Algo grande se acerca
Luego de que yuki fuera secuestrada por aquel misterioso alienígena, rápidamente fue hacia hana y hikari, que está parecía despertar.
Hikari: Que fue lo que paso?- pregunto algo confundida.
Taiyo: Te desmayate y te tuvimos que cuida pero ahora esta mejor- diría sonando tranquilo cosa que Hikari supo que algo andaba mal- Será mejor que la acompañe a casa hana te lo pido.
Hana: Si no te preocupes me haré cargo- dándole un pulgar, pero sabia el motivo de por que lo estaba haciendo.
Hikari: Un momento donde esta yuki?- dándose cuenta que faltaba una de grupo, cosa que el ambiente se puso tenso pero rápidamente taiyo lo manejo.
Taiyo: Ella está bien, se fue temprano debido a que tenia que resolver algunos asuntos, hana te dejara a casa ya que yo debo traer algunas cosa que mis hermanas me pidiendo.
Hikari lo miró por unos segundo sabiendo muy bien que algo pasaba, pero suspiro sabiendo que en esto momento no iba conseguí nada además su cabeza de daba vuelta.
Hikari: Está bien, pero ten cuidado quieres- menciono cosa que taiyo asintió mirando a hana.
Taiyo: Te la encargo por favor- diría para irse solo hana asintió pero por dentro esta extraña sensación no sabía que era.
Rápidamente taiyo entró al baño luego de unos segundo usando el Omnitrix empezó a mover la pantalla mostrando a diferente alien.
Taiyo sin perder tiempo encontró al adecuado donde rápidamente la secuencia de transformación comenzaba transformándose en...................
Jetray!!!
En eso salio volando rompiendo el techo del baño, saliendo a una gran velocidad, su prioridad era que yuki estuviera bien a pesar de esta en un mundo de anime o manga a fin y cabo esa era su nueva vida e claramente no podría permitir que algo de pasara a su seres queridos.
Cortana: Sabes llendo a grandes velocidades no te ayudará a encontrarla.
Jetray: Lo sé por eso pude crea una aplicación para localizar los teléfonos de mis hermanas y amigas, enserió pensaste que el satélite de allá solo es para monitoreo.
Cortana: Técnicamente también funciona con alienígena básicamente el ataque que te lanzó debió dejar una especie de señal.
Jetray: Sí pero eso esa cosa, camino por todo el lugar seria más difícil, pero por el momento iré por la opción a.
Cortana: Entonces vamos a patear trasero.
Jetray con una sonrisa aumentó la velocidad llegando hacer una onda expansiva.
En otra parte
El alienígena caminó lentamente hacia el interior de la cueva, con pasos firmes que resonaban en el ambiente húmedo y oscuro. Yuki, aunque intentaba mantener la calma, no podía evitar sentir un nudo en el estómago. Aquel ser era completamente diferente a cualquier yokai que hubiera encontrado antes, y la forma en que la había secuestrado solo añadía a su confusión y temor. Sin embargo, algo en su mirada, en esos ojos que habían cambiado de un azul curioso a un rojo intenso, la hacía pensar que había más detrás de sus acciones.
Cuando finalmente el alienígena se detuvo, giró hacia ella, bajándose lentamente hasta quedar a su altura. Yuki permaneció inmóvil, sin apartar la vista de él. Fue entonces cuando, con una delicadeza inesperada, la depositó suavemente en el suelo. Sorprendida, Yuki retrocedió un poco, apoyándose contra la pared rocosa de la cueva.
Yuki: ¿Qué estás haciendo? —preguntó, su voz temblando ligeramente, pero con un tono firme. Miró al alienígena directamente a los ojos, buscando alguna respuesta en aquel ser que, claramente, no hablaba su idioma.
El alienígena inclinó la cabeza, como si intentara entender sus palabras. Luego, comenzó a emitir una serie de sonidos metálicos, un lenguaje que parecía consistir en pulsos y vibraciones más que en palabras. Era un ritmo complejo, que Yuki no podía comprender, pero que parecía tener algún tipo de intención.
Ella frunció el ceño, intentando analizar la situación.
Yuki: ¿Me trajiste aquí... solo para hablar? ¿O hay algo más? —preguntó en voz baja, aunque sabía que probablemente no obtendría una respuesta directa.
El alienígena se detuvo al escucharla y, con movimientos lentos, levantó una de sus manos metálicas, señalando hacia el techo de la cueva. Yuki, desconcertada, siguió la dirección que él indicaba. Arriba, en las paredes, había una serie de marcas y símbolos tallados en la roca. Parecían antiguos, como si hubieran estado allí durante siglos. Algunos de los símbolos parecían representar figuras humanoides, mientras que otros eran más abstractos, como patrones geométricos.
Yuki: ¿Esto...? —susurró acercándose con cautela para observar más de cerca. Extendió una mano, pero se detuvo antes de tocar las marcas, mirando al alienígena en busca de aprobación. El ser asintió ligeramente, como si entendiera su intención.
Mientras Yuki examinaba los símbolos, empezó a notar algo familiar en ellos. Había visto patrones similares en algunos textos antiguos que hablaban de fenómenos inexplicables y encuentros con entidades que no pertenecían al mundo de los yokai. Sin embargo, nunca había pensado que fueran reales.
Yuki: ¿Está tratando de decirme algo? ¿De enseñarme algo?
Se giró hacia el alienígena, quien ahora la observaba con una intensidad tranquila, como si esperara que ella comprendiera lo que intentaba comunicar.
Yuki: ¿Me trajiste aquí para mostrarme esto? ¿Por qué a mí? —preguntó, con el ceño fruncido.
El alienígena emitió un sonido más suave esta vez, casi como un zumbido melódico. Luego, levantó ambas manos y las juntó, formando un gesto que parecía una especie de saludo o símbolo. Era claro que intentaba transmitir algo importante, pero el significado aún se le escapaba a Yuki.
Ella respiró hondo, tratando de calmarse.
Yuki: No entiendo lo que intentas decirme... pero quiero ayudarte. Si esto es importante, si necesitas algo, tienes que encontrar una forma de explicármelo. —Su tono era firme pero sincero, esperando que de alguna manera pudieran encontrar una forma de comunicarse.
El alienígena inclinó la cabeza una vez más, como si estuviera considerando sus palabras. Entonces, con un gesto lento y deliberado, tocó su propio pecho y luego señaló a Yuki, antes de volver a las marcas en la pared. La conexión era clara: lo que estaba en esas paredes tenía algo que ver tanto con él como con ella.
Yuki: ¿Yo...? —murmuró llevándose una mano al pecho. La idea la descolocó- (¿Qué clase de conexión puedo tener con un ser como este? ¿Y qué tienen que ver estos símbolos con todo esto?)
El eco de las palabras de Taiyo resonó en su mente: "Yuki, ¿estás bien? Dime la verdad."
Por primera vez, comenzó a cuestionar si había algo más profundo en su mundo de yokais y humanos, algo que no había considerado hasta ahora.
Yuki: Tal vez... esto sea más grande de lo que creía.
Yuki se quedó observando las marcas en la pared, intentando descifrar algún patrón o mensaje oculto. Aunque su mente estaba llena de preguntas, sentía que había una razón por la cual aquel ser la había llevado allí. Quizá, de alguna manera, estaba destinada a estar en ese lugar en ese momento. Pero antes de que pudiera seguir reflexionando, el alienígena se movió hacia el centro de la cueva, atrayendo su atención.
Extendió una de sus manos metálicas hacia el suelo y, con un movimiento preciso, activó un mecanismo oculto. Un resplandor azul empezó a surgir desde las grietas de la roca, iluminando la cueva con una luz tenue pero misteriosa. El patrón de símbolos en las paredes se encendió con el mismo resplandor, conectando cada figura como si formaran parte de un mapa o un lenguaje visual.
Yuki dio un paso atrás, sorprendida.
Yuki: ¿Qué es esto...? —susurró, su voz apenas audible.
El alienígena se giró hacia ella, sus ojos azules brillando intensamente una vez más. Señaló el centro de la cueva, donde el resplandor comenzaba a formar una figura tridimensional: un holograma de un planeta desconocido, rodeado de lo que parecían rutas y estructuras flotantes. Era como un mapa estelar, pero con detalles que no pertenecían al cielo que Yuki conocía.
Ella sintió cómo su respiración se aceleraba.
Yuki: ¿Es... tu hogar? ¿Esto es de dónde vienes? —preguntó, con una mezcla de asombro y miedo.
El alienígena emitió un sonido bajo, como una confirmación. Señaló nuevamente el holograma, esta vez hacia una estructura que parecía destruida. Una sensación de tristeza pareció emanar de él, como si aquella imagen representara una pérdida significativa. Luego, volvió a mirarla, y por primera vez, Yuki sintió que había algo profundamente humano en sus gestos, a pesar de su apariencia.
Yuki: ¿Tu hogar fue destruido? —aventuró dando un paso hacia el holograma. La idea de que un ser de otro mundo pudiera experimentar la misma pérdida y dolor que los humanos la conmovió profundamente.
El alienígena asintió de manera lenta y solemne. Luego, señaló uno de los símbolos en la pared, uno que parecía destacar más que los demás. Era un círculo rodeado de líneas entrelazadas, como si representara una conexión o un vínculo. Yuki frunció el ceño al verlo; había algo en ese símbolo que le resultaba extrañamente familiar.
Antes de que pudiera preguntar más, un ruido lejano interrumpió el momento. Era el eco de algo que se movía en el bosque, acercándose rápidamente. Yuki se giró hacia la entrada de la cueva, alerta.
Yuki: (¿Taiyo?)- pensó, aunque no estaba segura.
El alienígena también reaccionó, emitiendo un sonido de advertencia. Se posicionó frente a Yuki, como si intentara protegerla de lo que sea que estuviera por llegar.
Yuki: Espera... —dijo ella, tocando suavemente el brazo del ser metálico. —Si es Taiyo, no te hará daño. Déjame hablar con él.
Pero antes de que pudiera avanzar hacia la entrada, una explosión sacudió la cueva, haciendo que fragmentos de roca cayeran desde el techo. Yuki se cubrió instintivamente, mientras el alienígena la protegía con su cuerpo. Entre el polvo y los escombros, la figura de Jetray apareció en la entrada, sus ojos llenos de determinación.
Jetray: ¡Yuki! —gritó mirando a su alrededor antes de fijarse en el alienígena. —¡Aléjate de ella! —rugió mientras se lanzaba hacia adelante, su cuerpo preparado para atacar.
Yuki: ¡Espera, Taiyo! ¡Detente! —gritó poniéndose entre ambos. —No es lo que piensas. Él no me está lastimando. Me trajo aquí por una razón.
Jetray se detuvo a regañadientes, su mirada alternando entre Yuki y el alienígena.
Jetray: ¿De qué estás hablando? Este tipo te secuestró. No podemos confiar en él.
Yuki: No lo entiendes... —respondió con la voz firme viendo a jetray volviendo ser taiyo —Hay algo más en esto. Él está tratando de comunicarse, de mostrarnos algo. Su hogar fue destruido, y creo que necesita nuestra ayuda.
Taiyo frunció el ceño, claramente dudando. Pero antes de que pudiera responder, el alienígena levantó ambas manos en un gesto pacífico y señaló el holograma detrás de ellos. La luz azul volvió a brillar, proyectando una imagen diferente: un gran objeto, como una nave o una estructura masiva, dirigiéndose hacia la Tierra.
Yuki y Taiyo intercambiaron una mirada de asombro.
Taiyo: ¿Qué significa esto...? —murmuró él, bajando un poco la guardia.
El alienígena emitió un sonido bajo, señalando el holograma y luego apuntando hacia Yuki una vez más, como si ella fuera clave para entender lo que estaba por venir.
Yuki miró al alienígena con una mezcla de incertidumbre y curiosidad.
Yuki: No entiendo lo que intentas decir... —murmuró, casi más para sí misma que para el ser metálico. Su tono era suave, reflejando la empatía que sentía, pero también la frustración de no poder descifrar su mensaje.
Taiyo cruzó los brazos y frunció el ceño mientras pensaba. Hasta que miro el Omnitrix
Taiyo: Espera, creo que puedo solucionar esto. Cortana, activa el traductor de especies, —ordenó, su voz resonante llenando la cueva.
De inmediato, la esfera en el centro del Omnitrix brilló con un tenue resplandor verde, y una voz electrónica respondió.
Cortana: Traductor de especies activado. Sincronización con idioma desconocido en proceso.
Un leve zumbido llenó el aire mientras el dispositivo intentaba descifrar los sonidos emitidos por el alienígena. El ser metálico inclinó la cabeza con curiosidad, sus ojos brillando con un destello de reconocimiento, como si supiera que estaban intentando entenderlo. Después de unos segundos, el zumbido cesó, y una voz clara, ligeramente mecánica, surgió del Omnitrix:
Kael'thor: Soy Kael'thor, último guardián del Nexus de Eridia. Mi raza son conocido como metanoid. Mi hogar... destruido. Busco refugio y advertirles del peligro que se aproxima.
Yuki dio un paso hacia adelante, sorprendida por la claridad de las palabras.
Yuki: ¿Advertirnos? ¿De qué estás hablando? —preguntó con urgencia, su voz reflejando tanto preocupación como intriga.
Kael'thor bajó la mirada, como si sus pensamientos lo llevaran a un lugar oscuro. Luego, extendió su brazo metálico hacia el holograma, enfocando un punto específico: un enorme objeto que parecía moverse hacia la Tierra.
Kael'thor: Devastador... una máquina viviente. Consume planetas y asimila su energía. Su llegada es inminente. Yo... escapé para advertirles, pero mi comunicación fue interceptada.
Esto hizo que ambos abriera los ojos por parte taiyo tenía ojos como platos donde literalmente era un devorador de mundos.
Taiyo: ¿Una máquina viviente que consume planetas? Eso no suena bien. ¿Por qué viniste aquí específicamente?
Kael'thor giró su mirada hacia Yuki, sus ojos volviendo a brillar con un tono suave.
Kael'thor: La energía del Nexus resonó con ella. Su esencia... compatible con la mía. Una conexión que podría salvar este mundo.
Yuki retrocedió ligeramente, sorprendida por las palabras.
Yuki: ¿Conmigo? ¿Qué significa eso?
Antes de que Kael'thor pudiera responder, un estruendo sacudió la cueva. Fragmentos de roca cayeron desde el techo, y un rugido metálico reverberó en el aire. El holograma parpadeó, y Kael'thor adoptó una postura defensiva. Taiyo rápidamente se giró hacia la entrada de la cueva.
Taiyo: ¡Algo viene! —exclamó, activando el Omnitrix para cambiar de alien.
Yuki miró a Kael'thor, quien parecía tan tenso como ellos.
Yuki: ¿Es el Devastador? ¿Ya está aquí?
Kael'thor negó lentamente.
Kael'thor: No. Cazadores... enviados para silenciarme. Quieren asegurarse de que no alerte a los suyos.
El estruendo de los cazadores acercándose resonaba cada vez más cerca. Taiyo miró su Omnitrix, su mirada decidida mientras seleccionaba a Gravattack. Un destello verde iluminó la cueva cuando su cuerpo se transformó en una esfera de roca y gravedad.
Gravattack: ¡Hora de nivelar el campo de batalla! —exclamó, mientras su voz grave y resonante llenaba el espacio. La energía gravitacional a su alrededor hacía que las pequeñas piedras comenzaran a flotar.
Yuki respiró profundamente, concentrándose. Su cuerpo comenzó a emitir una neblina helada, y el aire a su alrededor se volvió más frío. Sus poderes de Yuki Onna se manifestaron, cubriendo sus manos con un brillo cristalino.
Yuki: No sé quiénes sean esos cazadores, pero no voy a quedarme de brazos cruzados.
Kael'thor observó la transformación de ambos con una mezcla de admiración y confianza renovada.
Kael'thor: Su determinación... es fuerte. Esto será suficiente para enfrentarlos."
El primer cazador apareció en la entrada de la cueva. Su figura era alta y cubierta de un exoesqueleto metálico, con armas integradas que emitían un zumbido amenazante. Al detectar la presencia de Kael'thor, su visor rojo brilló intensamente, y un brazo se transformó en un cañón que disparó un rayo de energía directamente hacia ellos.
Gravattack: ¡Cuidado! —gritó extendiendo sus brazos y manipulando la gravedad para redirigir el rayo hacia el techo de la cueva. Fragmentos de roca cayeron, bloqueando parcialmente la entrada y ralentizando al cazador.
Otro cazador apareció por un costado, saltando ágilmente sobre las rocas. Yuki reaccionó rápidamente, extendiendo sus manos y liberando una ráfaga de hielo que formó una barrera cristalina. El cazador intentó romperla, pero la capa de hielo era demasiado resistente.
Gravattack: ¡Bien hecho, Yuki! —gritó mientras aumentaba la gravedad alrededor de un cazador, inmovilizándolo al suelo con un rugido ensordecedor.
Sin embargo, más cazadores comenzaron a aparecer, rodeando la entrada de la cueva. Kael'thor, comprendiendo la gravedad de la situación, se posicionó frente a Yuki y Taiyo.
Kael'thor: Debemos salir de aquí. Su número es demasiado grande para enfrentarlos en este espacio limitado."
Taiyo asintió, usando su poder gravitacional para levantar un enorme fragmento de roca y lanzarlo hacia un grupo de cazadores, creando una distracción.
Gravattack: ¡Salgamos antes de que nos superen!
Yuki liberó una ola de frío para cubrir su retirada, congelando el suelo bajo los pies de los cazadores, haciéndolos resbalar y perder el equilibrio. Mientras tanto, Kael'thor proyectó un escudo energético para proteger al grupo mientras corrían hacia la salida alternativa que él había detectado en la cueva.
Al salir al bosque, los tres se detuvieron un momento para recuperar el aliento. El ambiente estaba tenso, pero el aire frío de la noche ayudaba a calmar sus nervios. Kael'thor se volvió hacia ellos.
Kael'thor: Gracias. Sin su ayuda, no habría tenido oportunidad contra tantos."
Taiyo, aún en su forma de Gravattack, golpeó una roca flotante con confianza.
Taiyo: ¡No fue nada! Pero esto no ha terminado. Esos cazadores volverán.
Yuki miró al alienígena con seriedad.
Yuki: Si esto es por el Devastador que mencionaste, necesitamos un plan. No podemos solo seguir huyendo.
Kael'thor asintió lentamente.
Kael'thor: Hay una forma de enfrentarlo. Pero necesitaremos más aliados... y el poder que he visto en ambos será clave.
Taiyo y Yuki intercambiaron miradas. Sabían que lo que enfrentaban era más grande de lo que podían imaginar, pero también sabían que no podían rendirse.
Gravattack: Está bien —dijo finalmente—. Pero primero necesitamos asegurarnos de que esos cazadores no nos sigan.
Yuki asintió, su expresión determinada.
Yuki: Estamos contigo. Esto no ha terminado todavía.
El sonido de los disparos y explosiones resonaba detrás de ellos mientras los cazadores seguían su persecución implacable. Taiyo, en su forma de Gravattack, flotaba en el aire, rodeado por un campo gravitacional que hacía girar los ataques de los cazadores a su alrededor como si fueran planetas orbitando una estrella.
Gravattack: ¡¿Eso es todo lo que tienen?! —gritó su voz resonando con fuerza. Con un movimiento repentino, desvió los ataques giratorios y los devolvió con una fuerza increíble. Las explosiones iluminaron el bosque mientras los cazadores eran forzados a cubrirse.
Kael'thor, cargando a Yuki con firmeza pero con cuidado, miró hacia Gravattack.
Kael'thor: Tu habilidad es impresionante, pero debemos irnos. No podremos contenerlos para siempre.
Taiyo asintió, formando una sonrisa confiada mientras se transformaba en una esfera compacta.
Gravattack: ¡Suban! ¡Nos vamos de aquí!
Kael'thor no perdió tiempo. Con un salto ágil, subió sobre Gravattack, asegurándose de que Yuki estuviera bien posicionada. Ella se aferró a Kael'thor con una mezcla de preocupación y determinación mientras el alienígena miraba hacia atrás, vigilando a los cazadores.
Gravattack comenzó a girar, creando una vibración poderosa que levantó polvo y hojas del suelo. Luego, con un impulso masivo, se disparó hacia adelante como un meteoro flotante, alejándose rápidamente del peligro. Los cazadores intentaron seguirlos, pero los restos de sus propios ataques y el terreno irregular del bosque los retrasaron.
Mientras volaban a través del aire, Yuki miró hacia abajo, viendo cómo el paisaje del bosque pasaba rápidamente debajo de ellos. Aunque el miedo intentaba apoderarse de ella, se concentró en la sensación de frío reconfortante que emanaba de sus manos, un recordatorio de que no estaba indefensa.
Yuki: Gracias por esto, Taiyo —dijo, su voz apenas audible por el viento.
Gravattack: ¡No hay de qué! —respondió su tono lleno de determinación—. ¡Esto no es solo por ti o por Kael'thor! ¡Es por todos los que podrían estar en peligro si esos cazadores siguen sueltos!
Kael'thor miró al frente, sus ojos mostrando un destello de gratitud.
Kael'thor: Estamos cerca de una zona segura. Hay un antiguo refugio no muy lejos de aquí. Allí podremos planear nuestra próxima jugada.
Con esa promesa en mente, Gravattack aceleró, dejando atrás el sonido de los cazadores. Pero en el fondo, los tres sabían que esto era solo el comienzo de algo mucho más grande y peligroso.
Gravattack comenzó a descender lentamente, su forma flotante girando suavemente hasta que aterrizó en una pequeña y despejada área rodeada de árboles altos. En el centro de la zona, oculto entre la maleza y parcialmente cubierto por el tiempo, se encontraba lo que parecía la entrada a una cueva. Sin embargo, al mirar más de cerca, Yuki pudo notar detalles metálicos y formas que no pertenecían al paisaje natural.
Yuki: ¿Qué es este lugar? —preguntó con curiosidad y cautela mientras se bajaba del alienígena rocoso.
Kael'thor, caminando hacia la entrada, hizo una pausa y miró a ambos.
Kael'thor: Este es el lugar donde mi nave se estrelló cuando llegué a este planeta, hace años. Pensé que estaba perdida para siempre, pero algo me decía que debía regresar aquí.
Yuki observó el lugar con asombro, sus ojos recorriendo las formas geométricas que apenas sobresalían del suelo.
Yuki: ¿Tu nave?
Kael'thor: Como sabes mi hogar ya no existe y dudó que otra raza quiera convivir con otras especies, simplemente quiero tener algo por lo menos donde vivir.
Gravattack dejó escapar un sonido similar a un gruñido mientras regresaba a su forma humana. Taiyo se estiró, observando la estructura con atención.
Yaito: Supongo que entiendo esa parte tuya- menciono tranquilo, pero de la nada el Omnitrix empezó a escanear a Kael'thor.
"ADN metanoid ha sido registrado"
Taiyo: Genial un nuevo alien.
Kael'thor: Sabes tengo curiosidad sobre tu aparato que tienes.
Taiyo: Sé llama Omnitrix pues básicamente resumiendo me permite transformarme en cualquier alienígena, pero además ayudar a perseva la muestras de especie ya extinta y podré crea de nuevo vida o algo así.
Esto soprendio a Kael'thor no esperando que un aparato así existiera, pero de que podría que su gente pudiera volver aún de daba esperanza.
Taiyo: Mira intentare reparar tu nave, No prometo nada, pero echaré un vistazo. Si hay una forma de arreglarla, la encontraré.
Kael'thor asintió agradecido.
Kael'thor: Voy a verificar los daños en el sistema principal. Mientras tanto, pueden descansar. Este lugar está protegido; no deberíamos tener problemas por ahora.
Kael'thor se adentró en la cueva, dejando a Taiyo y Yuki afuera. El silencio que quedó entre ellos era palpable, roto solo por el susurro del viento y los sonidos lejanos del bosque. Taiyo se sentó en una roca cercana, mirando a Yuki.
Taiyo: ¿Qué piensas? —preguntó su tono tranquilo, pero con un dejo de preocupación.
Yuki se encogió de hombros, cruzando los brazos mientras evitaba su mirada.
Yuki: No lo sé. Esto es mucho para asimilar... alienígenas, naves espaciales, cazadores. Parece salido de una película. —Hizo una pausa, su voz bajando un poco—. Pero también... pienso en lo que dijiste antes, cuando peleabas con ese alien. Sobre proteger a todos.
Taiyo frunció el ceño, inclinándose un poco hacia adelante.
Taiyo: Yuki, siempre lo he dicho en serio. No importa si es un yokai, un alienígena o cualquier cosa entre medio. Si alguien está en peligro, yo estaré allí.
Yuki lo miró finalmente, sus ojos reflejando una mezcla de emociones.
Yuki: Eso lo sé. Pero... a veces siento que pones todo el peso del mundo sobre tus hombros. ¿Y quién te protege a ti, Taiyo?
La pregunta lo tomó por sorpresa. Taiyo parpadeó, luego sonrió con suavidad.
Taiyo: Supongo que no lo había pensado. Pero tengo a personas como tú, Hana y ahora incluso a Kael'thor. Eso es suficiente para mí.
Taiyo observó a Yuki mientras el silencio se extendía entre ellos. El viento susurraba entre los árboles, y la tranquila atmósfera del lugar contrastaba con la tensión en el aire. Finalmente, Taiyo rompió el silencio, su tono directo pero con un matiz de preocupación.
Taiyo: Oye, Yuki... he notado que has estado actuando rara estos días. ¿Qué está pasando?
Yuki parpadeó, sorprendida por la pregunta directa. Por un momento, pareció buscar una respuesta, pero en lugar de enfrentarla, desvió la mirada.
Yuki: No es nada, de verdad. Todo está bien. Solo he estado... distraída, supongo. —Su voz sonaba forzada, y aunque intentaba sonar despreocupada, era evidente que algo la estaba afectando.
Taiyo entrecerró los ojos, cruzando los brazos mientras la miraba.
Taiyo: ¿De verdad? Porque no pareces la misma. Yuki, no puedes simplemente evitarlo. Sea lo que sea, tienes que enfrentarlo de frente.
Las palabras de Taiyo la hicieron detenerse. Bajó la mirada al suelo, apretando los labios mientras sus manos se cerraban en puños a sus costados. Finalmente, dejó escapar un suspiro largo, como si liberara parte del peso que llevaba encima.
Yuki: Es... una carta —confesó en voz baja, apenas audible.
Taiyo frunció el ceño, inclinándose un poco hacia ella.
Taiyo: ¿Una carta? ¿De qué estás hablando?
Yuki finalmente levantó la vista, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y confusión.
Yuki: Es una oferta... para irme al extranjero. Una oportunidad para estudiar y vivir en otro país. Es algo que siempre había querido, pero... no sé si quiero dejar todo esto atrás. A ti, a Hana, al grupo... a todo.
Taiyo asimiló lo que escuchó, su expresión se suavizó mientras veía la lucha interna en el rostro de Yuki. Dio un paso hacia ella, colocándole una mano en el hombro.
Taiyo: Yuki, entiendo que esto te asuste. Pero también entiendo que esto es importante para ti. No puedes tomar una decisión basada solo en lo que crees que los demás quieren. ¿Qué es lo que tú realmente quieres?
Ella lo miró fijamente, sus ojos comenzando a humedecerse.
Yuki: No lo sé. Me siento atrapada entre lo que quiero y lo que temo perder.
Taiyo sonrió ligeramente, su tono alentador.
Taiyo: Entonces, piénsalo bien. Pero recuerda, no importa qué decidas, siempre tendrás un lugar aquí con nosotros.
Yuki dejó escapar una pequeña risa nerviosa, limpiándose rápidamente los ojos.
Yuki: Siempre dices las cosas de una forma tan sencilla, como si todo fuera fácil.
Taiyo: No lo es, pero alguien tiene que recordarte que puedes con esto —respondió con una sonrisa más amplia.
El momento quedó en pausa cuando ambos escucharon pasos provenientes de la cueva. Kael'thor reapareció, mirando a los dos con seriedad.
Kael'thor: He revisado los daños principales. La nave tiene más problemas de los que esperaba, pero hay algo que podríamos intentar... aunque necesitaré su ayuda.
Ambos se miraron, dejando a un lado sus pensamientos personales por el momento. Sin palabras, asintieron, listos para enfrentar el próximo desafío juntos.
La tensión en el ambiente era palpable. Los cazadores habían encontrado el escondite de Kael'thor y no se detendrían hasta capturarlo. Afuera, el bosque cobraba vida con el ruido de las explosiones y los gritos de órdenes entre los cazadores. Taiyo, transformado en ShockSquatch, estaba concentrado en la nave, mientras Yuki, junto a Kael'thor, se preparaban para mantener a raya a los enemigos.
ShockSquatch: ¡Yuki, confío en ti para darme tiempo! —exclamó mientras sus manos electrificadas comenzaban a trabajar en el núcleo de la nave, tratando de reactivarlo.
Yuki: ¡Entendido! —respondió Yuki, con determinación brillando en sus ojos.
Kael'thor asintió con un gesto de respeto.
Kael'thor: Cuidado, joven Yuki. Estos cazadores no se detendrán tan fácilmente.
Yuki salió de la nave, dejando que su energía como Yuki-onna comenzara a manifestarse. El aire a su alrededor se enfrió rápidamente, y el suelo bajo sus pies comenzó a congelarse. En segundos, los cazadores que se acercaban por el frente quedaron atrapados en una trampa de hielo, forzándolos a buscar otra ruta.
Yuki: ¡No tan rápido! —gritó mientras levantaba una barrera de estalagmitas de hielo para bloquearlos.
Sin embargo, los cazadores no eran amateurs. Usaron explosivos para romper las barreras, obligándola a retroceder momentáneamente. Desde el otro lado del campo, Kael'thor se unió a la defensa, utilizando su armamento personal para cubrir a Yuki. Disparos de energía y gritos resonaban mientras ambos se enfrentaban al grupo.
Dentro de la nave, ShockSquatch gruñía mientras enfocaba toda su electricidad en el núcleo dañado.
ShockSquatch: ¡Esto necesita más potencia! —rugió, aumentando la intensidad de las descargas.
El núcleo comenzaba a chispear y emitir un zumbido constante, señales de que el sistema estaba volviendo a la vida. Pero cada segundo que pasaba era crucial, y los cazadores seguían presionando.
Yuki: ¡Taiyo, rápido! —gritó mientras un disparo pasaba peligrosamente cerca de ella.
ShockSquatch cerró los ojos, reuniendo todas sus fuerzas antes de emitir una descarga masiva. Un relámpago dorado iluminó el interior de la nave, y el núcleo finalmente cobró vida, emitiendo un brillo constante.
Taiyo: ¡Lo logré! —exclamó jadeando mientras desactivaba el Omnitrix y regresaba a su forma humana.
Kael'thor, al escuchar el sonido del núcleo activo, retrocedió hacia la nave.
Kael'thor: ¡Suban ahora! ¡La nave está lista para volar!
Yuki conjuró una última ráfaga de nieve para cubrir su retirada. Corrió hacia la nave, Taiyo ayudándola a entrar mientras Kael'thor tomaba los controles.
Desde afuera, los cazadores se dieron cuenta de lo que sucedía y redoblaron sus ataques, disparando hacia la nave. Pero era demasiado tarde. El motor rugió, y en un instante, la nave se elevó rápidamente, dejando atrás el caos y los disparos.
En el interior, Yuki se dejó caer contra una pared, exhausta pero aliviada. Taiyo se sentó a su lado, respirando profundamente.
Taiyo: Eso fue... más cerca de lo que esperaba —comentó con una sonrisa cansada.
Yuki: Sí, pero lo logramos —respondió Yuki, esbozando una pequeña sonrisa mientras miraba por la ventana el bosque que se hacía cada vez más pequeño.
Kael'thor giró desde los controles, mirando a ambos.
Kael'thor: Gracias. Ambos demostraron un valor extraordinario. Pero esto apenas es el comienzo.
Ambos intercambiaron una mirada, sabiendo que el viaje que acababan de comenzar sería mucho más peligroso de lo que esperaban.
La atmósfera dentro de la nave estaba cargada de tensión tras las palabras de Kael'thor. El alienígena se giró desde los controles, con su mirada fija en Taiyo y Yuki.
—"Los cazadores no solo nos persiguieron para capturarme. Ahora que escapé, ellos informarán a Devastador. Él sabrá que estoy aquí, y eso significa que sabe de la Tierra."
Yuki frunció el ceño, abrazándose a sí misma mientras procesaba la información. —¿Qué pasará ahora?
Kael'thor suspiró, ajustando algunos comandos en la nave mientras los motores comenzaban a desacelerar.
Kael'thor: Devastador es un devorador de mundos intergaláctico.Se alimenta de la energia de la tierra hasta no deja ningún rastro. Deben estar preparados. Lo que enfrentaron hoy no es nada comparado con lo que vendrá.
Taiyo apretó los puños, intercambiando una mirada con Yuki. Ambos comprendían que lo que Kael'thor estaba diciendo era algo mucho más grande que ellos, pero sabían que no podían quedarse de brazos cruzados.
Taiyo: Entonces debemos empezar a prepararnos ahora —dijo con firmeza.
Kael'thor asintió, impresionado por su determinación.
Kael'thor: Eso es lo que esperaba escuchar. Pero no será fácil. Tendrán que volverse más fuertes, aprender a trabajar juntos y confiar en aliados que aún no conocen.
La nave comenzó a descender, aterrizando en una zona aislada, lejos de cualquier señal de civilización. La puerta principal se abrió con un leve siseo, dejando entrar el aire fresco del bosque que los rodeaba.
Kael'thor: Este es el lugar —anunció Kael'thor mientras caminaba hacia la salida, seguido por Taiyo y Yuki.
Una vez afuera, Yuki miró hacia el cielo, todavía asimilando todo lo que habían escuchado. Taiyo se volvió hacia Kael'thor, con una expresión de arrepentimiento.
Taiyo: Siento haberte atacado antes. No entendía lo que estaba pasando y solo quería proteger... lo que me importa.
Kael'thor lo observó por un momento antes de negar con la cabeza.
Kael'thor: No tienes nada de qué disculparte. Entiendo por qué lo hiciste. Protegías tu hogar, y yo habría hecho lo mismo. Pero ahora que conoces la verdad, tu desafío será aún mayor.
Yuki dio un paso hacia adelante, su voz tranquila pero decidida.
Yuki: ¿Y tú? ¿Qué harás ahora?
Kael'thor miró hacia la distancia, su expresión seria.
Kael'thor: Repararé mi nave completamente y me prepararé para lo que viene. Cuando Devastador llegue, necesitarán toda la ayuda que puedan obtener. Hasta entonces, deben mantenerse fuertes, juntos, y listos para lo que enfrentarán.
Con esas palabras, Kael'thor regresó a su nave, que lentamente comenzó a elevarse una vez más. Taiyo y Yuki observaron en silencio mientras desaparecía en el cielo, dejando solo un leve zumbido como recuerdo de su presencia.
Taiyo rompió el silencio, mirando a Yuki.
Taiyo: Esto no será fácil, pero no pienso retroceder.
Yuki lo miró, asintiendo con una leve sonrisa.
Yuki: Yo tampoco. Por muy difícil que sea, enfrentaremos esto juntos.
Ambos comenzaron a caminar de regreso, conscientes de que sus vidas habían cambiado para siempre y que el verdadero desafío estaba aún por venir.
Mientras caminaban por el sendero del bosque, Taiyo se detuvo y miró a Yuki con una mezcla de preocupación y firmeza en su rostro.
Taiyo: Oye, Yuki... —comenzó, su tono más suave de lo usual—. Antes de todo este lío, estábamos hablando de esa carta.
Yuki bajó la mirada, jugueteando con sus dedos. El tema volvía a su mente como una espina que no podía ignorar. Finalmente, suspiró con tristeza.
Yuki: No sé qué hacer, Taiyo. Antes, pensaba que irme era una oportunidad increíble, algo que debía aprovechar. Pero ahora... después de todo esto, después de lo que Kael'thor dijo... —hizo una pausa, su voz quebrándose un poco—. ¿Cómo podría irme cuando sé que algo tan grande está por venir?
Taiyo cruzó los brazos, observándola detenidamente. No era el tipo de conversación que solía tener, pero sabía que no podía ignorar lo que sentía su amiga.
Taiyo: Yuki... no puedes dejar que el miedo te haga decidir. ¿De verdad quieres quedarte solo porque tienes miedo de lo que podría pasar si no estás aquí?
Yuki lo miró sorprendida, pero Taiyo continuó.
Taiyo: Mira, entiendo que todo esto es mucho, pero... si decides quedarte, que sea porque realmente quieres estar aquí. No porque pienses que no puedes confiar en Hana, en mí, o en los demás para cuidar de las cosas mientras no estás.
Ella apretó los labios, las palabras resonando en su mente.
Yuki: No es solo eso, Taiyo... —admitió en un susurro—. Allá, no tendría a nadie como ustedes. ¿Qué pasa si nunca encuentro a alguien que me entienda como tú y Hana lo hacen? Aquí, al menos sé que no estoy sola.
Taiyo la miró fijamente, sus ojos reflejando una mezcla de compasión y determinación.
Taiyo: Yuki, no importa dónde estés, siempre vamos a estar aquí para ti. Hana y yo... somos tus amigos, y eso no cambia porque te vayas o te quedes. Y si decides irte, eso no significa que no puedas regresar, ¿sabes?
Yuki dejó escapar una leve risa, aunque todavía tenía los ojos algo húmedos.
Yuki: Siempre encuentras la forma de decir las palabras correctas, ¿verdad?
Taiyo se encogió de hombros con una sonrisa.
Taiyo: Es uno de mis talentos secretos.
El momento de calma fue interrumpido por el sonido de los árboles moviéndose a lo lejos, recordándoles que aún no habían regresado completamente a la normalidad. Sin embargo, Yuki se sentía un poco más ligera, aunque aún indecisa.
Yuki: Supongo que todavía tengo tiempo para pensar, ¿no?
Taiyo: Mucho tiempo, —respondió mientras ambos continuaban su camino. —Pero no te tortures con esto sola, ¿de acuerdo? Siempre puedes hablar conmigo o con Hana.
Yuki asintió, agradecida. Aunque las respuestas aún no estaban claras, sabía que no tendría que enfrentarlas sola.
En el vasto e insondable vacío del espacio, un ser colosal navegaba entre los confines del universo. Su cuerpo metálico brillaba con una luz maligna, reflejando un fulgor verde y púrpura que contrastaba con la negrura infinita del cosmos. Cada uno de sus movimientos hacía que los asteroides cercanos se desintegraran bajo su energía destructiva. Su nombre resonaba en las leyendas de innumerables mundos que habían caído antes: Devastador.
Mientras se desplazaba, impulsado por un reactor de antimateria en su núcleo, los sistemas de su cuerpo emitían una pulsante vibración que alteraba el equilibrio gravitacional a su alrededor. Sus sensores, avanzados más allá de la comprensión humana, estaban enfocados en un solo destino: la Tierra.
Dentro de su interior, una cacofonía de voces digitales y analógicas resonaba. Eran los ecos de las civilizaciones que había consumido, guardadas como fragmentos de datos en su memoria infinita, gritando en un sufrimiento eterno. Para él, estos ecos no eran más que trofeos de su triunfo.
De repente, una proyección holográfica emergió desde su pecho, mostrando la imagen del planeta azul. La Tierra parecía minúscula e insignificante en comparación con su inmensa forma. Sin embargo, dentro de esa esfera se encontraba algo que Devastador codiciaba: una fuente de energía única que había detectado a través de las dimensiones, una vibración que resonaba con la chispa que alimentaba su núcleo.
—Objetivo primario identificado. —Su voz resonó como un trueno cósmico—. Energía primaria localizada. Planeta designado: Tierra. Protocolo de extracción activado.
Su velocidad aumentó exponencialmente, y su colosal cuerpo rompió la barrera de los agujeros negros que orbitaban cerca. Mientras avanzaba, su presencia activaba sistemas de defensa en mundos cercanos. En uno de ellos, una flota de naves de combate intentó interceptarlo, disparando rayos de energía y misiles de alto poder destructivo.
Sin siquiera detenerse, Devastador extendió uno de sus brazos mecánicos y creó un campo gravitacional inverso. Las naves fueron aplastadas como si fueran simples juguetes, y sus restos fueron absorbidos hacia su núcleo.
—Resistencia inútil. Ingestión completada.
Mientras continuaba su marcha implacable, las estrellas parecían apagarse a su paso. Nada podía detenerlo. Su llegada a la Tierra era inevitable, y su propósito era claro: consumir el planeta y devorar toda forma de vida que habitara en él.
En la Tierra, lejos de los ojos humanos, un antiguo artefacto alienígena enterrado en las profundidades comenzó a emitir señales de advertencia. Su activación despertó a fuerzas que habían estado dormidas por eones, preparándose para la llegada de una amenaza como Devastador. La batalla por la supervivencia del mundo estaba a punto de comenzar.
Continuará............
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