampa—. ¿Problemas?
Antes de que Taiyo pudiera responder, Yuki se adelantó, con una expresión seria.
Yuki: Sí, y necesitamos tu ayuda.
Con un gesto, Yuki se hizo a un lado, revelando a Mipha, quien observaba a Kael'thor con una mezcla de sorpresa y desconfianza. En el momento en que sus miradas se cruzaron, ambos quedaron inmóviles, como si algo los conectara de manera inesperada.
Mipha: Tú… eres un Metanoid…
Kael'thor entrecerró los ojos, inspeccionándola con detalle. Su expresión, normalmente estoica, se suavizó levemente.
Kael'thor: Y tú… eres una zora. Para ser más precisos… la princesa zora.
El silencio que siguió fue casi tangible. Taiyo, Hana y Yuki se miraron incrédulos, procesando lo que acababan de escuchar.
Hana: ¡¿Princesa?!
Taiyo: Espera, ¿qué?
Mipha desvió la mirada, apretando los labios como si no quisiera confirmar ni negar lo dicho.
Mipha: No creí que alguien aquí reconociera mi especie.
Kael'thor: Los Metanoids y los zora comparten una larga historia de respeto mutuo. Nunca pensé que encontraría a una de ustedes en este rincón de la galaxia, y mucho menos a la heredera de Aqualis.
Taiyo dio un paso adelante, aún confundido.
Taiyo: Okay, detengámonos un segundo. ¿Ella es una princesa? ¿De verdad?
Mipha suspiró, finalmente mirando al grupo.
Mipha: Sí… mi padre es el rey de Aqualis. Pero eso no importa ahora. Mi gente está esclavizada, y no puedo hacer nada sola.
Kael'thor cruzó los brazos, analizando la situación.
Kael'thor: Si los Tarak'gor están involucrados, esto no será fácil. Su fuerza, formidable. Pero... no imposible de derrotar.
Taiyo miró a Kael'thor con una sonrisa confiada.
Taiyo: Entonces, ¿nos ayudarás?
Kael'thor hizo una pausa, mirando nuevamente a Mipha. Finalmente, asintió.
Kael'thor: Por una princesa zora… y por mi viejo código de honor como Metanoid, haré lo que pueda.
Mipha, emocionada por primera vez en mucho tiempo, se inclinó ligeramente en un gesto de respeto.
Mipha: Gracias, Kael'thor. No tienes idea de lo mucho que esto significa para mí… para mi gente.
Taiyo sonrió, mirando al grupo.
Taiyo: Bueno, parece que tenemos un equipo. Ahora, ¿qué sigue?
Kael'thor dio un paso hacia su nave, sus ojos brillando con determinación.
Kael'thor: Lo primero es un plan. Y para eso, tendremos que hablar de los Tarak'gor… y sus debilidades.
El grupo asintió, sabiendo que el verdadero desafío apenas estaba comenzando.
Escena: Revelando al enemigo
El grupo estaba reunido en el interior de la nave de Kael'thor, un espacio amplio lleno de monitores holográficos y tecnología alienígena avanzada. Kael'thor caminó hasta uno de los paneles, activando una proyección holográfica que mostraba a los Tarak'gor, criaturas imponentes y aterradoras.
Kael'thor: Los Tarak'gor son una de las especies más peligrosas de la galaxia. —Señaló la proyección, que mostraba una criatura bípeda, con garras gigantescas y un exoesqueleto brillante—. No son solo crustáceos gigantes; son auténticas máquinas de guerra.
El holograma rotaba, mostrando detalles de su anatomía.
Kael'thor: Sus exoesqueletos están formados por carbonato de calcio, pero no es un simple caparazón. Está reforzado con minerales extraídos de la corteza de su planeta natal, lo que les da una resistencia comparable al metal. Un ataque directo apenas les haría cosquillas.
Hana: Genial… —comentó con sarcasmo, cruzándose de brazos—. ¿Algo más que haga imposible enfrentarlos?
Kael'thor continuó, ignorando el comentario.
Kael'thor: Sus garras son increíblemente poderosas. Pueden desgarrar piedra como si fuera papel. Las pinzas son más grandes y fuertes que las de cualquier otra criatura conocida, capaces de aplastar incluso vehículos blindados.
Taiyo: Okay, eso suena... intimidante.
Kael'thor giró hacia él, serio.
Kael'thor: Aún no he terminado.
El holograma cambió, mostrando a un Tarak'gor en movimiento.
Kael'thor: Aunque se desplazan principalmente en forma bípeda, tienen patas articuladas que les permiten moverse con rapidez sobre casi cualquier terreno. Su velocidad puede ser sorprendente, especialmente para su tamaño.
Mipha: Así es como lograron rodear a mi gente tan rápido… —murmuró, recordando las escenas de caos en Aqualis.
Kael'thor asintió y amplió la imagen para mostrar su piel metálica.
Kael'thor: Su piel tiene un brillo metálico, no solo por estética. Refleja la luz intensa de su mundo volcánico, lo que los hace difíciles de observar en su hábitat natural. Además, tienen matices rojizos y negros que les permiten camuflarse en ambientes oscuros o rocosos.
Yuki: ¿Y sus ojos?
Kael'thor proyectó un acercamiento a sus ojos multifacéticos.
Kael'thor: Estos son uno de sus mayores puntos fuertes. Sus ojos están diseñados para adaptarse a la oscuridad casi total y a las condiciones extremas de su planeta. Tienen una visión multifacética, similar a la de los insectos, pero mucho más avanzada. Esto les da una ventaja significativa en combate, especialmente en lugares con poca visibilidad.
Hana: Entonces… ¿cómo planeamos enfrentarnos a estas cosas? Porque parece que cada ventaja está de su lado.
Kael'thor apagó el holograma, girándose hacia el grupo.
Kael'thor: No son invencibles. Tienen puntos débiles, pero encontrarlos y explotarlos no será fácil. Necesitamos un plan estratégico, y lo primero será entender sus patrones y su jerarquía.
Mipha: Yo puedo ayudar con eso. Conozco cómo operan, al menos lo que vi antes de escapar.
Kael'thor asintió con respeto.
Kael'thor: Entonces tú serás nuestra clave, princesa.
El título volvió a llamar la atención de los terrícolas, pero Mipha lo ignoró, enfocada en la misión.
Taiyo: Bien, entonces lo siguiente será encontrar la forma de reunir información sin alertarlos… y prepararnos para lo que venga.
Kael'thor: Correcto. Pero debemos movernos rápido. Si los Tarak'gor están expandiéndose, no solo Aqualis está en peligro.
El grupo intercambió miradas. La misión no sería fácil, pero no había vuelta atrás. La batalla por Aqualis estaba por comenzar.
Mientras el grupo debatía sobre los Tarak'gor y sus capacidades, Taiyo permanecía en silencio, con la mirada fija en el holograma ya desactivado. Sus brazos estaban cruzados, y su expresión se tornó seria, como si estuviera analizando algo profundamente.
Yuki lo notó, frunciendo el ceño.
Yuki: Oye, Taiyo, ¿qué pasa? Te ves... ¿preocupado?
Taiyo asintió lentamente, sus ojos aún enfocados en nada en particular, como si estuviera hilando ideas. Luego, giró hacia Kael'thor.
Taiyo: Dijiste que los Tarak'gor pueden soportar altas temperaturas, ¿cierto?
Kael'thor asintió con firmeza, cruzando sus brazos.
Kael'thor: Así es. Viven en un planeta volcánico, donde la superficie está cubierta de ríos de lava y el aire está lleno de cenizas tóxicas. Sus exoesqueletos están diseñados para resistir el calor extremo y protegerlos de cualquier ataque térmico.
Taiyo: Pero... —hizo una pausa, pensando con cuidado— ¿qué hay de las temperaturas frías?
El comentario hizo que todos se quedaran en silencio. Kael'thor levantó una ceja, intrigado, mientras Mipha, Hana y Yuki intercambiaban miradas.
Kael'thor: Frío, dices… Nunca lo consideré.
Taiyo: Piénsalo. Si están adaptados para sobrevivir en condiciones volcánicas, su fisiología podría no estar preparada para temperaturas extremas en el otro extremo del espectro. ¿Qué pasaría si los enfrentamos en un ambiente donde el frío es abrumador?
Kael'thor frunció el ceño, sus ojos brillando con interés. Caminó hacia otro panel de la nave, activando una serie de datos sobre la biología de los Tarak'gor.
Kael'thor: Es una posibilidad. Su metabolismo está diseñado para condiciones de alta energía. Si el frío disminuye su actividad metabólica, podrían volverse más lentos… o incluso entrar en una especie de hibernación forzada.
Mipha abrió los ojos con sorpresa.
Mipha: Eso podría ser una gran ventaja. En Aqualis, la temperatura del agua rara vez desciende, pero siempre asumimos que su fortaleza era absoluta. Nunca pensamos en usar el frío como un arma.
Yuki: Pero espera… Si su planeta es volcánico, ¿no significa que el frío también podría dañar sus exoesqueletos? Tal vez volverse quebradizos o menos resistentes.
Hana: Es una idea. Pero, ¿cómo haríamos para generar ese tipo de frío en un lugar como Aqualis, donde todo es agua?
Taiyo se giró hacia el grupo, su expresión más decidida.
Taiyo: No estoy seguro aún, pero sé que es nuestra mejor apuesta. Necesitamos encontrar una forma de crear un ambiente lo suficientemente frío como para afectar a los Tarak'gor.
Kael'thor: Es un plan arriesgado, pero lógico. Conozco un par de tecnologías que podrían ayudarnos a bajar la temperatura de una zona considerable. Sin embargo, necesitaríamos energía masiva y tiempo para implementarlo.
Mipha: Si hay una forma de salvar a mi gente, haré todo lo posible para ayudarlos.
Yuki: Entonces está decidido. Vamos a averiguar cómo congelar a esos malditos crustáceos.
Taiyo: Bien. Tenemos un plan inicial. Ahora, necesitamos los recursos y el tiempo para ejecutarlo.
El grupo comenzó a organizarse, cada uno tomando un papel en la misión. El primer paso era investigar más sobre la debilidad al frío de los Tarak'gor y cómo crear las condiciones necesarias en Aqualis. La batalla contra los invasores estaba lejos de terminar, pero ahora tenían algo que antes no: una posibilidad de ganar.
Kael’thor miró los datos proyectados en el holograma, cerrando el panel con un gesto firme antes de volverse hacia el grupo.
Kael'thor: Bien, si vamos a llevar a cabo este plan, debo preparar mi nave y el equipo necesario para soportar un viaje interestelar. Esto no será sencillo.
Mientras Kael’thor hablaba, Yuki y Hana abrieron los ojos como platos, procesando lentamente lo que sus palabras implicaban.
Hana: Espera... ¿Viaje interestelar? ¿Eso significa que…?
Yuki: (terminando la frase por ella, con incredulidad) ¿Vamos a ir al espacio?
Kael’thor asintió como si fuera la cosa más natural del mundo.
Kael'thor: Por supuesto. Aqualis no está en este sistema planetario. Está a varios años luz de aquí. No podemos ayudar a Mipha ni a su gente si no salimos de la Tierra.
Hana: (sacudiendo las manos, nerviosa) ¡¿Ir al espacio?! ¡Espera un segundo! Eso no es algo que uno haga todos los días. ¡Yo ni siquiera he salido de mi ciudad natal hasta hace poco!
Taiyo soltó una risa suave, con una mezcla de diversión y calma.
Taiyo: (encogiéndose de hombros) Bueno, si lo piensas, era bastante obvio, Hana. Si el planeta de Mipha está fuera del sistema solar, no podemos exactamente caminar hasta allí, ¿verdad?
Hana: ¡Eso no significa que esté preparada para algo así!
Yuki: (cruzando los brazos, más analítica) A decir verdad, tampoco estoy muy convencida. No tenemos experiencia en viajes espaciales. Taiyo, ¿realmente crees que esto es una buena idea?
Taiyo: (con una sonrisa confiada) Mira, si alguien tiene que hacerlo, somos nosotros. Además, tenemos a Kael'thor. ¿Qué tan difícil puede ser?
Kael'thor: (mirándolos con calma) Les aseguro que mi nave está completamente equipada para garantizar su seguridad. Los ajustes que necesito hacer son menores, y con algo de tiempo, estaremos listos para partir.
Mipha: (mirando a Hana y Yuki con suavidad) Lo entiendo, viajar al espacio no es algo fácil de aceptar. Pero si lo logramos, podemos salvar a mi gente. Y… confío en ustedes.
Las palabras de Mipha, cargadas de esperanza y gratitud, hicieron que Hana y Yuki intercambiaran miradas. Finalmente, suspiraron y asintieron, aunque con algo de duda.
Hana: (cruzando los brazos, resignada) Bien, bien. Supongo que no puedo dejar que Taiyo se divierta solo.
Yuki: (sonriendo levemente) Tampoco podemos darle la espalda a alguien que necesita nuestra ayuda.
Taiyo: (riendo) ¡Eso es el espíritu!
Kael’thor comenzó a moverse hacia la entrada de la nave, con su habitual calma autoritaria.
Kael'thor: En ese caso, no perdamos más tiempo. Mipha, asegúrate de descansar. Necesitarás toda tu fuerza para lo que viene. Taiyo, Yuki, Hana, pueden empezar a prepararse. Les haré un breve recorrido por la nave antes de partir.
Hana: (murmurando mientras lo sigue) Esto es una locura… Ir al espacio, ¿en qué momento mi vida se volvió tan complicada?
Taiyo: (riendo mientras pone una mano en su hombro) Bienvenida a mi mundo.
El grupo, con mezcla de nervios y emoción, comenzó a subir a la nave de Kael'thor, sabiendo que lo que les esperaba era algo mucho más grande que cualquiera de ellos había imaginado. Una aventura intergaláctica acababa de empezar.
Kael’thor terminó de revisar un panel holográfico, cerrándolo con un gesto decidido antes de girarse hacia el grupo.
Kael'thor: Muy bien, para un viaje como este, hay cosas que deben prepararse. Yo necesito realizar algunos ajustes en mi nave y reunir suministros específicos para el trayecto. Mientras tanto, ustedes también deberían alistarse. Esto no es un simple paseo por el vecindario cósmico.
Taiyo: Entendido. No somos expertos en viajes espaciales, pero haremos lo que podamos.
Kael'thor: Sin embargo, creo que sería adecuado que tú, Mipha, te quedes aquí mientras hago los preparativos.
Mipha, quien hasta ese momento había estado en silencio, levantó la mirada, algo sorprendida, pero asintió con calma al escuchar la sugerencia.
Mipha: Lo entiendo. No quiero retrasarlos ni causar problemas. Además, creo que necesitaré recuperar algo más de fuerza antes de partir.
Hana: Eso tiene sentido. Si vamos a enfrentarnos a esos… Tarak’gor, necesitas estar al 100%, ¿no?
Yuki: ¿Cuánto tiempo crees que te tomará preparar todo?
Kael'thor: Si todo va según lo planeado, no debería tardar más de un ciclo terrestre completo, es decir, unas 24 horas. Pero depende de la disponibilidad de ciertos materiales que necesito para reforzar el blindaje de la nave.
Taiyo: Entonces tenemos un día para prepararnos también. Está bien, eso nos da tiempo suficiente para despedirnos del planeta por un rato… y, ya sabes, mentalizarnos para esto.
Hana: Mentalizarme… Sí, definitivamente voy a necesitar eso.
Kael’thor activó un holograma que mostraba una lista de tareas, organizándolas con precisión.
Kael'thor: Entonces está decidido. Mipha, te quedarás aquí en este refugio hasta que esté todo listo. Mientras tanto, ustedes pueden asegurarse de que llevan lo necesario. Una vez que suban a esta nave, no habrá vuelta atrás hasta que completemos esta misión.
Mipha observó a Kael’thor con una mezcla de respeto y gratitud.
Mipha: Gracias por esto… por ayudar a mi gente. Nunca imaginé que encontraría aliados en un mundo tan lejano.
Kael'thor: No somos aliados por coincidencia. Todo esto sucede por una razón. Ahora, descansa. Nos aseguraremos de que estés lista para lo que viene.
Taiyo:Confía en nosotros. No vamos a dejar que esos Tarak’gor sigan haciendo lo que quieren.
Con esas palabras, el grupo se dispersó momentáneamente. Kael’thor se dirigió a su nave para iniciar los preparativos, mientras Taiyo, Yuki, y Hana salían del refugio, listos para sus propios preparativos y dejando a Mipha en el interior para descansar.
La calma del refugio contrastaba con la tensión creciente en sus mentes. En 24 horas, el destino de Aqualis y su gente empezaría a cambiar.
Continuará.......
Pensado que solo iba a enfrentarse a espíritu pues claro que no ahora mismo llego un arco que cree y espero sea de su agrado.
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