Desmadre
El hospital abandonado era un lugar que, incluso bajo la luz de la luna, parecía absorber toda la calidez del mundo exterior. Las paredes descascaradas y el crujido ocasional de algo en la distancia no ayudaban a calmar los nervios de Momo Ayase.
Momo: ¿Qué diablos estoy haciendo aquí? Me da mucho miedo. ¿Cómo puede haber avistamientos de OVNIS en un lugar así? —murmuró para sí misma mientras sostenía su teléfono, tratando de ignorar la sensación de que algo la observaba desde las sombras.
Ken: Claro, se han reportado avistamientos de OVNIs en el hospital, —respondió la voz desde el otro lado del teléfono, calmada, pero con un toque de sarcasmo.
Momo: ¿Eh...? ¿Sabes lo que es la regresión hipnótica? —añadió de repente, desviando la conversación.
Momo frunció el ceño.
Momo: ¡No me cambies de tema! —exclamó, tratando de mantener su voz firme mientras sus pasos resonaban por el pasillo vacío.
Ken suspiró audiblemente.
Ken: Está bien, está bien. Mira, no he visto un OVNI tal cual, pero...
Momo: ¿Pero...? —preguntó con curiosidad, deteniéndose un momento para escuchar mejor.
Kem: Espera, ya llegué —interrumpió Ken de pronto.
Momo: ¿Llegaste? ¿A dónde? ¿Cómo te está yendo por allá? —preguntó mientras miraba a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nada detrás de ella.
Ken: Estoy en el túnel. Ese que dicen que está embrujado —respondió y Momo pudo escuchar el eco de sus pasos a través del teléfono.
Momo: ¡Qué valiente! —dijo con sarcasmo— Ese sitio es famoso en internet porque asegura que verás un fantasma.
Ken apuntó su linterna al túnel oscuro, pero su voz temblaba ligeramente.
Ken: Muy bien, entraré y te demostraré que... ¡que no existe tal cosa como los fantasmas!
Momo: Ay, cosita- sonrió con burla- ¿no me digas que ya te dio miedo? —bromeó, aunque su propio nerviosismo no desaparecía
Ken: Además, dicen que si vas a la azotea y pides ver un OVNI, puedes encontrarte con uno.
Momo: Sí, claro. De todas formas, ¿qué se supone que debo esperar?
Momo seguía caminando, pasando junto a una habitación cuya puerta parecía haber sido forzada abierta hace mucho tiempo.
Ken: Oh, solo te van a abducir y experimentar con tu cuerpo, nada grave —dijo en tono casual.
Momo: ¿Qué?! —exclamó claramente perturbado.
Momo: Eso significa que ya experimentaron contigo, ¿no? —replicó con una ceja arqueada.
Ken: Mira, verás, a la mayoría de los abducidos nos borran la memoria, —respondió haciendo que su voz sonara lo más seria posible, aunque estaba claro que estaba tratando de molestarla.
Momo soltó un suspiro, tratando de no reírse.
Momo: Entonces, ¿dices que nunca has visto un OVNI?
Antes de que Ken pudiera responder, un ruido sordo resonó en el hospital. Momo se detuvo en seco, su corazón latiendo a mil por hora.
Momo: Ken... creo que hay algo aquí —susurró, su voz apenas audible.
Ken: ¿Qué? ¿Un fantasma o un alien? —preguntó tratando de sonar tranquilo, pero claramente preocupado.
Momo: No sé, pero si es lo segundo, espero que no estén listos para "experimentar conmigo". —Intentó sonar relajada, pero su respiración agitada la delató.
En ese momento, ambos sabían que, aunque estaban en lugares diferentes, algo extraño estaba ocurriendo... y ninguno estaba listo para lo que venía.
Lo que ella no sabía era que entre la sombra alguien la estaba observando mostrando el símbolo de un reloj.
El túnel oscuro parecía extenderse infinitamente frente a él. El chico dio un paso adelante, sintiendo cómo sus piernas temblaban ligeramente. Miró hacia atrás como si esperara encontrar una excusa para regresar, pero el sonido burlón de Ayase al otro lado del teléfono lo empujó a continuar.
Momo: ¡Ja! ¿Ya te dio miedo? —preguntó claramente disfrutando de su incomodidad.
Él jadeó, sobresaltado por el silbido del viento que resonaba en el túnel como un susurro fantasmal.
Ken: ¡Ah! ¿Qué fue eso? —chilló, apretando su linterna con más fuerza.
Momo: ¡Ja, ja! Tranquilo, lo más peligroso que puedes hacer es gritar, según internet —respondió entre risas.
El chico frunció el ceño.
Ken: ¿Toda tu información la sacas de internet? —preguntó con algo de molestia mientras finalmente se adentraba en el túnel- Por cierto... ¿tú sí has visto a un fantasma? —añadió, intentando desviar su atención del ambiente opresivo que lo rodeaba.
Momo: Nop, Nunca he visto uno —respondió con una calma casi exasperante.
Ken: ¡¿QUÉ?! ¡¿Y CÓMO PUEDES SONAR TAN CONDESCENDIENTE?! —gritó él, su voz resonando en el vacío.
Momo: Gracias por el cumplido —respondió con una sonrisa que él no podía ver, pero podía imaginar perfectamente.
Ken: ¡Prefiero que vuelvas a ser grosera! —espetó, avanzando más profundamente—. ¿Cómo puedes creer en fantasmas cuando nunca has visto uno?
Momo suspiró, explorando los pasillos del hospital abandonado al otro lado de la línea.
Momo: Claro que puedo creer en ellos. Hace rato te dije que mi abuela es médium, ¿no es así? —comentó con ligereza, su voz calmada contrastando con los ruidos extraños que ella misma escuchaba.
El chico titubeó, su ritmo de pasos disminuyendo.
Ken: De hecho... no lo recordaba.
Momo: Ella me crió, porque yo no tengo papás —añadió casi como si fuera un dato casual.
El chico se detuvo por un momento, sus pensamientos girando en torno a esa confesión.
Ken: Oh... no lo sabía. Lo siento mucho.
Momo: Ay, cálmate, tampoco es para que cambies tu actitud —replicó con una risa ligera—. ¿Te confieso una cosa? Siempre he pensado que mi familia es un poco extraña.
Ken: ¿Ah, sí? —preguntó él, su tono mostrando curiosidad genuina.
Momo: Claro. Cada vez que salía, tenía que recitar un hechizo en particular durante todo el trayecto hacia la escuela. Por supuesto, los demás niños se burlaban de mí. Aunque si no lo hacía, mi abuela se enojaba. Era muy vergonzoso.
El chico continuó avanzando, procesando lo que escuchaba mientras sus pasos resonaban en el túnel.
Ken: Ya veo...
Momo: Pero lo más difícil era cuando el chico que me gustaba también se burlaba —añadió con un tono que mezclaba nostalgia y frustración.
El chico tragó saliva, su voz temblando un poco.
Ken: Eso... suena duro.
Momo: Y por eso le tenía rencor a mi abuela —finalizó con una sinceridad que lo dejó pensando mientras la oscuridad seguía rodeándolos, cada uno en su propio escenario de incertidumbre.
Momo se detuvo frente a la ventana rota del hospital, donde una suave luz azul se filtraba desde el exterior, iluminando su silueta. Sus ojos miraban al horizonte con una mezcla de melancolía y determinación.
Momo: Pensaba "no le gusto a mi crush por este estúpido hechizo" —dijo en voz baja, como si estuviera confesando un secreto enterrado hace mucho tiempo—, y le dije cosas horribles a mi abuela.
El chico, al otro lado de la línea, permaneció en silencio, escuchando atentamente mientras seguía avanzando en el túnel.
Momo suspiró y cruzó los brazos, inclinándose un poco hacia el marco de la ventana.
Momo: Dejé de hablarle hasta hace poco... Aun así, me molestaba cuando alguien se burlaba de mi familia. —Su voz se tornó más seria, y la luz azul acentuó la expresión determinada en su rostro—. Al final, me di cuenta de que lo que realmente me molestaba no era que no le gustara a mi crush.
Ken: ¿Entonces? —preguntó el chico con curiosidad mientras ajustaba su linterna para iluminar el camino.
Momo: Era el simple hecho de que las demás personas también se burlaran de mi abuela. — Cerró los ojos por un momento antes de continuar—. La verdad es que quería mucho a mi abuela, y me gustaba que fuera médium. Me parecía algo especial.
El chico hizo una pausa y miró el reloj en su muñeca, observando cómo el símbolo brillaba ligeramente en un color verde tenue.
Ken: Algo especial, ¿eh? —comentó con un tono reflexivo—. Tu abuela suena como alguien espectacular, ¿no?
Momo sonrió suavemente, una calidez evidente en su expresión.
Momo: Lo es. Le agradezco mucho por cuidarme y protegerme sin la ayuda de nadie más. —Volvió su mirada hacia la luz azul, su tono cargado de admiración—. Ella es mi abuela, y yo creo en ella. Ese es el motivo por el que creo en los fantasmas.
Hubo un breve silencio entre ambos, roto solo por el eco de los pasos del chico en el túnel. Finalmente, Momo se giró, cambiando el tema abruptamente.
Momo: Pero bueno, ya hablé mucho de mí. ¿Por qué crees en los extraterrestres?
La pregunta lo tomó por sorpresa.
Ken: ¿Qué? —cuestionó, deteniéndose por un momento antes de retomar su paso.
Momo: Vamos, debe haber un motivo —insistió para que Ken intentara decir su razones.
Ken: Eso no es importante.
Momo: ¿Cómo que no es importante? ¿No hay un motivo? —La curiosidad en su voz era evidente.
El chico suspiró, iluminando con su linterna unas extrañas marcas rojizas que parecían pisadas, dibujadas en las paredes del túnel. Frunció el ceño, murmurando para sí mismo. (Qué extraño.)
Ken: ¿Necesito algún motivo para que me guste algo? —respondió al fin, sin apartar la vista de las pisadas.
Momo reflexionó un momento antes de soltar una pequeña risa.
Momo: Sí, tienes un buen punto. —Su voz sonó ligera, aunque un leve nerviosismo se filtró al imaginar qué estaría encontrando el chico en ese túnel.
Momo: ¡Oye! ¡Chico misterio! ¿Sigues ahí? ¡Contéstame! —exclamó con creciente preocupación al notar que la llamada había quedado en silencio.
De repente, la pantalla de su teléfono se tornó roja y la conexión se cortó abruptamente.
Momo: ¡Genial! ¡Justo lo que necesitaba! —gritó con frustración, apretando el teléfono en su mano antes de girarse sobre sus talones—. ¡Ya voy para allá! ¡Solo no te mueras! —dijo con determinación mientras comenzaba a correr por los oscuros pasillos del hospital abandonado.
El sonido de sus pasos resonaba en el vacío mientras avanzaba, su respiración cada vez más agitada. Pero entonces, algo extraño sucedió: las luces que entraban por las ventanas comenzaron a apagarse una a una, como si alguien estuviera apagando focos.
Momo se detuvo en seco, sus ojos abiertos de par en par mientras observaba las sombras devorar la escasa iluminación. Tragó saliva con dificultad y, al girarse lentamente, se encontró con tres siluetas humanoides en la penumbra.
Un escalofrío recorrió su espalda, y su cuerpo entero se tensó.
Momo: (¿Quiénes son? Esto no puede estar pasando.) —pensó con terror mientras retrocedía un paso instintivamente.
Pero la sensación de peligro era abrumadora. Su instinto de supervivencia finalmente tomó el control, y sin dudarlo, Momo se dio la vuelta y empezó a correr tan rápido como pudo.
El eco de sus pisadas llenó el hospital mientras trataba de escapar, pero las figuras eran más rápidas. Pronto, sintió un tirón en su ropa, y las costuras comenzaron a rasgarse bajo la fuerza de las manos que la sujetaban.
Momo: ¡Suéltenme! —gritó, luchando con todas sus fuerzas, pero era inútil. Su cuerpo era arrastrado hacia ellos, su resistencia desvaneciéndose mientras la atrapaban por completo.
La oscuridad la envolvió por completo, y el silencio del hospital se tornó abrumador, dejando solo una cosa clara en su mente: no estaba sola.
Momo abrió los ojos, sintiendo la incomodidad de las ataduras en sus muñecas y tobillos mientras flotaba sobre una camilla extraña, rodeada por aquellos seres no humanos.
??: Bienvenida, individuo femenino —dijo una voz, proveniente del que parecía ser el líder.
Ella observó con incredulidad y temor a las tres figuras, que ahora se identificaban como "serpianos".
Momo: ¿Son extraterrestres? —preguntó temblorosa, intentando mantener la calma.
Serpiano: No tengas miedo, somos muy amistosos, te lo puedo asegurar —respondió otro de ellos, con un tono aparentemente tranquilo.
Momo frunció el ceño, indignada.
Momo: ¡Pues debo informarte que la gente amistosa no ata a chicas desnudas! ¡¿Dónde está mi ropa?!
Serpiano 3: Nosotros nos encargaremos de todas tus pertenencias —declaró el líder sin mostrar emoción alguna.
Momo: ¡Más les vale que me compren ropa nueva! ¡Y también quiero irme a casa! —exigió Momo, forcejeando sin éxito contra las ataduras.
Serpiano 3: En nuestra especie solo hay individuos masculinos, así que aumentamos nuestra población mediante la clonación —explicó el líder, ignorando su enojo.
Momo: ¡No te pregunté! ¡¿Siquiera me están escuchando?! —espetó ella, furiosa.
El Segundo tomó la palabra, su tono distante pero firme.
Serpiano: Sin embargo, la evolución biológica no puede darse de un solo individuo. Con el tiempo, hemos perdido todo conflicto y emoción. Por lo tanto, con la finalidad de recuperar la función reproductora como los humanos, nos gustaría tener sus bananas.
Momo: ¿Qué diablos?- lo miró con incredulidad.
Serpiano 3: Tendremos sexo contigo —declaró el líder con frialdad—. Después, te extraeremos el útero y la banana para estudiarlos.
Los ojos de Momo se abrieron como platos mientras un temblor de ira y asco recorría su cuerpo.
Momo: ¡Ni siquiera lo piensen! —gritó con determinación—. ¡Podré haber salido con un idiota, pero pienso guardar mi virginidad para mi amado Ken Takakura y no voy a dejar que unos extraterrestres pervertidos me la quiten ahora! ¡¿Me oyen?!
Antes de que pudiera seguir hablando, uno de los serpianos la sujetó por la cabeza, obligándola a retroceder mientras otro comenzaba a usar poderes psíquicos sobre ella.
Serpiano: Usamos psicoquinesis para controlar tus ondas cerebrales y aumentar tu libido.
La cabeza de Momo empezó a dar vueltas, una sensación extraña invadiéndola.
Serpiano: ¿Cómo se siente? ¿Empiezas a tener y sentir más libido sexual?
Momo: ¡Ba...basta! —se quejó, luchando por resistirse.
Uno de ellos pareció impresionado.
Serpiano: Vaya, su resistencia a la psicoquinesis es realmente sorprendente. Debes tener una increíble fuerza mental.
Se inclinó hacia ella, abriendo sus piernas, dispuesto a continuar con su objetivo.
Momo: ¡No! ¡Detente! —suplicó desesperada.
De repente, un ruido interrumpió la tensión en el aire, algo que hizo que los dos serpianos quedaran congelados en el lugar. Una vibración provenía del suelo, y la atmósfera se tornó más densa.
Desde debajo del piso emergió una figura translúcida, que poco a poco tomó forma visible. Una criatura humanoide, con rasgos de una polilla, se alzó imponente. Sus alas brillaban con una luz tenue, y sus ojos luminosos irradiaban un poder desconocido.
El tercer serpiano se giró, sorprendido por la aparición de aquel ser, mientras Momo, a pesar de su situación, sentía una mezcla de temor y esperanza al ver a su inesperado salvador.
El líder serpiano observó al ser con una mezcla de confusión y sorpresa. Sus ojos brillaron con un tenue resplandor mientras analizaba cada detalle de la figura.
Serpiano 3: No puedo identificar tu especie —comentó, con tono controlado pero claramente inquieto—. ¿Quién eres?
La criatura humanoide sonrió, o al menos eso parecía, ya que su rostro apenas se movía mientras sus ojos brillaban intensamente. Con un movimiento lento y teatral, extendió las alas que hasta entonces habían estado cubriendo su cuerpo como una capucha.
??: Yo soy... —dijo con voz fría y pausada antes de cantar repentinamente, con un tono burlón—. ¡El señor de la noche!
El contraste entre su voz helada y su tono teatral era desconcertante. Momo, aún atada, no sabía qué pensar.
Momo: ¿Qué...? —murmuró para sí misma, sudando nerviosamente al no poder decidir si aquel extraño ser era un aliado o un enemigo. La criatura la miró directamente, lo que hizo que un escalofrío recorriera su espalda.
Antes de que algo más ocurriera, uno de los serpianos intentó atacarlo por la espalda, lanzándole un objeto afilado que atravesó al ser como si no estuviera allí. La criatura se volvió intangible, y el objeto pasó a través de su cuerpo sin causarle daño alguno.
Con un movimiento fluido, el señor de la noche se giró hacia el líder serpiano.
??: Qué mala educación atacar por la espalda —dijo con voz burlona, mientras inclinaba la cabeza como si estuviera reprendiéndolo—. ¿Acaso tu madre no te enseñó eso? Oh... es verdad, no tienes madre.
Su tono era tan sarcástico que incluso Momo, en su estado de tensión, sintió el golpe de las palabras.
El líder serpiano pareció sorprendido por el comentario, pero rápidamente recuperó su compostura.
Serpiano 3: Qué extraño ser eres... —murmuró, sus ojos brillando mientras trataba de entenderlo.
La criatura alzó sus alas, que ahora parecían aún más grandes y majestuosas, envolviendo el espacio con un aura gélida.
??: Un alienígena, como tú, aunque a este chico prefiero llamarlo... —pausó dramáticamente mientras sus alas se desplegaban por completo, llenando el lugar de un frío repentino—. ¡Frío!
El ambiente se tornó gélido al instante, y los serpianos retrocedieron involuntariamente. Incluso Momo, a pesar de estar atrapada, sintió cómo el aire a su alrededor se congelaba, observando incrédula la escena que se desarrollaba ante ella.
El ser conocido como "Frío" se elevó lentamente hacia los serpianos atrapados en el hielo. Su forma intangible les permitió moverse libremente sin que pudieran golpearlo, pero cuando volvió a ser tangible, lanzó un potente aliento de hielo que los congeló levemente, dejándolos inmovilizados momentáneamente.
Momo, aún atada, intentaba liberarse sin éxito, sus ojos se llenaban de desesperación al ver cómo Frío se movía implacablemente entre los serpianos.
De repente, el tono de llamada de su teléfono móvil comenzó a sonar estridentemente. Frío se detuvo en seco y miró hacia el teléfono con una expresión tranquila sabiendo lo que se venía.
El teléfono vibró violentamente y, de repente, un pie surgió de la pantalla, dándole una potente patada a uno de los serpianos.
Ken: ¡Ayase! —exclamó una voz conocida mientras el teléfono se iluminaba, mostrando una imagen distorsionada. Ken apareció entonces, luchando contra una anciana demoniaca que intentaba poseerlo.
La Turbo Abuela, como la llamaba Ken, trataba de retenerlo con sus garras y fuerza sobrenatural, pero algo dentro de él parecía impedírselo.
Ken: ¡Ayase! —gritó su voz resonando a través del teléfono—. Los fantasmas son reales y esta vieja quiere maldecirme. ¡Ayúdame!
La Turbo Abuela retorció la mandíbula, sus ojos centelleando de enojo.
Turbo abuela: ¡Deja de resistirte, maldito mocoso de mierda! —exclamó, su voz retumbando a través del dispositivo.
Serpiano: Qué está pasando aparece tenemos 2 polizón en nuestra nave debemos quitarle su banana.
Frio: Yo diría que no distraiga en combate- menciono apareciendo detrás de él, para congelado- eso fue........
No termino debido a que fue embestido por Ken la cual la Turbo Abuela estaba poseyendo su cuerpo.
Frio: Ken debes resistir luchar contra esa vieja bruja- exclamó evitando ser comida.
Ken a escucha su nombre abrió los ojos a ver como aquel ser lo había llamado, pero como sabía su nombre, pero antes de continuar, frío se hizo intangible traspasando el suelo para aparece levitando, pero esta vez no de dio tiempo a esquivar unos objeto que lo mando a chocar contra el suelo.
Ken la cual intentaba resistí a que lo poseyera pero no importaba que tanto su cuerpo casi no de respondía.
En eso evito algunos ataque de los serpiano la cual se enfrentaba pero no era por el era más por la Turbo Abuela.
Ken: Por qué está haciendo todo esto, a pesar de que querría conocerlo- menciono con frustración- Incluso hacia señales para que nos hiciéramos amigos.
Momo escuchaba todo eso recordado como era tratado Ken, pero recordó a esa persona que lo consideraba un amigo.
El Serpiano empezó a usar todavía más poder en el chico tratando de contener a Ken en una barrera psicoquinética.
Serpiano: Veamos que tanto aguanta un ser como con el oxigeno que te quedar- Comentó el serpiano antes de
extender su mano hacia Momo- Bien,
mientrasa tu amigo se le acaba el oxigeno, aumentemos de nuevo tu libido sexual.
Momo trató de resistirse, sin embargo ya
estaba llegando a su limite.
....
....
....
....
....
Libera tu chi.
Momo: ¡Pero no quiero!- Una pequeña Momo le exclamó a su abuela- Mis amigos de la escuela se burlan de mi a diario por hacer esto, abuela.
Seiko: ¿Que?- cuestionó mientras se
arrodillaba para estar a su altura- ¿Y porqué se reirían? Si libera Chi, no tendrás un accidente o te enfermarás, ningún mal se acercará a ti
Ella tomó las manos de la niña, y las guió
hacia su vientre.
Seiko: Ahora concentra tu energía en el vientre bajo..- Indicó mientras cerraba los
ojos- E imagina que el Chi sale disparado
desde la cabeza-
Momo llevó su mano sobre su cabeza,
haciendo el gesto del hechizo.
"iMirenla!¡Ahí va de nuevo!"
"Es una rarita! ¿Hablarás con lo
extraterrestres?".
La pequeña Momo frunció el ceño con
molestia.
Momo: ¡Suficiente! ;No volveré a hacerlo!- exclamó enojada antes de salir corriendo.
Seiko: ¡Momo! Alto, ¿A donde vas?- preguntó preocupada.
Momo: iYa acepta que no eres Médium!-
¡Te odio abuela!
¿Porque me acuerdo de eso justo en este
momento?.
....
...
Lo siento mucho, abuela.
....
..
En ese entonces estaba muy avergonzada de todo.
Momo sintió una mano calida tocando su
vientre. Ahora concentra tu energía en el vientre bajo. Y que el Chi salga desde la cabeza.
Algo en la realidad pareció romperse, y en un brillo, Momo se liberó de sus ataduras.
El serpiano jadeó, mientras que en las llamas el chico miraba sorprendido.
Momo: ¿Pero qué?-Preguntó sorprendida.
Ken:(iiAyase es una Psiquica?)- Pensó el chico con una sonrisa antes de toser un poco-(Se me acaba el oxigeno! ¡Debo liberarme!)- Pensó, mientras empezaba a liberar todavía más calor, fundiendo el metal de la pared a la que estaba atrapado.
Serpiano: ¡No lo entiendo! ¡Mi poder Psicoquinético con funciona con ella!- Exclamó con incredulidad mientras intentaba someter a Momo- i¿Pero por qué?! ¿ Será posible que el chakra de este individuo femenino se haya liberado por estimular de más sus ondas cerebrales?!.
Momo sonreía agradecida al ver la
manifestación de su propio poder.
Momo: ¡Siempre tuvo razón!- Exclamó con
determinación mientras volteaba a ver al
serpiano- ¡Mi abuela era una verdadera
médium espiritual! Muchas gracias abuela!.
Momo le conectó una poderosa patada al
serpiano, tal y como le había hecho a su
Ex hace unas horas, pero esta vez era muy
diferente
Momo: Y ahora me las pagarán! ¡Malditos
extraterrestres!- Exclamó mientras ponía más poder en su patada, superando la defensa del serpiano, enviandolo a volar y atravesar las paredes de la nave.
Ambos ataques destrozaron gran parte de
la infraestructura de la nave, provocando
que se desactivara camuflaje como la luna y empezase a caer.
Momo: ¡AAAH! ¡¿YO ESTABA DENTRO DE UN OVNI?! - Cuestionó sorprendida antes de voltear a ver al chico- Chico misterio, i¿Te encuentras bien?! Vamonos de aquí!
Ken, con los ojos brillando de un extraño color rojizo, avanzó hacia Momo con movimientos erráticos, claramente bajo el control de la Turbo Abuela. Sus manos temblaban, y su voz sonaba distorsionada.
Ken: Momo... ¡Esto no es mi culpa! —gritó, mientras su cuerpo parecía moverse contra su voluntad.
De repente, un aura oscura envolvió a Ken, y con un rugido inhumano, intentó atacar a Momo. Sin embargo, Frío apareció como una ráfaga de viento gélido, interponiéndose entre ambos. Su cuerpo intangible se volvió sólido por un instante y embistió a Ken con un impacto helado, empujándolo hacia atrás.
Ken se tambaleó, pero la influencia de la Turbo Abuela parecía hacerse más fuerte. La risa burlona de la anciana resonó en el aire.
Turbo Abuela: ¡No puedes detenerme! —exclamó su voz emanando de Ken—. Este cuerpo ya es mío.
Momo, respirando profundamente, cerró los ojos y concentró el poder de Chi que había aprendido a dominar en situaciones desesperadas. Extendiéndose hacia Ken, su energía comenzó a envolver el aura oscura, luchando contra la presencia maligna.
Momo: ¡No voy a dejar que te controle! —gritó Momo, sus manos brillando con un tenue resplandor dorado mientras dirigía su energía hacia la Turbo Abuela.
La figura espectral de la anciana comenzó a desprenderse lentamente del cuerpo de Ken, chillando de frustración.
Turbo abuela: ¡No puedes deshacerte de mí tan fácilmente! —gritó su forma etérea tambaleándose.
Finalmente, con un último esfuerzo, Momo manipuló el Chi para expulsar por completo a la Turbo Abuela de Ken, aunque solo fuera momentáneamente. La figura espectral se desvaneció, dejando a Ken caer al suelo, jadeando y sudando.
Pero justo cuando parecía que las cosas se calmaban, un estruendo sacudió el lugar. Frío miró a su alrededor con sus ojos inexpresivos, notando que las paredes del entorno comenzaban a agrietarse.
Frio: Esto no es bueno —murmuró el ser helado.
El lugar empezó a explotar en ráfagas de energía incontrolable. Pedazos del techo y el suelo se desprendían, y la temperatura fluctuaba violentamente.
Momo: ¡Tenemos que salir de aquí! —gritó ayudando a Ken a levantarse mientras corrían hacia una salida improvisada.
Frío extendió sus alas gélidas, creando una barrera helada para protegerlos de los escombros que caían, mientras las explosiones continuaban desatando el caos.
Frio: No se preocupen —dijo Frío con su voz fría y tranquila— Saldrán de aquí... si es que sobreviven primero.
Momo no estaba segura de si aquello era una broma o una advertencia, pero no había tiempo para pensar. Las explosiones se intensificaron, y los tres se enfrentaban ahora a un desafío que iba más allá de cualquier amenaza que hubieran enfrentado antes.
Frío desplegó sus alas gélidas y envolvió a Ken y Momo con una corriente helada que los sacó de la nave serpiana en un movimiento veloz y preciso. En cuanto sus pies tocaron el suelo, una explosión masiva sacudió el cielo, iluminando todo con un destello cegador. Ken y Momo, jadeantes y con el cabello alborotado, se miraron incrédulos antes de hablar al unísono.
Ken/Momo: Ahora sí creo en aliens/ fantasmas.
Ambos se miraron con una mezcla de incredulidad y resignación, sin saber si reír o llorar. Sin embargo, un ruido detrás de ellos los hizo girar bruscamente. Del suelo, entre los restos de la nave serpiana, apareció nuevamente el ser conocido como Frío, quien aún mantenía su expresión serena.
Momo dio un paso atrás, alarmada.
Momo: ¡¿Qué haces aquí?! —exclamó, levantando las manos en guardia—. No me digas que ahora planeas infectarnos con algún parásito o huevecillo alienígena.
Frío soltó una risa baja, sacudiendo ligeramente su cabeza.
Frio: No haría algo tan primitivo. Además, tengo otros métodos más eficientes sin necesidad de usar humanos.
Ken levantó una ceja, aún algo aturdido por todo lo que había pasado, pero antes de que pudiera decir algo, Frío se giró hacia él con una mirada cálida, algo que desentonaba con su aura usualmente fría.
Frio: Me alegra que estés bien, amigo.
Los ojos de Ken se abrieron como platos al escuchar aquello.
Ken: ¿Amigo...? ¿Yo? —preguntó señalándose a sí mismo, confundido.
Frío asintió con tranquilidad, pero antes de que Ken pudiera procesar lo que acababa de escuchar, añadió.
Ken: Ahora puedo morir en paz.
Ken abrió la boca para replicar, pero antes de que pudiera pronunciar palabra, Frío presionó un dial en su pecho. Un destello cegador emanó de su cuerpo, obligando a Momo y Ken a cubrirse los ojos. Cuando la luz desapareció y ambos volvieron a abrir los ojos, lo que vieron los dejó sin palabras.
El lugar donde antes estaba la polilla humanoide ahora lo ocupaba un hombre de aspecto humano, con cabello oscuro y ojos profundos, vestido con un traje sencillo. Su sonrisa era tranquila, casi melancólica.
Taiyo: Hola de nuevo, Ken Takakura —dijo el chico inclinando ligeramente la cabeza.
Los ojos de Ken se abrieron aún más, su mente trabajando a toda velocidad para entender lo que acababa de suceder.
Ken: ¿Qué...? ¿Cómo...? —fue todo lo que logró decir antes de que, sin previo aviso, sus piernas cedieran y cayera desmayado al suelo.
Taiyo: Sí definitivamente ya me venía venir algo así- menciono de brazos cruzado co una sonrisa.
Momo: ¡Ken Takakura! —exclamó en shock a saber el nombre de chico misterioso, ella misma sintió cómo la adrenalina la abandonaba. —No... puede ser... —murmuró antes de caer también desmayada, desplomándose junto a Ken.
Taiyo los observó con una mezcla de diversión y resignación.
Taiyo: Ya me lo veía venir cuando dije el nombre completo —comentó con una sonrisa, cruzándose de brazos mientras esperaba pacientemente a que despertaran- Sin duda esto fue un completo desmadre.
Continuará.........
"Quiero disculparme si este capítulo no fue adaptado exactamente como en el manga o el anime. Puse todo mi esfuerzo en transmitir la esencia de la historia, pero entiendo que pueden existir diferencias. Agradezco su comprensión y apoyo, y espero que hayan disfrutado del resultado."
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