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Aristóteles estaba en la sala, mirando directamente al suelo, entonces escuchó la puerta de su cuarto abrirse y posteriormente cerrarse.
- Temo...- Habló el rizado, pero Temo lo ignoró.
Aris se quedó en silencio viendo a Temo ver el celular, el rizado sintió una oleada de culpa viendo que los golpes de Temo aún eran visibles.
Los golpes que el le había causado.
- Por favor no me ignores- Dijo Aris.
- ¡Ya me voy!- Gritó Temo.
- ¡Si Temo!-
Entonces Aris escuchó la voz de Diego, la cual también sonaba algo dolida.
Entonces Temo se fue.
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