12 de Agosto 1980

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Kim Taehyung, un chico de lentes y timidez palpable, se movía con cautela entre los alfas de su escuela. A pesar de ser un atractivo omega con un dulce aroma a galletas, parecía invisible para sus compañeros. 

"La edad para encontrar a tu pareja destinada es a partir de los 15 años, pero Taehyung, ya casi con 17, aún no había encontrado la suya". 

Perdido en sus pensamientos, no se percató de la aproximación de otro omega, de cabello rosa y aroma a fresas.

— ¡Tae , Tae! — gritaba eufórico el chico.

— ¡Jimin! — respondió Taehyung, correspondiendo al abrazo efusivo. Habían sido amigos inseparables desde el jardín de infantes.

— Te extrañé mucho, fueron unas largas vacaciones eternas — comentó frotando su mano en la cabeza de Taehyung, provocando risitas en ambos.

— Yo también te extrañé — suspiró emocionado. — ¿Ya tienes alfa o algo así? — preguntó mientras caminaban por el pasillo hacia su salón. Ambos habían quedado en la misma clase, una coincidencia que consideraban afortunada.

— Mmmm... Taemin es demasiado rudo para mi gusto, además huele mal, como a cebollas — susurró y hizo una mueca de asco.

— Ya veo — rió en voz baja.

— ¿Y tú, Taehyung? ¿Has probado con alguno de tu barrio? — preguntó Jimin, negando con la cabeza el mencionado.

— Oh... eso es malo para ti. ¿Puede que no tengas destinado o que seas beta? — habló en voz alta. y Taehyung nervioso, le tapó la boca rápidamente.

— No, no, no. Claro que soy omega. Me hice la prueba cuando cumplí 15 años — recordó aquel momento con temor. Le tenía pavor a las agujas y habían tenido que sacarle sangre para determinar su posición. En aquel momento se había limitado a llorar como un bebé.

— Puedo presentarte a algunos alfas, Oh simplemente esperar, como dice mi abuelita, "más vale tarde que nunca" — dando motivación a su amigo preocupado de que aún no tuviera pareja.

— Gracias, Jimin, opino lo mismo por ti. Espero que este año encuentres a tu alfa dorado — ambos se sonríen mutuamente entrando al salón donde se sentaron en sus butacas.

El profesor llegó con una sonrisa deseándoles buenos días, comenzando hablar sobre la materia que impartiría. A Taehyung no le importaba mucho , él preferiría las clases de música que las matemáticas, odiaba los cálculos y las integrales.

A punto de cerrar los ojos, el sonido de la puerta al ser golpeada lo sobresaltó. Alzó la mirada y observó a un chico sudado, de pelo negro y ojos cafés, con la vestimenta algo desarreglada.

— Lo siento mucho profesor, el autobús no llegó y tuve que venir corriendo como pude — respondió el chico tratando de recuperar el aliento.

— Que sea la última vez que vuelva ocurrir joven siéntese al lado del compañero de la esquina — el profesor le señaló y el chico asintió colocando su mochila junto al castaño.

Taehyung no pudo apartar la mirada del chico nuevo. Tenía curiosidad por saber si era alfa u omega; posiblemente fuera omega debido a sus facciones delicadas y su aroma a fresas con chocolate combinado con otro aroma que no lograba distinguir.

Transcurriendo las horas, este se convirtió en un nuevo caso de misterio para Kim Taehyung. Llegando la hora del receso, ambos mejores amigos caminaron hacia el comedor, mientras el chico misterioso se sentaba apartado de los demás.

Inquieto le preguntó a Jimin un gran experto en alfas y omegas. — ¿Oye Jimin, crees que el nuevo sea omega?

— Mm... No lo sé, ¿Por qué? — le respondió, mientras daba un sorbo a su bebida.

— Solo me dio curiosidad — destapó el tupper de su mamá y vio la deliciosa comida de arroz con ensalada.

— Claro, y ¿no deberías hablar con él? Está solo, puedes aprovechar para hacerlo nuestro amigo — le guiñó el ojo y este solo agachó la cabeza con timidez.

— No deseo incomodarlo en su primer día — se rascó la nuca, era algo tímido en ese aspecto cuando se presentaba a gente desconocida.

— Oh vamos Tae, el que no arriesga no gana. Ve, anda — se levantó e intentó jalar de la mano a su amigo.

— Bueno, pero... ¿Tú te quedarás solo? — tomó su tupper y lo cerró. Jimin era demasiado insistente; claro justificando que siempre había sido el mimado de su familia.

— No me quedaré del todo solo. Sentí un olor a menta con un toque de miel cerca de aquí — sonrió de forma coqueta.

— Bien entonces lo haré solo, nos vemos Jimin.

— Adiós, suerte — alzó su mano y se fue poco a poco.

Al acercarse su corazón palpitaba demasiado, era como si estuviera en un lugar muy frío a -3 grados bajo cero, era inexplicable lo que sentía, pero con mucho valor tocó el hombro del desconocido y habló seguro de sí.

— Hola, mi nombre es Kim Taehyung. Un gusto, ¿puedo comer contigo? — preguntó con su voz temblorosa y llena de nerviosismo. Sus ojos estaban llenos de una mezcla de curiosidad y ansiedad, mientras esperaba la respuesta del chico frente a él.

El pelinegro se quedó en silencio unos segundos, su mirada se encontró con la de Taehyung. En ese momento, el tiempo pareció detenerse. El bullicio del comedor se desvaneció en un murmullo lejano, y todo lo que quedaba era la tensión palpable entre ellos.

Y luego, finalmente habló.

— Hola Taehyung, mi nombre es Jung Hoseok.

Las palabras resonaron en el aire, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos. Fue como si una corriente eléctrica hubiera recorrido el cuerpo de Taehyung. Un sentimiento de alivio y emoción lo inundó, una explosión de flores y colores.

En ese momento, Taehyung no lo sabía, pero pronto ese encuentro marcaría el inicio de algo nuevo y emocionante en su vida.

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