Conociendo a Ken Takakura
Taiyo ajustó el cuello de su uniforme frente al espejo, observándose con detenimiento. Su reflejo le devolvía una mezcla de emociones: expectación, incertidumbre, y una determinación que nunca había sentido tan fuerte.
El uniforme de la preparatoria era simple pero elegante, con los colores azul y blanco predominando. Taiyo suspiró mientras terminaba de arreglarse, pasando la mano por su cabello para asegurarse de que estaba presentable.
Taiyo: (Este es el comienzo... un nuevo capítulo, no solo en mi vida, sino en algo mucho más grande. Los eventos que están por venir... no sé si estoy listo, pero tampoco puedo quedarme atrás.)
En su escritorio, el Omnitrix descansaba silencioso, como si entendiera que, al menos por ahora, debía permanecer oculto. Taiyo lo miró por un momento antes de guardarlo en su muñeca, cubriéndolo con la manga de su uniforme.
Taiyo: Nunca se sabe cuándo lo voy a necesitar.
Antes de salir de su habitación, se giró para echar un último vistazo. Su manga de Spider-Man todos los volúmenes estaba sobre la mesa, junto con algunos recuerdos de los últimos años: fotos con Hana, Hikari y Yuki, ahora en un lugar especial en su estantería.
Taiyo: (Todo esto me ha llevado hasta aquí. Si este es el inicio de algo más grande, entonces voy a afrontarlo como siempre lo he hecho... a mi manera.)
Tomó su mochila y bajó las escaleras. Hana y Hikari ya lo esperaban en la puerta.
Hana: ¡Por fin! Pensé que te habías quedado dormido.
Hikari: Espero que estés listo, Taiyo. La preparatoria no es tan fácil como crees.
Taiyo sonrió ligeramente mientras ajustaba la correa de su mochila.
Taiyo: No creo que sea más complicado que lo que hemos pasado juntos.
El trío salió de la casa y comenzó a caminar hacia la escuela. La ciudad estaba tranquila, pero Taiyo no podía ignorar esa sensación de que algo estaba a punto de cambiar.
Al llegar al edificio de la preparatoria, miró el enorme portón con una mezcla de nerviosismo y emoción. Este era el comienzo de una nueva etapa, y aunque los eventos de Dan Da Dan estaban al acecho, Taiyo sabía que, pase lo que pase, no estaría solo.
Mientras cruzaban el umbral, el ambiente parecía diferente, como si la escuela misma guardara secretos que estaban a punto de revelarse. Taiyo respiró profundamente.
Taiyo: (El momento ha llegado... que comience la aventura.)
La sala de presentación estaba iluminada de manera tenue, con un gran escenario al frente donde el director, un hombre de cabello canoso y expresión amable, daba su discurso de bienvenida. A su lado, el líder del consejo estudiantil, un joven de presencia imponente y actitud confiada, observaba a los estudiantes con una leve sonrisa.
Director: Bienvenidos a esta nueva etapa de sus vidas. Aquí no solo crecerán académicamente, sino que forjarán amistades, enfrentarán desafíos y descubrirán su potencial. Espero que aprovechen cada oportunidad que esta escuela les ofrece.
El director terminó su discurso entre aplausos moderados, dejando el micrófono al líder del consejo estudiantil.
Líder del Consejo: Soy Kaoru Shimizu, líder del consejo estudiantil. Mi objetivo es garantizar que esta escuela sea un lugar donde todos puedan alcanzar sus metas. Si alguna vez necesitan apoyo, el consejo está aquí para ustedes. Recuerden: la clave del éxito no es solo esfuerzo, sino también trabajar juntos. ¡Buena suerte a todos en este nuevo comienzo!
Los aplausos esta vez fueron más enérgicos, aunque Taiyo no podía evitar sentirse un poco distraído. Sus pensamientos volaban hacia las posibles aventuras y misterios que estaban por venir.
Cuando los discursos terminaron, los estudiantes comenzaron a dirigirse a sus respectivos salones. Taiyo miró a Hana y Hikari, quienes revisaban sus horarios.
Hana: ¡Mira, Hikari! Estamos en el mismo salón. Eso será divertido.
Hikari: Menos mal, no quería quedarme sola entre extraños.
Ambas miraron a Taiyo, quien revisaba su horario con calma.
Taiyo: Parece que estoy en otro salón. Bueno, no es el fin del mundo. A la hora del almuerzo podemos reunirnos y ponernos al día.
Hana: Sí, seguro que sobrevives, Taiyo.
Hikari: Espero que no te metas en problemas en tu primer día.
Taiyo: ¿Yo? ¿Meterme en problemas? Nunca.
Se separaron en el pasillo, cada uno tomando un camino distinto hacia sus respectivas aulas. Taiyo caminó tranquilamente, observando a los demás estudiantes a su alrededor. Algunos se veían nerviosos, otros emocionados, y algunos más simplemente indiferentes.
Taiyo: (Un nuevo salón, nuevos compañeros... y quién sabe qué más. Esto apenas comienza.)
Al entrar a su salón, Taiyo notó que ya había varios estudiantes sentados, conversando entre ellos o explorando el aula con curiosidad. Tomó asiento cerca de una ventana, dejando su mochila a un lado mientras esperaba al profesor.
Miró por la ventana hacia el cielo azul, reflexionando sobre lo que Hana e Hikari habían dicho. Este sería un año lleno de sorpresas, y Taiyo estaba listo para enfrentarlo con una sonrisa y su característico espíritu curioso.
El primer día transcurría sin demasiados sobresaltos para Taiyo. Las presentaciones con los profesores y compañeros habían sido rutinarias, el típico intercambio de nombres y pocas palabras para romper el hielo. Sin embargo, Taiyo sabía que la verdadera vida escolar comenzaba fuera del aula. Cuando llegó la hora del receso, estaba ansioso por reunirse con Hikari y Hana, pero el destino tenía otros planes para él.
Al girar en un pasillo, chocó accidentalmente con alguien, haciendo que varios papeles y una revista cayeran al suelo.
Taiyo: ¡Lo siento mucho! No estaba mirando por dónde iba.
Se agachó rápidamente para recoger los objetos caídos y, al tomar la revista, algo llamó su atención. En la portada, había un titular sobre avistamientos de ovnis y teorías alienígenas. Taiyo levantó la mirada hacia el dueño de la revista y se quedó sorprendido. Frente a él estaba Ken Takakura, con su característico corte de hongo y una expresión de incomodidad que no podía ocultar.
Ken (nervioso): Eh... g-gracias.
Taiyo: No hay problema. —Le extendió la revista mientras esbozaba una sonrisa amistosa—. ¿Eres fan de los temas alienígenas?
Ken vaciló, rascándose la nuca mientras desviaba la mirada.
Ken: Eh... sí, un poco. Aunque... ya sabes, suena raro para algunos, así que...
Taiyo negó con la cabeza, interrumpiéndolo antes de que terminara su frase.
Taiyo: Para nada raro. De hecho, es genial. Yo también soy fan de los temas espaciales. De hecho, tengo una amiga en esta escuela que es una experta en todo lo relacionado con aliens.
Ken abrió los ojos con sorpresa, sin saber qué responder. Esa reacción hizo que Taiyo riera para sí mismo, notando lo genuino que era.
Taiyo: Bueno, me encantaría hablar más sobre esto contigo, pero... ¡Estoy llegando tarde con unos amigos! —Se despidió apresuradamente mientras comenzaba a caminar en dirección al patio—. Nos vemos luego, amigo.
Ken se quedó paralizado por un momento, mirando cómo Taiyo se alejaba. La palabra amigo resonó en su mente, como un eco que no podía ignorar. Era la primera vez que alguien lo llamaba así sin titubear, y mucho menos con tanta naturalidad.
Mientras Taiyo se alejaba, una sonrisa se dibujó en su rostro. Había reconocido a Ken al instante, pero sabía que no podía revelar nada sobre su conocimiento de su historia. Sin embargo, estaba seguro de que esa pequeña interacción sería suficiente para animarlo.
Taiyo: (Este es solo el comienzo. Si los eventos de DanDaDan están por iniciar, necesitará mucho más apoyo. Pero al menos ahora sabe que no está solo.)
Con ese pensamiento, aceleró el paso hacia el lugar donde se reuniría con Hikari y Hana, listo para contarles sobre su peculiar encuentro.
Taiyo llegó al lugar de encuentro con Hana y Hikari, quienes ya lo esperaban con sus bandejas de comida en una de las mesas del patio. La charla fluía de lo más común mientras disfrutaban su almuerzo.
Hana: No puedo creer que ya estamos en la preparatoria. ¿Recuerdan cuánto nos preocupábamos por los exámenes de entrada? ¡Y ahora estamos aquí!
Hikari: Sí, aunque tengo que admitir que hasta ahora todo ha sido bastante... normal. No ha pasado nada emocionante en lo absoluto.
Taiyo asintió mientras tomaba un bocado de su comida.
Taiyo: Eso era de esperarse. Es el primer día, después de todo. Todos están adaptándose, incluso los profesores.
Hikari miró a Taiyo con una sonrisa curiosa.
Hikari: ¿Y tú? ¿Ya hiciste algún amigo nuevo?
La pregunta lo tomó por sorpresa, deteniéndolo en medio de masticar. Durante un segundo, su mente se quedó en blanco, pero luego recordó su encuentro con Ken Takakura y su peculiar interés por los aliens. Una sonrisa ligera apareció en su rostro al pensar en lo tímido pero apasionado que había sido el chico.
Taiyo: Podría decirse que sí.
Hana: ¡Vaya! ¿Y cómo es?
Taiyo: Bueno... es alguien muy interesante. Es un fanático de los aliens y todo lo relacionado con el espacio. Aunque parece un poco tímido, creo que tiene una gran personalidad.
Hikari: Eso suena como algo que dirías tú. ¿Ya le hablaste de tus teorías locas?
Taiyo: Todavía no. Apenas nos cruzamos hace unos minutos, pero creo que nos llevaremos bien.
Hana y Hikari compartieron una mirada antes de que Hana hablara con un tono bromista.
Hana: Mira quién está ampliando su círculo social. Taiyo, el alma de la fiesta.
Taiyo soltó una risa sarcástica mientras negaba con la cabeza.
Taiyo: Sí, claro. Es un paso pequeño, pero... supongo que está bien tener más personas con quienes hablar.
Mientras seguían conversando, Taiyo no podía evitar pensar en Ken. Aunque no era mucho lo que habían hablado, sentía que el chico tenía un gran potencial, y estaba seguro de que su amistad sería crucial para los eventos que estaban por venir. Por ahora, se concentraría en disfrutar su primer día de clases y, como siempre, prepararse para cualquier cosa.
El día había terminado, y el bullicio de los estudiantes llenaba los pasillos mientras se dirigían hacia la salida. En un rincón más tranquilo del edificio, Ken Takakura se sentó en una banca, hojeando su revista sobre aliens y teorías espaciales. A pesar del cansancio del primer día, no podía evitar pensar en su breve charla con Taiyo.
Ken: (Amigo... me llamó amigo. ¿De verdad quiso decirlo?)
Mientras sus pensamientos vagaban, un grupo de estudiantes más altos y corpulentos se acercó. Uno de ellos, que parecía el líder, se fijó en la revista que Ken sostenía.
Bravucón: ¿Qué tenemos aquí? ¿Aliens? ¿De verdad crees en estas tonterías, cabeza de hongo?
Antes de que Ken pudiera reaccionar, el bravucón le arrebató la revista de las manos y la alzó en el aire, provocando risas de su grupo.
Ken: Oye... devuélvemela, por favor.
Bravucón: ¿Qué harás si no lo hago? ¿Llamar a tus amigos imaginarios del espacio?
Los demás estudiantes comenzaron a mirar la escena, pero nadie intervenía. Ken bajó la mirada, resignado, hasta que el bravucón levantó el puño, dispuesto a golpearlo.
¿???: Eso no va a pasar.
El bravucón levantó el puño, listo para intimidarlo aún más, pero antes de que pudiera hacer algo, una mano firme se posó sobre su hombro.
Taiyo: Oye, eso no está bien.
El bravucón se giró sorprendido para ver a Taiyo, quien lo miraba con una sonrisa tranquila pero firme.
Bravucón: ¿Y tú quién eres?
Taiyo: Solo un amigo. Y si te metes con mi amigo, te metes conmigo.
Ken, aún sentado en la banca, miró a Taiyo con incredulidad. Nunca, en toda su vida, alguien había dado un paso al frente para defenderlo de esa manera.
El bravucón frunció el ceño, claramente irritado.
Bravucón: ¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer?
Taiyo no perdió su calma. Mantuvo su postura relajada, pero su mirada dejó claro que no se echaría atrás.
Taiyo: Nada, siempre y cuando devuelvas esa revista y te vayas- menciono tranquilo- O es eso o que tenga una mala reputación el primer día.
El bravucón dudó por un momento, evaluando la situación. A pesar de la sonrisa en el rostro de Taiyo, había algo en él que lo hacía pensar dos veces antes de actuar. Finalmente, con un bufido, lanzó la revista al suelo frente a Ken.
Bravucón: Tch, no vale la pena. Vámonos.
El grupo se alejó, dejando a Taiyo y Ken solos. Taiyo se agachó, recogió la revista del suelo y se la tendió a Ken con una sonrisa.
Taiyo: Aquí tienes. Parece que este número es importante para ti.
Ken tomó la revista con cuidado, como si fuera un objeto valioso, y levantó la vista hacia Taiyo.
Ken: Gracias... de verdad.
Taiyo se sentó junto a él en la banca.
Taiyo: No hay de qué. A veces, la gente no entiende lo que nos apasiona, pero eso no significa que debamos dejar de ser quienes somos.
Ken se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de ocurrir. Luego, por primera vez en mucho tiempo, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
Ken: ¿De verdad crees que somos... amigos?
Taiyo: Claro que sí. ¿Por qué no lo seríamos?
Las palabras de Taiyo llenaron a Ken de una calidez inesperada. Por primera vez, sintió que no estaba completamente solo. Aunque aún no lo sabía, este encuentro marcaría el inicio de una amistad que cambiaría su vida para siempre.
Taiyo sonrió ampliamente mientras extendía la mano hacia Ken.
Taiyo: Por cierto, soy Taiyo Uchūsei. Es un gusto conocerte.
Ken miró la mano extendida con una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Nunca había experimentado algo como esto: alguien realmente interesado en él, que lo llamara amigo sin burlarse. Dudó un instante, pero luego alzó la suya con cuidado y estrechó la de Taiyo.
Ken: Yo... soy Ken Takakura. El gusto es mío.
Tras ese gesto, ambos se sentaron nuevamente en la banca. Taiyo, notando la curiosidad en los ojos de Ken, decidió romper el hielo hablando de algo que claramente le apasionaba.
Taiyo: Así que te gustan los aliens y el espacio, ¿eh? ¿Cuál es tu teoría favorita?
Ken, que inicialmente estaba algo cohibido, no pudo evitar emocionarse al escuchar eso. Sus ojos brillaron mientras sacaba una libreta algo desgastada de su mochila.
Ken: ¡Oh, tengo muchas! Mira, aquí apunto todo lo que encuentro. Noticias, rumores, teorías... incluso cosas que veo en la televisión.
Ken comenzó a hojear la libreta, mostrando a Taiyo páginas llenas de recortes, diagramas, y garabatos. Una página en particular captó la atención de Taiyo: una ilustración tosca de lo que claramente era Humungousaurio.
Ken: ¡Mira esto! Hace unos meses, hubo reportes de una criatura gigante en la ciudad. Dicen que era como un dinosaurio enorme, pero con una fuerza increíble.
Taiyo mantuvo su sonrisa, aunque internamente estaba sorprendido. Esa había sido una de las veces que usó el Omnitrix para transformarse en Humungousaurio y detener un problema en las afueras de la ciudad.
Taiyo: Interesante. ¿Y qué piensas de esa criatura?
Ken: Bueno, según los testigos, no parecía hostil. Más bien, como si estuviera protegiendo a las personas. Creo que podría ser un alienígena que está aquí para ayudarnos, pero la gente no lo entiende.
Taiyo asintió, apreciando la perspectiva positiva de Ken.
Taiyo: Esa es una buena forma de verlo. No todos los días encuentras a alguien que esté dispuesto a creer en lo bueno, incluso en lo desconocido.
Ken sonrió tímidamente, pasando a otra página donde tenía notas sobre posibles avistamientos de OVNIs y otras criaturas extrañas. Mientras hablaban, Taiyo hacía preguntas, no solo para mantener la conversación, sino también porque disfrutaba ver la pasión de Ken por el tema.
Ken: ¿Y tú, Taiyo? Dijiste que también te gustan estas cosas. ¿Qué es lo que más te interesa del espacio?
Taiyo se inclinó hacia atrás, mirando el cielo mientras pensaba en su respuesta.
Taiyo: Supongo que me fascina lo vasto que es. Hay tanto que no sabemos, y eso me hace pensar que, en algún lugar allá afuera, hay algo más grande que nosotros. Algo que podríamos descubrir si seguimos mirando hacia arriba.
Ken asintió, completamente de acuerdo.
Ken: Sí, exactamente. El espacio es como un misterio gigante, y quiero saber más.
La conversación continuó por un buen rato, ambos compartiendo ideas y teorías. Aunque Ken aún no sabía que Taiyo era mucho más que un simple estudiante, aquel momento marcó el inicio de una conexión genuina.
Cuando finalmente se despidieron para regresar a casa, Ken sintió algo nuevo: esperanza. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo. Mientras Taiyo caminaba hacia su propia casa, miró el cielo nocturno y sonrió.
Taiyo: (Parece que hacer amigos no es tan complicado después de todo. Además, es bueno saber que no soy el único que cree en cosas más allá de este mundo.)
Con ese pensamiento, Taiyo se sintió más preparado que nunca para lo que el destino le tenía preparado, sabiendo que ahora tenía a alguien como Ken a su lado.
En el vasto vacío del espacio, la oscuridad dominaba todo, interrumpida solo por las luces distantes de las estrellas. Sin embargo, una brillante estela de color rosa rompía la monotonía, surcando el infinito a una velocidad asombrosa. Su resplandor era etéreo, dejando un rastro lumínico que parecía danzar en el vacío.
Dentro de esa estela, un ser con una silueta humanoide, delicada y brillante, avanzaba con determinación. Sus ojos resplandecían con emoción mientras sus pensamientos se hacían audibles en aquel silencio absoluto.
??: Pronto nos reuniremos nuevamente, Taiyo... estoy ansiosa de volver a verte.
Su voz, aunque susurrante, resonaba con calidez y una promesa inquebrantable. Era evidente que su viaje estaba motivado por algo profundo, algo que había esperado mucho tiempo.
Sin embargo, lo que aquel ser no sabía era que no estaba sola. Muy lejos, pero en la misma dirección, una segunda estela rosa la seguía de cerca. Su luz era tenue, casi como si intentara evitar ser detectada. En su interior, una figura más oscura, enigmática, observaba con frialdad a la primera viajera.
??: No tan rápido... No puedes escapar de mí.
La figura ajustó su trayectoria, ocultando su presencia mientras mantenía su mirada fija en su objetivo. A pesar del silencio del espacio, la tensión era palpable.
La viajera desconocida, ajena a la sombra que la seguía, redujo ligeramente su velocidad, observando un pequeño planeta que se hacía visible en la distancia. Su corazón se aceleró al reconocerlo.
??: Ahí estás.
Pero justo cuando se preparaba para adentrarse en la atmósfera, una energía la envolvió por un instante, apenas perceptible. Su mirada se endureció por un momento, sintiendo algo extraño en su entorno, pero no se detuvo.
Detrás de ella, la figura que la seguía murmuró con una voz cargada de misterio.
??: Disfruta tu pequeña reunión, mientras dure...
Y con un leve destello, desapareció en las sombras del espacio, esperando el momento adecuado para hacer su jugada.
En la Tierra, Taiyo estaba terminando un nuevo diseño para uno de sus proyectos, ajeno a lo que se acercaba desde lo más profundo del cosmos. Una conexión que había sido olvidada por el tiempo, y un peligro que acechaba en el horizonte.
Continuará......
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